Era un día normal en la aldea de Konoha y todos los habitantes se encontraban realizando sus propias tareas diarias. Pero un ninja rubio, más bien conocido como Naruto Uzumaki, se encontraba entrenando en uno de los campos de entrenamiento junto a Rock Lee y Kiba Inuzuka.

- Tus técnicas son lo mejor Naruto, ¿como hiciste para aprenderlas si son tan difíciles? - preguntaba el pelimarrón con un poco de envidia.

- Ninguna técnica es imposible de aprender si practicas con determinación y empeño - respondió el Uzumaki

- Pues seguiré ese camino Naruto-kun, y no me detendré hasta superarte - dijo el cejudo mientras lanzaba una patada que el rubio pudo esquivar, pero por poco.

Pasadas dos horas de una ardua práctica, los tres ninjas se encontraban jadeando y cubiertos de sudor, asi que decidieron que era todo por hoy y se fue, cada uno, a su casa. Al ingresar a su hogar, el ojiazul se dió una ducha, se dirigió a su habitación y se recostó sobre su cama. Mientras trataba de dormir, pensó en las palabras que le había dicho Konan luego de la muerte de Nagato:

'' Dejaré Akatsuki, Nagato y Yahiko eran todo para mí, asi que ya no hay razón para que siga en esta organización ''

Al principio, pensó que no era nada importante, pero después de meditarlo con más detenimiento, entendió lo que en realidad la peliazul quiso decir y no era nada bueno.

'' Si Konan dejó Akatsuki, seguramente el lider de la organización tratará de reclamarle el cuerpo de Nagato, pero no por el cadáver, sino por los ojos que posee '' analizaba el rubio mentalmente. Los ojos de los que hablaba no eran más que el rinnegan, el mayor poder ocular que ha existido en toda la historia. Y el único que todavía tiene esos ojos es el fallecido ex-lider de Akatsuki, Nagato Uzumaki. Lo que el ojiazul aún no sabía es que el recientemente mencionado era uno de sus familiares. Naruto decidió ir a donde estaba la peliazul, para asegurarse de que todo estuviese en orden, pero sabía que no iba a estar todo de color de rosa.

VILLA OCULTA DE LA LLUVIA.

El Uzumaki se encontraba en las puertas de Amegakure, trataba de persuadirse a si mismo de que todo estaba bien, pero los nervios le jugaban en contra. Llegó al área en el cuál se encontraban luchando Konan y el enmascarado, y pudo divisar que Tobi estaba a espaldas de la peliazul, dispuesto a darle el golpe de gracia y matarla definitivamente. Pero eso no ocurrió ya que el rubio se interpuso entre el kunai que tenía el líder de Akatsuki y la ojiámbar, recibiendo el daño. Aún así, estaba en condiciones de luchar, el enmascarado, al darse cuenta que estaba en desventaja y que había utilizado el Izanagi en su ojo derecho, optó por marcharse y escapar. La ex-miembro de Akatsuki aún no entendía porque el ojiazul la había salvado, pero estaba muy agradecida, sin duda alguna. Lo siguiente que hizo el Uzumaki fue desplomarse sobre el agua, ya que la herida que había recibido era muy profunda, Konan, sin pensarlo dos veces, fue a ayudarlo.

- Naruto, ¿por que me salvaste? - preguntó la peliazul un tanto confundida, había peleado muchas veces, pero nunca le salvaron la vida de esa forma.

- Porque, no quería que tú... - no terminó la frase el rubio ya que se desmayó por la perdida de sangre. La ojiámbar levantó al joven ninja y lo cargó hasta el hospital de la aldea, donde tenían que atenderlo inmediatamente. La peliazul aún no entendía por que había pasado todo esto, pero sabía que el ojiazul tenía un motivo para salvarla de esa forma tan sorpresiva, y lo iba a averiguar.

EN EL HOSPITAL DE AMEGAKURE.

Konan se encontraba esperando a que los doctores le mostraran los resultados de la recuperación del rubio. Todavía no entendía por que alguien podía llegar a arriesgar su vida para salvarla a ella, quien parte de su vida fue uno de los miembros de Akatsuki.

- ¿Cómo está Naruto, doctor? - preguntó la peliazul, podía notarse mucha tristeza en sus palabras.

- Afortunadamente, se encuentra bien, pero la herida que recibió lo obligará a reposar por al menos una semana - le explicaba el doctor a la oji-ambar.

- Uff, ¡que alivio!, bueno, ¿puedo entrar a su habitación? - preguntó por segunda vez la ex-Akatsuki.

- Me temo que no, pero puede venir a visitarlo en tres días, ya que en ese tiempo mejorará mucho, pero por ahora debe descanzar - respondió seriamente el hombre.

- De acuerdo, nos vemos después - finalizó la peliazul para después marcharse del hospital con la mente puesta en una sola cosa, en Naruto Uzumaki.

Pasaron los tres días, que para Konan habían sido eternos, si bien estaba agradecida por seguir con vida, no tenía nada entretenido que hacer. Lo único que quería en ese momento era ir al hospital y visitar al valiente rubio que estuvo dispuesto a entregar su vida por ella. Al ingresar al hospital, más especificamente a la habitación que el doctor le había dicho, pudo notar la presencia del Uzumaki, quien estaba durmiendo pacificamente en una camilla, tapado con unas sabanas blancas. La peliazul se sentó sobre una silla que se encontraba allí y observó desde más cerca a quien había sido su salvador hace unos días.

'' Naruto, ¿por que me salvaste?, ¿qué hice yo para ser rescatada por tí?. Además, no debiste llegar tan lejos solo porque yo no pude derrotar a mi enemigo, y ahora tu eres el que se está recuperando en un hospital '' eran los pensamientos de la ex-akatsuki. La ojiámbar intentó acariciar la mejilla del rubio, pero cuando su mano hizo contacto con el rostro del rubio, éste abrió lentamente los ojos y logró divisar a esa persona tan familiar.

- Konan, ¿qué ha pasado? - preguntaba Naruto un tanto confundido.

- Interveniste en mi batalla contra Tobi y recibiste un ataque que te dejó inconsciente hasta ahora - respondió la peliazul acariciando la frente del paciente.

- ¿Y qué sucedió con el enmascarado?, ¿lo mataste? - cuestionó nuevamente el Jinjuriki.

- No, logró escapar, pero juro que lo atraparé y lo asesinaré de una vez por todas - dijo la ex-akatsuki haciendole esa promesa al ojiazul.

- Busquemoslo los dos, te vendría bien mi ayuda - comentó el Uzumaki, preocupando un poco a la mujer.

- No, tú casi mueres tratando de protegerme, no tuviste que llegar hasta ese extremo solo por mí - aclaró de manera fría la peliazul.

- ¿Por que no?, tu eres una persona importante para mí - dijo el rubio dejando a la fémina aún más sorprendida que antes.

- Naruto, ¿de que hablas? - preguntó Konan, sinceramente no entendía a lo que el ninja se refería.

- Tú y Nagato me ayudaron a comprender lo que es el odio y la guerra, y gracias a ello logré obtener un nuevo poder, el control del otro chakra que habita en mi, la energía de Kurama. Además, la historia que Nagato me contó acerca de ustedes tres me ha conmovido, y no supe de tí durante meses, así que empezaba a preocuparme y a preguntarme si algo te había pasado, pero, por suerte, llegué justo a tiempo - terminó de explicar el rubio.

- Aún no te lo dije, gracias por salvarme - agadeció de manera nerviosa la ojiámbar, no solía agradecer a la gente ya que esta no hacía muchas por ella.

- No hay problema, era mi deber como discípulo de Jiraiya salvar a una de sus ex-aprendices - comentó Naruto consiguiendo sacar levemente una sonrisa en el rostro de la peliazul, cosa que hace mucho no conseguía mostrar.

- Muy bien, tengo que irme, además debes descanzar - señaló Konan mientras se levantaba de la silla.

- De acuerdo, cuando me recupere completamente seguiremos hablando - dijo el rubio notando que su acompañante se acercaba cada vez más a él.

- Nos vemos luego - saludó finalmente la peliazul para después depositar un suave beso en la frente de Naruto y salir de la habitación. Se encontraba un poco más felíz que antes ya que iba conociendo la verdad, lentamente, pero lo estaba logrando. Además, también deseaba que el joven rubio se recuperara por lo que no tendría que haber hecho, simplemente la ojiámbar sentía culpa por haber permitido que el Jinjuriki se arriesgara de esa forma. De todos modos, él se estaba recuperando, y eso era lo más importante.

AQUÍ EL PRIMER CAPITULO DE ESTA NUEVA HISTORIA, ¿QUÉ LES PARECIÓ?, DEJEN TODOS LOS COMENTARIOS QUE TENGAN. SALUDOS.