Disclaimer: Invasor Zim ni sus personajes me pertenecen. Todos los derechos y personajes son propiedad de Jhonen Vázquez.

Capítulo editado


Capítulo 1: El encargo

Dib trataba de pasar desapercibido en medio de aquella gente, usaba la gabardina para ocultar su rostro aunque esto solo lo hiciera verse sospechoso. Aquella era una de sus misiones más complicadas y lo último que deseaba era ser ía parecer exagerado pero se podría decir que su vida corría peligro.

Ya tenía suficiente con que lo llamaran loco, incluso con haber ido a la cárcel, estaba cansado, solo deseaba tener un díanormal, sin preocupaciones. Tantas veces le habían dicho que estaba loco que deseaba demostrarse a sí mismo lo contrario. Tal vez fue iluso al pensar que podía pasar un día alejado de lo paranormal y comportarse como cualquier adolescente.

Normalmente era ignorado, algo que agradecía en esa ocasión. Nunca había sido bueno con las excusas y dudaba tener una que sonara convincente. Sin contar el hecho de que seguía hablando solo y podría delatarse a sí mismo. Esa no era su intención inicial,lo que lo había llevado hasta allí era completamente diferente pero negar ese encargo no era parte de sus posibilidades. Lo último que deseaba era hacer enojar a su hermana Gaz, su aterradora hermana menor.

Nunca terminaba bien cada vez que la hacía enojar. Podía ser el hermano mayor, enfrentarse a todo tipo de entidad paranormal que se atravesara en su camino, pero su hermana era diferente. Años de experiencia se lo habían mostrado.

Solo era un pequeño encargo pero no podía evitar estar nervioso. Su vida había peligrado en muchas ocasiones, se había enfrentado a Zim tantas veces, nunca había rechazado alguna oportunidad de descubrir y revelar lo paranormal y sin embargo nunca había estado tan nervioso como lo estaba en ese momento.

Aquel día había salido al centro comercial. Escuchó que harían un descuento en la tienda de tatuajes y perforaciones. El descuento no era lo que más llamaba su atención, con tantos clientes pasarían por alto el hecho de que seguía siendo menor de edad. La idea de usar un piercing le resultaba tentadora. A Gaz también, solo que ella no lo diría en voz alta.

—Quiero verte gritar y llorar como bebé cuando te hagan varias perforaciones —le dijo de manera inexpresiva.

Cualquiera pensaría que era una broma pero no Dib. Él conocía a su hermana y sabía que hablaba en serio. No en vano se lo dejaba en claro cuando lo ayudaba o golpeaba. Su hermana tenía un carácter difícil y él con los años había aprendido como tratarla, o al menos cómo sobrevivir en el intento.

—También es divertido cuando alguien más te tortura. Nunca pierde la gracia. Quiero estar en primera fila.

Esas fueron sus palabras y ciertamente lo había cumplido. Al principio no estaban dispuestos a atenderlos, al ser menores de edad necesitaban de un permiso, el cual su padre no les daría y no solo porque la mayor de tiempo estaba ocupado. Una razón para haberle pedido a Gaz que lo acompañara, eran pocos los que podían decirle que no a su hermana, incluyéndolo.

Avanzaba con cautela, tratando de camuflarse con la gente. Sabía que aquella tarea no le correspondía pero de igual forma era consciente de que era el único que podía hacerlo, sin contar con el hecho de que era responsable en cierta forma de lo sucedido. Quizás no tuviera la mejor relación con su hermana pero no podía dejarla a su suerte en un momento tan difícil.

Caminaba por los pasillos del centro comercial, aferrado a su gabardina, no deseaba que nadie lo descubriera. Ya estaba cerca de su destino y no había nadie a la vista, quizás era su día de suerte.

Terminó la compra y nadie lo había descubierto, podría regresar a su casa y nadie lo sabría. O al menos eso creía, alguien tropezó con él provocando que el contenido de su bolsa se esparciera. Su suerte cada vez era peor.

Quien chocó con él era Torque, un compañero del colegio y una de las últimas personas que deseaba ver y no solo por la situación en la que se encontraba. Buen día para que sus compañeros organizaran una excursión, buen día para salir de casa. En momentos como ese sentía que el mundo estaba en su contra. Tan molesto estaba que no pensó en el hecho de que nadie le había avisado y que no era la primera vez en que algo similar sucedía. No era algo que debiera extrañarle, siempre había sido etiquetado como el loco de la clase.

Llevó una mano hasta su ceja y la frotó por unos instantes tratando de aliviar la molestia, debía tener más cuidado si no quería mayores complicaciones. Todavía le dolía la zona en donde le habían colocado el piercing. Había requerido de gran concentración para no quejarse frente a Gaz, algo que la había hecho enojar y razón por la que había estirado uno de sus nuevos piercings.

Intentó ocultar el encargo de Gaz pero no fue lo suficientemente raro. La mirada Torque le dedicó a la bolsa le indicaba que ya era de su conocimiento el contenido de la misma.

— ¿Protectores Femeninos? ¿Ropa de mujer? Sabías que eras raro pero no tanto.

Dib podía haber dicho que no eran suyos sino que eran para su hermana y sería un argumento válido pero prefirió no hacerlo. Sabía que a ella no le gustaría el que alguien se enterara sobre algo tan personal y que de pasar él sería quien pagara las consecuencias.

—Son para un experimento —se apresuró a responder, entre más tiempo pasara podría hacerse ideas extrañas —su propiedad absorbente es ideal para comprobar las propiedades del ácido termonucléico y su efecto en el calentamiento global.

No tenía ni idea de lo que había dicho pero esperaba que funcionara. En momentos como ese agradecía el que Torque no fuera especialmente listo. O quizás solo estaba acostumbrado a escucharlo decir comentarios sin un aparente sentido.

—Sí, como sea. Pero eso sigue sin explicar lo de tus aretes, te ves como una niña.

—Son un estilo —respondió evidentemente molesto —además en antiguas tribus indígenas eran símbolo de poder y autoridad.

—Eres un lunático —respondió Torque quien no le prestó atención a nada de lo que había dicho. Su compañero de clases se fue y él no se molestó en detenerlo.

Tenía asuntos que resolver, Gaz continuaba esperándolo en los lavados femeninos y él no quería hacerla enojar. Debía apresurarse para entregarle el encargo pero los lavados femeninos eran una zona prohibida para él.

Podía pedírselo a uno de los encargados de la limpieza, incluso a cualquier mujer que pasara por allí pero sabía que a Gaz eso la haría enojar. Era tan fácil hacerla enojar pero difícil escapar de su furia. Y tomando en cuenta lo molesta que estaba después de que le perforaran las orejas, lo mejor era o darle más motivos.

Comenzó a revisar el área. Las tuberías no eran una opción, únicamente en las películas podían resistir el cuerpo de una persona, no quedaba otra alternativa, debía hacerlo personalmente. Nadie a la vista, podría entrar sin ser descubierto. El siguiente desafío sería encontrar el lugar donde Gaz se encontraba.

Tocó cada una de las puertas esperando alguna reacción. Encontrar a Gaz no fue difícil ya que ella lo amenazó de muerte apenas hubo tocado la puerta. Lo siguiente fue deslizar la bolsa bajo la puerta. Misión cumplida.

Se proponía salir cuando lo encontraron. Zita, una de sus compañeras, había entrado y cuando lo vio se dedicó a gritar como si su vida dependiera de ello. Intentó pedirle ayuda a Gaz quien se encontraba cerca de él.

—No tengo idea de que hace él aquí pero sí que es un pervertido.

Quizás esperar algo de ayuda de su hermana no había sido su mejor idea, menos cuando no tenía nada que ofrecerle. No le quedaba más que resignarse a volver a la cárcel y olvidarse de un día normal.

Mientras Dib era detenido una pequeña y sombría sonrisa se dibujo en los labios de Gaz. Aquel día había resultado mejor de lo que esperaba. Tomó una fotografía de lo sucedido, en un futuro podría encontrarle alguna utilidad, sin contar de que en el periódico pagarían bien por la misma, había visto una expansión para el Game Slave 3 en internet y realmente la necesitaba.


Notas autora:

Si llegaste hasta aquí, gracias por leer.