(Se recomienda ver HTTYD1 y 2 debido a que escenas de la película sedan a mencionar en esta historia muy frecuente)

Género: Comedia, Romance, Familiar


"La Irónica Propuesta"

Cap.1

"La Ironía"

"Esto es Berk; está a doce días de me muero de frio y, situado en el mediano de la tristeza. Han pasado cinco años des de que Berk cambio por completo pues el dicho de "muere o mata" ya no es utilizado entre nosotros, ahora graciosamente usamos "cría o sofócate" al principio no tiene sentido pero cuando se trata de criar a un dragón nada es fácil, especialmente cuando los vikingos tenemos problemas de necedad.

Verán hemos aprendido que al vivir con los dragones el mundo se ha hecho mucho mas grande. Todo gracias a que conocí a mi mejor amigo, un Furia Nocturna al cual llame por primera impresión Chimuelo. Ha sido mi compañero desde entonces; una parte de mi no sería nada sin él. Como sabrán me llamo Hipo, y llevo tres semanas como líder y jefe de la tribu Oligan. Desafortunadamente mi padre Estoico El Vasto pasó a una mejor vida desde la última visita de Drago El Sanguinario y su intento de dominar el mundo; gracias a mis amigos logramos detenerlo y recuperar la paz de Berk y los dragones cautivos. Sin dudas extraño la voz mandona de mi padre, pero en su pérdida recupere algo preciado, mi madre; quien por veinte años ha vivido y aprendido de los dragones, ahora es mi maestra y la segunda mujer en mi vida.

¿Segunda? Ustedes dirán.

Pues la verdad es que desde hace mucho hay una chica a la cual no puedo sacar de mi mente. Pero las cosas han cambiado y siento que es momento de que dé un segundo paso para mantener a la persona que amo a mi lado, por esto yo Hipo Haddock diré…

- Astrid Hofferson ¿Quieres ser mi esposa? – dije erguidamenté a mi espejo. Chimuelo tumbado en su roca veía como practicaba frente al espejo lo que le diría a mi amada. - ¡AHH, ESTO NO ESTA FUNCIONANDO! – me agarre los cabellos de la cabeza perturbado. - ¿Qué tal si la asusto? ¡o si sueno inapropiado o tal vez desesperado! – proteste a Chimuelo, quien solo alzo una ceja sin idea de que decir. – No sé porque estoy hablando contigo, ni siquiera puedes darme una respuesta. – argumente y al momento un lápiz golpeo contra mi cabeza. Mire a Chimuelo y el desvió la mirada como si él no hubiera hecho nada. – Jaja, muy gracioso. – recogí en lápiz devolviéndolo a la mesa.

- ¿Y a que se debe tanto estrés? – sonrió mi madre en la entrada de la alcoba. Yo apenas voltee a mirarla, me sentía avergonzado. - Sabes hijo, proponer a una persona no es fácil y menos cuando es a alguien que realmente amas. – dicho esto me sonroje, parece que ella estuvo escuchando mis practicas de propuesta.

- Comienzo a creer que es verdad. – baje la cabeza a medida que me senté en la silla y comencé a mover el lápiz de lado a lado.

Mi madre me sonrió y coloco una mano en mi hombro.

- Sabes, recuerdo la vez que tu padre intento proponerme matrimonio. Estaba tan nervioso que nunca terminaba la oración. – yo la mire con intriga y ella asintió la verdad. - Decía cosas como; Valka de seas… un pescado, Valka deseas… un diente de dragón – imito falsamente la voz de mi padre. – Pero nunca decía, deseas ser mi esposa. Pero era gracioso ver lo mucho que se esforzaba.

- Es difícil creer eso. – la mire incrédulo.

- Tu padre no siempre fue un hombre que aparentaba rudeza. Él era tierno y detallista, presumía muchas virtudes, pero era un buen hombre. Recuerdo la vez que te cargo en sus brazos, jaja, se puso muy pálido. Eres una cosita tan diminuta. – hablo maternamente acariciando mis mejillas. – No tenías ni un mes, pero ese día… le sonreíste a tu padre, y él casi lloraba. Estaba muy orgulloso de ti.

Como pensar que mi padre era de tal forma, pero las palabras de mi madre sonaban sinceras que ni si quiera medí cuenta de la lagrima que bajo por mi mejilla.

- Como lo extraño. – seque las lagrimas

- Yo también. – me abrazo en su pesar. – Pero hay que ser fuertes por él. – yo asentí.

- ¿Hipo? – llamo Astrid desde la puerta. – ¿Estás aquí? – entro y merodeo con los ojos.

Me levante de la silla y sentí como el corazón se me aceleraba, no sabía si contestar o quedar callado, lo peor de todo era que tenía el impulso de esconderme bajo la cama y pretender que no estaba.

- ¡Estamos aquí arriba querida!. – contesto mi madre haciendo que me resaltara en horror.

- Shhhh, no… no le digas. – le murmure con ojos grandes.

- Tienes que enfrentarla – me murmuro mi madre.

- Hipo, tienes que ver los detalles finales de la estatua de Estoico, están geniales. – sonrió Astrid al llegar a la alcoba.

- Ah, hola Astrid, hola Astrid, hola Astrid. – ¿pero que dije?, pensé nervioso.

Ella parpadeo varias veces por mi repentino hablar.

- Muy bien Haddock, ¿qué me estas ocultando? – se reclino sospechosamente.

- ¿Quién yo nada? ¿Por qué? – dije aun más nervioso.

- Solo mencionas tres veces mi nombre cuando estas nervioso.

Sin saber que decir observe a mi madre pero ella solo con sus ojos señaló a Astrid diciéndome en silencio "Adelante, dile", pero yo negué.

- Bueno, creo que yo no debería estar aquí. Hay tanto que aun no he visto en la aldea. – argumento mi madre retrocediendo de nosotros como excusa. – Vamos Chimuelo, dame un recorrido.

¿Qué, también piensa llevarse a mi dragón?, grite a mis adentros. Sin rodeos Chimuelo se levanto y bajo con mi madre por las escaleras. Thor, como desee estrangularlos a los dos.

- ¿Y bien? ¿Qué es lo que no quieres decirme? – se me acerco amenazadoramente.

- Amm, Hay dioses – teñí la voz al caer sentado en la silla. Los ojos amenazadores de Astrid siempre lograban intimidarme. – Yo… yo quería decir te que… que… que estas hermosa.

- No te creo. – se reclino de nuevo aunque algo sonrojada.

- No, no hablo enserio, estas preciosa. – me levante y tome sus manos haciendo lo posible en sonar convincente.

Ella me miro y más se sonrojo, y por ese momento me sentí confiado. Tal vez… no sería tan difícil decirlo.

- Astrid, desde que éramos niños… sentí una fuerte conexión contigo. Sé que para entonces no era tu tipo de vikingo, pero… yo nunca me rendí. Tarde o temprano sabía que conquistaría tu atención.

- Y lo hiciste, cuando me raptaste. – burlo la primera vez que la lleve a volar en Chimuelo.

- Si, esa… no fue mi idea para ganarte. Pero tú no me dejaste opción. – toque su nariz como un ligero regaño por lo de aquella vez, ella sonrió acariciándose el golpe.

Su sonrisa me conquisto que en los siguientes momentos la sostuve de la cadera y la acerque a mi cuerpo, tome su mano derecha y la coloque cerca de mi pecho, para entonces le dije…

- Puedes sentirlo. Mi corazón palpita por ti, Astrid.

Sus ojos brillaron y sus labios emblanquecieron por mis palabras; ella vergonzosa intento esconder su reacción de mí, pero yo sostuve su mentón y la recibí con un profundo beso. Mi estomago se lleno de mariposas y mis amígdalas de un sabor agrio de emoción. Sentí como ella se entrego al beso y llevo sus manos a mi cabello. Yo masajee su espalda al ritmo del tacto de nuestros labios, perduramos un rato y luego nos separamos para compartir una mirada.

- Wau. – fue lo único que surgió de sus labios rosados con una expresión profundamente perdida en el beso.

Yo sonreí a su acto y nuevamente la bese un poco más prolongado. Confiado me senté con ella y hablamos un poco de nuestros días; durante el proceso me sentía mucho más confiado; ver como ella movía los labios al hablarme, daba más tentación de besarla. ¿Pero que pienso? no debería estar enfocado en eso, tengo que decirle mi propuesta.

- ¿Astrid?. – moví mis labios lentamente y ella volteo a mirarme. De nuevo me sentí nervioso. – Hace un año atrás quise decirte algo. – ella esbozó una sonrisa y se acerco mas a mí, nuestros muslos daban uno con el otro; era un milagro que ella no pudiera escuchar como mi corazón palpitaba con fuerza. Se veía ansiosa de escuchar lo que diría. – Veras, eres… alguien muy importante en mi vida y gracias a ti he tenido el coraje de hacer tantas cosas. No somos perfectos pero yo quisiera que tu… que nosotros… – quede en silencio pero aun así la sonrisa de Astrid se intensifico. Suspire, me levante frente a ella lo más serio posible y en los siguientes momentos aumente la voz – Astrid Hofferson, me harías el honor de que hicc… - ligeramente lleve mis manos sobre mi boca sintiendo como todo mi rostro se ruborizaba. No podía creer que me diera hipo en un momento como este.

Astrid abrió los ojos y mantuvo silencio.

- Lo siento, yo no quería decir eso quería que hicc… – de nuevo cubrí mis labios. ¿Pero qué demonios me pasa? Pensé.

- ¡PFF, JAJAJAJAJA!. – Astrid rio a toda boca. – Eres… eres muy gracioso, jajaja, tienes hipo. – siguió riendo.

- ¡No te rías hicc!. – me ruborice molesto pero ella mas continuaba riendo tanto que cayó acostada de espaldas a la cama sosteniendo su estomago que comenzaba a dolerle por tanta risa.

- Jaja, jaja, lo siento… lo siento, no puedo evitarlo. Es que es irónico que te llames Hipo y tengas hipo.

- Ja,ja,jajaja, muy graciosa. – me di la vuelta molesto.

- Vamos, no te enojes conmigo. – me abrazo la espalda aunque mi cuerpo brincaba con los hipos. – Es gracioso verte así. – la ignore. - Hagamos esto, cuando se pase el hipo hablaremos, ¿está bien?. – me dio un beso en la mejilla y bajo por las escaleras.

- Esta hicc… bien. – de nuevo ella sonreiría pero mi mirada de pocos amigos la hizo retener la sonrisa.

Se despidió con la mano y salió por la puerta delantera; yo aturdido me senté sobre la cama ¿pero qué demonios acabo de hacer? Lo arruiné todo, por un simple hipo.

- Ahh, Tonto, Tonto, Tonto. – golpee mi cabeza. - Tal vez debería decírselo de otra manera. – suspire.

Sentado no aclararía nada, lo único que me mantenía pensando eran mis proyectos. Me guie a la fragua, ¿y a que no adivinan de que me entere?, ya lo verán.

- Y hay esta el prometido. – comento Bocón en un gran tonó alegre.

- ¿De qué estás hablando? – pregunte aunque ya tenía sospecha.

- De tu declaración, obvio. Y ¿Qué te dijo la señorita, aceptó la propuesta? – argumento.

- WOW, ESPERA, ALTO, ¿cómo sabes lo de la propuesta?

- Tu madre me lo conto. – exclamo afilando su hacha de mano como si nada pasara.

- Se suponía que era un secreto.

- Ya no más. – respondió moviéndose de lugar, yo sospechosamente lo seguí.

- ¿Qué quieres decir con eso?

- Todos en la aldea lo saben. – me dijo sin preocupación ahora brillando su hacha.

- ¿Qué? – me sostuve la cabeza.

- Si, y todos esperamos un buen resultado. Por cierto ¿Cómo te fue?

- ¡BOCON ESTO ES SERIO! ¿Y SI ASTRID SE ENTERA?

- Tranquilo, nosotros los vikingos somos buenos fingiendo nuestras emociones. Nadie le ha dicho nada. Es completamente ajena a todo. – sonrió confiado en sus palabras.

- Espero que tengas razón, porque no funciono lo de la propuesta. – conteste apoyándome sobre la pared.

Bocón dejo de brillar su hacha y se acerco preocupado.

- ¿Te dijo que no?

- ¿Qué?, no, es solo que… no pude decirle…

El retorció la expresión incrédulo, al parecer debía darle una explicación más detallada, así que le conté lo que sucedió.

- ¡JAJAJAJA, ESO ES IRÓNICO!. – fue lo único que dijo luego de que le contara. – Darte hipo en ese momento, debió ser épico. – se inclino a recoger aire de tanto reír.

- ¡Que No Es Gracioso! – me moleste.

- ¿Qué no es gracioso? – pregunto Patán junto a los gemelos y Patapez.

- ¡Nada! – me reclina disgustado pues no contaría la historia otra vez.

Delo contrario Bocón fue bocón y les conto por lo que en segundos ellos también se echaron a reír.

- Jajaja, eso es…

- ¡IRÓNICO, LO SÉ! – termine la frase de Patán mientras guiaba mis pasos fuera de la fragua.

- ¡Oye, y adónde vas! – voltearon a mirarme.

- En donde nadie moleste mi ironía. – continúe el camino.


Este cap.1 solo es una prueba, si recibo bastantes comentario pienso seguirla, solo si me convencen a continuar la ^..^

Recuerden, ustedes son mi inspiración.