Notas de la autora: Hombre, ¡estoy hecha un rollo aquí!

Estoy bastante orgullosa de mí misma por tener listo esto capítulo tan rápido. Hice una especie de regla para mí: no puedo subir un capítulo hasta que tenga por lo menos un borrador del siguiente ya escrito. Así que el capítulo 5 está escrito, sólo necesito uno o dos días para poder editarlo. Por lo que tendrán noticias mías de nuevo muy pronto.

También a mis colaboradores: ustedes hacen que mi vida. En serio, los comentarios que recibí para el capítulo 3 son los mejores comentarios que he recibido en cualquier fanfic. Ustedes son mi roca-moral de la historia.

Disclaimer: No soy dueño de D. Gray-man. (N de la T.: El fic no es mío, pertenece a SwingTree85, sólo lo traduzco)


Era el primer día de clases y Allen estaba muy nervioso. La universidad, él lo sabía bien, era muy diferente a la escuela secundaria. Las expectativas eran más altas, el trabajo era más difícil, y los profesores eran más duros. Pero Allen Walker amaba aprender, especialmente ahora que poseía un conocimiento que tiempo atrás ni siquiera comprendía. La Universidad Orden Negra era un mundo diferente pero estaba preparado.

—¡Si se puede! —Allen susurró para sí mismo. Una niña con un suéter azul lo miró con incertidumbre y apresuró el paso para alejarse de él.

Nota mental: Allen pensó, avergonzado. No habar contigo mismo en público.

Él estaba caminando a clases aquella mañana, ya que la escuela no estaba lejos y el tiempo era hermoso. La mayoría de los estudiantes lamentaban el hecho de que la clase de historia fuera a las 7:45 pero a Allen no le importaba. Él había firmado para que todas las clases fuesen en la mañana para que, de esta manera, pudiese tener las tardes libres para dedicarse a estudiar y a explorar la ciudad. La mayoría de los estudiantes caminaban penosamente a lo largo de la acera, moviéndose como zombis de una vieja película de terror, pero Allen tenía un notable brinco en su paso. Los chicos que lo rodeaban no podían comprender su emoción.

—Estudiante de primer año —uno de ellos murmuró.

Allen hizo su camino alrededor del estadio de fútbol en dirección al edificio de historia. Él llegó a las grandes puertas dobles con mucha expectativa, y las abrió con un poco más de fuerza de lo que pretendía.

—Oye, ¡cuidado! —gritó un chico que casi fue golpeado en la cara.

—Lo siento mucho. Yo sólo…

—Che, es el brote de habas.

—Oh. Es Kanda —Allen entonó— ¿Sabes qué?, me retracto. Yo no lo siento. De hecho, caminaré de regreso por aquí para que pueda golpearte correctamente.

—No dijiste lo que creo que acabas de decir —gruñó Kanda, entrecerrando los ojos peligrosamente.

Allen no fue afectado. —Wow, eres sordo y tonto. ¿Cómo llegaste a la universidad?

—Es demasiado temprano —comenzó a hablar Kanda, temblando de ira—, para enfrentarme a ti en este momento. Voy a patear tu trasero más tarde.

—Oh, ¿y cuándo sería eso?, ¿hmm? Detalles, Kanda. Son muy importantes para hacer planes, ya sabes.

—Puedo hacerlo en el momento que se me dé la gana. No lo olvides, mocoso. — Él sonrió victoriosamente—. Sé dónde vives.

Una sonrisa de suficiencia se deslizó por la cara de Allen.

—Che —Kanda gruñó y se alejó.

Allen se pellizcó el puente de la nariz. —Oh, no quería empezar mi primer día de clases de esta manera.

—Chico —alguien gritó. —Fuera del camino, estás bloqueando la puerta.

Oh, bien, él empezó el día así. Allen se sonrojó y se disculpó antes de entrar en el edificio y salir corriendo por las escaleras. Desafortunadamente, Allen nació con un sentido de dirección pésimo. En el momento en que llegó a la sala de clase, el reloj marcaba las 07:44.

—Apenas lo logré —Allen jadeó, deslizándose en el último asiento vacante, ubicado en la parte trasera del salón, era el lugar menos ideal, pero una de las cosas buenas de la Universidad Orden Negra era el tamaño pequeño de los salones. A pesar de que se trataba de un curso de historia para estudiantes de primer año, sólo había unos sesenta estudiantes en la clase. Esto se oponía a los cuatrocientos alumnos que llenaban las aulas tipo auditorio de otras universidades. Otro aspecto del tamaño pequeño de su universidad que a Allen le gustaba era el hecho de que todas las clases eran enseñadas por profesores en lugar de los TA, nivel postgrado.

La clase consistía en tres niveles que se elevaban hacia el fondo de la sala, como elevadores. Allen estaba en el último piso, justo en el extremo izquierdo. Había una chica sentada en el pupitre ubicado a su derecha, masticando los hilos de su sudadera con la mirada perdida en el mapa de la Europa medieval que colgaba en la parte delantera de la sala. A la izquierda de Allen no había nada, sólo un gran espacio vacío, como si hubieran sido removidos dos o tres pupitres. En el lado izquierdo, él se sintió un poco fuera de lugar, pero podía lidiar con eso sólo por hoy. Trataría de llegar más temprano el miércoles para conseguir un asiento mejor.

—Hola, clase —saludó un señor mayor con el pelo largo y blanco. Estaba de pie en la parte delantera de la habitación, aunque Allen no lo vio llegar. Él rápidamente sacó su cuaderno y su pluma favorita.

—Mi nombre es Profesor Yaeger —continuó el hombre. —Esta es la clase Historia 101: Orígenes globales del Mundo Moderno. La primera cosa que voy a hacer es entregarles una hoja de papel, que tiene un plano del salón, en la que ustedes firmarán su nombre en la ranura que corresponde al asiento en el que están sentados. Ese es el espacio que ocuparán durante el resto de semestre.

¿Qué? Allen pensó, perplejo. ¿Un plano del salón? ¿Qué es esto? ¿Quinto de primaria?

—El fin de esto es aprender mejor sus nombres, así podré ayudarlos con sus papeles, pruebas y así sucesivamente —El profesor Yaeger notó las miradas burlonas de la clase y explicó—. Voy a enseñar la clase pero voy a tener un estudiante de tercer año de pregrado para que me ayude en cosas tales como la clasificación de documentos y para responder algunas preguntas que los estudiantes podrían tener. Lo que me recuerda —se volvió hacia la puerta del salón, que había quedado entreabierta—. Puedes entrar ahora.

La puerta se abrió por completo y Allen no pudo evitar dar un pequeño gemido. Allí en la puerta no era otro que su vecino odioso, Lavi Bookman. El pelirrojo agitó la mano, en un saludo desenfadado, a la clase.

—El señor Bookman, presente aquí, es un historiador importante y ya comenzó a trabajar en su tesis de grado, que es bastante bueno, por cierto. —Profesor Yaeger sonrió con cariño hacia él.

Lavi agachó la cabeza y rascó el suelo con una bota. —Aww, gracias Profesor Y.

—Oh, Dios mío, él es muy atractivo —la chica sentada junto a Allen murmuró sin dirigirse a nadie en particular, todavía masticando los hilos de su camisa. Allen se dio una palmada en la cara y volvió a gemir.

—Sr. Bookman asistirá a todas nuestras clases. Si tienen alguna duda sobre la materia y no estoy disponible, por favor véanlo.

—Así que… ¿puedo sentarme en cualquier lugar? —Preguntó Lavi.

El profesor Yaeger asintió. La mayoría de las chicas en el salón se enderezó y sonrió. Lavi les devolvió la sonrisa, su único ojo verde exploró el área en busca de un lugar para sentarse. Él comenzó a caminar en dirección a un asiento, junto a una chica, ubicado en la primera fila, mientras Allen se reprendió en silencio por no haberlo visto primero cuando entró corriendo al salón minutos atrás. La mencionada chica empezó lentamente a hiperventilarse y sonrió tan ampliamente que podría haberse roto la cara.

¿Qué demonios está mal con estas chicas? Allen se preguntó. Es sólo un chico. Un tipo muy estúpido. No lo entiendo.

Mientras Allen continuaba ponderando aquella cuestión, el ojo de Lavi finalmente cayó sobre él. Su rostro estalló en una sonrisa que hizo que la chica mastica-sudadera lanzara un chillido.

—¡Vecino! —Lavi lo llamó, a modo de saludo. Todos los ojos en la sala se dirigieron a Allen, quien intentó hundirse bajo la silla para evitar ser visto. Lavi camino hacia él, sonriendo con esa sonrisa amplia tan característica— ¿Te importa si me siento aquí?

—¿Qué vas a hacer? —murmuró Allen— ¿Sentarte en el suelo?

—Tienes razón —respondió, frunciendo el ceño—. Profesor Y, ¿dónde están los escritorios que solían estar aquí?

—Profesor Tiedoll los pidió prestado para su clase de arte. Algo sobre naturaleza muerta y que necesitaba una superficie sólida donde colocar un plato de fruta.

—Voy a usar esto, por ahora —dijo Lavi mientras corría de nuevo al frente del salón. Cogió un escritorio y una silla con ruedas; y procedió a arrastrarlos por los tres niveles del salón para situarlos junto al escritorio de Allen. Él dedicó a Allen otra sonrisa brillante y le dio al profesor Yaeger un pulgar hacia arriba—. Listo, maestro.

Allen pensó que el viejo profesor venerable se encontraría molesto con las payasadas de Lavi, pero él sólo sonrió y empezó a escribir algo en la pizarra.

—¡Yo no sabía que estabas en esta clase! —Lavi susurró emocionado—. Ahora nos veremos todos los lunes, miércoles y viernes de 7:45 a 08:50. ¿No es eso increíble?

—Sí —, Allen susurró distraídamente, mientras se levantaba ligeramente del asiento para ver por encima del chico alto de auriculares que estaba sentado frente a él, que le bloqueaba la vista de la pizarra.

—No sabía que entraste a Historia — Lavi continuó—. ¿Va a ser tu especialidad? ¡Podríamos estar en la misma carrera!

—Sólo la estoy tomando como una materia de requisito. No he elegido nada importante aún —Allen respondió, escribiendo algo sobre la antigua Mesopotamia en su cuaderno—. ¿Podrías, por favor, tranquilizarte? Estoy tratando de aprender algunas cosas aquí.

—¿Nada importante aún? —Lavi repitió, incrédulo. Las chicas de la fila de adelante se volvieron y lo miraron. Él sólo sonrió con esa sonrisa encantadora suya y todas ellas se dieron la vuelta, sonrojándose furiosamente.

—No, estoy indeciso. ¿Qué dice ahí? —Allen murmuró la última parte para sí mismo, entrecerrando los ojos, pero Lavi respondió de todos modos.

—Los ríos Tigris y Eufrates —dijo, sin mirar el pizarrón.

—Gracias.

—No hay problema. Pero en serio, ¿entraste a la universidad sin siquiera saber lo que quieres hacer?

—Mucha gente hace eso —dijo Allen a la defensiva, volviéndose, por primera vez desde que se sentó, a mirar al chico más alto. Él llevaba una camisa azul oscuro con los dos primeros botones abiertos y un flamante pantalón de color caqui. Su cabello rojo salvaje estaba suelto y enmarcaba su rostro, liberado de la extraña cinta con estampado de escamas verdes que se puso las otras veces en que Allen lo había visto.

Él en realidad parece bastante agradable y respetable, pensó el peliblanco.

—Sí, pero no te veo haciendo eso. Parece como si tuvieras todo listo, ¿sabes?

—Bueno, yo no. Ahora cállate, estoy aprendiendo.

Lavi rió en voz baja e hizo lo que le dijeron. Por cerca de cuatro minutos.

—Hey, ¿a qué hora sales de clases hoy?

—¿Qué? —Allen susurró, mientras copiaba el esbozo de Egipto del profesor Yaeger.

—¿Cuando sales de clase? —a Lavi no le molestó repetir la pregunta. De hecho, parecía sumamente divertido viendo el nivel de concentración que Allen tenía.

—Oh. Mediodía. ¿Por qué?

—¡A esa hora también terminan mis clases! ¿Quieres tomar el almuerzo conmigo? ¡Puedo mostrarte todos los mejores lugares para comer que hay en la universidad!

Allen lo miró dubitativo. —¿Me estás pidiendo una cita?

Lavi palideció. —¡No, amigo! Yo quería ser agradable con mi nuevo vecino, mostrarte el lugar un poco. No hay necesidad de pensar nada raro de mí.

Allen se rió. —Yo te estaba tomando el pelo, Lavi. Cálmate.

El chico pelirrojo se relajó. —No me asustes así, amigo.

—Lo siento —Allen sonrió, obviamente, no sintiéndolo en absoluto. Vio un movimiento por el rabillo del ojo y cuando giró hacia su derecha vio a la niña-sudadera asesinándolo con la mirada, probablemente no era por hablar durante la clase, Allen sospechó, porque ni siquiera había abierto el cuaderno púrpura que estaba colocado sobre su escritorio. Rápidamente volvió su mirada hacia la pizarra y se centró en tomar apuntes.

Nota mental, segunda parte: Cuando se trata de Lavi, todas las chicas se vuelven aterradoras.

Lavi se quedó en silencio durante el resto de la clase, de vez en cuando recorría su mirada por todo el salón o se inclinada sobre el hombro de Allen para ver lo que estaba escribiendo. Cuando el profesor Yaeger dio por terminada la clase y todo el mundo empezó a recoger sus cosas, Lavi tomó la mochila de Allen y la abrió para él.

—¿Qué estás haciendo? —Allen siseó, arrebatándole la mochila—. Eso es mío,

—¡Yo sólo estaba ayudando! No hay necesidad de ser tan protector. A menos que... —Lavi lo miró con picardía, agarrando otra vez el bolso de Allen— haya algo ahí que no quieres que vea.

—No, no hay nada —dijo Allen, sosteniendo el bolso lejos del agarre de Lavi. —Es sólo que no me gusta que otros toquen mis cosas.

—Uh huh —dijo Lavi dubitativo—. Y ahora despertaste mi curiosidad. No deberías haber hecho eso, brote de habas. Soy una persona muy curiosa por naturaleza y no voy a parar hasta averiguarlo

—No hay nada que averiguar. Simplemente no quería que robes mis cosas.

—¡Eso duele, amigo! —Lavi gritó, colocando una mano sobre su corazón—, yo nunca tomaría tus cosas. Los amigos no roban las cosas de sus amigos. De eso no se trata la amistad.

Y estaba hablando acerca de ser amigos de nuevo. Allen sólo había hablado con Lavi un puñado de veces, y en realidad no sabía mucho sobre él. Sin embargo, no podía considerarlo como un amigo, especialmente si pasaba la mayor parte de su tiempo molestándolo.

—Muy bien, señor Rogers —Allen dijo finalmente mientras arrojaba su mochila al hombro y empezaba a caminar hacia la puerta—. Tengo que ir a mi conferencia de biología ahora. ¿Dónde nos encontraremos?

Lavi sonrió de nuevo, corriendo tras él. —Te veré en la Unión de Estudiantes. Los mejores lugares para comer están ahí.

—¿Pero no se supone que debería comer en el Arca?

—Amigo, no —dijo Lavi, sacando la lengua. —Sólo los estudiantes de primer año comen allí, es una mierda total, debido a que la comida es mala.

—Pero mi plan de comidas no me permite comer en la Unión hasta después de las 6:30 de la noche —dijo Allen.

—¡Pero estarás conmigo! —Lavi dijo, alcanzando a Allen para luego pasar un brazo alrededor de sus hombros.

Este chico no tiene respeto por mi espacio personal, Allen pensó, irritado. Se dio cuenta de que la mayoría de las chicas de su clase todavía estaban de pie junto a sus pupitres, mirando con recelo como él caminaba junto con Lavi. El peliblanco sintió que su rostro se calentaba.

—Así que debería encontrarme contigo en la Unión ¿por las 12:15? —Allen preguntó en voz baja—. Nos dará tanto tiempo para caminar por allí.

—¡Me parece bien! ¡Nos vemos entonces! —Lavi salió corriendo mientras sonreía a Allen sobre su hombro sin dejar de caminar.


—Pero creció mucho más de que esperaba en un principio. Así que lo que se suponía iba a ser un procedimiento de un sólo día terminó por durar dos días y tuve que estar en el hospital todo ese tiempo.

Allen gimió y golpeó su cabeza contra la superficie de la mesa en donde estaba sentado. Él realmente, realmente, realmente no quería saber nada más de esa historia.

—Conduje tres horas por unos palillos de dientes. Un palillo necesita tener la consistencia adecuada. El lugar al que iba tiene un tipo de paquete en el que existen diferentes tipos de palillos de dientes para cada caso. Tiene cien palillos de dientes y cada uno está hecho a partir de un tipo de madera distinto.

Bueno, esa historia no era mucho mejor.

¿Dónde demonios estás, Lavi? Allen pensó con impaciencia.

El anciano en la mesa detrás de él se rió resoplando y continuó su historia sobre palillos de dientes. Allen intentó cambiar de tema, pero fue en vano.

¿Qué hace este viejo hombre en la Unión de Estudiantes? ¿Es uno de esos estudiantes no tradicionales que regresan a la universidad cuando tienen setenta? Él realmente tiene que salir de aquí antes de que me vuelva loco y lo termine asesinando.

—Él no era un buen compañero de viaje, sin embargo —el anciano continuó—. ¡Nunca habla! Necesito a alguien que sea un buen conversador.

Allen giró un poco en su asiento para mirar por encima del hombro al anciano. Llevaba las más grandes y gruesas gafas que Allen jamás había visto en su vida. Había otras tres personas en la mesa junto a él, un hombre de mediana edad, una mujer, y luego una chica que parecía tener su misma edad. La mujer estaba atenta a cada palabra del anciano, riendo en los mejores lugares y haciendo sonidos simpáticos. El hombre estaba mirando el panel de corcho colgado en la pared detrás de él que anunciaba todas las organizaciones estudiantiles en el campus. La chica parecía tan molesta como Allen. El peliblanco sintió simpatía por ella.

—¡Hola, vecino!

Mirando hacia arriba, Allen realmente dio un suspiro de alivio cuando vio a Lavi sonriendo hacia él.

—¡Finalmente estás aquí! —Allen dijo con entusiasmo.

—¡Sip! Aww, ¿me has echado de menos? Sólo han pasado dos horas desde la última vez que nos vimos—. Lavi se inclinó y alborotó el cabello de Allen.

El chico de cabello blanco golpeó su mano. —¿Podemos irnos? Tengo hambre.

—Claro, claro. Vamos, vamos. El lugar se llama El Refectorio y la comida de ahí es la mejor.

Allen se puso de pie y comenzó a seguir a Lavi. Echó un vistazo, una última vez, por encima del hombro a la mesa del anciano y encontró a la niña mirándolo con el seño fruncido. Si era por escapar del ridículo que probablemente hacía su abuelo o por ser tan amistoso con Lavi, no estaba seguro.

Probablemente un poco de las dos cosas, pensó Allen, haciendo una mueca mientras giraba para ponerse al día con el muchacho mayor.

—Por lo tanto, ese viejo seguramente te molestó, ¿no?

—Pensé que terminaría matándolo —admitió Allen.

Lavi rió en voz alta. —Hombre, eres casi tan violento como Yu. ¿Quién lo diría?

—Yo no creo que nadie sea tan violento como Kanda —Allen no estuvo de acuerdo.

—Por eso he dicho casi.

Tomaron la escalera que conducía al sótano, luego caminaron por un pasillo estrecho y sinuoso que iba más allá de la librería. Terminaron en un salón-comedor de buen tamaño, con un estilo tipo restaurante. La barra se alineaba en las paredes y mesas de madera limpia llenaban el espacio del centro. La esquina derecha de la sala estaba ocupada por un pequeño y bajo escenario. Una gran pantalla se levantó detrás de él, que mostraba actualmente un partido de fútbol al azar. Una mesa llena de chicos con jerseys desgastados gritaban con entusiasmo mientras miraban el partido.

—Bienvenido a El Refectorio —dijo Lavi con orgullo, inclinándose ligeramente a Allen, igual que un mayordomo—. Aquí es donde todos los niños geniales, o sea yo, van a conseguir comida en el campus. Vamos, vamos ordena.

Allen asintió y siguió a Lavi, quien le mostró un mostrador largo. El menú estaba escrito en unos cuadros colgados en la pared detrás de él. El lugar tenía hamburguesas, tortillas, sándwiches, calzones, nachos, tacos... Allen estaba abrumado por tantas opciones.

—¿Sabes lo que quieres? —Preguntó Lavi.

—Eh, dame un minuto —dijo Allen distraídamente.

Lavi rió entre dientes y se acercó al mostrador. —Hey, Jerry.

—¡Lavi! —un hombre de piel oscura gritó alegremente. Su largo cabello estaba recogido en coletas bajas y envuelto en lo que, le pareció a Allen, cadenas de color rosa, por alguna razón, tenía en la mano un batidor. Él agitó el batidor con entusiasmo hacia el pelirrojo. —¡Cuánto tiempo sin verte! ¿Cómo te fue en tu primer día de clases?

—Estuvo bien —dijo Lavi con desdén. —Pero me dejó con bastante hambre, sin embargo.

—¿Qué quieres que te sirva? ¡Pídeme lo que quieras!

Lavi pidió su orden mientras Jerry garabateaba frenéticamente, luego robó su tarjeta de identificación. Se volvió hacia Allen, quien lo miraba con curiosidad. —Hay que pasar la tarjeta en este lector para que puedas utilizar una comida de tu plan. Así no tienes que pagar por ella con dinero en efectivo, cosa que apesta.

—Está bien —dijo Allen, hurgando en su bolsillo, en busca de su tarjeta de identificación.

—¿Quién es él, Lavi? —Preguntó Jerry, apoyado en el mostrador y sonriendo a Allen.

—Oh Jerry, él es Allen Walker. Él es mi nuevo vecino. Él es sólo un estudiante de primer año, pero yo no quería someterlo a la comida bruta del Arca. Pensé que podrías engancharlo con tu excelente cocina.

—Encantado de conocerlo, señor —Allen saludó, sonriendo cortésmente.

Los ojos de Jerry se abrieron y él se dio una palmada contra sus mejillas. ¡Oh, eres una lindura! Bueno, cualquier amigo de Lavi es amigo mío. Pídeme cualquier cosa que quieras, cariño. No se lo diré a nadie.

Allen le dio las gracias y pidió su orden, que era bastante grande. Lavi lo miró con sorpresa. —¿Crees que puedas comer todo eso, brote de habas?

Allen lo miró. —No me llames brote de habas. Eres tan malo como Kanda. Y sí, puedo comer todo eso. Tengo un metabolismo muy rápido.

—Déjalo en paz, Lavi —Jerry lo amonestó, con los ojos brillantes—. Me gusta que un chico tenga un apetito saludable. Voy a tener listo todos sus pedidos pronto. Aquí están sus números. —Él entregó a cada uno un trozo de papel con un número impreso en tinta roja, y luego desapareció en la cocina.

—Cuando la comida esté lista, tu número se mostrará en ese tablero de allí —explicó Lavi mientras caminaban hacia la máquina de bebidas, en el lugar destacaba un tablero electrónico en donde parpadeaba los números 33 y 34—. Soy 36, así que eso significa que eres 37. Cuando tu número salga, toma tu ticket para entregarlo en la caja de allí y conseguirás tu comida.

—Está bien —dijo Allen. Agarró una Pepsi, unas servilletas y ketchup de la barra de condimento. —¿Dónde quieres sentarte?

—Tengo un lugar habitual en este lugar —dijo Lavi con indiferencia—. La mayoría de la gente sabe donde es mi lugar favorito, por lo que debe estar libre.

—Por Dios, ¿cuánto poder tienes aquí?

Lavi rió. —Bastante, parece.

El lugar de Lavi estaba ubicado en un rincón acogedor, aislado del ruido de los exuberantes aficionados al fútbol. El mayor se deslizó sobre el banco hacia el lado izquierdo de la mesa, con una mirada satisfecha. Allen se sentó frente a él.

—¿Cómo estuvo tu conferencia biología? —Preguntó Lavi, sorbiendo su Mountain Dew.

—Aburrido —Allen suspiró—. Nuestras expectativas sobre el curso bajaron en el instante en que hablamos sobre la mitosis y otras cosas tontas que uno ya aprendió en la escuela secundaria. Los requisitos apestan. ¿Y tú? ¿Qué hiciste después de historia?

—Más historia —dijo Lavi, mientras se estiraba—. Soy una figura importante en historia, después de todo. Estoy tomando una clase entera sobre la antigua Turquía. Es realmente fascinante, sobre todo porque no hay muchos registros que sobrevivan de esa época, así que mucho de lo que sabemos acerca de la sociedad se basa, la mayor parte, en conjeturas.

—Huh —Allen respondió, un poco abrumado. —Realmente parece que te gusta la historia.

—¡Lo hago! —Lavi respondió, apoyando su barbilla en su mano—. Averiguar cómo se vivía hace mucho tiempo, descubrir cosas nuevas sobre la forma en que se hacían las cosas, la investigación de afirmaciones sin fundamento para determinar si son reales o falsas. Me resulta todo tan fascinante.

—Es bueno que sean tan apasionado acerca lo que estás estudiando —dijo Allen, sonriendo. Era la primera vez que había visto al chico más alto ser serio acerca de algo. Le resultaba extrañamente refrescante.

—¿Y tú, Allen? —Lavi preguntó— ¿Qué te apasiona?

—Nada realmente —Allen respondió inmediatamente—. Estoy emocionado de finalmente ser capaz de vivir por mi cuenta. Imagino que encontraré algo interesante durante mis materias requisito.

—¡Tienes que estudiar historia conmigo! Sería divertido. Incluso podríamos viajar juntos a muchos lugares para estudiarlos. Estoy pensando en viajar a Turquía por unas semanas este verano. ¿Quieres venir conmigo?

—Yo no hablo turco —dijo Allen—, además, tu número está arriba.

—¡Oh! ¡Ahora vuelvo!

Después de que él se había ido, Allen suspiró con frustración. ¿Por qué Lavi está siendo tan amable con él? ¿Por qué quiere ser su amigo tanto? Aparte de su pelo blanco y la cicatriz extraña (Allen cubrió impulsivamente con su flequillo su ojo izquierdo mientras lo pensaba) no había nada especial en él. ¿Lavi se está compadeciendo de él? ¿Acaso pensaba que Allen era un perdedor que necesitaba su compasión?

¿Tal vez Lavi era un buen tipo?

No, él no puede ser bueno. Basta con mirar la forma en que trata a las mujeres como Chomesuke, pensó Allen. Originalmente, pensó que Lavi era sólo una pequeña molestia que podía ser ignorada y evitada, pero el misterio que rodeaba al tuerto estaba creciendo. Esto merece una mayor investigación, Allen decidió.

—¡Ya estoy de vuelta! —Lavi declaró mientras colocaba su hamburguesa y papas fritas en la mesa—. Tú orden estaba lista también, así que Jerry me lo dio para dártelo a ti. Tuve que pedirle prestado una bandeja con el fin de poder llevar todo. ¿Estás seguro de que puedes comer todo esto?

—Estoy seguro —dijo Allen, tomando su comida—. Gracias.

—De nada —respondió Lavi.

Allen recorrió la sala con la mirada mientras echaba sal sobre sus papas fritas. En unas mesas lejanas cuatro chicas estaban mirando abiertamente hacia él. Cuando se dieron cuenta de que él las estaba observando, rápidamente se dieron la vuelta. Siguieron lanzando miradas furtivas hacia él, sin embargo, en el fondo parecía que estaban en algún tipo de discusión acalorada.

—Hey Lavi —comenzó Allen.

—¿Qué pasa?

—Esto podría ser una pregunta extraña, y sé que no te conozco muy bien, pero tengo que preguntar-

—Oh Dios —dijo Lavi, dejando caer una fritura y reclinándose en su asiento. —Esta es la forma en que siempre empieza. Pensé que estábamos bien, Allen. Pensé que estabas bromeando acerca de la cita en la clase de historia. Pero no lo estabas, ¿verdad? Oh no. Oh, mierda. —Luego se sentó de nuevo hacia delante y miró a Allen de cerca—. Otra vez... —El chico pelirrojo hizo una mueca, aparentemente estaba conflicto sobre alguna cuestión.

—¿De qué demonios estás hablando? —Allen demandó—. Yo sólo iba a preguntarte por qué todas las chicas de esta escuela parecen estar completamente obsesionadas contigo.

—Tú... ¿qué?

—Quiero decir, no quiero herir tus sentimientos, pero yo no entiendo lo que ven en ti.

—Oh, ¿eso es lo que querías preguntar? —El muchacho pelirrojo parecía aliviado. Y tal vez un poco decepcionado.

—Bueno, sí. ¿De qué pensabas que estaba hablando?

—¡Nada! ¡No importa! —Hizo un gesto con las manos en un gesto apaciguador.

Allen entrecerró los ojos. —Estás actuando de manera muy sospechosa.

—Espera, ¿Qué quieres decir con eso de que no ves lo que ellas ven en mí? Ellas ven lo que todo el mundo ve… mi innegable atractivo sexual —Lavi insistió.

—¡Ajá! —fue todo lo que Allen podía decir.

—Eres malo —Lavi puso mala cara.

—Cada vez que salgo contigo siempre soy fulminado por la mirada de todas las chicas, al parecer. Me hace sentir muy incómodo, así que tendrás que perdonarme por ser tan contundente.

—¿Las niñas te están mirando? —Preguntó Lavi, como si no se hubiera dado cuenta.

Él probablemente no se dio cuenta, Allen concluyó. Él está tan acostumbrado a que las chicas lo miren fijamente, que ni siquiera se da cuenta que lo están haciendo.

—Sí. Lenalee me dijo que eras popular, pero no me había dado cuenta hasta qué punto.

—¿Estabas chismeando sobre mí con Lenalee? —Lavi dijo, inclinándose hacia adelante y levantando una ceja.

—Ella me estaba hablando sobre el barrio —explicó Allen— Y no has contestado a mi pregunta.

Lavi suspiró dramáticamente y extendió las manos. —¿Qué puedo decir, Allen? Soy muy guapo y totalmente encantador. ¿Cómo pueden las mujeres resistirme?

—No tengo la menor idea —dijo Allen secamente—. Y obviamente eres también increíblemente modesto.

—Um, perdón. ¿Lavi?

Los dos chicos miraron hacia arriba. Una de las chicas que Allen había observado antes estaba de pie junto a su mesa, nerviosa pero decidida.

—¿Sí? —Lavi casi ronroneó, sonriendo atractivamente.— ¿Puedo ayudarte?

—Um —la chica tartamudeó—. Me preguntaba... bueno... nos estábamos preguntando si... —se calló, mirando furtivamente a Allen.

Lavi se acercó y le tomó la mano. —¿Cuál es tu nombre?

—M-Mei Ling —dijo la niña. Parecía que estaba a punto de desmayarse.

—No debes preocuparte —Lavi le aseguró. —Allen y yo sólo somos amigos.

La chica sonrió, aparentemente aliviada. —Oh, está bien. Sólo queríamos saber si-

—¿Qué harás esta noche? —Lavi interrumpió.

—N-n-nada —dijo Mei Ling, con los ojos abiertos.

—¿Te gustaría cenar conmigo? —Lavi sonrió con una de esas sonrisas derrite corazones.

—Me gustaría mucho eso —susurró Mei Ling.

—¡Genial! Aquí está mi número de móvil. Nos mensajeamos más tarde, ¿de acuerdo? —Le entregó una hoja de papel de cuaderno con un número de diez dígitos garabateado en él.

—Está bien, ¡lo haré! —Mei Ling perdió la respiración por un segundo y luego se fue corriendo de nuevo con sus amigas. Un momento después, un coro de chillidos surgió de la mesa que ocupaban.

—Eres ridículo —dijo Allen en tono de reproche.

—Hey, tengo una reputación que mantener. Tal vez no debería ser visto contigo tanto. —Consideraba mientras observaba al chico de pelo blanco, pensativo.

—¿Qué se supone que significa eso?

—Pero eso no es justo. Me gusta salir contigo. Eres divertido.

—¿De qué estás hablando?

—¿Acaso no lo entiendes? —Lavi rió—. Hombre, eso es muy gracioso.

—¿Qué?

—Esas chicas pensaban que tú y yo estábamos en una cita.

-¡EH!

—Me siento igual.

—¿Por qué diablos piensan algo así? ¡Los dos somos chicos!

Lavi le dirigió una mirada mordaz. —Bueno, eres muy lindo. Yo podría hacer algo peor, eso es seguro. De hecho, hice cosas peores. —Se estremeció—. Culpo a la ginebra por eso. La ginebra y yo no somos amigos. Recuérdame nunca beber eso de nuevo.

Allen se lo quedó mirando, boquiabierto y horrorizado.

—Hey, no te veas tan asustado. Me siento un poco ofendido ahora.

Allen no dijo nada.

—Mira, ¿qué tal esto? Tengo una fiesta este viernes. Asistirás obviamente, porque voy a encontrarte si intentas escaparte. En esta fiesta habrá un montón de chicas. Te encontraré una, como una especie de ofrenda de paz, ¿sí? ¿Eso te hace sentir mejor?

—¿Vas a darme una chica? —Allen dijo, incrédulo.

—Bueno, cuando lo dices así suena tan...

—¿Sucio? —Allen sugirió.

—Sí. Así que, ¿estás interesado? —Lavi sonrió ampliamente hacia él.

—No.

—¿Cómo puedes no estar interesado en eso? ¡Te puedo conseguir cualquier chica que quieras! Así que realmente eres gay —Lavi reflexionó.

—No, yo sólo creo que es irrespetuoso y misógino tratar a las mujeres como un objeto de placer, eso es todo —explicó Allen, molesto.

—Oh, así que eres uno de esos —Lavi rió—. Así era yo cuando llegué por primera vez a la universidad Pero la caballería está muerta, amigo. Ya verás lo que quiero decir en la fiesta.

Allen empujó su bandeja vacía hacia otro lado y se estiró. —Creo que estoy empezando a tener miedo de esa fiesta.

—¡Amigo! ¡Ni siquiera digas eso! Mis fiestas son las mejores. Nunca tendrás una igual nunca. Personalmente me aseguraré de ello—. Lavi apretó el puño en la determinación.

El niño más corto rió. —Está bien, tomaré tu palabra —en realidad, Allen estaba muriendo de curiosidad. Estaba ansioso de observar a Lavi en su entorno natural. Estaba seguro de que aprendería mucho acerca de su enigmático nuevo "amigo".

—Además, ¿cómo diablos hiciste para comer todo eso? Estuvimos hablando casi todo el tiempo —Lavi preguntó, incrédulo.

—Te dije que podía comer todo.

—Eres una persona extraña, Allen Walker. Interesante, pero muy extraño. —Lavi se sentó y puso sus manos detrás de su cabeza, acercándose a Allen.

—Mira quién habla —fue todo lo que Allen dijo.

El chico más alto sonrió, poniéndose de pie. —Bueno, esto fue muy divertido. Probablemente te veré más tarde hoy. Tengo que ir a charlar con Lenalee. Estoy pensando que la fiesta del viernes debería tener un tema. ¿Qué te parece?

—¿Tengo que usar un traje?

—¡Sep! Ya se me ocurrirá algo divertido. El año pasado hice una fiesta con un tema de los años 90 y una vez hice una fiesta con la temática de Jersey Shore, siempre hago ese tipo de cosas. Siempre es un buen momento.

—Está bien —dijo Allen, con incertidumbre.

—Bueno, ¡nos vemos después, vecino! ¡Deberíamos salir más a menudo! —Lavi sonrió cálidamente antes de caminar, lanzando el último resto de su comida al basurero que estaba a su paso. Saludó a Mei Ling, quien le devolvió el saludo con entusiasmo, riendo. Luego se fue por la puerta, quien a sabe dónde.

Allen suspiró, agachando la cabeza para evitar las miradas que las chicas le lanzaban desde la mesa de Mei Ling.

Él por lo menos debió caminar conmigo de regreso, pensó Allen. Pero aquello probablemente habría dado muchas razones a esas chicas locas para especular y sacarlo de proporción. ¿Por qué pensarían que estoy saliendo con Lavi, de todas las personas? Las chicas de la universidad están locas.

Allen suspiró de nuevo, arrastrando los pasos y agarrando su mochila. Toda esta situación era agotadora. Necesitaba una siesta.


Notas de la autora: ¡Hurra! El capítulo 5 debería salir el domingo, diría yo. Comenten si lo desean; ¡realmente lo agradezco!...

Nota de la traductora: Realmente no tengo una excusa real para atrasarme tanto en la actualización, pero lo importante es que el capítulo está listo (en realidad, la nueva temporada del anime, y Lavi con su nuevo diseño, me sacaron del sopor en el que estaba sumergida) :D Espero no atrasarme tanto en el próximo capítulo.

Posdata: Debo decir que en todo este tiempo mi nivel de edición y mi nivel de inglés mejoraron bastante, es probable que los primeros capítulos sean editados.