EL FIN Y EL PRINCIPIO
Dolores Umbridge recibió con unavocalmente estridente rabieta la notificación de que dos de "sus" profesores se tomaban una ausencia por paternidad. Mientras despotricaba sobre la irresponsabilidad y falta de profesionalidad de los ausentes – a juzgar por sus viciosas invectivas, ser padres mientras se ejercia una carrera profesional debía de ser un delito condenado con la pena capital; y solicitar un permiso, practicamente alta traición al estado- Umbridge atrajo la atención de todos.
Con un fingido y afectado carraspeo, Minerva recordó audiblemente a la furibunda mujer que la organización de su reemplazo; estaba previamente planificado, establecido y cubierto por el matrimonio Fogu, la ayuda de los alumnos destacados Draco Malfoy, Fred y George Weasley e incluso la contratación temporal ya aprobada por el Consejo de Horace Slughorn como Profesor sustituto y de Montague como su Asistente. Que todo estaba en las actualizaciones de la programación del curso escolar, puesto que se trataba de cubrir una ausencia mas que comunicada y prevista. Desde su lugar en la alta mesa Seldom Hilton añadió; con ojos risueños y entre los murmullos de alborozo de la mayoría; que era imposible predecir con total exactitud un parto y que de todas maneras, los suplentes ya tenian previsto incorporarse efectivamente a la plantilla en la tercera semana de noviembre.
Asi que para la mayoría de profesores pasó desapercibida la extraña mirada de la Profesora Spring, o como apretaba entre las manos su panecillo hasta reducirlo a una masa informe demigas que calleron sobre su regazo y el suelo. Y si mas tarde o en los días siguientes, sus alumnos notaron más brusquedad de la normal en sus maneras, nadie dijo nada, aparte de algun breve comentario de pasillo.
Mientras se aproximaba a pasos agigantados la Navidad y mas malhumorada que nunca; Umbridge continuaba sus tenaces, ridículos e infructuosos intentos de acceder al despacho del director. Incluso demandando que el resto del profesorado la auxiliara, con Filch y algunos miembros del escuadron inquisitorial montando guardia permanente, en su ridículo asedio a la pared de la gárgolaque custodiaba la entrada al despacho del Director y salas anexas. Sus cartas al Ministro - con "informes" cada vez mas detallados ante la supuesta "falta de colaboración" y "rebelde insubordinación" del profesorado- quedaron sin respuesta. Pero Dolores no se arredró por eso. Era natural, que con la horrible situación generada por Dumbledore, el Ministro estuviese tremendamente ocupado.
Sin que la horrible mujer se percatara, la propia escuela parecía contrarrestar sus intenciones. Las escaleras siempre se movian en la dirección contraria a la que quería ir. Los pasadizos y corredores ocultos nunca se revelaban para ella o los miembros de la Brigada Inquisitorial. Fantasmas, cuadros, armaduras y estatuas animadas avisaban sutilmente tanto a alumnos como profesores de la inminente llegada de Umbridge y de los condenados al ostracismo miembros de la Brigada Inquisitorial. Y Pevees…el poltergeist habia desarrollado una sutileza , se dedicaba a canturretear perezosamente por los pasillos en pos de Umbridge mientras hacia malabares con pequeños objetos. Una de sus tonadillas favoritas esos días era sus propias versiones de la cancioncilla popular "Una vieja vivía en un zapato".
Erase una vez un viejo sapo,
que vivía en un viejo zapato
Tenía tantos niños
que no sabía qué hacer!
Por esto les dió un pobre tésin pastas
y regañaba a todos concienzudamente
y los mando a dormir!
Erase una vez un viejo sapo
que vivía en un zapato,
tenía tantos niños,
que no sabía qué hacer!
Entonces el viejo sapo se fue
para auyentar un feroz lobo
y cuando volvió
todos estaban cantando!
Erase una vez un viejo sapo,
que vivía en un viejo zapato
Tenía tantos niños
que no sabía qué hacer!
Por esto les dió un poco de caldosin pan
y azoteaba a todos concienzudamente
y los mando a dormir!
Erase una vez un viejo sapo
que vivía en un zapato,
tenía tantos niños,
que no sabía qué hacer!
Entonces el viejo sapo se fue
para espantar un negroGrim
y cuando volvió
todos estaban riendo!
Especialmente cuando Dolores se cruzaba en los pasillos con alguno de los cambiaformas, Dereck Greyback, Sirius o Remus.
Pero tambien se entretenía en incordiar discretamente a Umbridge y sus importaba cuan cuidadosamente archivaran sus papeles, libros ydeberes; cada dos por tres acababan con algo traspapelado. Misteriosamente, se extraviaban ropas que reaparecian días despues,otras eran enviadas innecesariamente o con instrucciones erróneas a la lavandería. Nada llamativo ni especialmente destructivo, pero si molesto e irritante. Tambien le habia dado por hacer ruiditos súbitamente junto a los miembros de la Brigada en los momentos más inoportunos: cuando estaban en el wc, comenzando a desnudarse, a punto de dormirse o salir del bañ continuos sustos, pequeños accidentes y cada vez mas crisis nerviosas. Pevees explotaba sabiamente sus miedos, con falsos gruñidos, distantes aullidos nocturnos y ecos de roncas respiraciones o pasos que surgían de rincones oscuros.
Dolores también se habia sobresaltado mas de una vez al imaginar brevemente una risita sarcástica o unos enormes ojos negros flotando en el borde de su visión, junto a ella. Pero sus hechizos no encontraban nada. Eran nervios, solo nervios por la presión de la responsabilidad. Nada que un buen té con coñac, un tónico tranquilizante o una poción para dormir sin sueños no curase.Y eso mismo dijo a sus brigadistas, distribuyéndoles generosamente botellitas de pociones requisadas de la enfermería. Si ella podía ahogar su secreta cobardía con alcohol y pociones, también las dificultades no disuadieron a Umbridge, todo lo contrario. El decreto educacional nº 23 ponia sobre sus hombros una gran responsabilidad, no?. Redobló sus esfuerzos en realizar supervisiones; y tambien era frecuente verla recorrer los pasillos armada con su horrible portapapeles con gatitos de ojos anormalmente azules, y su pomposa pluma rosa; espiando a los alumnos con sus ojos saltones, lista a disciplinar la más nimia falta. Al fin y al cabo, todo esfuerzo era poco en su noble gesta de convertir a aquellas bestezuelas maleducadas en ciudadanos respetables y de provecho.
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Mientras tanto, en Prince Hall se instauró con facilidad una nueva rutina, girando en torno a las recién nacidas y sus necesidades. Esme y Rosalie se repartían casi todas las noches con sus respectivos esposos. Alice yJasper, o Bellay Edward les ayudaban o suplían regularmente. No habia necesidad de que nadie perdiera horas de sueño cuando los vampiros no lo necesitaban; y especialmente Rosalie, quería disfrutar de las niñas cuanto pudiera. Durante el dia, Evans y Severus siempre se encargaban de la rutina de baño antes de la cena y aprovechaban los momentos en que las niñas estaban despiertas para establecer vínculos afectivos con ellas. De momento, estaban con lactancia natural – incluidos los biberones de leche de centauro que usaban para espaciar las tomas nocturnas- y mientras Yosimi se sintiera confortable con ella, y su salud no se resintiera, pensaban prolongarla todo lo posible.
Con la publicación en las páginas de sociedad delanuncio oficial del doble nacimiento, llegaron las felicitaciones socialmente esperadas. Y los regalos. Desde simples bonos regalo para diversas tiendas hasta singulares piezas de orfebrería. Y muchos juguetes, por supuesto. ¡Incluso un par de cachorros de crup de pura raza, varios pares de kneazles, y muchos, demasiados puffskeins! -Que en su mayoría, hicieron ese año las delicias de muchos de los niños de Prince Hall.- Nada era entregado sin ser revisado concienzudamente por tres veces para verificar su seguridad e innocuidad. Por Gringots y después por los elfos y nuevamente por el primer mayordomo. Llevaban extricta cuenta de quien habia enviado cada regalo, del tono y calidad de la carta, e incluso de los pocos quevenían sin remite. Estos eran especialmente revisados, en busca de cualquier rastro de su remitente. Un Fwooper rosado, pero sin el pertinente encantamiento silenciador fue reportado a la oficina de Aurores y al Departamento de Control de Criaturas Mágicas. También unos pijamas impregnados de baba de babosa carnívora que hubieran como mínimo causado quemaduras graves y unos pastelillos aderezados con hojas de alihotsy para una merienda de deliciosa locura. Una pluma de avestruz con un plumín realizado con la espina venenosa de un manticora, un pisapapeles hechizado para hacer ilegibles en un par de dias todos los documentos que tocara, e incluso una corbata que estrangularía a su portador cuando pretendiera quitársela.
Podia entender el rencor…ellos eran adultos y podían defenderse. Pero los intentos de atacar a sus pequeñas…Evans estaba más que furioso. Y no era el único. Toda la familia, todos, estaban lívidos de ira.
Por supuesto, una vez silenciado y certificado, y sin peligro de volver locos gradualmente a todos sus oyentes, el colorido pájaro africano pasó a ser parte de la colección de criaturas de Prince Hall. Los objetos hechizados o peligrosos, quedaron bajo la custodia de Gringotts, después de presentarlos para su examen a los Aurores. El contrato de revisión de su correo incluia una pequeña clausula donde se estipulaba que dichos objetos pasaban a ser propiedad del Banco, y que serian guardados sin modificación alguna bajo las mas estrictas condiciones de seguridadhasta que se determinara su procedencia fehacientemente, y las autoridades notificaran la sanción aplicada, odurante un periodo máximo de un año. Despues de identificar al remitente o pasado un año Gringotts procedería a la destrucción o neutralización de los objetos. Los desconcertados Aurores,- que se veian de nuevo empapelados en multiples demandas por intentos de asesinato y tentativas de agresiones- buscaban con la colaboración del Departamento de Criaturas de donde habia salido el dichoso pajarraco e investigaban oficialmente los posibles remitentes de los nocivos e incluso letales regalos con todas las pruebas entregadas por Gringotts y el bufete de abogados de Pilliwickle, McLead & Twigge. Entre la general frustración ante la cantidad de papeleo que se amontonaba en sus mesas, el agrio descontento de algunos de los que estaban asignados a tareas administrativas quedó perfectamente disimulado.
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Hagrid estaba muy contento por las noticias del nacimiento de las gemelas, y les habia enviado un par de rarísimos Kneazels de pelaje casi completamente blanco con el mechon de la cola y las orejas de color humo. Andaba algo distraído, recorriendo los senderos próximos a la escuela en busca de algo que justificara el comportamiento inusual de algunas de las criaturas del bosque. Eso y la anormal desaparición de cabras y ovejas de sus pastos. Siempre se perdía algun animal, pero ya eran demasiados. Las manadas de lobos proximas se mantenían normalmente en el terreno mas despejado de árboles próximo a las faldas de las montañas, y solo se aventuraban en los lindes de ese extremo del bosque cuando las nevadas arreciaban y cazar en su territorio habitual era imposible. Pero nunca los habia visto acercarse a la escuela. Los centauros patrullaban con más celo de lo que nunca hubiera visto, pero sus respuestas seguian siendo igual de …confusas que siempre. Aragog, Morag y sus hijos murmuraban aterrados acerca de extrañas sombras que cazaban y acechaban en el bosque, y de poderosos protectores que vigilaban. Las sirenas, usualmente más cooperativas con el adecuado aliciente, permanecían calladas pese a sus multiples esfuerzos. Incluso Jacob había respondido con evasivas a sus preguntas.
Pero Hagrid no se quitaba la sensación de encima. Eran muchos años recorriendo las zonas accesibles del estaba prohibido, los estudiantes siempre merodeaban por los lindes más cercanos a la escuela; cerca de las huertas, las plantaciones de frutales y corrales. Ellos tambien habian notado algo extraño en sus excursiones y hasta las mas amorosas parejitas decidieron que arriesgarse a ser descubiertos en rincones poco transitados del castillo era preferible a sentirse observados. Sobre todo después de que algunos alumnos en sus practicas de equitación notaran que sus animales rehusaban con terquedad y recelo internarse por las más viejas plantaciones de castaños, nogales, pinos piñoneros, alcornoques y encinas; las que prácticamente se fundían gradualmente con el bosque.
Tambien estaba el asunto de que "algo" se habia colado varias veces en los amplioscorrales con refugios techados junto a los establos, y tambien en algunos de los prados cercados para pastos de los caballos. En una ocasión, Ceniza recibió un arañazo; en otra Beauty perdió una herradura y la manta ligera con que le habia cubierto apareció desgarrada fuera del corral. Otro dia, Gosth habia armado un tremendo alboroto en su corral, derribando a coces un rastrillo de heno enganchado a la valla de madera, y obligando a Hagrid a acudir a ver a que se debía todo el jaleo. Finalmente Goliath, el enorme - incluso para su raza- pero apacible semental Shire de Hagrid; apareció con manchas de sangre en sus peludas patas. Aparentemente, el intruso o intrusos habia tenido un encontronazo con los cascos movidos por más de una tonelada de vigorosos músculos equinos. Aparte de unas pocas hebras de pelo que no habia podido identificar, Hagrid no encontró nada concluyente, y las pisadas de los caballos y poneys destruyeron cualquier huella. La profesora Spring prometió investigar el origen del pelaje, pero aun no le habia comentado nada. Mientras tanto, Hagrid revisó y reforzó las vallas de los corrales, y con la ayuda de Flitwick mejoraron los encantamientos repelentes y protectores de prados, establos y corrales. Tal vez pudiera encontrar huellas mas claras cuando la nieve cubriera definitivamente el bosque.
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Draco alzó la mirada, sus ojos ensombrecidos por la justa furia. Incapaz de forzar cambios de impacto en los planes educativos establecidos o de hacer valer sus dudosas y sesgadas evaluaciones del profesorado, Umbridge se habia centrado en volver incómoda y difícil la vida diaria del alumnado. Asignando detenciones por ridículas faltas, y entrometiéndose en el funcionamiento general de la escuela. Como eliminar los postres, restringir la libertad de movimiento de los alumnos fuera de las horas de clase y regular arbitraria y caprichosamente sobre las actividades extraescolares. El número de alumnos con una receta dietariade "necesidades especiales" se habia incrementado exponencialmente para furor de la Alta Inquisidora. Ver a aquellos mocosos malcriados deleitándose con la comida le daba dolor de estomago. Al igual que las consultas de los alumnos a la enfermería, y era frecuente verpequeños grupos de alumnos aguardando para a ser atendidos en la confortable antesala que se habia convertido en un nuevo lugar de reunión social. Con la inminente proximidad de las vacaciones de Navidad, su última idea habia sido un decreto sobre las mascotas de los alumnos. No podía prohibirlos –eso ya lo habia intentado sin exito Dumbledore- pero si regular muy muy estrictamente su tenencia y estancia en la escuela. Y crear tantas dificultades como para disuadir a la inmensa mayoría de volver a traer a la escuela sus sucias bestezuelas después de las fiestas.
Reacomodando ligeramente a un indignado y bufante Bandit sobre sus hombros, e ignorando de momento las gotas de sangre que manchaban sus dedos, el rubio redirigió su ira a Umbridge. Mientras Bandit chirriaba, y le hociqueaba en la oreja, Draco murmuró calmadamente:
-¿Quién ha sido?
La irritante mujer que miraba con una expresión falsamente almibarada, ensanchó la sonrisa y profirió en afectada voz de falsete:
-Ah, ah…No debería haber ignorado mi decreto sobre la tenencia de…mascotas en la escuela, Sr. Malfoy. Los alumnos no tienen permitido tener ningún animal…de compañía suelto en las zonas públicas del castillo. Por supuesto, los gatitos bien educados son aceptables en los dormitorios y salas comunes; y para el resto…Bien, además de la lechucería, en el exterior hay instalaciones perfectamente señaladas para otros animales junto a los instrucciones se han colocado claramente en todos los tablones además de haber sido anunciadas en el Gran Comedor.
Entre el grupo del escuadron Inquisitorial, Pansy contuvo una risilla y a su lado, Hermione pareció apretar la mandíbula con determinación. Draco las miró por un instante antes de volver a murmurar ladeando ligeramente la mejilla para corresponder a la frenetica insistencia de Bandit:
-¿Quien te ha hecho daño, Bandit?
Tras un nuevo chirrido de excitación y un resoplido ahogado;saltando reiteradamente sobre las patas delanteras con grititos de guerra huroniles para después clavar las uñas en la tela de la túnica de su humano, Bandit enseñó los agudos y blancos dientesen una mueca y chilló casi histerico:
-¡Kiii kiAnsiiiy, Ansy!¡Ki ki kii!¡p…ppp…EGA!¡MALA Ansiy! ¡Ki ki kii! ¡Jer-er Jermi! ¡MALA ERMI! ¡varr varr vattt vart Dores!, ¡ DORES varta varta varita Lores! ¡Mala Dores mala!¡Ki kii!
Con una mueca de desagrado y disgusto, Hermione gruñó entre dientes:
-¡Oh, vamos! Todo el mundo sabe que los jarvey insultan a los que se cruzan con ellos, pero no son verdaderamente inteligentes ni conscientes. Y con semejante tartamudeo, ese mestizo tuyo ni siquiera insulta adecuadamente…
-Esa…¡alimaña! no debía de estar suelta en la sala común ni campando a sus anchas por los corredores, Malfoy!
Exclamó con visible rencor Pansy. Su frustrada ambición personal de convertirse en Lady Malfoy y disfrutar de los beneficios de los cofres repletos de oro de la familia, la habia vuelto especialmente amarga y enojosa. Con una mirada pegajosa, Umbridge chascó sonoramente varias veces la lengua y añadió con retintín:
-Además de antihigiénica, la suya es claramente una bestia peligrosa. La Srta Parkinsón esta completamente justificada en sacarla a escobazos de una zona común, y la Srta Granger claramente necesitó protegerse cuando intentaban traerla a mi presencia. Yo misma he sufrido su feroz ataque. Me temo que en este caso…no puedo permitir que esa…bestiaarremeta contra alumnos inocentes. Vamos a tener que entregársela para su…contención y valoración a la Profesora Spring.
Mirando de arriba abajo a las dos muchachas, y por último a la insufrible profesora, Draco se giro y comenzó a caminar alejándose por el corredor. Por supuesto, tarde o temprano alguien tenía que encontrar la debilidad en las protecciones del collar frente a un golpe físico directo… Sonriendo y con evidente delicia ante la irrefutable negativa a cumplir sus órdenes, Dolores exclamó alegremente:
-¿A donde cree que va Sr. Malfoy? ¡Detención por ignorar las órdenes directas de la Alta Inquisidora!Estaba tratando de ser magnánima, pero con semejante falta de respeto, me temo que voy a llamar directamente al Departamento de Control de Criaturas Peligrosas para que vengan y se deshagan de ella…
Draco, que se habia detenido, se giró lentamente y alzó una ceja. Con una leve inclinación de cabeza, murmuró esbozando una ironica sonrisa:
-Muchas gracias Profesora. Ya recibiran noticias de nuestros abogados. Bandit es mi familiar.
Palideciendo y con gotitas de sudor resbalando por la frente, Umbridge boqueó viendo desaparecer al rubio Slytherin por el recodo; mientras desde sus hombros, y con un gesto que recordaba asombrosamente a una sornisa, el gran hurón plateado les hacia una sonora pedorreta.
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Haciendo un discreto y juicioso uso de la red Flu, cartas y retratos, la Casa de Slytherin no perdió el apoyo y contacto con su Jefe de Casa y por supuesto, su esposo. Aurora Sinistra le suplía temporalmente al frente de la casa de las Serpientes; pero al menos una vez a la semana, los alumnos que tuvieran necesidad podían hablar con ellos usando unos espejos encantados desde el despacho de la profesora de Astronomía.
Excluyendo la reorganización del profesorado; la mayor novedad después de su partida habia sido la asignación definitiva de los miembros de la Brigada Inquisitorial a una nueva zona de dormitorios, fuera de cualquiera de los dormitorios comunes. La mayoría de alumnos no estaba muy contentos de tener que vigilar sus palabras en sus propias salas comunes y dormitorios a causa de los glorificados espias de Umbridge. Asi que con cierta permisividad por parte de los restantes profesores, sus compañeros habian hecho todo lo posible por hacerles incomoda la vida. Nadie les dirigía la palabra si no era imprescindible, mesas y butacas se llenaban misteriosamente cada vez que aparecían en las salas comunes. A su lado, los tinteros se rompían o volcaban ocasionando pequeños desastres. Los baños siempre estaban ocupados y sobre todo, sufrieron molestas e inexplicables invasiones de sus personas o posesiones por variadas plagas.
Pansy amaneció chillando entre telarañas, con la cama llena de diminutas arañas recién nacidas. Sus gritos alcanzaron tal agudo mientras corria arrancándose el camisón por los corredores de la mazmorra que algunos jarrones de cristal se rajaron a su paso. Zacharias Smith fue atacado por un grupo de irritados murciélagos que escogió dormitar en los doseles de su cama. Los animalitos le cubrieron de arañazos, defendiendo su zona de descanso del que percibían como un agresor; mientras trataba de desenredarse frenético de las cortinas, hasta caer de mala manera de su cama, partiéndose el brazo. Cormac McLaggen encontró un nutrido grupo de escarabajos peloteros, con sus correspondientes bolitas de excrementos; comodamente instalados entre el revoltijo de toallas húmedas, calcetines sudados y equipos de quidditch que acumulaba descuidadamente en la bolsa de transporte de su escoba en los vestuarios del campo de quidditch. Toda la ropa y el equipo quedó inservible, y la escoba tan impregnada de hedor, que era imposible aguantarlo y tuvo que ser enviada a rebarnizar. Marieta Edgecombe encontró sus pares de zapatos favoritos arruinados por una plaga de babosas. Gran parte de las mejores ropa de seda de Cho, acabó dentro de un nido de orugas urticantes. Hermione Granger encontró su baul lleno de hormigas tejedoras. A falta de plantas, las laboriosas hormigas habían hecho un precioso nido arrancando trozos de las páginas de los libros y pergaminos. Dias después, mientras una desolada y testaruda Hermione aun intentaba recomponer los restos de sus libros, Ginny bajó chillando las escaleras dándose manotazos y agitando los brazos mientras unas hambrientas langostas devoraban su melena cuidadosamente tratada con aceite de coco.
Pero aunque lo intentó, Dolores no pudo acusar a nadie como culpable. Los murciélagos, escarabajos, orugas, babosas y arañas pululaban naturalmentea sus anchas por el bosque. Y en uno de los invernaderos de clima tropical, Pomona tenia una pequeña colonia de hormigas viviendo en un grupo de frutales, para poder recolectar acido formico con facilidad. Y Hagrid tambien tenia amplias colecciones de gusanos y numerosos insectos, langostas incluidas, criados como comida viva para otros animales o para su uso como ingrediente de pociones. Como no eran insectos peligrosos, no tenían protecciones para evitar que se accediera a ellos, solo para mantenerlos en sus hábitats. En el duro clima de Escocia, no sobrevivirian al aire libre más que unas horas o días. Minerva se negó a castigar generalizadamente a todos los alumnos, por mucho que Dolores amenazara con ello. Cuando fue claro que era imposible asignarles dormitorios privados dentro de sus Casas – no sin expulsar a los prefectos que ya los ocupaban - Umbridge ser vió forzada a medidas "revolucionarias". Asignarles una zona privada de estar y dormitorios, en zonas fuera de uso cerca de sus propias habitaciones. Un nuevo privilegio para que sus compañeros les envidiaran, y una manera de garantizar la seguridad de sus leales ayudantes.
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Emperrada en afirmar su autoridad, Dolores intentó impedir que los alumnos abandonasen la escuela, programando largas sesiones de sus Clases de Educación Ciudadana. Desde luego, en su opinión, todos aquellos mocosos consentidos y malcriados no se merecían dos largas semanas de vacaciones, solo para recibir mimos, inflarse de dulces y llenarles la cabeza a sus padres de ridiculastonterías. Después de todo, eran másque suficientes darles libre del23/12 al 2/1. Sin duda los padres más sensatos se alegrarían de sus denodados y desinteresados esfuerzos en educar a sus críos.Y de perder menos días entreteniendo a niños y adolescentes. Como acérrima defensora de la máxima "Los niños deben ser vistos, pero no oídos", no podia permitir que algo tan nimio como unas vacaciones tirara por tierra sus denodados esfuerzos en educarlos adecuadamente para ser ciudadanos de provecho. Un niño bien educado, callado y absolutamente obediente era poco más que un bonito adorno para una mesa festiva, un complemento para lucir ante los invitados. O cuando se acercaban a la edad casadera, el medio para acrecentar el poder o el dinero de la familia.
Minerva recibió su demanda con una cierta expresión de incredulidad. Pero se limitó a oírla, sin dar mas muestras de su opinión y asegurando que daría curso a su solicitud. Aunque irritada por que sus designios no se ejecutaban de inmediato y sin rechistar, Dolores estaba petulantemente segura de su posición. Envalentonada, ordenó a Filch que publicara en los tablones de anuncio las fechas y horarios para sus clases y la nueva programación de vacaciones, suprimiendo también las de Pascua y reduciendo a la mitad las de verano.
Dolores aun estaba intentando rehacer su perdido guardarropa. El catalogo de Gladrags no se adecuaba a sus gustos y era demasiado costoso; y los precios de Twilfitt y Tatting para una orden a medida eran escandalosamente altos. Asi que aunque Madam Malkim no era precisamente barata para este tipo de trabajos, al menos aceptó confeccionar un par de sus modelos favoritos en telas similares a las muestras – los retales a que habian quedado reducidas sus preciosas ropas- tomando como referencia unas cuantas fotos, en un tiempo razonable. Si, realmente, iba a tener que hacer un hueco para visitar algunas de sus tiendas y costureras preferidas. Ciertamente, los muggles tenían una gran variedad de tiendas donde encontrar sus prendas favoritas, y si no encontraba su color preferido, un pequeño encantamiento de tintura permanente no era muy complicado. Se merecía una pequeña recompensa a todo su denodado esfuerzo personal, y estaba segura de que Scrimegour entendería que presentara las facturas al Ministerio. Despues de todo, la destrucción de sus ropas habia sido un deliberado atentado a su autoridad…
Dolores estaba disfrutando de su ventajosa posición, sobre un par de cojines en el sillón del Director, mientras probaba su sobre azucarado té con crema y tomaba nota mental de los alumnos que parecían especialmente revoltosos o animados. El correo empezó llegar, aumentando el alboroto, y haciéndola fruncir el ceño. Tenia que encontrar una solución a eso también. Seguramente, y esbozó una sonrisa de satisfacción, era mucho más eficiente que todas las cartas del alumnado se recibieran y entregaran a través de ella o de alguien de su confianza…una o dos veces al habia necesidad de todo este rifi-rafe a diario. Y además, era por el bien de la población estudiantil…Dejó ir una pequeña risilla satisfecha. Asi se aseguraría de que los alumnos no recibieran artículos perniciosos… ni dulces o chucherías. Filch estaría encantado, estaba segura.
Ensimismada en su nueva y maravillosa idea;mientras añadia un poco más de azúcar para dejar el té perfectamente a su gusto – con una consitencia casi melosa-, e ignorando la mirada reprobatoria de la ridícula enfermera; alzó la mirada para ver una lechuza con una grueso pergamnio repleto de lacres oficiales revolotear un par de veces por encima de la mesa antes de posarse delante de ella y extender la pata con gesto orgulloso. No le gustaban mucho las lechuzas -mucho menos en la mesa- pero a veces eran una incomodidad necesaria. Desató las cintas de colores que ataban el rollo a la pata del ave con lentitud, mientras ahogados cuchicheos se extendían entre los alumnos y algún que otro profesor miraba por encima de su ejemplar del Profeta o de su taza de café, y empujó levemente a la lechuza con el pergamino. Estaaleteó indignada y con un chillido le robó la salchicha que tenia en el plato emprendiendo el vuelo.
Sonriendo, y mirando con atención los numerosos lacres oficiales, Dolores se infló de satisfacción antes de abrirlos lentamente y desplegar con cuidado el grueso pergamino, alisándolo antes de empezar a leer. Apenas llevaba un par de párrafos, cuando empezó a palidecer y volvió a comenzar de nuevo la lectura. Sin duda habia entendido mal…
Muy educadamente, la secretaria del Consejo Escolar le recordaba que el calendario de vacaciones escolares estaban prefijadas y aprobadas de antemano por el Consejo Escolar, según los calendarios remitidos por la escuela. Y que salvo causa de fuerza mayor o emergencia, las vacaciones eran irrenunciables, e inamovibles. Y que ningún alumno estaba obligado a permanecer en el castillo durante los periodos vacacionales entre trimestres del curso legalmente establecidos. Y con tono casi divertido, le recordaban que ninguna clase obligatoria podía programarse en periodo vacacional, remitiéndola a la definición del mismo. En el mismo todo de educada indiferencia, el Consejo le recordaba, que aunque legalmente su clase de Educación Ciudadana era obligatoria; no tenia programa ni objetivos académicos medibles y evaluables, ni estaba sujeta a exámenes oficiales de índole nacional o requisitos mínimos para convalidación internacional. Por lo tanto, a efectos académicos, era inexistente e irrelevante. La programación de sus clases, quedaba supeditada a los huecos libres en el horario escolar de las clases que si estaban oficialmente reconocidas, y sin superar los límites de horas lectivas diaras recomendadas para los alumnos; y le recordaban, que las competencias para modificar y ajustar las clases sobre la programación inicialmente aprobada, recaían en la Subdirectora MacGonagall. Finalmente, con extrema corrección, el Consejo le recordaba que aunque fuese la Suma Inquisidora, no estaba en su potestad nombrarse Directora de Hogwarts. Ni tan siquiera en la del Ministerio. Que tomaban nota de su interés es ser considerada en el proceso de selección de candidatos; pero que hasta que el actual Director no fuera oficialmente procesado y se emitiera sentencia definitiva, no podía iniciarse la elección de un nuevo Director; recayendo por defecto la autoridad para la gestión de la escuela en los cuatro jefes de casa.
Dolores pasó de su pálida compexión habitual a un moteado púrpura encendido, mientras sus dedos regordetes arrugaban con cada vez mas fuerza el grueso pergamino. Sus ojos echaban chispas, mientras terminaba de apretujar entre sus manos la carta. Su indignación rebosaba, mientras le palpitaban las sienes, y miró furtivamente con ojos saltones a ambos lados, para asegurarse de que nadie hubiese visto el contenido de la horrible carta. Era un completo desvarío, pero de seguro que cuando hiciese notar al Ministro que era inaceptable que simples ciudadanos interfirieran en la gestión escolar, podría ponerlos a todos en su sitio. Exhaló con cierto alivio, mientras sacaba su corta varita y murmuraba un potente "incendio" contra la bola de pergamino y lacre que habia dejado sobre su plato. La carta estalló en llamas; pero en vez de reducirse a cenizas, explotó con una violenta nube de chispas que la hizo chillar y tambalearse en su torre de cojines. Los gritos de sopresa y pasmo sustituyeron a las murmuradas conversaciones, entre tintineos de cubiertos caidos y copas derribadas. Antes de que pudiera recobrarse y atraparlos, nuevos y flamantes rollos lacrados saltaron de su plato para rebotar con gimnasticas acrobacias por toda la mesa y aterrizar entre las manos de los tres Jefes de Casa y una Jefa de Casa en Funciones.
Con excelentes reflejos, los susodichos atraparon los pergaminos, las largas cintas de colores, ondeando en sus dedos. Entre los renovados murmullos de los alumnos, y con una suave sonrisa en los labios, Minerva contempló por un segundo a Umbrigde que boqueba, y procedió a romper los lacres. Los nudillos de la Suma Inquisidora se pusieron blancos en torno a su varita, y con un gesto de rabia, la mujer saltó de su silla para abandonar el comedor. No habia dado ni un paso cuando Hagrid exclamó con su vozarrón:
-¡Prfsora! ¡Que olvida su carta!
Agarrando de malos modos y con brusquedad el arrugado pergamino que le tendía el semigigante, se alejó a toda prisa con al cabeza bien alta… las cejas y parte del pelo chamuscados y la cara horriblemente manchada de hollín.
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Antes de que se dieran cuenta, ya estaban preparándose para la Navidad. Continuando la tradición, la profesora Sinistra, Montague, Jacob y su grupo incluido Dereck Greyback, y el matrimonio Fogu dirigieron a los alumnos de Slytherin al lugar del bosque donde crecían los abetos. Hagrid ya estaba talando los que habia elegido para el gran comedor y las otras salas comunes, y entre una jovial algarabía, las serpientes eligieron el suyo. De entre la amplia colección de abetos y pinos, se decidieron por un joven ejemplar de Pícea azul del Colorado, con un esbelta copa conica y delicado follaje entre azulado y plateado, muy aromatico. Como hizo notar Jacob, era un valorado ingrediente en la medina tradicional de algunas tribus americanas y se consideraban sus ramas un tradicional regalo simbólico para atraer la buena fortuna. Con aire reflexivo, mientras plantaban en los numerosos hoyos abiertos nuevas semillas, la inmensa mayoría de los alumnos de Slytherin recogieron cuidadosamente las ramitas que quedaron esparcidas por la nieve después de talar, limpiar y preparar el árbol para su transporte.
Mas tarde;al calor de las estufas, y mientras comenzaban a decorar en la sala común y el árbol a la luz de las velas y la que se filtraba de las ventanas subacuáticas; un grupito de alumnos más pequeños preguntaron a los prefectos si podían ayudarles a encontrar un encantamiento para conservar sus ramitas de pícea azul. Mas de un rostro se giró con curiosidad, y mientras los mas mayores comenzaban a explicar las diversas opciones, -incluidasalgunas completamente muggles como el secado con glicerina-Dereck Greyback sonrió y murmuró el hechizo para transmutar sus dos ramitas en perfectas figuras de cristal atrayendo la atención de algunos alumnos mayores. Penny miró por encima de las ramas mas bajas de la pícea a su marido Nico, y colocando una nueva velita encantada, sonrío suavemente.
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Con los pasillos desiertos casi por completo de alumnos – salvo la Brigada Inquisitorial y no al completo - transcurrieron al fin unas inusitadamente tranquilas las Navidades;llenas de ambiente festivo entre el muy escaso profesoradoque no habia optado por coger mas que merecidos permisos, pese a los intentos de Umbridge. Era evidente que era totalmente innecesario mantener a toda la plantilla de profesores en el castillo cuando tenian solo media docena de alumnos pasando las fiestas en é inmensa delicia de Filch, que estaba sumamente finalizó el año entre enormes montones de nieve y pequeñas ventiscas que encerraron a la inmensa mayoría de sus exiguos habitantes entre los muros del castillo, propiciando un humor hosco entre la Brigada Inquisitorial, que ahora ni siquiera podían ausentarse con la excusa de dar un paseo, lejos de la supervisión de la Alta Inquisidora.
Pese a ello, y liberada de las restriciones del horario de clases, Alice Springs se ausentaba a menudo, internándose bajo los nevados árboles del bosque en busca de una bestia misteriosa. Estaba completamente furiosa. Además de tener que soportar al mocoso engreído que tenia atrapado a Severus, habia perdido todos sus "juguetes". Los que no habían sido incautados y recolocados por el Ministerio estaban desaparecidos. Hagrid contaba maravillasde su visita supervisada al cercado reservado a los dragones, ¡Y a ella, a la profesora de Criaturas Mágicas, ni siquiera le dejaban acercarse a todos esos dragones!. El dichoso Bill Weasley sabia lo que se hacia con las barreras y protecciones…
Lo que más la frustraba es que no sabía a ciencia cierta que criatura era la que andaba buscando. Las pocas impresiones extraidas de gamos y ciervos eran vagas y desconocidas. Pero fuera lo que fuera, habia eludido el rastreo de sus lobos de Tasmania, e incluso la vigilancia de sus animalesmejorados antes de acabar desapareciendo. Posiblemente, era lo que había acabado con la manada. Aunque tambien podían haber sido las malditas acromántulas. O una enorme serpiente capaz de comerse a las acromántulas juveniles. Aunque según Hagrid las únicas sepientes naturales del bosque eran la ocasional víbora y alguna culebra, tampoco podía eliminarpor completo la posibilidad de alguna especie más exótica traída como mascota. Pero ella sospechaba que alguno o algunos de los Occamys desaparecidos aun rondaban por el bosque. Con la habilidad de cambiar a voluntad de tamaño eran muy difíciles de encontrar, yno podía descartarse que se hubiesen adaptado a cazar una presa que aunque peligrosa, era abundantísima.
Los animales potencialmente atractivos del bosque - grifos, hipogrifos y thestrals – eran inmunes a sus habilidades. Tal como estaban las cosas, los rarísimos osos hubieran sido aceptables, pero estaban hibernando. Le hubiera encantado que sus dones funcionaran en los cambiaformas, pero por desgracia, habia comprobado desde bien temprano que eran inmunes por completo. Y usar la maldición Imperius – con una probabilidad muy baja de éxito indetectado-la hubiese puesto directamente en el punto de mira del Ministerio. Una cosa era usarla discretamente en muggles;porque francamente, ¿Cuál era la diferencia con la desmemorización por Obliviate y el Confundus Magnus que usaban tan alegremente los magos del Ministerio?.Como Dómine de Bestiassu innato talento natural para subyugara su voluntad toda clase de mamíferos no mágicosse extrapolaban en una aptitud para la maldiciónImperius que era casi intuitiva.
Sus instrucciones, reiteradas hasta conseguir grabarlas como propias en la voluntad de todas sus bestias, habia sido claras. Acechar al objetivo y evitar a toda costa ser vistos por los centauros, la manada de cambiaformas y la semivampiresa; y por supuesto ¡No acercarse a venenosas acromantulas!.Con la mayoría de los ejemplares "interesantes" de su colección de animales desaparecida o incautada por el Ministerio, y sin el respaldo económico de Dumbledore, no podía permitirse adquirir má una auténtica pena, sobre todo porque su último experimento habia aparentado ser muy prometedor…Hubiera preferido usar tilacinos - lobos marsupiales- pero su bajísima tasa reproductiva no era precisamente lo mejor para trabajar. Con demonios de Tasmania como base y Demiguise por sus propiedades de invisibilidad había logrado algo nuevo, único…Todas esas ñoñerias sobre la Prohibición de Crianza Experimental no eran más que ridículas tonterías de burócratas aburridos. Inspirandose en los recientes descubrimientos muggles, magos atrevidos habian perfeccionado técnicas de hibridación y clonación bastante más exitosas. Estaba segura de que Severus apreciaría las posibilidades de un animal capaz de producir anualmente 4 crias en un parto - quizás 8 o mas si sus mejoras iniciales se trasmitían adecuadamente a la descendencia- alcanzar la madurez en dos años con un peso de entre 20 y 25 kg, y un abundantísimo pelaje que era virtualmente indistinguible del demiguise.
Examinando cuidadosamente las huellas entre la nieve, flanqueada por sus lobos de Tasmania, identificó el rastro como perteneciente a un simple zorro e hizo un gesto, que causó que los dos animales – envueltos en una gruesa cobija de oveja y con las patas protegidas por botas engrasadas - se lanzasen de busca de nuevos olores. Con una última mirada desdeñosa se recolocó la capucha, los ojos ansiosos siguiendo el silencioso progreso de sus rastradores entre la maleza del ía que encontrar a la elusiva fiera que había acabado con su último proyecto…¡Y finalmente tendría en sus manos un arma con todo el potencial destructivo que deseaba!.
Alice continuó su búsqueda, aprovechando los respiros que le daban el tiempo y las reiniciadas clases. Aunque mortalmente ofendida, habia acabado por racionalizar como aceptable la existencia de las hijas de Severus. Al menos, eso podía ser una ventaja. Ella no tenía intenciones de ser madre nunca, y habia tomado medidas para asegurarlo en cuanto tuvo edad para ello. Una niñera podía hacerse cargo de ellas. Tenia que librarse del advenedizo, preferiblemente, sin que la culpa pudiera rastrearse hasta ella. Un "ataque accidental" era una forma segura de quitar de en medio el obstáculo. Y siempre podía deshacerse de la criatura empleada para ello…Con la competencia fuera de su camino, Severus estaría libre del maldito contrato y seria sencillo hacerse un hueco ofreciendo consuelo.
Los vagos rastos la habían conducido hacia zonas cada vez más alejadas del bosque el primer viernes de febrero. Entre los innumerables rastros de jabalí, ciervo, gamo y corzo, habia encontrado restos de huellas que se parecían mucho a las de un zorro, posiblemente de algún híbrido con otro cánido de tamaño notable. Mezclados entre los pinos que cubrían la zona,estaban salpicados ejemplares de abetos Douglas de mas de 100 mt de alto, con troncos de 10 mts de ancho viejos y castigados por el tiempo, hacían parecer retoños a los pinos de 20 mts. Un grupo de gigantescos abetos creaba bajo el dosel de sus inmensas ramas densamente entrelazadas un falso claro, cubierto de un espeso lecho de agujas y bastante libre de retorcidos rosales silvestres desperezaban los nuevos brotes de ramas espinosas. Tambien habia acebos, y el muérdago colgaba en algunas ramas. De entre una acumulación de peñascubiertas de gruesas capas de musgoy rodeadas de helechos en la zona noroeste, brotaba un pequeño manantial termal que elevaba ligeramente la temperatura en la zona. El diminuto curso de agua caliente serpentaba perezosamente, generando volutas de vapor que se arremolinaban en torno a los mimbres, menta de agua, helechos y otras plantas en torno al agua; y formaban una permanente neblina, especialmente en torno a un pequeño estanque, y desaparecía finalmente entre más rocas cubiertas de espeso musgo. Aunque estaba desilusionada y cubierta de hechizos que camuflaban su olor y el sonido, Alice avanzó con cautela y lentitud; ignorando como sus agotados animales remoloneaban entre los últimos árboles y se quedaban decididamente atrás.
Junto a uno de los troncos, una criatura gris con marcas negras con vago aspecto de antílope -salvo por la crin y cola blanquinegra de caballo- elegia delicadamente bocados de flores ytiernos brotes entre las grietas de una enorme peña. Decepcionada, avanzó hasta una posición más favorable, por si acaso aquel animal era la presa de su esquiva fiera. Un gemido sordo la hizo volverse bruscamente y dejar sin resuello con el peso de su voluntad a los rezagados lobos marsupiales, que se aplastaron contra el suelo. Las grandes orejas cervunas se agitaron y con una sacudida de la densa cola, un intenso reflejo brillante recorrió el pelaje de aspecto casi metálico como una extraña ola. La bestia cambió calmadamente de posición, avanzando en completo silencio sobre la densa manta de agujas secas salpicada de nieve. A su espalda, una densa sombra se escurrió entre dos troncos, y Alice se tensó con anticipación, sus ojos estudiando ansiosamente la penumbra neblinosa sin distinguir nada.
Frustrada, volvió a observar. El extraño animal caminaba con innegable elegancia, sus esbeltas y largas patas deslizándose sin perturbar la plumosa vegetación, y avanzando despues por la ligera capa de nieve en dirección al estanque. El animal se detuvo justo en la orilla y alzó la noble cabeza. Además de las astas similares a las de un joven corzo, tenia una crin hirsuta como un cepillo, con el exterior blanco y el centro negro realzando la curva del esbelto cuello. Los grandes ojos giraron en su dirección, mientras débiles volutas de vaho emergían de sus fosas nasales y dio unos pocos pasos sin dejar de mirar por entre sus largas y densas pestañas hacia ella, para detenerse de nuevo. Al principio Alice pensó que era un efecto óptico, o que la neblina no le dejaba ver las piedras sobre que estaba...pero cuando la criatura resopló y agitó la cola estampando una pezuña y haciendo saltar un surtidor …No podía creerlo…¡estaba caminando sobre el agua!
Tal vez podría serle útil…no le quedaría más remedio que usar el Imperius, claro esta. Sin duda era alguna clase de criatura mágica y sus dones no funcionaban con esas. Mientras pensaba en como podía capturar a la bestia no vio como un enorme zorro negro volaba en prodigiosos saltos de rama en rama, silencioso cual fantasma, hasta colocarse en una horquilla ventajosa, acechando y desplegando sus tres colas con diminutas lenguas de fuego azulado sobre su lomo. Absorta en su codiciosa contemplación, y tratando de identificar de qué se trataba, Alice avanzó. Las espesas pestañas se alzaron y refulgentes ojos verdes capturaron su mirada… Como hipnotizada,–inconsciente de que estaba murmurando entre dientes todo, absolutamente todo lo que le pasaba por la cabeza- Alice no se percató de deshacerse el hechizo desilusionador, clavada en su sitio por alguna fuerza. Mientras murmuraba cada vez mas agitada, ni siquiera reaccionó cuando Kage, el kitsune negro plateado aterrizó cerca de ella, las colas erizadas y sus negros ojos refulgentes.
Mientras hablaba y hablaba, revelando sus crueles actos pasados y aun mas terribles planes, el brillo deRyuma –la forma Quilin de Evans- fue haciéndose cada vez mas intenso. El despliege repentino de las delicadas alas hizo callar a Alice, que tras el sobresalto continuó contemplándolo embobada. Agitando la astada cabeza y con un tintineo como de cristales, el animal saltó agitando las alas para aterrizar a escasos metros de ella. Chispas danzarinas como fuegos fatuos se deslizaban por la refulgente piel armada de escamas, y los enormes ojos verdes relucían acusadores bajo densas pestañas. La larga cola se agitaba como una serpiente, desprendiendo destellos y flamas. El silencio en torno a ellos se habia vuelto opresivo y antinaturalmente completo.
Mientras arrancaba chispas con una pezuña al suelo, un suave y musical sonido que era como de cascabeles, campañillas y cristales sacudidos por el viento pareció surgir de entre los belfos entreabiertos de Ryuma, extendiéndose por el claro y aumentando rápidamente en intensidad cuando el quilin abrió por completo las quijadas en un bramido. Atrapada, incapaz de huir aunque estaba aterrorizada; Alice cerró los ojos y se cubrió los oídos, bamboleándose y gimoteando cuando le pareció que un huracán estaba destrozando un campanario entero y que los inmensos troncos iban a quebrarse sobre su cabeza. Abruptamente, el sonido cesó. Aun temblorosa, con un miedo irracional atenazándole los huesos , Alice abrió lentamente los ojos. Ni una hoja se habia movido, y la tibia niebla continuaba su perezoso ascenso junto al agua. Ryuma continuaba mirándola, salpicado de crecientes y fantasmales llamas verdes. Encabritándose y con un impetuoso movimiento de cabeza, el quilin exaló una violenta ráfaga de fuego que se enroscó como una serpiente en torno a Alice, envolviéndola de pies a cabeza en un torbellino ígneo.
Cuando cesaron los gritos y las llamas se apagaron, Alice yacía jadeando en el suelo, con los ojos casi en blanco. Flotando ligeramente sobre ella, una burbuja irisada como madreperla se movia con lentitud conectada por una débil hebra a su sien. Kage saltó hacia delante y aterrizo como Severus, que se inclinó y comprobó el pulso de la figura yaciente. Tras recolectar en un gran vial las memorias, procedió a levantarle los párpados y mirar unos minutos en sus ojos, se alzó y murmuró girándose hacia Ryuma:
-Nunca habia visto algo igual…Hay conocimientos, datos…pero por lo que veo no ha conservado ninguna experiencia personal…
Severus movió el vial, observando la extraña cualidad –más densa, con sutiles reflejos de color- de las memorias que habían sido extraidas directamente por el quilin. Cambiando con rapide; fugaces, perturbadoras imagenes se formaban bajo la convexa superficie del vidrio. Ryuma avanzó y tanteó con una pezuña el cuerpo, para después empujarlo con las astas, haciéndolo rodar hasta quedar boca arriba. Resopló irritado, replegó las alas y sacudió la cabeza, cambiando de forma para lanzarse a los brazos de Severus.
Evans murmuró:
-He visto que sufrió discriminación y algún abuso cuando la separaron de su primera familia adoptiva en la infancia y la experiencia la llenó de desconfianza y rencor hacia todo aquel que no consideraba su familia. Que nunca recibió ayuda para afrontarlos traumas ocultos derivados del abandono siendo bebé y su diferencia racial, y que bajo una apariencia de normalidad…es o era una psicópata narcisista. Por supuesto, las manipulaciones tendenciosas y compulsiones de Dumbledore exacerbaron y fijaron sus atenciones en nosotros, y aunque estaba libre de la influencia de las últimas compulsiones, había asumido completamente como suyas las directrices implantadas.
Tembló ligeramente, y aferrando las solapas de la túnica de Severus murmuró:
-Incluso confundió a mi empatía, creía que solo percibia hostilidad y envidia de ella porque era lo que sentía hacia mí…Pero con mis habilididades de Quilin completamente desplegadas…pude ver que era prácticamente todo lo que sentía hacia los demás: odio y desprecio… envidia y odio hacia mí, posesividad, codicia y lujuria hacia ti; pero aun asi…¿Qué clase de persona intenta matar a unas bebes?¿A cuantos animales ha utilizado y destruido?¿Contra cuantas personas ha usado el Imperius? ¿A cuantos a matado?.
Abrazando estrechamente a su esposo y dedicando una mirada despectiva a la figura comatosa sobre el suelo, contemplando con curiosidad los tatuajes tribales que ahora rodeaban su cuello, tobillos y muñecas, Severus murmuró:
-Evans…la pérdida de memorias y la forzada modificación conductual es una pena increíblemente blanda para una persona que estaba tratando activamente de matarte a ti y nuestras hijas y que tiene sobre su conciencia muertes y abusos. ¿Pero que vamos ha hacer con una esclava?
Suspirando, Evans susurró:
-Por mí, puede hacerle compañía a Lockhart en San Mungo…Lo que sé es que no quiero verla nunca más…
Seveus rió suavemente y musitó que probablemente podían hacer algo al respecto.
A la mañana siguiente, y acudiendo a los continuos ladridos de Fang, Hagrid encontró a la profesora Alice en uno de los claros donde alimentaba a los Thestral. Tenebrus, el semental favorito de Hagrid permanecía lamiendo la sangre que manchaba el ante de sus ropas. Tenía una herida en la sien e innumerables cortes y moratones de marcas de garras y pezuñas hendidas por todo el cuerpo, como si la hubiese arrollado una manada de venados. Tras curar sus heridas y verificar que permanecia irresponsiva y casi en estado comatoso la enfermera Pomfrey la transfirió a San Mungo para una evaluación mas profunda, donde diagnosticaron amnesia por traumatismo. Discretamente, cuando los sanadores decidieron que permanecer en el hospital no iba a tener ningún efecto sobre la improbable recuperación de su memoria; la paciente salió del hospital para ir a una clínica de reposo de Dorset a solicitud del bufete de abogados Pilliwickle, McLead & Twigge que estaba gestionando sus asuntos. Y de ahi después desapareció meses después, tras recibir una carta ofreciéndole un puesto en una reserva mixta de animales y criaturas mágicas dentro del Parque nacional de Etosha, Africa.
Y mientras en la escuela, y aunque Umbridge protestó vehementemente, un nuevo mimebro se icorporó a la plaltilla de la escuela. Pese a que no habia pisado nunca las clases de Hogwarts y se habia graduado en Castelobruxo, Lorena Scamander estaba más que capacitada para dar clases de Criaturas Mágicas. Hagrid casi sufrió una conmoción cuando su marido Griffin Scamander entró por las puertas levitando los baules del equipaje y seguido de Felix, su gato Wampus.
HP&SS
El ascensor se detuvo con un gemido metalico, mientras la impersonal voz anunciaba el Departamento de Misterios. Conteniendo una mueca ante los chiridos de las rejas, un hombre cubierto por una capa avanzó por el desierto corredor de piedra con una puerta negra al fondo, y alumbrado por distantes antorchas. Cogiendo la escalera que salía a su izquierda; el hombre descendió aun más hasta salir a otro corredor lúgubre con gruesas puertas de madera reforzadas por arabescos de hierro negro; y procedió a limpiar cuidadosamente sus gafas metálicas antes de colocárselas. Al fondo del corredor, tras la última de las puertas habia una escalera de caracol con peldaños de ladrillo desgastados que se hundia aun mas en la tierra.Y tras descender, una mugrosa puerta de hierro que con un pesado llamador.
Al escuchar los pasos, Fernsby dejó su jarra de chocolate sobre la estufa y se levantó apoyando con cuidado la mayoría del peso en la pierna izquierda. La vieja lesión siempre le molestaba con mal tiempo, y en aquella fría humedad, aun más. Cuando resonó el golpe en el metal, miró por la mirilla y parpadeando algo sorprendido destrabó las cerraduras, dando paso a su visitante.
-Buenas noches. No le estábamos esperando a estas horas, Sr. Ministro… ¿Ha sucedido algo?
Entrando a la pequeña sala y dedicando una mirada casi indiferente a la mesita tras la que hasta pocos minutos antes, se sentaba el maduro auror; Rufus avanzó un par de pasos, hasta situarse junto a una pequeña estufa de hierro sobre la que descansaba una humeante tetera y un pote de chocolate. Avanzando las manos para calentarlas, el Ministro denegó y murmuró apretando la mandibula en un gesto determinado:
-No, nada Fernsby… Solo que tengo un par de preguntas… ciertas preguntas que quisiera hacer en privado…
El auror parpadeó lentamente, se rascó la barbilla que ya necesitaba un buen afeitado y sirvió una generosa jarra de chocolate.
-Entonces supongo que va a necesitar esto…
Con una cara de cierta revulsión, Rufus dio un discreto sorbo al chocolate y aguardó pacientemente a que el auror hiciera los preparativos y registrara con un hechizo su persona en busca de posibles objetos no permitidos. Despues de murmurar cansadamente que ya habia dejado su varita en el despacho, y con todas sus demás pertenencias revisadas, finalmente accedió al corredor de las celdas.
Dejando atrás la mayor parte del chocolate, Rufus pasó con lentitud a través de las triples puertas de hierro que cerraban el último tramo del corredor, la lúgubre presencia del dementor que se mantenía siempre en ellas creando una gélida escarcha. Las débiles antorchas apenas iluminaban la puerta de la única celda ocupada. Al fondo, la luz azulada de un patronus en forma de gallo que montaba guardia ante la guarida ahora cerrada en que se habia refugiado el solitario dementor, añadía un aire casi glaciar a la atmosfera.
Tras contener un estremecimiento, abrió la doble contrapuerta que separaba el corredor de la celda propiamente dicha, y miró por la reja a la reducida y exiguamente amueblada habitación. Un camastro, una balda con un jarro de zinc y un par de colgadores y una letrina en el rincón contrario. La única fuente de luz, un pequeño disco luminoso incrustado en el techo. La burda manta del camastro se agitó y se desenvolvió revelando de entre sus pliegues a un bastante demacrado Albus Dumbledore. Con relativa agilidad, el hombre se aproximó a las rejas y tras un instante murmuró:
-Ya iba siendo hora, Nimphadora.
Recobrando su forma natural y frunciendo el ceño, la joven metamorfomaga rezongó pasándole de malos modos un frasco de poción pimentonica y otro de energizante extra:
-¡Ha sido jodidamente difícil, Albus!
Tras remangarse el pantalón, Dora apretó los dientes mientras la piel de su pierna derecha se abria para revelar oculto en un pliegue de musculo y piel una serie de pequeños objetos. La varita encantada para semejar un fragmento de hueso recobró su forma, y el vial de poción fue devuelto a su tamaño con un toque. Mientras Albus tragaba las primeras pociones y quedaba envuelto en una nube de vapor, Dora contuvo una repentina nausea y fue murmurando apresuradamente quien estaba de guardia en cada departamento, y que el ascensor nº 3 era el más seguro porque justo antes de bajar lo habia inundado con bombas fétidas y nadie en sus cabales querria entrar en el durante un par de horas.
-Lo más difícil ya esta hecho. Aun estamos a tiempo de intentar el plan B. Fernsby no es inmune al imperius y siempre queda obliviarle. Ya se que es ud un experto en transfiguración, pero la verdad; aunque vaya a estar dormida durante el proceso; la idea de convertirme aunque sea temporalmente en una prenda de ropa no me resulta del todo confortable, Albus.
Sacandose del meñique del pie el sencillo anillo traslador de emergencia que formaba parte del equipamiento básico y usual de los aurores en activo en misiones de campo, Dora lo aplicó contra la cerradura de la celda, murmurando entre dientes, rogando que la utilidad que hacia del anillo las veces de llave maestra de las celdas del departamento de Aurores funcionara tambien en esta. Con un chasquido, la cerradura se abrió y Albus salió con celeridad, empuñando la varita. Dora cayó al suelo, sin enterarse siquiera de que Albus la habia atacado.
Comenzando a vestirse apresuradamente, Albus tragó la última poción, una dosis de multijugos y empezó a adoptar la apariencia de Rufus. Un hechizo desilusionador fue suficiente para disimular los brazaletes limitadores de magia que llevaba. Afortunadamente, solo funcionaban al máximo cuando los unian a las esposas especiales para trasladarle fueran de la celda. Colocando el anillo en el meñique de su mano izquierda, Albus miró el cuerpo tendido en el suelo, y murmuró inclinándose sobre él:
-Lo siento mucho querida, pero es por el bien mayor…
Y sin el menor remordimiento cerró la reja, dejando apoyado junto a ella una inconsciente replica de sí mismo, sin molestarse en cerrar bien la contrapuerta. Comenzó a caminar con una extraña sonrisa, el gallo aleteó y corrió a situarse un par de pasos justo detras de él. Cuando estaba ante la última parte de la triple puerta que bloqueaba el corredor, tuvo que contener el impulso de volverse a observar por la enrejada mirilla el lento y cauteloso avance del dementor nuevamente libre. Cuando tras un prolongado chirrido de goznes, escuchó incrementarse con avidez la ronca succión y un gemido bruscamente ahogado, abrió con decisión la última puerta. Forzando una expresión triste y pensativa apropiada en su rostro, se despidió del cansado Auror con palabras vagas.
Mientras contemplaba que humanitario sería añadir como paso previo al procedimiento de ejecución via Beso del Dementor, una dosis de poción Duerme Sin Sueños; sujetando el resto de chocolate y aguardando el fin del trayecto de traqueteante ascensor; Albus Dumbledore no se percató del extraño brillo que comenzaron a despedir sus brazaletes, ocultos bajo el glamour. Los reiterados interrogatorios con veritaserum habian volado por los aires muchos de sus cuidadosos planes. Pero no todo estaba perdido. Durante generaciones habia moldeado inumerables mentes de impresionables jóvenes magos en sus años mas vunerables, insertando en ellas una lealtad ciega a su persona. Los nacidos muggles eran especialmente utiles. Mientras avanzaba por el desierto corredor del Departamento de Transporte Mágico en el piso 6; completamente desilusionado y sus pisadas ahogadas por un hechizo silenciador, ignoró los murmullos y la rendija de luz proveniente de la Oficina de la Autoridad de la Red Flu, sobrepasó las puertas del Control de Escobas y de la Oficina de Trasladores y continuó hasta el Centro de Pruebas de Aparición.
La puerta de roble con letras doradas se abrió silenciosa tras un murmurado conjuro y el mago se deslizó dentro, sin que el reducido personal de guardia se percatara. La excepción que tenia que ser abierta en las defensivas barreras antiaparición instaladas durante la Guerra con Grindelwald que rodeaban el Ministerio para permitir los exámenes de aparición era tan compleja que cerrarla o abrirla suponía el trabajo de un par de Maestros de Protecciones y Defensas Mágicas durante una semana. Fudge habia desestimado largo tiempo atrás semejante dispendio, y desde entonces, permanecía abierta. Por definición los trasladores oficiales de los aurores funcionaban en cualquier ubicación, y llevarían al auror a una de las dos ubicaciones preestablecidas: La entrada de urgencias de San Mungo, o aquella antesala o zona de espera de la Oficina de Pruebas de Aparición. Con una sonrisa de triunfo, Albus giró el anillo, activándolo y una enorme fuerza empezó a tirar de él. Durante un par de segundos, el familiar remolino de luz y viento comenzó a elevarle y los brazaletes de brazos y piernas refulgieron aun más. Despues, el tifón comenzó a tirar bruscamente de él. Albus parpadeó durante una fracción de segundo, preguntándose que había salido mal…gritó aullando de dolor tras la explosión controlada de los brazaletes que le arrancaron manos y pies, antes de morir por la implosión de su torso cuando la energía del traslador reaccionó negativamente amplificando y multiplicando la energía violentamente desatada, dispersando en trocitos su cuerpo por los multiples destinos habitualmente usados en los exámenes de aparición. Unas gotas de sangre en el suelo y apenas unas hebras de cabello fueron todo lo que quedarón sobre el oscuro suelo de granito…
Un mago anciano tocado con un gorro de fiesta; vestido con una gruesa bata de cuadros escoceses adornada por una rosa roja en la solapa sobre la túnica; abrió la puerta minutos después y se asomó a la sala en penumbra, sujetando una palmatoria. Sus ojos recorrieron las sombras, mientras alzaba la vela. Encogiendose de hombros gritó hacia el exterior, entrando:
-¡Ya te he dicho que aquí no hay nadie, Doris! Ha sido una ventana otra vez.
El hombre apuntó la varita, farfulló el conjuro y el marco que colgaba de sus goznes y los cristales se recompusieron y volaron de nuevo a su lugar, ajustándose con un chirrido de protesta. El cristal tenia algunas imperfecciones y el marco tambien parecía algo abollado. Con un apresurado fregotego, limpió el suelo del agua que había entrado y rezongó mientras cerraba la puerta.
-Voy a tener que presentar una queja, porque es la tercera vez que tenemos tormentas este mes. Vamos Doris, que no quiero perderme los fuegos artificiales de los muggles y todavía tenemos que vestirnos y subir a la calle para verlos desde el edificio de enfrente.
Doris, una brujita menuda, de aspecto frágil y delicado con una mata de canas rizadas sujetas por muchas horquillas decoradas; arrebujó las manos en la pomposa bata de lana de color violeta y susurró mirando con recelo la puerta:
-Te juro que me pareció oir un grito Aby…
En ese momento, una joven pareja salió de un baño, con la ropa desordenada y las mejillas coloradas.
-Ah..Mhh…Hola, Aby. ¿No ibais a ver el espectaculo muggle de la Plaza de Trafalgar desde el tejado?
La joven trató de recolocarse y alisarse la túnica, medio escondida detrás de su pareja. Con las orejas muy coloradas, Aby farfulló y tiró de su esposa Doris hacia el ascensor.
-El año que viene, aunque me paguen el doble, no pienso hacer esta guardia, Doris. ¡Recuerdameló!
HP&SS
Con las fiestas de San Jorge, tardaron más de 24 horas en darse cuenta de que el ocupante de la celda se había "suicidado" via dementor. Y hasta que el medimago no hizo un reconocimiento clínico exaustivo para determinar su estado, no se dieron cuenta de que realmente el cuerpo era de una mujer. Y hasta horas después, ya en San Mungo bajo cuidados intensivos, no lograron una identificación positiva y localizaron a sus parientes y a Dawlish. El auror entró en la sala, pálido como un fantasma. Ted y Andrómeda estaban en camino, pero el no podía esperar.
La transfiguración solo habia sido revertida parcialmente, aunque si por completo en el rostro. Dadas las circustancias, no querían usar más magia de la extrictamente necesaria. El medimago ya le habia dado una dosis de tranquilizante, pero aun asi, ver el cuerpo tendido sobre la cama y conectado a multitud de cables y tubos impresionaba. El joven se agarró a la barra de los pies de la cama y murmuró:
-Y…¿está bien?
-Ha habido algún problema por el frio y un déficit de vitaminas que ya estamos tratando. Pero hasta donde podemos ver…el niño está bien. Con el cuidado adecuado…es muy posible que mantengamos el cuerpo de la madre funcional hasta que sea viable. Idealmente, deseariamos que llege como minimo a los dos kilos y medio de peso y 36 semanas de gestación, pero por encima de las 29 semanas ya tendríamos una tasa de supervivencia del 95%. Eso son solo tres meses más Auror Dawlish, y todo el tiempo que ganemos a partir de finales de Julio, aumentará esas cifras muy positivamente.
Dawlish asintió atontado, escuchando a medias y cuando Andrómeda entró en la sala, no pudo evitar echarse a llorar entre los brazos de su suegra, mientras Ted les sujetaba a ambos.
Durante los días siguientes, especialistas del departamento de catástrofes mágicas rastrearon y buscaron los inhibidores de Dumbledore, comenzando desde el Ministerio. La perturbación mágica creada por la interferencia de los artefactos les llevó por todo el país, y pronto recogieron lo que quedaba de Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore. Cuando Croaker le presento la caja - poco más grande que una caja para botas -al Jefe del departamento de Misterios, el hombre casi vomitó su almuerzo. Pero tras una fortificante taza de té, sacó una capeta roja de un viejo archivador, ojeó su contenido y tras garabatear su firma en varios lugares masculló:
-Eso si que es un método infalible de detención. Y según las especificaciones, el modelo estándar está diseñado para incapacitar.
Croaker rezongó y gruñó con aprobación:
-Probámos uno con un toro semental de mi vecino…y el bruto se detuvo en seco en pleno galope.
Asintiendo nuevamente, el Jefe del departamento masculló:
-A ver si algún se atreven a negarla aprobacionde este contrato…
HP&SS
Los flamantes padres retornaron parcialmente a sus labores educativas en Mayo. Cada día uno de ellos daba parte de las clases, mientras el otro permanecía cuidando de sus nenas. Se centraban especialmente en la revisión para los exámenes de los alumnos de OWL y NEWT, pero intentaban no descuidar la aten ción a los demás alumnos.
Y antes de darse cuenta, llegaron y pasaron los exámenes. En los últimos días de colegio, perezosos y relajados para los alumnos, pese a las rabietas de Umbridge, organizaron una serie de "clases adiccionales prácticas de reconocimiento y búsqueda de ingredientes animales y vegetales en su estado natural", con la ayuda de Griffin y Lorena Scamander, Pomona, Hagrid y Severus. Que la citada clase incluyera en su recorrido dos extensas paradas en el pueblecito para que los alumnos podieran usar los baños en las Tres Escobas, almorzar y merendar en el salón de Té, era pura casualidad. Ginny intentó apuntarse, pero Severus se negó a admitirla, recordándole que estaba fuera de cualquier clase o actividad que organizaran él o Evans. Rechinando los dientes ante la deliberada insubordinación y flagrante intento de coartar sus métodos, Dolores insisitió en asistir a la primera de las supuestas clases. Inclinando la cabeza con una media sonrisa, Severus le indicó a la mujer que el punto de reunión era detrás de la cabaña de Hagrid.
Despues del desayuno, y atildada en su traje favorito de pata de gallo rosa y fucsia, con una preciosa rebeca de lana de angora extrapeluda y zapatos de terciopelo rosa con un lazo, Dolores se encaminó hacia la cabaña de Hagrid. Vestidos en vaqueros o solidos pantalones, con botas y abrigados con ligeras chaquetas, parloteaban animadamente un gran grupo de alumnos. Varios poneys cargados de cestas masticaban metodicamente sus raciones de avena, mientras Hagrid revisaba sus aparejos. Dolores arrugó la nariz, e ignorando el bullicio se abrió paso hasta Severus, que organizaba en parejas a los alumnos. Jacob y los suyos remoloneaban por las inmediaciones.
-Ejem ejem…
-Profesora Umbridge.
Ignorando a la mujer, Severus alzó la voz y dio las últimas instrucciones.
-Todos permanecerán con su compañero asignado en todo momento, y a la vista de la pareja anterior y posterior. Si alguien necesita detenerse, que llame en voz alta a alguno de los responsables. Ire en cabeza, Jacob patrullara delante y en los flancos y cerrara la marcha Hagrid con los poneys de carga. No olviden que este es el Bosque Prohibido y que bajo sus copas hay más de una sorpresa desagradable.
Sin más preámbulo, Severus empezó a caminar hacia el bosque, una larga fila multicolor extendiéndose detrás de él y de Evans, dejando un tanto perpleja a Umbridge. Cuando mas de la mitad de los alumnos ya desfilaba animadamente hacia la espesura, Dolores finalmente empezó a caminar maldiciendo entre dientes. Caminar por el suelo irregular y húmedo de un bosque, aunque fuese por senderos relativamente trillados, no era nada fácil con tacones. Poco a poco, Dolores empezó a retrasarse cada vez mas, jadeando y sudando por el ejercicio al que no estaba acostumbrada. Hagrid incluso redujo sus pasos para no dejarla atrás, y ofreció dejarle un poney. Ignorando al bruto y sus malolientes bestias, Dolores trastabilló por el sendero, mientras algunos de los alumnos se acercaban con crines de unicornio recolectadas de los espinos.
La distancia entre ella y el grupo se agrandó, y pronto se encontró vacilando ante una encrucijada, sin idea de cual tomar. Optando por el camino más amplio y fácil, pronto se encontró desorientada. Los ruiditos del bosque le hicieron acelerar el paso y aferrar su varita mientras miraba con ojos asustados a las sombras. A ratos creía oir voces distantes y apretaba el paso para verse más perdida cada vez. Sus zapatos estaban empapados, se habia roto las medias y su preciosa rebeca se habia enganchado inumerables veces en ramas y pichos. Con un trompicón que casi la manda al suelo, uno de sus tacones perdió la batalla contra una piedra. Frustrada, agotada y cansada, desaliñada y asustada, Dolores gritó y arrojó los zapatos hacia el matorral más cercano, para huir alarmada cuando un coro de silbidos amenazantes le respondió.
Cuando se sentó en unas raíces salientes para descansar, la atacaron los Bowtruckle con sus delgados dedos afilados. Huyendo de los ridículos bichejos, entre chispas defensivas e inutiles amenazas; Dolores pasó cerca de un matorral que ocultaba el nido de un agurey. El lastimero lamento del pájaro la hizo cambiar de rumbo y recrudecer sus esfuerzos por alejarse, lanzando hechizos por encima del hombro. Mas adelante podía oir las voces distantes de los odiosos niños y continuó avanzando, acortando tercamente entre la maleza. Unas doxies se irritaron cuando pasó cerca de su nido y la atacaron agitando los diminutos puños y tironeando de su maltrecho jersey rosa. Tras un par de dolorosos mordiscos, y ante la inutilidad de sus hechizos, Dolores se desprendió de la prenda, corriendo alocadamente. Las doxies parlotearon, peleando agitadamente sobre la posesión de su botín, perdido el interés en la bruja. Con enorme alivio, vio que los alumnos estaban detenidos en torno a un pequeño claro cercano al sendero, arrodillados y rebuscando algo entre la hojarasca… brillantes babosas cornudas. La mayoría ya estaba entregando los botes, mientras Evans señalaba algo en el centro. Gritando que la habian atacado, histerica, y casi sin resuello, Dolores irrumpió en el claro, para hundirse hasta las rodillas en el pequeño pantano que lo ocupaba. Intentando apoyarse en un pequeño tronco cercano a ella, Dolores chilló cuando el enojado dugbog partió en dos de un mordisco su varita, antes de lanzarse como un perro de presa a sus tobillos.
Severus lanzó un petrificus a la criatura, y con cierta complacencia vio caer casi a cámara lenta a Dolores en el fango. Con tremenda satisfacción, y sin mas que un pequeño gesto, la hizo flotar suspendida de un tobillo hasta tenerla sobre tierra firme. Afortunadamente, su falda era tan estrecha que su vuelo cabeza solo hizo que el lodo chorrease por sus regordetas piernas. Con un simple hechizo de diagnostico, hizo recuento de sus lesiones. Alzó una ceja. Bueno… parecía que a causa de todo el alboroto Dolores estaba experimentando una pequeña angina de pecho. Le dio una poción para estabilizarla, le metió un bezoar en la boca y levitándola de nuevo hasta sentarla en uno de los animales de carga, y sujetándola firmemente, Severus apremió a Hagrid, tendiéndole el diagnostico.
-Necesita ir de inmediato a San Mungo. Está sufriendo una angina de pecho, y la poción que le he dado solo ayudará durante un tiempo limitado. Además, no tengo aquí el antídoto específico para el veneno de las doxies o el dugbog.
Con evidente preocupación, el gigantón empezó a trotar hacia el pueblo por el sendero, mientras Griffin Scamander y su mujer se arremolinaban inspeccionando al pobre dugbog, que estaba sufriendo unas arcadas terribles. Con un tremendo esfuezo, el animal regurgitó unos cuantos anillos horrendos y un par de rechochos dedos. Con aire de profundo asco, Lorena murmuró mirando por encima del hombro a Severus:
-¿Que opinas Severus? ¿Podrán volver a unírselos?
Observando como los acidos ya habian atacado incluso las piedras y perlas y la ennegrecida piel que se desprendía a tiras, Severus denegó.
-No lo creo posible, pero por si acaso, recogelos en un frasco.
Sacando unas tiras de mandrágora desecada del bolsillo y levitándolas cerca del dugbog para distraerlo, Griffin Scamander esperó a que su esposa hubiese recogido las astillas de varita, anillos y dedos antes de dejar que el animal alcanzase su comida favorita.
Evans observó a los alumnos, y juzgando que el incidente había sobresaltado a los mas pequeños murmuró:
-Creo que deberíamos ir a refrescarnos un poco en las Tres Escobas. Y aprovechar para enviar eso via Flu a San Mungo.
Con sosiego, la caravana emprendió el camino por los tortuosos senderos del bosque, mientras poco a poco los alumnos asimilaban que se habian librado de la tirana.
HP&SS
El final de las vacaciones de verano estuvo salpicado de interesantes noticias. El Consejo Escolar de Hogwarts recibió la notificación de un nuevo Director: Lord Severus Selén Prince. Irritado, el Ministro Rufus Scrimgeour se presentó en la escuela ya vacía de alumnos demandando explicaciones.
La mayoría de profesorado estaba desayunando en el Gran Comedor, y un grupo de vampiros se levantaron llevándose en brazos a dos niñas, dedicándole miradas agresivas. Les siguió un centaruro con un joven montado en su grupa y Ruffus parapadeó varias veces. No podía olvidarse de a que habia venido. Agitando la carta en que se le informaba del nombramiento, Rufus demandó:
-¿Qué significa esto? El Consejo no lo ha autorizado, Severus.
Con una semisonrisa que hizo estremecerse al otro, Severus murmuró:
-Muy simple… La propiedad del terreno en que se asienta la escuela, el bosque, Hogsmeade, la estación, desde las montañas hasta el valle…todo es propiedad de mi familia desde tiempo inmemorial. Somos terreno soberano independiente, que nunca formó parte de la Bretaña Romana o muggle. Estas tierras no pueden dividirse, comprarse o venderse, solo heredarse o alquilarse. La gestión de la escuela estaba en manos de los fundadores y sus herederos de sangre directos, hasta su desaparición o hasta que fuera devuelta formalmente, momento en que revertería a las manos de los Prince.
Farfullando y con los ojos como platos, Rufus se sentó en el banco mas próximo.
-Rowena Ravenclaw solo tuvo una hija, Helena Griffindor, que murió sin descendencia. Los restantes descendientes bastardos o legitimizados de Godric Griffindor tambien fallecieron sin hijos. Helga Hufflepuff tampoco tuvo descendencia; aunque educó como hijos a numerosos sobrinos hijos de su hermana y se casó con su viudo. Lo cual deja a Salazar Slytherin. Que tuvo varia descendencia. Los fundadores instauraron los fundamentos del actual consejo. Sus últimos descendientes Tom Riddle y Lily Evans. El único descendiente de sangre vivo de los fundadores hasta el nacimiento de mis hijas era mi esposo, Hadrian Jacob Evans Peverell. Que graciosamente ha retornando el control de la escuela a la familia Prince.
Sudando, y con la cara pálida Rufus murmuró:
-Pero…eso no es posible… El Consejo y el Ministerio lo sabría…Tiene que haber alguien mas…
Evans se levantó y murmuró con una sonrisa helada desplegándose en sus labios:
-Gringotts puede darle la información pertinente. Pero hace meses, cuando el Ministerio decretó el cese de Dumbledore, que la plena autoridad sobre la escuela pasó a las manos de mi esposo. Si hemos esperado hasta ahora para hacerlo publico ha sido para no interferir más con la vida escolar. Ah, y Sr. Ministro…Hogwarts es una escuela completamente privada y en territorio extranjero. Fuera del control o influencia del Ministerio. Nuestro nuevo temario y asignaturas están registrados en la Confederación Internacional de Magos, para homologar las titulaciones de nuestros alumnos a nivel internacional. Y el Ministerio británico esta obligado por las leyes internacionales a reconocer nuestros títulos. Por supuesto, es Ud libre de organizar una nueva escuela, pero tenga en cuenta que la CIM ya ha autorizado el traspaso automático de fondos por cada alumno que permanezca en Hogwarts, teniendo en cuenta el precio real actual de la matricula.
Rufus osciló aunque estaba sentado. Era un completo desastre. El Ministerio solo habia estado aportando un 100% de la matricula de los nacidos muggles, y una cantidad variable en concepto de gastos cada año, incluidos los salarios del profesorado. Salvo que los padres optasen por enviar masivamente a Beauxbatongs o Drumstrang a sus hijos, e incluso dando las clases en algún lugar del ministerio, no habia fondos suficientes para contratar profesorado. Menos ahora que muchos niños que antes no hubieran recibido una invitación estaban demostrando que eran capaces de aprender magia con las adaptaciones precisas. Alzó la mirada a Severus, este murmuró:
-Y olvidese de cobrar impuestos en Hogsmeade, Ministro. Mis tierras están fuera por completo de su jurisdicción.
Con un temendo dolor de cabeza, cariacontecido y desesperado, Scrimgeour regresó al ministerio. Tenia que tener una reunión urgente con el departamento de presupuestos y con recaudación de impuestos.
En la primera luna nueva de septiembre, al inicio del nuevo curso, se convocó una sesión extraordinaria de observacion astronómica y de adivinación ritual, con muchos de los profesores presentes.
Evans y Severus encendieron las dos pequeñas hogueras en una playa de la orilla del lago, arrojando a las llamas pequeños objetos, flores, comida y vino. Después de pasar rápidamente entre las dos fogatas en ropa interior, tomaron un rápido baño ritual en las serenas y heladas aguas. De las que salieron tiritando para secarse con hechizos y volver a vestirse, sentándose acurrucados juntos mirando el lago en silencio. Evans no había podido evitar contemplar de reojo la fibrosa figura de su esposo. Poco a poco, los alumnos de Slytherin se les unieron, y fueron entregando a las llamas sus ofrendas y se congregaron en torno a ellos; todos abrigados en gruesas capas, sentados sobre pieles y mantas. Los gigantescos lobos tumbados en el hierba miraban al cielo, y algunos vampiros estaban sentados en la oscuridad. Firenze se había unido en respetuosa comunión con ellos, y fue el centauro el que puso en las manos de ambos sendas tazas de infusión de salvia divinorum, entre otras cosas. Los ojos de Evans se humedecieron al cabo de un rato, su mirada perdida en la negrura del lago y murmuró suavemente algo inaudible. A su lado, Severus también contemplaba su propia visión y el agarre que mantenía en los hombros de Evans se acentúo, mientras su ceño se fruncía.
Durante un rato, ambos siguieron sumidos en la experiencia y lentamente, Evans se acurrucó aun más contra el pecho de Severus, muy conmovido. Severus bajó la mirada, aun bajo los últimos influjos oníricos de la planta y sus ojos exploraron en la parpadeante y tenue luz de las fogatas la expresión del joven rostro. Evans se acomodó, girándose para apoyar la cabeza sobre el corazón de Severus. Mirando con relajación y una dulzura especial en los ojos a quien tanto le estaba dando, le rozó con dedos tentativos la mejilla, aun sumido en un pequeña burbuja privada e ignorando la silenciosa audiencia de toda la Casa de Slytherin y un centauro. Severus inspiró bruscamente ante la leve caricia y sus ojos relucieron mientras su mano respondía con un gesto similar. Evans entreabrió levemente los labios, moviéndose casi infinitesimalmente en el suave abrazo… y Severus inclinó la cabeza para unir sus labios a los suyos. Sin que llegaran a separarse, ambos se inclinaron para acabar estrechamente abrazados, mirándose a los ojos y deslizándose suavemente a un sueño profundo y tranquilo.
Draco contemplaba aun boquiabierto – y no era el único- las siluetas tumbadas sobre las pieles y Sirius carraspeó cuchicheando:
-Se que la infusión favorece el sueño pero ¿Deberíamos despertarlos? No podemos dejarlos ahí, a la intemperie…
Firenze meneó la cola y piafó suavemente, denegando. Sus ojos contemplaron las mortecinas llamas de las hogueras, se elevaron por un rato a las estrellas y murmuró melódicamente:
-Esta noche, nada ni nadie osará perturbar esta tierra donde se han invocado a tantos ancestros. Mucho menos a los que han danzado en el límite para comulgar con ellos. Podéis retiraros al castillo si queréis. Por vuestra paz de espíritu, yo les velaré hasta el alba.
A su alrededor, los alumnos bebieron tazas de tila caliente de termos autorellenables y picotearon lo que quedaba de la comida traída para la ofrenda, compartiéndola con sus antepasados. Se tumbaron cuchicheando calladamente en pequeños grupos, contemplando el cielo mientras profesores y alumnos mayores ponían reconfortantes hechizos caloríficos sobre las mantas, pieles y capas. Draco se levantó silenciosamente, cogió la capa de su padrino y la de Evans, descartadas y arrugadas a un lado, y cubrió cuidadosamente las dos entrelazadas figuras con ellas. Con una mirada cariñosa, el rubio se acomodó junto a las patas del vigilante centauro y Firenze le acarició el pelo y devolvió una sonrisa antes de girar de nuevo los ojos al cielo estrellado.
-Venus brilla y esta especialmente nítido esta noche, mi querido Dragón.
Y le besó suavemente en los labios.
SS&HP
Una ligera pero persistente lluvia comenzó a caer de madrugada y recogieron sus cosas para ir a refugiarse al castillo. Draco sacudió el hombro de Evans y con un lento parpadeó, los ojos verdes se abrieron con algo de confusión. El joven tardó unos segundos en asimilar la situación y se sonrojó profusamente. A su alrededor los alumnos terminaban de recoger y Evans ignoró su disconfort para apretar la mano que Severus mantenía en su cintura mientras le llamaba muy suavemente. Severus abrió los ojos y su respiración se aceleró bruscamente en cuanto la niebla del sueño se disipó. Estaban muy íntimamente abrazados, con Evans literalmente entre sus piernas y recostado sobre su torso…y el no era de piedra. Controlándose férreamente, Severus se incorporó con lentitud, ayudando a Evans. Los ojos verdes fulguraron y en los rosados labios se esbozó una semisonrisa. Con un murmullo de buenos días, Evans depositó un fugaz beso cerca de la comisura de la boca de Severus, haciendo que los ojos negros relucieran y poniendo un leve tremor en el susurro casi ahogado de su respuesta.
El aumento del sonido a su alrededor rompió la pequeña burbuja de ilusoria intimidad y los dos recogieron ropas, cestas y mantas, comprobando que no dejaban nada atrás. Apartando la primera capa de ceniza húmeda, Severus recogió una generosa cantidad de los remanentes de las hoguera en un frasco ancho y emprendió el camino de regreso al castillo en medio de la creciente llovizna. Una vez llegaron a los cuarteles de Slytherin, Severus ordenó a todos sus pupilos darse una ducha caliente antes de meterse en la cama, supervisando que los elfos preparasen infusiones relajantes para todos, mientras Evans acentuaba la sensación de somnolencia de todos. Pronto la sala común quedó despejada de nuevo y con un suspiro de cansancio, Severus guió a Evans de regreso a sus propias habitaciones.
Los felices padres acunaban a sus hijas, sumiéndolas poco a poco en el apacible sueño tras su biberón.. Una vez dormidas, y mientras las dejaban bajo los atentos ojos de Esme, Severus beso el cuello de Evans mientras entraban a su dormitorio. Volteandose para abrazarle y besarle profundamente, manos deslizándose por todos lados en busca de botones y cierres . Ni siquiera habian terminado de desnudarse o llegado a la cama, y Evans murmuró meloso:
-Parece que tenemos que ir pensando en darles unos hermanitos, no?
Riendo, y deshaciéndose de los pantalones, Severus gruñó rocamente, recordando las visiones nocturnas de Evans rodeado de rientes niños.:
-Los que quieras Harry Evans…pero esperemos al menos a que hayan dejado de usar pañales…
Dejandose caer en la cama, y estirándose voluptuosamente, Evans asintió, olvidando todo bajo los besos y caricias de su amante esposo. El futuro brillaba radiante ante ellos.