Capítulo 10. ¿Buenas Noticias?

- Tranquilos chicos, relájense no vamos a matar a nadie -Sango observó que tanto Inuyasha como Miroku parecían bastante tensos.

Miroku sentía un poco de culpa por no poder aceptar el trato que Bankotsu le ofrecía, él se sentía en deuda con él y es que había algo que ni Inuyasha ni la misma Sango sabían, pues era un secreto que Miroku tenía muy guardado. Inuyasha por su parte se encontraba nervioso por ver nuevamente a aquella mujer que tenía demasiado parecido con su único amor y al mismo tiempo sería la última vez que la vería, pues ellos volverían a Londres por la decisión que él mismo había tomado.

- Kaede ¿Están listas las habitaciones? Mi hijo llegara cansado de ese viaje y debe descansar -Mientras la mujer de edad avanzada servía las bebidas para los invitados que conversaban en el jardín, fue interrumpida por la señora de la casa quien con un tono de voz bastante autoritario se dirigió a ella.

- Si señora, la habitación de los señores ya se encuentra lista para su llegada.

- ¿Cambiaste las sábanas, edredones y cortinas? ¿Las toallas de baño fueron lavadas como lo ordené?

- Si señora, todo está en perfecto orden, tal y como nos lo indicó -Respondió la anciana con cansancio.

- Hola muchachos, disculpen que no los haya saludado, pero mi hijo llega pronto de su viaje y estoy segura que querrá descansar -La mujer sonrió forzadamente ante los invitados.

- Hola señora, no se preocupe, entendemos que el viaje es largo y AMBOS llegarán agotados -Sango estaba ofendida por la forma en que la mujer se dirigió a la anciana y más aún le disgustó que la mujer solo hablara de Bankotsu como si el viaje lo hubiera hecho únicamente su hijo, así entonces Sango le devolvió una sonrisa forzada.

- Si, tienes razón Sango, ellos estarán agotados, si gustan pueden seguirlos esperando aquí o pasar a la sala de estar, yo iré a llamar al padre de Bankotsu para recibirlos -La mujer se dio la media vuelta, dejando a los presentes sin palabras.

...

La pareja de recién casados estaba siendo esperada por Renkotsu el chofer de la familia Sakamaki quien los llevaría a la mansión para ser recibidos por amigos y familia.

- Muy buenos días señor, señora -Renkotsu les dio la bienvenida a sus amos con una ligera reverencia.

- Buenos días Renkotsu, gracias por venir por mi esposa y por mí.

- Es mi trabajo señor -Abriendo la puerta de la limosina y haciendo un gesto con la mano los invitó a abordar- Por favor suban, en la mansión los esperan.

Después del largo vuelo Kagome se sentía agotada por lo que aprovecho el camino en limosina para dormir recostada en el hombro de su esposo quien no dejaba de observarla en cada momento.

- Señor, disculpe la intromisión pero, usted ¿Se ha cuidado? -Renkotsu examinaba el rostro de su amo por el espejo retrovisor al momento de cuestionarlo- En verdad lo siento, sé que usted me...

- Estoy bien Renkotsu, agotado por el vuelo pero feliz de no tener que soportar la sobreprotección de todos ustedes -Bankotsu estaba harto de ser cuidado y vigilado por las órdenes de su madre, era un hombre y su madre debía aceptarlo de una u otra manera.

- Discúlpeme señor -Renkotsu se disculpó apartando la mirada del espejo retrovisor y continuando su camino a la mansión en completo silencio.

...

FLASH BACK

- ¡Bankotsu! ¡Bankotsu! ¡VEN AQUí! - Una pequeña Kagome llamaba a su compañerito de juegos para mostrarle algo que ella observaba en el estanque de la mansión.

- ¿Que sucede Kagome? ¿Qué estás viendo? -Cuestionaba el pequeño mientras se asomaba a la orilla del estaque.

- Es una rana ¡Tienes que tomarla! -Kagome sonreía ampliamente mientras señalaba al anfibio con fascinación.

- ¡No! No quiero tocar a ese animal -Bankotsu movía su cabeza de forma negativa mientras veía con desagrado al anfibio.

- No podrás ser mi esposo, si le tienes miedo ¿Cómo vas a cuidar de mí? papá cuida siempre de mamá -Kagome parecía triste y desilusionada, el pequeño Bankotsu no podía soportar ver el rostro de ella triste así que tomando mucho aire en sus pequeños pulmones y sacando la valentía que no sabía que tenía se agacho para tomar a la rana entre sus manitas.

La pequeña Kagome gritaba, pues el animal era tan resbaladizo y pegajoso que se zafó de las manos de su captor, los padres de ambos pequeños salieron de la casa al escuchar los gritos y se percataron que el pequeño además de mojado se encontraba sucio por el agua del estanque, la madre de él enseguida lo tomó con fuerza por la muñeca para llevarlo a casa a bañar mientras los demás reían ante la ocurrencia y travesura de los pequeños.

FIN FLASH BACK

Bankotsu sonrió ante aquel recuerdo de la infancia, mientras observaba dormir a su esposa.

- Tal vez en ese momento era mucho más valiente que ahora...pero te amo con la misma intensidad o aún más mi Kagome... El hombre entrelazo sus dedos con los de su esposa y cerró los ojos ante sus pensamientos.

...

- Señores, disculpen las molestias pero hemos llegado a la mansión -Renkotsu despertó a la pareja cuando el gran portón de la mansión se abría para darles paso, Kagome sintió la mano de su esposo entrelazada con la suya y no pudo evitar que una sonrisilla se dibujara en su rostro.

- Hemos llegado a casa princesa -Decía Bankotsu al tiempo que se llevaba la mano de ella a los labios para estamparle un beso en el dorso.

- Por fin en casa amor ¿Crees que nuestros padres están aquí para recibirnos?

- No solo nuestros padres amor, estoy seguro que tus primos también estarán aquí -Kagome sonrió ante la afirmación de él.

Renkotsu abrió la portezuela de la limosina para que sus amos pudieran bajar, el primero en hacerlo fue Bankotsu pero al pisar este pareció perder el equilibrio, siendo muy rápido Renkotsu para atraparlo y evitarlo que cayera.

- ¿Estas bien amor? ¿Qué te sucede? -Kagome se alertó al ver lo que le había sucedido a su esposo.

- Estoy bien amor, solo tropecé -Bankotsu se incorporó de inmediato para ayudar a su esposa a bajar -Gracias Renkotsu.

El joven chofer se limitó a asentir con la cabeza antes de retirarse para bajar las maletas de los señores de la casa.

- Hijo mío ¡estás aquí! -Bankotsu sintió un escalofrió recorrer su espalda al escuchar tras él a su madre.

- Hola mamá hemos vuelto, mi esposa y yo estamos sanos y salvos.

- No sabes cuan preocupada estuve por ti, te extrañamos mucho tu padre y yo -La mujer rodeaba a Bankotsu en un abrazo demasiado asfixiante para él- estuve a punto de tomar un vuelo a París desde el segundo día que te marchaste.

- Mamá, no es para tanto por favor...Y te agradezco que no hayas tomado ese vuelo...

- No fui porque tu padre me lo prohibió, si no créeme que les hubiera acompañado -La madre de Bankotsu se sentía ofendida por la forma tan cortante en que su hijo se había vuelto.

- Señora ¿Cómo ha estado el padre de Bankotsu? Veo que usted se encuentra tan perfecta como siempre y aunque Bankotsu no lo demuestre estoy segura que los echo de menos -Kagome interrumpió la conversación madre e hijo pues por un momento se sintió incómoda y no quería presenciar una pelea entre ellos.

- ¡Ah! hola Kagome, te ves muy bien, te sentó perfecto el viaje a París, mi esposo se encuentra bien, está definiendo los últimos detalles para que Bankotsu pase a ocupar su puesto como heredero y gerente general de Industrias Sakamaki es por ello que se atrasó para venir a recibirles -Como ya era la costumbre de la mujer sonrío con dificultad.

- ¡Kagome Bienvenida! -Al escuchar esa voz a su espalda ella no pudo evitar dibujar una sonrisa más amplia al tiempo que se giraba para quedar frente a sus invitados.

- ¡Sango! -Kagome extendió los brazos para recibir a su prima quien la recibió con el mismo gesto.

- ¿Mírate? tu pancita ya comienza a notarse y solo me fui un mes -Kagome tocaba el vientre apenas abultado de Sango sin poder evitar que sus ojos se cristalizaran por la emoción.

El trío de hombres observaba a las mujeres, Bankotsu y Miroku sonreían ante la escena mientras que Inuyasha no podía dejar de observar a Kagome y sentir que ella tenía algo especial.

- Inuyasha que gusto que aun estés aquí, eso significa que tienen buenas noticias para mi ¿Cierto? -Bankotsu se dirigió hacia Inuyasha quien volvió a la realidad al escuchar al marido de quien le estaba robando toda la atención.

- ¡Ah bueno!...

- Discutiremos más tarde de ello Bankotsu, estoy seguro que por ahora quieren descansar un poco el viaje fue bastante largo -Miroku interrumpió a Inuyasha para que no tuviera que sentirse incómodo por rechazar la propuesta de trabajo.

- Si tienes razón "primo" -Bankotsu rió ante la nueva etiqueta que usaba con Miroku quien igual rió con el comentario.

- ¿Cómo les fue en su luna de miel Kagome? -Sango cuestionó a Kagome por lo bajo al percatarse que los hombres estaban charlando amenamente.

- F...Fue muy bien -Kagome se ruborizó ante los recuerdos de los días y más aún las noches en parís en su apartamento -Ba...Bankotsu es muy bueno

- Eso no lo dudo ni por un instante, además... -Sango hizo una pequeña pausa para captar la atención de Kagome quien entendió el gesto a la perfección- Luces demasiado brillante y feliz.

Kagome se ruborizó por completo, las mejillas le ardían intentaba cubrirse el rostro con ambas manos pero la mirada atenta de Inuyasha no se le había apartado ni por un instante.

-Kikyo...

- Por favor pasemos al jardín, Kaede ha preparado unas bebidas y bocadillos para todos -La madre de Bankotsu había interrumpido la charla entre hombres y mujeres para poder integrarse ella misma.

- Vamos mi amor, ven conmigo -Bankotsu extendió su mano para que su esposa pudiera tomarla, ella asintió con la cabeza aceptando la mano de su esposo y devolviéndole una cálida sonrisa.

Miroku no pudo evitar querer ser empalagoso con Sango al presenciar esa escena, así que sujeto a Sango por la espalda cruzándole las manos por la cintura tocando el pequeño vientre abultado de ella de modo que Sango acomodo su rostro hacia un lado para ir abrazada de él.

Inuyasha caminaba solo tras las dos parejas y no pudo evitar sentir celos, él quería eso pero Kikyo ya no estaba y él no podría amar a nadie más que no fuera ella.

-Inuyasha no, no me tomes fotos así...acabamos de despertar.

- ¿Inuyasha? ¿Se encuentra bien? -Inuyasha salió de sus pensamientos al escuchar esa voz.

- ¿Perdón? ¿Qué dijo?

- Solo preguntaba si se encuentra bien Inuyasha.

- Estoy bien señora, solo estaba un poco distraído

- Ya lo notamos, no se preocupe pero por favor solo llámame Kagome.

- Lo siento nuevamente

Kagome sonrió ante el comportamiento de su invitado, estaban reunidos en el jardín hablando todos pero cuando su esposo cuestiono a Inuyasha este no respondió lo que causo recibir la atención de todos y la nueva señora de la casa fue la encargada de sacarlo de sus pensamientos.

- Inuyasha está pensando en la nueva vida que le espera –Cuestiono Bankotsu segundando a su esposa quien no entendía la pregunta de su esposo.

- en realidad…

- Bankotsu al respecto de eso… -Miroku interrumpió

- Qué les parece si primero merendamos y nos cuentan un poco de como se la pasaron en su viaje antes de entrar en temas serios –en esa ocasión fue Sango quien intervino

- Sango tiene razón, mejor no hablemos de trabajo ¿Si? –Kagome dedico una tierna mirada a su ahora esposo quien no pudo negarse a la petición de su esposa.

- Sera como tú digas princesa –Bankotsu devolvió la sonrisa a su esposa antes de darle un casto beso en los labios.

Los invitados observaban a la pareja con ternura a excepción de Inuyasha, todo eso le provocaba celos, envidia por no poder tener eso para él.

Mientras degustaban los bocadillos que Kaede había llevado platicaban sobre los lugares que habían visitado, el recorrido por "La capital del amor" y Kagome no pudo evitar compartirle a Sango y sus invitados el hecho de que su esposo Bankotsu había puesto a su nombre el departamento en el que estuvieron durante la luna de miel.

Después de la amena y larga plática Kagome comenzó a sentirse cansada, cada vez le era más difícil tener los ojos abiertos.

- Qué tienes hermosa.

- Nada, es solo que me siento un poco cansada, tal vez es por el viaje

- Quieres recostarte en nuestra habitación, vamos te acompaño.

- Creo que es hora de que nos retiremos y los dejemos descansar, el viaje fue bastante largo.

- No Miroku por favor espérenme en el despacho, quisiera poder hablar con ustedes, solo acompañare a Kagome a la habitación.

- Sango estaba aliviada de no tener que rechazar la oferta de Bankotsu en ese momento pero él ya quería respuesta y no podían hacerlo esperar más además casi todo estaba listo para su regreso a Londres.

- Amor no demores tanto, quiero que duermas con…mi...go –Los ojos de Kagome no aguantaron más y cerrándose pesadamente cayó en un sueño profundo.

- Si princesa volveré lo más pronto posible, solo quiero detallar la estancia de tus primos aquí, sé que eso te hará muy feliz –susurro estampando un beso en su frente.

….

- Y bien ¿Cuándo inicia la mudanza? -Bankotsu entro al despacho sonriente después de haber dejado a su esposa en la recamara.

- Bankotsu en realidad nosotros…

- Tenemos que decirte…

Sango y Miroku hablaron al unísono provocando que sus palabras salieran atropelladamente volviendo ininteligible su frase.

- Sucede algo –Interrogo preocupado Bankotsu al notar el nerviosismo de ambos – aun no tienen fecha o es acaso que…

- En un mes…La mudanza será en un mes

Dejando a todos sorprendidos, Inuyasha tomo la decisión de permanecer en Tokio, Sango y Miroku cruzaron mirada el uno con el otro, no entendían porque el cambio de parecer tan radical, sabían que Kagome podía ser en parte responsable por ello, pero conocían bien a Inuyasha y el no sería capaz de meterse en una relación.

Continuará...

Kristhen Love