Disclaimer: How To Train Your Dragon, así como sus personajes, no me pertenecen. Son de DreamWorks y Cressida Cowell.


Astrid Hofferson siempre se consideró una vikinga digna de Berk. Una luchadora fiera, centrada y ruda. No entendía por qué algunas aldeanas suspiraban por los chicos. A temprana edad se juró nunca ser así de ridícula; ella sería admirada por su desempeño, por la cantidad de cabezas de dragón que obtuviera. Para la edad de quince años ya tenía el reconocimiento de años de esfuerzo: era la mejor vikinga de su generación, una guerra fuerte y decidida.

Incluso rechazaba al chico más popular de la tribu (por el cual las chicas cursis reían y suspiraban tontamente). Snotlout no perdía oportunidad para coquetear con ella, a pesar de los años seguía intentando conseguir una cita, siempre en vano, claro está.

Era consciente de que llamaba la atención masculina. Aunque los ojos azules y las pecas eran rasgos comunes en Berk; Astrid sabía que el color de sus ojos era un tono más claro que el de los demás, casi como el del cielo, y que sus pecas no parecían una explosión de puntos en el rostro; las de ella eran claras y escasas, muy bien distribuidas en la piel blanca. A pesar de ser vikinga, la chica cuidaba con esmero su cabello (algo que no confesaría abiertamente con facilidad). Lo lavaba en las mañanas y en las noches, siempre peinándolo con un cepillo traído de otras tierras, era uno de sus máximos secretos, y que una vez cada dos semanas se colocaba un aceite especial, el cual adquiría (muy discretamente) con Johann, el mercader ambulante, quien arribaba cada cierto tiempo en Berk. Era ese el secreto de su rubia cabellera brillante, quizá no destacaba tanto por la trenza que ella insistía en usar. No porque estuviera comprometida, ni nada por el estilo, era para dar empuje a su imagen de guerrera autosuficienciente. Y claro, para poder tener un mejor desempeño en batalla.

Sí, Astrid era la vikinga joven más guapa de la aldea, y los chicos buscaban cortejarla. Al menos hasta los quince años, la primera vez que plantó un buen puñetazo a Snotlout. Los vikingos jamás volvieron a intentar llamar su atención, a excepción del moreno, quien recibía las amenazas y golpes con tranquilidad inusual.

•••

―Tú serás mi esposa algún día ―había proclamado jocosamente Snotlout.

Fue en ese momento que el gran salón quedó sumido en silencio. Stoick, el jefe de la tribu, les miraba silenciosamente, como analizando a la posible pareja. La rubia pudo ver cómo vikingos de su edad o mayores hacían el amago de levantarse. Fue un gruñido de Gobber lo que la llevó a reparar en Hiccup, el aprendiz del herrero, y lo que vio en la verde mirada del chico le hizo perder el control.

―Jamás... ―siseó la chica acercándose al moreno―, en tu vida, vuelvas a insinuar algo así ―lo tomó bruscamente del cuello de su chaleco―. Entre tú y yo no hay ni habrá nada.

El puño de la rubia fue lo último que Snotlout alcanzó a ver. El sonido seco que hizo su cuerpo al caer le dio mayor peso a sus palabras.

―Esto va para todos los demás, también ―y con ese frío murmuro el gran salón volvió a su rutina.

Los habitantes varones de Berk no volvieron a intentar cortejar a la rubia, y eso ella lo agradecía infinitamente. Ya no la molestarían y podría entrenar a gusto. Se estaba preparando para matar dragones y los tontos solo le quitaban el tiempo, pero no más.

Sin embargo, y Astrid se odió por ello, no contaba con que el pequeño herrero se colara en sus pensamientos. No entendía cómo un muchacho tan debilucho llamaba su atención; pero ella no tenía tiempo para pensar en chicos, peor aún en Hiccup, el menos vikingo de Berk.

•••

Astrid Hofferson seguía considerándose una vikinga digna y fuerte. Quizá no tuviera un cuarto lleno de cabezas de dragón, pero en su lugar construyó (con ayuda de Hiccup) un establo para Stormfly, su deadly Nadder, junto a su casa. De ese modo podrían estar cerca, y cuidarla como debía.

Tampoco tuvo el honor de matar a su primer dragón frente a los aldeanos, a cambio fue la primer vikinga en montar uno, y la primer chica en volar sobre un Night Fury, claro, junto a Hiccup, su jinete.

Hiccup Horrendous Haddock III, el responsable de que los jinetes de dragones surgieran, el culpable de la paz que reinaba en la aldea. Pasó de ser el chiquillo torpe y desastroso a ser el héroe y orgullo de Berk. El primer vikingo en montar dragones, y domarlos.
Logró ganarse el respeto y admiración de su pueblo. Incluso, cosa que le molestaba profundamente, había chicas tontas suspirando por él. Solo se fijaron en Hiccup después de su victoria ante el inmenso dragón Red Death.

Tal vez ya no entrenaban para matar dragones, pero Astrid seguía practicando con su hacha, quizá algún día la dejaría caer en la cabeza de alguna admiradora de Hiccup, accidentalmente, por supuesto.

―Hey, Astrid ―escuchó que la llamaban a la distancia.

Buscó con la mirada al vikingo moreno. Quien se acercaba a gran velocidad sobre Hookfang.

―Snotlout, pero qué alegría verte ―comentó irónicamente mientras rodaba la mirada.
―Oh, lo sé, Astrid, por eso hemos venido a acompañarte en tu vuelo matutino.
―¿Y quién dijo que queremos tu compañía? ―respondió mientras acariciaba las escamas azules de Stormfly.
―Vamos, nena, no te resistas a esto ―coqueteó alzando los brazos para presumir sus músculos.

La rubia hizo un gesto de asco y un ademán de querer vomitar. El vikingo frunció el ceño y lanzó un gruñido.

―Hey, ¿a dónde vas? ―gritó hacia la chica y su dragón, que se alejaban velozmente―. Por el amor de Thor, Astrid, déjanos acompañarte.
―Solo no te metas en nuestro camino ―amenazó antes de indicarle a Stormfly que acelerara.
―Y dime, Nena, ¿por qué despiertas tan temprano para un estúpido vuelo? ―cuestionó el moreno en cuanto la hubo alcanzado.
―Nadie pidió que vinieras a volar ―Astrid rodó los ojos, hastiada por la compañía y el comentario del chico.

Stormfly se había adaptado al horario de su jinete, quien era una de las vikingas más madrugadoras de Berk. No despertaba antes que el jefe, Stoick, el Vasto, quien era el primer vikingo en levantarse debido a sus múltiples responsabilidades, pero sí solía madrugar más que Hiccup. Al parecer su padre optaba por dejarlo descansar más tiempo.
Astrid sonrió inconscientemente. En un principio el castaño despertaba más tarde que cualquiera de los jinetes; lo cual se modificó al asumir la responsabilidad de la academia de dragones, sin embargo era ella quien lo despertaba en ocasiones.

―Tranquila, chica, volverán pronto ―la chica acarició con ternura a su dragón, quien gimió lastimosamente

Astrid también deseó poder exteriorizar sus sentimientos, mas un intruso se había colado a su rutina. Rutina que había establecido con Hiccup; el chico había comenzado a ser entrenado por Stoick, su padre. Eso lo obligó a levantarse más temprano, cosa que ella agradecía. Jamás olvidaría el primer día que Hiccup la invitó a dar un paseo matutino. Si bien ese día aceptó ir sin Stormfly (y no lo diría en voz alta) para disfrutar de la cercanía del jinete, no siempre era así. Montados en Toothless disfrutaron de un vuelo tranquilo y suave. Hiccup rozaba las suaves manos de la chica, para después fingir haberlo hecho accidentalmente. Astrid aprovechaba para respirar el embriagador aroma del chico, afianzando sus brazos alrededor de la cintura masculina.

Perdida entre recuerdos de vuelos y carreras, la rubia no se percató que Snotlout y Hookfang les habían dado alcance.

―No sé qué le ves a mi primo ―musitó a regañadientes― Es un enclenque, un debilucho. Tienes que admitir que soy mejor vikingo; es más, él ni siquiera es un vikingo.

Una púa rozó el casco del chico, quien no alcanzó a reaccionar del todo. A punto estuvo de responder sarcásticamente, cuando observó la gélida mirada de la chica.

―Aun cuando lograras ser una cuarta parte de lo que Hiccup es ―siseó con furia contenida―, yo nunca me fijaría en alguien como tú.

Obedeciendo las indicaciones de su jinete, Stormfly emprendió el vuelo de regreso a Berk.

―¡Mi padre pedirá tu mano en matrimonio!

Astrid escuchó con indiferencia los gritos de Snotlout, adentrándose en la profundidad del bosque. Decidió perderse un momento entre los árboles. Indicándole el camino al claro donde Hiccup entrenaba a Toothless.

Desde hace un año que familias vikingas acudían a su casa para comprometerla con sus hijos; sus padres no accedían, pero daban el consentimiento para que la cortejaran. Astrid odiaba eso. Afortunadamente no solían molestarla cuando Hiccup se encontraba cerca. Era en días como estos (cuando Stoick se llevaba de viaje a su hijo), que ella se volvía loca, no sólo tenía que lidiar con sus tontos pretendientes, también con el sentimiento de extrañar a Hiccup.

Astrid suspiró con desgana, recargando la espalda en la piedra cercana al lago. Stormfly se acicalaba, ayudándose con la refrescante agua limpia. La rubia sonrió sinceramente al ver tan feliz a su dragón.

―Eso es, chica, nada como un buen baño ―el enorme reptil se acercó a la jinete ― .Disfruta tú, que puedes ser libre.

Otro suspiró escapó de sus labios, frustrada por la situación. Sus padres le habían ayudado a posponer las cosas, pero si Spitelout se presentaba, sabía que la situación sería más complicada. Era el clan Jorgenson, familia directa de los Haddock, jefes de la tribu. Y aunque odiara admitirlo, su madre le aconsejó años atrás que enamorara a Snotlout, quien era el favorito para heredar el puesto, al menos hasta que Hiccup mostró sus habilidades de líder.

―Hiccup…

Astrid nunca siguió los consejos de su madre. Las metas de la rubia se encontraban muy lejos del matrimonio, especialmente si se trataba del retoño Jorgenson. Era un chico desagradable y tonto, incluso feo (a ojos de ella); costaba creer que compartiera genes con el jinete del Night Fury.

―Vamonos, Stormfly ―ordenó a su amiga ―, debemos ayudar en los preparativos para la llegada del jefe.

Después de la victoria de Hiccup en la isla dragón, toda la aldea asumió que ellos tenían una relación, es decir, ¡Astrid lo besó en frente de todos los aldeanos! Y no había día que no se les viera juntos. Los chicos la dejaron en paz por mucho tiempo y era feliz por eso. Hasta que ella cumplió diecisiete años, el día de la celebración (cortesía del heredero Haddock) Snotlout proclamó a los cuatro vientos que él, un Jorgenson, la conquistaría y le haría su esposa. Alegó que Hiccup y Astrid no eran nada, no novios, no pareja. El castaño no había oficializado con la rubia. Al final de la tarde Hiccup se había marchado con Toothless, y Snotlout colgaba de un acantilado. Hookfang no hizo ningún movimiento a su favor, fue un simple espectador de la situación. Esa noche Stormfly recibió una ración doble.
Días después de su cumpleaños, los varones de la isla comenzaron a cortejarla, incluso cuando Hiccup se encontraba con ella; fue gracias a las miradas de desdén que les lanzaba el chico, que dejaron de importunar, al menos en presencia del joven herrero.

Hacía casi un año que las propuestas de matrimonio habían iniciado; que el chico Haddock había comenzado a entrenar con su padre; que Hiccup y ella daban vuelos matutinos. Él seguía sin decir ni hacer nada en cuanto lo que había entre ellos. A este paso los padres de Astrid la ofrecerían en matrimonio para el varón Jorgenson, y Hiccup no haría nada al respecto.


Gracias por tomarse el tiempo para leer. La historia contará con uno o dos capítulos más.
Espero no haya mucho OCC, en verdad he tratado de mantener las personalidades de los chicos (claro con la ligera modificación del tiempo). Y con el hecho de que me imagino que Berk cuenta con más habitantes, como comerciantes, artesanos, simples aldeanos, y claro los guerreros –quienes son los personajes principales de la franquicia-; también creo que Astrid es una chica que recibiría propuestas matrimoniales al por mayor.
Aclaro el punto de la trenza: las vikingas solteras solían usar el cabello suelto, solo las mujeres casadas o comprometidas lo peinaban. Después de pensarlo mucho, quise llegar a la conclusión de que Astrid es demasiado rebelde, y que en verdad se visualiza únicamente como una guerrera y no una esposa, por lo que va en contra de ciertas costumbres. Espero no queden dudas con eso.
Cualquier comentario, queja, duda, y demás serán bien recibidos. Por favor avísenme de cualquier error que encuentren.

Por cierto, para quienes hayan leído "Red de Seguridad" y tengan la misma duda, les informó que no contará con segunda parte, es un One Shot, y no me gustaría forzar una continuación.

Un enorme saludo, y no olviden comentar.