Disclaimer: Nada de esto me pertenece, los personajes son sacados de la serie Victorious y la trama está basada en Skins (Effy & Freddie)

Summary: Jade siempre había sido una mujer muy fuerte. Sin embargo, todo tiene su límite y Beck se da cuenta que ella lo había cruzado hace demasiado tiempo atrás. —"Cuando no tienes nada es fácil, porque no tienes nada que perder" (...) El amor te vuelve débil y tu me has vuelto tan frágil que me he quedado sin fuerzas.

*Flash-back*

*Tiempo presente*


Psicosis.

Parte I: Beck.


Beck no sabía cómo fue que su vida dio un giro tan dramático. Él pensó que todo estaría bien, pensó que podría salvarla, pensó tantas cosas positivas, tantas cosas que no sucedieron.

Se sentía como un idiota, realmente se sentía como el ser más imbécil de todo el mundo. ¿Cómo no fue capaz de anticiparlo?

La conocía mejor que cualquier otra persona, la conocía incluso mejor que su propia madre, ¿por qué no pudo frenarlo?

Sabía que Jade estaba mal, su salud iba empeorando a medida que pasaban los días. Sabía que Jade nunca había estado bien, pero que sabía ocultarlo muy bien.

Conocía las presiones que Jade tenía en su hogar, conocía tan bien los sentimientos que le producían en el fondo la relación nula que tenía con sus padres, sabía lo estresada que se encontraba producto a la escuela y a los próximos exámenes finales. Y sabía la profunda tristeza que sentía ante el reciente atropello que le costó la vida a su hermano pequeño. Y sabía los sentimientos encontrados que él mismo le provocaba.

Eran muchas cosas las que Jade tenía que aguantar, eran muchos los sentimientos que había dentro de ella, como una tormenta que pronto la haría colisionar.

Jade era en sí una bomba.

Una bomba de tiempo que demoró mucho en explotar.

¿Cómo fue que él no pudo preverlo?, ¿por qué no fue capaz de hacer nada como para contenerla, protegerla?

Sabía tanto de ella. Pero jamás creyó que terminaría así.

¿Quién iba a pensar que la fuerte Jade West terminaría atentando contra su propia vida?


Flash-back


¿Qué hace usted aquí? Preguntó sorprendido al ver a la madre de la chica con las maletas a ambos lados de su cuerpo dejadas descuidadamente en el suelo mientras se quitaba el abrigo.

Vivo aquí respondió con una sonrisa burlona en su rostro.

Si Beck ignoraba el rostro de la mujer y se concentraba en los ojos podía ver a Jade en ellos. Tenía los mismos ojos grises que Jade, a diferencia que los de su novia eran más tirados a azules que a verdes.

Sí, lo sé susurró Beck y cruzó sus brazos a la altura de su pecho mientras bajaba al último peldaño del escalón—, pero creí que su gira por Europa duraría más tiempo.

La madre de Jade suspiró con cansancio.

Yo también reconoció—, pero creí que mi querido esposo sería más responsable con los deberes de la casa dijo con sorna y echó un rápido vistazo por el salón de su casa—, pero veo que no fue así y que mi hija se ha cargado mi casa.

Beck sacudió la cabeza ignorando el hecho de que el salón estaba hecho un real desastre con botellas rotas esparcidas por el suelo, las cortinas manchadas de algún tipo de salsa y una que otra mancha en el piso. Jade no se había preocupado de ordenar nada durante casi dos semanas y media.

No fue así susurró él y dio un rápido vistazo hacia la parte superior de la casa dónde obviamente se encontraba Jade profundamente dormida—, solo se le escapó de las manos.

Ella es una escapada de manos aseguró la señora West al tiempo que colgaba su abrigo en el perchero.

Beck frunció el cejo.

Jade no se encuentra del todo bien, señora West dijo él—, creo que ella se está enfermando.

¿Jade enferma? Preguntó la mujer, Beck creyó por solo un milisegundo que a la mujer le interesaba saber lo que el moreno tenía que decirle con respecto a su propia hija, pero se equivocó—, esa niña siempre ha sido buena para el drama aseguró.

Apretó los puños con tantas fuerzas que los nudillos se le volvieron blancos.

Hablo en serio aseveró el joven—, Jade necesita nuestra ayuda, ella…

Ella estará castigada si no viene aquí ahora mismo para explicarme por qué diablos hay tanto desorden le cortó la mujer, elevando la voz.

Beck suspiró, él siempre se había caracterizado por ser tranquilo y paciente, sin embargo, esa mujer siempre lograba exasperarlo y sacar su peor lado.

¡¿Podría escucharme por solo un maldito minuto?! Beck elevó la voz y llamó la atención por primera vez de la madre de su novia.

Los ojos de la mujer se entrecerraron y se pegaron en su rostro por unos segundos, luego pasó de él y se dirigieron a la punta de la escalera, más arriba de él.

Beck se giró inmediatamente al notar la dirección de los ojos de su suegra.

Ahí se encontraba Jade, con su pijama aun puesto, los brazos cruzados a la altura de su pecho, sus rizos negros despeinados y con los ojos relativamente rojos al igual que sus mejillas.

Jade… Susurró Beck.

Jadelyn West será mejor que…

Sácala de aquí, Beck cortó Jade a su madre, mirándola con un profundo odio, los ojos de la chica se volvieron acuosos y Beck sintió real miedo—, dile que se vaya, ella ya no vive aquí.

¿Quién te crees…? ¿Cómo te atreves a hablarle así a tu madre? Escupió la señora West—, ¡está es mi casa!

¡Ándate!, ¡tú nos abandonaste! Gritó la pelinegra.

La mujer cruzó los brazos a la altura de su pecho, mirando con verdadero odio a su hija.

Escúchame bien, Jadelyn West escupió—, iré a desayunar afuera con unas amigas, cuando vuelva a mi casa quiero todo esto ordenado y a ti fuera de aquí, no te quiero ver hasta que tengas una muy buena disculpa.

Sin decir nada más la mujer descolgó nuevamente su abrigó, dio una rápida mirada cargada de veneno tanto a Beck como a Jade y salió de la casa cerrando la puerta de un fuerte portazo.

Beck llevó sus ojos hacia el rostro de Jade, la chica lo miró por unos segundos antes de cerrar sus ojos y girarse para volver a la habitación sin decir ni una sola palabra a su novio. Él podía sentir como el corazón se le iba a escapar por la garganta.


Fin flash-back.


Sus manos temblaban y pegaba el talón de su pie insistentemente contra el suelo. No quería elevar la vista, porque sabía que la mayoría de los ojos estaban puestos en él. Después de todo, él fue quien pasó junto a ella toda aquella terrible primera etapa, él fue quien permitió que Jade terminase de aquella forma.

Podría haber hecho tantas cosas más, podría haberla apoyado y haber estado junto a ella en todo momento…

Una mano tocó la suya, rompiendo el hilo de sus pensamientos. Elevó su vista y se encontró con los ojos amables de Tori Vega.

—Estará bien —aseveró la chica al tiempo que le daba un ligero apretón a su mano para animarlo—, Jade es fuerte.

Beck asintió sin ánimos, Tori sonrió levemente.

—No sé qué hice —susurró el chico, bajando nuevamente la vista hacia su pies.

—Hiciste todo, todo por ella —aseguró la latina—, pero no podías tú solo…Y estabas solo.

Beck elevó su vista al tiempo que negaba con su cabeza, observó a todos sus amigos, Cat llorando en silencio junto a Robbie y André sentado en el suelo mirando un punto en la nada.

—Pude haber hecho más por ella —susurró y se pasó una mano por su rostro con cansancio—. No fui lo suficientemente bueno para hacerla feliz.

Tori bajó su vista y apretó la mano de Beck nuevamente.

—Quizás eso fue lo que la llevó al límite —dijo la morena, Beck la miró con el entrecejo fruncido—, eras lo suficientemente bueno como para que fuese real…


Flash-back.


Subió a verla luego de terminar a hacer el aseo en el primer piso, dejó todo impecable, no quería que Jade volviese a pasar rabias por culpa de su mala madre.

Abrió la puerta de la habitación y su corazón le dio un vuelco cuando se dio cuenta que la cama estaba vacía.

¿Jade? Dijo sintiendo como poco a poco comenzaba a perder la tranquilidad de siempre—, ¡Jade! Gritó al no oír respuesta, desesperado.

Se agachó con rapidez y observó bajo la cama, estaba vacío.

Se levantó y sin perder el tiempo comenzó a abrir puerta por puerta llamándola, pero no contestaba nadie. Hasta que llegó a la última habitación del pasillo e intentó abrir, la habitación del Jamie, el hermano pequeño de Jade.

Estaba cerrada.

Golpeó.

Jade… Llamó, seguro de que su novia se encontraba en aquel lugar—, Jade abre la puerta o te aseguro que la tiraré.

Incluso a él mismo le sorprendía decir aquello, el siempre relajado Beck Oliver estaba actuando desesperado.

Pegó su frente a la puerta y suspiró.

Por favor, Jade, abre la maldita puerta, soy yo habló intentando que su voz sonara tranquila.

No pasaron ni dos segundos cuando oyó la chapa de la puerta abrirse, el alma le volvió al cuerpo inmediatamente. Estaba bien.

Abrió con precaución la puerta y entró a la habitación de Jamie.

— ¿Por qué estás en la habitación de tu hermano? —Preguntó mientras entraba, sin embargo, inmediatamente se quedó en silencio.

Sintió como la bilis le escalaba por la garganta al ver la habitación de Jamie hecha un caos, Jade no se encontraba en ningún lugar visible, sin embargo, quedó en shock al ver el gran mural que Jade había pintado.

Era como un sistema, con líneas que unían todo a un mismo punto. A una fotografía con su cara y atrás de este la explosión de una bomba. Pudo ver claramente las fotografías de todos sus amigos, Cat era la persona más cercana al medio, donde se encontraba él. Alejados de aquello se encontraba su madre y un poco más cerca estaba su padre. El pequeño hermano fallecido de Jade se encontraba junto a Cat, demasiado cerca de la bomba.

Sintió algo demasiado pesado en su pecho implantarse al leer la palabra "felicidad" escrito con rojo arriba de todo aquel mapa.

Jade… la llamó.

No quiero que vuelva, Beck habló la voz escondida de Jade, se oía rasposa. Había estado llorando.

El muchacho se giró y caminó hacia el armario, abrió la puerta que se encontraba entre abierta y ahí la encontró, bajo la ropa de su hermano muerto.

La miró con una ternura infinita y se puso en cuclillas para estar a su altura. Sonrió ligeramente.

Ya se fue susurró.

Pero volverá aseguró la chica con lágrimas en sus ojos grises, en los cuales se podían ver aquellos dejes de un profundo azulino, parecía como si en los ojos de la chica se estuviese desatando la más terrible tormenta.

Larguémonos de aquí entonces Jade soltó. La chica lo miró fijamente a los ojos.

Beck había pensado en aquella idea hace un tiempo atrás, luego de ir al funeral de Jamie. Sabía cuánto Jade adoraba a su hermano pequeño, sabía cuánto debía estar sufriendo producto a su pérdida, la conocía tanto que aunque ella intentase ocultar sus sentimientos, sabía que por dentro estaba rota. Estar en esa casa solo la amarraba a su sufrimiento constante, no le hacía bien y sus padres no se preocupaban por ella. Nadie de ahí lo hacía.

No puedo susurró y miró hacia arriba, hacia la ropa de su hermano pequeño—. No puedo hacerlo, Beck.

Él estiró su mano y limpió con suavidad una de las caprichosas lágrimas que bajaron de los ojos de Jade.

Sí puedes aseveró el moreno—. No tienes que seguir sufriendo aquí, estoy yo junto a ti ahora, yo cuidaré de ti y no dejaré que nadie te dañe, lo prometo, ¿vale? Lo prometo.

Jade bajó su vista y sacudió la cabeza con suavidad en forma negativa.

Tengo miedo, Beck susurró Jade, sintiendo como aquella verdad se le escapaba sin pensarlo de sus labios, pegó su mirada en los ojos de Beck y continuó—. Antes podía controlar las cosas, ahora no tengo control de nada.

No necesitas tenerlo, nena aseguró el muchacho.

No dijo—, sí que necesito tenerlo, son muchas cosas susurró—, antes podía controlarlo y ahora estoy demasiado débil para frenarlo. Estoy hundida.

Beck arrugó el gesto y se arrodilló al sentir como las piernas le temblaban, tomó la mano de Jade y entrelazó sus dedos, intentando con aquel gesto entregarle parte de sus fuerzas.

Estamos bien nosotros, somos felices.

Jodidamente felices respondió.

¿A qué te refieres con eso? Preguntó apretando con más fuerza los dedos de la chica, sin lastimarla.

Las cosas terminan, Beck, y lo que te hace más feliz siempre termina de la peor manera. Ahora entiendo lo que mi papá siempre decía a mi mamá: "Cuando uno no tiene nada es fácil, porque no tiene nada que perder", y tú te has vuelto mi todo…

No me perderásafirmó Beck con convencimiento—, estaré contigo, siempre.

Jade sacudió la cabeza.

Eso no pasará, nunca pasa contestó—. En el momento en que te vi supe que serías el más cercano, el que me enseñaría lo que realmente es la felicidad, pero todo tiene su final y lo que más te hace feliz es lo que más daño te produce. Uno de los dos terminará destruido con esta felicidad, ¿acaso no lo ves? Apretó sus labios y cerró los ojos—, el amor te vuelve débil y tú ya me has vuelto tan frágil que me he quedado sin fuerzas.

Beck sacudió su cabeza, aturdido, ¿en serio era eso lo que Jade creía de ellos?, ¿creía que todo acabaría? ¿Acaso Jade nunca pensó en que él era el hombre de su vida, que terminarían casándose, teniendo muchos niños y viviendo hasta ancianos para luego morir abrazados en la cama juntos?

¿Por qué crees que tendremos un final? Preguntó Beck, sintiendo la necesidad urgente de atraer el cuerpo de la chica hacia el suyo y no soltarla jamás, mezclar sus cuerpos y ser uno solo por la eternidad.

Porque solo pasa respondió, todo siempre tiene un principio y final.


Fin flash-back


Sintió como los ojos se le volvían agua y se mordió fuertemente la parte interna de la mejilla para controlar el llanto y no derrumbarse frente a todos sus amigos.

Elevó su vista y sus ojos castaños se enfocaron en el final del pasillo de la clínica, venía entrando el padre de Jade vestido de manera formal, caminando como si nada pudiese perturbarlo, ni el hecho de saber que casi pierde a otro hijo.

Beck se levantó y junto a él André lo hizo, se acercó a él y agarró sus brazos con fuerzas.

—No hagas nada estúpido, Beck —susurró cerca de su oído—, recuerda que estamos en un hospital y aquí lo más importante es Jade.

Beck apretó los dientes, intentando tranquilizarse. Respiró hondo y volvió a sentarse.

El hombre observó a todas las personas que se encontraban en el pasillo, sin embargo, no dijo nada además de hacer un asentimiento con la cabeza en forma de saludo a Cat, quien seguía llorando en silencio y no devolvió el frío saludo.

Siguió por el pasillo hasta llegar a la recepción en donde dio su nombre y entró por la puerta de vidrio con pasos rígidos.

Beck botó el aire que había estado aguantando en los pulmones en el momento en que la espalda del señor West desapareció tras la puerta.

Suspiró.


Flash-back


¡BECK!

El sonido de la voz aterrada de Jade lo despertó a media noche, rápidamente se levantó de la cama sin importarle el frío que hacía a esas horas de la mañana. Corrió con el torso y los pies desnudos hacia donde provenía el sonido de la voz de su chica.

La encontró en medio del pasillo, apegada a la pared en el suelo, con los ojos cerrados y las manos en alto, como si quisiese defenderse de algo.

Corrió hasta su puesto y se agachó junto a ella, tocando la piel pálida de Jade.

¿Qué sucede? Preguntó con agitación.

Ella estaba temblando.

Una sombra, la sombra de un monstruo venía hacia mí…Quería…Quería llevarme con él…Están buscándome, Beck y me han encontrado sollozó y escondió su cabeza en el pecho del chico.

Debió haber sido un sueño susurró Beck, observando el inicio de las escaleras.

Jade negó con la cabeza y lo miró por entre las lágrimas fijamente.

Yo lo vi aseveró—, los dejé escapar y me quieren llevar con ellos…Ahora están en todas partes, ya no están aquí tocó su sien.

Beck sintió un escalofrío.

Todo está bien, Jade susurró un tanto asustado, abrazó su cabeza y besó su frente—, estoy yo aquí, lucharé contra ellos si es necesarios besó sus cabellos nuevamente y susurró con suavidad—, todo va a estar bien, lo prometo, ahora vamos a dormir, ¿vale?

La levantó del suelo y la llevó a la cama, la arropó y luego apegó su cuerpo al suyo, la besó dulcemente en los labios y cerró sus ojos apegando su mejilla a la nariz fría de la chica.

Te amo, Jade, mucho.

Ella se había dormido.


Fin flash-back


—Puedes entrar a verla si quieres, Beckett.

Se había enfocado tanto en sus recuerdos que no se había dado cuenta que su suegro había salido ya de la habitación de su novia y estaba de pie justo enfrente de él.

El muchacho de piel bronceada se levantó de la silla en la cual había estado sentado todo el tiempo de espera y miró fijamente a aquel hombre de negocios.

Entrecerró los ojos y apretó los labios, el padre de Jade se preparó para recibir cualquier insulto por parte del joven, sin embargo, Beck apretó los puños y se giró sin decir una sola palabra, caminando a pasos seguros hacia la puerta que lo conduciría a la habitación de ella.

Estuvo a punto de empujar la puerta cuando nuevamente la voz del señor West llamó su atención.

—Gracias, Beckett —susurró el hombre—, si no la hubieses encontrado a tiempo, ella…

—No lo diga —le silenció—, solo…No diga nada.

Y entró sin esperar respuesta alguna.


Flash-back


¿Estás saliendo otra vez?

Había estado tan concentrado en guardar sus cosas en su bolsa que no escuchó cuando la puerta de su camper se abrió, elevó la vista unos milisegundos para mirar el rostro frustrado de su padre. Lo ignoró mientras seguía guardando ropa.

Beck le llamó.

No estoy de humor para tus sermones papá, debo ir donde Jade antes de que despierte le habló atropelladamente.

El señor Oliver bufó.

Jade, Jade, Jade…Es de lo único que te oigo hablar, Beck. Claro, si es que te veo algún día soltó con sarcasmo, Beck bufó.

¿Qué es lo que quieres? Preguntó deteniendo su labor por unos segundos para mirar fijamente los ojos oscuros de su papá.

Quiero a mi hijo de vuelta respondió—. En serio, Beck, me arrepiento de haberte permitido vivir en este camper aseveró su padre—, ya que duermas fuera de casa es demasiado tanto para tu madre como para mí, ahora si te vemos es con suerte unos dos minutos y no eres capaz de decirnos nada. ¡No te he visto en cinco días!, ¡tu madre está desesperada!, no llegas ni a dormir a tu propio lugar, ¿qué es lo que has estado haciendo?

Beck se irguió echándose la bolsa al hombro.

He estado con Jade respondió.

Se me imaginaba dijo el padre—, sin embargo, nosotros somos tu familia, somos tus padres y si esto sigue así te prohibiré que te quedes en casa de esa chica.

El rostro de Beck se crispó.

Mi espacio, mis reglas, ¿lo olvidas? Preguntó Beck—, ya no soy un bebé y Jade me necesita.

¿Y nosotros?, tú madre te necesita, yo te necesito, ¿habrá algún tiempo que puedas destinarnos a nosotros? Se cruzó de brazos y miró fijamente a su hijo, quien lo miraba desafiante—. ¿Qué te ha sucedido?, ¿desde cuándo miras de esa forma a tu padre?

Beck se relamió los labios y apretó la bolsa con más fuerza, miró a su padre fijamente y respondió cortante.

Jade realmente me necesita ahora papá, ¿puedes dejarme ir? Preguntó el muchacho, ignorando las preguntas de su padre.

Si te digo que no te dejaré ir, irás de igual forma, ¿no? Habló el hombre con tristeza, Beck asintió dándole la razón.

Se hizo a un lado y el muchacho pasó justo por frente de él murmurando un seco "gracias" antes de cerrar la puerta detrás de su espalda con fuerzas.


Fin flash-back


Beck suspiró mientras caminaba por el largo pasillo, el silencio era roto solo por las máquinas que regulaban los signos cardiacos. Él odiaba sin duda aquel sonido.


Flash-back


Por culpa de su padre Beck había olvidado el celular en el camper, así que, cuando iba a mitad de camino hacia la casa de su novia tuvo que devolverse para recoger su móvil. No podía estar sin él. Se alegró de no ver el auto de sus papás estacionados fuera de casa, eso quería decir o habían salido o ya se había acotados, aunque se lanzaba hacia la primera idea, porque sus padres nunca se habían acostado antes de las diez y eran apenas las nueve con quince minutos.

Entró al camper y buscó su teléfono celular entre el desorden que era su "hogar", lo encontró enchufado al cargador y lo tomó.

Había incluso olvidado que el teléfono se le había apagado producto de la batería y mientras salía nuevamente del remolque lo prendió. Inmediatamente se oyó el sonido de los mensajes de textos, una, dos, cuatro, siete veces.

Y solo había un nombre en la bandeja, todos los mensajes eran de la misma persona.

Jade.

« ¿Dónde estás? »

«Ven pronto a casa»

«Por favor, estoy asustada»

« ¿Estás molesto conmigo? »

«Perdona por si he hecho algo, pero ven pronto por favor. »

«Beck, ¿dónde estás? »

«Estoy asustada, creo que hay alguien en casa, vente por favor».

Él no podía recordar otro momento en el que había conducido de manera tan rápida. Normalmente de su casa a casa de Jade se demoraría doce o trece minutos, en ese momento llegó en seis minutos exactamente.

Cuando se estacionó frente a la casa de su chica pudo darse cuenta que algo andaba mal, muy mal. Se bajó del auto y corrió hacia la casa con rapidez. Pudo oír el sonido de la música desde la otra cuadra, un tipo de rock pesado. Su corazón le vibró en los oídos.

Golpeó la puerta, una, dos, tres veces. Nadie contestó, gritó con fuerzas el nombre de la chica y luego marcó su número.

«Hola, es Jade, quien seas si no contesto el teléfono es porque no quiero hablar contigo, así que ahórrate el mensaje porque no lo escucharé y llámame más tarde por si quizás conteste»

Maldijo entre dientes y volvió a marcar el número de la chica. Una sensación amarga en el pecho le decía que algo muy malo, pero muy malo estaba ocurriendo. Guardó el teléfono en el bolsillo de su teléfono y pensó en lo que había leído en aquella página de internet cuando comenzó a investigar lo que pasaba con Jade.

Depresión psicótica.

Los síntomas que Jade había estado teniendo eran claro aviso de una depresión psicótica y una de las cosas que más se recalcaban era "no dejar al paciente solo". ¿Y él que había hecho? Se había ido a buscar algunas estúpidas pertenecías mientras ella dormía. Pero cuánto se demoró, ¿media hora apenas?

¡JADE! Gritó con fuerzas, sin embargo, no se escuchó ninguna respuesta.

Con un el miedo latente en cada fibra de su ser, Beck se acercó a una de las ventanas que daban hacia la calle, sin pensar en nada además de Jade lanzó una fuerte patada al vidrio, trisándolo, luego cargó todo su cuerpo a su brazo derecho y lo quebró.

Se enterró un par de vidrios en la mano y el brazo al entrar por la ventana rota, sin embargo, ignoró el ardiente dolor y corrió con toda la velocidad hacia la escalera mientras llamaba a la chica. Tenía el peor de los presentimientos.

No, no, no, Jade, Jade… Iba diciendo mientras corría con velocidad hacia la habitación de donde venía la fuerte música.

La puerta de la habitación de Jamie estaba entre abierta.

Empujó con fuerzas y entró para encontrarse con el cuerpo de Jade tirado en el suelo junto a un frasco de pastillas.

¡Jade! Gritó al momento en que se acercaba al cuerpo tendido de su novia y sacaba su teléfono celular con urgencia para poder llamar a alguna ambulancia.

La voz le tembló al momento de hablar y las lágrimas hicieron acto de presencia al tomar el pulso débil de su chica.

Jade estaba muriendo.

Jade lo estaba dejando.

Jade intentó suicidarse.

Jade quería dejarlo solo.


Fin flash-back


Empujó la puerta en la que estaría su novia al otro lado.

Sintió como un verdadero hoyo se implantaba en medio de su pecho al ver el estado crítico de su novia.

Estaba conectada a varias maquinas por medio de tubos. Había uno en su nariz para ayudarla a respirar y otras agujas enterradas en la piel de su brazo. Sintió deseos de vomitar, sin embargo, se los aguantó.

Se acercó a la camilla en donde su novia descansaba, tenía los ojos cerrados y la boca ligeramente abierta, su cabello negro estaba esparcido en la almohada blanca, haciendo un extraño contraste con su pelo y su aún más pálida piel.

Se sentó en la silla que había a un lado de la cama y observó su mano envuelta en una gasa.

—Te lo dije —habló una voz ronca, Beck elevó su vista y la pegó a los ojos grises de su novia—, te iba a romper el corazón.

Beck apretó los labios y cerró los ojos con fuerzas, intentando controlar con todas sus fuerzas las ganas de llorar.

—Vete, Beck —susurró la chica con la voz gastada, como si haber dicho aquellas palabras hubiesen agotado todas sus fuerzas.

Él pegó sus ojos castaños en los grises de la chica, sus ojos profundos, ahora más azules que cualquier cosa, de un azul tan oscuro que se podría lograr confundir con el iris. Abrió su boca, dispuesto a decir algo, pero Jade no se lo permitió. Sacudió con lentitud su cabeza y luego miró hacia otro lado, casi como si le hubiese hecho un desprecio.

—Déjame sola —pidió.

Él no dijo nada, se levantó de la silla y le dio la espalda, una lágrima cayó por su mejilla y se acercó a la puerta.

—Te amo, Jade —susurró— y estaba dispuesto a ir más allá del puto límite por ti —añadió antes de salir por la puerta dejando sola a la chica de la cual él estaba completamente enamorado.

Caminó con rapidez por el pasillo hasta llegar a la sala en donde todos lo esperaban, sin embargo, lo primero que vio fueron los ojos de su madre junto a su padre, mirándolo con completa preocupación. Beck no pudo aguantarlo e importándole poco que todos estuviesen ahí mirándolo caminó con rapidez hacia donde estaba su madre y la abrazó mientras dejaba las lágrimas caer una por una por sus mejillas bronceadas.

—Casi se muere —sollozó Beck igual que un bebé al cual se le quita su juguete favorito—, intentó quitarse la vida —hipó con el rostro escondido entre los brazos de su madre y padre—. No queda nada…No nada después de ella —susurró en un sollozo—, no hay nada, mamá.

Ambos padres se miraron con profundo dolor, para ningún papá sería fácil ver a un hijo sufriendo de aquella manera.

André y Robbie intentaron mantenerse fuertes ante tal imagen, sin embargo, André trastabilló y Robbie comenzó a llorar en silencio. Cat comenzó a sollozar y Tori tuvo que taparse la boca para no soltar esos horribles graznidos que salían de su garganta cada vez que lloraba.

—Tienes que ser fuerte —susurró su madre mientras acariciaba la espalda de Beck—, por ti y por ella, tienes que ser fuerte y seguir luchando como siempre lo has hecho, pero está vez, con mucha más fuerza, con tu ciento diez por ciento.

El de los cabellos esponjosos apretó los ojos y asintió. Tendría que hacerlo, porque él no estaba dispuesto a perderla, él no la dejaría caer, no dejaría que Jade se volviese a hundir aunque le costase la vida en el proceso.


Okey, sé que tengo otro fanfic que debo terminar, sin embargo, esta idea se me pasó por mi cabecita hoy en la tarde y me fue imposible no empezar a escribirlo en mi notebook y bueno, siendo ya las 5:17 de la madrugada lo termino y no puedo evitar subirlo de inmediato.

Espero les guste realmente, lamento las faltas de ortografías, no lo releí antes de subir y sé que me arrepentiré de ello luego, sin embargo, no puedo evitar subirlo en este instante porque siendo honesta y humilde, me ha gustado mucho como ha quedado el primer capítulo, porque sí, esto tendrá continuación, aunque solo se extenderá un capítulo más que lo tengo todo estrátegicamente planeado en mi cabecita loca.

Así que, bueno, ya saben, esperaré sus comentarios con respecto a este capítulo (qué cliché), y es que si no tiene comentarios será estúpido continuarlo, aunque lo haré de igual manera, sin embargo, no lo subiría. Es solo un comentario con respecto a lo que opinan sobre este escrito, harían feliz a una "escritora" anónima y ustedes darían su opinión cosa que es muy importante para mí a la hora de escribir sobre algo. Vaya, estoy escribiendo demasiadas estupideces y es que muero de sueño. ya me despido y no las molesto más.

(Dije que sería un Two-shot, no?)

Bueno, me marcho!, que estén de maravilla y esperaré sus comentarios, tanto críticas como alagos e incluso alguna sugerencia que les gustaría que sucediera en el próximo capítulo, etc, etc, etc.

Adiós lectoras, muchas gracias por darse el tiempo de leer.

¡Besos!

Adiós.

Emilialaconsueño.