Disclaimer: Naruto y sus personajes no me pertenecen.

¿Y A TI… CÓMO TE GUSTA, HINATA CHAN?

By Ninde Elhenair

Capítulo 6:Dudas

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Su boca se abría una y otra vez, intentando encontrar el momento oportuno para poder exclamar aunque sea una palabra que detuviera el incesante (y molesto) discurso que su amiga llevaba pronunciando desde hace diez minutos. Aún no sabía a ciencia cierta cuál era el punto al que quería llegar; Ino era así, comenzaba intentando decir algo y se iba por las ramas, haciendo difícil que pudiera entenderla , si no es que imposible.

-¡Ino!- exclamó al ver como la rubia se detenía un segundo apara tomar aire. –En serio no estoy entendiendo ni una palabra de lo que estás diciendo.

-¡¿Qué parte no entendiste?!- le respondió ella, con los ojos muy abiertos. Sakura pensó que su amiga realmente estaba en medio de una crisis.

-Empezaste diciendo algo de cuando éramos niñas, luego genin, agregaste a Hinata, te desviaste a decir como eras en tu equipo, y sinceramente me perdí en la parte del brasier.

-De acuerdo, intentaré ser un poco… menos sutil- alegó la rubia, tomando aire al mismo tiempo que se acomodaba unos mechones sueltos por detrás de la oreja, si bien era cierto que estaba emocionada por lo que quería contar, había que admitir que Sakura tenía razón, aunque nunca se lo diría –Hace unos momentos me topé con Hinata, fue realmente agradable verla, entre sus labores de la biblioteca y mis misiones no hemos tenido oportunidad de ponernos al día.

-Sí, eso lo entiendo pero…

-Y hoy ¡hoy!- interrumpió la rubia, con la mirada ligeramente hacia abajo, recordando el momento –No pude dirigirle la más mínima palabra, ni siquiera fui capaz de cruzar la calle para saludarla, me quedé ahí… atónita.

-¿Tú atónita?- esa era una palabra que no esperaba jamás escuchar decir a su amiga para describirse en una situación. -¿Por qué?

-Es más fácil si te lo muestro- posicionó sus manos en sello de cambio.

Ante sus ojos verdes apareció la imagen de su antiguo maestro, alto y con ese porte de madurez que últimamente lo caracterizaba, un ligero escalofrío le recorrió la espalda, su amiga realmente era buena en los jutsu para cambiar su apariencia.

-O… key- alcanzó a decir con la voz un poco ronca debido a su garganta seca.

-Yoo… Sakura chan- dijo la imitación de Kakashi, levantando su mano y cerrando el único ojo visible, agudizando más su gesto de sonrisa auténtica.

Rodó los ojos un segundo, descubriendo lo que su amiga intentaba dejar en claro –Kaka…- había intentado seguirle la corriente pero su voz quedó eclipsada cuando la mano de su "antiguo maestro" invadió su espacio personal. Su mano se acercó sin ningún pudor a su hombro derecho y fue más que consciente cuando el dedo índice hizo un trazo por toda su clavícula, arrastrando el tirante de su sujetador y colocándolo de nuevo bajo su blusa. El color rojo se apoderó de su rostro al mismo tiempo que, por reflejo, cruzaba los brazos por encima de sus pechos y retrocedía un par de pasos entre tropiezos -¡¿Te volviste loca?- gritó, deseando que nadie hubiera sido testigo de cómo su amiga, en el cuerpo de su sensei, hacía algo tan… tan… ¿cómo debería describirlo? ¿Inapropiado, obsceno, atrevido… íntimo?

-¡Esa!- gritó la versión de Kakashi antes de volver a su forma original. –Esa es la reacción que esperas que tenga una chica normal cuando un hombre hace algo así.

-¿Y el punto es?- la incitó a continuar, aun sin ser capaz de bajar los brazos a una posición no tan embarazosa.

-Que si tú, una kunoichi madura y calificada tuvo esa reacción… ¿Cómo crees que reaccionaría alguien como Hinata?

Algo hizo click de repente en la mente de la pelirrosa.

-Supongo que sería más que traumático, un grito que escucharían hasta Suna y un desmayo de seguro… ¡Oh, Dios! ¿Entro en coma, verdad? ¿En que área del hospital está? Pero que tonta, definitivamente está en cuidados intensivos… ¡Voy a matar a mi sensei!- hablaba sin tomar aire y caminando de un lado a otro.

-Nada de eso- la contradijo Ino, empezando a dudar que fuera buena idea contarle todo lo ocurrido a su amiga. –Ella apenas y desvió la mirada de él, dijo gracias y le devolvió la sonrisa antes de que los dos se fueran caminando rumbo a esa biblioteca que tienen a cargo.

-¿No le tomó importancia?

-Muy poca… algo raro pasa ahí, Sakura, te lo digo yo.

-No seas ridícula, Ino- le espetó, negando con la cabeza ante la insinuación de su amiga.

-Oh, ¿lo soy?- respondió la rubia, cruzándose de brazos- Las últimas veces que he ido a visitarla a su casa, me ha dicho su hermana que estaba o cenando con Kakashi o comprando unas cosas con él, ni siquiera la había visto tan cercana con los miembros de su equipo como lo es ahora con Kakashi sensei.

-Probablemente se volvieron buenos amigos, han pasado medio año viéndose prácticamente todos los días, no exageres ni comiences rumores que la puedan perjudicar.

-No pienso hacer eso, jamás le haría algo así… Al menos no a ella.- mordisqueó la uña de su pulgar dos segundos –Pero eso no quiere decir que no me muera de ganas de saber qué es lo que está pasando- agregó antes de que Sakura pudiera dar fin a la conversación.

La tomó de la mano antes de salir corriendo, casi arrastrándola, rumbo a la biblioteca, podía escuchar a su amiga quejarse e intentando soltarse de su agarre pero no se lo permitió, la necesitaba para poder hacer lo que tenía en mente. Jamás su cerebro había trabajado tan rápido ideando una estrategia. Su amiga era demasiado buena, dulce, inocente; todo lo contrario de Kakashi, que era un hombre maduro, atrevido y conocido por causar temor sólo con su nombre en otras aldeas, lo que pensaba no podía ser verdad –Además no sé qué es lo que le vería al fin de cuentas. –murmuró para sí misma, completando sus pensamientos.

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Se sujetó de la escalera con una mano para lograr equilibrio, mientras con la otra terminaba de abrir más el agujero en la pared, sacando los escombros que encontraba a su paso hasta que pudo tantear lo que andaba buscando. Soltó un suspiro de alivio.

-Parece que el cableado está intacto- le informó a la joven que sujetaba la escalera unos cuantos escalones bajo él –Aun así esta madera está podrida, tuvimos suerte de que no colapsara antes sobre la vitrina que estaba aquí hace dos semanas.

Bajó despacio, teniendo cuidado de no pisar la mano de Hinata en el proceso.

La pared de madera que sostenía los recordatorios se había caído a pedazos la noche anterior y ahora tendrían que reemplazarla por completo antes de que su falta de estabilidad perjudicara alguno de los pilares principales entre los que se encontraba y que sostenían el segundo piso.

Si bien ya no era necesario que ellos siguieran atendiendo la biblioteca, lo cierto es que le tenían cierto cariño al recinto y habían pedido extender más su estadía. Ventajas de los tiempos de paz: La Hokage aceptó sin chistar.

Se agachó junto a la escalera para tomar la caja de herramientas antes de volver a subir.

-¿Necesitas que te ayude?- le preguntó ella, observando con algo de preocupación lo cerca que estaba el agujero del pilar de soporte.

-Sabré arreglármelas, no te preocupes- respondió Kakashi desde arriba –Soy un agradable vecino que sabe hacer reparaciones en los departamentos vecinos cuando algo falla- le guiñó el ojo, haciéndola sonrojar cuando ella entendió el doble sentido de ese comentario.

¿Había madurado?

Tal vez sí, era imposible no hacerlo si estaba siempre al lado del junnin. A veces la gente le comentaba que la notaban más segura de sí misma, y podían hablar con libertad frente a ella sobre temas que antes la hubieran avergonzado.

-Retiro lo dicho- escuchó una voz familiar en la recepción.

Ino se quedó estática en la entrada, viendo la escena frente a ella.
Aunque esa mañana era particularmente fría, Kakashi no llevaba camisa mientras realizaba labores sobre una escalera, a su lado, Hinata parecía inmune a dicha acción.

-No sé qué estés reparando Kakashi sensei, pero el mío se acaba de romper- le gritó Ino sin pudor alguno, haciendo que su acompañante se sonrojara e intentara darle un codazo en las costillas. En respuesta sólo escucharon las risas de Kakashi e Hinata.

-Es bueno saber que sigo alborotando hormonas, Ino, muchas gracias- respondió a modo de saludo Kakashi, antes de empezar a bajar nuevamente.

-Creído- le susurró Hinata con una pequeña sonrisa de complicidad.

El junnin le guiño un ojo por segunda vez –Iré a comprar el material para reparar esto y pasaré por otras herramientas al departamento.- acomodó un largo mechón de cabello atrás de la oreja de la joven, viéndola asentir.

-Nos vemos después.- le respondió antes de dirigirse con las recién llegadas

A veces olvidaba que la biblioteca era eso, un lugar público y que sus días íntimos con Hinata podían ser interrumpidos por cualquier persona. Tomó su camiseta de una silla cercana para ponérsela nuevamente antes de irse.

Se despidió de las tres con un vago gesto de la mano.

-Yo también quiero hacer aquí mi servicio social- dijo Ino, sin preocuparse por bajar la voz

-¡Ino!- le gritó Sakura con los ojos abiertos como platos, no podía creer lo que su amiga la estaba convenciendo de hacer.

-No te preocupes, Sakura san, no es la primera vez que escucho algo parecido- intentó tranquilizarla Hinata, recordando un grupo de cinco niñas de no más de quince años que se pasaron una hora adorando cada movimiento que hacía Kakashi mientras movía unos muebles de lugar –Kakashi es atractivo y a él no le molesta que se lo recuerden.

-¡Qué hombre no lo haría con un cuerpo como ese! Estoy segura que si arrojo una piedra a ese abdomen la partiría en dos.

-No exageres… por favor- insistió Sakura avergonzada. Miró a los ojos a su amiga y suspiró con resignación sabiendo que no había vuelta a la hoja en cuanto al plan de la rubia –Hinata… verás, necesito hablar contigo y pedirte un favor enorme.

-Si está en mis posibilidades sabes que te ayudaré Sakura san.

-Sí, bueno… ese es el punto.

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Caminó con prisa a abrir la puerta.

El timbre comenzó a sonar cuando terminaba de darse una ducha y no había dejado de hacerlo por casi un minuto, apenas dándole tiempo de ponerse un par de pantalones limpios y su máscara. Parecía que el destino quería que precisamente ese día varias personas lo vieran con poca ropa.

-¿Qué...?- exclamó con sorpresa al ver a la joven en el umbral de su puerta, estaba sonrojada pero no podía imaginarse el porqué. -¿Sucedió algo? ¿Estás bien?

-Yo… ¿puedo pasar?- le preguntó retorciendo las mangas de su suéter.

Frunció un poco el ceño antes de hacerse a un lado para hacerla pasar.

Ella caminó de manera apresurada, tomando el picaporte y cerrando la puerta tras de sí, estaba nerviosa, muy nerviosa, su corazón latía rápido y le costaba trabajo respirar.

-¿Te pasó algún accidente?- inquirió Kakashi, ladeando un poco la cabeza, intentando recordar cuando una situación parecida a esta se había presentado en alguna ocasión anterior.

-Yo…

-Sabes que en el baño hay un paquete de tampones por si los ocupas.

-¡No es eso!- respondió agitada. ¿Tampones? ¿En serio?

-¿Entonces?

-Quería verte.

-Pero si acabamos de vernos- llevó una mano a su cadera, sin molestarse en contener la sonrisa que se formaba en sus labios –¿Tan pronto ya me extrañas?

-Tal vez…- se sonrojó hasta las orejas, recordando la conversación que había tenido apenas unos momentos atrás.

-Definitivamente algo te pasa… iré por té.

Caminó hacia la cocina, volteando una única vez a mirarla en lo que ella se sentaba en el sofá, parecía agitada y nerviosa mientras se quitaba el suéter para dejarlo junto a ella.

Preparó el té lo más rápido que pudo para poder volver a su lado, colocando las tazas en la mesa de centro de la sala, sentándose en el sillón de dos plazas enfrente de ella.

La observó inclinarse para tomar la taza y no pudo evitar que su mirada se centrara en el botón desabrochado de su blusa que le permitía ver sus senos y el inicio de un sujetador de encaje en color azul. Se aclaró la garganta.

-¿Puedes decirme ahora qué es lo que ha pasado?- habló de repente, asustándola.

-Perdón, lo siento- dijo Hinata antes de inclinarse nuevamente para dejar la taza y tomar una servilleta de tela que estaba en la charola. Se había derramado algo de té encima de la impresión.

El ojo visible de Kakashi siguió cada movimiento de la tela cuando la deslizó por una de sus piernas para limpiar el líquido que se había derramado, mojando precisamente el único pedazo de piel que no protegía ni su falda ni sus medias largas.

-No, yo lo siento… por asustarte- se removió incómodo. –Pero nunca te había visto así y no sé qué es lo que te pasa.

-¿Tú me deseas?

Esta vez fue su turno para sobresaltarse. Cuando la vio cruzar la puerta, no esperaba que hiciera aquella declaración tan directa.

-No entiendo qué…

-¿Cómo mujer… me deseas?

Se enderezó en su lugar lo más que pudo, pasó una mano por sus cabellos húmedos al tiempo que soltaba el aire contenido en sus pulmones. Lo había sorprendido y pocas cosas en la vida lograban ese efecto en él.

-Escucha yo...- no pudo terminar lo que estaba a punto de decir, había enmudecido al sentir el cálido cuerpo de la pelinegra acomodarse en su regazo, ocultando el rostro en su cuello cubierto por la máscara.

-Hueles bien- suspiró ella, deslizando su mano temblorosa por su pecho desnudo.

-No lo hagas- atrapó con firmeza su mano antes de que llegara al borde de su máscara. Obligándola a mirarlo a los ojos –Algo te ha pasado, un genjutsu, alguna droga que hayan puesto en tu bebida, no lo sé.

-Tal vez yo sí te deseo- susurró avergonzada, desviando la mirada mientras el color rojo invadía su rostro –Tal vez alguien me haya abierto los ojos sobre esto que tenemos tú y yo.

-¿Alguien?

-Kakashi sensei… yo- se mordió el labio inferior para darse fuerza. Se inclinó un poco más sobre él, colocando un beso en la comisura de su boca, sin atreverse a bajar la máscara que lo cubría. Se sobresaltó al sentir como el junnin la giraba para colocarla entre él y el sillón.

-No juegues con fuego.- dijo únicamente antes de intentar enderezarse, pero las manos de Hinata sobre su cuello se lo impidieron.

-También me deseas… lo sé… te siento.

–No hagas esto.- con pesadez quitó las manos de ella y se levantó del sillón. Agua, necesitaba agua, su garganta estaba seca.

-¿Acaso miento?- lo siguió hasta la cocina, tomándolo de la mano antes de que pudiera hacer algo más para evadirla. –Cuando estábamos en el sillón… te sentí, no puedes negarlo más… Tú me deseas, Kakashi sensei.

La tomó en brazos, colocándola encima de la mesa que usaban en ocasiones para desayunar, intentando pensar por encima de sus emociones que parecían desbordarse por la tensión con cada segundo que pasaba.

-¿Qué es lo que pretendes?- preguntó sujetando su delicado rostro entre sus manos y juntando su frente con la de ella -¿Realmente quieres que esto pase?

-Yo…- nerviosa, estaba nerviosa.

-¿Quieres que te tome aquí mismo en esta mesa? Porque pareciera que eso es lo que buscas al hacer todo esto- sus manos se deslizaron de su rostro a uno de sus hombros, acariciando su brazo con lentitud y sensualidad.

-Yo…- asustada, ahora estaba asustada, nunca imaginó que realmente fuera a llegar tan lejos. Únicamente buscaba una confesión y ahora las cosas se le iban de las manos.

-¿Quieres que te haga el amor toda la noche y en todas partes de este departamento hasta que desfallezcas de placer que dudes en si pedirme que me detenga o pedirme que continúe?- esta vez no escuchó respuesta, sólo podía oír su agitada respiración. Volvió a tomar su rostro con ambas, cerrando los ojos y tomando aire -¿Estás dispuesta a llegar tan lejos?- sonrió al verla contener la respiración, entre abriendo los labios buscando un beso de su parte. Soltó una pequeña carcajada antes de separarse de ella. Dio un paso hacia atrás, mirándola con atención, grabando en su memoria la imagen erótica que le proporcionaba al estar sonrojada y sin aliento, sentada en su mesa y con la falda levantada más arriba de lo que su modestia le permitía con regularidad. Cruzó los brazos. –Aunque admito que en el pasado no lo hubiera pensado dos veces para llevar a la cama a una mujer tan dispuesta, esa no es la situación ahora.

-¿Qué?

-Eres muy atractiva, jamás te negaría eso… Pero por desgracia no me gustas… Ino chan.

La vio abrir los ojos con sorpresa, llevándose las manos a la blusa para cerrar los botones que dejaban ver su escote a profundidad. Respiró agitada, avergonzada, lo miró y tomó una bocanada de aire antes de sonreírle. Deshizo el jutsu sin moverse de su lugar.

-¿Qué me delató?

-Prácticamente todo desde que entraste.- se recargó en la barra de la cocina. –Sin duda eres una excelente kunoichi, Ino chan, te concedo eso. Pero los detalles son importantes.

-¿Tampones?

-Hinata es más de las que usan copa menstrual- se encogió de hombros, no dándole importancia a revelar un detalle tan íntimo. –Una chica ecológica. Además, como su amiga deberías saber que últimamente prefiere el café al té. Hinata hubiera pedido café al momento en que dijera que iba a preparar té.

-Nunca me llamaste Hinata.

-Ese no es tu nombre.- la invitó a sentarse en una de las sillas de la cocina, sentándose él mismo después que ella -¿Por qué has hecho todo esto? ¿Realmente estabas dispuesta a llegar tan lejos?

-Iré al grano… Últimamente tú e Hinata pasan mucho tiempo juntos, es sospechoso.

-Somos amigos, curiosamente hemos congeniado a pesar de nuestras formas de ser tan diferentes, y disfrutamos de la compañía del otro.

-¿Y nada más?

-Sólo amistad, te lo puedo asegurar. Hinata se convirtió en mi mejor amiga.

-¿Y deseas acostarte con tu mejor amiga?- levantó una ceja, recordando la situación en el sillón –Hace un momento estabas excitado y no lo niegues, que pude sentirlo perfectamente.

-Que Hinata sea mi amiga no quiere decir que yo sea de piedra- apoyó un codo en la mesa para poder recargar su barbilla en su puño. –Soy un hombre demasiado básico en cuanto a mis instintos, e Hinata es la mujer con el cuerpo más sensual que he conocido en mi vida, así fueras sólo una ilusión mi cuerpo reacciona, es todo, pero jamás intentaría faltarle al respeto.

-¿Te gusta?

-Oh, si- admitió sin inmutarse -Me gusta, sería un idiota si dijera que no, pero jamás le faltaría el respeto. Hemos roto muchos tabús en estos seis meses, nos tenemos confianza, nos gastamos bromas, cuidamos el uno del otro, y hemos aprendido a estar en confianza en la intimidad de este departamento; la he visto únicamente con camisa, ella me ha visto así como estoy ahora, conozco su talla de ropa y ella conoce mi rostro… Pero hay límites que no se cruzan, y lo que fingías buscar hace un momento es uno de ellos.

-Es una amistad muy extraña la de ustedes dos.

-Entiendo que, como su mejor amiga, estés preocupada de que algo pueda estar pasando y que termine hiriéndola, por eso te estoy diciendo todo esto, para que estés tranquila.- se levantó de la mesa –Sólo somos amigos. Eso ha quedado en claro desde hace tiempo.

-Supongo que tendré que confiar en ti.

Vio como la rubia se levantaba de la mesa, dirigiéndose al sillón para tomar el suéter que había dejado ahí apenas entrara al departamento, salió sin siquiera mirar atrás. Era obvio que estaba avergonzada por la situación en la que se había visto en vuelta. Cuando cerró la puerta tras de sí, Kakashi volteó a mirar el reloj que descansaba sobre el horno de microondas, faltaban 10 minutos para las 9, se había hecho de noche demasiado rápido.
Colocó la cafetera en su lugar. Recargando la cadera nuevamente en la barra de la cocina mientras esperaba. Cerró los ojos.

Si bien conocía la actitud sobre protectora que Ino Yamanaka ejercía sobre Hinata, en realidad lo sorprendió el saber que estaba dispuesta a llegar tan lejos para averiguar la verdad, hubiera bastado que se plantara con firmeza delante de él y le preguntara todo directamente; él habría respondido exactamente lo mismo que ya le había dicho. Y por eso se sentía tan miserable de haberla dejado ir tan lejos únicamente para grabar en su memoria la imagen de una Hinata dispuesta a seducirlo.

-¿Kakashi?- abrió los ojos al oír su voz, le sonrió con sinceridad -¿Estás bien?

-No te oí entrar- miró como ella le devolvía la sonrisa antes de dejar su llave sobre un plato de cristal que estaba sobre la mesa, al lado de la de él.

Eso fue lo primero que delató a Ino; Hinata era la única persona que tenía la llave extra de su departamento, ni siquiera la casera tenía una copia. Hinata no tenía necesidad de tocar el timbre.

-Debes estar cansado- se dirigió a la cafetera para preparar las tazas que Kakashi ya había dispuesto en la barra. –Temía llegar tarde para cenar contigo, Sakura san necesitaba ayuda con un estudio que estaba realizando para su clase de medicina, necesitaba muchos pergaminos antiguos y sabes lo delicados que son.

-Así que Sakura…- ahora entendía porque Ino había podido actuar sin temor de ser interrumpida. –Hinata… tienes muy buenas amigas, tienes suerte.

-Lo sé… tú también eres mi amigo.

-Salud- respondió divertido levantando su taza de café a modo de brindis. -Amigo… ojalá fuera más que eso para ti- pensó antes de beber un sorbo más de café.

Continuará…

Notas de la autora:

Hola, antes que nada, una disculpa por tardar tanto en regresar a escribir, me tomó más tiempo de lo esperado y de verdad lo lamento, pero intentaré ponerme al día con todos mis proyectos y trabajar en unos nuevos que tienen rondándome la cabeza desde hace años.

Si has leído hasta aquí a pesar del tiempo, gracias por esta nueva oportunidad.

Si eres lector nuevo, espero que te haya gustado mi trabajo :)

En cuanto a este capítulo, espero haberlos sorprendido jajajaja.

xoxo