Nota de autora: Está historia es para la loca de yiyi-sama.
Espero que tanto tú como yuki dejen de decir que tengo una gemela malvada, porque no la tengo. Y si tuviese una, yo sería le gemela mala.
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Odiaba esos momento en lo que tenía que decidir algo que podría costarle muy caro. Así como sus piernas, o su hombría.
Observó con disimulo a una morena y una pelirroja que le miraban de forma aterradora. Si las miradas matasen, Boomer hubiese tenido una espantosa y dolorosa muerte.
Trató de centrar su atención en otra cosa que no fuesen esas dos, por lo que miró a la rubia a su lado. Miyako se veía tan hermosa y radiante vestida de novia.
— ¿Acepta a esta joven como su futura esposa?
La pregunta había sido hecha. Solo debía contestar, y base a su respuesta, esperar a que lo mejor (o peor) sucediese.
Morir. Eso era lo que pasaría, él sería horrible asesinado por ese par de locas que la rubia tenía como amiga.
Comenzó a tomarse su tiempo para contestar. Disfrutando de cada minuto, cada segundo, cada milésima y centésima de segundo.
Miró una vez más a Miyako, con una mirada de lastima, suplica y miedo.
—No, no acepto.
Le hecho una última mirada a Miyako antes de salir huyendo.
Sí, odiaba haberle dicho que no, pero lo que más odiaba es que las locas de Momoko y Kaoru no comprendieran que esa era una obra, ¡Una obra, por Dios! Estaba en el guion que su personaje dejara a la novia en el altar. Pero claro, hacerle entender a esas dos eso era completamente imposible.
Ahora solo quedaba correr y no permitir que lo atrapasen, a menos que quisiese perder su integridad física.
— ¡Te lo advertimos Boomer! —rugieron con furia.
— ¡Ayuda!