Dije que lo subiría el lunes, bueno, falta como media hora xD voy llegando de la conve –Cosplay pesado asdsad-

.

.

.

.

Levanto la mitad de su cuerpo hasta poder quedar sentado y un potente dolor de cabeza lo azoto, volviendo a revolver todos sus sentidos.

Se sentía frustrado, confundido ¡Y él odiaba sentirse así, joder!

Él siempre fue de las personas que nunca se sentía confundido, estaba seguro de lo que haría, aunque —De manera Irónica— No lo supiera.

Pero, aquello no tenía nada que ver y mucho menos explicaba dónde demonios se encontraba y como había llegado ahí.

Él se encontraba cargando a Hinata, quien daba su último aliento de vida y de ahí, no recordaba nada.

Pero sin duda aquel lugar no era donde anteriormente se encontraba y, el inerte cuerpo de Hinata tampoco.

Una chispa de preocupación amenazo en saltar en él, pero conscientemente la suprimió ya que no quería sentir aquella opresión tan rara en el pecho. Además, aquello no era nada normal. Si acaso un escuadrón eficiente de Konoha —El cual dudaba que existiera— los hubiese encontrado a ambos, lo primero que se les vendría a la mente seria que él había asesinado a la heredera Hyuga.

Y probablemente no estaría vivo, esos cobardes le hubieran matado mientras el yaciera inconsciente.

Por un momento una leve sonrisa alterana salió de su rostro, ningún ninja de Konoha podía si quiera lastimarlo o seguirle el paso.

La única persona que recordaba que lo hubiera logrado, había sido Hinata.

¡Yo te venceré!

Su sonrisa se torció un poco hasta llegar a la melancolía, tristeza y, muy en el fondo cólera.

No quería admitirlo ya que era demasiado amargo para él pero, le dolía y mucho. Habia actuado por dolor a la hora de matar a aquel infeliz, había actuado por dolor al derramar aquella lágrima.

Sentía dolor por haber perdido a Hinata, entonces ¿La amaba?

Bufo mientras un sonrojo casi invisible apareció en su rostro tostado.

Realmente eso no importaba, ella estaba muerta y él no sabía dónde demonios se encontraba.

Apretó con fuerza los puños ¡Joder, no sabía dónde carajos estaba!

¿Te has dado cuenta que eres bipolar, mocoso?— Aquella voz resonó en su cabeza, logrando que oprimiera su mandíbula con fuerza.

Aquel zorro gigante color azabache que habitaba en su interior era, frustrante.

Deja de joder —Le dijo lo más amablemente que pudo sonar, si bien le molestaba, le necesitaba para saber en qué lugar se encontraba —Dime donde estamos — Ordeno, a lo que el gran zorro llamado Kurama gruño — Vale, pero te recuerdo que en donde yo este atrapado, tú también —.

Su relación no era la más armoniosa, pero ambos tenían un deseo un común; Destruir Konoha.

Así que, si tenían que soportarse mutuamente por aquella causa, lo intentaría.

Después de unos segundos, Kurama negó con la cabeza y llamo la atención de Menma para que lo escuchara, ya que estaba sumido en sus pensamientos y estos llegaban hasta sus felpudas orejas.

No tengo idea de donde estamos

¿Estas segu… — Pero su pregunta quedo al aire cuando no muy a lo lejos pudo enfocar algo.

Entrecerró los ojos para poder ver más claramente —Algo que simplemente Kurama no entendía por que no usaba su chacra —y se dio cuenta que era aquel objeto a lo lejos.

Se levantó con suma lentitud, intentando no caer por la extraña pesadez de su cuerpo.

Sus pasos trastabillaron un poco hasta que por fin llego.

Coloco su mano suavemente sobre la llamada piedra de los héroes y la observo con desconcierto; Era diferente de su antiguo hogar pero de alguna manera, igual.

Paso la vista por la gran cantidad de nombres encontrados ahí, hasta que topo con una irregularidad que lo dejo pasmado.

"Minato Namikaze, Kushina Uzumaki"

Dio unos pasos hacia atrás por la impresión ¿Sus padres en la piedra de los héroes?

-Flashback-

Podía escuchar la respiración agitada de su madre, mientras él se aferraba a su cuerpo con temor.

Está todo bien, Naru Le dijo en un tono un poco tranquilizador.

Todo aquello que pasaba en esos instantes estaba fuera de sus manos, tenía que concentrarse en proteger a su hijo. Debía hacer todo lo posible por eso y que no supiera lo que pasaba.

Ambos se encontraban en un armario amplio de su casa, detrás de todas las ropas colgadas intentando esconderse.

Quiero ver a Papá… — Su voz tembló, el era pequeño, no pasaba de los 10 años de edad pero tampoco era un estúpido como algunos de sus compañeros creían.

Él pensaba que algo muy malo estaba pasando.

Kushina palideció unos momentos al analizar el rostro de su hijo lleno de preocupación.

Ya verás que vendrá 'ttabane — Hizo una media sonrisa mientras acariciaba los cabellos rubios de su hijo, inmensamente parecido a Minato — Tú papá lo prometió, el siempre cumple sus promesas.

De cierta manera, ella también quería creer eso.

.

.

Por última vez, entréganos a la jinchuriki — Espeto de manera burda, caminando de un lado para otro debajo de la leve luz de la luna que los alumbraba en el bosque.

Nunca, y menos a ti, Danzo — Su voz estaba quebrada, apenas audible.

Él gran rayo amarillo de Konoha estaba tirado en el suelo, tomado de los hombros como una muñeca de trapo por los ANBUS.

Como desees — Dio media vuelta y se detuvo — Eras un gran ninja, Minato.

Sus ojos azules se nublaron por el dolor que sentía; No por los golpes de aquella pelea, no por el saber que estaba al borde de la muerte.

Si no porqué, no había podido proteger a Kushina ni a su hijo, Naruto.

El ANBU que se encontraba a su derecha se inclino hasta quedar a la altura del rubio y desenfundo su Tanto con la intensión de desgarrar algo.

Minato cerró sus ojos, si solo tuviera un poco más de energía.

¡Papá!

Aquel chillido a lo lejos saco a todos de sus cavilaciones y giraron para ver a un pequeño rubio que corría con una expresión de horror en el rostro.

Detrás de él le seguía una mujer de cabellos rojizos, con los ojos hinchados y llenos de preocupación.

Logro alcanzar al pequeño y lo abrazo, trayéndolo a él y observando con miedo la escena

Lo siento… Te fallé, Kushina —

No…

Ella quería moverse, socorrerlo, pero sus pies estaban clavados al suelo. Viro su rostro y se encontró con Danzo, mirándola fijamente con ¡¿Un sharingan?!

.

El sonido de la carne siendo desgarrada llego a sus oídos, sus ojos se abrieron en par en par cuando vio a su padre caer inerte al frio pasto.

Ella retrocedió unos pasos, mientras sus ojos se oscurecían.

¡No!

.

Las colas del Kyubi salían una a una, dejando asombrado al pequeño, temblando por la muerte de su padre.

Y, todo fue oscuridad.

.

.

Abrió sus ojos con extraña pesadez, sintiendo su cuerpo extraño y adolorido. Miro alrededor y se encontró con las paredes blancas, estaba en el hospital.

¿Fue… un sueño? —.

No —.

Respingo un poco al escuchar aquella voz y observo la habitación, no había nadie más que el ¿Cómo era eso posible?

La puerta de la habitación se abrió, dejando entrar a Danzo y un ANBU que quedo a un lado de él.

Tus padres traicionaron Konoha — Frunció su seño al ver el rostro confundido del infante — Esperamos que seas un buen Jinchuriki, no como la incompetente de tu madre —.

Y sin decir más, salió.

No hizo ningún movimiento, su vista estaba clavada al frente, no había brillo alguno en su mirada.

Él ¿Un Jinchuriki?

Konoha te traiciono, y me puso dentro de ti, mocoso.

Recordó la muerte de su padre, él la había visto como lo asesinaban.

También la cara de terror de su madre y como poco a poco cambiaba totalmente, para después quedar como un cuerpo destrozado y sin vida.

Ellos no habían traicionado a Konoha.

Konoha los traiciono a ellos.

.

-End Flashback-

¡Joder! ¡Aquello no era normal! Después de haber traicionado a sus padres, encerrar a Kurama en el y después matarlos y acusarlos de traición ¿Ellos ahí?

Eso no podía ser cierto, toda Konoha no era tan estúpida —O almenos eso quería creer—

Puede que esto sea Konoha… y a la vez no

Menma alzo una ceja, intentando encontrar sentido alguno a las palabras del gran zorro en su interior.

Intento alejar cualquier sentimiento, para intentar pensar claramente pero no obtuvo respuesta y, debido a esto, una ola de furia lo azotó.

Cerró los ojos, intentando aminorar su furia pero no lo logro.

Un Rassengan se formó en su mano y de un golpe derribo e hizo añicos al árbol más cercano, proporcionando una mejor vista más allá de aquel lugar.

Una gota de sudor resbalo desde su frente hasta su mentón mientras daba unas cuantas bocanadas de aire y, entonces sus ojos se toparon con algo mucho más desconcertante que encontrarse —Aparentemente— en Konoha y aquella anomalía en la piedra de los héroes.

Los primeros rayos del sol comenzaban a salir, alumbrando el manto oscuro de lo que había sido la noche y, gracias a esto aquella gran montaña fue iluminada. El Monte Hokage. Y en el nada más y nada menos que el rostro de su padre; Minato Namikaze.

— ¿Q-que?

Frunció su seño ¡Aquello tenía menos sentido a cada segundo! Su padre nunca fue el Hokage, el recordaba que el Yondaime era el padre de Sakura.

Te lo dije, no tengo la menor idea ¡Ahora arregla esto mocoso!

Apreto su mandíbula e hizo una mueca de disgusto, si quería saber dónde se encontraba tendría que adentrarse un poco más en Konoha e intentar averiguar algo, pero esa idea no le gustaba del todo.

¿Qué tan diferente seria aquel lugar?

.

.

.

Habia decidido adentrarse a Konoha en las sombras, como todo un ninja habilidoso. Interceptar a un ninja para tomar su capa y pasar desapercibido no fue difícil, menos el vencerlo.

Su rostro yacía oculto bajo la capucha negra que ahora portaba, para evitar ser reconocido —Si es que le conocían— y poder averiguar lo que quería sin sudar.

Pero aparentemente Kami-sama tenía algo contra él, ya que no concedió el plan marcado del ojiazul.

Ya había amanecido por completo y los locales de toda la aldea comenzaban a abrirse, al igual que las personas salían de sus casas para hacer sus deberes como civiles o ninjas.

Aquel lugar era tan… Diferente. Las personas sonreían sin preocupación, sin temor o algo que las oprimiera. Realmente parecían felices.

No se parecía en nada a la Konoha que él conocía, donde todos tenían miedo de algún otro ataque de las aldeas enemigas o de él mismo.

Una sonrisa triste surco su rostro cuando diviso el puesto de Ramen Ichiraku y observo un asiento que se encontraba vacío; Recordaba que, en ese asiento —O almenos, en la Konoha que conocía— Hinata le esperaba y así comenzaban su incesante lucha por ver quien comía más Ramen.

También ahí había sido el lugar donde ella le dijo por primera vez de sus sentimientos, donde la había ignorado y donde ella seguía insistiendo.

Rio por lo bajo, no dejaba de pensar en ella, era curioso como el destino era caprichoso.

Unas pequeñas risas —En opinión de Kurama, estruendosas— Llegaron a sus oídos y, por tan encimado que se encontraba en sus propios pensamientos no se dio cuenta cuando uno de estos tropezaba y tomaba como "salvación" la capa negra que le había quitado a un ninja cualquiera, logrando que la capucha se viniera abajo dejando ver su rostro.

Lo primero que vio en el rostro del infante fue una mueca de miedo y muy en el fondo una cicatriz que había creído cerrada hace mucho tiempo logro abrirse.

Otra vez en Konoha le miraban con odio.

No sabía por qué se sorprendió, solo era así.

Unos pasos apresurados llegaron a ayudar al pequeño que se encontraba en el suelo y con cara de terror en el rostro.

Inmediatamente ellos al ver los ojos azules del pelinegro hicieron una reverencia respetuosa, dejándolo confundido.

— ¡Idiota! ¿No ves que es Naruto-sama? ¡Discúlpate! — Chillo una niña que arrastraba de las orejas al que se encontraba en el suelo, mientras que el restante solo suspiraba con resignación.

— Discúlpelo, Naruto-sama— Dijo con total respeto ¿Acaso aquellos dos le habían llamado Naruto-sama?

¿Hace cuánto que no le llamaban con ese nombre? En esos momentos no podía recordarlo.

— E-está bien — Fue lo único que pudo decir y muy en el fondo se sentía estúpido.

Pero ¿Por qué Naruto-sama?

El trio hizo una última reverencia y se alejó con rapidez del lugar.

— ¿Naruto-sama no era rubio? —Aquella pregunta que alcanzo a escuchar del grupo que ahora estaba lejos hizo que una chispa de melancolía apareciera en él.

Llevo una mano a sus hebras azabaches y la observo levantando la vista; Ahora que lo recordaba, él en su niñez había sido rubio, como su padre.

Su cabello había cambiado desde el momento en que el Kyubi habito en él, y realmente no veía como algo malo, era lo mejor. Así cuando el mismo se viera, no recordaría a su padre.

Pero ¿Por qué aquellos niños lo trataban como alguien importante o como un héroe? No había ninguna razón para aquello.

A menos, que él héroe sea otra persona; Con su mismo antiguo nombre y físico.

Ladeo su cabeza, intentando encontrar alguna clase de lógica a todo aquello, pero realmente no la había.

.

— ¡Te digo que es verdad! ¿O no, Akamaru? — Aquella voz extrañamente familiar acompañada de un ladrido canino llamo su atención haciéndole girar su cabeza.

Aparentemente, las sorpresas no acababan aun.

Ahí, agitando sus brazos como un completo idiota estaba Kiba acompañado de Akamaru, quien no le mordía el trasero. Aun lado el chico extraño Aburame sin su insecticida y, aparentemente tenía unos insectos en su mano.

Y, riendo por las incoherencias de su compañero; Hinata Hyuga.

Su mano tembló ¿Realmente era Hinata?

No había duda que era ella; Aquellos ojos platinados con un toque de lavanda y su cabello cayendo en forma de cascada dando unos reflejos azulados. Pero, a la vez no. Tenía la misma esencia que su Hinata, pero no había duda que era diferente.

Ella no insultaba a Kiba, ella no regañaba al Aburame. Ella se encontraba ahí, sonriendo tímidamente por las ocurrencias de la cara de perro.

La Hinata que conocía era atrevida, testaruda y malhablada cuando se le hacía enfadar. Aquella que estaba a unos metros de él era lo contrario; Tímida, frágil y recatada

Llevo una mano a su pecho al verla sonreír de nuevo, sin sangre en la comisura de sus labios.

Ella se encontraba viva ahí, no estaba muerta, él no había cometido el error de perderla aparentemente.

Un ligero temblor recorrió su cuerpo y tomo aire.

Definitivamente aquel no era su mundo. Estaba en Konoha y a la vez no lo era.

Una idea surco su mente cuando observo los ojos de la Hyuga llenos de felicidad, pero con un pequeño vacío. Averiguaría como salir de ahí, de eso estaba seguro. Pero no se iría solo, ella iría con él.

Él le había dicho a Hinata que sería su mujer, y eso para él era una promesa, que sin dudas cumpliría.

Si averiguara como regresar, habría un taladro haciendo un hueco mucho más profundo en él y quizás, terminaría sumido en su propia locura.

No podía dejar que eso pasara, aun tenia metas que cumplir. Así que, si de una u otra manera ella estaba con él, aquello no ocurriría.

¡Decidido! Aunque aquella Hinata le pareciera muy rara y extraña, a fin de cuentas era Hinata.

Una inusual y rara Hinata.

¿Cómo saldría de ahí? Por ahora aquello no tenía que estar en su cabeza, tenía que hallar la forma de separarla de su equipo de idiotas, ya después Kurama averiguaría como salir.

Ante este pensamiento Kurama gruño molesto y con un toque de fastidio; ¿Qué acaso ese mocoso no podía pensar por sí solo?

Bueno, pensaba para algo que le conviniera.

Bufo frustrado ya que así tendría que pasar unos largos años hasta que el mocoso muriera y él renaciera nuevamente como el gran Kyubi.

.

.

.

.

Como verán, este no es el final del fanfic, originalmente pensé en un Twoshot, pero se expandió tanto que si lo metia se iban a aburrir C: Espero que les haya gustado, y aclaro, el universo de Road To Ninja de este fic es diferente a la película, para darle un poco mas de profundidad a Menma y un propósito de ser como es (En la película ni se dice ;W;)

Espero que no les moleste ese cambio, y que les guste el capitulo C: todavía quedan, y creo que ya no será un shot Jajaja. Los quiero y no olviden seguirme en instagram como milchrangel

Abrazos de chocolate