– ¿Cuántos hay? –Preguntó una mujer de cabello castaño con un tono sereno en su voz.
– Por el momento hay dos participantes y un interesado, mañana por la mañana iré a confirmarlo. –Dijo una chica rubia con seguridad.
– Bien. Asegúrate de encontrar más personas, así será más rápido. –Dijo la mujer, observando a la menor con una expresión neutra en su rostro.
– ¡Y más divertido! –Agregó la rubia energéticamente con su típica sonrisa de gato. La mayor no hizo más que sonreír ante el entusiasmo de la chica y mirarla con suavidad.
– Y más divertido… –Repitió la mujer en su mente.
El sol brillaba y la suave brisa de verano acariciaba el rostro de una chica que descansaba tranquilamente sentada a la sombra de un manzano apoyándose en el tronco del árbol.
Días tan tranquilos como esos eran pocos, o por lo menos para Tokaku. No acostumbraba a descansar, pero el día estaba perfecto para ello.
Un suave aroma se esparció en el aire llamando la atención de la chica de cabello azulado. Era delicioso.
Bostezando, la joven se puso de pie perezosamente y se encaminó a la puerta de la casa de madera. Ya ahí, se asomó por el marco de la puerta cautelosamente evitando ser descubierta por la pelirroja y averiguar de donde provenía aquel exquisito aroma que tanto llamo su atención. Y ahí fue cuando la vio, de pie con una sonrisa en su rostro, la joven ponía unos panes recién sacados del horno sobre la mesa. La luz que entraba por la ventana iluminaba los rojizos cabellos de la chica haciendo que brillaran con gran intensidad. El aura radiante que desprendía era algo que Tokaku nunca antes había visto en una persona y eso le llamaba mucho la atención.
Tan concentrada estaba contemplando a la chica que, perdiendo el equilibrio, calló sobre un montón de ramas ubicadas a un lado de la entrada haciendo que estas se partieran por el peso de su cuerpo.
Un extraño ruido sacó a la pelirroja de sus pensamientos y, tratando de averiguar de donde venía aquel ruido, se encaminó a la puerta.
Ahí estaban, la chica que hace poco estaba tranquilamente preparando el desayuno, ahora se encontraba agachada frente a la joven de pelo azul que se veía en una incomoda posición entre las ramas rotas. La pelirroja la observaba, detalladamente, en busca de alguna herida.
– ¿Estás bien? –Le preguntó a una sonrojada Tokaku.
Silencio.
Esos ojos. Ni el más precioso rubí se puede comparar con aquellos hermosos ojos que la miraban con preocupación. Completamente hipnotizada, Tokaku permaneció observándola durante varios minutos y esto preocupó a la pelirroja aun mas.
Puso su mano en la frente de la chica de cabello azul para comprobar si tenía fiebre, pero ésta última la aparto rápidamente aumentando el sonrojo en sus mejillas y se puso de pie.
La otra chica, algo asustada por la reacción de Tokaku, bajó la mirada apenada e imitó a la otra poniéndose de pie.
Notando aquel cambio de ánimo por parte de la pelirroja, la chica de cabello corto, algo dudosa, se acercó a la otra y, levemente sonrojada, la tomó del mentón para verla a los ojos directamente.
– Lo siento, es solo que… no estoy acostumbrada al contacto físico. –Dijo con suavidad, tratando de animar a la chica. – Sonríe…–Agregó finalmente.
Tokaku no era de ayudar a los demás, pero con ella era diferente, quería verla sonreír. Lo necesitaba, sin su sonrisa, el ambiente era triste y gris.
Por otro lado, Haru estaba en las nubes, totalmente perdida en los ojos de la otra. Nunca antes en su vida había visto un azul tan hermoso. Esa mirada tan profunda, algo tenía, no podía moverse. Azul y rojo. Hielo y fuego. Ese fuego que lograba derretir parte de ese corazón frío que había permanecido congelado durante años. Las dos miradas batallaban, tratando de buscar el fondo de la otra, su alma.
No saben cuanto tiempo pasó, simplemente era algo que no se podía saber. Podrían haber estado así quien sabe cuanto tiempo, pero cada una tenía cosas que hacer y lo sabían.
Tokaku fue la primera en reaccionar, lentamente alejó su mano de esa suave piel, y esbozó una muy pequeña sonrisa. La cual fue correspondida por Haru.
La pelirroja fue la primera en hablar.
– Horneé pan para el desayuno… ¿Vamos? –Le dijo alegremente la pelirroja.
– Vamos… –Le respondió tranquilamente la chica de pelo azul.
A/N: ¡Hola mis queridos lectores!
Tengo que decirles que muchísimas gracias por sus reviews, de verdad. No saben lo feliz que me hacen cuando veo un nuevo review o cuando agregan la historia en favoritos. Muchísimas gracias.
Ahora, se que esta vez me tarde más de lo normal, he estado muy ocupada esta semana, pero la próxima la tendré libre así que lo mas probable es que suba un capitulo más largo que este. De todas formas, me esforcé mucho en este capitulo, entre mis estudios, me puse a escribir un poco para avanzar xD
Se que quedo bastante cortito, pero prometo que el próximo será mas largo.
Espero que les haya gustado y, nuevamente, muchas gracias a todos por leer.
Saludoos~