Abrió los ojos con pesadez notando que estaba en una habitación que no conocía; se trataba de un pequeño pero acogedor y elegante departamento con varios cuadros con paisajes asiáticos, en general aquella habitación tenía un aire oriental.

-Veo que ya despertaste- Escucho de repente una gruesa pero amable voz, estaba seguro que no era la vos de TikY, Lavi o Croos ¿Acaso se trataba de un nuevo atacante?

Vio como el menor se sobresalto al escucharle hablar, aun no supo cómo fue que se conmovió tanto al verlo desmayado como para acogerlo en su departamento, una sensación de calidez invadió su cuerpo entero, lo raro era que no sentía esa sensación desde la desaparición de Alma…

Trago saliva pesadamente, no negaba que tenía miedo, pero debía enfrentar su situación actual, voltio su torso y rostro para poder encontrarse con su compañero el cual no tenía un aspecto de delincuente o mafioso parecía solo un joven oriental estudiante.

-¿No dirás nada?- Pregunto un tanto burlón al notar la ansiedad del menor, se acercó poco a poco a la cama y se sentó a un lado del alvino.

-Yo.. no, más bien ¿Dónde estoy? ¿Qué paso con el resto de tu pandilla?- Pregunto parándose por completo de la cama notando que tenía puesta ropa limpia y grande, Esa no era su ropa!

-En ese orden, en mi apartamento y no sé de qué pandilla estés hablando… solo sé que deberías estar agradecido por haberte ayudado y no dejarte comer por las palomas que habitan en el parque-

No negaría que se sentía enojado, esperaba un agradecimiento después de haber acogido, limpiado y arropando a un completo extraño.

-¿Qué?- Medito un poco, y se dio cuenta de que ese sujeto no era conocido ni menos amigo de aquellos sujetos, no supo cómo fue que termino ahí, pero agradecía eternamente de haber escapado de aquellos sujetos.

Inmediatamente dio una reverencia en forma tanto de disculpa como de agradecimiento, luego le dedico una tierna sonrisa haciendo al japonés sonrojar y desviar la memoria automáticamente.

-Mu.. Muchas gracias, lamento la desconfianza solo…-

-No te preocupes, yo también tendría desconfianza después de haber pasado lo que tú pasaste- Interrumpió Kanda comprendiendo la situación, después de todo encontró al niño inconsciente y él era un completo extraño.

-Esa no es justificación… Mi nombre es Allen Wal… Allen, solo dime Allen- Ratifico, no quería dar su apellido después de todo aunque aquel imponente hombre le daba confianza no podía darse el lujo de divulgar tan buscado apellido que no hacia más que causarle problemas.

-Kanda… Mi nombre es Kanda, sabes es raro ver un rostro como el tuyo por aquí ¿No eres de esta ciudad cierto?- Dijo acomodándose en la cama, poniendo sus brazos cruzados detrás de su cabeza para mayor comodidad.

Allen vio el hermoso paisaje por la ventana y aunque no estaba en las calles y bulevares al que acostumbraba sabía que estaba en Londres su pueblo natal.

-Te equivocas, si soy de Londres, aquí nací aquí crecí y probablemente aquí moriré- Afirmo aun mirando aquel hermoso panorama, el sol parecía querer apenas salir, ese era el amanecer más hermoso que hubiera visto.

-Solo decía…. Tu cara no se me hace conocida- Y es que si hubiera visto esa cabeza cana, era claro que lo recordaría, además no vestía como las demás personas, cuando limpio las prendas del inglés, noto que a pesar de que sus ropas estaban algo sucias pudo notar la buena calidad de telas y los costosos zapatos que se encargó de pulir.

-La ciudad es grande tal vez sea por eso, aun así muchas gracias ¿Esta ropa es tuya cierto? Debió ser una molestia tener que encargarte de mi anterior y sucio estado- Miraba entretenido sus pies, le daba vergüenza aquella mirada azabache y profunda.

Kanda guardo silencio un rato, quería decirle que no fue ninguna molestia, sino al contrario fue algo muy placentero, pero no quería que aquel mocoso lo malinterpretara ya que se escucharía como un pervertido.

-No hay problema…. ¿Quieres comer?- En cuanto sus oídos escucharon aquella linda propuesta su estómago emitió grandes sonidos dando una clara respuesta afirmativa sin necesidad de palabras, el mayor soltó una carcajada alegre y burlona comenzando a caminar e indicándole al chico el camino.

Bajaron por las escaleras blancas y ya podía oler un delicioso aroma, no lograba reconocer aquel sutil fragancia pero olía exquisito, no supo cuánto tiempo había pasado de la última vez que comió aunque independientemente del tiempo su apetito siempre fue enorme.

-Siéntate, en seguita traigo tu plato- Dijo Kanda mientras le mostraba a Allen las sillas para que tomara asiento, mientras el mayor buscaba platos y cubiertos Allen se percató de la presencia de una libreta de dibujos en la mesa, su curiosidad gano y comenzó a hojear delicadamente aquella libreta quedando maravillado por los magníficos trazos de cuerpos celestes.

La libreta estaba llena de astros, cometas y planetas, era un paisaje tan realista que casi podía sentir el frio aire del espacio exterior, salió de su ensoñación al escuchar el rechinido de una silla moverse, Kanda ya estaba frente suyo sentado ofreciéndole el alimento.

Allen dejo la libreta donde la encontró e inclino su cabeza en muestra de agradecimiento.

-Muchas gracias, se ve delicioso- Aquel plato frente suyo con Ramen se veía tanto exótico como seductor, no acostumbraba comer comida oriental pero el simple olor lo envolvía completamente.

-No hay problema… por cierto no deberías curiosear en las cosas ajenas- Informo comenzando a comer tranquilamente con sus palillos chinos.

Allen se sobresaltó y soltó una risa nerviosa.

-Mil disculpas de verdad, es solo que dibujas muy bien, ¿Estudias astronomía?- Comento Allen intentando inútilmente comer con aquellos palillos chinos.

-Sí, mi padre era astrónomo y herede su gusto- Su plato ya estaba casi vacío y no pudo evitar reír ante los constantes intentos fallidos del menor por comer. -¿quieres un tenedor?- el alvino negó con la cabeza.

-No es necesario, creo que cada comida debe comerse debidamente, si estuviera en México usaría las tortillas, si fuera a Italia comería con pan pero como estoy contigo debo aprender a usar estos palillos- Sonrió victorioso mostrando un trozo de ramen entre los palillos, gustoso lo llevo a su boca y comenzó nuevamente a intentar coger uno de esos escurridizos fideos.