…No se que rayos pensaba cuando escribí esto…pero obviamente no eran cosas buenas y lindas x3

Advertencias: ShredderxLeo, con la sola pareja debería bastar, pero si aun así no es suficiente, mencionare que hay non-con, con un menor de edad, por lo tanto, este fic es clasificación N-17.

Por ultimo, historia ubicada en el Nickverse, posterior al episodio Vengeance is mine :3

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La trampa había sido la más ridícula del mundo, usada en millones de lugares para hacer bromas a pobres desgraciado y poder presumirlo en Internet

Unas bombas de humo, sonidos de disparos, confusión.

Todo ello sembró el caos entre las tortugas, pagándoles con la misma tetra que ellos habían usado ya cientos de veces.

No todo había sido un éxito, tres habían escapado.

Sin embargo, el que había quedado atrás, era todo un trofeo, un verdadero regalo de la diosa fortuna.

Aun así, Oroku Saki no sabía que hacer con él…

Matarlo, a estas alturas, le parecía demasiado poco, demasiado sencillo.

Torturarlo, podría llegar a ser un proceso lento, si el chico resultaba ser igual de fuerte como aparentaba, o demasiado rápido y decepcionante, si no lo era.

Sin embargo, una tortura bien planificada, podría brindar excelentes resultados.

Incluso la localización de la asquerosa rata.

Pero, Saki tenía algo más en mente. Algo, que quizás, sobrepasaba sus propios limites. Pero ya sin Karai, realmente no tenía ya nada que perder, y mucho que ganar

Observo con deleite, como un grupo de ninjas golpeaban al muchacho, maltratando su cuerpo y haciendo burla de su calidad de mutante.

Mientras que, el joven líder no podía hacer nada para defenderse, sus manos colgando por medio de unas cadenas conectadas al techo, obligándolo a sostener el peso de su cuerpo sobre sus cansadas extremidades, esforzándose por brindarle a sus brazos un descanso, tratando de alcanzar el frio y húmedo suelo con la punta de sus pies, siendo un vano esfuerzo, ya que, no encontraba dentro de si mismo, la suficiente fuerza o concentración para tal hazaña, siendo atacado constantemente, torturándolo física y mentalmente.

Con una señal de su mano, ordeno a sus ninjas a salir del lugar, dejándolo solo con la pobre criatura, quien se esforzaba por ignorarlo por completo, temiendo lo que vendría.

Debía temer…y mucho, pero no por lo que él creía.

Después de agobiarlo con su mirada, el Shredder elimino la distancia entre los dos, provocando que la tortuga cerrara los ojos, preparándose para un certero golpe.

No fue eso lo que recibió, sino, una amable caricia.

Aquello lo desconcertó aun más. Sin embargo, la caricia pronto perdió toda gentileza, convirtiéndose en un toque demandante y lujurioso, recorriéndolo desde sus brazos, pasando por su cuello, acariciando su plastrón, deteniéndose por un momento, en su abdomen, una mera burla de una petición de permiso, antes de pasar a sus piernas, y concluir en su región mas privada, acariciando, conociendo.

"Vaya…que tenemos aquí", susurro Saki de manera seductora, mientras obligaba a una tímida cola a salir de su escondite, acariciándola y apretándola a su gusto, disfrutando del errático respirar de su cautivo, del sonrojo de sus mejillas, y de la capa fina de sudor que comenzaba a cubrirlo. "Te gusta que te toque aquí, ¿verdad?", preguntó de manera burlona, dejando en claro que estaba al tanto de las reacciones que provocaba en el muchacho, aumentando aun más su sonrojo, humillándolo.

La lucha pareció despertar en el niño, tratando de alejar su cuerpo de su mortal enemigo, pero, un apretón mucho más doloroso en su cola le indico lo que vendría si se oponía, dejándose caer laxo una vez más, obligando a su mente a alejarse de aquel momento, aquel lugar, todo para ignorar lo que ocurría con su cuerpo.

Lo que se dificulto más, cuando Shredder comenzó a buscar algo más en su plastrón.

"Dime tortuga, ¿vienen con todo el aditamento? ¿O faltan partes?"

Leonardo negó con el rostro, mientras sentía la excitación aumentar en su cuerpo. Oroku Saki no estaba tan errado en sus caricias, enfocándose en un área que parecía cartílago, la cual, comenzaba a protruir a cada segundo, dándole una muy buena idea de lo que había allí.

No teniendo la paciencia necesaria, obligo a uno de sus dedos, dentro de la cavidad que ocultaba aquella delicada parte, arrancando un grito del muchacho, seguido de un gemido de dolor, que comenzó a cambiar en tono, hasta convertirse en uno de placer.

Había encontrado lo que buscaba, y pronto lo obligo a salir, con ayuda de sus insaciables manos, acariciándolo en toda su longitud, experimentando que tanta fuerza requería para que el niño gimiera, o para que gritara de dolor y éxtasis.

Mientras, su segunda mano no se quedo tranquila, explorando por su parte, la base de la cola del muchacho, encontrando una pequeña abertura, acariciándola, tentándola, introduciendo solo levemente la punta de su dedo, sintiendo la resistencia del anillo de músculos, y como las paredes se estrechaban de manera sensual.

El niño estaba totalmente excitado, su cuerpo agobiado por las nuevas sensaciones que le brindaba, pero su rostro, libre de golpes, por ordenes suyas, y su mirada, estaban llenas de angustia. No quería lo que sentía, se daba asco, solo de pensar que quería que Saki siguiera con sus caricias, que lo llevara al limite.

Que su cuerpo, comenzara a acercarse hacia aquella mano que amenazaba con adentrarse a lo más recóndito de su ser, o que sus caderas hicieran un pequeño vaivén restregándose contra la mano que no dejaba de torturar su miembro, manteniéndolo duro y rígido, sin terminar de darle el placer para liberarse.

Pronto la mano que estaba en su cola desapareció, dándole a su mente un momento de descanso, ignorando el sonido de ropa siendo removida, solo reaccionando cuando el otro cuerpo se posiciono detrás del suyo, obligando a sus piernas a separarse, levantando con brusquedad su cola, para abrirse caminando, mientras su otra mano (la cual estaba cubierta de su líquido preseminal), lo obligaba a levantar su rostro, ladeándolo para poder susurra sus siguientes palabras.

"Sonríe a la cámara, Leonardo"

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Ya llevaban varias noches buscando a Leonardo sin éxito.

Shredder había cambiado su escondite, y por si fuera poco, había tenido la precaución de dejar atrás el T-phone de su hermano, eliminado cualquier forma de rastreo.

Y a pesar de que se esforzaban por creer que Leonardo seguía vivo, y que, era lo suficiente listo para idear un escape o hallar una forma para contactar a su familia, la verdad era, que comenzaban a perder la fe.

Fue solo 3 semanas después, que el Shredder les dio "un regalo", en la forma de un sobre que un bot ninja había lanzado a Raphael en la cara, para después iniciar su retirada.

Había sido Donatello el primero en ver el contenido, regresándolo de inmediato a la oscuridad del sobre, ante la curiosidad de Michelangelo por saber lo que era.

No permitió que ninguno de sus hermanos viera lo que tenía, sin embargo, y por la manera tan errática en que conducía mientras blasfemaba el nombre de Shredder en todos los idiomas que conocía, sabían que era malo, Y lo más seguro, es que se tratara sobre Leonardo.

Al llegar a su guarida exigió hablar con Splinter a solas, llevando el sobre consigo.

Se requirieron muchos esfuerzos, sobre todo para obligar a Raphael a respetar la tan exigida privacidad, pero justo cuando se hallo como deseaba, no supo como seguir.

El nudo que había en su garganta había aumentado de tamaño considerablemente, y las lagrimas contra las que valientemente había luchado, salían ahora, sin pena, demostrando el tumulto de emociones que había dentro de él.

"Un…bot ninja dejo esto atrás…sólo yo lo he visto…trae una carta dirigida a usted, Sensei…no la leí…y…y", no pudo seguir hablando, cubrió su rostro con sus manos, dejando que sus lagrimas salieran con mayor libertad, un sollozo agobiando todo su ser, un quejido desgarrador.

Hamato Yoshi, preocupado por la reacción de su hijo, abrió sin pensar el sobre, viendo primero la carta.

"Me quitaste a Tang Shen…me quitaste a Karai…Ahora tu hijo, será el remplazo de ambas…"

No hacia falta firma, el simple sello junto con la inconfundible letra bastaban para conocer a su remitente. Pero aquellas palabras…

Reemplazo…

Entendía como Leonardo podría reemplazar a Karai…

Pero…¿Tang Shen?

La carta cayo de su mano, cuando el entendimiento se develo ante sus ojos, quedando al descubierto el otro contenido del sobre…

Fotos…

Fotos de Leonardo encadenado…golpeado…sangrando…

Siendo tomado por Oroku Saki, sangre escurriendo de sus piernas, su mirada perdida, anegada de lagrimas, sudor cubriendo su cuerpo.

En otra…más golpes, nuevos moretones, ya sin evidencia de la virginidad y pureza de su hijo, las lagrimas se mantenían, los bellos ojos azules de su hijo agobiados, dirigiendo una mirada de suplica a la cámara, mientras era embestido por el remedo de ser humano que era Shredder…

Otras fotos más, con diferentes golpes, otros moretones, una donde incluso Saki obligaba a su hijo a hacer la triste parodia de una sonrisa, otras donde Leonardo parecía inconsciente, mientras la tortura continuaba…

"¡Sensei!", no se dio cuenta en que momento había caído al piso, agobiado por las imágenes que se quedarían en su memoria para siempre, torturándolo por el resto de su vida mortal, y quizás, hasta más allá de su muerte.

"¿Esta bien?", pregunto Donatello preocupado, dirigiendo sus angustiados ojos hacia su maestro, recordándole a la mirada de Leonardo…¿Que había hecho?

Atrajo a su hijo hacia él, quería protegerlos a todos, que nada malo les pasara. Pero le había fallado a Leonardo. No podía actuar de manera pasiva, ya no más…

"Lo encontraremos, lo vamos a encontrar Sensei", alentó Donatello, luchando contra sus propias lagrimas. Sus valientes hijos.

"Así será"

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Espero a alguien le haya gustado? xD