Descargo de responsabilidad: Victorious y sus personajes pertenecen a sus propietarios originales. Ningún intercambio de dinero se ha realizado a raíz de esta historia.
No lo entiendo, es que simplemente no puedo. ¡¿Por qué Cat?! ¿Qué tiene ella que no tenga yo? Por Dios, ¿cómo puede estar con alguien así y no sentir que se está aprovechando? Cat es demasiado infantil, demasiado inocente. A menos que eso sea exactamente lo que le guste, tener a alguien a su lado a quien poder controlar y manipular, básicamente tener una mascota, no una novia.
Es que, cómo más me lo explico, no puedo.
¡Aj! Ya estoy harta de mirar al techo, de darle de golpes al colchón cada vez que las imagino besándose, como acabó de hacerlo en este momento, o de estrujar las cobijas cuando me doy cuenta que por mi lentitud y falta de iniciativa, Jade está en este momento riendo con alguien más, seguramente pasándola increíble, paseando por la ciudad, tomando un helado o yo que sé, definitivamente besando sus labios en lugar de los míos. Y lo peor de todo es que esa persona, esa chica que ahora tiene a Jade, es mi mejor amiga. ¡Eso es lo peor!
¿Por qué? Pues simple, porque al ser mi mejor amiga aunque ellas terminen, yo no puedo volver a plantearme tener algo con Jade, ni siquiera debería desearlo, ese es el código.
«No tendrás una relación con el o la ex de tus amigos.»
¡Ay, no está escrito, no está firmado, ni siquiera pactado verbalmente, pero así es! Es prohibido y es que eso no se les hace a los amigos, no te entrometes donde su corazón se rompió. Aunque en este momento eso no ha pasado todavía, el solo hecho de que estén juntas debería impedirme imaginarlo siquiera.
Sin embargo aquí estoy, delirando por la noticia que nos dieron hace dos días.
—Somos novias, -dijo Jade- Procésenlo y déjennos en paz, no quiero oír una sola palabra al respecto.
Novias, ¡novias! ¡NOVIAS!
Y yo que hago con esto ahora, ni siquiera puedo ir a reclamarle sobre que pasó con nosotras, porque al parecer, ella y yo, sólo existíamos en mi mente. Tal vez me usó únicamente para acercarse a Cat. No, eso es estúpido, ellas son amigas desde mucho antes que yo las conociera. ¿Qué quería de mi entonces? ¿Por qué desde hace unas semanas se le hizo costumbre venir a mi casa y quedarse por horas, a veces días como si fuera su propia casa? ¿Por qué a veces me traía una taza de café descafeinado? Es decir, lo pensaba, sabía que es el único tipo de café que bebo, hacía un esfuerzo, no lo hacía por obligación. Y cuando decidía quedarse a pasar la noche simplemente me robaba una pijama y se metía en mi cama, sin explicaciones, sin pedirlo, lo hacía y ya, así como es ella.
Amigas, lo sé, eso es lo que somos, lo que fuimos; porque nada de lo que hacíamos, en realidad, sugiere algo más. Digo, las amigas pasan tiempo juntas, hacen pijamadas, ven películas, se hacen regalos insignificantes y… ¡es que es eso lo que me molesta! Nada de lo que Jade hacía conmigo era insignificante para mi. Cada vez que venía, aunque lo hiciera sin que yo la esperara, para mi era una aventura. La veía entrar y sabía que me traía algo así sea un estúpido pero delicioso chupete; nunca hacíamos lo mismo o por lo menos a mi me parecía que todo era siempre nuevo, hablábamos de muchas cosas, hasta de nuestras intimidades, nuestros deseos; ella dejaba de pretender conmigo, y sí, era ruda pero confiaba en mí.
Y entonces, ¿por qué no me dijo que salía con Cat? Porque novias es algo serio, es algo que no cuenta como un simple me gustas veamos que pasa entre nosotras. No, eso sería pasar tiempo juntas, como lo hacía conmigo, eso sería salir en citas, que era como yo me sentía cuando íbamos al cine o a pasear por el cementerio, que aunque me daba mucho miedo no me importaba porque Jade estaba ahí conmigo.
Pero no, no estábamos saliendo, al parecer no hacíamos nada más que ser amigas. ¡Maldita sea! Jamás lo imaginé así, «del odio al amor hay un solo paso», pero ese paso no es la amistad, porque si así fuera ella no estaría de novia con Cat, ¡sino conmigo!
La última vez que vino y se quedó a dormir, la vi nerviosa, pensé que estaba a punto de decirme que sentía algo por mí. Ni siquiera me echo de mi cama, como siempre lo hacía y yo terminaba durmiendo en el piso con mi saco de dormir y mi colchón inflable. No, Jade me pidió que me quedara con ella en mi cama y pasamos la noche juntas respirando tan cerca, sintiendo el calor que la otra emitía, escuchando nuestras respiraciones. Yo por supuesto no dormí nada, la observé como idiota toda la noche. Jade duerme hecha bolita, con sus rodillas casi topando su pecho, y cubierta hasta las orejas, aunque poco a poco, mientras transcurren las horas, su cuerpo se relaja y va empujando las cobijas hasta la cintura. Varias veces la tape nuevamente para que no sintiera frío. Acercaba mi brazo pasándolo por encima y tomando las cobijas para subirlas a su hombro.
Su aroma era un sueño, cítrico pero con un toque como de almendra dulce. Ya sé, ya sé, más que nada era su perfume, pero no del todo, su piel emitía esa extraña y dulce fragancia hasta cuando salía de la ducha.
Una almohada, eso es todo lo que tengo para recordarla, para grabarme esa noche en la memoria, para imaginarme que duermo con ella, que está ahí, que algo puede suceder. Una suave almohada que atrapó sus sueños y guardó su olor. La conservo con delicadeza e intento no abrazarla demasiado para evitar que mi aroma se mezcle con el suyo, para conservarla tal cual amaneció esa mañana. Todas las noches la saco, la coloco en mi cama y cada mañana la guardo en el armario para que no se confunda o accidentalmente…
¡NO! ¿Dónde está? Maldición, maldición, ¡no, no, no!
—¡Mamá! -grito desaforada.
No, no, no, no… no, esto no puede estar pasando.
—¡Mamá!
—Tori, que pasa hija, por Dios. -me dice irritada, pero es que esto es importante, como más quiere que la llame.
—Tenía una almohada en mi closet, ¿la viste?
—¡Aj! ¿Era eso nada más? -me pregunta evadiendo la respuesta.
—¿Dónde está? -digo agitando mis manos en desesperación.
—¿Dónde más va a estar? -me pregunta como si fuera lo más lógico del mundo.- La lavé, está en la secadora. Si la quieres puedes ir por ella tu misma.
—¿Y quién te pidió que la laves? -pregunto exasperada.
—Pues estaba en tu armario en lugar de tu cama, y yo supuse que no cabía en el canasto de la ropa sucia así que la dejaste ahí. ¿Qué, la necesitabas sucia?
—¡Olvídalo mamá! ya no hay nada que hacer. -digo dando un portazo y lanzándome a la cama.
Ya fue, ya está, la perdí. Todo y lo último que podía conservar de Jade, se fue con el agua y el jabón en la lavadora, así de simple. Y yo aquí mordiendo una estúpida almohada para evitar que mis gritos se escuchen por toda la casa. Cosa que me tendría sin cuidado, si sólo fuera Jade la que me estuviera haciendo pegar de gritos.
¡Bale Berga la Bida!
A/N Este es mi segundo intento de escribir un Ficlet, estoy practicando para continuar un proyecto muy bacán (chulo, bonito, etc. etc.) que he tenido en mente por un tiempo. Espero que les haya gustado este. El primer intento fue otro fic publiqué esta semana, se llama Venganza, si no lo han leído, les recomiendo tomarse un tiempito, a mi me encantó escribirlo. Tengan una buena semana y los leo por ahí, déjenme un review!