Acompañada por Kyoko, se encontraba en la sala de espera de una pequeña la clínica. Le había dicho a la castaña que ya podía irse, no era necesario que se quedara a su lado, que con haberla traído era suficiente. Pero esta se negó, alegando que no podía sentirse tranquila a menos que la vea mejor y ya entrando a la puerta de su casa. Sinceramente esa chica era una cansona y testaruda. Y pese a su gran orgullo le agradecía el no haberse ido, obviamente lo hacia para sí misma. Gracias a la castaña es que podía al menos olvidarse de su miedo por un momento.

-Setsuka- san, este tranquila. Estoy segura que solo tiene algo pasajero y tomando los medicamentos adecuados mejorara. - la castaña hablaba en un intento de subirle el ánimo. Lográndolo a duras penas, pues sabía muy bien que con medicamentos no iba a mejorar.

Solo suspiro en respuesta. No iba a contarle sus problemas a una extraña, de hecho ni siquiera se lo diría a Cain. No iba a agobiarlo con más problemas, ya lo habían pasado bastante mal desde que llegaron a Japón, quería darle un respiro… aunque sea solo por un tiempo más.

-Setsuka Hell- oyó a una enfermera llamarla. Por fin, ya no aguantaba más la espera.

Se levantó de su lugar y siguió a la joven hasta la sala en la que el doctor la esperaba. Completamente nerviosa cruzo la puerta. Hace muchos años que no era atendida por un médico. Su salud siempre había sido buena, no había tenido necesidad de visitar un hospital. Claro hasta hora.

- Buenas tardes, Setsuka-san. Por favor tome asiento.- le pidió amablemente el doctor, con una cortes sonrisa. Como si nada malo pasara. Aquella expresión de total serenidad y confianza le molesto.

Se sentó en una de las sillas vacías dispuestas frente al escritorio del sujeto. Y espero a que este hablara.

- Entonces… Setsuka-san ¿Qué es lo que la ha traído aquí?-pregunto al notar la poca disposición que tenia de iniciar con la charla.

- Hoy me he desmayado. No fue nada grave, ya que recibí ayuda. Pero pienso que no es normal, pues no padezco de ninguna enfermedad.- fue estrictamente breve en su explicación.

-¿No le ha ocurrido anteriormente otro desmayo?-indago aun más el especialista.

- No, mi salud siempre ha sido buena.

- ¿Ha notado algún tipo de cambio en usted? Como el apetito, falta de sueño por ejemplo.

- Últimamente suelo sentirme somnolienta durante el día. En cuanto llego a casa solo me doy un baño y me duermo.-No le gustaba entrar en detalles de su vida, pero obviamente ahora tenía que hacerlo, solo así podría saber qué es lo que realmente le ocurría a su cuerpo. El hombre mientras tanto, anotaba en sus hojas, cada uno los síntomas que ella iba enumerando. Seguramente ahora habría una ficha médica con su nombre en esta clínica. - Y tampoco he tenido muchas ganas de comer…- hizo una pequeña pausa antes de continuar y revelar, aquello que la ha tenido con temor todo estos días-…también tengo la ligera sospecha de tener la enfermedad de mi madre.

- ¿Qué padecía su madre?- cuestionó el doctor.

-Nunca supe exactamente qué enfermedad tenia, nadie me habló sobre eso. Ella murió unos meses después que nací. Pero sé que ella era muy débil, se agotaba con facilidad, apenas comía y tenía que estar bajo constante observación médica.

- Siento haber tocado un tema delicado para usted, y tal vez debamos investigar más a fondo aquello por su bienestar. Pero primeramente le enviare a realizarse los siguientes exámenes. -El hombre le entrego una hoja donde especificaban que examen debía realizarse. Leyendo los nombres no entendía nada.- Es una orden para que le realicen un examen de sangre, otra de triglicéridos y otra de orina. Debemos descartar anemia, diabetes e hipertensión. O un posible embarazo, en caso de que tenga novio.

La palabra embarazo, retumbo en su cabeza. Sin duda eso no era posible. No, si su novio era su hermano. Sabía muy bien que esos casos no ocurrían y si llegaba a ocurrir no eran exitosos al fin de cuentas.

- Y con esta receta, pase a la farmacia a retirar este medicamento. Es lo único que le puedo recetar hasta saber los resultados de los exámenes.

-¿Y cuando debo hacerme estos exámenes ?

- Esa información no la manejo yo, cuando solicite los exámenes le darán la hora y día que debe asistir. Y cuando tenga los resultados venga a verme de inmediato

La enfermera asistente del hombre se encargo de orientarla, en cada uno de los procesos que debía realizar a continuación. Facilitándole en un montón las cosas. Lamentablemente esos exámenes boicotearon sus intenciones de mantener esto en secreto de Cain. Le habían dado cita para dentro de dos días y por la mañana. ¿Qué escusa inventaría para que él no se dé cuenta de nada? ¿O acaso sería mejor decirle? Bueno tarde o temprano se enteraría, esto no era algo que se pudiera ocultar, por mucho tiempo. Pero, sí podía aplazarlo, lo haría.

Al salir de la clínica, se vio acompañada por la joven actriz, Kyoko, hasta el hotel. Donde vivía desde que llegado a Japón. Nunca antes había conocido una chica tan testaruda y no solo eso, la muchacha era muy amable. De seguro siempre vivió una vida feliz, sin preocupaciones, ni el rechazó de nadie.

-Setsuka-san, si desea la puedo acompañar a realizarse los exámenes.

-No es necesario que lo hagas, ya sé como llegara la clínica.-Se negó de inmediato, ya mucho tiempo había estado con esa chica. Para ella Kyoko, solo era su rival en la actuación, no quería ser su amiga.

-¿Y si le ocurre algo? Va a estar sola, porque no quiere decirle a Caín-san.

-Haz lo que quieras. - dijo para ingresar al edificio. Sin escuchar la respuesta de la castaña.

Ya en su cuarto se dejo caer cansada sobre la cama. Tuvo suerte que Caín no estaba aun en el lugar así podrá revisar las indicaciones que debía seguir para realizarse los exámenes. Y de todos sólo uno no quería hacer, si el de orina. Le causaba algo de recelo. Para realizarse el examen de sangre solo necesitaba ir en ayunas. No era la gran cosa. Con la información clara guardó todo lo relacionado con su visita médica en el velador junto a su cama.

Lo siguiente fue preparar la cena. Esta noche tenía ganas de comer espagueti con salsa Alfredo, algo simple y muy rico. Puso agua en el hervidor eléctrico, para que tardar menos en la preparación. En otra olla, una pequeña, puso leche hervir. Y lo mejor de este platillo, es que solo tenía que revolver una olla, por unos minutos. Por eso no entendía como los japoneses, perdían tanto tiempo en: preparar rollos de huevo, salchichas, verduras y un montón de cosas más, cuando en pocos minutos se podía preparar algo delicioso. Cuando el agua estuvo lista la agrego a la olla junto con los fideos, y los puso a cocer. Mientras esperaba que la salsa tomara consistencia sin dejar de revolverla.

Y tal como había calculado, no tardo más de media hora en preparar la cena. Ahora solo faltaba que llegara su hermano para comer. Tomo su móvil para llamarle, le preguntaría cuanto le faltaba por llegar a casa, pero antes de siquiera marcar su número, oyó como sonaba la puerta, anunciando la llegada de su hermano. Y fue a recibirle.

-Hasta que llegas Nii-san. - le dijo nada mas al verlo. Y este no dijo nada, solo se acercó a ella y le beso como si fuera el fin del mundo.

Caín sin darle tiempo de nada la tomo en sus brazos y la llevo a la cama. Recostándola con delicadeza, para luego volver a tomar sus labios. No le molestaba para nada aquella muestra de pasión de su novio, pero esta vez sentía que había algo diferente en él. Sus ojos se veían brillosos y una suave expresión adornaba su rostro. Quería preguntar qué había ocurrido, pero las manos hambrientas de Caín recorrían su cuerpo, mandando a volar todo pensamiento de su mente. Ella también lo deseaba, y necesitaba sentir el calor de sus cuerpos hacerse uno. Sentir como el amor que ambos se tenían, tomaba forma en un momento donde el tiempo se detiene y son felices disfrutando el uno del otro.

El joven dejo de besar sus labios para recorrer, la piel de su cuello, saboreando cada milímetro de piel en el camino hacia sus pechos. Donde se detuvo y susurro contra en su piel.

-Te amo Setsu. - hablo por fin Cain- Te amo.

-Yo también te amo, siempre lo he hecho.- Caín era el dueño de su corazón, era el único que le hacía sentirse viva y querida. Desde el principio ha sido de esta forma. Por eso que era imposible que alguna vez deje de amarlo.

Llevo sus manos al rostro de Caín, haciéndole alzar su rostro para poder besarle. Al parecer él noto su intención e hizo como ella deseaba. Las manos del chico viajaron por su cuerpo, hasta entrometerse bajo su ropa. Lentamente fue elevando esta estorbosa prenda para dejar al descubierto sus pechos cubiertos por su brasier. Alzó sus brazos para que Caín retirara la ropa sin dificultad.

Ella por su parte, comenzó a desabotonar la chaqueta de Cain, disfrutando del placer de solo ver el torso desnudo de su pareja. ¿Cuantos días habían pasado desde que habían podido hacer el amor, sin sentirte presionados ni con nada que les impidiera demostrarse cuanto se necesitaban el uno a al otro?

Entre ardientes caricias fueron entregándose una vez más. Cain acariciaba sus muslos ahora desnudos. Sus pantalones junto con sus bragas ya habían ido a parar al piso junto al resto de la ropa que ya no era necesaria, el calor de sus cuerpos era el mejor abrigo que ambos tenían incluso las sabanas no eran necesarias.

Cain entro en ella, cuando sintió que ya estaba lo suficientemente húmeda para poder acogerle en su interior. Gimió de placer al sentirlo abrirse paso en ella. Aquella sensación de sentirse completa en sus brazos se hacía presente en la forma en la que se aferraba al pelinegro. Si tan solo pudieran estar así para siempre, si tan solo se les permitiera ser felices.

-Aaahh, Nii-san, ya muévete- le pidió, empujando sus caderas hacia él. El chico nada mas al oír su orden comenzó a mecer sus caderas lentamente. Deslizándose en su interior con un delicioso vaivén, que les deleitaba de placer a ambos.

Las embestidas se tornaron más urgentes por parte de Cain. La pasión que estaba desbordando del pelinegro, estaba por llevarla al éxtasis. Le besaba con anhelo, sin permitirle tener algún pensamiento de cordura. Solo podía sentir a Cain, solo él ocupaba su mente y llenaba sus sentidos. Entre ellos no había espacio para la razón.

Cada vez, gemidos más sonoros se liberaban de su garganta, pronto llegaría al orgasmo. Se sentía tan bien en los brazos del hombre que amaba. Y solo unos minutos después, el placer del clímax se adueño se su cuerpo. No solo ella, Cain también. Le había llenado con su cálida esencia.

Cerro sus ojos agotada, su respiración se agitaba buscando normalizarse luego de aquellos soñado momento. Caín se recostó a su lado y comenzó a jugar con un mechón de su cabello. En medio de la tranquilidad, su estomago gruño, pidiendo alimento.

-Tienes hambre… ¿Me esperabas para cenar?-pregunto dulcemente su novio.

-Claro, estuvimos separados toda la tarde. Por mas hambre que tuviera, iba a esperar a mi lindo novio para cenar. – respondió, de forma melosa e infantil.- Pero eso ni siquiera te importo.

-Lamento que el plato principal haya quedado esperando en la cocina, pero yo me moría por comer mi postre.- dijo relamiéndose los labios antes de besarla. – ¿Si traigo la cena a la cama, esta bella dama me disculparía?

-Podría considerarlo.- sonrió disfrutando del momento, le encantaba la idea de que Cain le consintiera. Por un momento olvidaría todo lo que le mantenía preocupada referente a su estado de salud y solo gozaría todo lo que pudiera con su hermano hasta que le dieran los resultados de sus exámenes y buscaría una forma de explicarle la situación. No dejaría que estos le fastidiaran sus días de felicidad, que con tantas dificultades había logrado conseguir.


Holaaaa! Hace mucho que no escribía un lemon… no pensé que sería tan difícil retomarlo, pero me siento muy bien con el resultado, realmente espero que fuera de su agrado D: …. Si no, no vuelvo a escribir otro lemon en este fic muuuajajaj 3:) Que malota soooy.. ok no, es broma XD

Por otro lado, ya hay gente que ha adivinado que le ocurre a Setsu …. Porque no lo dire nada lol

En fin, nos vemos en el proximo capitulo! Gracias!