Hola Lectores. La última actualización fue en Octubre y desde ese entonces me puse a trabajar en el último capitulo. Fueron 3 meses (Diciembre no lo cuento por ser mis vacaciones) Y después de re ediciones, está terminado...finalmente el capitulo final esta listo y antes del capitulo, quiero darles las gracias a todos los que lo han seguido.

De verdad muchas gracias por el apoyo, paciencia y todo, ustedes alimentan la trama y me motivan a continuar. De verdad muchas gracias y ahora sí...a darle

Sailor Moon le pertenece a Naoko Takeuchi y no lo hago para ganar dinero y esas cosas, solo para fines no lucrativos valga la redundancia.


Relámpago Oscuro

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Capítulo 30: Júpiter

-Palacio de Imperia Júpiter-

La noche eran frías pero a la vez tranquilizantes y más para el imperio del Relámpago Negro, el gran imperio formado en tan solo cinco años. En los calabozos del castillo, bien custodiados por los guardias, se encontraba en una celda especial, encadenada de sus muñecas y tobillos, con una mera túnica para cubrirla…

-¿Dónde estoy?- La mujer de cabellera verde azulada movía sus cadenas lentamente, recuperando la respiración y abriendo sus hermoso ojos azules lentamente, viendo el suelo de la celda de forma borrosa. No sabía que estaba ocurriendo.

-Mi cuerpo me duele.- Sentía que sus brazos, piernas, cuello y espalda le dolían, como si un tráiler hubiera pasado por encima de ella. Levantó su cabeza para mirar la pequeña ventana que había y ver lo rayos lunares pasar por la rejilla de la ventana, poco a poco su mirada se aclaró y finalmente vio el panorama en el que estaba.

-¿Qué es este lugar?- Michiru volteó a ver la celda, no había mucho la verdad, únicamente la puerta que separaba lo que pasaba dentro de su prisión con lo que pasaba afuera. En eso, la antigua Sailor Scout notó su cuerpo completamente cálido, la respiración suave, los latidos de su corazón. La sorpresa fue tan grande mirando sus muñecas y sus tobillos sintiendo el acero de las esposas, duras y frías, pero al final sentía algo.

-¿Estoy viva?- Al momento que Michiru se dio cuenta pudo escuchar como la puerta se abría lentamente, escuchando las botas metálicas caminar al interior, dejando entrar el aire frío y dejando ver una cabellera castaña. Michiru quería saber quien la había revivido y aprisionado.

-Por ahora Michiru.- La emperatriz había arribado, cerrando la puerta con un relámpago pequeño, la luz de la luna que entraba por la ventana revelo del rostro de Imperia Júpiter y al momento que Michiru la vio, empezó a sentir frío en su cuerpo.

-¿Makoto? Es imposible…- La mujer ojiazul trató de mover más las cadenas con todas sus fuerzas pero estas no eran ni la mitad de su fuerza, Makoto se acercó mostrando un aura siniestra pero calmada, tomando una de las cadenas que aprisionaban las manos de la antigua Sailor Scout de Neptuno.

-Ni trates de luchar Michiru, estas cadenas te mantendrán donde yo quiero.- La castaña le gustaba sentir el frío de las cadenas y su mirada se enfocó a la ventana donde podía ver la luz de la luna o más bien múltiples lunas que se podían ver en el cielo del planeta.

-¿Es hermosa no lo crees?- Makoto no prestó atención a Michiru por el momento mientras la prisionera seguía moviendo sus cadenas pero sin éxito algunos. -Las tres lunas en Litais son las más hermosas en la galaxia Kino.

-¿Galaxia Kino? ¿Litais?- Michiru estaba preguntándose muchas cosas mientras Makoto admiraba las lunas, para luego ponerse frente a frente a la mujer de cabello verde agua.

-Debes estar muy confundida pero no te preocupes, yo te explicaré lo que sucede Michiru. Estamos en mi palacio en mi planeta hogar, Litais, el corazón de la galaxia Kino y del Imperio del relámpago negro y ante tus ojos, se encuentra su emperatriz.- La voz llena de orgullo de Makoto podía expresar su punto. Michiru pudo ver la gran armadura que poseía, el símbolo de Júpiter en tonos de verde oscuro y la expresión facial de la castaña, completamente distinta. Ella ante los ojos de Michiru no era Makoto Kino.

-Ante ti…Esta Imperia Júpiter.- Varios relámpagos negros cubrieron a Makoto para demostrar su punto. Michiru de repente tuvo un fuerte dolor de cabeza, invadiendo su mente con violencia y la herida estaba más que fresca. Los recuerdos de la batalla en la capital, lo que tuvieron que hacer para poder enfrentarla en el pasado y como ella fue la victima al morir por salvar a Haruka.

-Esto tiene que ser una pesadilla, no puedes ¡Qué has hecho! ¡Donde están todas! ¡Donde esta Serena! ¡Donde esta Haruka!- La ojiazul forcejo a más no poder con tal de saber que pasaba, mientras Makoto sonreía al ver la desesperación en la que estaba sumida Michiru.

-Lo sabrás pronto pero por el momento, yo quiero algo que tú tienes y que muerta no me iba a servir.- La mano de Makoto se posó en el pecho de Michiru liberando energía para que la antigua Sailor Scout de Neptuno pudiera sentir el dolor de su poder nuevamente pero no bajaría la guardia ni desviaría la mirada.

-Tu poder como Sailor Neptune.- La respuesta de la castaña de alguna forma no le sorprendió a Michiru pero el hecho de que la reviviera si era algo sorprendente.

-Tú eres la clave para abrir la puerta del tiempo de Setsuna.- Makoto no era tonta y fue directo al grano, Michiru solo desvió la m irada apretando sus puños y tensando más su cuerpo.

-¿Yo? ¿Qué te hace creer eso? – Preguntó de forma retadora la ojiazul, ella no se iba a dejar intimidar.

-No mientas, yo sé que tú y las demás Sailor Scouts del sistema exterior hicieron un poder vinculado para evitar que si a Setsuna le pasará algo la puerta del tiempo no estaría comprometida. – Makoto tenía la información, todo estaba a su favor y Michiru se puso más furiosa que nunca.

-¡Mientes!- Forcejeó con todas sus fuerzas mientras Imperia Júpiter se alejó un poco de ella sin despegar su mirada en el intento de liberarse de sus cadenas pero como todos: Siempre hay un as bajo la manga.

-¿Eso crees? He aquí mi prueba.- Con solo mover la mano, la emperatriz hizo aparecer por medio de un relámpago transportados a una persona más y una que conocía a la perfección Michiru, al ver su cuerpo caer pesadamente completamente esposada y sin sus poderes, su cuerpo cansado y su traje de Sailor Scout roído.

-¡Setsuna!- El miedo se volvía real en Michiru, ver a la guardiana del tiempo en un estado deplorable que trataba de levantarse con lo poco que le quedaba.

-¿Michiru?- Setsuna trató de jalar aire, sus costillas eran un dolor constante y su herida en su pecho apenas cicatrizaba, pensó que iba a morir en ese instante pero no supo quién él cuchillo en la celda pero podía sentir alivio al menos.

-¿No es lindo? Una reunión familiar en el calabozo.- Makoto caminó alrededor de Setsuna y con una sonrisa maliciosa, posó su pie en la espalda de la guardiana del tiempo con fuerza para evitar que hiciera algo. Setsuna aguantó el dolor mirando de reojo a Michiru forcejeando.

-¿Cómo es posible?- Musitó la mujer de cabello verde oscuro pero algo pasó en ese instante, la piedra fantasma apareció del pecho de Michiru, acumulando energía a pasos agigantados y luego liberó múltiples rayos en el cuerpo de la prisionera.

-¡Ah! ¡Basta! ¡Por favor!- Michiru empezó a gritar de forma desesperada, por más que trataba de forcejear y gritar, los rayos eran más fuertes y la piedra fantasma se alimentaba del dolor de la ojiazul.

-¡Michiru! ¡Ya basta Makoto! ¡Déjala!- Setsuna estaba impotente por no actuar y salvarla, aunque le gustaba ver sufrir a quien consideraba sus amigas prefirió "parar" el castigo de Michiru, alejando los rayos y con la piedra fantasma reposando, dejando reposar a su "portadora" por ahora.

-Todo es gracias a la piedra fantasma que esta incrustada en su pecho. Gracias a la gema, Michiru está viva, todo con un precio.- Explicó Makoto, aunque con brevedad, la función de la piedra fantasma mientras Michiru por fin sentía alivio tras el "castigo" propinado por Makoto.

-Las dejaré a solas para que se hablen pero al amanecer, todo lo que he planeado en cinco años por fin se convertirá en realidad.- Con un relámpago de menor intensidad y tamaño hizo que las esposas de Setsuna se liberaran, como si quisiera probar algo en dejar libre a la guardiana del tiempo.

-Y pronto mi venganza será cumplida.- Makoto dio la vuelta, ignorando a las dos Sailor Scouts del sistema exterior y que al menos pudieran levantarse el ánimo mutuamente.

-No es ninguna venganza lo que quieres consumar.-Al momento que la emperatriz abrió la puerta de la celda para salir, puedo escuchar la voz de Setsuna quien se levantaba aun con todo el castigo recibido en el pasado.

-Solo te estas lastimando a ti misma, tú mismo dolor, tu misma pena, tu misma alma que sangra seguirá contigo porque nunca pudiste superarlo. – La guardiana del tiempo se levantó aun cuando las piernas le temblaban y le pensaban, confrontando a Imperia Júpiter pero esto no le haría una gracia a la castaña, quien empezó a mostrar una expresión de enojo, apretando los puños.

-Cállate.- La voz de la emperatriz podía helar la sangre de cualquiera de sus soldados pero no funcionaba en Setsuna.

-Nunca pudiste afrontar la cruel realidad a la que estabas enfrentando, nunca pudiste encararla.- La guardiana del tiempo jalaba aire para poder hablar, Makoto se volteó lentamente y ver a los ojos de Setsuna, una mirada demoniaca que liberaría las puertas del infierno.

-Setsuna.- Michiru veía aquel momento con autentico temor, la valentía de Setsuna era impresionante pero Makoto sentía que iba a explotar en cualquier momento.

-¡Nunca pudiste aceptar que Ami amaba a Ryo, incluso el día de su funeral!- Aquellas palabras lapidarias y contundentes de Setsuna llegaron la subconsciente de la castaña, provocando que los recuerdos de ver a Ami enamorada de Ryo, besándose, abrazándose y expresando su amor. La castaña apretó los dientes, buscando calmarse pero el fantasma de los celos yacía sobre ella y Setsuna por más que parecía suicida, no parecía quitar el dedo del renglón.

-¡Tu amor por ella es obsesión! ¡Tú no la amas! ¡Tú la quieres poseer!- La Sailor Scout de Plutón lo gritó a los cuatro vientos, haciendo que Makoto se quedara parada sin hace nada, Michiru notó que el rostro de la castaña permanecía estático y el poder del relámpago negro volvía a emerger en la emperatriz.

-¡Makoto o Imperia no importa cómo te llames! ¡Ami Mizuno jamás va a amarte!

Los relámpagos oscuros fueron directamente al cuerpo, Michiru vio con horror aquella escena mientras Makoto no parecía ceder, lanzando más relámpagos con todo su poder, el símbolo de Júpiter en su frente apareció brillando en luz verde y sus ojos rojos brillaban con intensidad. Estaba más que desatada y su furia era poderosa.

-¡Cállate!- Makoto estaba fuera de sí, no le importaba ya sí Setsuna vivía, quería hacerla sufrir, que implorara por su vida y le rogara. Los gritos de la guardiana del tiempo eran agonía total.

-¡No vuelvas a mencionar su nombre como si nada! ¡Nunca!- Makoto lanzó más y más rayos, complacida de ver a Setsuna aguantar y sufrir el daño, el poder era tan grande que podía hacer vibrar a la tierra, los guardias no quisieron entrar y solo escuchaban los gritos de dolor de Setsuna. Michiru no podía soportarlo más.

-¡Ya basta Makoto! ¡Por favor!- Trató de liberarse la ojiazul pero Makoto estaba más que perdida en su ambición de poder. Seguía torturando a Setsuna para que la cortina de la muerte la cubriera. Pero cuando parecía que la hora final de la guardiana del tiempo se acercaba, algo dentro de Makoto empezó a detener sus ataques, sus brazos empezaban a bajar lentamente…sorprendiéndola.

-No…detente…no hay que hacerlo.- Una voz le susurró al oído a Makoto y aunque pudo oírlo, no quería dejar de atacar a Setsuna. Pero cuando intensificaba sus relámpagos, estos se apagaron de inmediato y a la emperatriz sintió un leve mareo, haciendo que se desbalanceara y se recargara en la pared de la celda.

-No…no debo hacerlo…Ella solo quiere ayudarme.- La castaña empezó a hablar sola, sujetando su cabeza por el fuerte dolor que le estaba provocando, dejando a Setsuna y a Michiru sorprendidas.

-¡No! ¡No dejare que me engañen de nuevo! ¡No de nuevo!

-¡Ah! ¡Ya déjame! ¡Déjame por favor!

-¡Por favor!

-¡Setsuna!

-¡Detente!

Makoto cayó de rodillas tratando de pensar con claridad, todas bombardeando su mente y torturándola gracias a las palabras de Setsuna. El rostro de la castaña cambio a uno de paz pero el relámpago negro seguía envolviéndola pero está vez tenía un cambio distinto, su ojo derecho volvió a la tonalidad jade al que estaba acostumbrada mientras que el izquierdo seguía siendo de tono rojizo.

-¿En qué me he convertido? ¿Quién soy?- Makoto se trató de respirar con normalidad y haciéndose aquella pregunta mientras buscaba levantarse. Al momento de hacerlo el color de su ojo derecho volvió a ser rojo pero esta vez el símbolo en su frente era de color verde con blanco, un color más puro.

-Consideren esto una advertencia.- Fue lo único que dijo la castaña para finalmente darse la vuelta y dejar a las prisioneras, Michiru notó que de la mejilla derecha de Imperia Júpiter había una lagrima que expresaba dolor. Sorpresivamente los grilletes de Michiru se abrieron y sin perder tiempo fue a auxiliar a Setsuna quien pudo resistir al tremendo poder de Makoto.

-¿Setsuna? ¿Estás bien?- La mujer de cabello ondulado trato de ver si podía usar su túnica para limpiar las heridas superficiales de la guardiana del tiempo

-No voy a dejarte Makoto…- Esas palabras la tomaron de sorpresa al ver que se podía sentir sin ningún problema pero aun con la carga eléctrica en su cuerpo.

-Detrás de ese imponente poder y oscuridad intimidante, esta una chica llorando y dolida, pidiendo ayuda…No es demasiado tarde Makoto, déjame ayudarte.

Las palabras de Setsuna fueron como los de una madre, preocupada por sus hijas y no era la excepción ¿Por qué veía a Makoto como una hija después de esto? No lo sabía pero sentía que era su obligación y mientras ella estaba en la celda con Michiru, Makoto se fue a sus aposentos a respirar y beber agua. Se pudo ver al espejo tratando de entender que paso adentro y su reflejo siempre era el mismo que ya no le sorprendía. Su mano tocó el vidrio del espejo para "tocar" la palma de su otro yo del otro lado.

De un lado, estaba Imperia Júpiter, emperatriz del Relámpago Oscuro y una mujer poderosa e intimidante que tiene todo el poder pero nada de amor. Del otro lado, estaba Makoto Kino, antigua Sailor Scout de Júpiter, una chica fuerte y protectora, que aquella que lo perdió todo por amor.

El amor hacía la princesa de mercurio.

-Después-

-No he dormido como debería.- Tras lo sucedido en la celda, las cosas estaban más que calmadas. Su guardia personal hacía inspecciones en todo el palacio y custodiando el poder de Sailor Plutón. Sus generales estaban ya sea custodiando la puerta del tiempo o arreglando asuntos propios del imperio.

La emperatriz por otro lado estaba en su dormitorio, su aposento más privado junto con el invernadero secreto. La castaña únicamente con su bata larga de seda en tonos esmeraldas miraba a las lunas de su planeta. Su mirada reflejaba paz y tranquilidad.

-Las noches Litais son…hermosas sin duda.- La respiración de la emperatriz fue pesada, después de lo que pasó en los calabozos, ella quería al menos tener un momento de tranquilidad. Su cuerpo le decía que necesitaba reposar y su poder era más controlado.

Makoto se acercó a su cama y lentamente se quitó la bata para dejar expuesta su esbelta y sensual figura, su ropa interior era lo único que le cubría de sus partes íntimas y sin decir mucho logró recostarse pero aun cuando el cuerpo le pedía dormir, Makoto no parecía cumplir esa voluntad. Se quedó mirando el techo de su habitación pensando en muchas cosas pero sin llegar a algo en concreto. A los pocos minutos sus parpados empezaron a cerrarse, la gran Imperia Júpiter se volteó para poder dormir y poco a poco era llevaba al mundo de Morfeo.

En ese momento, su aroma dulce llegó a su nariz, el cual provocó que Makoto no pudiera apagar su mente, no pudiera evitar sentir esa sensación de calor que había perdido hace un lustro.

-Aún recuerdo su aroma, sus caricias, sus besos…Ami.- La emperatriz no pudo aguantar más y el sueño le venció no sin antes cambiar el color de sus ojos nuevamente e inconscientemente tomó una de sus almohadas para tenerla abrazada con fuerza.

El recuerdo que iba a tener Imperia Júpiter le iba a recordar una cosa, algo que debería mantener presente todo el tiempo:

Qué alguna vez amó a alguien.

Flashback – Cinco años atrás-

El sol lentamente brillaba, los pájaros cantaban con una tonada melodiosa y los autos avanzaban poco por ser sábado. El departamento de Makoto Kino estaba en silencio pero era un silencio tranquilo. Lo poco ordenado que estaba la sala y la cocina ni se diga pero todo tenía un poco.

Solo había que seguir un rastro peculiar, había un zapato, era uno de color azul pero lo curioso era que había otro pero en color negro, inusual pero no extraño y se veía un camino de prendas que iban hacía la habitación de Makoto dejando el rastro de lo que pasó aquella noche.

Al borde la cama, estaba un sostén y en el poste de la cama estaba el otro, colgado de forma elegante, la cama era testigo de lo que pasó y las sabanas cubrían los cuerpos de ambas chicas de forma discreta. Los rayos del sol entraron por la ventana cayendo en el rostro de Makoto quien parecía no inmutarse pero solo por unos segundos.

-¿Ya es de día?- La castaña musitó, mostrando molestia con un puchero, sus orbes esmeraldas lentamente se abrieron y notó a primera vista, aunque de forma borrosa la cabellera azul de Ami Mizuno.

-Ami…

La reencarnación de la princesa de Mercurio estaba en sus brazos e incluso acurrucada en el cuerpo de Makoto, la castaña se puso roja, al tener el cuerpo desnudo de la noble peli azul en sus manos, como un ángel dormida en una nube. Podía ver incluso que Ami mostraba una tranquilidad enorme y pegaba más su cabeza hacía los senos de la ojiverde.

-Acaso…-Makoto recordó lo que había pasado anoche, ambas estaban hechas un mar de emociones tras el incidente del callejón y volver a luchar con los fantasmas de lo que paso en el cumpleaños de Ami, parecía que capítulo final de ese problema marcaba el inicio de uno nuevo. Donde Makoto llevó su deseo más profundo a la acción y en donde Ami, no solo fue atraída sino que tuvo el momento para saborear las mieles del amor sobre Makoto.

-Es como un ángel.- La castaña sonrió al ver a Ami y no dudo ni un segundo en jugar con uno de sus cabellos. La tentación era irresistible para ella, quien de forma dulce le dio un beso en la mejilla con todo su amor.

-Mako-chan.- Ami también estaba despertando, provocando que Makoto se pusiera roja al ver los orbes de la princesa de Mercurio mirándola con ternura. Ami al ver la situación se pudo sentar cubriéndose con las sabanas dejando a Makoto desnuda en la parte superior de su cuerpo. Ambas chicas desviaron la cabeza para evitar el contacto visual pero sus corazones estaban latiendo con fuerza.

-Yo…lo siento mucho Ami, me deje llevar, no era mi intención.- La castaña fue la primera en hablar pero no sabía si la peli azul tendría algunas palabras.

-¡No! No tienes que decirlo, yo debería discúlpame…- Ami por más que quiso continuar con sus palabras no podía dejar de pensar en lo que había hecho con Makoto y la susodicha volteó para ver si podía completar sus palabras pero solo sus emociones más profundas volvían a aparecer. Recordando cómo Makoto la besaba, la ponía contra el refrigerador, contra la mesa, contra el sofá. Como una leona que no dejaba ir a su presa y Ami que no quería dejar de sentir los labios en su cuello, en sus piernas, en sus pechos, en su zona intima. Todo eso que sentía le hacía ir a al paraíso.

-Ami…

-Makoto…

-Anoche… ¿Lo hicimos verdad?-

-Sí, lo hicimos.

-Fin de flashback-

-Ami…no te dejare…- Makoto disfrutaba la recreación de su sueño, un mundo lleno de amor y de paz, del cual no quería salir ni despertar. Imperia Júpiter tenía un deseo:

Ver a Ami Mizuno a su lado.

-La Tierra- Domingo 8:00am

-¿Huh? ¿Qué hora es?- Tras su charla de ayer con Rei y de su experiencia onírica consigo misma, la peli azul consiguió despertar y ver el arpa de Mercurio en la mesa que tenía la habitación de huéspedes sin brillar.

-Vaya, pude dormir de forma tranquila a pesar de la situación.- Ami se levantó mientras hacía estiramientos y abrir la ventana para dejar entrar el calor del astro rey. Sabía que había mucho que hacer y que pensar pero ante las revelaciones de ayer no había tiempo de titubear y más cuando Ami Mizuno tenía una cruzada personal.

-Makoto.- Lo que había visto en su mente gracias a Sailor Mercury le hacían más complicada la decisión ¿Pudo haber enfrentado la situación? ¿Pudo ayudarla? Era algo que debía descubrir por cuenta propia pero ahora el foco de atención era Imperia, aquel enemigo misterioso que estaba siendo como un oráculo de muerte para las antiguas Sailor Scouts.

-Aún después puedo sentir sus besos, me preguntó ¿Si recordó aquella noche? ¿Dónde lo hicimos? – Ami había entrado a la ducha mientras pensaba en esas cuestiones, en un lustro no lo había pensado pero ahora con la aparición de esos fantasmas del pasado debía ser más fuerte y comprenderlo antes de que fuera demasiado tarde.

Más tarde.

-Qué atenta eres Rei.- La peli azul se sorprendió al ver los platos de comida que había en la mesa y con Rei quien estaba tomando algo de jugo de naranja leyendo un periódico.

-Buenos días Rei.- Saludó cordialmente la ojiazul mientras la azabache sonrió al a su amiga despierta finalmente.

-¿Cómo dormiste Ami? Espero que bien y debo suponer que tienes hambre.- La sacerdotisa le pasó un plato de sopa de miso, un bol de arroz blanco y algo de pescado a la parrilla, con un poco de huevo.

-¿Tú hiciste eso?- Preguntó sorprendida Ami al ver todo eso más algo de jugo fresco de naranja.

-Claro, no solo se hacer exorcismos sino también hacer un rico desayuno nutritivo. – Decía la azabache orgullosa de sí misma.

-Pero esto parece comida para un regimiento.- Dijo su amiga al probar un poco del arroz, el cual era exquisito.

-Koji tiene mucha hambre y come como por dos soldados pero le hace bien para que crezca.- Rei sí que es estaba tomando enserio el cuidado de su aprendiz.

-Anoche tuve un sueño extraño. – Ami cortó el ritmo de la charla dejando a la antigua Sailor Scout de Marte sorprendida por lo que primero vio que Koji no estuviera por los alrededores.

-¿Un sueño? Cuéntame.- Rei se sentó a lado de Ami para escucharla con más atención.

-Soñé que me encontraba conmigo misma, con Sailor Mercury.- Ami se mostró tranquila, ya no parecía estar tan alterada como las primeras veces pero Rei estaba interesaba en saber porque se su encuentro con ella misma.

-Vaya, de entrada ya es un sueño raro ¿Y qué pasó?

-Me mostró mi pasado. Mi fiesta de cumpleaños hace cinco años en concreto, eso es…inesperado.- Aquel pasado que se le mostró a la peli azul era como si lo volviera a vivir pero con más intensidad.

-Es increíble ¿No te parece Ami?- Rei no despegaba la vista de la peli azul, observando que ella sujetaba el vaso con fuerza pero sin llegar a romperlo.

-A pesar de ya un tiempo seguimos recordándolo, diría que es curioso pero es como si nos dijeran que tenemos que ver algo que no hemos visto.- Ami fue contundente en sus palabras, no sabía sobre las demás chicas pero era cierto que estaba siendo a prueba y creía que esto tenía que ver con el caso de ese enemigo misterioso de Imperia.

-La situación tuya más lo de Imperia que se nos ha venido hace las cosas más difíciles.- La sacerdotisa se levantó con rostro serio, a lo mejor el fuego tendría la visión que ella requería para avanzar. -Con suerte Luna debió saber algo, estando con Hotaru quizás nos ayude, yo voy a hablar con Mina, para ver cómo sigue.

Ambas amigas asintieron y con suerte, gracias a la información que podría tener Luna podrían saber a lo que se enfrentan. Después de terminar de desayunar y de recoger la mesa, conversar un poco y lavar los trastes, decidieron ir con Serena y si es que ya estaba despierta.

-¡Koji no tardamos!-

-¡De acuerdo Hino-san, con cuidado!- Koji veía a las dos chicas bajar las escaleras del templo mientras ellas platicaban más a gusto del tema.

-¿Crees que Seiya siga en tu departamento?- Pregunto con curiosidad Rei.

-No lo sé pero espero que haya desistido. La verdad es que no espere escapar de mi propio departamento así.- La peli azul entendió que no sería fácil quitarse a las Starlight de encima.

-Ami…ambas sabemos que no se va a rendir hasta conseguir lo que quiere. Por eso voy a hablarle a Serena a ver que descubrió.- Mientras Rei habló con seriedad, Ami no evitó sonreír un poco dejando de la azabache arqueando una ceja.

-¿Qué es gracioso?

-¿Sabes? Esto me trae recuerdos.- Dijo Ami aun sonriendo sin que Rei pudiera entender a lo que se refería.

-¿Así?

-¿Recuerdas cuando conocimos a Serena?- La peli azul se acordó de su primer encuentro con Serena, su primer encuentro con las Malignas y de su primera transformación como Sailor Mercury. Ese día, toda su vida dio un giro de 360 grados.

-¿Recordarlo?- Rei se puso a recordar no solo su primer encuentro con ella o su primera transformación como Sailor Mars, sino las constante peleas que tuvieron por mucho tiempo y con eso Rei no pudo mantener seriedad riéndose.

-Conocer a Serena, fue la mejor cosa que me haya pasado.-

Hablando, riendo y compartiendo anécdotas. Rei Hino y Ami Mizuno fueron al departamento de la peli azul para ir por ropa nueva y ver si Seiya se había ido. A pesar de lo que se aproximaba, ellas parecían más relajadas, después de todo, son chicas especiales.

-Con Mina-

-¡Ah que rico se siente levantarse tarde!- Mientras en otra parte de la ciudad, Mina estaba disfrutando de un buen tazón de cereal aun en pijama mientras disfrutaba el hermoso día que se veía en el cielo.

-Y después de lo de ayer, me siento mucho mejor.- La rubia mostraba una linda sonrisa degustando su desayuno, desde su cuarto escucho algunos pasos que se dirigían a la mesa en donde ella estaba.

-¡Buenos días Artemis!- Mina saludó a su buen amigo gatuno ya sin los vendajes y con mucha energía, mientras se subía a una de las sillas de la cocina.

-Mina, veo que despertaste de buenas.- Dijo el gato blanco feliz de ver a Mina comiendo con tranquilidad y sin mostrar signos de enojo o tristeza.

-Es que dormí bien y me dio un poco de hambre.- La rubia le respondió mientras había terminado el tercer plato de cereal de la mañana. Artemis estaba muy asombrado de ver el gran apetito de la antigua Sailor Scout de Venus.

-Oye ¿Escuchaste lo que pasó a noche?- Artemis comenzó la charla dejando a Mina en silencio y mirando a su amigo con interés.

-¿De qué Artemis?

-Que detuvieron a unos ladrones del transporte público y vaya que les dieron una paliza.- Ante la respuesta tomó por sorpresa a la rubia haciendo que dejara de disfrutar su desayuno. Sí que las noticias eran rápidas acerca de esos ladrones y su encuentro con "aquella mujer rubia misteriosa"

-No, no supe de eso Artemis ¿Y que encontraron? ¿Saben quién fue?- Mina disimuló un poco, mostrando genuino interés en las palabras de Artemis.

-Hasta ahora no Mina pero al menos ya no habrá más robos.- Artemis en sus caminatas mañaneras logró recabar algo de información de las demás personas.

-Es un alivio sin duda.-Afortunadamente Mina no había levantado sospechas en su amigo gatuno pero empezó por si acaso a formular varias coartadas por si preguntaba.

-¿En qué piensas?- El minino blanco notó que Mina estaba pensativa, la rubia solo lo miró de reojo y pasó a levantarse tras terminar su desayuno.

-Debería ver cómo está Ami, ayer fue una montaña rusa que nos dejó sin aliento.

-Estoy de acuerdo, yo estoy esperando información de Luna pero no me responde y eso me preocupa.- Los dos estaban más que sincronizados en sus palabras y pensamientos respecto a lo de ayer. -Ojala sepamos quien es Imperia y al menos tratar de que no llegué a la tierra.

La tensión era grande y no había tiempo que perder pero Mina en esos momentos quería relajarse un poco y al pasar una media hora, dejando a Artemis con algo de comida, la rubia ya estaba en la ducha tratando de relajarse. El dulce calor del agua le hacía relajar los músculos y mantener sus pensamientos tranquilos.

-Qué bueno que quité las letras de la escena del crimen o Artemis hubiera sospechado.- La rubia soltó una risilla de niña traviesa pero era necesario guardar el secreto, no le gustaría escuchar los regaños de quien era su "padre"

-Que delicioso se siente.- Minako disfrutaba el agua caliente como si nada, pasando por todo su esbelto y sexy cuerpo, dejando ver sus piernas kilométricas y sensuales e incluso sus pechos crecieron un poco más de talla pero sin llegar a exagerar pero había otra cosas que quería hacer la rubia de Venus.

-Me preguntó si aún puedo cantar.- La ojiazul empezó a aclarar su garganta, haciendo gesticulaciones y tratando de hacer ejercicios bucales pero al momento de hacer vocalizaciones una tos incomodo le afectó a la rubia, incluso escuchándose en eco el baño.

-Mi garganta aún no se acostumbra.- Mina cerró los ojos tratando de aclarar su garganta y continuar con su ducha con tranquilidad pero la incomodidad de la garganta le traía un mal recuerdo, el cual le costó su ansiado sueño de ser una famosa cantante.

Flashback

-¿Cómo que no me darán el contrato? Creí que teníamos un arreglo.- Mina se mostró sorprendida al descubrir que no iba a firmar ningún contrato, mientras los representantes de las disquera se veían sorprendidos por lo energía que era la joven rubia.

-Lo sabemos Srita Aino pero…me temo que no es lo que buscamos ahora.- Decía uno de los representantes ajustándose la corbata.

-Pero pase las pruebas de ensayo, de tono e incluso canté las canciones que me pidieron.- La rubia seguía enérgica, reclamando sin descanso alguno.

-Es que…no es lo que esperamos para la industria…

-¿A qué se refiere?- Mina arqueo la ceja al escuchar ese comentario y mostró una expresión más seria, los representantes de la disquera discutían entre sí para darle la noticia a Mina: Una muy mala por cierto.

-Necesitamos a una muchacha un poco más…joven.-

-¿Joven? Pero yo tengo 16 años…

-Lo sabemos pero, alguien con facciones un poco más juveniles ¿Me comprende?- Mientras uno de los hombres de cuello blanco decía lo que la disquera quería, secundado por los demás, Mina estaba recibiendo un golpe a la realidad, uno muy cruel en este negocio.

-Además no creemos que su tono de voz sea adecuando para el auto tune…

-¿Quiere decir que prefiere a una cara bonita sin talento? ¡Es eso!- Mina explotó en el acto, estaba faltándole el aire de tanto enojarse, no dudo en tomar un vaso de agua que le habían ofrecido pero sin bajar su coraje.

-Srita Aino…

-¡Es ridículo!- Sin querer, Mina lanzó el contrato fuera de la mesa mostrando su auténtica inconformidad ante los representantes de la disquera y aunque la rubia reconocía que no debió hacerlo, estaba pasando una injusticia y mejor decidió salir de la oficina azotando la puerta con fuerza.

La ojiazul ya estaba afuera del edificio de la disquera y apenas podía relajarse y dejar pasar su enojo. Sin embargo ella tenía una copia del contrato por el que tanto había trabajo en conseguir y en luchar por su sueño.

-Son unos idiotas.- Mina rompió la copia con toda su fuerza haciendo que los pedazos de papel volaran en el viendo cual pétalos de flor de cerezo para llevar su amargura a otra parte pero para Minako Aino…su sueño fuer destrozado.

Fin del flashback

Después de una refrescante ducha, la rubia salió con toda la calma del mundo en silencio pero haciendo una mueca de dolor al caminar, cuando se sentó notó que aun la herida de su tobillo seguía fresca, alimentando más el enojo de sus pensamientos.

-"No puedes ser bailarina Mina, tú tobillo sigue siendo torpe" Odió a esa instructora.- Imitaba una voz muy chillante la rubia de Venus al no ser aceptada de nueva cuenta. Simplemente decidió pasar un tiempo pensando y vistiéndose en santa paz. Una playera roja con rayas blancas de manga corta, una falda blanca arriba de la rodilla y unas zapatillas de color rojo para combinarlo con el día soleado de domingo.

-Cuentas y más cuentas, mierda.- La rubia notó todo su correo con muchas malas noticias, soltando un suspiro y arrojando todas las cartas al aire para recostarse en su cama mirando el techo.

-¿En qué fallé Artemis? ¿Qué hice mal en estos cinco años?- Mina sintió las pisadas de su amigo gatuno en la cama, tomándolo de sorpresa, mientras se ponía a pensar pero quería que fuera algo positivo y hacer sentir mejor a la rubia.

-No sabría decirte Mina, las cosas salieron mal desde Makoto y no solo te pasó a ti, le pasó a las demás.- Artemis trató de ser suavizado y viendo las cosas en perspectiva general, Mina lo observó de reojo.

-Sé que quieres hacerme sentir mejor pero no es igual. Ami es policía, Rei es sacerdotisa, Haruka quien sabe que es pero esta fuera del país, Hotaru es estudiante y Setsuna profesora. Serena y Darién se casarón y tuvieron a Rini ¿Y yo? Solo tengo deudas y un trabajo de porquería como mesera en el bar y uno en donde me pagan terrible y hago todo.- La rubia se puso su almohada en la cara para tratar de gritar y desahogarse siendo vista por Artemis, unos segundos después Mina se quitó la almohada para sentarse en el borde de la cama y tomar una de las cartas de su correo.

-Desearía poder cambiar.- Estaba muy concentrada Mina, arrugando la carta con todas sus fuerzas, su deseo era tan ardiente como el fuego mismo, Artemis se puso a su lado para buscar reconfortarla.

-Se lo que sientes Mina y sé que algún día vas a poder cumplir tus sueños, créeme.- El gato blanco sí que era insistente en hacer sentir mejor a Mina, llevándose unas caricias por parte de la joven.

-Han pasado cinco años, enviando solicitudes de trabajo, audiciones e incluso publicidades en las calles y nada.- Incluso su mala fortuna la había seguido por un lustro, estaba atorada en negativas constantes y no tener el camino claro pero súbitamente se levantó de la cama tirando a Artemis, con un puño en el cielo o en el techo para casos más prácticos.

-Quizás debería volver a empezar.- La ojiazul se puso en un plan de querer dar un cambio de dirección, un giro de timón impredecible y empezaría hoy. Al tomar sus llaves y su bolso olvidándose un poco de su dolor en el tobillo.

-¿Mina?- Se reincorporó el gato mirando el cambio proactivo de Minako y yendo hacía la puerta, vaya sí que algún clave en la mente de la rubia se activó de inmediato.

-Voy a ver a Ami, ¿Me acompañas?- La rubia de venus le sonrió a Artemis, parecía que después de ayer y recuperarse de sus heridas le sentaron de maravilla, el gato no dudo y se metió a la bolsa de Mina para evitar que fueran sorprendidos hablando en público pero lo que no sabía es que Minako Aino ya había dado un golpe a la mesa sobre un nuevo rumbo desde hace una noche, con el regreso de una vieja amiga.

"Empezar de nuevo…tal como hice ayer: Sailor V volverá a ascender"

Con Serena.

-Eso si fue un momento en familia ¿No lo crees Rini?- La rubia soltó una carcajada, de esas que hacía cuando iba en la escuela, la hermosa familia de Serena había regresado de su paseo por el parque con una Rini que tenía polvo hasta en las mejillas, Serena también con algo de polvo y Darién con ramas en su cabeza.

-¡Sí! Papá no pudo encontrarme.- Rini sin duda había sacado la actitud de su madre, la pequeña pelirrosa estaba más que contenta con su iba al parque mientras Darién caía rendido en el sofá.

-Es que eres muy buena en las escondidas Rini, nos ganaste.- El azabache se quitaba las ramas y hojas que tenía en su cabello acariciando el cabello de su pequeña niña.

-Ve a lavarte las manos Rini por favor.- Tras la orden de su madre, la pequeña Rini fue corriendo hacía el baño dejando a sus padres conversar un poco y Serena también sentándose en el sillón mostrando todo su cansancio.

-Fue un día muy tranquilo ¿No lo crees Serena?- Darién abrazo su esposa con todo su amor y ella dejándose consentir por él.

-Lo sé, nos hacía falta un momento así después de lo de ayer. Aunque estoy preocupada por Luna, quiero saber que ha pasado.- La rubia no ocultó su preocupación yendo directo al punto con Luna y en eso el azabache le robo un beso haciendo que Serena se sonrojara.

-No te preocupes Serena, cuando venga Luna lo sabremos pero por ahora tendrás que relajarte. Iré a ver a Rini un momento.- Darién le dejo que Serena pusiera su cabeza en sus piernas para que descansara. De la nada un portal pequeño apareció en la sala haciendo aparecer a Luna con una cara de preocupación.

-¡¿Luna?!- Serena y Darién se reincorporaron al ver a Luna estrellándose contra la alfombra de la casa pero después de segundos, logro incorporarse.

-¡Serena! ¡Darién! ¡Tenemos problemas!- Decía la gata sudando dejando a la pareja de esposos preocupada. -Es…es Hotaru.

-¿Hotaru? ¿Qué le pasó?- Serena tomó a Luna para sacudirla para decirlo, la gata tuvo que arañar un poco las manos de la rubia para evitar marearse más.

-Ella…desapareció.

-¡Qué!- Serena soltó un grito al cielo al punto del desmayo mientras Darién trataba de calmarla, Luna se habían zafado de las manos de Serena para evitar ser sacudida de nuevo.

-Escúchame bien Serena. Ambas estábamos buscando cualquier información de nuestro enemigo cuando Hotaru fue absorbida por una luz extraña, cuando me puse a investigar qué fue lo que paso. Hotaru accedió a un libro que solo ella puede leer, tiene algo del poder de Sailor Saturn en la portada de dicho libro.- Luna no omitía ningún detalle y Darién escuchaba con atención pero Serena tenía algunas dudas que no entendía. ¿Por qué precisamente Hotaru?

-Esto cada vez se pone misterioso, primero desaparece Setsuna, luego Hotaru ¿Hay algún vínculo entre ellas?- Darién preguntó mientras Serena guardaba silencio.

-No es sorpresa el vínculo, Setsuna ha sido la maestra de Hotaru en todos los sentidos, sospecho que el poder de Plutón y Saturno está vinculado, por eso ambas desaparecieron bajo circunstancias diferentes pero esto no nos ayuda. ¿Serena?- La gata le llamó la atención al ver que estaba distraída pero era por otra razón, sus ojos azules solo miraron al pasillo.

-¡Rini!- Serena finalmente pudo decir algo y Darién con Luna voltearon a ver que estaba ahí Rini con una cara de asombro, los nervios se apoderaron de Luna, ella jamás había hablado enfrente de Rini y ahora estaba al descubierto su secreto.

-Luna acaba de… ¿Hablar?- Rini con su mano temblando señalo a la gata mientras Serena se le acercó para poder decirle algo en medio de caras y movimiento de manos.

-Este…no, claro que la gata no habla y…es solo…oh, no tiene caso, eres una descuidada Luna.- Serena frunció el ceño y regañando a Luna de ser impudente, ahora no solo tenía un problema con la desaparición de Hotaru, sino que su hija y la futura princesa del Milenio de Plata, sabía que Luna hablaba y eso ya era un gran problema.

Con Hotaru.

Lejos de la tierra, en el planeta de los anillos, se encontraba Hotaru Tomoe quien estaba descubriendo los secretos del palacio de Saturno, un lugar imponente y que tenía una vista impresionante del cosmos en el sistema solar. Pandora, su fiel consejera que la había esperado por mucho tiempo la llevó a una de las habitaciones más importante del castillo y el cual Hotaru quedo sin palabras que incluso su mirada mostró un destello al ver las maravillas del lugar.

-Bienvenida a sus aposentos Miladi. El muro de estrellas del sistema exterior.- Pandora le mostró lo que también era considerado "La ventana" un lugar donde se podían ver las estrellas, los exoplanetas, los planetas, los asteroides. Toda la majestuosidad del cosmos estaba a la vista de la joven Sailor Saturn quien no despego su mirada del espectáculo universal en el que estaba.

-Aquí, es donde puede ver todo el cosmos cuantas veces quiera.- La mujer de pelo morado le mostró un trono personal para que pudiera ver y experimentar más este hermoso paisaje.

-Impresionante.- Hotaru se acercó más a "La ventana" mirando el universo lleno de estrellas, alumbrando con intensidad y de forma inconsciente se sentó en dicho trono, sintiendo una cálida paz que no había sentido en mucho tiempo.

-¿Es hermoso verdad Miladi?- Pandora también estaba hipnotizada por la vista, Hotaru mostró una pequeña sonrisa tierna que dibujaba su rostro. Hotaru en ese momento sintió que se estaba desviando de su verdadero objetivo y se levantó del trono para seguir observando la gran cámara del palacio, había tanto que preguntar y había tiempo para eso.

-¿Y este palacio ha estado siempre en el Milenio de Plata?- Incluso el eco del lugar se escuchaba limpio al escuchar de nueva cuenta su pregunta, Pandora hizo aparecer una cortina para cubrir "La Ventana" y concentrarse en la respuesta.

-Desde luego Miladi, al igual que los demás palacios en el reino. El de Saturno da una mejor perspectiva al espacio y al reino. Pero durante la gran batalla y para evitar comprometer sus secretos, el palacio de Saturno "desapareció" en un gran agujero negro y permaneció así por mucho tiempo, hasta el momento en el que usted aparecería.- Pandora era conocedora la historia y de aquella pelea que tuvieron contra la reina Berly y ante el poder destructivo de Saturno que podía caer en sus manos, decidieron "esfumarse" Hotaru estaba observando toda la infraestructura del palacio hasta que vio algo que le llamó poderosamente su atención.

-¿Pandora?-Hotaru hizo el llamado a la mujer de cabello morado mientras se acercaba a lo que era un altar, con una esfera de cristal en el centro. La joven Sailor Scout notó que dicha esfera de cristal tenía el mismo poder que el de ella.

-Oh veo que tiene un buen ojo Miladi. Hace tiempo, los reyes vinieron a verla y le pidieron "ver" algunos viejos recuerdos, que estaban en unas gemas especiales, debido a que el palacio tenía una amplia vista. Puede verse a su plenitud.- La consejera, con sus palabras, estaba dando validez a las sospechas que Luna tenía, cuando se hablaban de unas gemas especiales creadas por los reyes. La joven de cabello morado oscuro tomó la gema aqua de Neptuno, observando como brillaba con intensidad y como levitaba por sí misma, para entrar directamente en la esfera de cristal y acto seguido la esfera se tornó de un color turquesa y con el símbolo de Neptuno en el centro, había sido asimilada la gema aqua, reconoció a la dueña de dicha gema y parecía que estaba lista para ser "vista" Hotaru con mucho cuidado tocó la esfera de cristal acumulando algo de poder.

-La gema aqua de Neptuno, hace tiempo que no la veo. Debo suponer que la princesa de Neptuno está aquí ¿verdad?- Pandora habló con mucha curiosidad al ver dicha gema en posesión de Hotaru pero la joven Sailor Scout no contesto, simplemente por el respeto que tenía había los muertos.

-Si me necesita, estaré del otro lado de la puerta Miladi.- La consejera de Saturno se retiró lentamente dejando Hotaru sola mientras ella estaba aún acumulando poder, Setsuna le había dicho que tenía que "leer" los pensamientos de Michiru y únicamente se dejó llevar, sintiendo como su energía se incrementaba a cada instante. La esfera también hacía lo propio, alimentándose de la energía de la gema aqua: Era el momento.

-Ojo de Saturno.- Sus pupilas brillaron en un tono morado y el símbolo Saturno en su frente emergió con un brillo intenso pero la esfera también hizo de las suyas, creando un ambiente en el que Hotaru estuviera "atrapada" entre las olas de Neptuno, haciendo que varios espejos aparecían a su alrededor. Todos con el símbolo de Neptuno. Hotaru en ese momento supo que para entender este desequilibrio y la llegada de Imperia…debía ver en las memorias de Michiru Kaioh.

Flashback

-Estoy preocupada por Makoto.- El día era tranquilo en la residencia de Haruka y Michiru, la mujer de cabello turquesa estaba mirando por la ventana tras haber terminado su ducha, mientras su amada rubia leía uno de sus libros favoritos pero no podía ignorar la voz melodiosa de su futura prometida.

-¿Por lo que pasó?- Hakura no despegó la vista de su libro mientras Michiru asentía, aun cuando habían dicho que no debían intervenir en ese asunto, la Sailor Scout de Neptuno le iba dar la contraria a Haruka.

-Sí pero…ella está sufriendo, puedo sentirlo de alguna forma.- Michiru se levantó con mucha tranquilidad y tomó sus llaves para dirigirse hacia la puerta a toda prisa.

-¿Michiru? ¿A dónde vas?- La rubia se levantó abruptamente interrumpiendo su lectura pero no podía hacer algo para detener a Michiru, cuando pensaba en algo lo hacía.

-Supongo que hoy me toca cuidar a Hotaru.- Sonrió de forma burlona Haruka por la empatía que mostró Michiru, solo esperaba que nada saliera mal.

Michiru camino en silencio, admirando la belleza urbana y escuchando los elogios que los chicos e incluso las chicas decían sobre ella, aunque ella los tomaba como un halago, ya tenía a alguien con quien compartía más que halagos. La mujer de cabello color turquesa llevaba un vestido de tirantes color azul marino que combinaba con una falda verde de tonos suaves y unos zapatos de cinta azul turquesa. Parecía un ángel terrenal caminando en la tierra con toda calma pero sin dejar de pensar en Ami y en Makoto, todo el sufrimiento que ellas tenían le parecía injusto, por eso quería ayudarlas a como fuera.

-Veamos, ojala pueda encontrar a Makoto primero, me parte el alma verla así.- Al momento en el que Michiru iba caminando y cruzar el paso peatonal, pudo divisar una cabellera castaña que estaba recargada en la pared de un establecimiento a brazos cruzados.

Al momento en el que Michiru se acercaba podía notar la expresión de Makoto, una mirada de desagrado y mordiéndose su labio inferior, los dedos de sus manos apretando con fuerza sus brazos. Algo la estaba enfureciendo y Michiru se acercó a ella lentamente, se preguntaba qué era lo que estaba viendo.

-¿Makoto? ¿Está todo bien?- La Sailor Scout de Neptuno tocó el hombro de la castaña, rompiendo su estado pensativo y volteándola a ver sorprendida.

-¿Michiru? ¿Qué haces aquí?- Makoto bajó los brazos saludando de forma cordial a Michiru pero parecía distinta a otras ocasiones y la mujer de pelo ondulado la observo con detenimiento.

-¿Sucede algo?-Preguntó Michiru con su voz melodiosa muy cerca de Makoto, la castaña soltó un suspiro mirando pasar los autos pero estos estaban bloqueando su vista.

-Debí intervenir.- La ojiverde musito apretando los dientes no quería que Michiru la viera así, quería liberar su rencor, su enojo y despreció. La Sailor Scout de Neptuno vio como el cuerpo de Makoto estaba tenso pero aún no estaba claro, lo que ella decía.

-¿De qué hablas?- Preguntó la oji azul preocupada por las palabras llenas de rabia que emitía Makoto.

-Debí…golpearlo.- Respondió la ojiverde mirando a Michiru mostrando ira total, pero lo que más sorprendió la Sailor Scout de Neptuno era que Makoto estaba sacando unas chispas gracias a su poder pero estás no eran blancas ni verdes, eran grises y en eso, salió una chispa negra, alimentada del odio que tenía en su cuerpo y solo había un motivo para eso: La relación de Ami con Ryo.

-Fin del flashback-

-¡Ah!- Hotaru entró en sí de nuevo y el poder que había liberado para ver las memorias de Michiru de un momento para otro se extinguió, la esfera que almacenaba la gema Aqua de Neptuno también apagó su luz y su poder. La joven Sailor Scout se puso en una sola rodilla respirando agitadamente, el uso de su poder había llegado de su fin a pesar de ser la más poderosa acorde a Setsuna.

-¿Está bien Miladi?- La puerta de la cámara dejó entrar a Pandora que rápidamente auxilio a Hotaru a levantarse, Hotaru por otro lado sostenía con fuerza su báculo para no caer desfallecida, la consejera de Saturno pudo entender lo que pasaba.

-Ya veo, después de mucho tiempo la cámara no ha sido utilizada y quizás su poder aún no se acostumbra a eso, permítame ayudarla. Necesita un poco de descanso.

-Michiru sabía que algo andaba mal.- Hotaru no comprendía lo que había visto, Michiru parecía ser la primera persona entre las Sailor Scouts en ver la lenta transformación de Makoto pero no pudo ver más al sentir mucho poder por parte del palacio pero la pregunta era constante: ¿Por qué nunca lo dijo?

-¿Por qué?-

Con Mina.

-El clima es tan hermoso Artemis.- Lejos de la situación que estaba viviendo Hotaru y aún más lejos de la galaxia Kino, Mina estaba disfrutando el hermoso clima, incluyo dando vueltas por la calle mientras Artemis trataba de no marearse.

-¿Verdad que sí? Al menos podemos tener un domingo tranquilo.- Decía el minino blanco mirando a la rubia llena de energía y pensando de forma positiva sin embargo notó que Mina se había puesto un vendaje en su pie, generando preocupación.

-¿Aun te duele el tobillo?- Preguntó Artemis mirando el tobillo de la rubia y notando los pasos algo lentos.

-Un poco, si no hago esfuerzo brusco está claro.- Respondía Mina revisando su celular, justamente deteniéndose en la parada del paso peatonal.

-No contesta Ami, pensé que al menos podía contéstame la llamada.- La rubia lo había intentado varias veces pero no había respuesta por parte de la peli azul. -No es común.

Al cabo de minutos ambos llegaron a donde vivía Ami y esperaban lo mejor de la situación.

-Bueno ya llegamos ¿Crees que este despierta?- Se preguntaba Mina caminando ya lentamente escuchando a las aves cantar un poco por el lugar.

-Yo pienso que sí, además Ami es muy puntual incluso para levantarse.- Decía Artemis con más de la mitad del cuerpo fuera de la bolsa y únicamente Mina asintió.

-Tienes razoooo… ¡Oh no!- La rubia reacciono rápido y metió a Artemis en lo más profundo de su bolso y logro ocultarse en uno de los edificios cercanos al de Ami y solo miró de reojo la escena.

-¿Qué pasa Mina? ¿Estás loca?- El minino blanco forcejeo lo suficiente para salir de la bolsa pero observó a la rubia muy seria.

-Mira.- Al señalar hacía el departamento de Ami, Artemis comprendió que la situación era más complicada que ahora y se veían aventajados al ver las Starlights caminando como fieras o más en concretó Seiya mientras Yaten seguía dormido en la pared del departamento y Taiki desesperado.

-Vamos Seiya, no está en casa.- La molestia de Taiki era notoria y más la desvelada que se dieron de tan solo esperar a la peli azul.

-Estuvimos toda la noche durmiendo aquí y no se ve para nada que haya llegado.- Decía Yaten algo adormilado pero con el mismo sentir que Taiki.

-Creí que podíamos conseguir información con Ami, debe estar en su trabajo.- Seiya parecía que se iba a rendir pero quería saber realmente más de los sucesos de Japón hace un lustro.

-¿En domingo?

-Sera mejor que regresemos y busquemos al resto.- Seiya cedió ante la presión de los demás soltando un suspiro.

-Vayamos al templo de Rei, estoy seguro que ella está.- Decía el azabache confiado de su decisión, Taiki y Yaten solo se miraron pensando que otra vez iban a pasar una noche en vela.

-Aunque… pero necesito una ducha.- Taiki fue el primero en marcharse con algo de prisa.

-Yo igual, todo gracias a Seiya.- Yaten secundó la idea para seguir a Taiki, Seiya no podía creer que no aguantaran una noche así pasando su mano por el rostro.

-No aguantan nada.- Dijo Seiya siguiéndolo para estar más lejos del departamento de Ami. Mientras Mina y Artemis se mantuvieron bien escondidos, evitando ser vistos para finalmente llegar a donde vive la peli azul.

-Así que estuvieron acampando ahí, deben estar buscando respuestas tal como lo dijo Serena.- Mina estaba sorprendida por la paciencia de las Starlights.

-Y empezaron con Ami, predecibles pero acertado.- Decía Artemis tratando de ver si no dejaron algo que pueda serles de utilidad.

-¿Ami? Soy yo Mina.- La rubia tocó la puerta con tranquilidad pero no se podía escuchar ni un alma dentro del inmueble y Mina miró por la ventana para ver si había actividad.

-No hay nadie.- Del pequeño espacio que se dejaba ver en la cortina y la ventana no había absolutamente nada de movimiento, haciendo que Mina frunciera el ceño, su preocupación era grande, después de no haberla encontrado ayer en la noche.

"No volvió, creí que estaría aquí para mañana"

-¿Crees que le pasó algo? Oye Mina… ¡Mina que haces!- El minino blanco vio como la rubia con su pasador logró abrir la ventana del departamento de Ami y ya tenía medio cuerpo adentro.

-¿Qué te parece Artemis? Ver si llegó Ami.- Ya Mina estaba dentro del departamento con una cara triunfante mientras Artemis no podía dar crédito a lo arriesgado de la muchacha ojiazul.

-¡Pero no así!- También Artemis ya estaba adentro mientras mostraba mucha preocupación por la acción tan descabellada de Mina. -Si alguien te vio estaremos en muchos problemas.

Mina curioseo por la sala del departamento, estaba como ella lo había dejado anoche para no alertar a Ami en caso de que llegara o que algún vecino notará que hubiera un ladrón. La rubia vio que la grabadora de Ami estaba parpadeando de forma intermitente y sin temerla ni deberla apretó el botón de la grabadora para escuchar el mensaje.

-No deberías escuchar conversaciones ajenas.-Le recriminó Artemis a la ojiazul subiéndose al sofá mientras Mina solo seguía esperando a que el mensaje se escuchará.

"Hola Ami, soy yo Lyon…ojala estés mejor, oye…me siento mal por lo de ayer y me gustaría compensártelo ¿Sabes? Dios…bueno yo…no sé, si tú quieres podemos al menos almorzar algo…y bueno…solo quería saber que estuvieras bien ¿Ok?"

-Vaya que es dulce es Lyon, todo un enamorado ¿Dónde están esos hombres hoy en día?- Los ojos de Mina se alumbraron, de solo imaginar lo encantador que era Lyon con Ami, le hacía pensar en que algún día encontraría a su príncipe azul.

-No es momento de pensar en esas cosas Mina, ya no eres una adolescente.- Artemis no podía creer que aun después de un lustro, Mina seguía siendo Mina, cosa que no le cayó en gracia a la rubia pero ella tenía una arma secreta.

-Oh claro, por supuesto…como tú y Luna están juntos…

-Ejem, no deberías hablar de eso.- Artemis recibió la pedrada por parte de la rubia de Venus, mostrándose molesto pero avergonzados y sin querer tocar el tema pero también algo decaído al escuchar el nombre de Luna.

-Ya veo… ¿Luna no habló contigo?- Mina no dejó de ver a Artemis tras su pregunta, el minio blanco sentía la presión en la mirada de la rubia, poco a poco cediendo.

-Desde ya hace tiempo no hemos hablado…pero no venimos a hablar de mis problemas sino en saber dónde está Ami.- Artemis no quería hablar de sus cosas y poniéndose a buscar algún rastro de la peli azul, dejando a Mina sola para estar en la habitación.

-Incluso su habitación esta desordenada.- Artemis siguió a la rubia al no encontrar nada en la sala o el comedor del departamento, Minako se quedó pensando en donde podría estar pero decidió hacer algo en lo que llegaba Ami.

-¿Qué piensas hacer Mina?- Artemis inclinó la cabeza mirando a la rubia que estaba recogiendo la ropa tirada en el suelo y haciendo la cama de la peli azul tarareando una canción.

-No sabemos cuándo vendrá Ami pero es mejor tener su departamento limpio.- La rubia continuaba haciendo el aseo de la habitación mientras Artemis sonrió rascándose su cabeza, le era extraño ver a Mina así, pero creía que le servía para estar más que tranquila ante la tormenta personal que ella vivía.

-Vaya Mina.- No puedo dejar de sonreír el gato, orgulloso de a quien considera su hija pequeña y solo estuvo ahí, mirando a Minako Aino hacer la cama para luego esperar a Ami y tener respuestas que tanto quería.

-El palacio imperial-

Mientras en la cámara privada de los generales, donde la emperatriz había dado la orden de verse, los soldados más poderosos del imperio hablaban respecto a sus planes y de las instrucciones puestas por su gobernante.

-Mis hombres están al pendiente de cualquier situación que se presente en la puerta de Plutón. Pero aun así es admirable ver esa estructura, está bien construida.- Ganimedes, el general más grande de todos, hablando en altura y musculatura, estaba asombrado nuevamente por la estructura de la puerta del tiempo de Plutón mientras bebía algo de licor.

-Ganimedes-san siempre le gusta ver nuestras estructuras.- La más joven de los generales pero igual de poderosa, Europa, estaba comiendo un poco de pan mientras escuchaba la charla del gran general con mucha atención.

-Podemos notarlo Europa y dime ¿Cómo está el consejo? ¿Están tranquilos?- Calisto, la general vidente estaba curiosa de lo que pasaba en el consejo político del imperio, a veces no creía que fuera Europa la que fuera hiciera de diplomacia. La joven general limpio sus mejillas por las migajas de pan para hablar.

-Así es, he hablado con ellos y créanme que la diplomacia entre los planetas, las insurrecciones…serán apaciguadas.- La expresión de Europa cambio drásticamente, ya no se mostraba sonriente, sino seria y fría como una tumba. Ganimedes solo miró de reojo de la general mientras Calisto e Ío mostraron un poco de incomodidad.

-Cuando quiere, Europa da miedo. Eso nos lleva a la situación presentado en el planeta Zexlut. La insurrección está teniendo más apoyo que nunca por parte de los gobernantes locales a pesar el apoyo central en la capital. Antes de iniciar con la cruzada que nuestra amada emperatriz quisiera pedir acabar con esta insurrección.- Ío tenía sus propios problemas, no esperaba que la política fuera vital para que su ejército no pudiera vencer a la insurrección en aquel planeta y necesitaba la aprobación de Imperia Júpiter en hacer algo o sino sería considerado como un crimen.

-¿Puedo hacerlo? ¿Aquila? ¿Eteros?- El general de las fuerzas del imperio volteó a ver a la guardia personal de la emperatriz, quienes estaban estáticos y estoicos, ellos junto con la monarca del reino eran los que estaban autorizados de entrar en la cámara de los generales.

-No es decisión nuestras Ío, es de la emperatriz.- Dijo Aquila mostrando seriedad en sus palabras y ver que el trono de la castaña aún seguía vacía.

-Pero…no está y eso es raro, nunca llega tarde y es la primera que está al pendiente de las decisiones del imperio. –Dijo Calisto cruzado de brazos e impaciente la estratega del imperio que llegaba a la ansiedad.

-Lo se Calisto pero habrá que esperarla por el momento.- Ío trató de calmarla para que no le afectara los nervios a él también. Al cabo de media hora las puertas de la cámara de los generales se abrió y dejó ver la silueta de la emperatriz. Los generales y su guardia hicieron la reverencia respetuosa pero Imperia Júpiter pasó de largo sin decir nada y simplemente se sentó en su trono mostrando un rostro de cansancio, unos ojos muy cansados y cabeceaba un poco. Eteros notó la situación y decidió romper el hielo.

-Emperatriz ¿Se encuentra bien?- El joven guardia trató de hacer que volteara al menos pero Makoto simplemente cerró los ojos pero estando atenta a la reunión. Los generales estaban muy extrañados que mejor no hicieron pregunta alguna.

-Cómo decía…

-Ío.- Makoto interrumpió a su general del ejército con una voz también cansada y ni haciendo esfuerzo en abrir los ojos.

-¿Emperatriz?

-Tienes mi autorización para dar la orden de ataque…-Pero yo iré contigo.- La petición de Imperia Júpiter sacó a todos de su estatus quo y dejándolos perplejos. Aquila y Eternos se miraban sin entender que el porqué de la decisión, Calisto no pudo ver venir esa declaración ni con sus poderes.

-Unos meros rebeldes no van a intervenir con mi deseo de venganza y conquista, así que tomaré cartas en el asunto.- Makoto se sobaba la base de la nariz con una voz más alta de la usual, como si estuviera más enojada que antes.

-Pero debo darles a cada uno de ustedes, mis generales y guardia personal, unas instrucciones.-Pero la castaña se tranquilizó casi al instante y dejando que una leve aura de relámpagos oscuros la rodeara sin lastimar a los generales o a su guardia.

-Ganimedes: Estarás a cargo de cualquier movimiento de la puerta de Plutón.

-Europa: Deberás "cuidar" a nuestra invitada que se encuentra en su celda.

-Calisto: Tú organizaras la estrategia y a las tropas.

-Aquila, Eteros: Cuidaran el poder de Plutón…que nadie se acerque, ni siquiera los generales.

-Entendido miladi.- Los generales y la guardia imperial asintieron y respondieron con energía, motivados por las instrucciones de su emperatriz, las fichas se han movido de nuevo.

-Solo una pregunta miladi ¿Qué hay de la otra mujer?- Preguntó Ío curioso por la situación de Setsuna, Makoto pudo deducir que esa pregunta saldría en cualquier momento debido a que Europa se encargaría de Michiru. La castaña solo sonrió.

-Adrastea se encargara de ella.- Al escuchar ese nombre, Calisto tuvo un escalofrió intenso y Europa empezó a temblar, Ganimedes tomó su mano para calmarla mientras Ío miró hacía otro lado.

-¿Volvió de su misión?- Cuando el general del ejército preguntó, las puertas de la cámara de los generales se abrió de nuevo pero esta vez entró una mujer de gran altura, solo por un centímetro abajo de Ganimedes, cabello rubio corto con una complexión física imponente y con una armadura que cubría todo su cuerpo exceptuando los antebrazos, tenía unas vendas en las manos que estaban manchadas de sangre y unas cortada en el rostro.

-Disculpe la tardanza miladi, tuve que terminar de arreglar unos asuntos.- La mujer hizo la reverencia mientras Makoto le pidió que se levantará con una seña de mano.

-¿Quién es ella Aquila?- Preguntó discretamente Eteros al ver tremenda mujer de altura y complexión.

-Es cierto, cuando terminaste de pasar las pruebas y te convertiste en guardia imperial, no hubo presencia de ella. Habló Aquila con tranquilidad- -Adrastea, la castigadora. Ella es conocida como la quinta general pero su rol es más específico.- El guardia de mayor confianza de Imperia Júpiter sabía que Adrastea era terca pero apasionada por lo que hace en el imperio.

-¿Qué hace?

-Es la alcaide de los calabozos.- Aquila sabía la reputación de Adrastea, a ella le encantaba cuidar a los prisioneros y castigarlos, su apodo era muestra de eso, incluso se dice que le fascina escuchar los gritos de los prisioneros, era como placer para ella.

-Su voluntad se hará miladi.- Adrastea sonrió mirando a sus camaradas generales, especialmente a Europa, haciendo que la joven se sintiera intimidada y simplemente se fue a de la cámara de los generales como si nada hubiera pasado.

-Eso es todo, mis generales, ahora vayan.- Makoto dio la orden, la junta había terminado y los cuatro más poderosos del imperio se fueron en silencio, sabiendo sus roles en el instante e ignorando la presencia de Adrastea. Al cabo de unos minutos, la castaña reposó su cabeza en el trono y suspirando de forma pesada.

-¿Miladi, está bien?- Volvió a preguntar Eteros ante la preocupación.

-No dormí Eteros.- La castaña abrió sus ojos por primera vez después de la junta, parecía que se hubiera desvelado la noche anterior.

-Debería descansar y dejarme ir con Ío, se ve agotada.- Aquila intentó apelar a la razón de la emperatriz para apoyar al general.

-No Aquila, quiero hacer esto.- La emperatriz se levantó de su trono, moviendo su cuello y esperando que no hubiera más interrupciones.

-Los dos ya… ¿ya desayunaron?- La pregunta los tomó de sorpresa, Eteros y Aquila no sabían que responder mientras la emperatriz se estiraba tratando de sentirse menos tensa.

-Este…no.

-Miladi…

-Vayan al comedor, los necesito más que preparados para su misión.- La emperatriz ni los volteó a ver y ella se fue dejando a su guardia personal preguntándose qué estaba pasando, incluso encogiendo un poco los hombros

-De acuerdo.- La guardia imperial salió de la cámara de los generales en dirección al comedor preguntándose y hablando de que era lo que tenía pensado hacer la emperatriz, incluso pensaban que podía estar planeando su deseo de conquista…la realidad era diferente.

-El comedor-

-El cocinero debió salir por más de una hora.- La emperatriz notó que la cocina muy solitaria e incluso con un aire frio. La castaña continuaba caminando por el lugar, mirando los instrumentos de cocina, los platos, los vasos y el almacén de los alimentos. Curiosamente la emperatriz notó una gran olla con sopa aún caliente, lo cual le dio curiosidad. Se quitó los guantes metálicos para dejarlos en una mesa de madera junto con su capa, se lavó las manos y le dio una probada a la sopa.

-Mmm…a está sopa le falta…especias.- Las papilas gustativas de Makoto notaron la carencia de sabor e incluso mostrándose sorprendida de que esa clase de sopa insípida se sirviera para sus soldados. Sus ojos rojos desaparecieron al instante dejando ver sus hermosas esmeraldas y decidió tomar cartas en el asunto como ella sabía hacerlo.

-Ha pasado cinco años desde que cociné algo.- Imperia Júpiter, la gran emperatriz y monarca del todo poderoso imperio del relámpago negro se había puesto un delantal y tomó una red de cocina para luego abrir la alacena de las especias y de paso ver con que podía combinar la sopa.

-Es hora.-

Por más de una hora, la castaña se puso a calentar la sopa, a ponerle las especias faltantes, cortar vegetales junto con la carne, pensar en las proporciones del pan. Tardó mucho en hacer el desayuno perfecto pero parecía que Makoto no tenía fin.

Finalmente tras dos horas, Makoto decidió probar la sopa y al momento de agregar un poco el orégano y nuevamente moverla para probarla…

-¡Esta rico!- La castaña sonrió como una niña al sentir ese delicioso sabor que no dudo en servir un buen tazón para su guardia personal y poner el plato de verduras con carne y arroz en rollos. Tanto que la propia emperatriz fue hacía los comedores del Imperio y todos los soldados estaban ahí muy sorprendidos mirando a su monarca con una charola y dos platos grandes.

-¿Crees que la emperatriz esté bien Aquila? Me preocupa un poco- Decía el joven Eteros pensando en la actitud de la castaña.

-Lo sé, quizás debería…

-Aquí tienen caballeros.- Los dos hombres de mayor confianza de la emperatriz se vieron sorprendidos y paralizando al ver a Imperia Júpiter llevándoles el alimento y aun con el delantal puesto causando que no tuvieran palabras para decir algo y Eteros miró a la castaña de una forma algo…especial.

-E-E-Emperatriz ¿Qué hace?- Aquila rompió el hielo y solo miró su plato lleno de deliciosa comida en la mesa.

-Buen apetito- La emperatriz simplemente se regresó por donde vino ante la sorpresa y bocas cerradas de los soldados, mientras Aquila y Eteros probaron la comida de la gran Imperia Júpiter.

-¿Eteros?

-¿Sí, Aquila?

-La emperatriz usaba un delantal…

-Y se veía hermosa.

-¿Qué?

-Cállate y come.

-Espero que les gusta a Aquila y a Eteros, afortunadamente deje la cocina lista para cuando el cocinero regrese.- Makoto se había quitado su delantal y la red para el cabello y tomó su capa y guantes para dirigirse a sus aposentos pero la castaña se sentía algo rara, sintiendo una calidez en su cuerpo.

-Qué raro…me siento muy bien, no me siento presionada ni...

-¡Mako-chan esto esta rico!

-¿Mina?- La emperatriz volteó por el pasillo en el que caminó, al escuchar la voz de la rubia, su mirada de sorpresa era evidente pero no había nadie ni mucho menos presencia de ella, sus orbes se volvieron rojos de nuevo, entrando "en si" por así decirlo y el odio nuevamente sobre las Sailor Scouts se apoderó de ella. Pero la castaña siguió avanzando hacía sus aposentos para luego ir con Ío y terminar con la rebelión.

-Debe ser por la falta de sueño.-

-Con Ami y Rei-

De vuelta en la tierra, las antiguas Sailor Scouts seguían hablando sobre lo que habían hecho de sus vidas, entre risa y risa, aliviando la tensión.

-No debiste acompañarme Rei, puedes estar ocupada y yo te hago perder el tiempo.- Decía la peli azul acomodando su cabello ante el viento fresco que había en la ciudad.

-No tienes que decir eso Ami, además está en buena manos el templo con Koji.- Respondió la azabache con una sonrisa de oreja a oreja y muy confiada de su alumno más avanzado en cuidar el templo en su ausencia.

-Es un gran muchacho, es como tu hermano menor.- Ami se puso a pensar en la actitud de Koji, un chico muy amable y educado, se veía esa disciplina que Rei le había dado con el pasar del tiempo dentro del templo.

-En parte lo es.- La joven azabache sonrió al recordar como aceptó a Koji y como a punta de disciplina y uno que otro regaño por parte de Rei, había adquirido ese deseo de servicio y cuidado hacía el templo y al ser sacerdotisa.

-¿Has descubierto algo además de lo que me dijiste?- Rei cambió el tema con suma discreción y Ami solo asintió entendiendo a la pregunta de la azabache.

-Nada nuevo, solo recuerdos dolorosos pero trató de entender a qué me llevan.- La joven peli azul mordió un poco su uña analizando el significado de su viaje onírico y con Rei escuchando atentamente.

-Podría ayudarte a descubrirlo, de todas nosotras…bueno, tú entiendes.- La azabache no quiso entrar en el detalle de la cercanía entre Ami y Makoto, mostrando una cara de incomodidad pero la ojiazul simplemente suspiro.

-Te entiendo Rei, no tienes que preocuparte.- Respondió Ami con tranquilidad para no preocupar a Rei y se fueron por el camino en silencio hacia el departamento de la peli azul, quizás las cosas pudieran tener algo de respuestas.

-Después-

-Ya estamos en casa, ojala pueda descansar y no tener sorpresas por el momento.- Tras un buen recorrido y una plática amena, finalmente Ami estaba en casa junto con Rei y podía ser un respiro para la peli azul al no ver a las Starlights rondando por ahí.

-Ya somos dos Ami.- Respondió con una sonrisa la azabache mientras Ami abrió la puerta de su departamento e invitó a pasar a su amiga, nada iba a irrumpir su paz…

-¡Ami! ¡Rei!- Exceptuando el minino blanco que se levantó del sillón para ver a las dos chicas entrar.

-¿¡Artemis?!- Rei de inmediato cerró la puerta mientras Ami se quedó asombrada de ver al gato blanco en su propia casa.

-¡¿Qué haces aquí?!- Sin dudar Ami quería respuestas de la presencia de Artemis y Rei también quería saberlo.

-Bueno…jeje, es una historia graciosa.- Artemis se puso nervioso rascándose la cabeza con su pata, como les iba a poder explicar el cómo entró y fue en ese momento en el que se escuchó un ronquido que sacó de concentración a los presentes.

-¿Y ese ruido?- Ami fue directo a su habitación acompañada de la azabache y como si de un cuento de hadas se tratara vieron a su amiga rubia en la cama completamente dormida y abrazando una almohada. Rei puso una mano en su rostro algo avergonzada de lo que estaba haciendo Mina.

-Vaya que Mina no respeta ni la intimidad del hogar.- Dijo Rei con un reproche y ver lo descarada que era Mina al estar más que dormida sin que ningún ruido le interrumpiera, Ami por otro lado solo soltó una risilla burlona, era la segunda vez que Mina irrumpía en su departamento, se estaba superando a su misma esta vez.

-Ella estaba algo preocupada porque no habías llegado y simplemente te esperó. Limpio un poco el departamento para darte una sorpresa.- Artemis apareció detrás de ellas para subirse al colchón e intentar despertar a Mina pero vaya que tenía el sueño pesado.

-Y fue una muy bien recibida Artemis.- La ojiazul no pudo ocultar su risa discreta mientras dejaba su bolso en una mesa.

-¿Pero dónde estabas Ami? Nos tenías preocupados.- Como un padre mostraba su preocupación por el paradero de Ami y la susodicha respiró lentamente mirando al minino.

-Bueno, estaba con Rei debido una un problema y uno muy grande…

-¿Las Starlights verdad?- La respuesta de Artemis no fue para nada incómoda para Ami ni para Rei, simplemente asintieron en sumo silencio.

-Cuando Mina y yo veníamos para acá las vimos. Se ve que acamparon.- Artemis sabía que era serio esto pero no pensaba que pudiera llegar más lejos el deseo de conocer lo que pasó hace un lustro para las Starlights.

-Son muy insistentes, incluso para quedarse a dormir. Creo que se están acercando más de lo debido, hay que decirle a Serena de inmediato.- Rei fue contundente, aun sin ser Sailor Scouts debían mantener a salvo el secreto y a Serena, aun sin poderes.

-¿Y Luna no ha vuelto?- La pregunta de la antigua Sailor Scout de Mercurio llegó a los oídos de Artemis pero simplemente negó con un leve movimiento de cabeza.

-No, no siento nada de ella, me gustaría preguntarle cosas.- Mientras Artemis hablaba con Rei y Ami, Minako estaba en pleno sueño, con una sonrisa en su cara abrazando el cojín pero su travesía onírica le traería algo de interés.

"Encuéntrala…"

"Es la única forma…"

"Búscame…"

"¡Encuentra la espada del cristal de plata!"

-¡Ah, espada!- La rubia abrió los ojos de golpe, levantándose de la cama aventando el cojín al pobre Artemis que cayó fuera de la cama mientras respiraba de forma agitada.

-Vaya eso sí que fue un sueño raro.- La rubia de Venus sintió las miradas de Ami y Rei de forma incomoda haciendo que se avergonzara un poco pero de inmediato se le olvido al sentarse en la cama en posición de flor de loto.

-¡Ami! ¡Rei! Ya era hora que vinieran, nos tenían preocupados.- La rubia les estaba reclamando a ambas con energía llevándose las manos a la cintura mientras la oji azul y la azabache se le quedaran viendo pensando que con qué cara les podía decir eso Mina.

-Pues no pareces tan preocupada, estabas acostada en la cama de Ami.- Rei le reclamó a Mina, poniéndose enfrente y señalando el cojín, el cual estaba sepultando a Artemis.

-Es que necesitaba un poco de descanso, ustedes saben. Eso me recuerda ¡Las Starlights estuvieron aquí! Y a lo cual puede confirmar mi teoría.- Esas últimas palabras hizo que el gato blanco saliera del cojín asombrado y mirando a la rubia curioso y confundido.

-¿Teoría? Mina tú nunca…

-Primero Serena, luego Ami…supongo que van a ir al templo Rei ¿Es que acaso no ven el patrón?- Por ese instante, Mina se puso tan seria como Rei y analítica como Ami, dejando a las dos ex Sailor Scouts en silencio, sin entender aún a lo que quería llegar la rubia.

-De alguna forma, las Starlights quieren información de todas…en el orden en el que fuimos adoptando el título de Sailor Scouts.- Mina expresó el punto central de su teoría, la peli azul lo comprendió de inmediato y volteó a ver a Rei pero ella estaba con una expresión de espanto.

-Rei…

-Escucha Ami, si es cierto lo que Mina dice entonces no hay que perder tiempo. Koji está solo y no puedo dejar que Seiya le haga preguntas que no domina. Él no sabe de mi pasado. Haré que pierdan el tiempo para que ustedes vayan al viejo departamento de Makoto.- Rei no iba a permitir que su discípulo fuera comprometido mientras abandonaba el departamento de la peli azul. Corriendo a toda prisa, el secreto de las Sailor Scouts debía mantenerse así, al igual que la integridad del muchacho aprendiz.

-¡Nos reuniremos con Serena, presiento que no será lo último de las Starlights!- La azabache seguía corriendo tan rápido como podía mientras a los cuatro vientos gritó las últimas instrucciones. Ami y Mina bajaron a prisa las escaleras para ir hacía el otro lado del domicilio de la peli azul.

-Pero ese departamento ya está ocupado pero eso no detendrá a Seiya, preguntaran por la vieja inquilina.- Decía Mina apretando el paso, aguantando el dolor de su tobillo mientras Artemis las seguía a su ritmo, Ami fue quien tomó la delantera, sabía perfectamente el camino pero sería la primera vez en ir tras cinco años pero ahora debería estar preparada para enfrentar ese fantasma.

Lo se Mina…lo sé.

-Planeta Zexlut-

-¿Qué noticias tenemos soldado?- Dentro de las trincheras el planeta Zexlut, donde los días duran dos meses, la batalla estaba en su punto más crítico para el imperio, uno de los soldados del Relámpago Negro estaba observando la situación.

-La resistencia se atrinchera fuertemente en el palacio regional pero tiene que ver esto. Algunos pobladores se les han unido incluso algunos de nuestros soldados lo han hecho, una deshonra.- Uno de sus camaradas habló con despreció a los traidores del imperio, le asombraba que dejaran de procurar la paz en el planeta y se unieran a una rebelión que ya tenía un tiempo.

-¿Cuántos son?

-Cuando llegamos al planeta éramos más de 15, 000 pero ahora con este giro, somos apenas 1000.-

Los soldados miraron a sus similares, todos con una cara muy deslucida y moralmente derrotados, no sabían que hacer.

-Sí, parece que esta rebelión nos tiene contra las cuerdas. Más cuando están teniendo apoyo de las demás parte del planeta. No se había visto una rebelión así desde hace dos años.-

-Lo sé pero ahora debemos pedir refuerzos o sino podremos perder el planeta.

-Y eso a la emperatriz no le gustará.- Detrás de todos los soldados, se escuchaban unos pasos y eventualmente los hombres del ejército del Imperio soltaron aplausos.

-¡General Ío!-Los soldados hicieron las reverencias correspondientes mientras el general avanzó a donde estaba el punto de observación para ver el palacio regional tomado por los rebeldes con suma tranquilidad.

-¿Hace cuando regresó?

-Hace dos segundos señores.- Ío respondió sin quiera verlos y tras una observación meticulosa de la situación, volteó a ver s sus hombres, todos esperando órdenes.

-¿Solo tenemos 1000 hombres?- Cuestionó el general de las fuerzas armadas del imperio arqueando la ceja y mostrando incredulidad.

-Sí general, entre los combates de escaramuza y nuestros h9ombres desertando, no sabemos qué hacer.- Explicó uno de los soldados con mucho pesar, Ío frunció el ceño y volvió a ver a donde estaban los enemigos.

-¿Si logramos tomar el palacio regional de nuevo, tendremos el control no solo de la ciudad sino del planeta?- Preguntaba el general pelirrojo ya quitándose su casco y dejarlo a un lado.

-Sí general, pero necesitaremos lanzar una ofensiva muy poderosa, pensábamos pedir refuerzos.- Cuando uno de sus soldados expresó sobre lo que tenían que hacer pero el general únicamente se puso de brazos cruzados mostrando una sonrisa muy confiada.

-Caballeros, en estos momentos no necesitaremos refuerzos, mandaremos una ofensiva contra esa resistencia.- Ío podía sentir el poco viento pasar por su rostro, dejando a todos los soldados preguntándose qué era lo que planeaba, era un suicidio un ataque masivo.

-Pero general, incluso han robado varios sistemas de defensa, ¿Cómo podremos romperla?

-Solo hay que mirar.- Ío buscó que sus hombres confiaran en él, la situación era adversa pero el general estaba seguro de llevarse la victoria.

Mientras que en el poblado donde estaba la rebelión y con el castillo regional tomado, la denominada resistencia estaba festejando que tenían al ejército imperial bajo control y pronto a darles con el golpe final.

-¡Atención! ¡Alguien se acerca!- Pero aquella felicidad había terminado al ver que los paneles de poder estaba mostrando que alguien se acercaba, sensores robados del imperio.

-¡Preparen las defensas! ¡Hay que evitar que esos soldados tomen este palacio! ¡Debemos aguantar! ¡Por la libertad!- Los soldados renegados del imperio se ponían en posición para atacar junto a los rebeldes quienes también activaron los escudos para evitar un ataque a distancia. Tenían la esperanza de ver si podían acabar con ellos y liberar a su planeta de la influencia imperial.

-¿Pueden ver algo?- En el panel de observación solo se veía polvo y algunos cadáveres de soldados y rebeldes por igual pero una figura se acercaba con toda la tranquilidad.

-Solo veo una persona.- Al escuchar eso, toda la fuerza opositora se quedó sorprendida e incluso mostraban más seguridad y confianza, hasta risas burlonas.

-¿Solo una? Deben estar desesperados como para enviar a un solo guerrero.

En ese momento, las nubes aparecieron de la nada, lentamente cubriendo el sol, el viento a cada momento era frío y la resistencia podía sentirlo pensando que era una simple lluvia.

-¿El cielo se oscureció? Qué raro.- Uno de los soldados traidores se quedó extrañado de que todo el cielo ya estaba cubierto de nubes como si fuera a llover. La figura paró su andar en el momento que fue detectada.

-¡No puede ser!- Uno de los vigías al ver de quien se trataba se paralizó del miedo dejando a todos con la duda, tratando de que reaccionara.

-¿Qué ocurre?- Su compañero le sacudió para que hablara, en ese instante la rebelión no sabía que pasaba.

-¡No es un soldado!- El grito del soldado traidor fue de terror y del cielo un relámpago golpeo la tierra rebelando a la persona que estaba enfrente.

-¡Es Imperia Júpiter!- Los soldados que lograron verla también mostraron miedo al instante con la piel pálida y con el cuerpo temblando, dejando a toda la resistencia en medio del horror.

-Rebeldes…están haciendo que pierda mi valioso tiempo.- El aura de relámpagos negros empezó a rodearla, la castaña se puso en una posición de ataque muy familiar, con las piernas extendidas y con los brazos en forma de cruz. El poder del relámpago oscuro emergía como la espuma.

-¡¿La emperatriz en persona?!- La rebelión estaba más que alterada que las ovejas al ver al lobo, tratando de mantenerse fuertes y listos para luchar pero Makoto no los iba a dejar escapar como así.

-¡Pagarán su traición con su vida!- Una antena salió de la diadema de la castaña acumulando gran energía del relámpago negro mientras los truenos se escuchaban con fuerza en el cielo y el poder de Imperia Júpiter seguía aumentando.

-¡Dragón del trueno oscuro!

Un gran dragón hecho de rayos negros apareció delante de Makoto destruyendo los escudos, haciendo retumbar todo el planeta y matando a toda la resistencia con un solo golpe, algo que fue tan fácil para ella, la traición se pagaba con la muerte y Makoto cumplía con sus palabras al lanzar ese poderoso ataque.

Todo terminó en un pestañeo, Imperia Júpiter había acabado con esa rebelión con un golpe mientras ella estaba de píe como si nada hubiera pasado de brazos cruzados, el cielo volvió a despejarse y mostrar su sol.

-Asombroso.- Decía uno de los soldados impresionado por el gran poder de su señora, todos excepto Ío, estaban sorprendidos y temerosos del ataque lanzado por ella.

-¿Este es el poder de la poderosa emperatriz?- Otro de los efectivos no podía moverse tratando de jalar aire.

-No…únicamente usó el 10% de su poder real.- Ío en un movimiento rápido dejó a sus soldados para reunirse con la emperatriz, mostrando su gran velocidad. El general hizo la reverencia correspondiente pero Imperia Júpiter no lo volteó a ver, aunque sabía de su presencia.

-Qué tus hombres recuperen el control del palacio regional, todos los traidores han muerto junto con esta rebelión.- La castaña respiraba lentamente tratando de relajarse y de entender cómo es que decidieron traicionar al imperio.

-¿Miladi? ¿Está todo bien?- En la mente de la emperatriz y de Ío se escuchó una voz melodiosa de sirena pero con algo de preocupación.

-¿Europa? ¿Pasa algo?- De inmediato Makoto respondió mirando al cielo, sorprendida de forma discreta de como Europa podía usar sus poderes de telepatía incluso en otros planetas.

-Sí miladi. Ganimedes-san ha detectado algo inusual en la puerta que custodia.- La joven general rubia estaba afuera del palacio de Plutón donde Ganimedes y Calisto ya estaban adentro.

-Ha brillado.- Ante esas dos palabras de la General, Makoto mostro una sonrisa discreta haciendo aparecer un relámpago que la transportaría directamente hacía el palacio de Plutón

-Ío, te encargó la situación en Zexlut.- Con la tranquilidad del mundo, la emperatriz usó el relámpago para transportarse al palacio de Plutón, ahora quedaba ese asunto de suma importancia.

-Palacio de Plutón-

-Esa luz emitió un poder tan cálido y extraordinario. Su esencia es joven, es sorprendente.- Mientras la emperatriz había dejado el planeta Zexlut, Ganimedes seguía observando la puerta del tiempo más que fascinado por su arquitectura pero sintiendo ese poder emanado antes.

-Y estás grietas se vuelven más grandes con el pasar del tiempo pero aun así es titánica la idea de abrirla.- Decía Calisto observando dichas grietas, sus ojos volvieron a brillar en un tono plateado e hizo una reverencia a la brevedad mientras Ganimedes hacía lo propio.

-Emperatriz.

Imperia Júpiter había arribado al planeta y a su lado estaba Europa con toda la tranquilidad del mundo. La castaña notó que lo que decía Europa era cierto, un poder había despertado parte de los mecanismos de la puerta de Plutón, una fuerza que ella conocía.

-Desde mi batalla con Sailor Plutón, la puerta ha tenido un comportamiento extraño.- Musitó emperatriz de los ojos rojos tocando partes de la puerta, podía sentir ese poder recorriendo por toda la estructura, haciéndole cosquillas en sus dedos aun cuando estaban protegidos por sus guantes.

- ¿Me permiten unos momentos a solas?

Los tres generales simplemente asintieron en silencio abandonando el palacio pero Calisto aún tenía mucha curiosidad de lo que iba a hacer su emperatriz pero no quería sufrir un castigo terrible por desobedecerla.

Al momento en que abandonaron el lugar, Makoto recordó haber tocado el cristal donde el poder de Setsuna estaba. Así que se despojó de sus guantes para aventarlos a un lado y con suma facilidad pudo emanar unos relámpagos negros pero había algo que ella quería intentar y está parecía la prueba perfecta.

-Cuando toque el orbe pude al menos sentir el gran poder que tenía Setsuna, puede que tenga algo de su energía, algo mínima esa posibilidad.- La castaña se concentró lo más que pudo y tras unos minutos los rayos de Makoto, solo alguno se tornaron purpura, sintiendo una energía diferente.

-Todo por lo que forje…no me lo impedirás Setsuna.-

La emperatriz lanzó un potente rayo negro que tomaba algunos tonos purpuras directo a la puerta del tiempo, haciendo que está empezara a brillar y a sonar los mecanismos para que abriera. El símbolo de Plutón alumbro la sala del palacio mandando fuertes señales de poder que podían verse fuera del lugar. Los tres generales miraban el espectáculo con toda tranquilidad pero Calisto estaba más que asombrada por ese poder que la emperatriz tenía acceso.

Adentró del palacio de Plutón, la situación no había cambiado, los pocos engranes que se movieron habían parado y las grietas no se habían agrandado. La emperatriz dejó de atacar con sus relámpagos, mostrando una cara de decepción pero con lo poco que había hecho de mover los engranes, podía hacer algo más.

-Al menos con tocar la puerta, pude entrar en contacto con el poder del que está rodeado.- Habló en voz baja la castaña haciendo respiraciones profundas para estar en paz con ella misma.

-Europa.- Imperia Júpiter llamó a la más joven de los generales quien llegó a toda prisa a escuchar los designios de su señora.

-¿Miladi?-Pregunto gentilmente haciendo una reverencia.

-Llama a Aquila y a Eteros, que traigan el poder de Sailor Plutón…Llegó la hora.

Makoto estaba segura de poder lograrlo, la sangre le hervía con intensidad y sus fuerzas estaban renovadas. Este sería un día glorioso para el Imperio del relámpago negro.

Después…

-¿Han traído a las prisioneras?- Imperia Júpiter no se había movido en el lapso de dos horas, siguiendo mirando la puerta del tiempo. A su lado se encontraba su guardia personal custodiando el poder de Sailor Plutón con seriedad.

Ío estaban sentado en el suelo meditando mientras Europa y Ganimedes platicaban, Calisto por su parte era quien traía a Setsuna y a Michiru encadenadas en una cruz siendo aventadas al frente y forzadas a estar de rodillas.

-Cómo ordeno, Adrastea fue algo severa con esta.- Calisto señalo a una Setsuna que tenía unas marcas de látigo en su mejilla y en sus piernas mientras que Michiru aún sentía cansancio, no recuperaba sus energías pero aún era observadora, pudo ver el orbe del poder de Setsuna bien custodiado y su esencia podía sentirla aún en su estado.

-Este poder… ¿Setsuna?- Apenas y podía voltear el cuello la mujer de cabello turquesa a una Setsuna más que derrotada y furiosa.

-Sí Michiru, mi poder como Sailor Scout se me fue extraído, aunque pensé que moriría.- La guardiana del tiempo no podía sacar de su cabeza ese momento doloroso, más cuando los cuatros generales realmente mostraban de lo que eran capaz de hacer en nombre de Makoto.

-Aún no Setsuna, tienes suerte que Ío me haya pedido personalmente dejarte vivir.- Las palabras de la emperatriz tomaron por sorpresa, en especial a la vidente Calisto quien miró al pelirrojo arqueando la ceja.

-¿Eso es verdad Ío?- Preguntó la general azabache con una mirada inquisitoria en él, simplemente Ío encogió los hombros.

-Es una mujer que puede aún sernos útil.- El pelirrojo enfocó sui mirada en Setsuna, mostrando su interés en ella. La mujer de cabello verde oscuro ignoró esas palabras manteniendo la calma mientras Michiru apenas intentaba mover sus muñecas separadas por la cruz.

-¿Qué es lo que quiere hacer? ¿Por qué esos sujetos le dicen emperatriz?- La antigua Sailor Scout de Neptuno aún estaba confundida, buscando respuestas.

-Quiere abrir la puerta del tiempo…para tomar el trono de Serena.- Setsuna trataba de aguantar el castigo físico y el psicológico pero no podía hacer más por la paz del Milenio de Plata.

-¡Makoto detente! ¡No te permitiré eso!- Michiru tomó fuerzas desde su pecho gritando, simplemente Makoto volteó al escuchar su voz pero fuera de eso no hizo nada, al contrario de Calisto.

-¡Calla perra!- La general y vidente asestó una bofetada que se escuchó en el palacio, dejando roja la mejilla de Michiru. Makoto se acercó a donde Calisto para apartarla de forma gentil y tocar de forma delicada el mentón de Michiru.

-Aún no comprendes tu papel Michiru, pero con el tiempo lo entenderás.-La castaña tocó el pecho de la mujer ojiazul dejando ver la mítica gema incrustada en su pecho.

-Y tú no tienes opción gracias a la piedra fantasma ¿Lo olvidas?- Imperia Júpiter soltó un pequeño relámpago para asestar dolor en Michiru y hacerle entender su lugar ante ella.

-Makoto, si piensas que puedes controlar el poder de Plutón estas equivocada. Ese poder solo lo puede controlar la persona elegida y a quien tiene la responsabilidad de preservar las líneas del tiempo y espacio.- Setsuna trató de hacer el último esfuerzo y apelar a las emociones de la emperatriz. Makoto volvió al frente de la puerta y acumulando un gran poder en sus manos.

-Setsuna…Tú siempre te preocupaste por mí.- La joven de ojos rojos no evitó soltar una lagrima solitaria, sus palabras eran honestas recordando como Setsuna trató de ayudarla, de consolarla y apoyar…pero eso fue el pasado.

-Pero llego la hora de cambiar mi destino.

-¡No!

Un relámpago negro golpeó con fuerza el orbe en donde estaba el poder de Sailor Plutón con mucha intensidad y al ver como ambos poderes chocaban, la castaña no desistió en su intento de dominar el poder de Setsuna.

El orbe empezó a emitir un gran poder defensivo ante el ataque de Makoto pero al querer contra atacar, el relámpago absorbía su poder y lo utilizaba encontrar del poder de Sailor Plutón, Setsuna estaba sorprendida de ver el gran potencial que mostraba la castaña y los rayos negros tomaron un tono morado y fue ahí cuando la guardiana del tiempo sintió el verdadero terror.

-¡No Makoto! ¡Detente!- Setsuna trató de levantarse solo para ser derribada por Calisto y forzarla a quedarse en el piso, con una bota de la vidente en la cabeza de Setsuna, lo entendía a la perfección: Makoto estaba absorbiendo el poder del orbe de Plutón para tener más poder y abrir la puerta.

-¡Ábrete puerta del tiempo! – Makoto intensificó más el poder del rayo negro combinado con el poder de Setsuna para hacer que la puerta se abriera más. La frente de la Sailor Scout de Plutón brilló haciendo aparecer su símbolo de su planeta guardián y a su vez un gran dolor se apoderaba de ella. Setsuna trató de resistir.

-¡Ah! ¡No! ¡Makoto!- El grito de agonía de Michiru se escuchó, su frente tenía el símbolo de Neptuno y el dolor era como mil espinas en su cuerpo, Setsuna sintió una gran presión en su pecho al verla sufrir.

-¡Michiru! -¡Detente ahora mismo!- Con las fuerzas que le quedaban gritó Setsuna, pidiendo piedad pero Makoto hacía oídos sordos, aumentando su poder.

-Aún no es suficiente ¡Aún no!- Los relámpagos salieron dispersos por todo el palacio, los generales y su guardia personal retrocedían al ver los rayos negros y purpuras rebotando.

-Miren, la puerta se está abriendo.- Calisto no podía creerlo, los mecanismos de la puerta estaban cediendo y la tierra tembló, la gran puerta del tiempo se abría lentamente soltando un poder extraordinario e incluso la fuerza de atracción hacía de las suyas succionando lo que encontraba.

-¡Han pasado cinco años Setsuna y no pienso parar hasta ver finalmente mi sueño hecho realidad!- Makoto podía sentir como su armadura se destruía poco a poco por el poder de la atracción gravitacional de la puerta y sus propios ataques, toda la ira estaba enfocada en sus ataques, no iba a ceder y no le importaba si el lugar explotara, su destino estaba escrito.

-¡No pienso parar!- Las palabras de la emperatriz eran un gran motivador para sus generales y sus guardias imperiales, para Michiru y Setsuna era una tortura psicológica, el dolor que sentían no podía ser calmado con nada mientras el cuerpo era sometido.

-¡Basta por favor! ¡Haruka!- Michiru no pudo más, llorando y soltando un grito de pena, la mujer de cabello turquesa quería ser salvada y solo quería que su amada viniera y las despertara de esta pesadilla…una pesadilla compartida.

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-¿Michiru?- Hakura en la tierra había sentido un escalofrío inusual, encontrándose en el aeropuerto de la capital Belga, en ese instante, sintió como sus piernas empezaron a debilitarse y sus manos a temblar.

-Pero que…

No pudo terminar, un fuerte dolor en su cuerpo se apodero de ella haciendo pero en vez de llamar la atención de todas las personas en el aeropuerto, simplemente se quedaron paralizadas, como si el tiempo se detuviera, la rubia sujetó su cabeza para intentar contener su dolor.

-¡Qué es esto! ¡¿Qué es este dolor?!- Haruka trataba de levantarse pero incluso sentía como apretaban su pecho con fuerza, el símbolo de Urano se iluminó en su frente emanando poder y con ello aún más dolor.

-¡Ya basta! ¡Detente!

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-Siento una presencia tenebrosa, incluso aquí en el palacio se siente… ¡Miladi!- En el palacio de Saturno, la consejera de Hotaru sintió la energía oscura rodeando el lugar y por un gran temor fue a la habitación donde Hotaru estaba descansando pero al entrar vio a la joven en el suelo gritando y destruyendo el lugar con sus poderes que se habían vuelto inestable.

-¡Detente, quien quiera que seas detente!- Gritó Hotaru lanzando bolas de energía por todo el cuarto, rápidamente Pandora logró esquivarlas y acercarse a Hotaru para calmarla.

-¡Miladi! ¡Deténgase por favor!- La mujer de cabello purpura buscó abrazarla pero fue empujaba por una onda de poder de nivel cósmico, Hotaru sentía su frente arder, el símbolo de Saturno brillaba con fuerza desatando el caos, torturando a la joven.

-¡Déjame en paz!

.

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-¡Saturno, Urano, Neptuno y Plutón! ¡Abran está puerta en nombre del Imperio del relámpago negro!- Makoto estaba soltando más poder de lo que había arrojado en el pasado, el símbolo de Júpiter brillo en negro, soltando esa fuerza que no se había visto desde hace un lustro.

-¡Vinculación del sistema exterior!-

-¡No!

El grito de Setsuna fue ignorado por última vez, Makoto lanzó un súper relámpago formado de las energías astrales del tiempo y del caos, junto con las fuerzas elementales de la tierra, agua y relámpago, los generales trataron de aguantar este poder pero incluso ellos sabían que esto sería su fin y en un momento…todo se envolvió en una luz blanca y silencio.

Una explosión había destruido el techo del palacio y parte del piso, el gran poder de Imperia Júpiter fue visto en toda la galaxia Kino, unos asombrados y otros temerosos. Algo grande había pasado y parecía que había terminado todo, solo parecía.

La luz blanca se desvaneció y poco a poco se empezó a tener visibilidad de nuevo. El palacio de Plutón estaba a la mitad destruido y parecía haber arrasado con todo incluso con los generales, con Michiru y Setsuna, siendo totalmente falso.

-¿Esté es el verdadero poder de la emperatriz?- Europa estaba pasmada y nerviosa, Calisto asombrada por dicho poder-

-No, aún no libera todo.- Decía el gran Ganimedes, quien había sido su salvador al formar una gran barrera de cristal alrededor de todos con sus propias manos, una de las grandes habilidades del general albino, incluso protegiendo a las Sailor Scouts del sistema exterior quienes yacían inconscientes.

-Wow, no lo puedo creer.- Ío miró todo el lugar hecho trizas mientras más al frente, Eteros y Aquila estaban bien, sin ningún rasguño y firmes. Ambos se encaminaron para encontrarse a la emperatriz, quien estaba de rodillas con toda la armadura destruida y dejando de emanar poder.

-¿Emperatriz? ¿Se encuentra bien?- Aquila le quiso poner su capa encima pero la castaña se levantó tirando lo que quedaba de su armadura.

-Por supuesto Aquila…

Makoto no miró a sus soldados, mostrando mucha seguridad aún con algunas heridas en el cuerpo e incluso sangre pero ahora estaría a punto de culminar su más ferviente deseo.

-Me siento…como nueva.

Ella es Makoto Kino, una chica muy hermosa, noble, fuerte en defender al desprotegido y antiguamente conocida como Sailor Júpiter. El destino le pagó de forma cruel y en busca de paz encontró el poder, el poder que había suprimido por tanto tiempo.

Traicionada por quienes creía que eran sus amigas, humillada y con un corazón roto por quien creía que la amaría, ahora con los ojos de un tono amatista, el color de Júpiter y con el relámpago oscuro de su lado, ahora estaba más que lista para terminar con lo que inicio hace cinco años. Y ante ella estaba el primer paso…La puerta del tiempo de Plutón finalmente abierta.

-Muy pronto el trono será mío, así como tú cabeza Serena-

¿Fin?


Confirmada: 2da temporada y final de Relámpago Oscuro.

¡Nos veremos para la otra!