Antes que nada siento haberme retrasado tanto tiempo, llevo un año viajando por el mundo y he dejado todos mis proyectos estancados este tiempo. Continúo ahora, no sé cuando podré ir actualizando, espero no tardar demasiado.

Advierto que este capítulo contiene vocabulario no apto para menores.

Un saludo


Ranma observó como Akane se recuperaba del nuevo orgasmo y le miraba algo confusa. Él había dicho la última frase sin pensar, dejando actuar a su excitación más que a él mismo. Sin embargo, no queriendo asustarla al ir demasiado deprisa extrajo suavemente los dedos de dentro de ella y se los limpió en la mullida hierba de alrededor.

- ¿estás mejor? – preguntó el chico algo cohibido.

- Esto… yo… si.

- ¿Te apetece que desayunemos, compremos algo para la merienda y hagamos una excursión por los bosques? Tal vez haya termas o lugares interesantes. Ya que estamos atrapados aquí, en medio de toda la nada. – propuso Ranma para cambiar de tema e intentar que ella no pensase demasiado en lo que acababa de ocurrir. No quería que volviese a suceder lo de la noche anterior.

- Sí, claro – respondió ella sonriendo tímidamente.

Desayunaron en silencio en el bar de la posada y compraron sándwiches y algo de fruta en una de las tiendecitas del pueblo.

Durante el paseo por el bosque, Akane, al no soportar más la tensión que se había creado después de la última vez que su prometido la masturbó intentó comenzar una conversación. Era absurdo negarse lo que había sentido mientras él la tocaba, y evitar hablar de ello, o fingir que no pensaba en ello era demasiado hipócrita y cobarde.

- Ranma, -comenzó ella suavemente- respecto a lo de esta mañana y lo de anoche… Yo… esto… ¿tú qué piensas?

- ¿Qué pienso acerca de qué exactamente? Se a lo que te refieres, pero no comprendo que es lo que quieres que diga Akane – respondió el cauteloso.

- Quiero decir… no sé… a ti… mmmm Tu, es decir, ¿querrías que siguiésemos haciendo eso de vez en cuando?

Si alguna vez en su vida Ranma se creyó desgraciado, después de lo que sintió al oír a Akane proponer eso, o al vislumbrar que ella realmente podía querer repetirlo a menudo se sintió el tipo más afortunado del planeta.

- Yo, no quiero que te sientas presionada ni nada… A mí, me encantaría repetirlo siempre que quieras. – dijo parando de andar y acercándose lentamente a ella - ¿a ti no? – susurró junto a su oído.

Con los nervios a flor de piel y ante esta sugerencia, Akane gimió suavemente en respuesta. Ranma se envalentonó y prosiguió.

- ¿Te apetecería que te lo volviese a hacer ahora mismo? – propuso excitado mientras la tomaba por la cintura con una mano y subía la otra lentamente por el muslo de la chica levantándole la falda…

A las ocho de la tarde una joven artista marcial entraba en la habitación del hostal algo fatigada, se dirigió directamente al baño a asearse un poco mientras su prometido encargaba la cena para ambos en el restaurante de la planta baja del edificio. Comenzó a desnudarse desabrochándose la camisa y bajándose la falda; sin poder evitarlo se miró al espejo siendo consciente de que no llevaba bragas y recordando la razón por la cual esa prenda había desaparecido. No podía creerse como había llegado a la conclusión de que eran un estorbo después de la tercera vez que Ranma la masturbó en el bosque ese día. Ciertamente las otras dos veces posteriores había sido más cómodo para él hacerlo, dado que ella se encontraba más accesible por esa zona. Pero ahora en el baño reflexionaba cómo podía haber llegado a ese extremo, no comprendía, se sonrojaba al recordarlo todo y se avergonzaba de que su prometido pudiese pensar que estaba volviéndose adicta. Ninguna de las veces en las que él la tocó hundiendo los dedos dentro de ella y meciéndolos a veces suavemente y otras salvajemente se había aliviado a él mismo. Akane se sentía egoísta por ello, pero él no lo había propuesto y ella era demasiado tímida para ofrecérselo.

Mientras mantenía esa lucha de recuerdos y pensamientos Akane observaba su intimidad, la notaba distinta a como siempre la había visto, sus labios externos estaban hinchados y dejaban ver los internos que brillaban aún a causa de la excitación provocada durante el último orgasmo. Para mala suerte de Akane, Ranma entraba justo en el momento en el cual ella se encontraba en plena exanimación de su vajina, pillándola de nuevo desprevenida en una situación muy embarazosa.

Disimulando Akane comenzó a bajar la pierna derecha de la banqueta donde la había subido para poder observarse mejor, pero Ranma la detuvo poniéndose a su espalda y mirándola a la cara a través del espejo.

- Está bien Akane –le susurró al oído- creo que este coñito goloso necesita un nuevo asalto antes de relajarse con una ducha- dijo introduciendo directamente un par de dedos en tu interior y dejando que ella viese como desaparecían a través del espejo.

- ¿Sabes Akane? –continuó Ranma pegando se erección a la cadera de la chica y susurrándole sin parar de mover los dedos- Llevo todo el día jodidamente cachondo, no quiero presionarte, pero solo quería que supieses que en cuanto te corras voy a hacerme la paja más bestial de mi vida y bueno… tu puedes elegir entre varias opciones: puedes salir del baño y dejar que yo solo me la haga, puedes quedarte aquí y mirar cómo me doy placer y me corro, en cuyo caso preferiría que dejases que mirase tu coño glotón mientras lo hago; o puedes cogerme la polla y meneármela tú misma.

Akane se corrió gloriosamente tras la disertación de Ranma, le había puesto mucho el lenguaje que había usado y las cosas que había propuesto que directamente le implicaban a ella. Se sintió osada cuando dijo:

- Creo que podría haber una cuarta opción…