Límite entre padre e hija

Cap. 6 Cómo pasar un fin de semana

–¡Yay flequillo!

Frunció el ceño, apartando con brusquedad la mano de Daisuke que atentaba con jalarle el cabello en cualquier momento, además de que el tono chillón que habían utilizado le había provocado una leve incomodidad. Cuando su hija le había dicho "vayamos juntos" supuso que era solo él y ella, no también su grupo de amigos y las molestas adolescentes amigas de su hija que iban a distraerle casi todos los días.

Desvió su mirada hacia Rin, quien apenas sonrió nerviosamente, sabiendo con certeza a que se debía el enojo que su padre empezaba a sentir en ese momento. Para ella, el problema no había sido que Len le malentendiera su propuesta, lo que le tenía asustada era que ya se había predispuesto a odiar el día al instante en que su pie había tocado aquel verde claro del pasto que adornaba el gran parque donde habían organizado el concierto al aire libre. Pero Rin no se arrepentía de todo, debía admitir que la nueva imagen que tenia de su padre formaba parte de los maravillosos recuerdos que tendría de él, su cabello estaba suelto, caía por todos lados como el suyo y por detrás llevaba una pequeña liga que sostenía parte de este, su típica camisa de cuello y manga larga que llevaba al trabajo había sido cambiada con una camiseta de color negro y cuello en v, traía unos jeans que junto con unas zapatillas hacían la primera impresión de un Len informal a los ojos de Rin.

Para ella había valido la pena el mal entendido con él, estaba segura que serian pocas las veces en las que vería de nuevo a su padre con ese tipo de aspecto. Incluso, en la mañana dudo que llegara a tener ese tipo de ropa, juró que aparecería ante ella como si asistiera a cualquier día en su trabajo.

–Solo trata de pasarlo bien – le sonrió Rin a su padre, tomándole de una de sus manos –. Iré a buscar a mis amigas un momento. ¿Está bien?

Len apenas asintió, soltando la mano de su hija para verla alejarse entre la multitud. De inmediato el rubio cruzo sus brazos, relajando su semblante pero sin alejar las ideas de molestia que comenzaban a invadir su cabeza en ese momento, tentando a irse en con cualquier posibilidad que se le presentara.

En los últimos días, había notado cierto cambio incluso en él mismo, y hasta cierto grado no le molestaba, pero con esto había acarreado una nueva duda respecto al ser padre. ¿Debía sacrificar lo que a él le gustaba solo por su hija?

Porque si las cosas iban a ser así, debía resignarse a todo lo que ella quería y olvidar todo lo que alguna vez hacia a su antojo porque no era exactamente ejemplar. Len había vivido toda su vida solo, y cambiar sus costumbres y sus gustos solo por una persona no le parecía exactamente justo.

Y eso que escuchar los, casi siempre, estúpidos comentarios de Daisuke ya era un gran paso para él.

Debía haber cierta retribución, algo como una regla que expresara y le diera la razón, una regla como esa de que lo perdido debía ser igual que lo ganado. Y si debía ser sincero, Len sentía que lo sacrificado por su hija no se comparaba a nada de lo que ella le estaba dando.

Desde su llegada, solo había perturbado el ya de por sí cómodo estilo de vida que llevaba, y aunque la presencia de Rin se le hacía en gran parte costumbre a esa altura, debía aclarar su duda, si no lo hacía mandaría todo al olvido y regresaría a su estado apático de comienzos de mes.

Por lo que se dirigió hacia Daisuke, que después de haberle ahuyentado con su ceño fruncido se había ido hacia una manta que estaba en el pasto, sentándose con una lata de gaseosa en sus manos, observando a lo lejos una banda de chicos que estaban sobre el gran escenario que habían armado, tocando un poco de música ligera y atrayendo la mirada de todo aquel que pasaba.

Ahogando un gruñido de otra vez incomodidad, se sentó al lado de su amigo, apoyando uno de sus brazos en una de sus piernas y llevando su mano a su rostro, recibiendo una lata que Daisuke sin decir nada le extendió.

–Así que tu hija logro convencerte – rompió el silencio el de cabello gris.

–Más bien engañarme – rodo los ojos, no dispuesto a dar más detalles de eso –. ¿Dónde están Gakupo, o Kaito?

–Gakupo aunque no quiera tiene que encargarse de que todo salga bien, Kaito por otro lado no lo he visto

–Me parece que Gakupo le pidió que ayudara a trasladar algunos instrumentos – alzo los hombros, bebiendo de la lata –. Oye quería preguntarte algo acerca de ser padre

–Pregúntame, pero si es algo muy difícil no pienso responderte – rio Daisuke, alzando una ceja –. ¿Son problemas de chicas?

–¿Qué? ¡No! – rápidamente respondió. Por dentro Len esperaba que eso nunca llegara a suceder, porque la devolvería a Inglaterra en el primer vuelo que encontrara –. Es respecto a la igualdad

–¿Estás dando más de lo que puedes?

–Algo así – suspiro Len, ladeando su cabeza un poco –. Preferiría pensar que estoy recibiendo menos de lo que espero

–Bien, el problema claro esta no es ese – el rubio asintió levemente –. Los padres son propensos a darles a los hijos más de lo que merecen, en tu caso me parece que están en total igualdad

–No lo entiendo. ¿Por qué?

–Porque querido amigo, ella no es tu novia, ella es tu hija – le señalo, dándole unos pequeños golpes en el pecho –. ¿No recuerdas que de niño lo único que querían tus padres era lo mejor para ti? Además no es como que ella no te hubiera dado algo, a decir verdad ella ha mejora tu vida

–Digamos que entiendo lo que dices – Daisuke rodo los ojos –. ¿Significa que me tengo que resignar a que ella es más importante que yo mismo?

–No necesariamente – esa respuesta si le había gustado a Len –. Pensémoslo de esta manera: su relación no es exactamente normal, además, ella solo estará seis meses, creo que si logran poner en equilibrio las necesidades y los deseos de los dos será más fácil convivir y aceptar algunas cosas que ella quiera hacer, o tú quieras hacer

–Eso… tiene mucho sentido – le miro Len, entre la impresión y el miedo –. Serias buen padre

–Piérdete Len – dijo Daisuke, tirándole la lata de gaseosa que todo ese tiempo había mantenido vacía.

–Pero es verdad. ¿Por qué no tienes familia?

–Porque soy gay – le respondió, haciendo que Len le volviera a mirar de manera desubicada –. ¿En serio te creíste eso?

–¿Sabes? Cuando esa profesora que no recuerdo de historia nos coloco juntos en aquel proyecto, debí decirle que me cambiara el compañero, tuve el presentimiento de que me molestarías toda mi vida

–Ay, soy tu mejor elección y lo sabes – rio el de cabello gris, cambiando su semblante de inmediato a uno divertido –. Mira, un chico le está hablando a Rin

–Ella no puede hablar con nadie sin que yo se lo permita – gruño, levantándose y midiendo sus palabras poco después, solo para sonrojarse y cruzar sus brazos –. Que haga lo que quiera

–Dios, estas desarrollando tu sentido de la sobreprotección – suspiro Daisuke, alzando una ceja –. Ya ve a dañar las pobres relaciones sociales de tu hija

–Gracias

Salió corriendo, dispuesto a matar cualquier chico que ese día se dispusiera a hablar con su hija.

Daisuke apenas emitió un pequeño quejido, llevando una de sus manos a la cabeza, dispuesto a disfrutar del escándalo que armaría su amigo.

Cuando Len se lo proponía, podía llegar a ser realmente idiota.

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No era que fuera sobreprotector como su amigo le había dicho, es que había descubierto que tampoco sabía cómo reaccionar ante ese tipo de cosas. ¿Debía simplemente mirar desde lejos o entrar en la situación?

Ser padre era más difícil a como lo pintaban en varias series de televisión, y decir que sus padres fueron un buen ejemplo para él, no lo podía decir plenamente, tampoco lo pensaba así. Trató de regresar a su seriedad habitual, despejando un poco su mente, pero manteniendo un semblante que asustaría a cualquiera, y dispuesto a alejar a su hija de aquel chico que le hablaba tomo a su hija de los hombros, alzando una ceja y sonriéndole a los dos.

–¿Qué haces? – apenas pregunto, con voz de ultratumba que salió sin cuidado.

–Len, mira – se giro hacia él, que a su diferencia mantenía una sonrisa cálida –. Conocí a este chico

–¿Cuál Rin? Yo no veo a ninguno

–Esta frente a ti – intento señalarle, pero para su sorpresa ya no estaba –. Le asustaste

–No, él solo se fue – alzo los hombros, pero pese a eso, su hija le miro, esta vez con su sonrisa aun más amplia.

–Eres como mamá me dijo, te pasas de celoso – Len apenas pudo abrir un poco sus labios, al ver que su plan no había salido también como esperaba.

–¿Celoso, de ese chico? Por Dios – se quejo, no era tan fácil mentir de esa manera. Si había una sola palabra que le describiera a la perfección esa era la indicada, él simplemente era celoso –. ¿Y tus amigas? Pensé que las verías aquí

–Sí, creo que van un poco retrasadas…

No alcanzo a terminar su oración, porque de inmediato una gran melena azulada la cubrió por completo de pies a cabeza, imposibilitando también sus intentos de hablar porque dos brazos la rodeaban del cuello. Entonces, una vez se sintió liberada, noto a Miku que le sonreía ampliamente, como también a sus otras dos amigas.

Tal vez no era que estaban retrasadas, tal vez como su padre acostumbraba a ser tan puntual ella había llegado antes de la hora acordada.

–¡Lograste traer a tu padre! – decía Miku, también sonriéndole a él –. ¿Cómo lo lograste?

–Solo se lo pedí amablemente – respondió Rin, aunque sabía que por dentro su padre seguramente seguiría pensando que le había engañado para poder venir.

–¿Nos veremos todos para la hora del almuerzo? – dijo Luka, desviando su mirada al escenario –. Me gustaría preguntarle a esa chica una vez que acabe como logra que los platillos no vibren de esa manera

–¿Está bien si hacemos eso? – pregunto con tacto Rin, no fuera que su padre se enojara por eso.

–No hay problema, puedo regresar con Daisuke o ayudarle a Kaito con lo que esté haciendo – suspiro, llevando su mano al cabello de su hija –. Uno de los dos tiene que divertirse, prefiero que seas tú

Rin apenas sonrió, uniéndose con sus amigas y caminando cerca del escenario, en cierta forma agradecida de que su padre estuviera tomando bien la situación, y aunque no sabía si se estaba divirtiendo tanto como ella, al menos no tenía en su rostro su típico semblante de enojado que poseía cuando le conoció. Si Rin lo pensaba bien, era común que su padre frunciera el ceño con cualquier cosa, que su voz sonara fuerte y sus comentarios fueran directos, pero había dejado ese sentimiento de enojo que tenia con la sociedad, y aunque sonara poco humilde, estaba seguro de que era gracias a ella.

Pero aun no podía ver "eso" que su madre le había descrito, lo que ella decía haber visto y sentido, la razón por la cual su madre se había enamorado de Len, supuso entonces que era algo que ella con el tiempo también seria privilegiada de conocer. Pero también, sentía que debía haber un "eso" que los había separado, algo que ninguno de los dos podía describirle con claridad, algo que no había podido hablar en concreto con los dos, o que más bien, ninguno de los dos se animaba a tomar la iniciativa de contarle la verdad así como ella se tomaba la iniciativa de preguntar.

En sus peores temores, ella era la causante la separación de sus padres.

–¿Rin, estas bien? Estas un poco pálida – escucho la voz de Gumi, llamándole.

–De por si soy pálida – rio ella con nerviosismo, decidiendo que las divagaciones las dejaría mejor para otro momento.

–Me alegra que tengas mejor relación con tu padre – le felicito, aunque no tuviera esa expresión de agrado –. ¿Estás segura de que él quería venir?

–Si me lo preguntas de esa manera, no estoy segura – suspiro, mirándola directamente a los ojos –. No me pareció del todo a gusto con la idea

–A pesar de eso parece estar dando lo mejor de sí para que no te preocupes

–Bueno, eso también lo tengo que reconocer – asintió, llevando una de sus manos a su cabello –. ¿Lo estoy haciendo bien?

–Bueno, a decir verdad creo que deberías proporcionar algunas cosas – alzo los hombros, dispuesta a terminar la conversación, pero ya tenía toda la atención de Rin, por lo que le fue imposible –. Puede ser que solo tú estés anteponiendo lo que quieres

–¿Qué quieres decir con eso?

–Quiero decir que desde que llegaste solo han hecho lo que tú quieres – Rin no lo había pensando de esa manera hasta que Gumi se lo había mencionado –. Tu padre no quería que te unieras a la banda e igual lo hiciste, supongo que dentro de si él no quería asistir hoy a este evento, e igual lo hizo por ti

Rin solo pudo mantenerse en silencio. Era como si una gran y pesada realidad cayera sobre sus hombros, y de inmediato considero todo, hasta el más mínimo detalle de su comportamiento y sus decisiones, llegando a la conclusión de que Gumi tenía razón en sus palabras. Estaba tan acostumbrada a que las actividades que ella realizaba fueran las mismas que hacía con su madre, que tomo por sentado que a Len no le importaría y tarde o temprano las terminaría haciendo con ella, por ella y para ella.

Quería que su padre estuviera en todo lo que hacía, quería el padre que no había podido tener en todo ese tiempo, pero quería a un padre que no estuviera sumiso a sus decisiones, uno que terminara por adoptar y resignarse a hacer lo que quería cuando tuviera la oportunidad de hacerlo.

Entonces, Rin acepto que ella no estaba siendo la hija que tal vez su padre quisiera.

–¡Chicas, por aquí hay mejor vista! – grito Miku, caminando junto con Luka hacia un lugar menos poblado.

–Bueno, piénsalo – decía Gumi, comenzando a caminar con las demás –. Deberías tener en cuenta también las actividades que hace tu padre, a lo mejor podrían gustarte

Rin asintió levemente, tomando aquellas palabras como el mejor consejo que le hubiera dado. Después de todo, había ido a Japón para estar con su padre, y eso incluía compartir las actividades.

Además, considerándolo, Rin se sentía un poco apenada de apenas darse cuenta de esa verdad.

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Si bien su primera opción para un fin de semana no era ir a un pequeño concierto al aire libre organizado por el lugar donde trabajaba, eso no significaba que no pudiera hacer el intento de divertirse, o por lo menos no morir en medio del parque por el aburrimiento. Por lo que, obedeciendo sus palabras se dedico a buscar a Kaito o a Gakupo puesto que no los había visto en todo el tiempo que llevaba ahí.

Caminando sin problema alguno se dirigió hacia la parte de atrás del escenario que habían montando, encontrando casi de inmediato a Kaito, corriendo de un lado a otro, trasladando todo aquello que se podía considerar instrumento musical además de lidiar con varios chicos que saldrían o ya habían salido. Era una escena un tanto trágica para él, así que se acerco para ayudarle, dándole un susto de infarto cuando toco uno de sus hombros.

–¿Estás bien? – fueron las primeras palabras que salieron al verle de esa manera.

–Sí, solo buscando a una chica – suspiro, apartando la guitarra que mantenía en su espalda para sentarse en una silla del lugar –. Me entrego esto por un momento y ahora no la encuentro

–Simplemente cuélgatela al hombro, para eso sirve esta cuerda – explico, haciendo que Kaito le mirara alzando una ceja –. ¿Qué pasa?

–¿Tu no tocabas guitarra?

–Sí, de hecho, aun la tengo en mi casa – alzo los hombros, apenas mirando la que tenía en sus manos –. Pero ya no la toco, si esa es tu pregunta

–Entonces, tu hija es buena para la música por el padre – Kaito sonrió, alzando una de sus manos –. ¿Y la madre, para que es buena?

–Bien… veamos – llevo una de sus manos a su barbilla, intentado recordarlo –. Ella… realmente no era buena para muchas cosas, odiaba los deportes, y las cosas artísticas no se le daban para nada…

–Mmm… entiendo – apenas dijo, viendo la sonrisa que de un momento se había formado en el rostro de Len –. ¿Y los gustos?

–Creo que…

Len detuvo su discurso, al ver que una chica se acercaba a él, en otras palabras, la dueña de la guitarra. Entonces, Kaito se levanto del asiento, observando a lo lejos como Gakupo se acercaba a los dos, algo apurado y estresado. Len entonces supo la suerte que tuvo para que no le consideraran hacer el trabajo de su amigo, pese a que el concierto fue su idea.

–Te odio – dijo en un gruñido, dirigiéndose al rubio –. Pero al menos estas aquí, pensé que no vendrías

–Larga historia – le resto importancia, alzando de manera rápida ambas manos al ver como Gakupo le lanzaba algo de dinero –. ¿Y esto?

–Almuerzo, claro – alzo los hombros, alzando una ceja –. Ya que no estás haciendo nada, por lo menos podrías ir a comprarlo tú

–¿La chicas vinieron? – Len asintió, aun sin poder negar el hecho de que no quiera ser él quien tuviera que comprar el almuerzo –. Supongo que tendré que pagar por Miku

–Yo ya pague por Luka – dio media vuelta Gakupo, caminando hacia el escenario –. Dile a Daisuke que vaya contigo, se que el vago debe estar por ahí

Y como si le hubieran invocado, el chico apareció a su lado, con una gran sonrisa, típica de él, la cual no le duro mucho cuando Len le tomo de su camisa, alegando que ahora era su turno de comprar por todos los demás. Al menos agradecía que tuviera alguien con ingenio a su lado, porque si fuera por él, terminaría comprando lo primero que viera, lo cual se resumía en sushi.

Lo que Len no se esperaba era que Daisuke tuviera la misma idea que él y sus esperanzas de algo mas recursivo hubieran quedado en el olvido. Y después todos querían saber la razón por la cual las chicas se enojaban con ellos por ser siempre la misma historia.

–¿Y que tiene comer sushi? – había dicho su amigo al momento que él se había quejado –. Estamos en Tokio

–¿Y los que viven en Italia solo comen pasta por estar allá?

–Pues si… – bien, mal ejemplo se dijo Len –. ¿Por qué te fuiste con Kaito y no me invitaste?

–Estábamos hablando – el rubio sonrió, como si acabara de tener una gran revelación –. Tú fuiste a la misma institución que yo

–Universidad y trabajo. Qué bueno que lo recordaras – dijo con ironía, rodando los ojos –. ¿Eso importa para algo?

–¿Tu recuerdas para que era buena Annie? – entonces, Daisuke alzo una ceja.

–Últimamente la recuerdas más de lo necesario – en cierta forma, al de cabello gris no le parecía lo mejor –. No se le daban muchas cosas, era algo torpe, pero ella leía mucho, siempre con un libro diferente cada semana

–No lo recordaba, pero si – Len sostuvo parte de la comida, dándole las otras cajas a su amigo –. Me pregunto si Rin será como Annie en ese aspecto

Daisuke solo rodo sus ojos, intentado contener las ganas que le causaba oír hablar a Len de esa manera. Él no se lo quería decir de una forma directa, y tal vez él lo había dicho distraídamente, pero odiaba que comparara a Rin con Annie, hasta donde podía recordar Daisuke ellas dos no eran la misma persona.

Pero de todos modos aun no se lo diría, tal vez era el hecho de que tenerla de nuevo en su vida le causaba varias emociones que no podía controlar, además de que tarde o temprano tendría que pasársele, o el se encargaría de que entrara en razón, porque sabía que si seguía así las cosas se podrían poner peores.

Al llegar de nuevo al parque, no pudieron si quiera descansar de su caminata, porque las chicas se les acercaron, quejándose de haberles esperado mucho tiempo por algo de comer, por lo que intentado calmarlas se dirigieron a una mesa del lugar, entregándole a cada una la caja y observando como a lo lejos Gakupo y Kaito también se unían a ellos.

–¿Rin, te gusta esto? – le susurro Len, entendiendo que no era así al escuchar un sonido que no entendió del todo.

–¿Pescado en ruedita? – fue la explicación más lógica que Rin le dio a lo que estaba viendo –. Bueno, pensé que comería algo diferente, en Inglaterra también como mucho pescado, tal vez porque es prácticamente una isla… aunque Japón también. ¿Sera acaso porque las dos son como islas…?

–¿Qué? – decir que Len había entendido la mitad de la conversación era decir mucho, se había perdido en la parte de "pescado en ruedita" –. Solo pruébalo, es bueno

–Ah… si. ¿Y qué es esto? – pregunto, sosteniendo lo que le pareció dos palitos de madera –. ¿Se los clavo como un pincho o…?

–¿Pincho? Oh por Dios, espera un momento – se angustio Len, buscando entre todas las bolsas hasta que por fin había encontrado un tenedor –. Ten, come con esto

Rin solo asintió, algo confundida con todo lo que estaba pasando, además de que todos los presentes se habían quedado mirándoles estáticos sin saber realmente que decir.

–Mi madre… no come mucho de esto, va contra… ¿Su religión? – Rin no supo que fue peor, que el rostro de todos los presentes se termino de desencajar o que su padre entendiera su referencia musical y de todos modos hubiera ocultado su rostro en un claro sentimiento de vergüenza.

–Tengo tanta hambre que ni siquiera voy a pensar en eso – dijo Miku, alzando los hombros.

–Me parece bien – dijo Daisuke, sonriendo –. No la dejes ver tanta televisión

–Pero si ni siquiera…

–Sí, ya se – le callo Len, en un intento de que su flujo de información innecesaria se detuviera.

El resto del almuerzo, fueron comentarios que Rin no entendió en ningún sentido, y sintiendo que estaba fuera de lugar con eso, ni siquiera intento incluirse en la conversación, por alguna extraña razón el sentirse ignorante respecto con tantas cosas había hecho que bajara la mirada decepcionada y borrando la sonrisa que había mantenido todo ese tiempo.

Len lo noto casi de inmediato, frunciendo el ceño, nunca la había visto de esa manera, y le parecía horrible, ni a comienzos de mes que era cuando le trataba de la peor manera había dejado de sonreírle, de transmitirle la felicidad con su mirada, y ahora, todo por un pescado en ruedita, como le había dicho, había terminado de tal manera.

Por lo que tomando de un solo trago todo el contenido de su botella se levanto de la mesa, sosteniendo a Rin por uno de sus brazos y con un apenas audible "comprare otro" se fue de la mesa, sin poner atención a los quejos de indignación que su hija daba en ese momento.

No fue hasta que se aseguro de que no les vieran cuando le soltó, disculpándose por la manera en que le había tratado.

–No quiero que te desanimes por eso – fue la respuesta que Rin obtuvo.

–No lo estoy, no te preocupes

–Entonces sonríe hija, te ves más linda así – y así fue, Rin sonrió, aunque no exactamente por lo que Len quería.

–Me dijiste hija, nunca me habías dicho así – él también lo había notado, demasiado tarde.

–¿Qué? Yo te dije Rin, te estás quedando sorda – cruzo sus brazos y frunció el ceño, aunque su labio inferior estaba temblando, hasta él quería reírse de la estupidez que acababa de decir.

–Si claro, seguro es eso – rio ella, dirigiéndose de nuevo hacia la mesa. Pese a que no tenía idea de que estaba comiendo aun tenía hambre –. Gracias papá

Len solo pudo suspirar, curveando sus labios en una pequeña sonrisa. Creía entender un poco mejor eso de que los padres sacrificaban mucho más que los hijos hacia ellos. Porque le hacía sentirse bien, y como cualquier otro padre a él no le había gustado ver a su hija tan desanimada. Porque cuando se trataba de ella todo le daba igual, si tenía que pasar la peor vergüenza o intentar encontrar algo que era prácticamente imposible de hallar, esa era la lógica ilógica de ser padres.

Y así se sentía bien, aunque no le había gustado del todo que Rin se refiriera a él como padre, otra vez.

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Notas de la autora:

Hola lectores. ¿Cómo se encuentran hoy? Espero que bien.

Trate de actualizar lo más rápido que pude y ojala les guste este capítulo. Hablemos respecto a él, como solemos hacer cuando llegamos a las notas de autor. ¿Creen que Len este sufriendo un avance o un retroceso? ¿Tal vez ambas? Es complicado decirlo, pues nuestro rubio hizo algo que no es bueno para ninguna persona: las comparaciones.

Agradezco los Reviews del capítulo pasado, no está demás decir que me gustaron mucho.

Espero que el próximo capítulo tarde un poco menos en estar, ya veremos que pasa, por lo que pienso, este Fanfic me va a salir más largo de lo que creía.

¡Nos vemos el siguiente capítulo, adiós!