© Los personajes de ésta historia pertenecen a Kishimoto Masashi.


Agridulce

Capítulo 9

Valientes.

-x-

El parque de diversiones más conocidos de Suna prometía ser una verdadera hermosura, razón por la que aquella mañana, todos los alumnos de la Academia La Hoja se preparaban para tomar el subte que los llevaría a pasar una hermosa noche llena de juegos y golosinas. Alrededor de las ocho y media, ya todo el mundo se encontraba bien vestidos y sentados en los asientos de subte, hablando animadamente. Sakura y Hinata, que se habían sentado en el lugar más alejado de todos, permanecían en silencio… un silencio que traía miles de preguntas. Y la pelirosa sabía perfectamente que ella misma era la razón por la que permanecían en aquel tenso e incomodo momento. Luego de la fiesta, habían vuelto juntas a la cabaña y la Haruno se había acostado a dormir sin siquiera dirigirle la palabra a su amiga. A pesar de que, a la mañana Hinata le había preguntado con un tímido; '¿quieres contarme lo que sucedió anoche?' Ella no le había respondido, incapaz de encontrar las palabras necesarias para explicar algo que ni siquiera ella misma entendía. Pero tras pasar toda la tarde encerrada en su habitación, tirada en la cama escuchando música, reflexionó mucho acerca de aquellos sentimientos encontrados, sobre lo que había sucedido la noche anterior… y lo que más temía, sobre aquel beso.

-Lamento haberte hecho esperar –susurró Sakura, mirando con tranquilidad fuera de la ventana.

-No hay problema, Sakura –contestó ella-. Sé que tenías que analizar todo lo que sucedió anoche, aunque me sorprendiste con que tardaras toda la tarde –rió.

La pelirosa asintió, con deje distraído.

-Amo a Naruto. –Admitió, con voz tranquila y suave. Hinata abrió los ojos con sorpresa, mientras que una sensación amarga se instalaba en la boca del estomago-. De eso no hay dudas, desde la primera vez que lo conocí, cuando me defendió de aquellos molestos niños que se reían de mi cabello supe que sería el amor de mi vida. Lamentablemente, las cosas nunca se dieron como yo las deseaba… él jamás me vio con los mismo ojos.

-Él también te ama –interrumpió la pelinegra, sintiéndose en la necesidad de decirlo.

-Como una hermana –corrigió-. Y tú bien sabes que mis sentimientos distan mucho de eso, que jamás lo veré como un hermano.

-Te equivocas…

-Pero eso también es mi culpa –continuó, ignorando el comentario de su amiga-. ¿Sabes por qué? Porque yo, Sakura Haruno, siempre fui una cobarde al tratarse de mis propios sentimientos. Nunca me atreví a decírselos a nadie, salvo tú que eres mi mejor a amiga y… Sasuke, que lo descubrió por su propia cuenta. Pero nadie más estaba enterado de mis sentimientos, ¿cómo pretendía que él pudiera darse cuenta? ¿Acaso siempre he estado esperando un milagro?

Sakura parecía demasiada concentrada en sus pasamientos.

-Entonces apareció él. Ése estúpido y arrogante de Sasuke Uchiha. –Soltó con voz enfadada, pero Hinata se percató de que en sus labios había una sonrisa-. Él descubrió mis sentimientos, tan recelosamente ocultados por años en un santiamén. Pero no se conformó con eso, sino que también logró meterse en mi cabeza como nadie jamás lo ha hecho.

-¿Te gusta? –preguntó lo mismo que la noche anterior.

-Sí. –Contestó ella, con las mejillas sonrojadas-. Pero no lo amo. No es el mismo sentimiento que me provoca Naruto, no son las mismas sensaciones. Con él es todo más sencillo, siento que tengo las cosas controladas, que nada me lastimará porque los dos nos queremos. En cambio, con Sasuke todo es incontrolable, es demasiado aterrador. Nunca estoy segura de lo que voy a hacer, cuando lo veo se me desactiva la mente, Hinata. Temo hacer alguna estupidez. Me da miedo las sensaciones que tengo cuando está cerca…, el deseo incontrolable –se sonrojó al decir eso último y bajó la mirada-. Ya he tomado una decisión.

-Pero entonces, tú…

-Sasuke es sólo algo pasajero –escupió, frunciendo el seño como si se lo estuviese diciendo a ella misma-. Algo que con el tiempo desaparecerá. Naruto, en cambio, es la persona con la que debo estar.

-¿Qué vas a…?

-Me confesaré. –Admitió. Apretando los puños con fuerza-. Ésta noche, en el parque de diversiones… le diré lo mucho que lo amo, y que deseo estar con él.

Hinata estaba congelada, incapaz de creer lo que escuchaba. La desesperación irrumpió en su corazón sin previo aviso, si Sakura se le confesaba… él seguramente aceptaría, ya que Naruto realmente amaba a Sakura, o al menos, la quería lo suficiente como para estar con ella y no dejarla sola jamás. Pero… ¿qué sucedía con Sasuke? ¿Es que acaso estaba escapando de él? ¿No estaba Sakura haciendo algo aún peor? Ilusionándose con que estando con Naruto, olvidaría aquellos sentimientos por Sasuke a los que tanto temía… mientras que a su paso, destruía el corazón de Naruto, seguramente el de Sasuke ―o al menos, la confianza con él― y el de ella misma, aunque Sakura no lo supiera. Se vea por dónde se vea. Estaba segura de que aquella decisión sólo lastimaría.

-Espero que sea lo correcto –fue lo único que murmuró, incapaz de decir nada.

Después de todo, Hinata no se sentía capaz de contradecir a su amiga. Ella también era una cobarde.

-.-.-.-.-.-

Hinata caminó con rapidez por entre la gente, había perdido de vista hace segundos a Sakura, porque necesitaba hablar con alguien lo más rápido posible. Estaba segura de que la Haruno cometería un error que no perjudicaría sólo a uno, sino que a muchos más. Esquivó a una pareja que iba perdidos en sus mundos y corrió intentando localizar una cabellera azabache, ¿qué tan lejos se podría haber ido Sasuke? Seguramente estaría rodeado de un sinfín de mujeres, o acompañado de Ino -quién últimamente parecía una larva pegada al azabache-; de todas formas, debía estar haciendo algo que no fuera demasiado divertido, ni ruidoso.

Mientras apuraba el paso, Hinata sospesaba las posibilidades en donde pudiera andar metido el chico; ¿cómo encuentras un lugar silencioso y tranquilo en un parque de diversiones? O al menos donde puedas pasar unos momentos tranquilo. Entonces, la solución llegó en un santiamén; ¡por supuesto, la noria!

Decidida corrió esquivando a toda la gente que se cruzaba en su camino, disculpándose velozmente, decidida a solucionar aquél problema; porque por más de ser una cobarde con sus propios sentimientos… siempre encontraba la forma de ayudar en los pesares de los demás.

-.-.-.-.-.-.-

Sasuke suspiró fastidiado. Llevaba cerca de veinte minutos esperando en la fila de la noria con Ino a su lado, pero la cola parecía avanzar con la velocidad de un caracol. ¿Es que acaso iban subiendo de a uno? Para que su humor empeorara, detrás de ellos dos había un grupillo de chiquillos que no paraban de gritar, reír y empujarse entre ellos, mientras que las niñas que los acompañaban miraban a Sasuke con ojitos de corazones; ganándose miradas de odio/enfado por parte de su novia. En fin, la cosa era todo un calvario. Mucho más del que solía soportar con regularidad -desde que conoció al dobe, claro está-.

-Cambia esa cara Sasuke-kun -sonrió divertida Ino, que parecía encontrar muy gracioso el hecho de que su novio tuviera cara de pepino en vinagre-. Cualquiera diría que te lo estas pasando fatal.

-Ino -gruñó en queja el azabache.

La mencionada soltó una risita divertida, pero decidió dejar las cosas por las buenas; después de todo quería pasar una velada romántica con el Uchiha, y no riéndose a su costa toda la noche -a pesar de que la idea era bastante tentadora. La fila avanzó unos pocos metros más, y desde atrás no tardaron en escucharse los gritos de los niños que los seguían en la fila, muy parecidos a "¡Eh, apresúrense que se nos colará gente!" "Idiotas, muévanse." "Oye, no me empujes." "¡Y tú que me empujas engendro!" "¡Aléjate, Shion! ¡Suéltame joder!" Antes de que pudiera prevenirlo, lo niños se empujaban hasta caer encima de un malhumorado -como los mil demonios- Uchiha; que con varios tics en el rostro respiraba hondo para no matar a nadie -mucho menos menores de edad.

-Oigan, tengan cuidado -pidió amablemente la rubia, mirando de reojo la expresión casi asesina que tenía su novio.

-Lo sentimos, señorita -se disculparon los chicos al unísono, soltándose una sarta de insultos cuando consideraban que nadie les oía.

-Malditos críos.

Ino rió fuerte, observando el rostro furibundo de su novio.

-Te ves muy lindo enojado.

Sasuke la ignoró. Lo cierto es que el parque de diversiones no era su lugar favorito. En realidad, prefería estar en cualquier lado… menos allí. Ni siquiera con la compañía. No es que Ino no le agradara, era una chica hermosa ciertamente, además de que no gritaba ni resultaba tan molesta como cierta pelirosa. Pensando en Sakura, se preguntó en dónde estaría. No la había visto mucho la noche anterior, y la verdad es que siempre parecía estar evitándolo.

Sakura sería una compañía bastante interesante. Después de todo, cualquier cosa en ella le parecía sumamente interesante.

-¡Sasuke!

El mencionado observó acercarse a la mejor amiga de su -sorpresivamente- tormento.

Hinata corría como alma que llevaba el diablo, su cabello danzaba en el aire y sus mejillas tenían un rosado encantador. Parecía alarmada, por lo que Sasuke se preocupó… ¿le había sucedido algo a Sakura? Tras aquél pensamiento se alarmó.

-Hinata, ¿qué sucede?

Ino simplemente se dedicó a observar la expresión de preocupación del muchacho, ¿es que le gustaba aquella morocha? Es decir, ¿cuándo algo le preocupaba tanto?

-Es Sakura, bueno… en realidad… -tartamudeó Hinata, pero antes de continuar se percató de la presencia de Ino- ¿podríamos hablar a solas?

-¿Hay algún problema con que yo-

-Por supuesto. -Cortó Sasuke.

Ino frunció el ceño y se dirigió a Sasuke: -¿Cuál es el problema con que yo esté presente?

-No te interesa, Ino.

Hinata se removió en su lugar incomoda, la pareja en frente se dirigía una mirada para nada amigable. Aquello le permitió suponer que quizás la relación entre ambos sería poco sentimental.

Dejando a una rubia bastante ofendida en la fila de la noria. Sasuke arrastró a Hinata a un sitio más apartado, apresurado por saber qué sucedía con Sakura. Después de caminar unos dos juegos enormes con sus correspondientes filas, decidieron que parecía un lugar más reservado. El muchacho se giró para mirar a Hinata de forma seria.

-¿Qué pasó con Sakura?

Su voz era dura, Hinata aspiró profundo y habló.

-.-.-.-.-.-.-

-¡Eso no es justo dattebayo!

-Claro que es justo Naruto, si no eres capaz de tirar los bolos no ganas nada.

-¡Pero Kiba esos bolos están pegados!

El mencionado rodó los ojos. Naruto llevaba haciendo un berrinche cada cinco minutos, después de jugar a tirar los bolos con una pelota de goma para ganar algún premio. Era obvio que aquél juego tenía alguna trampa, sino perdería mucho más de lo que ganaba el ambulante de la feria, pero bueno, aquello Naruto no lo podía comprender. Para él era trampa, y listo.

-Ya Naruto, déjalo -masculló fastidiado-. Vamos a alguna atracción.

El rubio observó con fuerza los bolos acomodados perfectamente y luego de un rato suspiró.

-De acuerdo, vamos.

Se despidieron del vendedor y caminaron por los puestos de juegos -bastante tentadores- que te hacían perder mucho dinero, era como el casino. Kiba buscaba alguna atracción divertida que no fueran todas las montañas rusas a las que habían subido, estaba concentrado en eso hasta que vio algo que llamó su atención.

-Oye, ¿Sasuke no es novio de Ino?

Naruto se extrañó por la pregunta.

-No lo sé, no creo que tanto como novios pero en algo andan -comentó con desinterés- ¿Por qué lo preguntas?

-Porque allá están Sasuke y Hinata charlando con mucha confianza -señaló a un costado apartado de los juegos, debajo de unos enormes árboles de cerezo.

La cabeza de Naruto se movió con tanta rapidez que por poco no se le quiebra, sus ojos abiertos con mucha sorpresa. ¿Sasuke y Hinata? ¿Por qué estaban juntos? En serio, ¿Hinata?

-¿Qué sucede Naruto?

Kiba observó el rostro sorprendido de su amigo, que comenzaba a mostrarse enojado. Una expresión pocas veces vista en aquél alegre muchacho, parecía molesto porque aquellos dos anduvieran juntos y tan apartados. Hinata era una buena chica, muy linda además, pero nunca se hacía notar, por lo que no era alguien que llamara la atención cuando entraba a algún lugar como solía suceder con Ino o Sakura, ella más bien parecía siempre feliz de poder pasar desapercibida.

Lo extraño era aquella expresión de Naruto por la situación.

-.-.-.-.-.-

Hinata colocó un impecable mechón de cabello tras la oreja y suspiró con nerviosismo, mirando sus pies tímidamente. Frente a ella Sasuke la observaba esperando a que hablara, intentando tener paciencia.

-Bueno -comenzó la muchacha-, lo que sucede es que Sakura se declarará a Naruto.

Sasuke frunció el seño y miró a un costado, sus puños apretados dentro de los bolsillos de su campera.

-¿Qué tiene que ver eso conmigo? -masculló.

-Bueno… -pensó-, sé que ocurre algo entre Sakura y tú.

El pelinegro se limitó a alzar una ceja, sin decir nada, por lo que Hinata se permitió continuar.

-Quizás no es algo ya que no sé lo que tú piensas de ella -suspiró-. Aun así tenía que contártelo, para que tuvieras tiempo de pensar y… tomar tu decisión.

-¿De qué estás hablando Hinata?

La muchacha se mordió el labio con nerviosismo.

-Que quizás tú puedas impedirlo.

-¿Impedir que Sakura se declare? -la voz de Sasuke se oyó furiosa-. Es lo suficientemente grande como para saber qué decisiones tomar y atenerse a las consecuencias.

-Lo sé -murmuró con rapidez-, pero también sé que algo sucede entre ustedes Sasuke, que quizás querrías saberlo.

Sasuke bufó.

-Hablemos con sinceridad -sus ojos clavados en Hinata-. Te gusta Naruto, ¿verdad? La que debería tomar un consejo y realizarlo eres tú. No puedes mantener ocultos tus sentimientos siempre porque en algún momento explotaran.

La pelinegra empalideció y retrocedió un par de pasos. Sus ojos abiertos con sorpresa y las manos en el pecho, se veía demasiado indefensa ante un mundo que no comprendía su tristeza infinita al no ser correspondida. Sasuke sintió su pesar y suavizó su voz con ella.

-Sé que no quieres lastimar a tu amiga Hinata -susurró- y me parece algo muy noble e incluso valiente que resistas de esa forma a tus sentimientos. Aún así, eso no solucionará sus problemas, las mentiras nunca son buenas. Mucho menos si son hechas a uno mismo.

Hinata parpadeó varias veces intentando que las lágrimas se largaran de sus ojos.

-Yo… no sé -tartamudeó-, ya no sé qué hacer Sasuke. Esto es más fuerte que yo.

Se llevó ambas manos al rostro, intentando que las lágrimas no dejaran sus ojos, pero tras un amargo sollozo no pudo soportarlo más. La tensión, el esfuerzo, la frustración, todo aquel amor no correspondido le pesaban demasiado.

Sasuke suavizó su rostro y la estrechó en sus brazos. Dejando que la pelinegra largara todo el dolor que tenía encima.

En verdad el amor es una mierda, pensó.

-.-.-.-.-.-

Sakura llevaba mucho rato buscando a su rubio amigo. Y mientras pensaba en el cómo se declararía ante Naruto, sentía el nudo en el estomago que le daban ganas de vomitar todo lo que había comido en el almuerzo, ¿qué sucedía si Naruto la rechazaba? ¿Dejarían de ser amigos? ¿Y si no volvía a dirigirle la palabra nunca? Todas las dudas de siempre se instalaron en su cabeza, haciendo que sus pasos se hicieran más lentos e inseguros, en medio del parque lleno de gente.

Basta ya Sakura, es suficiente. Nada de cobardía, se dijo apretando un puño con fuerza, es hora de ser valiente y decirle mis sentimientos a Naruto.

Su mirada brilló decidida, con el ceño fruncido caminó dando pasos fuerte por entre tanta gente que caminaba de un lado a otro.

Cuando ya llevaba al menos quince minutos en su infructuosa búsqueda decidió sentarse en algún banco a descansar y pensar "si fuera Naruto en dónde estaría". Dando un largo y sonoro suspiro se dejó caer en un banco y sus cansados pies se lo agradecieron infinitamente, se corrió el cabello de la cara y elevó su mirada al cielo. El sol estaba demasiado fuerte por lo que se tuvo que cubrir los ojos con una mano.

Una suave corriente de aire la refrescó.

El día estaba hermoso y comenzó a pensar que seguramente lo estaba desperdiciando, después de todo, los parques de diversiones eran sus favoritos. Paseó la mirada por los alrededores, pensando en dónde podrían estar sus amigos, a qué juegos habrían subido, a qué juego habría subido Sasuke. Una risa baja escapó de sus labios al imaginar a Sasuke en los autos chocadores, definitivamente no combinaban.

Estaba concentrada en el rostro de enojo que seguramente tendría Sasuke, que por poco no asimila haber visto una cabellera rubia. Parpadeó y sacudió la cabeza, quitando al pelinegro de sus pensamientos. ¡Cabeza rubia! Se levantó con rapidez y comenzó a caminar hacia el sitio bastante apartado de todos.

Debajo de un enorme árbol estaba Naruto, sentado en el césped. Su cabello rubio tapaba sus ojos y parecía estar durmiendo. Después de todo, ¿cuándo podrías encontrarlo tan tranquilo?

Sakura se acercó con un nudo en el estómago y el corazón latiendo demasiado rápido, comenzaron a sudarle las manos y se preguntó cómo se atrevería a declarase, porque ahora que lo tenía en frente toda la decisión que tenía se esfumó.

-Naruto.

El mencionado elevó el rostro un poco, sus ojos no mostraban ni un ápice del humor de siempre, ni parecía hiperactivo. El hecho de que no estuviese durmiendo también la sorprendió.

-¿Qué estás haciendo solo aquí?

-Pensando -contestó simplemente, desviando la mirada a un costado.

Sakura se extrañó, algo no andaba bien.

-¿Estás bien?

-Sí -murmuró.

Miente, pensó. ¿Pero por qué? Se veía abatido y muy confundido. La muchacha se removió en su lugar sin saber qué hacer, ahora la idea de hablar sobre sus sentimientos no pintaba tan bien como antes.

-¿Y tú qué haces aquí, Sakura?

-Bu-eno… yo -tartamudeó. Fue peor cuando Naruto decidió pararse para poder mirarla, parecía que ahora sí iba a prestarle atención-. Quería… yo quería decirte algo.

El rubio subió una ceja.

-¿Y qué es lo que quieres decirme? -instó a que continuara, esperando transmitirle confianza.

-Que… puedes contarme todo lo que quieras, Naruto -contestó.

-Eso lo sé, dattebayo.

-Y entonces, ¿por qué no me dices qué te sucede? -suspiró.

Se había acobardado.

-Ya, ¿y por qué no me dices tú lo que en verdad quieres decirme?

-¿De-de qué estás hablando? -se asustó.

-También te conozco, Sakura.

La mencionada suspiró, sintiéndose atrapada. Quería que Naruto le contara qué le sucedía, pero tenía mucho miedo de que él supiera sobre sus sentimientos. Aún así, no podía acobardarse, ella nunca se echaba a atrás.

-¿Qué te parece si a la cuenta de tres decimos eso que tanto nos molesta? -propuso Sakura, acudiendo a toda la valentía que tenía. Sintiendo que el cuerpo entero le temblaba del miedo.

Naruto se lo pensó unos segundos.

-De acuerdo -aceptó finalmente.

-Ya -murmuró. Sakura aspiró hondo y apretó los puños-. A las tres.

Se miraron fijamente. Decididos.

-Uno. -Dijo Naruto.

-Dos. -Siguió Sakura.

-¡Tres!

-¡Me gustas, Naruto!

-¡Me gusta Hinata!

-.-.-.-.-.-

Continuará.


Nuevo capítulo, sin correcciones. Querrán matarme, lo sé. Y es que ese final... rayos. No me maten, el capítulo que sigue me está costando mucho y tengo miedo de atrasarme mucho. Lamento la demora. Espero les haya gustado y me dejen su comentario. En fin, gracias por leer y comentar, son un amor. Pondré todas mis ganas para el próximo capítulo :D