Muchos opinan que ''la eternidad'' es un ''regalo'' , pero, para algunos, una maldicion.

Jack Frost, la prueba viviente.

El espiritu que hace pocos años habia descubierto su identidad y su destino, se hayaba acompañado alegremente por Jamie Bennett, un milagro considerado para los guardines. El joven ya no era un niño, ya tenia quince años, edad suficiente para olvidarlo, pero su experiencia lo habia dejado marcado. Aun podia verlo.

-¿Y bien?, ¿como fue la cita Jamie?.-Jack se acerco al muchacho y camino rodeandolo con su baston en su hombro.

El chico dudo en responder, se rascaba el cuello tratando de evadirlo, aunque era imposible. –Estuvo.- Quizo hablar con seguridad, pero no era asi. –Bien.- Suspiro finalmente con una mirada triste que invadia sus ojos.

El guardian se percato de la tristeza del chico, por lo que no dudo en acercarse. –¿Paso algo amigo?.- Sonaba tan consolador, pero sin ser irritante.

-Es solo que… ¿nunca te haz enamorado de alguien? y sabes, que, no existes para…ella.- La frase de sus labios salio con dificultad, provocando que se levantara de su tumba un sentimiento que guardo en el durante un largo largo tiempo.

Jack sonrio con dificultad y se sento junto a el con las manos en sus bolsillas y la gorra en su cabeza, frotando la espalda de su amigo con gentileza. En los pensamientos de Jamie, tal vez eso significaba un claro ''no, nunca he sentido eso, asi que no se por lo que pasas'', cosa que lo hizo entristecer.

-Hace mucho tiempo…- Suspiro con una voz delicada, mirando hacia la luna.

-¿Tu?.-Abrio sus ojos enormemente. El divertido guardian ''Jack Frost'', ¿sufrio por una mujer?.

-Yo tambien tengo sentimientos amiguito.- Formo una de esas sonrisas que solo en pocas personas se podian encontrar. Una sonrisa tan honesta que llevaba una historia cargando encima.

-¿Como?.- La voz de Jamie era entrecortada. La verdad, el no se imagino que ese tipo de vivencias las haya vivido, aunque, bueno, en algun tiempo fue… una persona. –¿Como es que…?.-.

-Fue hace muchos años Jamie… pero aun lo recuerdo perfectamente.-Volvio a girarse a la luna, con esa mirada inconsolable.

-Te escucho…- La curiosidad lo escabo parte de su corazon.

Los frios ojos azules se fijaron en esos vivos ojos cafes. Sintiendo el incontrolable deseo de confesarle el ''gran secreto de Jack Frost''.