Saludos!

Flannya reportándose!

ESTOY FELIZ! ULTIMO CAPITULO! Lo prometido es deuda! Claro, una semana después sino es que dos... pero a poco no lo querían? :D

Como siempre, tengo que hacer una mega mención honorífica a todas aquellas personas que me apoyaron a lo largo de este fic, que ya duro bastante tiempecito. Todas esas personitas que se tomaron unos minutos para leer este humilde fic con sus defectos y virtudes les doy mi mas profundo agradecimiento! Especialmente a Ghostpen94 y a Wind Und Serebro, que me inspraron con sus historias para sacar esta y va dedicado a ellas :3 Tambien hacer mención a sheblunar, Fleur du Ciel, Valkyriene (imotochan! te quiero! X3), Neko Kawai, P.Y.Z.K , MontserratPantoja y TekoloKuautli y a todos aquellos que dejaron reviews. Mil mil gracias por sus palabras de aliento y comentarios, y por nunca dejar este fic por 9 largos capis :3

Ahora a lo que nos trunje! Nos habíamos quedad que FINALMENTE María le dio un beso a Arthur... ahí hay algo pero nadie sabe bien que cosa XD Sin mas preámbulos, el ultimo capítulo de "Canción de Cuna para Sealand!"! Con el desenlace de la historia entre el anglocejón y la mexicana XD Y la canción se que es probablemente de las mas conocidas y queridas puesto que la escuchamos en nuestra infancia y esta anidada en nuestros corazones: El Rey De Chocolate!

Espero les guste! :D

Nota: Hetalia no me pertenece TxT. Uso frases en inglés, traducciones en parentesis al finalizar los párrafos.

XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXx

Capítulo 9 : El Rey de Chocolate

La ironía de las cosas.

Curiosamente 4 meses desde que había llegado la morena había estado lloviendo estrepitosamente, diario y el cielo sin dar muestras de vida. Durante esos cuatro meses, en la casona Kirkland se acostumbro a un cierto modo de vida, uno hogareño y cálido, donde había una latente armonía entre todos los habitantes. Era una armonía que bien costo forjarse tras varios atropellos, experiencias nuevas para cada miembro en las cuales variaban desde la alegría, la tristeza, la desesperación y la soledad. Pero al final todos estaban sumidos en una rutina en la cual nadie quería romper.

Y justo cuando se logro la calma de las cosas, dejó de llover.

La ironía de la cosas.

Porque todos sabían que al momento que saliera el sol, significaba la inminente partida de la morena. Y al irse la morena la casa iba a quedarse incompleta, y porque no decirlo? Vacia. Sealand lo sabía bien, aunque no lo expresase su infantil forma. Y Arthur, lo comprendía y lo temía desde hacía varias semanas. Porque siendo realistas, el al ser mayor, sabía que las cosas buenas no duraban para siempre. Al menos no para él. Y esta no era la excepción.

Desde hacía dos días no llovía. Inclusive salió el sol bello y esplendoroso, calentando todo lo que la fría lluvia se había encargado de cubrir. Pero pese al calor que irradiaba, la casona Kirkland estaba en silencio. Hasta los mozos sentían la inminente partida puesto que seguían con sus labores, pero con cabezas gachas y voces en murmullos. Las noticias rápidamente se hicieron saber: la señorita Maria se iría a su país. Nadie dijo nada. Al saber la noticia solamente se sorprendían y luego asintiendo pesadamente cada quien volvía a sus labores ahora un poco mas apagados. Finalmente aquella que fungió por bastante rato como la señora de la casa se iba, y varios querían que se quedase.

Sealand probablemente fue el que peor lo tomó. María personalmente le dió la noticia, y la reacción instantánea del chiquillo fue enojarse. Arthur lo entendía, pues lo presenció todo desde el cobijo de la obscuridad. Y entendía hasta cierto punto al niño, pues parte de el, aquella parte pirata que dormitaba profundamente estaba también fúrico, rechinando los dientes en ira e impotencia. Pero se quedo estoico en su lugar, tras las puertas, viendo por la pequeña abertura.

Peter con sus cejitas pobladas en un profundo ceño le empezó a preguntar incansablemente a la morena el porque, sin entender la razón de su partida. O mas bien, sin querer entender. María trato de consolarlo tranquilamente aunque triste, explicarle el como funcionaba el mundo, el que muchas veces al ser países tenían responsabilidades muy grandes y que en ocasiones iban en contra de sus deseos. Pero Peter no escuchaba. Con berrinche infantil se aferró y colgó de sus faldas verdes, el enojo ahora convertido en dolor y mirándola hacia arriba con grandes ojos llenos de lágrimas le soltó la pregunta qué mas le dolió a la latina.

"You leave because you don't love me anymore?" preguntó el niño, lágrimas corriendo por sus mejillas. "I promise I will be good now, I will behave!" (Te vas porque ya no me quieres? Te prometo que ya voy a ser bueno, me voy a portar bien!)

Arthur pudo ver como María fue golpeada por la pregunta. Y sin poder contenerse más la morena cayó de rodillas y abrazó al menor contra su pecho fuertemente como si su vida dependiera de eso. El menor se abrazó a ella, llorando y prometiendole ciegamente que sería bueno, que ya no haría travesuras, que no diría malas palabras y se iría a dormir cuando le dijeran. La latina solo lo abrazaba y le acariciaba los rubios cabellos.

"Peter... mi pequeño Sealand..." dijo la mayor. Luego se separa un poco de el para verlo y le quito unas lágrimas de los ojos tratando que las suyas no cayeran. Tristemente sonrió. "Eres lo mas preciado para mi, sabes bien que no me voy por eso."

"Then why?!" gimoteó el menor quitándose con su puñito mas lágrimas tallándose los ojos . (Entonces, porque?!)

"Soy un país." dijo simplemente sonriendo con tristeza la morena aceptando su realidad. "Recuerdas que me preguntaste como me hize en uno?" le recordó ella dulcemente a lo que el asentía levemente "Cuando eres uno tienes muchas cosas que hacer, cosas que a veces no quieres. Si me dieran a escoger preferiría quedarme aquí contigo pero hay muchas cosas alrededor de las cuales no tengo control." Luego sonrió suavemente buscando su mirada. "Estoy muy orgullosa del caballerito que eres. Por eso, quiero que me prometas algo" le dijo ella sus manos en sus cachetitos mientras le limpiaba las lágrimas con los pulgares. Sealand escuchaba ahora atento. "Quiero que sigas siendo el niño bueno que eres, educado y amable, y que sigas obedeciendo a tu padre. Tu sabes que el te quiere mas que nada, y tienes que obedecerle, si? Me lo prometes?"

El niño asintió cabizbajo, mientras se tallaba la nariz con la manga. Maria por su parte le sonrió dulcemente y con ojos comprensivos.

"Me lo prometes, marino?" le pregunto algo jueguetonamente tratando de animarlo un poco.

El menor levanto la mirada a verla y lentamente se llevó una mano a la ceja, saludando marcialmente.

"Aye aye, captain..." dijo en un murmullo de voz.

Sonriendo un poco mas, la morena lo estrechó de nuevo contra sí, mientras le acariciaba la cabeza dócilmente calmándolo, y el menor se hundía en su cuello y su cabellera negra.

"Ay Peter... mi pequeño niño..." murmuraba la morena, mientras que a lo lejos Arthur trataba de mantenerse estoico e indiferente al alejarse del lugar y darle ese ultimo momento juntos a los dos.

XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXx

La ultima noche. Y todo estaba en silencio.

Era sumamente curioso. Esta noche era perfecta para que lloviese afuera, hubiera una tormenta y la casa estuviera sumida en un frío silencio. Pero no. No había lluvia repiqueteando, no había viento aullando, ni nubes tapando la luna sumiendo todo en obscuridad. Tal parecía que el clima se estuviera riendo de la situación al mostrarse sumamente benévolo.

Ya era algo tarde. Después de una gran cena (que María se encargo de hacer con gran esmero pero que se comió en sumo silencio) y un rato enfrente del fuego (en el cual cada quien estuvo sumido en sus propios pensamientos), Arthur, y Peter se encontraban en el cuarto del menor, el chiquillo ya en pijama y tapado en su cama. La única que faltaba era la morena.

"Father, where is Ma?" preguntó quedamente la micronación a su padre que estaba leyendo sentado en el sillón con descansabrazos. (Padre, donde esta Ma?)

Al escuchar el nombre con el que llamaba a la mujer le dolió algo al inglés. Finalmente su mirada suplicante ahí desde su cama hacía que su corazón de padre se moviera. Tratando de mostrarse recto y manteniendo su compostura, le miró lo mas normalmente que podía y bajo un poco su libro.

"Dijo que ahorita venia, se paciente." le dijo mientras que volvía a su lectura y el chiquillo hundía la cabeza en su almohada viendo al techo de su habitación.

"I don't want her to go..." murmuró el menor casi inaudiblemente. (No quiero que se vaya...)

El mayor ni siquiera levanto la mirada. Obviamente no podía concentrarse en su lectura pero tenía que mantener su usual rigor. "Neither do I my son..." pensó el oji verde, la vista clavada en las letras que no cobraban sentido en su cabeza. (Yo tampoco hijo...)

Tras varios minutos tortuosos de silencio, apareció Mexico en el umbral de la habitación cargando un gran bulto azul en brazos. Sealand se sentó rápidamente en su cama mientras que Arthur solo la veía desde su lugar.

"Perdonen la demora" dijo ella amablemente con una cálida sonrisa en cara dirigiéndose a donde el niño.

Con suma suavidad, se paró junto a la cama del niño y le miro cariñosamente.

"Peter, ya sabes que mañana me voy, pero quería dejarte un pequeño regalo. Algo con lo que siempre puedas recordar todas las canciones que cantamos." le dijo.

El niño abrió los ojos emocionados mientras que Inglaterra veía desde su lugar a la masa que tenía en brazos. Con una gran sonrisa y de un solo movimiento, la morena lanzó al techo aquello que tenía, abriéndolo en el aire mientras que suavemente caía extendido sobre la cama de la micronación. El menor al verlo abrió los ojos y sonrió.

"It's a blanket!" (Es una cobija!)

Efectivamente, aquello que traía ella era una enorme manta tejida que cubría toda su cama. El britón rápidamente entendió que todas aquellas noches en las cuales estaban sentados junto al fuego en si fueron horas de trabajo en las cuales le preparaba el regalo al niño, como si supiera que tarde o temprano este momento iba a llegar. Arthur vió mas a detalle la manta. Era grande y se veía algo pesada pero sumamente suave. El tejido tenía una gran gama de diferentes azules, simulando un enorme mar.

"Look Father! My ship!" dijo el niño apuntando feliz a un punto en su manta. (Mira padre! Mi barco!)

El britón siguió su mirada y en efecto, el barco de juguete que hacía semanas juntos habían arreglado estaba ahí bordado perfectamente, todo minúsculo detalle ahí plasmado. No había duda que era todo un gran trabajo artesanal, aunque claro ya conocía los dotes manuales de la latina y sus hermanos.

María con una sonrisa al ver que le había gustado el detalle, sonrió y empezó a arropar al niño. Peter se metió en sus sabanas feliz.

"It's very soft..." dijo el tocándola. (Es muy suave...)

"Y muy cálida también." dijo la morena mientas que se sentaba junto a el en la cama. "Ahora cada vez que tengas miedo puedes ir por esta manta, y cada vez que te envuelvas en ella, piensa que desde mi casa te estoy mandando un abrazo."

El niño asintió feliz, al menos contento de saber que parte de la morena se iba a quedar con él. Luego la miró a los ojos.

"Ma, me puedes contar una historia?" le preguntó quedamente.

Ella sonrió. Ya tenía algo en mente para esta ocasión.

"Claro cielo." dijo, y miró a Arthur. Por alguna razón siempre el se iba o se quedaba en la puerta, por eso le extraño que se encontrara todavía en el sillón. Le sonrió. "Te vas a quedar?"

"If there is no objection, yes thank you." respondió Arthur sus cejas arqueadas en lo que el pensaba era una clara muestra de indiferencia, aunque realmente el quería estar ahí solo que no lo iba a demostrar. (Si no hay objeción, si, gracias.)

María le dio una sonrisa. Sabía esa mirada del inglés y como se expresaba y de hecho agradecía que el se quedara, al menos esta vez los tres juntos. Volteó a ver al menor que la veía expectante.

"Pues bien, hoy tengo una historia muy especial para ti. Se llama "El Rey de Chocolate"" dijo la morena muy sonriente.

"A King? Of chocolate?" pregunto el niño interesado, pero luego su ceñito se frunció "Era de chocolate blanco o chocolate obscuro?"

María soltó una pequeña risita. Digo, normalmente nadie preguntaba detalles del tipo de chocolate del rey... pero bueno si le ayudaba a imaginar, mejor.

"Mmmm... de que chocolate quieres que sea?" le preguntó.

"Blanco!" dijo feliz.

"Pues bien... esta historia va así..." dijo la morena irguiéndose y con aire interesante. Tomo aire, miro al niño y comenzó a cantar tranquilamente."Hubo un Rey en un castillo con murallas de membrillo..." cantó haciendo una ligera pausa . "Con sus patios de almendrita, y sus torres de turrón." dijo bajando la voz un poco.

Al niño le empezaron a brillar los ojos al escuchar un mundo hecho de dulce. La morena alzo un dedo.

"Era el Rey de Chocolate con nariz de cacahuate..." cantó de manera interesante pero luego entristeció su cara. "Y a pesar de ser tan dulce, tenía amargo el corazón."

Sealand frunció el ceño.

"But why? He is the king!" preguntó sin entender el menor. (Pero porque? El es el rey!)

"Ahhhh es que el rey tenía un problema... un problema de aquí." dijo la morena ladeando la cabeza y poniendo su mano sobre su corazón, dando a entender que era algo relacionado al amor. Al ver que él menor entendía tomo aire para seguir cantando. "La Princesa Caramelo no quería vivir con él, pues al Rey en vez de pelo le brotaba pura miel."

Peter se rió al escuchar esto.

"And then?! What happened?!" pregunto emocionado el niño. (Y luego? Que paso?)

Maria sonrió al ver tan contento al niño. Dios si en verdad le quería...

"Aquel Rey al ver su suerte comenzó a llorar tan fuerte, que, al llorar, tiró el castillo y un merengue lo aplastó." cantó dando un aplauso al final, emulando el sonido del merengue aplastando al pobre rey, a lo que el menor rió mas. "En el lago la cascada es de azúcar granulada...y el arroyo, en vez de piedras, va arrastrando colación."

Pero el menor no estaba contento con la respuesta.

"Pero y la princesa?! Que paso con ella?" pregunto sonriente.

Maria puso delicadamente sus manos sobre su regazo y se sentó muy muy derechita.

" La Princesa Caramelo a su paje Pirulí..." hizo una pausa viendo al niño con una sonrisa poniendo mas emoción a la canción. Luego extendió la mano como si señala a algún lado. "Lo mandó con el monarca a decir por fin que sí...El Marqués de Piloncillo, mayordomo del castillo, lo ha limpiado con la lengua para que se case el Rey!" termino ella con una sonrisa dándole fin a la canción.

Pero Sealand no sonreía. De pronto tenía su ceño fruncido pensando seriamente. Maria parpadeo varias veces de pronto confundida. Que acaso no le había gustado al niño la historia? Volteó a ver algo preocupada a ver al inglés a su izquierda, para ver si había dicho algo para que el menor estuviera así. Pero Arthur estaba igual de extrañado ante la actitud del niño. Con el ceño fruncido en extañeza volteó a ver a la mexicana, tampoco sin entender la repentina seriedad del niño.

Por varios segundos el cuarto se sumió en silencio, los dos mayores posando sus miradas extrañadas en el menor que estaba con el ceño arrugado en profundo malestar o pensamiento. Y de pronto el menor se sentó de golpe, empujando súbitamente las sabanas y sorprendiendo a los mayores que dieron un respingo.

"I UNDERSTAND NOW!" grito emocionado el niño, ahora sus ojitos brillando y sumamente sonriente. (YA ENTENDÍ!)

Los dos adultos nuevamente se miraron en sorpresa. De que diablos hablaba la micronación?

"Peter...?" empezó la morena "A que te ref-"

"THE SONG! THE SONG!" le cortó el niño pletórico cono ojos grandes mientras se hincaba en la cama brincando, sus puñitos en sus rodillas. "Ya entendí la canción!"

María arqueó las cejas sin entender y Arthur levantó una poblada ceja. La canción era sumamente obvia, no entendían la razón de la felicidad del niño. El, por su parte, estaba feliz como si hubiera descubierto algo importantisimo.

"What do you mean boy?" preguntó el ojiverde pidiendo que se explicara más. (A que te refieres muchacho?)

El menor por su parte le miró y sonrió más, luego volteó a ver a México.

"El rey de chocolate! Es mi papá!" le dijo feliz como si todo tuviera sentido. "Es como lo cantaste! Vive en un castillo! La casa es tan grande que parece castillo!"

Los dos mayores al escuchar esto abrieron como platos los ojos. En que momento su mentencita infantil tergiverso la canción y la aplicó a las dos naciones? Ambos mayores se miraron a los ojos y el inglés súbitamente se ruborizó, bajando la mirada a su libro y carraspeando, aparentando indiferencia. Maria miró al niño emocionado.

"Sealand, la canción-" empezó de nuevo la morena, pero nuevamente fue interrumpido por el menor que seguía con su explicación.

"SI! Mi papá es el rey de chocolate blanco con cabello de miel! Es blanco y tiene el cabello amarillo! Y tiene amargo el corazón, por eso es tan serio!" dijo el ojiazul apuntándolo con el dedo.

Arthur, le miró y solo se sonrojó mas por la comparación tan acertada. Abrió la boca para reprender al niño por la falta de educación pero antes que alguna palabra saliera de su boca abierta, el niño se giró a María que se aguanto la risa por lo que dijo.

"Y tu eres la princesa Caramelo porque tu piel es obscura como el caramelo!" le dijo el niño sonriente. "Entonces mi papá se quiere casar contigo! "

Ambos mayores abrieron los ojos de sobremanera ahora callados, y de nuevo se voltearon a ver, ahora sonrojados. Inglaterra sentía la boca seca y un nudo en la garganta, y pudo ver como la morena le miraba con un fuerte carmín en sus mejillas, los labios levemente abiertos en sorpresa muda ante lo que dijo el niño.

Antes de que el los mayores dijeran algo el niño siguió con su cantaleta.

"Entonces YO soy el paje Pirulí!" dijo emocionado "Y yo tengo que decirle a mi papá que Ma se quede!" acto enseguida, se volteo a ver a Inglaterra "Papá puede María quedarse con nosotros para siempre? Si? Puede, puede, puede?" pregunto insistentemente el niño con grandes ojos azules esperanzado.

Ambos mayores se miraron directamente a los ojos ninguno sabiendo que decir. Arthur sentía la boca seca de pronto al mirar los ojos obscuros de Maria y su pulso cardiáco subió drásticamente, tanto que podía sentir la sangre bombear y subir por su cuello. Que decirle al pequeño? Al ver a Maria vio también la confusión en sus ojos y vio como respiraba mas agitadamente lo cual le extraño. Porque ella no decia nada?

No había opción. Con años de experiencia suprimiendo sentimientos, el inglés carraspeó fuertemente y bajo la mirada a su libro con indiferencia. Con un nudo en la garganta trató de hablar lo mas normal posible.

"You already know lad, that is out of question." dijo el inglés algo secamente. "Sabes bien que Maria es una nación y tiene responsabilidades las cuales no puede dejar a un lado." (Sabes que eso esta fuera de cuestión muchacho)

El menor al escuchar esto bajo la mirada cabizbajo y derrotado. Luego después de unos segundos, levantó la cabeza extrañado mirando a su padre.

"Father?" preguntó el pequeño en una vocecita. "Es la primera vez que te escucho hablarle a Ma por su primer nombre." hizo notar el menor.

El inglés, sintió que el estómago se le iba a los suelos ante la observación del niño. Como golpeado por un látigo levantó la cabeza y vio como el par le estaba mirando. Abrió la boca para hablar, pero de pronto se encontró sin palabras ante lo dicho, pues esta ocasión no había manera de justificarse o negarlo.

María se percató de la situación tan incomoda en la que estaba el rubio, y claro, también ella.

"Ya, ya, a dormir que es tarde." le dijo la morena azuzándolo mientras tomaba las colchas y lo empezaba a tapar.

El niño se acostó en su cama mientras que la morena lo arropaba. Se levantó y lo persignó, pero cuando estaba inclinado sobre el le quitó unos mechones de la frente y se le quedo viendo directo a los ojos mientras el le veía hacia arriba. Maria tuvo que endurecer su corazón, pues el costaba mucho dejar al pequeño que en tan poco tiempo se adueño de su cariño y honestamente no quería separarse de el. Pero sabía que no debía hacer mas dificiles las cosas. Sonrió dulcemente y le dio un suave y largo beso en la frente. Cuando se separó lo miró a los ojos, tratando de no llorar y no mostrar sus lágrimas.

"Te quiero mucho mi pequeño Peter, se un buen niño siempre y se que algún día serás una gran nación como tu padre."

El menor alargó sus brazitos y rodeó su cuello estrechándola fuertemente. Ella le devolvió el gesto, y por varios largos segundos ambos estuvieron abrazados. Cuando se separaron Maria le sonrió, le persigno, y le vió largamente.

"Adios 'mijo" le dijo cariñosamente mientras se erguia y daba la vuelta, encaminándose a la salida de la habitación.

Inglaterra, que desde que se levantó la morena también se puso de pie porque los rigidos modales ingleses asi lo dictaban, observaba toda la escena en silencio. Agradeció internamente que México hubiera intervenido, pero ahora estaba conflictuado, una batalla de emociones dentro de sí. Y no solamente era por él. Él sabía lo que quería, que ella se quedara, pero no le iba a decir. Ahora, al ver a su hijo así aferrándose a un último abrazo, un sentimiento de impotencia lo invadió y no le gusto. Le dolió ver a su hijo extendienole sus brazitos y tener que decirle adiós, pero infló el pecho dignamente, como un caballero.

Cuando ella se dió la vuelta para irse, Arthur se acercó al pequeño y le dió un pequeño beso en la cabeza.

"Good night lad" le dijo revolviendole un poco los cabellos, mientras que se volteaba para seguir a la morena. (Buenas noches muchacho)

Pero la vocesita implorante y baja de Peter le detuvo.

"Father, she really needs to go? You don't want her to stay?" le pregunto en un hilo de voz. (Padre, realmente se tiene que ir?No quieres que se quede?)

Arthur se paro en seco en el umbral de la puerta. Volteo a ver a su hijo, la boca seca y un nudo en la garganta. Con mucha dificultad trago saliva como pudo. Como contestar esa pregunta?

"Sweet dreams Peter" dijo el ingles friamente, desviando el tema y sin responder, saliendo de la habitación lo mas pronto posible y cerrando la puerta tras de si. (Dulces sueños Peter)

En el pasillo, Maria estaba esperándole con las manos dobladas en el regazo una pequeña sonrisa triste en los labios, probablemente para ella tampoco era fácil despedirse del menor. Sin decir nada, ella empezó a caminar por el pasillo,el rubio caminando junto a ella en silencio.

Nunca en su vida el pasillo fue tan largo.

Solo se escuchaban el suave roce de sus pasos y el murmullo de la pesada falda de la morena por la rica alfombra. Ambos caminaban lentamente en silencio, cada quien con sus pensamientos, Arthur mirando al frente y ella algo cabizbaja.

Por dentro el ojiverde era un mar de emociones. Solo era una cuestión de horas y ella ya no iba a estar aquí. Se le escapaba y no podía hacer nada para retenerla. Todas esas tardes y noches juntos junto al fuego, todo ese tiempo de constante compañía, todas esas miradas largas y en silencio que intercambiaban, todas esa veladas juntos, todas las canciones compartidas, todas las veces que en secreto la miraba... Se le iba como agua entre las manos.

Una parte de el, la que ya se habia resignado, se contentaba con saber que paso unos meses contento, y se remitiría a sus memorias. Pero había otra parte, y era la que le gritaba a voces, decía que no era suficiente.

De pronto tuvo bastante calor, la corbata incomodandole y apretándole. Carraspeo un poco frunciendo el ceño.

Mas bien nunca fue suficiente. Cuando ella era una colonia y en secreto se veían bajo las narices del Spaniard nunca fue suficiente. Cuando ella iba creciendo como país independiente y el estuvo junto a ella, nunca le basto. Cuando ella estuvo en problemas y el le ayudaba, siempre quería mas. Pero nunca hizo nada. Porque habría de ser diferente esta vez?

Arthur se sentía acalorado, mareado, con el estomago en la garganta.

Las veces anteriores, por mas de 500 años de haberla conocido nunca actuó. Y no es porque no quisiera, también había tenido ese sentimiento de quererla para el, pero su estoicismo nunca le hizo que actuara.

Una voz dentro de el gritaba en inconformidad, negándose iracunda a lo que estaba pasando. De pronto se encontró sudando profusamente, nervioso e intranquilo. Tenía algo atorado en la garganta y en el pecho que amenazaba a salir de golpe como una verborrea y trataba de retenerla dentro de sí.

Al final de cuentas, esta vez sería igual que las pasadas: ella se iría y el se quedaría solo, como siempre. Ya estaba habituado...No?

De golpe, y sin poder controlar sus acciones se detuvo en el pasillo y volteó a ver a la mexicana mientras la tomaba de los hombros y la giraba para que lo encarara. María abrió los ojos en sorpresa ante repentina acción del respetable caballero. Pero el solo mantenía su agarre en sus hombros acercándola a él mientras podía escuchar vagamente en su mente una voz gritándole que que demonios estaba haciendo. Pero estaba demasiado abrumado para hacerle caso.

"Mary please stay one more night." Dijo algo torpemente el inglés en voz grave, viendo a la morena a los ojos de una manera tan intensa como pocas veces la había visto. "If you want you can leave tomorrow or the day after, but please , I'm asking you, stay one more night with us. Stay, not because you have to, but because you want to." (María porfavor quedate una noche más. Si quieres puedes irte mañana, o al día siguiente, pero porfavor te lo pido, quedante una noche mas con nosotros. Quedate, no porque tengas que hacerlo, sino por que quieres.)

FUCK.

QUE. HABÍA. HECHO.

Todo el mundo giraba alrededor del inglés, sentia el corazón en la garganta palpitandole también en las sienes. La cara le ardía por su atrevimiento y su falta de control y de pronto se dio cuenta de lo que le había dicho. Una voz en su cabeza le gritaba que era un idiota y la otra mitad quería morirse ahí mismo. Pero se quedo anonadado, sobrecogido por sus sentimientos viendo las orbes obscuras de la latina que solo le miraba hacia arriba.

El silenció era tal que aturdia y zumbaba en sus oidos. Ella solo le miraba quieta, la boca levemente abierta en sorpresa un fuerte carmín en sus mejillas y su respiración visiblemente mas fuerte, pero no dijo nada. Solo se le quedó viendo en silencio, y así ambos se quedaron por lo que fueron varios segundos o inclusive minutos.

Esto no era lo que esperaba el inglés. Podía haber esperado muchas reacciones de la morena, del enojo que merece una cachetada hasta una risa educada declinando, pero no silencio. Se sintió como el imbécil mas grande del mundo, pero claro, eso solo le pasaba a el, solo a el se le ocurría hacer tal estupidez. Bajo la cabeza, sumamente avergonzado por su atrevimiento y muy lentamente empezó a bajar las manos de los pequeños hombros morenos. El silencio era mas claro que cualquier cosa y era la respuesta de la morena.

Pero cuando empezó a hacer eso, María suavemente y sin decir palabra dió un paso al frente hasta quedar casi pegada al inglés y mirándolo hacia arriba mientras suavemente ponía sus manos en su pecho, buscando su mirada confundida, cerró los ojos y le dió un beso. Arthur se sorprendió de sobre manera al sentir los suaves labios de la latina sobre él, pero inmediatamente cerró los ojos y se dejó llevar, delicadamente envolviendo sus brazos en el pequeño cuerpo de ella, estrechándola contra si.

Empezó como un beso suave, tímido, casi pidiendo permiso el uno del otro, casi como si fuese algo prohibido. Era algo tierno cálido y dulce, el tipo de beso que dice "te amo" con cada segundo que ambos probaban los labios del otro, inseguros. Pero despúes de un tiempo, el beso se volvió algo más, algo pasional, algo necesario y se convirtió en una batalla de poder. Era un beso violento y ávido con pequeñas mordidas aquí y allá, que gritaba "te necesito". Era un beso que ambos ansiaban y habían estado guardando desde hacia varios siglos.

Ambas naciones se separaron para tomar aire y se quedaron muy juntas, viéndose a los ojos en silencio y respirando agitadamente. El inglés sentía que todo giraba a su alrededor y la cabeza ligera, pero veía profundamente a la mujer en brazos que le veía de la misma manera, sus labios partidos y y mejillas pintadas de un fuerte rojo.

Nadie dijo nada por largo rato, solo la sostuvo en brazos mientras que ella lo agarraba fuertemente de las solapas de su saco. Y tampoco se movían, como si el hecho de hacerlo fuera romper el momento. Y ninguno de los dos se atrevía.

Lentamente, muy lentamente, María se separó del rubio, bajando la cabeza sin mirarle a los ojos . Al hacerlo, Arthur sintió que el alma se le iba a los pies.

Se le iba de los brazos. Y esta vez, no hizo nada para detenerla. Ella se separó de su abrazo, le dió la espalda y siguió su camino pausadamente por el pasillo . Arthur solo se quedó de pie, viéndola irse. Observó que la morena se acercaba a la puerta de la habitación de huespedes donde ella dormía. Inglaterra solo soltó un suspiro derrotado. Si, finalmente de alguna manera se lo esperaba. Ella se iría a su habitación y no saldría hasta mañana cuando ya se fuera, siendo el beso algo fugaz entre los dos. Era de suponerse.

Pero contrario a todo lo que penso el ojiazul, la morena siguió de largo, caminando muy suavemente, su falda moviéndose levemente de un lado al otro al andar. Arthur miró sumamente extrañado ya que siguió caminando y hasta que llegó dos habitaciones más se detuvo y giro a la izquierda para encarar una gran puerta de madera. Era la puerta más grande de las del pasillo y la del cuarto principal de la casona. La puerta de SU habitación.

Arthur estóico, miro a la morena que estaba de perfil viendo la puerta en silenecio. Luego ella, le giró a verle, un fuerte rubor en sus mejillas, y una sonrisa sumamente tímida. Arthur no entendía lo que sucedía.

"Creo..."empezó con una muy pequeña voz la mexicana, casi en un susurro "que me puedo quedar mas que solo unos días". dijo mientras que le daba una pequeña sonrisa avergonzada, tomaba la manija de la puerta y entraba al cuarto.

Arthur se quedó petrificado en el pasillo, sin creer justo lo que acababa de pasar. Luego, solo en el pasillo procesando lo sucedido, irguiéndose solo pudo sonreir ladinamente y empezaba a encaminarse a su habitación para seguir a la morena, mientras un sentimiento, que de hecho nunca se había ido y había estado latente todo este tiempo, se asentaba en su pecho finalmente.

Tal parecía que hoy iría a haber tormenta en Londres, y por lo visto, en México también.

XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX

Y colorín colorado... este cuento se ha acabado! :)

Bueno, realmente no, si quieren saber que es lo que pasó, María y Arthur estuvieron juntos discretamente, tuvieron 7 hijos y Sealand tuvo mamá para siempre XD

Nuevamente muchisisisismas gracias a todas las personas que me apoyaron todo este tiempo (con todo y horrores de ortografía y redundancias en mi manera de escribir XD) mil ml gracias!

Ahora, este cuento se acabo u.u peeeero... buenas noticias!

1) Estoy en proceso con mis otros dos fics "Historia de un café" y "Mensajes Subliminales"!

2) Estoy en proceso también de volver con Entrenando con el poderoso Prusia! :D pero no tengo fecha definida...

3) tengo muchos proyectitos en mente... diganme cual les gusta mas:

- "Si ese tiempo pudiera vovler" UsMEx pensamientos del americano justo antes de invadir a la mexicana (tragedia/romance)

- "Want you bad" GerMex porque no hay nada peor en una relación que la costumbre... que haran para salir de esta? XD (romance/humor)

- "Serenata" UsaMexGer el hero quiere impresionar a la mexicana... con una serenata XD (humor)

- "Hombres Divinos" las mujeres latinas se sienten despechadas, y la musica y el alcohol sacan viejos rencores

- "Baño de mujeres" un chisme corre entre las naciones, y Alemania no sabe donde inició o porque le miran de esa manera XD (humor)

Voten voten y diganme cual les gusta mas!

- Tengo tambien OTRO (XD) fic en proceso... esperenlo muy proximamente... romance, drama, tragedia y suspenso... todo envuelto en un hermoso musical. Con ustedes... EL FANTASMA DE LA OPERA! Esperenlo en su fanfiction favorito ;)

Queridos lectores, gracias por su tiempo, compañia y reviews :3 Nos estamos viendo pronto! Me despido calurosamente!

Nos estamos leyendo!

Saludos! :D