La paternidad definitivamente no es para todos.

(Y menos para estos tipos. Por favor, absténganse de tener hijos. En especial tú, Midorima.)

N/A: Heyyy! Ha pasado tiempo! Perdón la demora, no tengo nada que me justifique lo suficiente salvo que perdí el gran amor que tenía por Kuroko no Basket después de que terminé de leer el manga. Y me reservo los comentarios porque aún tengo cierto resentimiento con toda la cosa, así que no planeaba seguir con esto… pero es gracias a todos sus comentarios que decidí patearme a mí misma y empezar a escribir. Se los agradezco mucho, gente, no se hacen ni una idea de lo mucho que significa para mí contar con todo su apoyo aún después de tanto tiempo.

Tenía un millón de ideas más para knb antes de que le perdiera el cariño, y tal vez las escriba, quién sabe, no pierdo la esperanza.

Disfruten lo que será el final de esta odisea.

Y advierto que varios huevos fueron lastimados durante el desarrollo de esta cosa, pero no se preocupen, todos los daños fueron cobrados del salario del profesor de química.


Kise Ryouta había tenido una muy mala semana.

Probablemente el profesor de Ciencias Humanas no tuviera malas intenciones al darle a la clase la tarea del huevo, es decir, en teoría los ayudaría a ser más responsables y a tener una idea general de lo que conlleva el cuidado de otro ser que depende absolutamente de ti.

Pero en una semana la vida del rubio había cambiado para mal.

No solo tenía pesadillas con huevos, si no que hasta ya podía considerarse intolerante a los mismos. Su madre la noche anterior había hecho huevos revueltos y el rubio se había puesto a llorar encima de la mesa. Asociaba todo lo amarillo a la yema de un huevo roto y eso le traía una enorme carga emocional dado que bueno, él es rubio, así que mirarse en cualquier superficie reflejante hacía que le brotaran lágrimas.

Y todo esto era culpa de Murasakicchi y de su pasión por comerse a sus hijos. Sí, hijos.

Kise nunca se imaginó que compraría tantos huevos en su vida. Docenas y docenas de huevos pasaron por sus manos en menos de cinco días, todos para terminar en la sartén de su esposo que se había transformado en el abominable hombre caníbal del instituto Teiko. Los demás estudiantes huían de ellos, porque según la leyenda que se había esparcido de alguna forma, si un huevo estaba en las inmediaciones de la pareja terminaría siendo consumido por los mismos en un ritual maquiavélico que realizaban todos los días durante el entrenamiento de baloncesto.

Kise podrá parecer ingenuo, tonto, superficial, que pasa mucho tiempo delineándose los ojos, que gasta demasiado en cremas faciales… pero el tipo era perspicaz. ¡Él sabía que el responsable de los rumores era Midorimacchi! Porque el de lentes no podía aguantar que solo su reputación se viera afectada por asociarse con Aominecchi, entonces tenía que hundir a todos los demás, también.

Además, se sabía que solo era cuestión de tiempo para que se le acabaran los insultos hacia Akashicchi y empezara a atacar a alguien más. Midorimacchi podrá ser conocido por muchas cosas, pero en lo que a imaginación y creatividad para insultos se refería no solía llegar al aro no importa la distancia en la que lanzara. El maestro de ese arte era Kurokocchi aunque esto sorprendiera a muchos.

Pero la cuestión de todo el asunto es que los huevos están acabando con la vida de Kise y esto tenía que terminar ya.

Es por eso que para el último día de la semana había venido preparado. Llegó al instituto una hora más temprano que de costumbre con un cargamento de huevos tan grande que los aficionados a ellos sentirían envidia de él. Luego se dispuso a colocarlos estratégicamente en los alrededores, de forma que si algún incidente llegaba a ocurrir, podría contar con un remplazo de su huevijo.

Tres docenas acabaron en su casillero, otras cuatro más en el vestuario, las demás fueron distribuidas en varios lugares del instituto hasta que el rubio quedó con las manos, alma y moralidad vacía.

Cuando tocó el timbre de entrada Kise estaba preparado para afrontar el día con dos pensamientos en mente.

Uno era que jamás de los jamases pretendía volver a tocar un huevo después de que pasaran estas horas.

Y el otro era que, en lo que a él concierne, jamás tendrá hijos.


Kuroko Tetsuya era una persona resentida. Es decir, si sus actuales amigos y compañeros de equipo le hicieran algo completamente traumante como ganarle a su mejor amigo en un partido de baloncesto de una manera muy cruel, Kuroko se aseguraría de no ir a ninguna secundaria en la que ellos estuvieran, formaría un nuevo equipo, contrataría a alguien que tomara el lugar de Aomine, y los perseguiría hasta el fin del mundo con tal de hacer que la Generación de los Milagros comiera el polvo con la excusa de salvarlos de sus deseos egoístas.

No crean que no lo haría, porque claro que lo haría. Kuroko es capaz de hacer todo eso y más.

Su semana había empezado relativamente bien. Está bien que el profesor se haya olvidado de él y de darle un compañero, él está acostumbrado a ese tipo de cosas, y ya está hasta resignado porque sabe que no van a dejar de pasar.

Lo que no estaba bien es que Akashi-kun haya sacado un diez a mitad de la semana; pero no era nada de lo cual asombrarse y en consideración no era ni lo más raro ni lo peor que había pasado en la semana.

Desde que nació el pollito las cosas en el club habían cambiado. Nijimura-san había tenido que viajar fuera de la ciudad por unos asuntos personales, así que eso dejó a Akashi como capitán temporal, y al pollito como vice-capitán temporal, porque aparentemente Akashi Pío (como se llamaba el pollo) tenía que aprender a manejar las riendas del liderazgo desde edad temprana, como todos los Akashi.

Esto había provocado en Midorima-kun varios tics nerviosos nuevos, pero el de pelo verde permaneció callado y Kuroko se entretuvo en la semana creando con su hijo la leyenda urbana de que Kise y Murasakibara eran una rara pareja que se bañaban en la clara de los huevos bajo la luz de la luna e invocaban espíritus caníbales del mal.

Su hijo fue el de la idea, cosa que enorgulleció a Kuroko. De tal cáscara tal persona, como dice el dicho: lo que quiere decir que el pequeño Kurokoevo iba en camino a ser igual de resentido y vengativo que su padre, y hasta había heredado su invisibilidad, ya que hasta el mismo Kuroko tenía problemas en ubicarlo a veces.

El profesor de Ciencias Humanas tenía razón. Ser padre soltero había sido toda una experiencia, pero Kuroko podía decir que se sentía recompensado, en cierta forma.


Akashi Seijuurou y Akashi Pío eran un dueto del cual hablar. Después de hacer conocida su presencia, Pío había adquirido cierta popularidad, incluso su club de fans estaba rivalizando con el de su padre, pero nimiedades como esas no se entrometían en la maravillosa relación padre-pollo que tenían.

Cuando Nijimura-senpai tuvo que marcharse unos días por problemas familiares, Akashi había quedado obviamente al mando, la cuestión del asunto yacía en quién dejar como vice-capitán temporal, ya que tendrían un partido muy importante el fin de semana y había cosas que organizar.

Claramente, la opción más sensata sería nombrar a Midorima como vice-capitán, pero luego de conversar con su padre, éste le hizo ver que Pío era el pollo indicado para el trabajo, es decir, la sangre Akashi corre por sus venas, evidentemente es un líder natural.

Akashi inmediatamente se disculpó con su hijo por no haberlo considerado para el rol, cosa que Pío aclaró que no le importaba en lo más mínimo. El pelirrojo notó que su hijo había heredado su capacidad de perdonar y olvidar, cosa que lo hacía un padre orgulloso.

Así que a mitad de la semana en una de las prácticas fue cuando hizo el anuncio de que su hijo tomaría el cargo de vice-presidente temporal hasta que Nijimura-senpai regresara. Inmediatamente se disculpó con su grupo diciendo que tenía que atender una reunión muy importante porque era absoluto, y dejó a Pío a cargo de la práctica mientras espiaba por la puerta a ver cómo su equipo recibía a su hijo.

Aomine se acercó a Pío (que estaba luciendo un uniforme hecho a medida), y Akashi observó el diálogo.

"Oi, Pío. ¿Podemos yo y mi hijo descansar? Hace mucho calor…" exclamó Aomine mientras se limpiaba el sudor y trataba de no mover mucho a su hijo que se encontraba en una silla diseñada especialmente para él que permitía a Aomine cargarlo a todos lados.

"Pío," respondió Pío.

"¡Ah! ¿¡Por qué!?" exclamó Aomine.

"Pío." Sentenció Pío.

"Argh, está bien. Correré diez vueltas más."

"Oh," empezó a comentar Kuroko desde un lado de la cancha mientras observaba a Aomine correr, "Aomine-kun tiene más respeto por Pío-kun que por Akashi-kun"

"Es que Piocchi tiene presencia-suu"

Akashi tenía dos cosas muy claras en ese momento: una era que Pío definitivamente era su hijo, no había duda.

La otra era que Aomine se había ganado entrenamiento extra de por vida. Sin resentimientos, claro.


Sin lugar a dudas el que había tenido la peor semana había sido Midorima.

Hagamos una lista de todas las cosas acontecidas por el orden en que acontecieron.

Primero: nació el profesor de química que fue el causante primordial de su tragedia.

Después nació Aomine que arruinó sus sueños y esperanzas de algún día poder establecer una relación normal con una pareja sin sentir la imperiosa necesidad de hacer que se atragante con un huevo.

Luego se les dio la tarea del huevo, que arruinó su idea general de lo que es tener una familia.

A continuación, nació ese pollo que arrebató sus sueños y metas solo porque tenía contactos y un apellido importante.

Desde el principio de semana cáncer había permanecido en los lugares más bajos en Oha-asa. Midorima hizo todo lo que pudo para sobrellevar las cosas que el destino le tuvo preparado, pero ya estaban a viernes y el de lentes ya no sabía si su cabello era verde natural o en realidad eran canas verdes provocadas por todas las situaciones bizarras a las que se enfrentó.

Pero finalmente sería el fin. Midorima y Aomine se dirigían con el hijo de Aomine (porque suyo no era) al salón de clases en donde el profesor de Química les daría su diez y liberaría al lanzador estrella de Teiko de este intento de ama de casa desesperada que tenía al lado.

Pero las cosas nunca salen como Midorima quiere.

"Lo siento, chicos," dijo el profesor de Química mientras los miraba con compasión y tristeza, "pero desde que Akashi apareció con su Pío, no puedo ponerles un diez a menos que su huevo se haya transformado mágicamente en otro pollo o en un lagarto con alas, simplemente va en contra de mi moralidad como profesor."

"Robarle la tarea a otros profesores debería ir en contra de su moralidad como profesor." Murmuró en voz baja el de lentes.

"Te escuché, pestañas." El profesor comentó mientras sacaba su libreta donde anotaba las calificaciones de sus estudiantes. "Pero la vida es así, algunos ganan, otros pierden. Unos van contra las leyes de la naturaleza y otros obtienen un nueve en las tareas de Química. El mundo seguirá girando."

Midorima estaba a punto de dar un comentario poco halagador cuando Aomine exclamó aún con su hijo en manos. "El que la tarea haya terminado no significa que deba entregarle a mi hijo, ¿verdad? El único que puede cuidarlo soy yo."

El profesor lo miró con cara de esto-no-es-lo-más-raro-que-he-visto-en-la-semana-de-parte-de-un-jugador-de-basketball así que se encogió de hombros y exclamó "hagan lo que quieran, siempre y cuando sigan siendo buenos padres y amen y quieran a ese huevo, no tengo objeciones."

Oh no. Oh no no no.

"Pido el divorcio, nanodayo."

Y con esa declaración Midorima le arrebató el huevo a Aomine y lo arrojó por la ventana del salón.

Midorima solo pudo sentirse libre de responsabilidades por un maravilloso segundo, que fue el tiempo que le tomó a Aomine lanzar un grito desesperado que podía rivalizar con el de Kise y lanzarse por la ventana detrás de su hijo ante la mirada atónita del profesor de química.

"Él sabía que estamos en el segundo piso, ¿verdad?"

"Hm," Midorima alzó sus lentes "probablemente, nanodayo."

"Dos cosas quiero decir antes de que me cuestionen por un supuesto suicidio: ahora sí lo he visto todo, y tú no estás capacitado para ser padre."

"Usted no está capacitado para ser profesor de química."

"… Touché, chico. Touché."


Como Kise ya esperaba, el día comenzó mal.

Murasakicchi estaba fuera de control ya que desde que entró en la institución había convertido el pasillo principal en un huevicidio masivo y no porque se los comiera, si no porque todos los lugares en donde Kise había escondido a sus remplazos de hijos aparentemente estaban al alcance de la figura del gigante con pelo violeta que los pisaba y los aplastaba sin compasión alguna.

Kise sabía que no lo hacía exactamente por maldad, si no que el tipo era un gigante en crecimiento que aún no se adaptaba del todo a su cuerpo que estaba en desarrollo lo que ocasionaba que fuera algo torpe y no notara muchas cosas que había en el camino, y menos si eras un huevo, aparentemente.

Así que Kise se encontraba haciendo lo que cualquier persona normal en su lugar hubiera hecho. Correr hacia donde se encontraba el profesor de Ciencias Humanas dando clases para que así le pusiera la nota que correspondía y lo liberara de su maldición.

Para ello tenía que atravesar el patio, ya que el profesor se encontraba del otro lado del instituto. Con su velocidad el rubio estaría allí en un santiamén, así que disminuyó un poco el ritmo para no llegar tan ajetreado. A pesar de la pobre reputación que tenía ahora por esa estúpida leyenda urbana, aún debía lucir impecable sino su agente lo mataría con la nueva colección de medias que debía modelar.

Medias-suu, mi trabajo está yendo en picada, se lamentó para sí mientras miraba el cielo con lágrimas en sus ojos.

Fue entonces que notó que algo caía desde arriba.

¿Un pájaro? No, era muy grande y oscuro para ser un pájaro.

¿Un avión? No, era muy pequeño y oscuro para ser un avión.

… ¿Superman? No…

Esperen un momento…

¿Aominecchi?

Cuando Kise se dio cuenta de lo que se le venía encima tuvo que decidir si salvaba la vida de Aomine o si salvaba la vida de su huevijo. Y después de considerarlo un segundo se dio cuenta de que había tenido una muy mala semana y que era viernes y que Aomine era su inspiración pero que jamás le daría un diez.

Así que siguió corriendo sin mirar atrás como el padre traumado y desesperanzado que era.


El profesor de Ciencias Humanas estaba a punto de intentar llegar a su silla favorita antes que el condenado profesor de química se la arrebatara cuando se cruzó con su alumno favorito en toda la institución.

"Ryouta-kun ¿en qué puedo ayudarte?"

"¡Profesor! Una pregunta-suu ¿pueden acusarme de algo si decidí no ayudar a uno de mis compañeros en un mal momento?"

"¿Ehh? Bueno, creo que si no tienen pruebas no pueden acusarte de mucho. Necesitarían testigos y algo que te ubique en la escena. Aunque claro, eso es del punto de vista técnico. Lo que debería preocuparte es la carga moral, Ryouta-kun, porque eso podría hacer que—"

"No se preocupe por la moralidad, profesor. Suficiente carga mental tengo como para preocuparme por Aominecchi-suu."

"Eeestá bien. ¿Eso era lo que necesitabas, Ryouta-kun? Porque en verdad debería irme…"

"No, no, profesor. No era eso lo que necesitaba-suu. Lo que en verdad necesito es que me califique en la tarea del huevo y me libere de mi miseria-suu."

"Claro que te calificaré, Ryouta. Después de todo la semana ya llegó a su fin y veo que tu hijo está sano y salvo en tu cuidado, te puedo garantizar que tendrás un diez al finalizar el día; pero lamentablemente debes esperar a que sea la hora de tu clase para que pueda calificarte."

"No, usted no entiende. Tiene que ser ahora-suu. No creo que mi huevijo y yo sobrevivamos si no nos califica ahora. Tiene que ser ahora ya."

"Pero es que en verdad debo irme, sino el profesor de química—"

"¡No me importa-suu!" Estalló un muy rojo Kise mientras sostenía con fuerza el hombro de su profesor. "He tenido una semana miserable-suu, usted no entiende. Cuando dijo que Murasakicchi era impredecible no sabía la razón que tenía, profesor. He gastado mitad de mi sueldo en huevos-suu. No puedo dormir por las noches, me estoy volviendo loco-suu. He visto a Aominecchi tirarse de la ventana del segundo piso con su hijo en manos y eso no me parece lo más raro que he visto en esta semana. He sido acusado de hacer brujería-suu. Si no me da un diez en este mismo instante, no sé lo que haré-suu."

Comprendiendo a medias lo que el chico rubio con mirada enloquecida había dicho, el profesor decidió que lo más conveniente para ambas partes sería darle un diez y darle una nota para que visitara a la terapeuta escolar.

Con un suspiro de alivio, Kise se sintió relajarse una vez había confirmado que su nota ya estaba en su libreta y que esto representaba el fin de su tortura.

"Um, Ryouta, tu huevo se ha resbalado de tu mano y ha caído al suelo."

"Ya no me importa-suu. Jamás seré padre."

"¿Ni siquiera padre soltero? Es un trabajo muy duro, pero serás recompensado. Algún día. Probablemente."

"… Lo consideraré-suu."


Esa tarde, en la práctica de baloncesto.

"Según me informa Pío, Atsushi tuvo que ser retenido por el director porque los pasillos estaban llenos de huevos rotos y todo el cuerpo estudiantil lo acusó a él, por lo tanto va a tener que limpiar todo y no podrá asistir a la práctica."

"Karma-suu" murmuró Kise.

"También me informan que Daiki tuvo que ser trasladado al hospital por fractura en su pierna derecha y brazo izquierdo, aunque su hijo está bien, así que no tienes de que preocuparte, Shintarou."

"No me preocupa. En realidad, no me importa, nanodayo."

"Además," prosiguió Akashi, "todos obtuvimos una nota satisfactoria en la tarea semanal a excepción de Tetsuya, lo que lo vuelve la deshonra de este equipo."

"Muérete, Akashi-kun."

"Cállate, Tetsuya."

"¿Ehh? ¿Qué pasó, Kurokocchi?"

"Mi hijo es muy parecido a mí. Me lo olvidé."

"Ahhhhhh-suu"

"Lo que yo quiero saber es cómo ese pollo sabe tanto, nanodayo."

"Sencillo. Es mi hijo. Es—"

"Si dices que es absoluto te juro por Dios que haré lo impensable, nodayo."

"Absoluto" Akashi lo miró como retándolo a hacer lo impensable, a ver si se atrevía.

Midorima se levantó de la banca y se dirigió al vestuario. Fue ahí que Kise se dio cuenta de algo muy importante.

"Uh-huh"

"¿Qué sucede, Kise-kun?"

"Bueno, verás-suu, estaba tan desesperado hoy que traje muchos huevos en caso de que Murasakicchi rompiera el nuestro—cosa que hizo, incontables veces-suu—así que los dejé en muchos lugares para tenerlos a mano…"

"Lo que explica lo ocurrido en el pasillo." Afirmó Kuroko.

"Y estás insinuando que dejaste una enorme cantidad de huevos en el vestuario, al alcance de un muy mal humorado Shintarou."

"Pío"

"Exacto, Píocchi."

Midorima salió del vestuario con todos los huevos que pudo cargar, y un aura amenazante.

"Akashi, mataré a ese pollo, nodayo."

"Quiero verte intentarlo."

"Creo que deberíamos irnos, Kurokocchi…"

"¿Estás loco, Kise-kun? Esta es la mejor chance que tengo de vencer a Akashi-kun."

"Creo que los que están locos son ustedes-suu."

Midorima hizo una genial demostración de sus habilidades de tiro con los huevos de Kise, pero lamentablemente ninguno logró alcanzar a Akashi, ni al de carne y huesos ni al de pico y plumas, para la frustración de Kuroko.

Sí alcanzaron a Kise, que tuvo un pequeño colapso nervioso.

También alcanzaron a Nijimura, que justo había vuelto más pronto de lo que se esperaba solo para ser recibido por varios huevos que impactaron en su rostro.

Lo que provoco muchos gritos y más rompimiento de huevos.

Cabe destacar que todos los daños y perjuicios provocados, incluyendo el tratamiento psicológico de Akashi Pío después de ver la muerte de mucho de sus casi hermanos de la mano de un demente, fueron descontados de los sueldos del profesor de química y el de ciencias humanas.

Desde ese día en más, se ha prohibido terminantemente el ingreso a las instalaciones de Teiko con huevos.


Me gustaría decir que el único que tuvo un final relativamente feliz fue Aomine, lol.

¡Eso es todo! ¡Espero que les haya gustado, y lamento muchísimo la espera!

Mil, mil, mil, mil gracias 333