Don't Stop Believin


La canción era pegadiza. No dejaba de sonar y quería que el móvil lo captara para descargarla cuando, una vez más, un crío gritaba o Natsu la molestaba sin temer llamar la atención del segurata. En unos minutos tendrían que pasar los controles e ir a entrar, coger sitio para las maletas y sentarse antes de que los desalmados les volvieran a robar los sitios reservados.

- ¿En serio no te sabes cual es esta canción?- le pregunto bastante asombrado- Es de... ¡Nos vamos!

- ¡Cuidado con las maletas!- le reprendió al verlo correr con ellas como un niño pequeño

Todavía se preguntaba porque no había firmado los papeles. Después de todo, su boda solo había sido una cortina con la que lograban en cierto modo ganar esa libertad que tanto ansiaba. Su casa volvía a ser su casa, no tuvieron problemas con los caseros de la anterior, Erza simplemente las ayudaba y les deseo suerte. Levy quería decir unas palabras, algo del que Lucy todavía no se había enterado, pero no lo hizo al ver la mirada de desaprobación por parte de la pelirroja. No le dijo porque durante todo el viaje, pero tampoco quiso preguntar.

Por lo poco que sabía que tal iba su amiga, estaba bastante contenta con su biblioteca universitaria y su muy (demasiado) idiota chico y gato. Las buenas noticias solo llegaron cuando por fin se atrevió, sin escuchar las palabras de Gajeel, que denunciara a la chica. Ella se sentía mejor así, sabiendo que por fin la justicia hacia algo que nadie más quería mover. Al poco tiempo le dijo que querían probar la convivencia solo para saber realmente si merecía intentar formar algo normal.

- Se que nos costará, más con Juvia en su estado, pero no dejaré de creer

Cuando le dijo eso de esa forma tan normal, lo primero que pensó fue en que era demasiado buena persona. Sabía que ayudaría a la su antigua compañera, quien estaba empezando confiar más en la gente (menos en Gray por cosas del pasado), eran pequeños pasos, pero tenían fe que se volvieran en algo más.

¿Que iba a ser de ella?

Realmente no lo sabía. En un principio quería hablar con Natsu del divorcio, dejar de comportarse como si la quisiera y ver que era un auténtico futuro con sus propias manos. No quería tener más miedo. Quería vivir. No quería dejar de soñar. Pero no veía nada de eso sin su amigo de la infancia. Se le hacía raro imaginar de nuevo una vida sin su estúpido compañero, por lo que realmente tenía miedo de confesar aquello, por si acaba huyendo o no dando el divorcio por joder. NO lo veía capaz, pero lo pensaba igualmente.

El viaje se la pasó viendo la película que emitían con los cascos que regalaban. No había entendido mucho porque el audio no dejaba de fallar. Nada más llegar a su destino, pasaron por el hotel y lo dejaron todo. Lucy aprovechó para ducharse antes de que salieran a cenar. Pero no parecía ser una cena normal. Sin medir palabra, decidió seguir al chico, que llevaba en la espalda una mochila bastante grande.

- ¡Mira Lucy, como hace años!

En ese momento entendió todo. Iban a cenar en un sitio muy apartado, en una colina parecida al que estaba en su ciudad. No era el mejor cocinero, pero le gustaban sus bocatas. Sintió algo raro, no sabía si era nostalgia o ese sentimiento que creyó tener anteriormente, pero le gustaba. Se sentía cálido.

- Deja de pensar, rubia. Brindemos por nuestra luna de miel

- Natsu...

- Lo se, nuestra boda era una farsa, pero... yo lo siento. Lucy, yo simplemente te amo y esta es la mejor oportunidad que me ha dado el no dejar de soñar. ¡Hagamos una familia de verdad!

Y como una niña idiota de la secundaria, sonrió. A veces podía ser realmente tonta.


No estoy realmente contenta con el final que le he dado, pero así se queda.

Por otra parte, os invito a mi nuevo fanfic aquí,

hasta la proxima~