Hey!

Bueno... Esta es la primera historia que escribo sobre un anime, así que espero que no esté del todo mal. No soy nueva en fanfiction, pero si en este género.

Mi historia sobre Death Note no va a ser ni mucho menos seria, tendrá bastante humor, así que espero que os guste desde un principio.

Voy avisando para decir que el primer capítulo no es muy interesante, pero el resto de la historia sí que lo será, ya veréis :3.

Death Note no me pertenece, de haber sido así hubiera hecho... Otro tipo de parejas en la serie *se ríe cual lunática* Ejem, perdón, continuemos.

Chapter 1: ¡Usted es el culpable, Willy!

El cuerpo de Sherlock Holmes caía a cámara lenta por aquella enorme catarata, mas, sin embargo. A diferencia de su enemigo, él no gritaba, sino que permanecía con los ojos cerrados, parece ser, que esperando a que llegase su hora…

Dos pequeñas lágrimas rebeldes resbalaron por mis mejillas, esto… Esto no era cierto. No podía ser verdad. Sherlock tú… El mejor detective del mundo… Tú no puedes morir… No aún.

Lo que antes eran dos pequeñas lágrimas, se convirtió en un pequeño llanto. Sé que solo han hecho dos películas con este actor, y que son muy pocas pero… Adoro a Sherlock, siempre lo he querido, lo he seguido tanto en libros, como en series, como hasta ahora en películas. Y es que ver como tú héroe se muere de esta manera… Puede conmigo.

Ahora la escena cambió, era Watson escribiendo lo que se suponía era las memorias de su querido amigo Holmes. Acaba de escribir un The End.

Se me ha formado un nudo en la garganta, ¿así acabará todo? Que… Triste…

Un momento, acaba de recibir un paquete sin saber el destinatario. Lo está abriendo… Lo saca y…

Oh Dios, es… ¡La maquinita para respirar del hermano de Sherlock! ¡Esa maquinita recuerdo que la recogió el mismísimo Holmes!

Watson se levanta corriendo de la silla… Se va de la habitación… El tapizado del sofá se mueve… Un momento.

¡Sherlock Holmes está vivo! ¡Está vivo! Comencé a gritar de la emoción y a dar saltitos de niña pequeña.

Sherlock se pone delante de la máquina de escribir y… Le añade una última cosa a la historia de Watson: The End?

Subtítulos.

Me tiré sobre la cama y comencé a reírme. Que susto me dio el muy hijo de…

Ha acabado bien. Todo ha acabado bien. Seguramente saquen una tercera parte de esta saga de Sherlock. Y yo estaré esperando por ella.

Me levanto de la cama y sostengo mi barbilla con el dedo pulgar e índice.

-Hmm… Parece ser un caso difícil –intenté imitar la voz del profesor Layton, otro personaje ficticio al que amo, he jugado todos y cada uno de sus videojuegos, y he de decir que me encantan-. Pero está más que claro… -levanté mi mirada y señalé acusadoramente a mi osito de peluche, Willy-. ¡Qué el culpable es usted! –me quedé un rato más señalándole hasta que me puse a reír.

Sí… Que puedo decir al respecto. Me llamo Alba Miller, y soy una amante del misterio. Tengo 16 años, pronto 17 y siento una extraña admiración hacia Sherlock Holmes, el mejor detective del mundo. Adoro la manera con la cual deduce todo, y siempre he querido tener un ayudante como el suyo, como John Watson.

Sé que esto sonará estúpido… Pero me da igual. Siempre voy por mi vecindario en busca de misterios que pueda resolver, pero a lo que más he llegado, es a descubrir que mi vecino es un alcohólico… Lo sé, patético. Pero, ¿qué más puedo hacer? Aquí, en Estados Unidos, siempre hay algún listillo que acaba resolviendo todos los misterios que asolan al país, y… ¡Yo nunca puedo ni tan siquiera resolver alguno!

Seguramente sea el FBI el que lo resuelva todo… Malditos…

Pero da igual, da igual… No hay de que preocuparse. Ya tengo un plan para joder un poco a los del FBI… Consistiría en-

-¡Alba! ¡La cena ya está lista! ¡Baja ya! –gritó mi madre desde el piso inferior.

Suspiré pesadamente, ser una adolescente que vive con sus padres es agobiante, no te dan tiempo ni para pensar en como desmantelar una organización de agentes especializados en el crimen… En fin, que se le va a hacer.

Abrí la puerta de mi habitación con pereza.

-¡Ya voy! –respondí con otro innecesario grito.

Bajé las escaleras de dos en dos. Para que engañarnos, por mucho que me quejase de mi madre, tenía hambre y ella hacía una comida exquisita.

Me fui acercando lentamente hacia el comedor, y vi mi plato de farfalle primavera sobre la mesa. Se me hizo la boca agua, y me senté a una velocidad anormalmente rápida (cuando tengo hambre, hago lo que sea por comer).

-Itadakimasu! –agradecí la comida en japonés, me gustaba ese idioma. Además de que el país en sí me encanta por varias y obvias razones.

Justo antes de poder probar un solo bocado, la televisión logró captar mi absoluta atención, cosa que es rara cuando tengo comida delante.

-Está noche han muerto 5 presos más en Japón, debido a ataques al corazón. Las autoridades ya se están haciendo cargo de este inusual y extraño caso de asesinatos… Dice ser, que quién produce todos estos sucesos, es el llamado Kira, ya muy popular en todo el país. Aún no estamos del todo seguros de que esto pueda ser verdad, el que una sola persona produzca todos estos asesinatos resulta un tanto inédito… -hizo una pequeña pausa, parecía nervioso. Al parecer, no le gustaba hablar de este tema-. Bien, ahora continuemos con los deportes, ¿cómo fue el partido de ayer, Lucy? –dejé de prestarle atención a la tele después de haber oído todo eso de los ataques al corazón y el nombre Kira…

Esto sin duda alguna lo está provocando alguien, ¿una banda terrorista? No, a ellos les da igual matar a presos o matar a inocentes… Y al parecer este tal Kira solo mata a criminales. Ya había oído hablar de él, pero no le di mucha importancia, mal hecho por mi parte. Era algo mucho más sencillo, ¿justicia? Podría ser, pero matar es matar, y eso ante todo, es un crimen.

Me comí la pasta lo más rápido que pude (es decir… En apenas 5 minutos), y llevé el plato vacío con los cubiertos a la cocina, donde estaban mis padres.

-Gracias por la comida mamá, como siempre, deliciosa –al parecer el comentario la alagó porque sonrió orgullosa, y mi padre se rió.

Me giré para salir de la cocina.

-¿Vas a tu habitación? –preguntó mi padre.

-Hai –contesté.

-Hi a ti también hija –me… Respondió de manera realmente patética...

Casi me caigo de bruces contra el suelo por semejante contestación.

-No papá, hai no es hola en inglés –traté de explicarle.

-¿Ah, no?

-Ósea, sí lo es, pero en este caso no.

-Entonces, ¿qué es en este caso?

Mira, no sé si me estará vacilando, pero pierdo la paciencia muy fácilmente.

-Es sí en japonés –me crucé de brazos y le miré ceñuda.

-¿Desde cuándo sabes japonés? –me preguntó sorprendido.

-Desde hace un tiempo, cuando me aburro, me dedico a estudiarlo –contesté simplona.

-Ahh… -intento parecer que le interesaba y que lo entendía.

Sonreí forzadamente y ahora sí, salí de la cocina.

Subí las escaleras con algo de prisa, necesitaba urgentemente averiguar algo, y si algo me podía dar esa respuesta, era el magnífico y bendito internet.

Abrí la puerta casi de una patada, menos mal que no fue así, sino tendríamos problemas mi madre y yo.

Cerré dando un ligero portazo, y me tiré de tripa sobre la cama, alcancé a coger mi ipad, y entré en Google.

¿QUIÉN DIRIGE EL CASO KIRA?

Le di a buscar, y no tardé en enterarme de lo que necesitaba. Al parecer, según los japoneses, un tipo llamado L enfrentó a Kira a una especie de duelo.

-Muy estúpido por su parte –razoné en voz alta.

Ese tal L, junto con la ayuda de la policía japonesa de Kanto, eran los que llevaban el caso. No se sabía nada más aparte de esto.

Sonreí victoriosa. Ya tenía todo lo que necesitaba.

Me tumbé lentamente, mientras abrazaba a Willy, mi querido osito marrón. Y cerré los ojos.

-Caso: asesinatos por medio de ataques al corazón, únicamente a criminales. Quien lo lleva: un tipo que se hace llamar L, supongo para proteger su verdadera identidad, ¿he dicho ya que nadie sabe cómo es físicamente? Oportunidad: resolver el caso Kira y convertirme en la Sherlock Holmes del siglo XXI. ¿Lo qué haré? Fácil. Ir a Japón, Kanto.

Me senté cruzando mis piernas, y miré fijamente a Willy.

-Tú serás mi John Watson. Mi único ayudante, ¿qué te parece Willy? –lo abracé efusivamente-. Willy Watson… No suena nada mal–comencé a reírme a carcajadas.

Dejé a Willy sobre la almohada. Y esta vez no fue todo tan divertido. ¿Cómo diablos iba a irme a Japón? Tragué seco. Esto iba a ser complicado.

Y hasta aquí el primer capítulo. Espero que os haya gustado y os haya parecido interesante. El siguiente en mi opinión lo será aún más, vosotros solo esperad.

Nos vemos en el siguiente.

Bye!