Hola de nuevo! Sé que debería terminar con los fics que tengo empezados, pero es que me surgió esta idea hace un par de meses y estuve escribiendo unos capítulos de esta nueva idea en el escaso tiempo que tengo para dedicarme a esto.

Espero que les guste este nuevo fic y espero sus comentarios n.n


"...Y ella todavía te ve como..."

"Malvada" completó Regina algo acostumbrada.

"Me gustaría traerla para que le muestres que esta bien, pero es algo delicado, me gustaría que le demostraras..."

"Lo entiendo..."

Emma con una sonrisa asintió y se fue a buscar a la chica. Cuando estaban llegando, Regina puso su mejor sonrisa para no asustar a la mujer pero antes de que Emma pudiera terminar de presentarla escucharon una voz que la llamó:

"¿Marian?"

"¿Robin?" Exclamó ella al ver a su esposo.

"Creí que estabas muerta" Dijo mientras se levantaba de su asiento para abrazarla, todavía incrédulo. "¡Creí que no te volvería a ver!"

"¡Yo igual!"

Regina anonadada observaba el reencuentro de la pareja. Con ojos llorosos se volteó a ver a Emma.

"Tu... Tu hiciste esto"

"Sólo quise salvarle la vida" se excusó la joven.

"Eres igual que tu madre... Nunca piensan en las consecuencias."

"Sólo quería ayudar"

"Oh, claro que era lo que querías... Bueno, esperemos que no hayas traído nada más contigo"

"Espera, ¿qué... qué fue lo que ocurrió aquí" preguntó Robin que no comprendía cómo era posible que su esposa estuviera allí.

"E-ella me salvo" dijo Marian señalando a Emma. "Me trajo al futuro"

"¿Que te salvo? ¿Vienes desde el pasado?" cada vez entendía menos.

"Iban a matarla, no podía dejarla ahí"

"¿Quien iba a hacer semejante cosa?" Preguntó poniendo un tono protector.

"Ella" respondió Marian sin escrúpulos "la reina malvada"

"¿Que? ¿Regina?" Volteó a verla pero ella no tenía excusa alguna. En su momento, cuando fue malvada, no le importaba nada ni nadie, salvo Snow o cualquier otra persona que la ayudara. "¡¿Ibas a matarla?!"

"J-jamás supe quien era, sólo fue una campesina que había ayudado a Snow" fue lo único que se atrevió a decir luego de de que llegara a ella un vago recuerdo de esta mujer de la que apenas si se acordaba.

"La muerte de mi mujer... fue tu culpa... y todo este tiempo..."

"¡Fue real!" Gritó ella conteniendo el llanto que no dejaría que ninguno de los presentes viera "te guste o no, todo este tiempo fue real"

"¡Mataste a mi mujer!" insistió él.

"¡Jamás supe que era tu mujer!"

"¿Y se supone que eso debe hacerme sentir mejor?"

"Antes no pareció molestarte todas las vidas que quité" reprochó Regina "¿pero sabes que? Te lo ahorraré"

Mirándolos fijo, alternando la vista entre Robin, Marian y Emma, tomó su abrigo y salió de Granny's sin perder ni un minuto.

Tinkerbell, que vio toda la situación sentada desde la barra, dejó sus cosas y salió tras ella.

"Regina... ¡Espera!"

Pero ella no la escuchaba, estaba más concentrada en evitar que su llanto se derramara, no quería mostrar a nadie lo mucho que esto le afectaba, aunque sabía que más de uno podía hacerse a la idea.

Caminando lo más rápido que pudo y hasta casi se podría decir que trotando, llegó a su casa, entró y cerró con un gran portazo. Tink entró tras ella haciendo muchísimo menos ruido, la siguió escaleras arriba donde vio como se encerraba en su habitación. Se acercó y golpeó la puerta.

"¿Regina?" Al no recibir respuesta alguna prosiguió "Regina, ábreme"

"¡Vete!" fue lo único que recibió como respuesta.

"Regina, por favor... ábreme." Se escuchaban ruidos que provenían del interior de la habitación y Tink temía por lo que estuviera haciendo. "No me voy a ir de aquí... ¡Regina!"

¡Click! Sonó el cerrojo de la puerta cuando se abrió. Tink entró al lugar y pudo ver que la habitación estaba destrozada, las lámparas sobre las mesitas de noche estaban rotas y por el suelo, aún encendidas; las sábanas y mantas de la cama estaban esparcidas por todo el piso, las plumas que contenían las almohadas estaban esparcidas por toda la habitación y continuaban cayendo; el colchón estaba a medio tirar del somier y todas las fotos y los adornos sobre la cómoda y el tocador estaban revueltos en sus respectivos sitios y tirados por el suelo. Regina estaba hecha un manojo de nervios y enojo, no hacia más que romper cosas y tirarlas por el lugar. Por su parte el hada trataba de calmarla, corría tras ella y le suplicaba que se calmase.

"¡No puedo calmarme!" Gritó volteándose con brusquedad a ver al hada.

"Regina, se que no estas bien y de veras lo siento, pero no es así la forma de afrontarlo."

"¿¡Y cómo pretendes que lo haga?! ¿Quieres que finja que nada pasó entre Robin y yo? ¿Quieres que finja que él nunca me abandonó por ella?"

"¡Robin no te abandono!"

"Creo que fue muy claro con todo lo que dijo..."

"Escucha, estás hablando en caliente, por qué no esperas mejor a que te calmes y entonces veras las cosas diferentes"

"Esto es culpa de Emma, esa... esa inepta que nunca sabe que es lo que hace pero siempre es ella la que cae bien parada... Es igual que su madre"

"¿Qué estas pensando?" Preguntó Tink preocupada; en la voz de Regina podía detectarse rencor, odio y quizá hasta deseo de venganza; pero Regina ya había pasado por mucho para volver a ser la que fue en su momento cuando juró venganza contra Snow White.

"Tengo que irme" susurró luego de un momento "si, eso haré"

"¿Irte? ¿A dónde? No puedes irte, Storybrooke es tu hogar"

"¡El bosque encantado...! El bosque encantado fue mi hogar, y dado que todo esta destruido y no se puede viajar a voluntad entre mundos, tendré que irme a otro sitio" Regina comenzó a ir de un sitio a otro buscando cosas, metiéndolas en una valija.

"Regina piénsalo bien, ¿a donde irás? No conoces este mundo"

"¿Y? ¿Es que no lo entiendes? No puedo quedarme aquí, no después de lo que paso... No con él aquí... No con ella junto a..." La voz se le quebró. El decir las cosas en voz alta a alguien más lo hacía real, hacía notar que en verdad había pasado.

"R-Regina..." Dijo en un susurro Tink y puso su mano sobre el hombro de la alcaldesa.

"No podré verlos juntos cada día y pensar...'esa, esa podía haber sido yo, sólo si no me hubiera asustado enamorarme otra vez...' No puedo...no pue-" la voz se le quebró de nuevo, poco a poco se dejó caer de rodillas al suelo, abrazándose a si misma por los brazos y soltando gemidos de sollozos. Tink se apresuró a tomarla y abrazarla para contenerla y fue entonces que Regina no pudo más y se largó a llorar haciéndose un ovillo. Sin soltarse del hada lloró y lloró, creyendo que el llanto jamás pasaría, creyendo su felicidad acabada nuevamente, creyendo cierta una verdad que antes le habían dicho: "los malos no tienen finales felices".

Tink no la soltaba, sabía que una persona en esa situación debía ser contenida en todo aspecto posible de la palabra. Sólo cuando Regina quedó dormida, fue cuando la soltó, la acomodó mejor sobre el colchón a medio caer y la cubrió con una de las mantas.

Se escuchaban voces en la sala y bajó al piso inferior. Observó a Mary Margaret, Emma, y Henry hablando entre ellos, pensando que hacer o decir, y creyó conveniente que nadie subiera en ese momento.

"Yo no subiría si fuera ustedes" les dijo, haciendo notar su presencia. "Ha sido un gran desastre, hay cosas rotas tiradas por el suelo y hace apenas unos minutos se durmió".
"¿Como esta ella?" Preguntó Henry muy preocupado por su madre.

"No esta bien, si es lo que preguntas. Se ha calmado sólo cuando ha quedado dormida"

"Yo en verdad sólo quise... No podía dejarla para que muriera"

"Lo sabemos Emma" respondió Mary Margaret.

"Yo lo se, ustedes lo saben, probablemente Regina también lo sepa, eso no quita que en estos momentos quiera recurrir a viejos hábitos."

"¿Ha dicho algo de venganza?" Preguntó Mary Margaret que temía que su hija fuera a pasar por lo mismo que ella o peor.

Tink negó con la cabeza y dijo "no, sólo comentó que esto era 'culpa de Emma' pero no mencionó nada de venganza" por alguna razón, a Tink no le pareció necesario mencionar que Regina planeaba irse. "De veras les recomiendo que no vayan escaleras arriba, creo que lo mejor es dejarla dormir, así al menos estará tranquila"

"¿Cuidarás de mi madre?"

"No te preocupes Henry, en tanto esté aquí, nada malo va a pasarle".

"Haznos saber si ocurre algo más, ¿si?"

Tink asintió y una vez que los tres salieron de la casa, subió las escaleras para encontrarse con que Regina ya estaba despierta, sentada a lo indio sobre el colchón, con los ojos rojos e hinchados. Tenía un pañuelo en la mano y la vista puesta fija en la nada, como si estuviera en un estado catatónico, aunque lo que hacía en verdad era pensar una y otra vez en esa última vez que lo vio.

Tink tomó un vaso que había quedado sano en medio del destrozo de la habitación, y fue a buscarle un poco de agua.

"Gracias..." Dijo Regina cuando Tink volvió a entrar en la habitación.

"No tienes por que... es sólo un vaso con agua"

"No por eso" replicó moviendo la cabeza y con la mirada aún perdida mientras tomaba el vaso con la mano. "por no dejar que subieran, por... no contarles de mis planes"
"Entonces ¿de verdad vas a huir? ¿Saldrás de Storybrooke?"

"¿Que otra cosa puedo hacer? ¿Quedarme aquí, evitando cruzarme con él en todo momento posible? ¿Encerrarme en mi casa para evitar verlo? Ninguna suena bien para mi..." Argumentó Regina en un tono suave y pausado.

"En ese caso te acompañaré" al escuchar las palabras del hada fue recién que parpadeó varias veces y se decidió a mirarla.

"¿Que?"

"Lo que oíste, no puedo dejar que vallas sola, quién sabe qué podría pasarte"

Regina soltó un suspiro que pretendía ser una pequeña risa "pero si tu no conoces este mundo o sus costumbres"

"¿Y? Tu tampoco lo conoces, y las costumbres... bueno, se aprenden"

"¿Estás segura?"

"Está decidido, no hay más que discutir, iré contigo"

"En ese caso deberemos preparar las maletas y alguna vianda para comer"

"¿Cuando planeas que volvamos?" Preguntó Tink pero al ver el rostro que le devolvió la mujer, sabiendo que no planeaba regresar, cambió de pregunta "¿A donde iremos?"

"A donde el viento nos lleve"

"A buscar nuestro lugar" agregó asintiendo con la cabeza comprendiendo los planes.

Se pusieron en marcha de inmediato, Regina prefería salir del pueblo antes de que amaneciera, de ese modo nadie las vería marchar y nadie podría detenerlas. Como Tink no había llegado al pueblo con la maldición, sino con el barco de Hook, no tendría problemas en cruzar los límites del pueblo.

"Creo que ya tenemos todo, y ya está todo cargado en el auto" dijo el hada entrando a la casa de nuevo.

La alcaldesa estaba terminando de escribir una nota en un papel, la dobló, la guardó en un sobre y la besó con mucho amor.

"Estoy lista"

"Vamos" le respondió Tink poniendo el esbozo de una sonrisa, estirando una mano para que la tomara y salieran juntas.

Regina dejó la carta, en cuyo sobre ponía "Henry", encima de la mesa del comedor, tomó con firmeza la mano del hada y salió de la casa.
Se subieron al auto y manejaron hacia el límite del pueblo con la intención de dejarlo para siempre atrás.