La historia de Jill Sutcliff: Capitulo 1.- Partida

Atardecer, cielo rojo, el color rojo que me recuerda a él: mi hermano mayor, me encuentro en este momento tumbada en mi habitación; no suelo tener muchos detalles: paredes blancas de techos altos, una pequeña cama en una esquina, justo a un lado de la ventana; una katana recién afilada sobre un pequeño escritorio con algunos libros... y un ropero son todos los muebles que hay en esta habitación.

Mi hermano se marchó, ¿a dónde?, no tengo ni la menor idea, me quede sola en esta aburrida casa, sola sin él, incluso las oficinas que siempre están repletas me parecen desiertas sin él, se marchó sin decirme a donde, tan solo me dijo que haría un trabajo, y ya no volvió, de seguro ha de estar metido en el mundo humano, detrás de algún hombre sexy de ese lugar, lo conozco, sé cómo es y sus gustos... a decir verdad, soy parecida a él, tengo los mismos gustos extraños... la diferencia es.. Que yo lo amo a él.

Mi nombre es Jill Sutcliff y soy una shinigami, 1.76 mts. de altura, soy un poco alta, delgada, cabello largo y de un tono azul obscuro, ojos grandes y verdes, característicos de un shinigami, también uso gafas como todos, solo que mi vista es extrañamente mejor que la de la mayoría, puedo ver casi perfectamente sin usar las gafas, así que solo las uso mientras trabajo. ¿Mi trabajo? recolectar almas de los condenados a muerte, al igual que mi hermano.

Últimamente todo está tranquilo, llevo días encerrada en esta casa sobreviviendo de leche y de lo que encuentro en la alacena sin nada mejor que hacer, esperando que mi hermano Grell regrese.

Mi localizador está sonando, es un mensaje de la oficina central, "FAVOR DE REPORTARSE ENSEGUIDA CON EL SUPERIOR WILLIAM T. SPEARS" es lo único que dice, "de seguro oniichan ya volvió a meter la pata" pienso mientras me visto y tomo mis cosas para salir rumbo a la oficina.

- Y dime... ¿dónde están tus gafas de shinigami?- es lo primero que Will me pregunta al verme

- ¿Solo para eso me llamaste? para preguntar por mis gafas

- Eres muy parecida a tu hermano... Siempre desafiando las reglas

Suspiro, que remedio, suelo cargar mis gafas en una pernera estilo militar que traigo en la pierna izquierda, junto a mi sello de shinigami y mi libreta de misiones; Will no me dirá nada sobre mi hermano si no sigo las reglas, así que tomo mis gafas y me las coloco frente a los ojos

- Bien, ¿para qué me llamaste?

- ¿Sabes acaso donde está tu hermano?

- No, creí que tú lo sabías, fuiste tú el que lo mando en una misión, o ¿me equivoco?

- Así es, yo lo mande a recoger un alma a Londres, una mujer... Una prostituta

- ¿Causa de muerte?

- Moriría asesinada a puñaladas

- Y ¿cuál es el problema entonces?

- Aparte de esa mujer, han muerto más, todas son prostitutas.

- Suenas muy despectivo querido Will, y ¿a qué viene todo esto?

- tu "querido" hermano esta detrás de esto- lo dijo haciendo énfasis en la palabra "querido"

- Con el tono en que lo dices no pareces muy contento Will

- Ve en este momento al mundo humano y tráelo de vuelta, no ensucies el buen nombre de un shinigami

- te tomas las cosas muy a pecho Will- le dije dándome la vuelta para marcharme.

Will no me dijo nada, salí de la oficina, y guarde los anteojos en su lugar, ahora me dirigiría al mundo humano, a Londres en la época Victoriana.