N/A: Pues… me doy cuenta de que han pasado más de ocho meses desde mi última actualización. Supongo que me metí demasiado en mi otra historia. De todos modos, solo en caso de que hayan estado leyendo otros varios fics de Jelsa, les recomiendo releer éste desde el principio para que no se confundan con otras historias. Eso es, claro, a menos que tengan una memoria lo suficientemente buena como para recordar donde nos quedamos la última vez. ¡Disfrútenlo!


—Eso es. Sólo un poco más… —Jack animó a Elsa mientras ésta continuaba congelando los grilletes y las cadenas, un proceso lento que había tomado casi una hora al momento, aunque él estaba seguro de que ella habría sido capaz de terminarlo en menos tiempo.

Ya varias veces él se había visto tentado a conectarse psíquicamente con ella y apresurarla. De nuevo, ya no quería llegar a esos extremos, pero se estaba impacientando más a cada momento. Se preguntaba cuánto tiempo sería capaz de resistirse a meter sus manos en la cabeza de Elsa si esto continuaba como…

Clic.

El suave sonido metálico hizo que Jack parpadeara. Se arrodilló para analizar los grilletes, y su corazón dio un salto cuando vio un pequeño espacio entre ambas piezas de uno de ellos. Había estado en lo cierto al creer que podían romperse desde el interior con suficiente hielo. La libertad de Elsa estaba un paso más cerca.

—¡Eso es! Ahora sólo tienes que tirar de ellas —dijo con ánimo. Pero cuando levantó la vista y encontró que Elsa estaba mirando hacia afuera otra vez, se molestó un poco—. Oh, vamos. ¿Ahora qué estás… mirando?

Su enojo se tornó en preocupación cuando se dio cuenta de que había una verdadera razón para mirar el paisaje del otro lado de la ventana. Calculó que era un poco pasado el mediodía, pero la enorme nube oscura cerniéndose sobre la ciudad podría haberle engañado. Además, el viento estaba cobrando velocidad rápidamente, presagiando la formación de una tormenta de nieve. Sabía que era el resultado de la inquietud de Elsa, y si bien esto podría proporcionarle una cubierta en cuanto escapara, también podría resultar perjudicial para la gente de Arendelle.

Entonces, tanto él como Elsa se dieron cuenta de la escarcha trepando por las paredes, tomando la forma de grandes copos de nieve, a una velocidad alarmante… y no estaba brotando para nada de las cadenas congeladas. Podría ser el resultado de la propia tormenta de nieve que se estaba formando, y Jack razonó que si tal cosa sucedía aquí, comenzaría a suceder en otros lugares mientras más creciera en fuerza la tormenta. Elsa necesitaba huir ahora.

Afortunadamente, ella pareció entender eso mismo. Empezó a tirar con fiereza de las cadenas, y esta vez, la escarcha en las paredes en realidad aumentó con cada tirón que daba. Incluso surgió desde dentro del mortero que mantenía unidos los ladrillos grises, agrietándolo y amenazando con debilitar la integridad de las paredes.

—¡Dense prisa! —una voz que venía desde el pasillo llamó la atención tanto de la reina como del espíritu—. Es peligrosa. ¡Muévanse rápido!

Jack distinguió el sonido, no de uno, sino de varios conjuntos de pasos que se acercaban a la puerta de la celda. Era evidente por quién habían venido, y por lo tanto, era obvio que Hans no había logrado ayudarla… o que él estaba detrás de esto, después de todo. De cualquier manera, no importaba. Ninguna de estas personas pondría un dedo sobre Elsa.

Haciendo acopio de cuanto poder pudo reunir, apuntó con su báculo hacia la cerradura de la puerta y disparó un rayo de hielo justo antes de que alguien de afuera tratara de abrirla. Los gruñidos y quejas que escuchó de que la puerta estaba congelada trajeron una leve sonrisa de triunfo al rostro de Jack, pero sabiendo que su pequeño truco no los mantendría a raya durante mucho tiempo, se paró frente a la entrada, listo para luchar.

Entonces oyó a Elsa tirar por última vez y cómo los grilletes se rompían y caían al suelo. Se dio la vuelta, esperando verla de pie, libre y lista para salir. Pero mientras que encontró que ya se había liberado, estaba tropezando y cayendo contra la pared detrás de ella, y ya que estaba completamente cubierta de hielo, ésta se vino abajo cuando se estrelló contra ella. Con todo, a pesar de la falta de gracia en su caída, Elsa se las arregló para conjurar un montículo de nieve entre ella y los escombros, el cual aumentó en espesor y actuó como una especie de colchón improvisado. Ella terminó fuera de la celda, milagrosamente ilesa mientras unos cuantos ladrillos caían a su alrededor. Y para darle crédito, también fue capaz de levantarse de inmediato y poner algo de distancia entre ella y el calabozo.

El resto de la celda comenzó a retumbar, y al tiempo en que los Guardias Reales forzaron la puerta, las vigas cayeron, apenas fallando en caer sobre los soldados. Naturalmente, los soportes de madera solo atravesaron a Jack, quien resultó ileso. Éste salió corriendo para alcanzar a Elsa, pero mientras cruzaba el umbral improvisada, miró hacia atrás brevemente y encontró a Hans abriéndose paso por entre los Guardias. No parecía muy feliz.

Así que eres el villano, de hecho, pensó Jack. Salió y comenzó a buscar Elsa, con la esperanza de que este susodicho príncipe sería lo suficiente inteligente como para quedarse bajo techo.

Lo cierto es que la tormenta de nieve se había convertido rápidamente en una ventisca a gran escala a estas alturas. Volar por encima de ella para encontrar Elsa no tendría sentido, con poderes o sin ellos. La visibilidad no sería mejor desde el aire de lo que era desde el suelo. Incluso Elsa no podría llegar muy lejos en esta tormenta sin usar su magia. Afortunadamente, esto le permitió a Jack alcanzarla finalmente. Ella parecía más preocupada por tratar de caminar lo más lejos de Arendelle como fuera posible que con buscar una vía real para ello, de todos modos.

A medida que la ventisca crecía en tamaño y fuerza, los poderes y la fuerza de Jack comenzaron a disminuir, junto con la sensación de triunfo que había sentido apenas unos instantes atrás. Seguirle el ritmo a Elsa, a pesar de su caminar lento, se hacía cada vez más difícil. Jack se sentía como un anciano, apoyándose en su báculo para mantenerse en pie hasta que sus piernas ya no fueron capaces de sostener su peso. Sus rodillas se doblaron, y tuvo que soltar el báculo para amortiguar la caída con sus manos. El viento era tan fuerte que se llevó el báculo lejos incluso antes de que él impactara contra la superficie helada del fiordo. Ni siquiera podía arrastrarse para recuperarlo, y mucho menos seguir a Elsa mientras ella seguía alejándose.

—Elsa… —susurró, levantando sus manos hacia ella a pesar de saber que ni siquiera le vería ni le oiría. Se sorprendió cuando la vio caminar hacia él, pero luego se hizo evidente que no iba por él. Simplemente parecía perdida, incapaz de encontrar una manera de salir de la tormenta. En varias ocasiones, miró a su alrededor, dio unos pasos hacia adelante y luego volvió a su lugar original, repitiendo el proceso.

De repente, Jack vio una sombra a su derecha, la silueta de un hombre que luchaba contra la tormenta y poco a poco se acercaba a la Reina. —¡Elsa! —gritó, y Jack reconoció que era la voz de Hans—. ¡De esto no puedes escapar!

Elsa había comenzado a correr tan pronto como hubo visto a Hans, pero luego se detuvo y se dio vuelta, vacilante. —Sólo cuida de mi hermana y ya —le rogó, haciendo un gesto con las manos para que mantuviera su distancia y tan solo la dejara ir.

—¿Tu hermana? Regresó de la montaña débil y helada… —Jack oyó el comienzo de la respuesta de Hans. Lo demás se comenzó a desvanecer al tiempo que un velo negro le cubría los ojos. Estaba perdiendo el conocimiento… o peor. A menudo se había preguntado si un espíritu podría llegar a desaparecer. Ahora creía que tal cosa era posible. Se sentía al borde de la muerte, y tenía miedo, tanto como lo había tenido antes de salir de ese lago tantos años atrás. Miró hacia arriba, esperando ver a la Luna como entonces.

No vio nada.

Éste era el final, y Pitch Black había tenido razón. Su miedo se había convertido en realidad. Estaba a punto de desaparecer de la faz de la Tierra, sin siquiera haber descubierto si tenía un propósito más grande. Sin embargo, y por encima de todo, no pudo evitar los sentimientos de fracaso y remordimiento que lo habían estado plagando desde que había conocido a Elsa. Le había fallado, y ahora, no tendría otra oportunidad para tratar de arreglar eso.

Lo siento, Elsa, pensó mientras exhalaba su último aliento, y esperó que llegara el final…


Oscuridad… Eso era lo único que le rodeaba… Estaba oscuro y hacía frío. Y tenía miedo…

Se sentía tan ligero, más que nunca antes. Era como si estuviera flotando en un vacío…

En cierto modo, eso tenía sentido. Había nacido en un lago oscuro y congelado, y ahora estaba regresando a esa nada de la que había formado parte antes.

Entonces sintió… calor. Como una especie de rayo de sol brillando sobre su rostro. También apareció una luz tenue delante de él que cubría todo el paisaje, apenas brillante, como si estuviera contenida detrás de una cortina o…

De repente, cayó en cuenta de que tenía los ojos cerrados. Se sentía como un idiota por no darse cuenta de ello antes, pero aun así, tuvo miedo de abrirlos… miedo de lo que vería si lo hacía. ¿Qué pasaría si éste no el más allá al que él quería llegar? ¿Y si esto no era el cielo, sino el infierno? ¿Y si…?

¡PUM!

Algo le golpeó en la cabeza. Se llevó una mano al punto lastimado para sobarlo mientras que, con la otra, trataba de apoderarse de lo que fuera que le había golpeado. Se sorprendió cuando sus dedos rozaron un objeto de madera que conocía demasiado bien. ¡Era su báculo! Y estaba flotando cerca de él, a pesar de que seguía moviéndose por todos lados. Su necesidad de agarrar el único objeto que podía usar para canalizar sus poderes se volvió mayor que su miedo.

Abrió los ojos…

…y por poco lo cegó el intenso brillo de la luz del sol arriba de él.

Tuvo que esperar a que sus ojos se adaptaran de nuevo a la luz antes de que pudiera conseguir mirar adecuadamente lo que estaba pasando a su alrededor. Su sorpresa fue aún más abrumadora que el destello de luz, pues a su alrededor, decenas de corrientes de hielo y nieve volaban hacia arriba, por encima del suelo, hacia el sol. De hecho, él estaba siendo arrastrado por una de dichas corrientes, mientras que su báculo estaba siendo llevado por otra.

Esto no era en absoluto lo que había esperado que sucediera cuando perdió el conocimiento. ¿Qué pudo haber sucedido con la tormenta? ¿Y cuánto tiempo había pasado desde entonces, de todas formas?

Decidió que necesitaba saber lo que estaba pasando debajo de él. Miró hacia abajo… y sintió una gran alegría. El fiordo ya no estaba congelado, y Arendelle estaba resurgiendo de nuevo por debajo de la capa blanca de nieve. Todo buque que había estado atrapado en el hielo ahora flotaba libremente, atestando la bahía. Y allí estaba ella, de pie en la cubierta de uno de ellos, con los brazos levantados hacia el cielo y una sonrisa de esperanza dibujada en su rostro. Elsa, la Reina de Arendelle, quien había afirmado que no podía suprimir el invierno que había desatado, era quien ahora estaba descongelando todo el reino y trayendo de vuelta el verano a la tierra.

Justo cuando parecía que las corrientes no podían subir más, Elsa juntó las manos, y éstas empezaron a arremolinarse y reunirse en un solo lugar. El hielo y la nieve comenzaron a compactarse, fundiéndose en un solo objeto. Jack fue capaz de distinguir la forma de un enorme copo de nieve justo antes de las corrientes que los llevaban a él y a su báculo los arrastraran a ambos al centro de la misma. Y tan pronto como todo se solidificó, sintió una sobrecarga repentina de poder. Su fuerza regresó en un solo instante, y todo el poderío de invierno fluyó por su cuerpo una vez más.

El gigantesco copo de nieve de hielo se disolvió tan rápidamente como se había formado, dejando tras de sí a un Espíritu del Invierno totalmente recuperado y que incluso se sentía más fuerte que nunca. Se apresuró a agarrar su báculo antes de que éste, y por ende él, cayeran hacia el mar. Entonces comenzó a gritar y a bailar en el aire, volando en círculos por todo el fiordo. Se alzó muy alto en el aire y luego cayó al suelo sólo para subir de nuevo en el último segundo posible. Repitió esta acción varias veces más, confirmando que el viento lo obedecía de nuevo y sin fallos. Él estaba en control total de sus habilidades una vez más. Era como si hubiera vuelto a nacer.

Para bien o para mal, esto también trajo un tirón familiar a su cuerpo, una sensación que lo estaba atrayendo de nuevo hacia el sur para reforzar el invierno sobre las tierras que en realidad estaban pasando por esa temporada. El deber le estaba llamando otra vez, y él tenía que responder. Pero justo antes de irse de Arendelle, miró hacia abajo por última vez y atisbó de nuevo a Elsa de pie en ese navío… abrazando a su hermana Anna que, al parecer, estaba sana y salva.

Era la primera vez que Jack les había visto juntas de esta forma en años. Y parecía que nada las separaría nunca más.


—¿Están listos?

Todo el mundo en el patio vitoreó y aplaudió en respuesta a las palabras de la reina Elsa. Luego, con una enorme sonrisa en su rostro, ella golpeó el suelo con su pie, cubriéndolo de hielo prístino y convirtiendo el lugar en una gran pista de patinaje. También congeló las aguas de las dos fuentes, dándoles una forma hermosa y elegante en esta ocasión, y lanzó una bola de nieve mágica al aire, la cual explotó e hizo que lloviera nieve sobre todos.

Habían pasado tres días desde lo que la gente por todo Arendelle llamaba "el Gran Deshielo". Durante ese tiempo, Elsa se había dado a la tarea de explicar a sus súbditos lo que había sucedido, la naturaleza de sus poderes, y su historia de vida… o al menos, la parte que trataba de su aislamiento dentro de las murallas del castillo. Habló de ello de una manera tal que no culpara las acciones de sus difuntos padres o dañara su legado. En todo caso, evidenció su intento noble pero desesperado de mantener a su amada hija a salvo. Era evidente que, en su corazón, no habría nada más que amor por ellos.

Naturalmente, después de regresar el verano a la tierra, los ciudadanos de Arendelle y los dignatarios extranjeros que habían estado presentes durante su coronación y todo el calvario que siguió parecieron dispuesto a perdonar y olvidar. Bueno, casi todos. Un viejo hombre que simplemente respondía al título de "duque de Weselton" parecía empeñado en hacerse la víctima, a pesar de que él había sido quien había enviado a ese par de bandidos para que acabaran con ella. Y Hans… bastaba con decir que sus verdadera naturaleza se había revelado. Y tras el fracaso de sus planes, era obvio que le guardaba un serio rencor a la Reina.

Afortunadamente, todo el mundo pareció contento cuando Elsa decidió enviar al despreciable príncipe de regreso a su país para que sus doce hermanos mayores pudieran tratar con él apropiadamente. De hecho, el representante de Francia se ofreció a entregarlo en su camino de regreso a su país. Y con respecto al duque, Elsa firmó un nuevo decreto, indicando claramente que su reino no volvería a hacer negocios de ningún tipo con Weselton.

Y ahora, todo el reino estaba celebrando. Las puertas del castillo estaban abiertas una vez más, la gente del pueblo estaba aprovechando al máximo la pista… y Anna y Elsa estaban juntas como una familia al fin.

Apoyado en su báculo, Jack miraba desde un rincón del patio cómo las hermanas patinaban juntas… o más bien, la forma en que Elsa estaba tratando de enseñarle a Anna el arte de patinaje, con la ayuda de Olaf. El espíritu se rió entre dientes. Todos esos años que Anna habían pasado detrás de la puerta de Elsa, pidiéndole que construyera un muñeco de nieve con ella, y ahora Elsa le había dado el muñeco de nieve definitivo: uno vivo. Y, por supuesto, no pasó mucho tiempo antes de que a ellos tres se lees unieran un chico rubio llamado Kristoff, que aparentemente era el nuevo novio de Anna, y su reno Sven. Era una escena conmovedora… y bastante divertida, también.

—Míralos —Jack oyó el eco de una voz débil detrás de él—. Todos están felices y gozosos, y se divierten como nunca antes. ¡Y las dos hermanas! ¿Las habías visto así de unidas?

Jack no se volvió. La voz había perdido su efecto de eco al tiempo que su propietario salía de las sombras para plantarse justo al lado del Espíritu del Invierno. Parecía disgustado, y Jack temía que intentaría hacer algo para arruinar este momento. Pero su miedo se convirtió rápidamente en rabia y determinación.

—Ni siquiera lo pienses, Black —dijo, todavía sin mirarlo, pero asegurándose de que su voz tuviera un tono tan amenazador como pudo producir. Ahora tenía el poder para defender a Elsa, y no dudaría en hacer uso del mismo—. Ella está sana y salva, lo que significa que nuestra tregua ha terminado, y no dejaré que tú…

—Ya no le haré más daño jamás.

Jack no pudo terminar la frase. Estaba sorprendió por esta declaración y, en cambio, no pudo hacer más que mirar dos veces a la entidad oscura.

—No te sorprendas tanto, Frost —Pitch continuó—. Ahora que Elsa y Anna han restablecido el vínculo entre ellas, será más difícil para mí hacerle sentir miedo otra vez. Quiero decir, podría intentarlo, pero ahora ella tendría a su pequeña hermana a su lado en todo momento para ayudarle a recordar que "el amor es más fuerte que el miedo".

Jack levantó una ceja. A pesar del tono de burla que había usado con esa última frase, Pitch sonaba sinceramente derrotado. Pero aun así, no podía creerlo. —¿Te das por vencido, así como así?

Ya me había dado por vencido antes, ¿recuerdas? Tú fuiste quien me convenció de ayudarte a liberarla de esa celda. Al hacerlo, recuperó a su hermana, y también descubrió cómo controlar sus poderes. Pero si no te hubiera ayudado, ella habría muerto de todos modos. Habría perdido de cualquier forma.

—No te oyes tan molesto por ello.

Pitch se encogió de hombros. —Elsa no es la única fuente de temor en el mundo. Era la más fuerte, sí, pero no es la única. Además, me he consentido con esta pequeña distracción durante demasiado tiempo. Ya es hora de que vuelva a trabajar. —En este punto, el Rey de las Pesadillas, de por sí alto, pareció volverse aún más alto mientras se inclinaba hacia Jack. La máscara de aburrimiento había desaparecido, reemplazada por una mirada malvada mientras añadía: —Y harías bien en mantenerte al margen de mis asuntos de ahora en adelante, Frost.

Sin embargo, Jack no se asustó por esta postura. No más. —Si tus "asuntos" implican a Elsa de un modo u otro…

—Oh, ¿no he sido claro? Elsa ya no me es de ninguna utilidad.

Jack frunció el ceño. Pitch parecía honesto, lo que francamente era inquietante, pero no podía olvidar lo que había pasado de vuelta en el Palacio de Hielo. Prefiere ser precavido antes que tomarle la palabra a este demonio. —Si ésta es otra artimaña para hacerme bajar la guardia y que puedas afligir a Elsa de nuevo…

—No lo es —Pitch respondió, visiblemente exasperado, pellizcándose el tabique de la nariz y lanzando un suspiro—. Mira, tengo grandes planes que involucran a los niños de la Tierra y sus… protectores. Podría tomarme muchos años… siglos, de hecho… antes de ver que esos planes se hagan realidad. ¿Cómo una reina que va a morir en unos pocos decenios me sería de alguna utilidad?

—Entonces, ¿por qué tomarte la molestia de utilizarla en absoluto en primer lugar?

—¿Alguna vez prestas atención? Ella era mi distracción, y esa distracción ha terminado. —Jack siguió mirando a Pitch hasta que éste negó con la cabeza ligeramente y dejó escapar otro suspiro exasperado, más como un gruñido en realidad—. Veo que aún no estás convencido, así que, ¿qué tal si hacemos un trato? Yo me mantengo lejos de tu querida Elsa, y tú te mantienes alejado de los niños del mundo.

Jack se llevó una mano a la barbilla mientras consideraba la oferta de la entidad oscura. ¿La seguridad de Elsa, a cambio de la seguridad de cada niño en la Tierra? Eso no sonaba justo, pero para ser sincero, realmente no le importaban ellos. Su única preocupación era Elsa, y además, los niños tenían a los Guardianes. Nunca los había conocido, pero sabía de ellos y de su misión. Seguramente todos ellos juntos serían una fuerza a tener en cuenta más que suficiente. Pero antes de que él estuviera de acuerdo en esto, Jack quería asegurarse de una cosa muy importante.

—Dejarás a los hijos de Elsa y Anna en paz, también —dijo con cuanta firmeza y decisión pudo. Esta familia había sufrido bastante. Era hora de que ellos y sus futuras generaciones tuvieran un poco de tranquilidad.

—Bien —respondió Pitch sin dudarlo—. Mantendré mi distancia de ellos.

Jack miró a los ojos a Pitch, en busca de cualquier rastro, cualquier indicación de que él estuviera mintiendo. Al no encontrar ninguno, le tendió la mano. —No tendrás que preocuparte por mí. Asusta a todos los niños que desees; siempre y cuando ninguno de ellos sea descendiente de Elsa o Anna, no me importa.

Pitch sonrió ampliamente mientras apretaba la mano de Jack. A continuación, la soltó y se dio la vuelta, comenzando a alejarse. Pero cuando estaba a punto de retirarse dentro de las sombras, se detuvo y dijo: —Supongo que permanecerás al lado de Elsa a partir de ahora, ya sea que te vea algún día o no. No te juzgo, pero sí quiero que prestes atención a mis palabras. Ella es humana, Jack. Se marchitará con el paso del tiempo y morirá, ¿y qué harás entonces?

Volteó a ver ligeramente hacia atrás, mirando a Jack sólo desde el rabillo del ojo. —El destino hizo enemigos de nosotros, pero eso no quita el hecho de que tenemos algo en común. —Dio un paso adelante y desapareció, volviéndose uno con la oscuridad, y desde dentro de la oscuridad, pronunció su último enunciado—. Si alguna vez te cansas de tu soledad, solo llámame.

—Lo tendré en mente —dijo Jack en voz alta.

Pronto dejó de sentir la presencia maligna, y volvió a su posición anterior, admirando la alegre vista delante de él. Sobre todo, sus ojos no paraban de seguir a Elsa dondequiera que fuera. Esta era la primera vez en años que se veía feliz, pero más que eso, se veía libre. No sólo para vivir sino también para expresarse de todas las formas posibles.

Con todo el caos y los problemas de los últimos días, Jack no había prestado demasiada atención al vestido azul claro de Elsa hasta ahora. Evidentemente estaba hecho de hielo, hasta el último hilo de la tela. Incluso podía jurar que más o menos se parecía a su atuendo de coronación que había visto unos meses antes, poco después de su cumpleaños. Se preguntó si ella lo había utilizado como plantilla o si en realidad lo había transformado en lo que era ahora. De cualquier manera, se veía fantástico.

También amaba su nuevo peinado. Le recordaba cuando era una niña, y un poco más despreocupada. Recordó que había empezado a recogerse el pelo en un rodete desde que había cumplido 13 o 14, o algo así. El ver esa trenza suelta por encima de su hombro, adornada con todos esos copos de nieve de hielo, era como un soplo de aire fresco. En resumidas cuentas, Elsa se veía increíblemente hermosa…

Mi hermosa hermana, pensó para sí mismo, sacudiendo la cabeza y tratando de hacer hincapié en la palabra "hermana" en su mente con el fin de evitar que esa línea de pensamiento fuera más lejos.

La sonrisa de Jack se desvaneció mientras suspiraba profundamente. Nunca se lo diría a Pitch… y si el demonio cumplía su promesa, nunca se enteraría… pero no tenía intención de quedarse más con Elsa. ¿Sus razones? En primer lugar, ella ya no necesitaba a un amigo como él ahora que tenía a Anna, así que no había ninguna razón para desperdiciar tiempo y fuerzas en tratar de hacerse ver. En segundo lugar, sabía que, si se quedaba, con el tiempo sería incapaz de contenerse de intentar comunicarse con ella de la misma forma que lo había hecho en el Palacio de Hielo. Y tercero… bueno, eso era entre él y el Hombre de la Luna.

Claro, si alguna vez ella llegara a estar en un gran problema de nuevo (de lo cual él se enteraría, dado que cualquier gran despliegue de poder de su parte se traduciría en él volviéndose cada vez más débil), vendría para asegurarse al menos de que lo pudiera atravesar. Pero por ahora, las cosas parecían bastante tranquilas, y siempre y cuando las dos hermanas permanecieran juntas y confiaran la una en la otra, un segundo invierno fuera de lugar era poco probable.

Por lo tanto, mientras la celebración continuaba, el Espíritu del Invierno decidió que era el momento de abandonar esta región del mundo para siempre. Contempló la escena por última vez, grabándola en lo profundo de su memoria, y se fue con una sonrisa en su rostro. Aun así, no pasó mucho antes de que fluyeran las lágrimas …


¿Jack? ¿Jack, puedes oírme?

La voz suena débil, distante, casi como la de un fantasma.

—¿Jack?

Y luego la escucho, tan claro como el día.

Abro los ojos en un instante, incorporándome y tratando de orientarme. Estoy tumbado en… ¿una cama? ¿Y qué es este lugar? Se parece a la habitación de una niña. De hecho, hay una chica a mi lado, sentada en una silla con una mano sobre mi hombro. Ella está diciendo algo, pero no le presto mucha atención. Quienquiera que sea ella y lo que sea que ella esté tratando de decirme no puede ser más importante que tratar de averiguar ¡cómo diantres terminé aquí!

La última cosa que recuerdo es ver a Jamie y Karin mientras jugaban… No, espera, eso no está bien. Yo estaba en el patio del castillo en Arendelle, viendo a Elsa y Anna patinar juntas… No, eso tampoco es correcto…

¡Uf, mis recuerdos son un desastre! ¿Qué me hizo ella? Espera. ¿Quién me hizo qué?

—¿Jack? ¿Me escuchaste?

Miro a la chica a los ojos… y mi corazón se hunde más profundamente dentro de mi pecho. ¿Elsa? No, no puede ser. Hay algo diferente en ella. Los pómulos, por ejemplo, son menos prominentes que… Vaya, eso que es un verdadero déjà vu. Estoy bastante seguro de que ya he pensado en eso antes…

Parpadeo un par de veces… No puedo dejar de pensar que la conozco. Pero antes de que pueda seguir dándole vueltas al asunto, me empiezo a sentir mareado de nuevo. ¡Hombre, vaya migraña!

—Cuidado, vaquero —dice ella, ayudando a que me siente en posición vertical—. ¿Cómo te sientes?

Entre otras cosas, me siento tentado a darle una respuesta sarcástica, pero acaban por decidir en contra de ello. —Como si me hubiera atropellado el trineo de Norte, con todo y renos.

Para ser honesto, creo que le estoy dorando la píldora. Todo mi cuerpo se siente adormecido, y ni siquiera quiero empezar a hablar de este dolor de cabeza infernal. Pero sobre todo, me siento… confundido. Estos lapsos de memoria… todas estas imágenes y pensamientos y sentimientos… y Elsa…

—Estás sintiendo los efectos secundarios —dice la niña—. Todo esto es parte del proceso.

—¿Qué proceso? —pregunto, tratando de no sonar demasiado irritado.

—El proceso de recuperación de tus recuerdos, por supuesto —responde ella con una sonrisa.

—¿Qué recuerdos? ¿De qué estás hablando? —exijo, agitando mis manos en medio de mi desesperación.

Y es entonces cuando me percato del objeto en mi mano izquierda… el colgante de hielo.

Todo vuelve a mí en un instante… o, al menos, todo lo que pasó desde que conocí a esta chica. Ella es la hermana de Karin. Lizette.

Ahora recuerdo que ella me ofreció la oportunidad de aprender más acerca de mi pasado. ¿Será eso lo que he estado soñando? Y en ese caso, ¿será este colgante en forma de corazón algo así como mi caja de dientes?

Sacudo mi cabeza. Esperaba aprender más sobre quién era yo antes de convertirme en Jack Frost, pero todo lo que he visto hasta ahora aparentemente sucedió después de mi "renacimiento". ¡No tiene ningún sentido! Quiero decir, ¿cómo podría olvidar tantas cosas cuando puedo recordar hasta el último momento de mi vida como espíritu? Por ejemplo, yo no conocí a Pitch en un palacio de hielo hecho por una chica con poderes de hielo, y ciertamente no lo conocí sólo un par de décadas después de aquella noche en el lago. ¡No fue sino hasta medio siglo después que nos topamos uno con el otro!

Y, con todo, este sueño del cual me acabo de despertar (el cual, por cierto, fue como ser testigo de la vida de otra persona en lugar de la mía) ha sido más vívido que cualquier recuerdo que tengo de los últimos 300 años. Eso es lo que más me está fastidiando, ya que solo hace todo más confuso. Por no hablar de que esta imagen de mí mismo que he atestiguado me asusta de muerte. Siempre estuve amargado por ser invisible, pero nunca perdí esa actitud infantil y traviesa que siempre me ha caracterizado. Sin embargo, el Jack que vi en mi sueño pareció olvidarse de la diversión conforme enfocaba más todos sus esfuerzos en ayudar a esta única niña.

¿Y lo de garantizar su seguridad al hacer un trato con Pitch? Siempre he sabido qué clase de criatura es él, y nunca habría hecho un trato de ningún tipo con Pitch Black, ni en un millón de años, no importa qué tan desesperada pudiera estar. No solo eso, sino además nunca habría sido tan cruel como para decir que no me interesaban los demás niños.

Entonces, ¿quién es ese tipo que vi? ¿Alguno de esto es real?

—Um, me imagino que tendrás mucho que pensar en esa cabeza tuya —dice Lizette—. Pero en este momento, necesito que me escuches con mucho cuidado, porque esto es algo importante.

Me vuelvo a mirarla, tratando de ignorar mi migraña persistente.

—Bien. Ahora, sé que eres un espíritu ocupado, pero esto toma tiempo y requiere cierto compromiso. El hecho de que estés despierto significa que solo has visto el comienzo de la historia. En este punto, tienes dos opciones: puedes quedarte y terminar lo que ya empezaste, o puedes irte a cumplir tus deberes y volver más tarde. Pero tengo que advertirte que hay una posibilidad de que esto podría no funcionar de nuevo si se interrumpe el proceso, y si decides continuar, es posible que no despiertes hasta que tu mente asimile hasta el último recuerdo.

La miro con el ceño fruncido. —¡¿Y apenas se te ocurrió mencionar esto ahora?!

Lizette se encoge de hombros. —Necesitabas tener una elección, y para eso necesitabas entender exactamente lo que te estaba ofreciendo. Entonces, ¿qué será?

Aprieto los puños. Odio cuando alguien me engaña así. Entonces recuerdo un par de cosas que escuché mientras estaba inconsciente. Cosas como Jamie llamándome y acusando a Lizette de trabajar para Pitch. Y de repente, comienza a girarme la ardilla. ¿Y si ella está trabajando para él? Eso explicaría por qué me hace sentir tan incómodo. ¿Y si se trata de una artimaña elaborada para distraerme de mi trabajo? Todo lo que tomaría sería un día sin que yo "refresque" el invierno para que los niños dejen de creer en mí. Eso me debilitaría, y Pitch tendría un Guardián menos con el cual tratar. Al quedarme, podría estar cayendo directo en su juego. No puedo arriesgarme a eso.

Levanto mi mano izquierda hacia Lizette, y ella se mueve para recibir el colgante. Estoy a punto de ponerlo en sus manos, pero no me atrevo. Un par de preguntas acaban de surgir en mi cabeza. —¿Cuánto tiempo estuve dormido? —pregunto lentamente.

Lizette reflexiona sobre ello por un momento. —Alrededor de un día. Probablemente menos.

¿Solo un día? Bueno, eso no es tan malo. —De acuerdo. ¿Y dónde está Jamie?

Esta vez, ella responde de inmediato. —Estaba preocupado por ti, así que fue a buscar ayuda. Mi hermana y yo tratamos de convencerlo de que no era necesario, pero no escuchó razones. Él deberá estar de vuelta en cualquier momento.

Asiento con la cabeza. Puedo entender su preocupación. Yo mismo no estoy seguro todavía acerca de todo esto. Pero, ¿y si no es un truco? Si ella está siendo honesta acerca de sus intenciones y yo me voy, podría no tener jamás otra oportunidad de aprender acerca de mi supuesto pasado como espíritu, y cuanto más lo pienso, más me doy cuenta de que lo que recuerdo de mis primeros años de vida es más bien confuso respecto a los años posteriores.

Además, y a pesar de mis dudas persistentes, hay una cosa que de alguna manera sé en mi corazón que es absolutamente cierta: yo conocía a esta chica con poderes de hielo llamada Elsa. Ella era tan real como la chica con poderes de hielo que está sentada a mi lado en este mismo momento. ¿Cómo podría olvidarme de ella? ¿Cómo me olvidé de ella? ¿Y qué fue de ella… de nosotros?

Miro el colgante en mi mano y después a Lizette quien sigue sosteniendo en alto la suya para recibirlo, sonriendo como siempre. Entonces, lo acerco a mi pecho. Tal vez pueda tomarme un par de días libres para seguir haciendo esto. Aún falta para que realmente necesite volver a mis obligaciones. Según mis cálculos, conseguí ver 21 años en menos de 24 horas, por lo que, incluso si soñara con todos esos años de nuevo (y seguramente lo que me queda por ver no puede ser tanto), todavía tendría más que suficiente tiempo de sobra, ¿no? En cualquier caso, necesito saberlo.

La sonrisa de Lizette se vuelve más amplia. —Me alegra que decidas quedarse. Y no te preocupes, yo me ocuparé de ti mientras estés dormido.

—Gracias… supongo. —Y esperemos que no me salga el tiro por la culata, me digo a mí mismo.

Lizette se levanta de su silla y comienza a reacomodar mis almohadas cuando suena el timbre de la puerta. —Ése debe ser Jamie —dice, mirando fuera de la ventana—. Lo dejaré subir para que ustedes dos puedan hablar. Le vendría bien un poco de reconfirmación de tu parte.

—Está bien. Gracias.

Ella sonríe y camina hacia abajo mientras me acuesto. Oigo cuando se abre la puerta, pero la voz que escucho no es la de Jamie. Ésa es la voz de un hombre, profunda y fuerte… y desconcertantemente similar a la de Pitch.

Sin embargo, no llego a corroborar de quién se trata. Sólo unos segundos después de poner mi cabeza en la almohada, me quedo dormido de nuevo…


N/A: Bien, ahora que esto terminó, por fin puedo ofrecerles a todos una disculpa. Por tardarme tanto en actualizar, sí, pero también porque me temo que voy a tener que dejar esta historia en hiatus. No por falta de lectores o comentarios. No a causa de la falta de inspiración, tampoco. Es sólo porque… bueno, en realidad no puedo revelarlo todavía. Digamos que es imperativo que termine otro de mis fics antes de seguir con éste.

Todo lo que puedo decir en este momento es que la historia aún no ha terminado. Si estos primeros capítulos se sintieron como una versión apresurada de Frozen, es porque así lo tenía planeado. Mi idea original implicaba una historia que se llevaría a cabo camino después de Frozen, y eso es lo que está pasando aquí. Sólo necesitaba los acontecimientos de la película para ofrecerles un trasfondo de las actividades de Jack durante este tiempo, así como sus pensamientos y sentimientos originales hacia Elsa para que puedan ver más adelante cómo y cuándo cambian las cosas. Y, por cierto, el próximo capítulo se tendrá lugar casi cinco años después en la línea de tiempo. (Sí, lo sé, es un gran salto. Sólo confíen en mí con esto, por favor.)

MyobiXHitachiin: Jajajaja, ¿en serio crees que se le nota tanto? Y sí, Pitch puede llegar a ser detestable ¡Gracias por comentar!
Nastinka: Jaja, pues en realidad no lo vio como tal, solo lo escuchó. Pero alguna semilla quedará sembrada, ¿no? Y como puedes ver, Pitch no es ni medio bueno sino bastante convenenciero. En fin, qué se le va a hacer al tipo… ¡Gracias por tu comentario!
escudodeplata: Efectivamente, a la historia le queda bastante camino por recorrer todavía. ¡Y gracias a ti por el apoyo moral!
Ghostpen94: ¡¿Plagio?! Óyeme, ¿qué te pasa, si fui yo quien te dio la idea? :P Jejejeje, ya hace falta otra lluvia de ideas, ¿no lo crees?
Lightscales15: Oye, ¡qué buen ojo tienes! Así es, Elsa está embarazada en la imagen. Ya te enterarás a su tiempo de cómo se da todo el asunto… Perdón por agregar un elemento más de intriga al asunto. ¡Gracias por comentar!

Supongo que no hay nada más que decir por ahora. Sólo que espero poder terminar mi otra historia muy pronto para que pueda volver a ésta. Como sea, ¡los veré cuando los vea!