Draco

Cuando dimos pasos fuera de la sala de espera, tomé mi maleta esperando a que Hermione se alejara lo más que podía de mí, "Como si eso le fuera a servir de algo". Cuando miré de reojo a mis hombros vi que estaba justo tras de mí, incluso demasiado cerca, sonreí lentamente, así que era de las que aceptaba las cosas que le decían sin rechistar. Ajusté el paso para que quedáramos hombro con hombro y así caminamos hasta que entramos en el avión, cuando lo hicimos, vi que mi tiquete marcaba la fila 12, silla B, esas eran las sillas que estaban en el pasillo. Bueno, suspiré.

Dejé mi equipaje de mano en la parte de arriba y me senté. Hermione, que veía detrás de mí, señaló la silla antes de que yo me sentara, ella iba al lado de la ventana, le cedí el paso, como caballero que era, y ella lo hizo, pude ver por la rigidez de sus hombros que estaba nerviosa, respiraba demasiado profundo y su pulso temblaba ligeramente, no sabía qué era lo que la ponía así, pero estaba seguro que tenía que ver conmigo.

Empezó a hablar y le puse atención educadamente, aunque la verdad no me interesaba en lo más mínimo, pero ella parecía querer hacerlo así que le deje que llevara la voz cantante, le sonreí, a pesar de que sus anécdotas no me importaban. Había un ánima casi infantil en su manera de contarla, como si se divirtiera haciendo eso. Miré a su cara, que tenía una sonrisa plasmada, pero había algo en sus ojos que no me dejaba pensar en ella de manera infantil, sus ojos no compartían la alegría de sus mejillas y labios. Cuando contó una anécdota de su infancia, comenzó a reír más desmesuradamente como si aun conservara un vivo recuerdo de esa parte de su vida y reía sin parar, cerró los ojos y rio aun más. Borré la sonrisa de mi cara y me dediqué a observar su rostro. Cuando se calmó me miró y salió con la pregunta más insospechada.

– ¿Y tú? – me dijo con los ojos aun llorosos.

– No tengo anécdotas tan interesantes como las tuyas – Le dije tratando de zafarme.

– Vamos – dijo insistiendo – Algo debió ser... –

Pero yo no iba a contarle nada de mí, no me interesaba que me conociera en absoluto.

– La mayoría de infancia y adolescencia me la pasé huyendo de las amigas de mi madre – dije rápidamente apartando mi mirada de su cara

– Lo siento– dijo en voz baja – Si te incomoda que te pregunte… –

– Si, me molesta un poco – dije, la volví a observar y pareció encontrar algo que le dio miedo en mi fugaz mirada de odio, la que rápidamente me apresure a eliminar.

Se quedó callada, y supe que le había hecho algo. Sentí una curiosa y pequeña picada en el pecho que supuse era lastima. Siguió callada y yo hice lo mismo.

Miré hacia la pantalla de él TV que tenia frente a mi silla y miré la película que daba sin ningún interés, una romanticona que dejé pasar sin ponerle realmente atención a su contenido. Cuando me cansé me quite los auriculares y me repantigué en la silla cruzando mis brazos sobre el pecho, cerré los ojos pero no había pizca de sueño en mi. Eso era malo, al menos para el montón de trabajo que me esperaba. No importaba si no era esa clase de trabajo igual iba a ser agotador actuar tanto, en especial con esta señorita que más bien parecía una niñita.

Conté mis inspiraciones para ver si me daba sueño. Repentinamente sentí el trazado de una piel sedosa sobre mi mejilla izquierda, la mano estaba fría pero no por eso me estremecí, me había tomado por sorpresa la suavidad de esa piel. Pensé que después de todo si estaba frente a una niña, y si lo meditaba bien jamás una mano tan suave había rodado por mi cara. Seguí con los ojos cerrados intentando controlar mi cuerpo, que reaccionó de la manera más extraña ante ese ligero roce, pero no desconocida. Fue cuando sentí los dedos sobre mis labios, estaba como memorizando su forma... ¡Por todos los cielos!, ¿Qué demonios me estaba pasando? Sin pensar en lo que hacía y rogando porque ella siguiera pensando que estaba dormido, saqué mi brazo de su nudo y la atraje hacia mi pecho. Si seguía tocándome de esa manera se daría cuenta de mi estado y eso me perjudicaría un poco, especialmente con alguien como ella. Sentí el hueso suave de su pómulo sobre mi pectoral izquierdo y ella se acomodó. No se movió mucho y después de unos minutos, por lo reposado de su respiración, supe que estaba dormida. Sonreí por lo bajo pero en un rincón de mi mente guarde la sensación tan poderosa que sentí cuando ella me tocó pensando que estaba dormido. La archivé y la guardé con llave, esperando que allí se quedara olvidada. Mi nariz tan cerca de sus cabellos inspiró su aroma, su perfume penetró por mi nariz alertando mis sentidos. Ahí estaba otra vez su olor a mujer, era... un shampoo con frutos rojos era...excitante...inocente...

Otra vez obligué mi cuerpo a reaccionar y a hundir ese olor femenino en donde ya tenía archivado su tacto, "¡Basta cuerpo!" me dije. Seguí intentando contar ovejas esperando que la somnolencia me llegara.


Hermione

Algo me arrancó del sueño que cómodamente estaba teniendo. En él las escenas entre Draco y yo eran de lo mas censurable, pero eran placenteras así que no las censuré de mis recuerdos, me moví un poco e hice cuenta de todo mi cuerpo. Sentí mi mano que estaba apoyada sobre el musculoso pectoral de quien ese momento hacia de mi almohada, luego mi otro brazo apoyado a un lado y mi cabeza totalmente sobre el pecho de él, sentí deseos de besarlo, un deseo irracional, un deseo que una virgen no debía tener, pero estaba segura de que cualquier virgen de 25 años como yo, harta de ese tabú, sentiría. Pero pensé que ya era hora de salir de mi ensoñación, especialmente cuando escuché a la azafata decirnos que era hora de abrochar nuestros cinturones. Ya habíamos llegado, estábamos sobrevolando Australia.

Me desperté del todo sintiendo pegajosos los ojos, lo hice rápidamente y note que casi golpeo a Draco en el mentón con mi cabeza. ¡Dios, era una torpe!

Sin mirarlo arregle rápidamente mis cabellos, pero algo me decía que él si me estaba mirando, cuando volví a verlo con una sonrisa para disimular, y vi su cara tan inmaculada como si no hubiera dormido nada y hubiera estado todo el tiempo despierto. A ver si me explicaba, mi aspecto debía ser el de una persona que recién se levanta, con los ojos rojos, el cabello desmechado y aliento a barro, pero él estaba tan inmaculado...

Me metí goma de mascar en la boca, ya que no pude lavar mis dientes. Me entraron ganas de reñirlo por no haberme despertado antes, pero luego me lo pensé ya que si lo hubiera hecho habría interrumpido mis sueños, plagados de él.

Miré hacia la ventana, y luego sentí que él era quien estaba apuntando mi cinturón, le sonreí nerviosamente, tal como me sentía, faltaban pocas horas para ver a mi madre y para saber si la parodia iba a ser creíble. Aterrizamos en completo orden, y luego bajamos del avión. Cuando pasé por el lado de Draco, no sé si fue mi impresión pero sentí que inspiraba con más fuerza de lo normal, como quien está tratando de captar un olor especial para grabarlo en la mente. No me volví por miedo a que viera mi sonrojo y pensé que era una tonta por que había pensado eso. Salimos del avión y como me lo temí estaba haciendo un calor terrible, mientras esperábamos la maleta, me quité el sweater que llevaba y me lo até a la cintura, luego me hice al lado de Luna para recibir mi maleta. Cuando la vi, de color azul claro, me acerqué a tomarla y sentí que la mano de Draco se posaba sobre la mía, la aparté bruscamente al sentir la grande y viril mano. Lo miré, vi que sonreía un poco y me decía:

– Por favor. Déjame ayudarte –

Yo seguí pendiente de su boca y luego me obligué a reaccionar, Luna recibió sus maletas y tal como Draco me ayudo a mi Neville la ayudó a ella. Conseguimos un carrito y empezamos a caminar hacia la salida. Me acerqué a Draco y le di las últimas indicaciones, lo hice rápidamente pero en términos mundanos para que quedara claro, esta vez sí pareció entender. Cuando salimos, empecé a hiperventilar esperando que no se me notara. Como dije antes mi tiempo se estaba acabando.

Subimos pero apenas fui consciente de mi y su cercanía, definitivamente me di cuenta de que esto ya se había salido de mis manos, yo no tenía el control, lo tenía Luna y esperaba que todo fuera bien a partir de ese momento. Ella dio las indicaciones al conductor y salimos hacia la Rivera, miré hacia la ventana y sentí que Draco me tomaba la mano, lo miré y él me dio un ligero apretón. Se inclinó sobre mí y me dijo:

– No te preocupes, todo estará bien –

– Si...– dije no muy segura pero de alguna manera gracias a él, fortalecida, estaba segura de que iba a llevar mejor la situación que yo.

A medida que nos acercábamos al lujoso barrio sentí que mi miedo crecía. Miles de preguntas atolondraron mi cabeza pero tenía la mano de Draco para apoyarme. Finalmente alcancé a divisar la casa de mi madre, grande como a ella le gustaba y con su antejardín tan floreado como el que más. Luna y Neville bajaron y el conductor ayudó con las maletas. Yo me quedé estática pero Draco tiró suavemente de mi brazo para que bajara y cuando estuve fuera posó ese brazo sobre mis hombros sin dejar descargar peso en él. A lo lejos divisé que había una cara en la ventana mirándonos y supe que mi madre se iba a enterar pronto.

Recibimos las maletas y le pagamos al del taxi. Draco haló de mi otra vez, porque parecía que no era capaz de dar dos pasos seguidos. Esto era muy difícil. Luna me alcanzó y me susurro al oído palabras de aliento de las cuales entendí casi la mitad. Me obligué a caminar despacio al ritmo de Draco, y el que él marcaba y a poner una sonrisa soñadora en mi cara. La puerta cada vez se hacía más grande y yo cada vez me sentía más pequeña. Cuando llegamos ahí sentí el deseo de convertirme en una pelota muy pequeña y salir rodando lejos de ese sitio, pero ya era tarde porque Luna había tocado la campana.

Mi madre apareció en el umbral con un vaporoso vestido de florecillas que no le sentaba nada bien. Con una flamante y fingida sonrisa miró a Luna y esta a ella y la saludó cortésmente.

– Luna... ¿Como estas..?.– mi madre tenía inquina con Luna, ella quería casarla también, pero no sabía el motivo por el cual Luna había dejado a su novio ni que había estado en una unidad psiquiátrica, para ella Luna era el promedio de chica rebelde solterona que no conseguiría marido a pesar de tener menos años que yo, pero se quedó callada cuando Luna introdujo a Neville en la presentación.

– Este es mi novio Neville – dijo Luna tomándole de la mano y sonriéndole.

Lo que vio también lo vio mal, dado que sabía que su familia era de nuestros primos segundos, Luna le dirigió una sonrisa ensoñadora y mi madre otra vez se quedó sin palabras. Cuando Luna y Neville siguieron los ojos de mi madre se iluminaron al verme.

– Hermione – dijo con aplomo, se inclinó a darme un beso y abrazarme cuando lo hizo me dijo – ¿Donde está él? –

¡Auch! Mi madre era el dechado de la imprudencia. Me aparté de ella sonriendo nerviosamente y Draco cruzó el umbral y se presentó.

– Mucho gusto señora, me llamo Draco Malfoy, soy el novio de su hija, y me encantaría tener su bendición para nuestro noviazgo – Esto lo dijo en un perfecto y educado acento que me hizo estremecer, mi madre también parecía estar pasando por la misma situación.

– Hola Draco...soy Mónica...D...Granger – ella extendió la mano y él se la besó con galantería mirándola a los ojos. Evidentemente sabia el efecto que esa mirada estaba teniendo sobre mi madre, porque había tenido el mismo efecto sobre mí, – Es un gusto tenerte por acá, y como novio de mi hija...ya sabes supongo, por qué situación se encuentra ella y ya está envejeciendo y no se ha casado...– Empezó a hablar rápidamente.

– Madre...– susurré ferozmente. ¡Dios! como la odié en ese momento.

– De todas formas es un honor tenerte aquí Draco, sigue por favor – Ambos empezamos a entrar siguiendo a Luna y Neville.

La casa estaba pintorescamente decorada, el papel tapiz era diferente a como lo recordaba, cuando aún era novia de Oliver.

– ¿Y papa? – pregunté cuando no lo vi por ahí, aun buscándolo.

– Salió – le dio una significativa mirada a Draco y luego a mí como si se tratara de una persona de menor intelecto – Espero que sepas conservarlo, tu hermana siempre decía... –

Mi madre calló, al parecer pensaba que mi hermana no era tema importante, pero yo la contradecía con el pensamiento porque sabía que ella quería hablar de Astoria, era la que estaba a punto de casarse y con mi ex prometido.

Llamó a su ama y le pidió que nos diera algo de comer, el ama se retiró y ella comenzó a hacerle preguntas a Luna y a Neville acerca de su relación. Sabía que lo hacía porque estaba dejándonos a Draco y a mí para el final, nos dejaron una serie de panecillos y té. Yo comí ávidamente, parecía que las fuertes emociones me abrían el apetito, contrario a otras personas.

Vi que Draco tomaba una taza de té solamente. Comimos en silencio y luego ella empezó, tal como yo lo pensaba. Apreté la mano de Draco a modo de advertencia.

– Y dime Draco, ¿Donde fue que se conocieron? –

– En un casino...– Empezó el, rogué porque su memoria fuera igual de buena a su acento – Ella estaba en la mesa de póker realizando el mejor juego que he visto en años debo añadir – dijo él levantando su tasa a modo de brindis y sonriendo cortésmente – No pude quitarle los ojos de encima, supe que debía conocerla, así que me acerqué y le pedí el teléfono. Estaba reacia, pero la convencí, salimos un par de veces y...ahora es mi novia – Bebió otro sorbo de su té.

Bien, pensé, si lo recordaba. Lo miré y ambos nos sonreímos.

– Es una suerte que mi hija te encontrara, normalmente es la que menos atrae hombres...– La miré con horror, ¿Porque mi madre tenía que manifestar lo que pensaba de mi en voz alta? Sentí que la sonrisa que había exhalado antes resbalaba perdida en mi rostro.

– No me sorprendería que todos los hombres en el casino estuvieran enamorados de su forma de jugar, pero debo contradecirla, suegra – Me quede helada cuando uso ese apelativo – Me enamoré de sus ojos apenas los vi y de su cuerpo también...– Mi mano tembló, él no podía estar diciendo eso con tanta convicción, era un actor formidable.

Mi madre pareció tomar eso por el otro sentido, el sexual, seguramente pensaba que me había acostado ya con Draco.

– Creí que querías llegar virgen al matrimonio, Oliver... tu hermana dijo...– se calló cuando la miré y cuando mencionó a mi hermana sentí que mi cuello se contraía y no me pude quedar callada.

– La última persona de la que quiero hablar es mi hermana, madre, así que...solo vine aquí porque me lo pediste –

– Hermione, tu novio está presente...– dijo ella sin molestarse en bajar la voz, yo era una tonta, pero ella era la mujer más imprudente que jamás había conocido.

Me volví a Draco y le tomé la mano, lo miré a los ojos intentando transmitirle el mensaje que quería.

– Draco me ama lo suficiente para entender la situación, pero no esperes que esté contenta –

Él no dijo nada, solo se quedó mirándome, aunque no pude ver sus emociones. Me puse de pie y le dije a mi madre:

– Si no te importa desearía irme a descansar, ha sido un viaje muy largo. Supongo que mi habitación seguirá siendo la misma y la de Draco... –

– Draco dormirá contigo– dijo ella abruptamente.

– Tu dijiste que los novios no debían dormir en la misma habitación...– empecé, desesperada, esos por supuesto que no eran mis planes.

– Los jóvenes de ahora no deben dormir separados – dijo haciendo a un lado toda la gazmoñería con la que me había criado en un parpadeo. Quise saber si con Astoria habia sido igual de despreocupada pero ya sabía la respuesta – Vamos, les indicaré la suya también Luna y Neville...–

Nos pusimos de pie, eso no me lo esperaba, especialmente de la conservadora de mi madre, pero supuse que viviendo con la zorra de mi hermana, sus ideas eran más liberadas ahora. Suspiré y sentí que Draco miraba a mi madre de una manera extraña, como si la odiara...

Subimos las escaleras. Ella nos estaba diciendo cosas que no entendí, en mis planes no estaba compartir la habitación con Draco, eso traspasaba los límites de la privacidad que había querido tener respecto a él. Esperaba que no me atacara una combustión espontánea al estar cerca.


Bueno, lamento mucho no haber actualizado antes, pero… ha habido problemas…

Pero, aquí está el nuevo capítulo. Desde ahora en adelante voy a actualizar como he prometido que lo haría.

Entonces…

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Saludos,

Old Brown Shoe :3