N/A: ¡Hola a todos! Bienvenidos a mi primer fic en español. Prometo que manendré las notas de autor al mínimo, pero necesito escribir esto antes de comenzar para aclarar algunas cosas.
En primer lugar, esta historia tiene lugar un año después de Frozen y alrededor de dos años después de Cómo Entrenar A Tu Dragón. En esta historia, los acontecimientos de Frozen ocurrieron en paralelo con el episodio 14 de la segunda temporada de Dragones de Berk (también titulado "Frozen"), y por lo tanto, el "invierno eterno" de Elsa también alcanzó a Berk durante algún tiempo antes del Gran Deshielo del final de la película, tras lo cual Berk también quedó libre del loco clima. Estoy basando esto en la declaración de Anna a Elsa mientras está en el Palacio de Hielo ("De algún modo enviaste el invierno eterno a todas partes").
En segundo lugar, no pienso tocar a ninguna de las parejas ya establecidas de ambas películas (lo siento, fans de HipoxElsa). De hecho, la pareja de Hipo y Astrid me parece bastante adorable, y de todos modos no aparecen mucho en esta historia en realidad. Además, yo soy un fan hardcore del Jelsa, así que realmente no puedo imaginar a Elsa con nadie más que no sea Jack Frost. A estas alturas me imagino que algunos de ustedes estarán confundidos por lo que quise decir con "un espíritu afín" en la sinopsis. Sólo esperen y continúen leyendo este fic; estoy seguro de que les gustará (ALERTA DE SPOILER: no es un ser humano en absoluto).
En tercer lugar, esta historia se dividirá en dos partes, pero las dos estarán en el mismo fic. Actualizaré periódicamente la primera de ellas; sin embargo, la segunda no va a salir sino hasta después de que Cómo Entrenar A Tu Dragón 2 se estrene dentro de un mes. Obviamente, esto significa que si no han visto CEATD2 para el momento en que empiece a escribir la segunda parte de esta historia, encontrarán muchos spoilers, por lo que sugiero encarecidamente que esperen hasta que hayan visto la película para seguir leyendo este fic con el fin de evitarlos. Yo les haré saber cuando la primera parte haya finalizado.
Eso es todo por ahora. ¡Disfruten el fic!
Disclaimer: No soy dueño de Frozen ni de Cómo Entrenar A Tu Dragón.
Una suave lluvia comenzó a caer en todo el reino de Arendelle, obligando aquellos ciudadanos que estaban en el mercado o en los muelles a buscar refugio donde pudieran. Algunos niños, sin embargo, ya estaban jugando fuera, empapándose en los charcos recién formados y haciendo caso omiso de las advertencias de sus padres acerca de un resfriado hasta que los mismos padres no tuvieron más remedio que llevar a los niños dentro de sus hogares. Los barcos que todavía estaban en mar abierto ya estaban dando la vuelta para regresar a la seguridad del fiordo antes de que el clima empeorara.
Cada vez más gotas de lluvia comenzaron a golpear las ventanas de cada casa y edificio, incluyendo el castillo. La mayoría de la gente prefería pasar esto por alto y simplemente seguir con sus actividades, pero no Elsa. Ella realmente disfrutaba el sonido rítmico y lo consideraba bastante relajante. Apoyada en el alféizar de la ventana, sus ojos se movían de gota en gota mientras caían, siguiendo su trayectoria hasta la base del vidrio. Al instante, su mente se liberó de todas las preocupaciones mientras se concentraba en el movimiento del agua. Pero pronto sintió cómo la melancolía se apoderaba de ella.
Por supuesto, con frecuencia la lluvia le recordaba la tormenta en la que el barco de sus padres había perecido, y la mayoría de las veces el pensamiento incluso le hacía derramar algunas lágrimas. Pero entonces ella pensaba en sus rostros mientras le de decían esas últimas palabras: "Confiamos en ti, Elsa." Ellos habían confiado y creído en ella cuando se fueron, y ella sabía que ahora estarían orgullosos de ella. Después de todo lo que había tenido que pasar, finalmente había aprendido a controlar sus poderes y desatar la belleza detrás de los mismos, y todo gracias al amor de su hermana. Ahora ella también era una gran reina y benévola, amada por todos en su reino tanto como ella los amaba a ellos. Al menos eso era lo que Anna constantemente le decía.
Ella y Kristoff, junto con Sven y Olaf, estaban de visita con la familia de trolls de Kristoff y no regresarían sino hasta el día siguiente. Elsa se sentía feliz, no sólo de que su hermana hubiera encontrado a un hombre que la amaba con todo su corazón, sino también de que estaban tomando su tiempo para dejar que su relación creciera y se fortaleciera antes de siquiera pensar en el matrimonio. Aun así, llegaría el momento en que finalmente se casarían, y nada le haría más feliz que estar allí para la boda de su hermana. En cuanto a Elsa, ella realmente no estaba considerando el matrimonio en un corto plazo. Por el momento, ni quería ni necesitaba un marido para reinar a Arendelle, aunque sus consejeros insistían que tenía que continuar con la tradición. Tal vez algún día en el futuro, pero no ahora. Tenía otras cosas de qué preocuparse.
—¿Su Majestad ? —dijo una voz desde el umbral de la habitación, haciendo que Elsa saltara al darse cuenta de que había empezado a dormitar apoyada en su ventana.
—¿Sí , Gerda? —respondió ella, frotándose los ojos.
—Tal vez debería tomarse el resto del día libre, Su Alteza.
Elsa sonrió. Gerda siempre tenía una manera de decirle tanto con tan pocas palabras. Durante la última semana, había estado muy ocupada planeando cómo celebrar el aniversario de su coronación, para el cual solo faltaban tres días. Ahora estaba exhausta, pero al menos todo estaba listo. A decir verdad, probablemente no lo habría hecho si no hubiera sido por la insistencia de Anna de hacer "una gran fiesta" para todo mundo. Su hermana incluso se había ofrecido para preparar todo, pero al final a Elsa le había empezado a gustar idea de hacerlo ella misma. Sus ideas variaban entre hacer un baile, hacer un gran picnic dentro de los muros del castillo, e incluso organizar una enorme guerra de nieve. Al final, ella había optado por ésta última, pensando que todo el mundo se divertiría en grande. Sí, tal vez el entusiasmo de Anna se le estaba contagiando a ella.
—Sí, tal vez lo haga. Gracias, Gerda.
La sirvienta hizo una reverencia y se marchó, cerrando la puerta detrás de ella. Elsa hizo uso de sus poderes para convertir su vestido en un camisón y luego se deslizó bajo las sábanas, dejando que su cabeza descansara sobre las suaves almohadas. Consideró la posibilidad de tomar toda una semana de descanso en su palacio de hielo una vez que la celebración del aniversario terminara. No sería la primera vez que volvía allí desde el… incidente, pero aun así, habían pasado al menos tres meses desde su última visita y ya extrañaba un poco a Malvavisco. Quizás a Olaf le gustaría venir también.
Antes de darse cuenta, Elsa ya se había quedado dormida con el sonido de las gotas de lluvia que caían en su ventana.
El día se volvió noche sin que nadie pudiera darse cuenta gracias a la gruesa capa de nubes grises. La lluvia siguió cayendo hasta mucho después de la medianoche, cuando las gotas de agua de repente se convirtieron en copos de nieve que rápidamente cubrieron todo el reino. Si alguien en Arendelle hubiera estado mirando la punta de la Montaña del Norte, esa persona habría sido capaz de ver varias bolas de hielo brillantes de color blanco-azul mientras pasaban como un rayo a través del cielo desde la cima. Desde esa distancia, sin embargo, nadie hubiera sido capaz de escuchar el poderoso rugido que atravesó la noche como un trueno.
—¡Elsa! ¡Por favor, despierta!
Elsa abrió sus ojos a la fuerza al oír la voz desesperada de su hermana. —¿Anna? ¿Qué está pasando?
—¡No lo sé, tú dímelo!
—¿Qué?
—¿Tú lo hiciste? Dime. Sabes que yo no te voy a juzgar.
Esto se estaba volviendo absurdo. —Anna, en serio, ¿de qué estás hablando?
Anna de repente se quedó en silencio por un momento. —¿Realmente no sabes lo que está pasando?
—No, y agradecería mucho si me lo dijeras.
Anna hizo un gesto hacia la ventana. —Velo tú misma.
Elsa no tuvo más remedio que salir de la cama y caminar hacia la ventana. Y tan pronto como miró hacia afuera, comprendí por qué su hermana estaba tan angustiada. Todo lo que veía estaba cubierto de blanco.
Se quedó sin habla mientras trataba de pensar en algo que pudiera haberle hecho perder el control de sus poderes de esta forma mientras dormía, pues no podía haber otra explicación para este clima. Pero cuanto más pensaba en ello, más se desconcertaba. ¿Por qué sus emociones se saldrían de control en absoluto? No era como si hubiera estado acumulando ningún tipo de estrés que se hubiera desatado durante la noche. Por otra parte, ni siquiera antes de aprender a controlar sus poderes había sucedido algo como esto.
—Um, ¿Elsa? —dijo Anna—. Me imagino que hay muchas cosas en su mente justo ahora, y no quisiera preocuparte más, pero…
Ella dudó, por lo que Elsa se volvió para mirar a los ojos a su hermana. No le dijo ni una palabra; ella simplemente le ofreció una sonrisa leve pero reconfortante mientras colocaba una mano sobre el hombro de Anna. Finalmente, Anna continuó. —Kristoff y yo estábamos en camino de vuelta esta mañana cuando vimos un… —Su voz temblorosa se fue apagando, y le tomó otro momento para recuperar la compostura—. Parecía un ejército o ejércitos, no lo sé. Todos parecían soldados, pero no todos llevaban el mismo uniforme. Venían marchando hacia acá por el Camino del Norte.
Elsa intentó con todas sus fuerzas no sentirse ansiosa por esto. —Tal vez solo están de paso por aquí y…
Anna inmediatamente negó con la cabeza. —Vienen por ti —dijo, y antes de que Elsa pudiera preguntar, agregó— Olaf saltó del trineo antes de que pudiéramos detenerlo. Corrió y se fue a esconder detrás de un árbol a un costado del camino, y luego regresó a toda prisa y nos dijo que había escuchado a algunos de los soldados que hablan entre ellos diciendo algo acerca de "matar al monstruo de hielo". —A estas alturas, Anna ya estaba tartamudeando y las lágrimas nublaban sus ojos—. Tuvimos que dejar el trineo para que Sven pudiera tomar un atajo por el bosque y traernos a todos aquí lo más rápido posible. Teníamos que advertirte.
Elsa abrazó a Anna quien se puso a llorar en su hombro. Entendía el temor de su hermana porque era algo que la misma Elsa había temido que sucedería desde que su secreto salió a la luz. Los habitantes de Arendelle habían sido más comprensivos acerca de sus poderes, pero no todo el mundo se sentiría de la misma manera.
Así que tal vez este miedo subconsciente sí había sido la causa de esta nevada. Sin duda era la razón por la cual la nieve ya estaba cayendo dentro de la habitación. Sin embargo, parte de ella sabía muy bien que este día podría venir desde hacía tiempo y estaba preparada para ello. Rápidamente planeó las medidas que tomaría; después, respiró profundamente para calmarse, y los copos de nieve cesaron.
—Anna, escúchame —dijo en voz baja al oído de su hermana—. Todo va a estar bien, ¿de acuerdo? —Recordó una vez más las últimas palabras de consuelo de su padre para ella—. Vamos a estar bien. Pero necesito que mantengas la calma y confíes en mí respecto a esto, ¿entendido?
Anna asintió sobre su hombro, y una vez que Elsa estuvo segura de que su hermana se había calmado, la soltó. Invocó su vestido real y salió de la habitación; Anna la seguía de cerca. Se abrió paso hasta llegar afuera, frente a puertas abiertas del patio donde Kristoff, Sven y Olaf estaban a la espera. Más allá de los límites de la ciudad, una columna negra de gente en el camino destacaba de entre sus alrededores blancos.
—¿Esos son los soldados que vieron? —Elsa le preguntó a Kristoff.
—Sí. Alcancé a contar a unos doscientos hombres armados.
—En cuanto salga, cierra la puerta detrás de mí —le dijo con firmeza mientras comenzaba a caminar hacia adelante.
—¿Qué? —Anna gritó—. Elsa, no puedes estar considerando…
—Anna —Elsa interrumpió a su hermana, esta vez colocando ambas manos sobre sus hombros— ¿Recuerdas lo que te dije? Vamos a estar bien. Confía en mí.
Y tratando de parecer tan confiada como era posible, salió a la calle y se paró en medio del estrecho puente que unía al castillo con el resto del pueblo sin siquiera voltear a ver cuando las puertas se cerraron. El pequeño ejército se estaba acercando, pero Elsa mantuvo la calma, respirando profundamente y repasando en su mente los nombres de las personas que ella más amaba y las razones por las que los amaba. Su plan era simple: demostrarle a esta gente que no era un monstruo, descongelando el fiordo y derritiendo la…
El fiordo. Ella no se había dado cuenta hasta ahora, pero no estaba congelado. Si esto hubiera sido obra suya, lo más probable era que el agua se hubiera convertido en hielo al instante. Además, la nieve parecía estar derritiéndose donde los pocos rayos de sol que lograban atravesar el cielo nublado tocaban el suelo. Por lo tanto, tal vez esto no era su culpa después de todo.
Sin embargo, los soldados no tenían forma de saber esto, por lo que ella aún tendría que llevar a cabo su plan y descongelar todo para demostrar que ella no quería hacerle daño a nadie. Pero primero, haría uso de la diplomacia. Así, cuando el ejército finalmente llegó al puente, ella gritó —¡Saludos, y bienvenidos a Arendelle! Soy la reina Elsa.
—La Reina de las Nieves —dijo el hombre que iba al frente del ejército antes de que Elsa pudiera continuar—. Sabemos quién es usted, y nos da gusto de que usted haya venido a nuestro encuentro.
Las palabras del hombre sonaban un tanto amenazantes, por lo que Elsa se sintió sorprendida cuando los soldados se inclinaron ante ella. El líder se adelantó y dijo —Soy el capitán Sigurd, a su servicio.
Elsa no pasó por alto el hecho de que Sigurd no había mencionado su país de origen. —¿Cuál es su propósito aquí, capitán Sigurd, si puedo preguntar?
—Hemos venido aquí para advertirle acerca de una amenaza inminente a su reino, Su Alteza —Sigurd contestó— y para cazar a dicha amenaza.
—¿Una amenaza? — repitió Elsa.
—Una bestia —dijo Sigurd—. Una criatura de pesadilla que no se parece a nada que haya visto antes, capaz de congelar todo y a todos en su camino. Lo llamamos el monstruo de hielo.
N/A: No es mi mejor primer capítulo (sobre todo el final), pero por favor, denle una oportunidad. Valdrá la pena, ya lo verán.
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