My Happy Ending

Quizás era porque ese número le gustaba. Quizás era su número de la suerte. No sabía con exactitud pero es mismo número había pasado una y otra vez. Otra vez volvía a estar delante de una de las tantas casas de Tony Stark donde se reunía antes la banda. Pocos pero intensos recuerdos de hacía más de dos años golpearon su mente. A su lado, el chico la ayudo a recomponerse. Primera ley de un artista como ella era no dejar que vieran cada momento de debilidad. Jugar con él a su favor. Toco el timbre repetidas veces, pero solo hubo un silencio un tanto fastidioso para ambos. Quizás había sido mala idea. Igualmente, probaron una última vez antes de dar media vuelta para marcharse.

"Mansión Stark. ¿En qué puedo servirla?"

"Busco a Clint Barton"

"¿Señorita Romanoff?"

Las puertas se abrieron de par en par. Pasaron al interior y notaron que había algo que no encajaba en lo absoluto. Algo seco en el ambiente. Pepper esperaba al otro lado de la puerta, con una sonrisa fingida. Ya pudo imaginarse que pasaba.

"¿No lo oíste? Hace un año que se separaron, Nat" Reveló ella mientras los llevaba al despacho de Tony. En su ausencia, ella lo usaba como mejor venía. "No aguantaron mucho por diversas cosas. Thor volvió con su antiguo grupo porque las canciones cada vez eran más comerciales. Clint descubrió algo del capitán y simplemente se marchó. Banner huyó en cuanto vio que Tony y él dejaban de trabajar cada vez más y más. Steve, por no contarle que pasaba a Tony, se despidieron de una forma muy... fría"

"No lo oí y no creo que, aun yo interfiriendo, se hubieran arreglado las cosas. ¿Les seguiste la pista?"

"A cada uno de ellos. Clint está como retirado, Steve vive en un piso pequeño de Brooklin y Bruce... no se de él exactamente. Pero a Thor le va muy bien con su antiguo grupo"

"No se si eso me gusta o no" reconoció ella "¿Y si te dijera que tengo una idea?"

La idea de Natasha era simple, casi inocente y teñido de gran sentimiento. Quizás culpabilidad, responsabilidad, pero simplemente ahí estaba y quería saciarlo con la práctica de esa idea. Tan sencillo como que quería un concierto de reencuentro. No iba a ser la vuelta de Avengers, ellos ya se habían extinguido con el tiempo y los malos sentimientos, divididos por diferentes formas de pensar. Pero ese respiro a los recuerdos daría un pequeño paso hacia adelante. Pepper aceptó la idea y se la fue comunicando a cada uno de ellos. Las recepciones no fueron muy positivas, pero a cada llamada, se añadía un mensaje de Nat, fuerte y conciso. Ellos no sabían que Bucky estaba con ella, tranquilo y deseando participar. Se habían reencontrado y ella se aliviaba de que, finalmente, estuvieran como "amigos y poco más". Algo extraño difícil de explicar pero que saciaba.

"Una idea loca de mi pelirroja favorita" Escuchó decir a lo lejos después de un día a Tony. "Habrá que celebrar una fiesta como las de antes."

"Tranquilo, Stark, primero hay que trabajar" intervino Steve

Fueron unas jornadas duras en las que Coulson se vio muy contento de participar por alguna extraña razón. No explicó, simplemente hizo con ayuda de Pepper. La noticia corrió como la pólvora y, junto a las noticias llegaban rumores falsos e infundados que solo daban fuerza a la asistencia. El quiosco volvía a ser el centro del mundo de la música, esperando la llegada no de seis, siete personas dispuestos a entregar toda la música y energía que guardaban dentro. Trabajar de aquella forma llenaba de nostalgia y cariño, a demás de un toque de algo inexplicable. Quizás era esa complejidad y conexión que los ayudaba a ser un equipo, un grupo musical realmente extraordinario. Escogieron cada canción con sumo cuidado. Cada vez que veían un título, no podían evitar acordarse. Y era algo realmente bueno.

El día de la representación, todo el mundo estaba conectado, todo el mundo había acudido y Avengers no iba a dar de menos. Cada canción rozaba la perfección, cada nota y acorde llegaba a los odios, la voz de Natasha o Steve simplemente llegaba a cada fibra de cada cosa. Cada momento inmortalizado por una cámara de fotos o droide que lo llevara en el livestream. Absolutamente todo era de ellos y a la vez, de nadie. Gritos de vuelta, de una canción más que no podían dar por la hora. El simple final de una de las mejores ideas.

Nunca nadie podría olvidar los focos, la alegría, las sonrisas, luces de colores, gritos y vítores, el saber que era tener un buen instrumento tocado con buenos amigos como ellos... Algo indescriptible que, por mala suerte, no volvería a darse nunca más en el gran quiosco. Cada uno fue por su camino, deseando lo mejor para los otros, sin saber que lo mejor estaba en ese grupo que habían disuelto.


Un año para terminar esto... madre mia