Nota previa: Para entender de mejor forma esta historia es recomendable leer primero el one short de "Es una promesa". Arigatou

Promesas pasadas

Por Kary

Capitulo XXVI:

De lo que fue y ser

Aquella noche caminamos juntos sin importar la lluvia

Aquella prisa por saber quien eras y por rozarte un poco

¿Donde estabas?

 Ya habías ido… antes por ese lugar

Creo que sí, te había visto y no me atreví a hablar…

Y como si esto fuera un sueño

Me encuentro aquí contigo y parecía que ya lo había vivido

Aquellas frases que yo ya había oído

Aquellas manos que yo ya había sentido, no, no

Juro que esto ya lo había vivido

En esas noches que soñé contigo

Sin tú saberlo te había poseído no, no

Juro que esto ya lo había vivido…

Y como siempre el tiempo pasa de prisa

Amaneció de pronto, nos sorprendió la luz de la mañana

Debajo de aquel portal, con tus manos en mis manos

Y con las ropas húmedas,

Con el sueño en los ojos, pero feliz de estar all

Y todo fue como un instante, ni tiempo tuve de decirte

Que parecía que ya lo había vivido...

Ya lo he vivido- Franco De Vita.

œœœœœœ

¡Ring!… ¡Ring!… ¡Ring!…

- Usted se ha comunicado con la residencia Kamiya. Gomen nasai pero en este momento no es posible atenderlo, deje su mensaje y su teléfono después de la señal…-

- Hola Kaoru… soy yo Kenshin… por favor Kaoru atiéndeme, quiero hablar contigo. Te amo- La voz de Kenshin murió de repente.

¡Ring!… ¡Ring!… ¡Ring!…

- Usted se ha comunicado con la residencia Kamiya. Gomen nasai pero en este momento no es posible atenderlo, deje su mensaje y su teléfono después de la señal…-

- Lo siento. En verdad lo siento mucho. Por favor Kaoru habla conmigo. Te amo.-

¡Ring!… ¡Ring!… ¡Ring!…

- Usted se ha comunicado con la residencia…- la voz de Kaoru dejó de escucharse en la habitación cuando el cable del teléfono fue brutalmente arrancado de su conexión y el aparato en forma de mapache cayó estrepitosamente al piso, de repente todo volvió a estar en sumo silencio.

Las cortinas de la habitación habían permanecido cerradas por varias semanas dándole un aspecto gris a las paredes usualmente blancas, los peluches que siempre estaban acomodados en la cama ahora estaban regados descuidadamente en el piso junto a varios libros y cuadernos, el tocador estaba igual de pulcro y parecía que no había sido tocado en meses.

Kaoru suspiró cansadamente desde su cama y miró el techo de su habitación fijamente, como si esperará que esté le diera la respuesta a sus problemas.

Un mes…

Hacía un mes que su vida se había convertido en un infierno diario.

La melodía de la película de Aladino comenzó a hacer eco en la habitación oscura y Kaoru tanteó con su mano debajo de la cama hasta encontrar su celular, en la pantalla verde podía leerse entre corazones la palabra 'Innazuke', ella vio el aparato fijamente por algunos segundos y suspirando apretó el botón de apagado para luego tirarlo al suelo, afortunadamente esté cayó sobre un oso de felpa bastante grande. (Novio)

Todos los días desde hacía cuatro semanas, por lo menos seis veces al día, él la llamaba. También le mandaba mensajes de texto y siempre terminaba diciéndole que la amaba…

Kami… ella también lo amaba, lo amaba más de lo que podía llegar a imaginar, pero estaba tan confundida…

Después del día del torneo y de todo lo que había pasado ella se sintió completamente desequilibrada, su novio era el hombre que ella más detestaba y toda su vida pasada se había abalanzado hacia ella sin permiso, entonces ahora no era que solamente su novio era su enemigo sino que también era el amor de su antigua y actual vida que había sido uno de los mayores asesinos de la historia ¿Sonaba loco? Pues ella aun no sabía que hacía fuera de un manicomio.

Las últimas semanas las había pasado encerrada en su habitación pensando, solo salía para ir a la universidad pero únicamente a presentar sus últimos exámenes que habían sido hacía más de dos semanas, luego pasaba a la biblioteca y volvía a su casa a encerrarse en su habitación.

A un lado de la cama había varios libros enormes y pesados que se apilaban en una fila alta, la lapto sin batería yacía cerca de ellos con la pantalla oscura y muerta.

Lo poco que había encontrado en los libros de historia solo la habían logrado confundir más, hablaban de un asesino robusto y fuerte que había cometido seppuku al no poder establecerse en una era de paz, pero ella lo sabía mejor que nadie, Kenshin había anhelado la paz como nadie más… sin contar que él era pequeño y menudo.

Suspiró cansadamente una vez más.

Apenas había visto a Megumi o a Misao, incluso apenas había escuchado a Ayame o a Susume, simplemente era muy duro para ella terminar de entender que sus hermanas habían sido aquellas amigas que habían pasado con ella por tantas cosas.

Era duro pensar que la pequeña Misao a la que había tenido que cuidar desde que había nacido también había sido aquella joven ninja que había arriesgado por ella su vida tantas veces y que había esperado hasta el fin de sus días por un hombre que jamás había salido de su infierno… era difícil ver a su hermana Megumi y no recordar las lágrimas de dolor que había derramado al no haber encontrado nunca a su familia y haber permanecido siempre sola.

Todo esto era muy difícil.

Y lo peor era recordar el día de su muerte, ese simple y doloroso recuerdo le revolvía el estómago hasta llevarla al baño… ahora no era solo que no comía sino que lo que comía lo terminaba vomitando… bueno tal vez tenía que acostumbrarse a ver la imagen de su sangre cubriendo el dojo de punta a punta, de sentir el olor y el sabor metálico del líquido rojo en cada bebida y comida.

Tenía que acostumbrarse al frío de la muerte y a los lamentos constantes que no sabía de donde provenían, tenía que acostumbrarse también ver los ojos de su asesino en cada luz que brillaba a lo lejos y tenía que acostumbrarse a la idea que era ahora su turno de cargar con el recuerdo de vidas tristes que no eran suyas y de sentimientos dolorosos que nadie más podría evocar.

Ahora ella y solo ella tenía el deber de cargar con el recuerdo de todos los rencores y fantasmas que habían quedado enterrados hacia más de cien años. 

Pero eso no era lo más difícil, no, para nada era difícil cargar con esa cruz. Tampoco era difícil aceptar que había hecho el papel de estúpida durante meses al no saber que Kenshin era el mismo empresario al que ella tanto había odiado, nop, y mucho menos era el hecho de que TODOS en el maldito mundo sabían la verdad menos ella, eso incluyendo a sus hermanas, a su primas, a sus amigas, a su tía y hasta a su manicurista.

No.

Lo más difícil era volver a verlos a cada uno de ellos sin derrumbarse a llorar de tristeza, por la simple razón de que… estaban vivos… ¿Qué habría sido de ella si hubiese recordado todo pero ninguno de ellos hubiese estado a su alcance? Probablemente se habría vuelto de verdad loca y es que por más que estuviese dolida porque todos le habían ocultado la verdad, ella no podía dejar de alegrarse de que todos hubiesen tenido una segunda oportunidad para vivir, sobretodo Kenshin.

Nadie más que él merecía una segunda oportunidad de vivir sin todos esos fantasmas y ese dolor que lo habían mantenido al margen de la felicidad siempre, y si ella no quería contestar sus llamadas no era porque no pudiese perdonar que él le hubiese mentido, si estaba muy enfadada por eso, muchísimo si le preguntaban pero esa no era una razón lo increíblemente fuerte para que ella dejase de amarlo.

Seamos sinceros una mentira hiere pero no mata. No por lo menos a un amor como el que ella le tenía a él.

Lo que ella tenía era miedo de verlo, aunque también le emocionaba volver a estar cerca de él con todos los sentimientos que tenía a flor de piel. Era extraño, quería verlo pero al mismo tiempo no quería hacerlo, tal vez era la inseguridad que tenía o la impresión de que se encontraría al viejo Kenshin en esta nueva vida, o de que otro como Jinei apareciera como por arte de magia y se enfrentara al pelirrojo trayendo al Battousai que iba más allá de ser el importante empresario.

Según lo que había leído en las reseñas de los periódicos, Jinei había sido contrincante de Kenshin en el kendo desde que ambos eran muy jóvenes y al parecer el hombre tenía desarrollada una fuerte esquizofrenia que lo hacía ver alucinaciones, y ahora estaba internado en la Clínica Siquiátrica de Tokio, pero Kaoru sabía muy bien que esas alucinaciones no eran más que los recuerdos pasados que atormentaban a ese hombre.

Tal vez algunas personas volvían a pagar en vida sus pecados pasados.

Había buscado en libros y en internet algo que le diese a saber lo que había pasado con su dojo después de su muerte, pero no existía ningún dojo registrado bajo el apellido Kamiya, al final se había dejado por guiar el instinto primitivo tratando de llegar a su viejo hogar pero simplemente había terminado frente a un enorme estacionamiento de una cadena de supermercados.

Eso había ameritado una semana más de encierro y depresión.

Pero ella ya estaba cansada de sentir el ya mullido colchón bajo su espalda, solo estaba a una semana de su graduación y ni siquiera tenía elegido un vestido decente… Kami ella ni siquiera estaba en un estado decente, no le hacía falta verse en un espejo para darse cuenta de las ojeras moradas que cubrían sus ojos, de las arrugas prematuras por el encierro y de los seis o siete kilos que había perdido en el mes.

Kaoru escuchó algunos pasos sonar en el piso de madera que estaba en el pasillo de su cuarto, luego algunos murmullos incomprensibles de dos voces que estaban detrás de su puerta para después oír el sonido del tocar de su puerta.

- ¿Kaoru-nee?- una vocecita infantil y chillona se oyó detrás de la puerta.

- ¿Estará dormida?- preguntó otra vocecita mucho más infantil que Kaoru supo inmediatamente que pertenecía a Susume.

- No sé- dijo la pequeña Ayame esta vez -¡Kaoru-neechan! ¡Ayame y Susume tienen hambre! ¡Kaoru-neechan!-

- ¡¿Será que Kaoru-nee se fue?!- la voz angustiada de Susume hizo que el corazón de Kaoru se encogiera, así que con un fuerte suspiro se levantó de la cama y caminó hasta la puerta, podía ver claramente como el cabello castaño de Ayame comenzaría a oscurecerse cuando creciera dentro de unos años, también podía ver vividamente como los rasgos de Susume comenzarían a alargarse con el tiempo.

Cuando la abrió una Susume llorosa y una Ayame mortificada saltaron alegremente hacía ella.

- ¡Kaoru-neecha! ¡No estabas muerta!- gritó Ayame alegremente, Kaoru sonrió con suavidad alzando a Susume y agarrando la mano de Ayame.

- ¡Mou! Claro que no estoy muerta, solo estaba durmiendo- dijo Kaoru comenzando a caminar por el corredor con ambas niñas.

Susume la miró desde sus brazos con ojos acuosos y grandes – Desde hace muchos días-

- Mm, si pero ya no más- respondió Kaoru suavemente, mientras bajaba las escaleras con las niñas - ¿Y como es eso que tienen hambre? ¿Acaso no hay nadie más en está casa?-

Ayame negó fervorosamente con la cabeza – Ayame y Susume buscaron a Megumi- oneechan y a Misao-oneechan, pero no estaban en ningún lado, Sano-nii esta durmiendo con las flores-

- Ya veo- dijo Kaoru frunciendo el ceño, Sanosuke había vuelto a dormirse en el trabajo, un caso perdido. Kaoru entró a la cocina bajando a Susume en el suelo, luego abrió el refrigerador sintiendo unas enormes nauseas aunque en este solo había una botella de dos litros de coca-cola, una lechuga, varios tomates, queso crema y algo que parecía sopa de verduras.

'Seguramente fueron al supermercado' pensó Kaoru con respecto a sus hermanas.

- Pues no hay mucho que hacer- dijo abriendo la alacena - ¿Qué quieren comer?-

- ¡Helado!- gritaron ambas niñas al unísono y Kaoru las miró con los ojos anchos.

- ¿Helado?- preguntó ella buscando en el freezer, pero no había ningún helado – Creo que no hay tampoco-

Las niñas pusieron los ojos acuosos y la miraron fijamente, Kaoru sonrió suavemente ¿Cómo le decía que no a esos ojos?

- Bueno vamos a comprar helado- dijo Kaoru caminando hacia la puerta principal y buscando con la vista sus llaves, las risitas de Ayame y Susume llamaron su atención - ¿Qué pasa?-

- ¿Kaoru-neechan va a salir así?- dijo Ayame señalándola y riéndose.

- ¿Hu?- preguntó Kaoru viéndose, luego rió suavemente – Creo que es mejor si me quito la pijama antes de salir- dijo subiendo las escaleras.

Las risas de Ayame y Susume la hicieron sonreír a pesar de todo.

................

- ¿Kaoru-neechan no quieres helado?- preguntó Ayame a su hermana mayor mientras le jalaba la manga larga del suéter azul, a pesar del calor primavera-verano que había en la ciudad Kaoru tenía cierto frió.

- Iie- dijo Kaoru esperando a que la empleada de la tienda de dulces le dijera el monto a pagar.

Susume comió de su helado de vainilla y sirop de chocolate entusiástica mente mientras Ayame comía el suyo de fresa, la pelinegra le pagó a la cajera y sonriendo suavemente salió de la tienda con sus dos pequeñas hermanas encontrándose de frente con unos lentes negros bastante conocidos. 

- ¡Hola!- dijo Enishi sonriendo alegremente.

- Hola Enishi- dijo suavemente Kaoru, viéndolo con cuidado. No podía relacionar al Enishi que la había secuestrado y había tratado de matarla a ella y a Kenshin con el Enishi con el que había compartido sus años de adolescencia.

- ¡Kao-nee!- la voz infantil a sus pies la sacó de sus pensamientos y cuando bajo la mirada una enorme sonrisa agració su cansado rostro.

- ¡Aoi-chan!- dijo alegremente extendiendo sus brazos, el pequeño hermano de Enishi saltó a ellos de inmediato.

- Íbamos a tu casa- dijo Enishi viéndola suavemente, y Kaoru supo que él ya sabía todo, también supo que él no había sabido el pequeño secreto del pelirrojo antes que ella y eso de alguna u otra forma la alegró - Pero Aoi se empeño en comprarte helado-

- ¡Si!- gritó el niño aturdiendo a la pelinegra.

Varios minutos después los tres niños iban caminando delante de los dos adultos, los cinco comiendo helados de diferentes sabores.

- Estas más flaca Kaoru- comentó Enishi casi con desdén, ella nunca había sido una muchacha que tuviese que hacer dietas para estar en forma, más que todo porque siempre hacía ejercicio, así que la perdida de peso… digamos que no le hacía mucho a favor.

- hum hu hai- dijo ella distraídamente, viendo como los tres niños conversaban agradablemente.

- Por cierto, oí lo que paso- dijo Enishi está vez sin verla- En verdad que no tenía idea de que ambos eran la misma persona, si lo hubiese sabido te lo habría dicho-

- hum…- Kaoru suspiró suavemente sabiendo a la perfección que Enishi sacaría el tema- Si lo se Enishi, no te preocupes-

- Bueno es que no creo que ha…-

- ¿Por qué tanto adorno hoy?- preguntó Kaoru, Enishi la miró y sonrió permitiéndole cambiar el tema.

- Hoy es siete de julio ¡Esta es tu fecha favorita! ¡Vaya Kaoru que estas perdida! -dijo Enishi sorprendido

- Si, un poco- dijo Kaoru medio sorprendiéndose. Las calles estaban siendo adornadas por las guirnaldas de colores desde los postes especialmente colocados para ellas y algunas personas caminaban vestidas en sus kimonos de Hotoe, ella no pudo dejar de sentirse nostálgica al verlos.

Hoy era Tanabata. Era un día especial donde se conmemoraba a una historia de amor entre dos amantes… y Kami en este momento ella se sentía como el ser más patético del mundo.

- Por cierto Kaoru, aun me debes una salida al cine- dijo Enishi guiñándole un ojo y Kaoru sin saber porque se ruborizó.

- Oh no Enishi- dijo ella negando con la cabeza febrilmente – No, no, no-

Dos horas y medias más tarde los dos jóvenes con los tres niños salieron del cine hablando alegremente.

................

Cuando la tarde cayó comenzó a verse la excitación de las personas debido a la fecha, los árboles de bambú comenzaban a rebozar de coloridos Tanzakus que las personas, en especial las jóvenes supersticiosas, colgaban alegremente. Los templos comenzaban a llenarse de personas que agradecían a los dioses por cosas que nunca solían pensar, y en las plazas rebozaban las ferias con juegos y dulces.

- ¡Misao deja de moverte de una buena vez!- gritó una muy exasperada Megumi tratando de atar el obi de la joven pelinegra.

- ¡Gomen, gomen!- Misao dijo sin dejar de moverse y tocando las puntas de su trenza con suavidad - ¡Es que estoy tan emocionada! ¡Piensa onee-san! ¡Es una historia tan romántica! ¡Tal vez la historia de Aoshi y la mía es igual! ¡Separados por una monstruosa bruja verde!-

- ¡Por Kami Misao! ¡A Orihime y a Hikoboshi no los separó una bruja!- dijo mucho más exasperada Megumi al no poder atar el cordón del obi.

- ¡Yo lo sé!- dijo Misao pensativa y frunciendo el ceño - ¡Es solo una metáfora!- 

- Pero no es muy buena ¿no comadreja?- preguntó alzando una ceja Sanosuke, que estaba sentado en la mesa de la cocina viendo a las muchachas mientras jugaba con la caja de cigarros. Él tenía puesto un hakama azul oscuro y un gi blanco que llevaba completamente abierto revelando varias vendas blancas alrededor de su torso, su cinta roja estaba como siempre en su cabeza.

Misao le dirigió una seña bastante obscena con respecto a su comentario.

- ¡Misao!- la reprendió Megumi.

- ¡Pero él comenzó!- masculló la muchacha guardando su celular en su pequeño bolso verde, este tenía pintada a una grulla en negro. Luego se puso en pose para que todos la vieran, tenía puesto un kimono verde oliva con unas mangas que le llegaban a las rodillas y en la tela estaban pintadas dos flores grandes y amarillas veteadas en blanco, el obi era completamente blanco y el cordón dorado. -¿Qué opinan?-

- Que es difícil que te pierdas- dijo Sanosuke bostezando.

- Te ves bien Misao-chan- dijo Kaoru desde la puerta de la cocina, donde llevaba rato en silencio.

- ¿En serio?- preguntó tímidamente Misao, aun no estaba segura si su hermana mayor ya la había perdonado por completo por nunca haberle dicho que ella sabía la verdad sobre la identidad de Kenshin. Después de la depresión por la que había pasado no estaba segura ni de cómo hablarle.

- Hai- dijo ella asintiendo con la cabeza.

- ¿Y tú vas a venir con nosotros?- pregunto ácidamente Megumi sacudiendo su cabello- ¿O vas a seguir quedándote en casa y ahogándote en tú miseria?-

Tanto Misao como Sanosuke hicieron muecas de dolor, a veces Megumi era muy imprudente o muy dura expresando sus ideas. Kaoru no cambió su rostro tranquilo cuando contesto suavemente – Creo que voy a quedarme aquí, aun tengo que  encontrarle una explicación al echo de que las personas en quien más confió no fueron sinceras conmigo- dijo ella fríamente  

Misao se encogió culpablemente y Sanosuke trató de no ponerse nervioso cuando su novia encaró a su hermana menor.

- Deja-de-lamentarte-de-una-vez- dijo lentamente Megumi- ¡Esto no se trata de nosotros! ¡Se trata de ti!-

- ¡Eso no tiene nada que ver! ¡No trates de entender por lo que estoy pasando por que es inútil!- dijo Kaoru agitadamente. Nadie podría entenderla, nadie podría entender sus miedos y el peso que ahora cargaba, no podían pedirle que viviera como si nada después de todo lo que había y aun tenía que pasar.

- Es verdad, no se por lo que estas pasando y sinceramente tampoco quiero saberlo- dijo fríamente Megumi- Pero no puedo seguir viendo como te encierras en tú habitación ¡Mírate Kaoru pareces una pobre muñeca vieja! ¡Y Ken-san! ¡¿Acaso lo has visto?! ¡Ese pobre hombre no ha dejado de llamarte ni un solo día!-

- Ese no es el punto onee-san- dijo Kaoru cansadamente recostándose del marco de la puerta.

- No importa cual sea el punto, aquí tú eres la única que se deja morir por una estupidez ¡Sal y demuéstrate a ti misma que puedes superar todas las barreras que el destino te pone!-

- Lamento no ser tan fuerte como tú Megumi- dijo Kaoru tiesamente

- No estoy hablando de mi Kaoru, pero si piensas así no se porque demonios Ken-san sigue buscándote- dijo fríamente Megumi y los ojos de Kaoru brillaron con las lágrimas contenidas – Estoy segura que Ken-san te ama, y se que tú también lo haces. Así que no seas tan tonta como para perderlo-

Los ojos de Kaoru se llenaron de tantas lágrimas que algunas corrieron libremente por sus mejillas…

Ella no lo quería volver a perder… jamás…

Megumi la abrazó ligeramente y secó las lágrimas de su rostro en un gesto maternal, luego le sonrió suavemente tratando de ayudar a su hermana menor.

- Ahora, ve a cambiarte, ya subo para ayudarte- dijo la casi doctora con amabilidad.

Kaoru asintió con la cabeza y secándose las últimas lágrimas caminó de la cocina a su cuarto.

Megumi suspiro suavemente.

- A veces me sorprendes kitsune- dijo Sanosuke mirándola fijamente, Megumi bufó fastidiada.

- Para tu información amo a mi hermana y no quiero que siga sufriendo- dijo ella frunciendo el ceño.

Misao suspiró alegremente – Voy a ayudarla- y también desapareció de la cocina.

- ¿Y porque diablos no puedes parecer decente por una sola vez en tú vida?- preguntó Megumi cerrando el gi de su novio, Sano rodó los ojos fastidiado y la besó para evitar contestarle algo que luego lamentaría.

- Esta mañana recibí una carta de Magdaria- dijo Megumi cuando ambos se separaron y todo lo que Sano había estado pensando se disolvió de repente.

- ¿Sou?- preguntó el con los ojos anchos -¿Qué… que te dijo?-

- Hai, esta mejor, el tratamiento esta funcionando a la perfección, esta algo triste porque ha perdido gran parte de su cabello pero ya le crecerá- Megumi suspiró suavemente – Pero hay buenas noticias, me dice que conoció a un muchacho-

- ¿Un muchacho? ¡¿Qué muchacho?!- preguntó Sanosuke exaltado.

Megumi alzó una ceja y cruzó los brazos separándose del muchacho – Si un muchacho Sanosuke, se llama Shouzo y es su doctor, pero al parecer tienen algunos problemas, como sabes la relación entre un doctor y su paciente está prohibida, ella espera poder sanarse por completo para que puedan estar juntos sin complicaciones- explicó ella - ¿Por qué esa cara? ¿Acaso estas celoso?-

Sanosuke sonrió internamente, él no estaba celoso pero vaya que ella si. – Solo me alegro por ella, espero que se terminé de curar pronto-

Megumi no dijo nada y se dio la vuelta molestamente simulando que miraba el calendario pegado en el refrigerador.

- Me gusta como te ves- dijo él luego de unos minutos de silencio y abrazándola por la espalda. Ella sonrió alegremente, Sano no era una persona detallista, así que el hecho de que él le dijera que se veía bien era algo para alegrarse.

Megumi tenía puesto un kimono púrpura con unas mangas no tan largas como las de Misao, en la parte inferior de la tela habían varias flores pequeñas blancas y celestes, sobre un degrade dorado y con varias hojas verdes que caían, el obi era dorado y el cordón negro, todos los colores contrastaban grandemente con su piel pálida y su cabello negro y largo.

- ¿Ya sabes que vas a pedir hoy?- le preguntó él cuando ella volvió a acomodarle el gi.

- No puedo creer que el señor bravucón crea en esas cosas aun- dijo ella alzando una ceja divertida. Sano aparto la mirada y alzó los hombros con indiferencia.

Hoy él tenía que pedir más que un simple deseo…

................

La campana hizo eco en el templo y luego se escucharon dos palmadas de cuatro personas sonar al mismo tiempo. Unos segundos después se dejaron oír tres suspiros.

- ¿Por qué suspiran?- le preguntó Kaoru a sus dos hermanas y a Sanosuke, los tres la ignoraron.

Kaoru vio suavemente el oscuro cielo que aunque estaba algo nublado no daba señales de lluvia, la noche era bonita.

Megumi solía ser muy dura cuando hablaba pero sino fuese por ella, Kaoru estaba segura que aun estaría encerrada deprimidamente dentro de su habitación.

Kaoru observó el kimono que llevaba puesto, lo estaba estrenando, su madre se lo había regalado cuando tenía solo diez años y le había dicho que lo utilizara en una ocasión especial, ella habría preferido seguir guardándolo para otra vez pero ante la insistencia de Misao…

El kimono era bonito, su color era de un rosado pálido y tenía bordado desde el hombro izquierdo flores blancas y doradas que iban en aumento hasta llegar al final de la tela, el obi era blanco pero tenia estampadas figuras abstractas en un rosa más pálido que el kimono, el cordón también era rosado.

Ella se sentía como una tonta.

Kaoru balanceo suavemente su bolsito blanco en el que había pintada en color salmón una flor del oto junto a una grulla, tal vez habría sido mejor quedarse en casa viendo televisión.

- Kao-nee- Ayame jaló la manga de Kaoru por quien sabe cuanta vez en el día, se veía dulce en su pequeño kimono anaranjado – Ayame quiere colgar su deseo- dijo la pequeña, en su mano llevaba su Tanzaku en un papel verde.

- Claro que si- dijo sonriendo Kaoru, el árbol de bambú estaba repleto de papeles de colores con los poemas de muchas personas, y Kaoru pensó que sería lindo creer en una historia tan bonita.

Misao, Sanosuke y Megumi también estaban allí junto a Susume. Misao colgó alegremente su deseo, podría haber estado triste cuando supo que Aoshi estaba comprometido, pero ella estaba segura que sus destinos estaban unidos…

Sanosuke también colgó el suyo en lo más alto del árbol, tanto que ni Megumi con su estatura podía leerlo.

- ¿Qué pediste?- preguntó Megumi curiosamente, pero Sanosuke se encogió de hombros y no le contestó, así que ella colgó el suyo varías ramas más abajo.

- ¿Y tú Kaoru-oneesan? ¿No tienes ningún deseo?- Kaoru negó con la cabeza, si Misao hubiese insistido un poco más tal vez ella abría podido pensar en algo para poner pero había tanta gente esperando su turno para guindar sus Tanzaku que nadie se molesto en decirle nada.

Todos caminaron alegremente y Kaoru se detuvo a escuchar a la sacerdotisa del templo que les contaba la historia de Orihime y Hikoboshi a los pequeños niños, entre ellos a Ayame y Susume, era una historia que ella había escuchado desde el día de su nacimiento, desde hacía muchos años más.

- Cada año, el siete de julio se celebra el festival de la Dama Tejedora que también es conocido como El Festival De Los Amantes. En este festival se celebra la leyenda de Tanabata- explicó la joven muchacha que a la vista de Kaoru no tenía más de dieciocho años – La leyenda cuenta que el gran Dios del firmamento tenía una hermosa hija llamada Orihime, ella solía tejer hermosas prendas para que él las usara, pero un día, mientras Orihime estaba creando otra prenda para él, vio a un guapo muchacho guiando un buey y fue amor a primera vista para ambos.

Su padre, siendo el gran Dios que era, se dio cuenta de los sentimientos de los dos jóvenes y poco tiempo después, los dos se casaron. Desgraciadamente, como el amor entre Orihime y Hikoboshi era…- la sacerdotisa trato de buscar las palabras adecuadas - tan ardiente y enorme, los dos abandonaron sus deberes. Orihime dejó de hacer sus tejidos, y Hikoboshi permitió a su buey vagar por los campos de los altiplanos del cielo. El Dios del Firmamento se enojó tanto por tanta irresponsabilidad que ordenó que el Río Celestial debería separar a los amantes-  

- ¿Y los separó?- preguntó una niña de cabello negro y ojos lilas que Kaoru identificó al instante, era Okane la hija de Tomoe y Akira. La sobrina de Kenshin.

Su corazón se apretó dolorosamente… eso significaba que Kenshin también estaba en el festival.

- Así es- dijo la sacerdotisa asintiendo con la cabeza- Y desde entonces, sólo una vez al año, la séptima noche del séptimo mes, si es que hay buen clima, una parvada de pájaros formara un puente a través del río para que, de esta manera, los amantes puedan reunirse- Ella miró al cielo que estaba levemente nublado -Pero sin embargo, si empezaba a caer lluvia, el río crecerá tanto que el puente de pájaros no podrá formarse, haciendo que los dos amantes tengan que esperar un año más para tener la oportunidad de verse nuevamente. También dicen que si un hombre le pide matrimonio a una mujer en Tanabata, su unión y su amor serán tan eternos como Orihime y Hikoboshi -

- Pobrecitos- suspiró una anciana que estaba cerca de Kaoru – Esperar un año para reunirse con el ser que más aman… debe ser muy difícil soportar tanta soledad y tanta injusticia, es triste pensar que ahora el amor es tan fugaz, no como en mi tiempo que las mujeres y los hombre amaban hasta que…-

Pero Kaoru dejó de escuchar a la mujer cuando esta se puso a dar un sermón del amor de aquellos tiempos, pero si en algo tenía razón era que, fuese una leyenda o no la historia de Orihime y Hikoboshi era muy triste ya que ellos esperaban una año completo, trescientos sesenta y cinco días para volver a verse, y ella que podía ver al ser que amaba cuando quería no lo hacía ¿acaso era más fuerte el miedo a ver la realidad que se le presentaría que el amor que sentía por él?.

No. Nada en el mundo era más fuerte que el amor que ella le tenía y le tendría por siempre.

- ¡Kaoru- obasan!-

Kaoru sonrió alegremente cuando Okane corrió hacia ella y la abrazó hasta donde alcanzaba.

- ¡Okane-chan! ¿Cómo estas?- preguntó alegremente Kaoru, le había tomado un enorme cariño a la niña y viceversa, después no haberla visto desde hacia tantas semanas la pelinegra se sintió muy feliz.

- Okane está bien- dijo la niña alegremente - ¿Okane está linda?- preguntó la niña dejando ver su kimono amarillo.

- Hai, estás muy linda- dijo Kaoru sonriendo pero buscando algo con la mirada - ¿Dónde está tú okaasan?-

- Okaa-san está orando por el bebé- dijo la niña tomando la mano de Kaoru – Ella le dijo a Okane que el bebé nacerá la próxima semana-

- ¿Tan pronto?- preguntó Kaoru asombrada, había estado tan agobiada en sus problemas que se había olvidado de Tomoe y el bebé… Tomoe ¿sería la misma Tomoe que fue esposa de Kenshin? Seguramente lo era, era raro pensar que ahora era su hermana, pero Kaoru no se asombró al relacionar a la Tomoe de ahora con la Tomoe que una vez le habían descrito tanto Kenshin como Enishi, tal vez no tanto mentalmente pero si físicamente.

Tomoe era una belleza de mujer y Kaoru pensó por un momento, ¿que era lo que había visto en aquel tiempo Kenshin en ella después de haber tenido a una mujer como Tomoe? Pero ese pensamiento se disolvió cuando la palabra amor resaltó en sus pensamientos. El amor era más fuerte que la imagen y Kenshin se había enamorado de ella como ella de él.

- Hai- respondió la niña viendo a Kaoru – Otou-san no quería que Okaa-san viniera al festival pero Ken-ojisan lo convenció ¡Kaoru obaasan, ojisan te ha estado buscando toda la noche!- dijo la niña alegremente, pero el corazón de Kaoru se apretó otra vez en su pecho con fuerza.

- ¡Okane! ¡Por Kami, Okane no te pierdas así!- dijo una muy preocupada Tomoe caminando hacia ellas, pero al parecer no había notado a Kaoru -¿Por qué te alejaste de nosotros?-

- Solo estaba con Kaoru-obaasan- dijo tranquilamente la niña y Kaoru pensó que a veces Okane parecía tener mucha más edad que siete años.

- ¿Quién?- preguntó Tomoe, pero cuando levanto la vista una enorme sonrisa agració su pálido rostro - ¡Kaoru-chan no te había visto, Gomen nasai!-

- ¿Cómo esta Tomoe-san?- preguntó Kaoru ayudándola cuando la mujer le hizo una seña, su vientre abultado de nueve meses se veía mucho más enorme en el lujoso kimono rojo que llevaba puesto.

- Oh bien, pero me canso fácilmente ¿puedes ayudarme a sentarme en ese banco? – preguntó ella y Kaoru asintió con la cabeza ayudándola, cuando se sentó Tomoe suspiró casadamente – Este niño esta dándome más problemas de los que debería, me siento como una tortuga obesa- dijo sonriendo suavemente.

Kaoru sonrió sintiéndose cohibida.

- Kenshin ha estado buscándote como loco últimamente, siento mucho lo que paso entre ustedes- dijo suavemente la mujer y Kaoru bajo la mirada abrumada – No tienes que sentirte mal, lo que hizo Kenshin no estuvo bien pero papá ya se encargó de castigarlo, que quedé entre las dos, ahora Kenshin tendrá que esperar aproximadamente tres siglos para volverá a sacar la cabeza del hueco en que se le  ha transformado la oficina-

Kaoru rió ligeramente sentándose a un lado de Tomoe y viendo como Okane coleccionaba los pétalos de algunas flores en el suelo.

- Él te extraña mucho- dijo Tomoe – Nunca lo había visto tan triste en mi vida, tal vez es bueno si los dos hablan, ahora mismo te esta buscando porque tú hermana menor nos dijo que habías venido-

Kaoru sonrió pensando en la mejor manera de matar a Misao – Creo que tienes razón- dijo Kaoru decididamente - Voy a buscarlo ¡Sayonara!- y desapareció entre las personas.

- ¡Oh Kaoru espera!- gritó Tomoe pero la pelinegra ya se había ido -¿Cómo se supone que me paro de aquí?- dijo moviéndose torpemente, como una verdadera tortuga sobre su caparazón – Okane cariño ¿puedes ayudarme?- le preguntó a su hija que poco caso le hizo.

- Buena representación de una tortuga- dijo una voz a sus espaldas.

- Si ya lo sé, solo ayúdame a pararme Kenshin- dijo ella rodando los ojos.

- De acuerdo, de acuerdo- murmuró Kenshin –Que carácter-

- ¿Sabes? acabo de hablar con Kaoru- dijo cuando Kenshin la tomó de un brazo para ayudarla a pararse, el pelirrojo se congeló al instante.

- ¿Dónde esta?- pregunt

- Se fue por allá- dijo Tomoe señalando la dirección por donde se había ido la muchacha.

- Gracias- dijo Kenshin soltándola y corriendo hacía donde ella había apuntado.

- ¡Oye Kenshin espera! ¡Ayúdame a pararme!- pero su hermano menor también se había ido. Tomoe maldijo bajo su respiración y suspiro para no perder la compostura.

Paciencia ante todo.

................

- Paciencia kitsune, si sigues intentando tal vez algún día puedas atrapar algún pez- dijo arrogantemente Sanosuke entregándole a Ayame una pequeña bolsa con un pez colorido dentro.

Había muchos juegos en el festival y las personas no los desaprovechaban mientras esperaban que en el cielo las estrellas Vera y Altair mejor conocidas como los enamorados Orihime y Hikoboshi aparecieran entre las nubes oscuras.

Megumi tenía más de quince minutos tratando de pescar con el largo anzuelo, alguna de las bolsitas de peces que estaban en la piscina de agua, ya había gastado mucho dinero y había reventado cuatro bolsas, mientras que Sanosuke había sacado exitosamente tres peces en sus únicos tres intentos.

- Idiota, eres un idiota- murmuró Megumi rencorosamente - ¿Cómo puedes sacar tantas bolsas si apenas puedes amarrarte los zapatos?-

- ¡Oi yo puedo amarrarme los zapatos!- dijo él ofendido – Y no es mi culpa que la o-gran-kitsune-sabelotodo-mandona-histérica-perfecta-doctora no pueda pescar una estúpida bolsa de plástico-   

- Hazme un favor cabeza de pollo, púdrete- dijo Megumi exasperada, las rodillas le dolían de estar tanto tiempo en cuclillas y la risa sarcástica de Sanosuke alrededor de sus orejas estaba comenzando a molestarle.

- Deberías rendirte kitsune, esto no es para ti- dijo alegremente Sanosuke cuando ella reventó otra bolsita, el pez azul y rojo nadó libremente por el agua hasta que el dueño del juego lo capturó metiéndolo en otra bolsa plástica.

- Solo cállate Sanosuke- dijo Megumi molestamente y Sano le sonrió, sonrió mucho para el gusto de ella y sus ojos también estaban brillando más de lo normal. Algo tramaba…

- Hola Sano, Megumi-san- saludó una voz y Megumi volteó al reconocerla como la de Kenshin, desgraciadamente su distracción causo que rompiera otra bolsa, aunque esta vez no le prestó atención.

- Ken-san ¿Qué haces aquí?- preguntó Megumi viéndolo - ¿Qué te paso?-

- Oh… hum… bueno corté mi cabello- dijo él pelirrojo observando su cabello que ahora le llegaba por encima de la barbilla.

- Si ya veo- dijo Megumi con los ojos grandes, pero luego regresó a su tarea de pescar – No se te ve mal por cierto-

- Gracias- dijo Kenshin rascándose el cuello tímidamente.

- Lo que se te ve mal es ese gi- dijo Sanosuke mirándolo con una ceja alzada.

- Lo escogió Tomoe, no me mires a mi yo tuve que ponérmelo o ella comenzaría a llorar nuevamente- explicó cansadamente Kenshin.

- Bueno si tú lo dices- dijo Sano encogiéndose de hombros.

- ¿No han visto a Kaoru?- preguntó él de golpe.

- ¿A Kaoru?- repitió Megumi algo sorprendida – Ella andaba por ahí, pero tengo rato sin verla-

- Oh bueno gracias- dijo Kenshin y luego se alejó con rapidez, tanto Sanosuke como Megumi se le quedaron viendo fijamente por varios segundos hasta que algo cayó en el anzuelo de la pelinegra.

- ¡Kami por fin!- dijo levantando el anzuelo hasta su línea de vista, pero cuando vio lo que había allí su mente se lleno de confusión.

Brillando por las gotas de agua que corrían sobre el, un pequeño anillo de oro estaba colgando de su anzuelo, era simple sin ningún cristal o piedra preciosa, pero cuando Megumi lo vio más de cerca pudo leer que en la parte interior del anillo estaban talladas las palabras "Kitsune & Tori-atama" en un kanji perfecto.

Ella se volteó a verlo completamente asustada y con la mente en blanco, el corazón paralizado y la respiración pesada ¿Qué se suponía que era eso? Ni siquiera pudo pararse porque sabía que las piernas no la sostendrían.

- ¿Sanosuke?- preguntó ella viéndolo fijamente, aun con el anzuelo que llevaba colgando el anillo a nivel de sus ojos que estaban más que asustados.

Sano pareció perturbado y se rasco la nuca nerviosamente cuando contestó sin mirarla – Bueno, no se, ya sabes- dijo tartamudeando – Tal vez algún día… tú y yo… podríamos ya sabes… casarnos- terminó ahogadamente

Megumi lo miró fijamente por varios segundos sin saber que pensar… en cambio Sanosuke pensó muchas cosas… él que siempre le había tenido miedo al compromiso ahora le estaba pidiendo matrimonio y ella… ella…

- ¡Deja de poner esa cara de estúpida y di algo!- gritó Sanosuke, ese fue el clic que Megumi necesitaba. Al instante saltó sobre Sanosuke desequilibrándolo por completo y ambos cayeron al suelo con un fuerte golpe. Megumi lo besó alegremente y Sanosuke suspiró aliviado, algunas personas los miraron desaprobatoriamente por dar muestras de cariño en público, pero ninguno de los dos prestó atención a ningún comentario.

Por ahora ellos vivirían su feliz cuento de hadas…

................

Misao se secó las lágrimas de los ojos con su pañuelo color rojo cuando vio a su hermana mayor besar a su novio, era tan bonito… si solo ella…

Una ventisca pasó suavemente y su pañuelo voló de sus manos cayendo al suelo – Demonios- maldijo agachándose para recogerlo, una mano que no era la suya también recogió el pañuelo- ¿Aoshi-sama?- preguntó Misao viendo al hombre que estaba frente a ella, en la ropa tradicional japonesa y con su rostro pacifico de siempre.

- Hola Misao- dijo él viéndola suavemente. Misao bajó la vista y vio que ambos aun sostenían por distintos extremos al pañuelo rojo.

Era su destino…

- No creí que lo volvería a ver tan pronto- dijo Misao sin soltar el pañuelo, él tampoco lo hizo.

- Sanosuke me dijo que habías estado deprimida- dijo él viéndola fijamente y Misao sonrió tiesamente.

- Si estuve un poco enferma- dijo ella pensando en si sería mejor matar a Sanosuke de un golpe o muy, pero muy lentamente – Pero ya estoy mejor- dijo sonriendo.

- Me alegro – y por primera vez en su vida Misao vio titubear a Aoshi Shinomori – Yo… yo había estado preocupado por ti-

- ¿Sou?- preguntó Misao sin dejar de asombrarse, él había estado preocupado ¡Por ella!

- Hai- respondió él suavemente mirándola – Por eso regrese –

- Oh- murmuró ella cuando sintió que el corazón comenzaba a latirle más rápido de lo normal, muy pero muy rápido para ser algo saludable ¿Acaso había vuelto por ella? Había dejado a su prometida… ¿por ella?

- Espero que su prometida no se haya enfadado por eso- dijo Misao sin poder evitar el tono resentido.

Aoshi se encogió de hombros soltando el pañuelo – No es como si me importara mucho lo que ella o lo que mis padres digan-

Misao lo miró asombrada – Pero… pero ¡Ella es su prometida! ¡Y se van a casar! ¡Y van a tener muchos hijos con un perro!- exclamó Misao alterada.

- El que yo este ahora comprometido con ella- dijo Aoshi lentamente, como si quisiera que cada palabra penetrara legiblemente en el cerebro de Misao - no significa que me vaya a casar con ella, apenas la conozco y no ha sido mi intención nunca casarme solo por interés-

Misao lo miró muda por varios segundos antes de sonreír - ¿De verdad?- preguntó con un tono esperanzado.

- Hai- dijo Aoshi – Además… creo que hay cosas más importantes en mi vida que un compromiso que no quiero- y él le sonrió, le sonrió suavemente expresando con esa sonrisa todas las cosas que aun no podía decir con palabras.

Misao también sonrió guardando el pañuelo rojo en su bolso, ambos comenzaron a caminar entre las personas sin hablarse, solo en la compañía del otro.

Ella sonrió tímidamente mirando hacia otro lado cuando suavemente tomó su mano en la suya, Aoshi simplemente apretó su agarre dándole la certeza de su cercanía, de aquella cercanía que iba más allá de la de dos cuerpos y la vio como nunca había visto a nadie más, porque ella era única.

Misao sonrió viéndolo, tal vez no era una declaración de amor pero era lo más cercano a eso que recibiría de Aoshi… por ahora. Él aun tenía que arreglar muchas cosas en su vida, su relación con sus padres que había sido su mayor problema desde siempre, su compromiso que lo tenía atado por todos lados y la frialdad que lo caracterizaba y que se había convertido en la barrera que lo separaba del resto del mundo, pero para eso estaba ella, ella lo ayudaría en todo lo que él le permitiese ayudarlo y lo esperaría… ella siempre lo esperaría…

................

Kaoru suspiró frustradamente apoyándose de un árbol frondoso, había regresado al punto de partida. Observó al árbol de bambú que estaba lleno de papeles de colores,  también observó a Tomoe que aun permanecía en el banco de madera pero hablaba por su celular.

Parecía que estuviesen jugando al juego del gato y el ratón, porque donde ella lo buscaba él ya había estado buscándola y estaba segura que también era viceversa. Era irónico ¿no? Cuando por fin tomaba el valor para verlo parecía que el destino no quería reunirlos y ahora en verdad quería tenerlo cerca.

Volvió a suspirar… tal vez eso era lo mejor, tal vez ella aun no estaba preparada para volver a verlo, verlo ahora sería como si volviera a verlo desde el día de su muerte. Oh Kami ella aun estaba muy confundida.

- ¿Por qué no simplemente escribes tu deseo?-             

- ¿Perdón?- preguntó Kaoru. Aquella anciana que había estado escuchando el cuento de la sacerdotisa le habló suavemente mientras le daba algodón dulce a una pequeña niña, su nieta tal vez.

- Que deberías escribirle tú deseo a los dioses, quizás ellos te lo cumplan al ver que eres una mujer tan bonita, muy huesuda pero bonita – dijo la mujer distraídamente. Kaoru no supo si la había adulado o insultado pero de todos modos le agradeció.

- Arigato Baasan- dijo Kaoru inclinándose – Seguiré su consejo, arigatou-

Ella caminó hasta el árbol del bambú buscando en su bolso una pluma, además de su celular había algunos papeles de colores que Ayame y Susume habían utilizado para escribir sus deseos, Kaoru apoyo el papel dorado del tronco del árbol y mordiendo la pluma pensó en lo que iba a escribir.

................

- ¡Oji-san ayuda a Okane a poner su deseo!- la voz chillona de la niña sobresalió del griterío de las demás personas que hablaban alegremente.

- Yare, yare- dijo Kenshin sonriendo suavemente. Había pasado más de media hora buscando a Kaoru por todas partes pero al final había regresado al templo de donde había salido, allí estaba Okane escribiendo su deseo y Tomoe aun sentada en el banco sin poder parase por si misma - Okane-chan a la una, a las dos y a las tres- dijo alzándola sobre sus hombros, la niña amarró su papel azul de una de las ramas que estaba libre.

- ¿Tú no vas a pedir nada?- preguntó Okane cuando Kenshin la bajo.

- No tengo en donde escribir- dijo Kenshin distraídamente tratando de encontrar a una muchacha linda y pelinegra entre las personas.

- Okane si ¡Toma escribe!- dijo la niña extendiéndole un lápiz rojo y un papel azul.

- ¿Oro?- dijo sin entender lo que pasaba. Okane comenzó a molestarlo tanto para que escribiera algo que al final se apoyó del tronco y escribió su deseo.

................

Ella vio como su papel colgó perdiéndose entre los demás que bailaban al son de la brisa en las ramas, luego de unos segundos suspiró abatida, eran solo cosas de niños…

- ¡Kaoru-obaasan!- gritó alegremente por segunda vez la voz de Okane, Kaoru sonrió bajando la vista hasta la niña.

- Hola de nuevo Okane-chan- dijo Kaoru viendo los ojos violetas de la niña, ver los ojos de la pequeña era como ver los ojos de Kenshin.

- ¿Kaoru?-

Y el tiempo se detuvo como tantas otras veces, los ojos de Kaoru volaron hasta toparse con la cara bonita de Kenshin y recorrieron cada uno de sus rasgos identificándolos con el del hombre que ella recordaba y quería. Su mente registró la voz de Tomoe llamando a Okane, algunos gritos divertidos de los niños y muchos murmullos diferentes, pero solo la voz de Kenshin grabada en su corazón la despertó de su catalepsia.

- Hola- la saludó él suavemente sin saber que más expresar, tantas semanas de planear lo que iba a decir y las palabras que iba a utilizar para disculparse y ahora estaba completamente perdido.

- Hola- respondió ella suavemente, viéndolo como alumbrada. Su cabello ya no era largo, ahora estaba muy corto pero seguía siendo tan rojo como siempre y sus ojos aunque se veían tristes celebraran tanto amor que se desbordaba, Kaoru se sintió agradablemente asfixiada de repente.

Y los recuerdos hermosos que parecían no haber querido visitarla desde hacía semana la llenaron por completo… las sonrisas y los paseos, las frases bonitas que solía decir, las miradas que estaban repletas de amor y cariño…

Ahora que lo pensaba, tener todos sus recuerdos pasados no era tan malo…

Kenshin la observó suavemente, algo había cambiado en ella, en sus ojos. Ellos ya no eran tan alegres como siempre, al contrario cargaban un pesar grande y a la vez una sabiduría que Kenshin nunca creyó ver.

Ella había crecido mucho ¿habría sido su mentira la causante de todo?

- Te cortaste el cabello- declaró ella con suavidad sacándolo de sus pensamientos, él solo asintió con la cabeza – Se te ve bien-

- Tú también te ves muy bien Kaoru- dijo Kenshin viéndola, ella estaba apoyándose del árbol de bambú con una mano y con la otra se quitaba el cabello que el viento movía hacia su rostro.

Ambos se quedaron el silencio por varios minutos, viéndose simplemente.

- Yo…-

- Yo…-

Kaoru sonrió un poco… estaba siendo tonta, este era el mismo Kenshin de siempre, era quien la apoyaba en todo, quien la defendía hasta de las hormigas, él era quien la escuchaba cuando nadie más lo hacía y quien la consolaba cuando las cosas no resultaban según sus planes. Kenshin era el que le brindaba una sonrisa cuando ella quería llorar, cuando ella lloraba él la acompañaba y cuando reía también lo hacía, él siempre estaba a su lado sin importar lo que los demás dijeran.

- Habla tú primero- le dijo ella tranquilamente.

Kenshin carraspeó nervioso – Yo… yo lo siento Kaoru, jamás quise lastimarte de la forma en que lo hice- él la vio tristemente – Yo se que no puedo esperar que confíes en mi como antes, pero te pido que me des otra oportunidad por favor…-

Ella lo miró, claro que confiaba en él y no importaba si le había mentido, ella confiaba en él con toda su alma aunque la traición aun estuviese latente.

¿Pero ella era lo suficientemente tonta para perderlo cuando recién lo había recuperado? ¿Era tan tonta como para dejar que una mentira destrozara por completo su vida y su felicidad?

¡Claro que no!

- Yo lo único que puedo es hacerte saber cuanto te amo y tratar de recuperar tú confianza, pero sino quieres volver a verme, solo dímelo y yo nunca volveré a molestarte- dijo Kenshin dolorosamente, si Kaoru le dijese que no quería volver a verlo… Kami él se iba a morir.

Kaoru abrió los ojos ante esa posibilidad ¡Ella estaba dolida no loca!

- Kenshin…- ella suspiro suavemente apartando la mirada – Siento no haberte atendido cuando llamabas, creo que fue algo tonto de mi parte-

- ¡Iie!- dijo Kenshin agitando las manos.

- Si y lo siento. Kenshin yo te amo y por más que me hayas ocultado quien eras por tanto tiempo, no va a cambiar para nada mis sentimientos por ti- dijo ella suavemente y Kenshin sintió que algo le oprimía el pecho ¿Quién era él para merecerse a un ángel como Kaoru? ¿Cómo ella podía perdonarlo así de fácil?  ¡Él era un maldito cretino y a pesar de todo ella lo seguía amando!

Kaoru acaricio su mejilla suavemente, nunca se cansaría de sentir la piel lisa de su rostro sin marcas ni cicatrices.

- Solo dame algo de tiempo para acostumbrarme a muchas de las cosas que me están pasando ahora -  dijo Kaoru entrando en los brazos de Kenshin. Ambos suspiraron alegremente cuando recibieron el calor tan extrañado, el sentimiento de protección y amor que solo sentían cuando estaban el uno cerca del otro.

El sentimiento de estar en casa.

- Gomen nasai Kaoru- dijo él enterrando su cabeza en la curva de su cuello, aspirando el aroma que había creído que no volvería a oler.

- Daijoubu ka- dijo ella acariciando su cabello corto, sintiendo el inconfundible olor masculino que siempre lo acompañaba – Daijoubu ka mi rurouni- murmuró ella suavemente, y Kenshin muy inconscientemente se sintió identificado con ese nombre.

- Te he extrañado mucho- dijo él suavemente

- Yo también- respondió Kaoru apoyando su cabeza en el pecho del pelirrojo – Dios… no tienes idea de lo que te he extrañado. Prométeme que no me vas a dejar nunca Kenshin-

Kenshin rió ligeramente acariciando su espalda – Te lo prometo Kaoru-

- Bien – dijo ella suspirando felizmente, ahora se sentía mejor de lo que había pensado que podría sentirse.

Kenshin le dio un casto beso en la frente y con su dedo pulgar secó las lágrimas que aun no salían de los ojos de la pelinegra, ella su vez lo beso ligeramente en los labios y con su dedo índice secó la lágrima que corría por la mejilla izquierda del pelirrojo.

Los fuegos artificiales en el oscuro cielo llamaron su atención, miles de colores en distintas formas hicieron explosión en la distancia en un espectáculo hermoso de rojo, verde, amarillo y una gama de matices magníficos.

Megumi y Sanosuke observaron las luces de colores sonriendo y agarrados de las manos, el dedo anular de la mano izquierda de la muchacha luciendo la alianza de oro orgullosamente.

Unos metros más allá Misao le habló con alegría a un risueño Aoshi, mientras ambos compartían sentados en el césped un rosado algodón de azúcar. Cerca del templo Tomoe Himura tuvo las primeras contracciones pre- parto en el banco de madera mientras su marido en un estado de histeria llamaba por su celular a una ambulancia. 

Mientras veía los fuegos artificiales Tae Kamiya conoció al verdadero amor de su vida, un extranjero que apenas hablaba japonés y entendía lo que ella decía.

Okon y Omasu juraron que el próximo año en Tanabata estarían junto a dos hombres ricos, inteligentes y amorosos…

Enishi mientras veía los fuegos artificiales tropezó con la que sería su novia durante los próximos tres años, y Yahiko recibió su primer beso de Tsubame.

Esa noche la vida de muchas personas cambió para siempre…

Y en el árbol de bambú dos Tanzakus se movieron a la par del viento, uno de color azul y otro de color dorado ambos con caligrafías diferentes pero con las mismas palabras.

"Como tú, yo solo quiero volver a verlo"

- ¿Qué te parece si mañana vamos a desayunar a algún lugar?- le preguntó Kaoru a Kenshin cuando ambos vieron tomados de las manos los fuegos en el cielo.

Kenshin pensó en la pila de trabajo que tenía en la oficina, en las varias reuniones a las que tenía que asistir y en los muchos papeles que tenía que firmar – Me parece perfecto- dijo sonriendo.

Kaoru sonrió viéndolo y le dio un apretón suave, luego volteó la mirada al cielo – Por cierto me gusta tú ropa-

- Gracias. Eres la primera persona que me dice eso- dijo Kenshin sonriendo orgullosamente, Kaoru sonrió sin voltear a verlo pero comprendió que nunca antes había pensado que Kenshin se veía tan perfecto en el gi rosa y el hakama blanco.

- Simplemente perfecto…- murmuró ella.                 

- ¿Oro? ¿Dijiste algo Kaoru?- preguntó Kenshin curiosamente.

- Iie- dijo ella negando con la cabeza, pero con una sonrisa en el rostro, ahora que lo pensaba había cumplido su promesa de volver a verlo… había cumplido su promesa pasada…

Mañana podría pensar y aclarar todos sus problemas, mañana podría vengarse de Kenshin haciéndolo gastar en comida por ser la causa de sus siete kilos menos, mañana podría salir con él al cine y obligarlo a que la acompañase a comprar su vestido para la graduación, mañana también podría empezar a vivir con el peso del pasado sobre sus hombros y empezar a pensar en un futuro junto a las personas que amaba.

Pero hoy… hoy todo era perfecto.


Seppuku significa literalmente "Quitarse la vida". Es una forma de suicidio ritual cortando el abdomen, el cual usualmente envuelve cortar la cabeza del sujeto con una Katana (usualmente hecho por un pariente o alguien cercano) mientras este se atraviesa el abdomen con un cuchillo para así limpiar alguna falta de modo honorable.

En Japón los niños suelen hablar de forma impersonal, es decir, se refieren a ellos mismos como si fueran otra persona.

Hotoe es el kimono de verano, se usa del 1 de Junio al 20 de Septiembre así haga calor o frío.

Tanzaku es el papel colorido que se cuelga de los árboles de bambú, en ellos se escriben los deseos que normalmente se hacen en poemas o frases.

En Japón es una creencia popular que si dos personas llegan a tomar una prenda roja, significa que sus destinos estarán unidos por siempre.


Notas de la autora:

Pues aquí esta el final de esta historia y puedo decir que me siento muy feliz con los resultados ­­­ Ha sido un largo camino y espero que les haya gustado leerlo tanto como a mi me gusto escribirlo. Además también estoy muy feliz ¡¡Ya me gradué!! (Bueno técnicamente la graduación es el 23 :P) ya no más del uniforme horrible, ni del timbre del recreo, ni de los molestos profesores que se empeñan en arruinar la vida de uno, ahora a la Universidad, donde la ropa se gasta más de lo normal, donde si no llegas temprano te cierran la puerta en la cara y donde a los profesores no les importa si existes ¿Qué lindo no?

Bueno con respecto al capitulo, tal vez no fue lo que muchos esperaban pero como dije antes, este capitulo fue hecho con el primero así que la línea de la historia iba a llegar hasta aquí. ¿Qué por que Kaoru fue la única que recordó todo? Por          que ella era la que lo necesitaba para entender muchas otras cosas.

Y no tengo planeado hacer ninguna continuación, Promesas Pasadas termina aquí, tal vez escriba algún one-short relacionado pero aquí queda.

Espero que los amantes de A/M no me odien mucho, solo piensen, Aoshi no es el tipo de caballero andante que entiende que ama a una mujer y a los dos segundos se lanza a su rescate, no, para mi él es el tipo de hombre que va más calmado y tranquilo con respecto a sus sentimientos, no es un final muy feliz pero tampoco es tan triste, así que pueden imaginarse a su gusto lo que serán sus vidas.

Dos noticias que me tienen muy: feliz Gane en los Manga de Oro 2003 como mejor historia de Rurouni Kenshin . y ahora estoy siendo nominada como mejor escritora y como mejor historia humorística de Rurouni Kenshin en los Anime Awards,  no se quien me nominó pero a quien lo hizo se lo agradezco muchísimo, pueden ir a la página y votar por la historia que más les guste.  http:groups. msn. com/ Anime Awardspor Hayi- OS1 (sin los espacios)

Bueno quiero agradecerle a todas las personas que me han acompañado y me han apoyado siempre y que han logrado que termine con mi primera historia es grandiosos ¡¡Los amo a todos y cada uno de ustedes!!

Meg-ek: Gracias!! Espero que el final también te haya gustado.

Rayen: jaja gracias amiga por todo el apoyo!! Ojala te haya gustado el M/S ;)

gaby (hyatt): Bueno… aquí esta el final, y en verdad traté de hacerlo lo más real posible pensando en la situación de Kaoru, y es que yo siendo ella hubiese terminado peor :P gracias!!

Sumire-chan: Si tienes razón, Aoshi ya lo dijo todo ¿no?  ¡Besitos amiga!

Sakura: jeje bueno aquí esta el capitulo fina!!

Iris: Gracias por tu mensaje!!

Kahoru Himura: Ohmuchas gracias por todo. Lamento que estés triste pero piensa que las cosas siempre mejoran de algún modo ;) Y ya te agregue a mi MSN espero verte pronto!!

Demi-san: Aquí esta feita, gracias por todo tú apoyo sabes que te quiero!!    

Ady: perdón por la tardanza, pero había estado algo ocupada ¡¡Gracias por la espera!!

Marie Shinomori: lo siento!! Es que nunca pude abrir más a Aoshi en lo que respecta a sus sentimientos y no puedo poner de la nada escenas románticas, pero lo que quedó no estuvo tan mal a mi parecer…

Megu-chan1: Pues a mi también me da tristeza pensar que no habrán más capitulo pero bueno… todo tiene un final ¡¡Gracias!!

Megumi Sagara: Pues al parecer no le quitó el vicio al muchacho, pero no creo que tarde en hacerlo…

Roxy: ¡Gracias pequeña eres mi soporte!

K.a.o.r.u: Bueno no es un final triste… Y si, como lo dije en el primer capitulo la historia esta levemente basada en una novela que pasaron aquí, yo soy de Caracas y ¿tu? Por cierto gracias por tu comentario.

ARLINE: jaja creo que no tienes porque cortarte las venas :P Y Misao y Aoshi creo que un capitulo para ellos solos se habría hecho un poco tedioso… ¡Gracias por todo!

Serenity: Gracias, bueno si ya me he resignado a entrar en otra universidad, el próximo año vuelvo a intentar en la que quiero pero si tampoco quedo es que en verdad no era para mi

Boricua 2004: ¡Pues no dudo que lo haga pero claro con estilo! Y si después de tanto apuro Megumi fue la que salió premiada.

Bueno ahora voy a tomarme unas vacaciones, a dormir bastante y a continuar otras historias que tengo pendientes, una vez más ¡Gracias a TODOS por apoyarme!

Kary

Ja ne