LOS INCOMPRENDIDOS
Harry salió de clase de transformaciones bastante enfadado.
Por más que lo había intentado, le había sido imposible transformar su ratón en una copa. Los Slytherins se habían reído de él durante toda la hora porque fue el único que no lo había logrado.
¡No era culpa suya!¡Los imbéciles de Malfoy y Zabinni lo estaban desconcentrando con sus tonterías!
Al final de la clase había esquivado a sus amigos, no estaba de humor para sermones.
Caminaba distraído maldiciendo a esas serpientes y a toda su familia cuando oyó unos lloros.
Intentó seguirlos pero donde se oían no había puerta oían amortiguados, como si estuviesen dentro de la pared. "Como si estuviesen dentro de la pared... ¡Claro! Pero mira que eres tonto Harry Potter que estás en el mundo mágico.." pensó divertido Harry.
En medio del pasillos encontró un cuadro como había previsto y supuso que dentro habría una habitación.
Al principio le dio un poco de corte intentar entrar pero la persona de dentro de verdad parecía necesitar algo de consuelo así que su parte Gryffindor tomó las riendas e intentó ayudar.
-Hola- le dijo al dragón del cuadro.
-Contraseña- "mierda" pensó Harry
-Bueno... No me la sé pero.. -intentó pensar en algo que le permitiese entrar- ..he venido siguiendo los ruidos de llanto, no puedo dejar a nadie así de triste sin hacer nada para ayudarle.
Harry esperó con esperanza, había leídos en algún libro de la biblioteca (cortesía de Hermione) que los dragones eran criaturas sumamente nobles y protectoras, así que si iba con buenas intenciones igual le dejaba pasar.
El dragón pareció pensarlo bien pero finalmente le cedió la entrada con un aviso: "Más vale humano que la chica salga de aquí contenta o le será vetada cualquier futura entrada"
Harry no había pensado en volver a la sala más veces pero cuando lo dijo el dragón, se dio cuenta de que no estaría mal tener una sala para alejarse de todo de vez en cuando. No es que Harry fuese asocial ni nada parecido, pero a veces le mareaba estar rodeado de tanta gente y necesita alejarse de todo y estar solo un rato, apreciaba mucho esos momentos de soledad.
Cuando atravesó el retrato se percató de que quien estuviese dentro también tenía que haber encontrado la sala de casualidad, ya que la sala tenía pinta de haber estado en desuso por muchos años.
Tenía un enorme ventanal al fondo con la cortinas echadas, las que no dejaban entrar la luz del sol. Al otro lado de la estancia había una gran chimenea y a su alrededor dos sillones verde oscuro y uno negro más grande. En el centro había una mesa también negra, con una persona mirándole sorprendida y con los ojos todavía rojos por el llanto.
Cuando Harry reconoció la oscura silueta no supo quién de los dos estaba más sorprendido.
"Es surrealista. Acabo de entrar a una sala de la que no tenía conocimiento hasta hace diez minutos y me encuentro a nada más y nada menos que a PANSY PARKINSON llorando a lágrima viva..."
Pero como siempre su vena Gryffindor salió al rescate de su saturado cerebro.
- Ho-hola...
- P-potter..¿qu-que hac-ces tú aquí?- preguntó Parkinson intentando parecer intimidante y fallando estrepitosamente en el intento.
-Bueno yo.. había oído lloros y... no sé.. el dragón..
-Si si Potter, tan elocuente como siempre -dijo rodando los ojos.
Harry frunció en ceño ante esa burla, ni siquiera así la Slytherin renunciaría a su sarcasmo.
-Oíste unos loros y como el noble Gryffindor que eres fuiste a rescatar a la damisela en apuros pasando por encima del dragón. Pero... ¿Cuál fue tu sorpresa al ver que esa damisela no era sino una asquerosa serpiente? Vete Potter, ahora que sabes quien soy no hace falta que te preocupes por mi.
Ante esas palabras Harry no se lo hubiese pensado y s habría ido por donde había venido sin ninguna objeción pero.. que la Slytherin dijese todo eso sin parar de llorar y con esa cara tan desolada no se lo permitió. Se acercó lentamente a la chica.
-Oye Parkinson, es verdad que no nos llevamos bien, pero he venido porque alguien estaba llorando y eso no me gusta sea Gryffindor, Slytherin o Snape porque la abuela de Neville le ha dado con el paraguas y le ha obligado a vestirse de color rosa.
Instantes después oyó algo que lo sorprendió de sobremanera. La chica empezó a carcajearse abierta y sinceramente.
-Jajajaja Potter... Tienes una imaginación horripilante jajajaja.
-Ya bueno... Te admito que eso último no me importaría verlo- se ruborizó y se unió a las risas de la morena.
Pansy ya había dejado de reir y ahora lo miraba con una cara pensativa que incomodó a Harry hasta que esta volvió a hablar.
-¿Sabes Potter? Nunca lo habría dicho pero no estas tan mal... Quitando esa rara imaginación, tendrías que hacértela mirar..- acabó con una sonrisa socarrona.
Harry le devolvió la sonrisa pero se dio cuenta que la mente de la chica seguía estando en otro sitio.
Aún sabiendo que seguramente recibiría una negativa bastante cortante decidió arriesgarse y preguntare a la chica.
-Ejem.. Parkinson, ya parece que te agrado al menos un poco podrías intentar decirme lo que te pasa, ya sabes soy un Gryffindor, nací para ayudar.
Esperó sonriendo pero con todos los sentidos alerta por si esta se ofendía por el atrevimiento y le arrojaba uno de los cuencos que había sobre la mesa.
Cuando ya pensaba que ni se iba a dignar a contestar, oyó la voz de la Slytherin sorprendiéndolo una vez más.
-¿Qué opinan los muggles de la homosexualidad?
-¿Qué? -de todas las preguntas posibles esa era una de las últimas que se habría esperado.
-¿Qué piensas de los homosexuales?
-Bueno a ver, a la primera pregunta sí,te he oído pues los muggles tienen diferentes opiniones, algunos los odian porque dicen que es antinatural y a otros les da igual, lo son o están a favor.
Respecto a lo que opino yo, no entiendo a la gente que está en contra, para mi es ser tan superficial como fijarte en si una persona es guapa o no. Al fin y al cabo, ¿No dicen que de lo que te enamoras es del interior?¿Qué más da el exterior? Y si aún así te gustan más los de n sexo que los de otro, ¿Qué más te da lo que les guste a los demás? No sé, yo pienso que me gustan las personas y ya está.
Cuando Harry acabó de hablar fue consciente de todo lo que había dicho y el énfasis que había puesto en cada palabra. Un rubor cubrió toda su cara. Pansy le miraba con una cara difícil de descifrar y el azabache creyó que había dicho algo que la hizo enfadar cuando esta se le tiró encima y le abrazó tan fuerte que pensó que le rompería alguna costilla.
El chico tardó en reaccionar, pero cuando lo hizo intentó responder torpemente al abrazo tan repentino y sorpresivo. Cuando Parkinson se calmó, salió del abrazo y le miró con lo que parecía timidez y alivio a la vez.
-Yo, lo siento, pero es que.., -Pansy paró para reordenar sus pensamientos- Te voy a contar una historia pero estate callado y no me interrumpas por favor.
El león cerró la boca y le hizo un asentimiento a la morena como señal par que continuase.
Hola, esta es la primera historia que escribo así que no me vendrían mal unos comentarios constructivos para mejorar algunas cosas o cambiar otras si no os supone mucho esfuerzo.
Por lo demás solo espero que os guste esta historia y que la disfruteis, ¡gracias!