Los fantasmas, y todo ese tipo de cosas no le asustaban en absoluto, es decir, ni siquiera existían, ¿cierto? Era obvio que no, así que no tenía motivos para sentir miedo, mucho menos estando en el gimnasio tan tarde y... con esos extraños ruidos saliendo de la sala de equipamiento...

"Oi, ¿me estás escuchando?" el no tan inesperado grito de Kageyama lo sacó de sus pensamientos. Rápidamente se acercó y con cierto trabajo logro balbucear lo que estaba pasando, Kageyama lo veía con claro escepticismo, seguramente el idiota se estaba asustando por nada.

Decidido a ponerle fin a esa ridícula situación se acercó lentamente a la sala de equipamiento con Hinata siguiéndolo muy de cerca, el rematador se escondió detrás de él y lo sujetó fuertemente de la camiseta.

"Pero qué- ¿qué diablos estás haciendo, idiota?" la pregunta quedó sin respuesta, los ruidos se escucharon de nuevo y ambos permanecieron en silencio, sintió como el agarre que el más bajo mantenía en su camiseta se volvía más fuerte, estiro uno de sus brazos para poder abrir la puerta, Hinata se asomó lentamente, esperando ver qué era lo que provocaba esos ruidos cuando Nishinoya y Tanaka saltaron gritando desde dentro de la sala.

El pequeño rematador gritó, demasiado fuerte para su gusto, y dio un par de pasos hacia atrás. Kageyama instintivamente retrocedió y empujo a Shouyo para que quedara detrás de él nuevamente.


Cuando Sugawara y Sawamura regresaron se sorprendieron enormemente al ver a Kageyama sentado en el suelo, con Hinata encima de él, aferrándose fuertemente a la camiseta del armador, con la cara escondida en la curvatura de su cuello y sus piernas alrededor de la cadera del más alto.

Nishinoya y Tanaka estaban en cuclillas a un lado, murmurando quién-sabe-qué mientras Kageyama acariciaba lentamente la espalda de Hinata.

Sugawara se acercó preguntando qué había pasado, era evidente que los culpables del estado actual de Shouyo eran esos dos tontos. No recibió una respuesta inmediata, como le hubiera gustado, sino que todos se mantuvieron en silencio varios segundos.

"Tanaka-san y Nishinoya-san quisieron gastarle una broma a Hinata, asustaron al idiota-" habló calmadamente. "y ahora no quiere soltarme... ¿Podrías ayudarme, Sugawara-san?"


Era bien sabido por todos en el club, y era un hecho irrefutable, que no debías meterte con Hinata. No a menos que quisieras morir a manos de Sugawara, quién aparentemente había 'adoptado' al menor.

Y eso era algo que Tanaka y Nishinoya aprenderían en ese momento.