Era una tranquila mañana de verano cuando dos niños jugaban en casa de uno de estos.

Uno era un niño de 8 años de edad, de pelo rosado y alborotado y ojos afilados color verde oscuro. Iba vestido con una camisa de manga corta de color negro en la parte superior y dibujos de llamaradas en la inferior y unos pantalones que le llegaban hasta las rodillas de color marrón. Iba calzando con unas chanclas rojas. También llevaba una bufanda blanca que no se la quitaba aunque hiciera un calor sofocante.

Y la otra persona que jugaba con él era una niña de su misma edad. De pelo blanco que le llegaba por encima de los hombros y ojos azules. Iba vestida con un vestido de flores turquesas y unas sandalias azules.

Estos dos pequeños son amigos desde la guardería y siempre jugaban juntos. Y en ese momento se encontraban jugando al juego de pillar, en donde le tocaba atrapar a la pelirosado.

-¡No escaparas! –gritó el pequeño persiguiendo a la peliblanca. La niña corrió lo más rápido que pudo en ese momento para que su amigo no la atrapara, cuando de repente escucho el grito de este y freno en seco. Cuando se dio la vuelta le vi con un raspón en la mejilla y con ganas de echarse a llorar.

-¡Natsu! –gritó la peliblanca. -¿Te encuentras bien?

-Sí Lisanna, estoy bien. –dijo el pelirosado tratando de secarse en vano las lágrimas. Desde que se conocieron Natsu lloraba por cualquier cosa: como por ejemplo cuando se hacía daño, cuando veía a alguien triste o cuando se enfadaban con él.

-No llores... –dijo tiernamente la chica, tratando de consolar a su amigo. Entonces le vino una idea a su mente. Se arrodillo frente a él y le dio un tierno beso en la mejilla, haciendo sonrojar al pequeño Natsu. –Así se te pasará más rápido. ¿Ves?

-Gr-gracias Lisanna. –dijo el niño avergonzado por el beso de su amiga.

-Oye Natsu. –dijo la peliblanca mirándole. –Cuando seamos mayores, podría ser tu esposa. Así siempre te curaría cuando te lastimaras y siempre nos lo pasaríamos bien.

El chico se sonrojó con tal comentario, y miró hacia otro lado.

-H-hum. –dijo asintiendo con la cabeza. Pensando que era una de las típicas bromas de Lisanna. Pero ella sonrió con las mejillas sonrojadas, esperando que algún día pudieran cumplir esa promesa.

.-*-*-*-*-*-*-*-*-.-*-*-*-*-*-*-*-*-*.

Pasaron los años hasta que por fin lograron terminar la educación secundaria. Y la relación entre Natsu y Lisanna avanzó bastante, aunque nunca dieron el siguiente paso. Aunque en el fondo la peliblanca si quería dar ese paso y poder cumplir la promesa que se hicieron en su niñez, y Natsu ya lo había olvidado. Llegó el verano y estos dos fueron con sus familias a pasar las vacaciones de navidad, donde se volvieron a ver.

-Hey Natsu –saludo la peliblanca cuando estuvo enfrente de su amigo. En estos años la chica se había desarrollado bastante. Su pelo había crecido hasta los hombros porque le gustaba de esa manera y su cuerpo ahora era la de una chica adolescente. En ese momento iba vestida con un jerseycolor violeta y unos pantalones negros. Calzaba con unas botas con un poco de tacón también negras. -¿Qué tal las vacaciones?

-¡Hola Lisanna! –dijo Natsu sonriendo. El pequeño también había crecido bastante. Ahora era bastante alto y se había vuelto musculoso. Llevaba puesto una chaqueta roja además de unos pantalones mezclilla. Calzaba unas deportivas rojas y en su cuello aún conservaba su inseparable bufanda. –Muy bien gracias. ¿Qué tal tú? ¿Cómo están tus hermanos?

-Mira y Elfman se encuentran bien. –dijo la chica sonriendo. –Gracias por venir.

-No hay de qué, para eso están los amigos. –habló el chico, pero lo que no sabía es que ese comentario hirió un poco en los sentimientos de su amiga.

-Sí, amigos… -dijo en voz baja.

-¿Te ocurre algo? –preguntó Natsu.

-¡No, nada! –dijo Lisanna volviendo a la realidad. Entonces la chica tomó la mano de su amigo y empezó a arrastrarle a los puestos que se encontraban frente a ellos–Muy bien, vamos a dar un paseo.

Ese día casualmente estaba lleno de gente caminando por las calles. La gente estaba bien abrigada mientras miraba en los escaparates de las tiendas o entraban en cafeterías para tomar algo para calentarse.

Los dos amigos estuvieron comiendo dulces calientes y viendo las tiendas por las que pasaban hasta que empezó a atardecer. Cansados de caminar llegaron a un parque que estaba decorado con una hermosa fuente. Lisanna creyendo que ese momento era el mejor momento para expresarle sus sentimientos a su amigo pelirosado, empezó a idear una manera de decírselo.

-Natsu, muchas gracias por el día de hoy. Me lo he pasado muy bien. –agradeció la peliblanca tratando de romper el hielo.

-No hay de qué. Además, yo también me lo he pasado en grande. –dijo Natsu sonriendo. -Por cierto, ¿has recibido alguna carta de admisión en alguna escuela superior?

-Pues si te digo la verdad, me han enviado bastantes. –dijo riendo la peliblanca. –Pero creó que aceptaré la de Sabertooth. Fuí un día para ver cómo eran las instalaciones y son excelentes. –explicó ante la mirada de su amigo. -¿Y a ti te han enviado alguna carta Natsu?

-¡Así es!-exclamó el chico sonriendo de forma en que mostrara toda su dentadura.- Después de esforzarme al máximo he logrado entrar en la escuela de Fairy Tail.

-¿En Fairy Tail? –Preguntó Lisanna emocionada, aunque en el fondo se sentía triste porque ya no irían a la misma escuela.- ¡Qué suerte, desde siempre has querido entrar allí y por fin vas a ir!

-Sí… -dijo felizmente el muchacho mientras llevaba sus manos hasta su nuca. Cuando en ese momento vio cómo su amiga volvía a perderse entre sus pensamientos como lo hizo unas horas antes. Así que no dudo en preguntarla. -¿Te encuentras bien? Te noto rara desde hace buen rato.

-No es nada. –dijo Lisanna, aunque Natsu se dio cuenta de que era mentira.

-Puedes contármelo Lis. Sabes que puedes confiarme cualquier cosa. –dijo el pelirosado tratando de que su amiga le contara lo que le pasaba. Lisanna tragó saliva, preparándose para decirle sobre sus sentimientos.

-Natsu, ha habido otra razón por la que he traído hasta aquí. –empezó a decir. –Y ahora que tomaremos diferentes caminos creo que es lo más conveniente.

El chico se quedó extrañado por lo que decía su amiga de la infancia ya que no sabía de qué se podía tratar.

-Desde hace mucho tiempo he querido decirte lo que siento. Y ahora siento que voy a explotar sino te lo digo. Que tú… tú… ¡ME GUSTAS! –exclamó esto último completamente sonrojada y dejando a Natsu perplejo. –Y espero que sientas lo mismo. –dijo mientras inclinaba su cuerpo hacía delante y cerrando los ojos en dirección al suelo, en señal de súplica. La chica estuvo así durante unos minutos hasta que sintió como alguien la abrazaba con fuerza, y nada más abrir los ojos vio el hombro de su amigo pelirosado.

-Gracias Lisanna. Gracias por expresarme tus sentimientos. –susurró suavemente. –Pero no puedo corresponderte… -entonces dentro de Lisanna se rompió, haciendo que sus ojos lentamente se humedecieran.

-¿Y… y que pasará con la promesa que hicimos cuando éramos niños? –preguntó la peliblanca mientras las lágrimas resbalaban de sus ojos, mientras que Natsu se sentía confundido porque no recordaba que le prometió. -¿La promesa de casarnos cuando fuésemos mayores? –Entonces el chico recordó esa promesa infantil que siempre creyó como una de esas bromas de su amiga.

-Yo no puedo hacerte feliz Lis. Sé que hay alguien que te hará muy feliz, pero esa persona no soy yo. Entiéndeme por favor. –explicó el chico abrazando a la peliblanca. Estuvieron abrazados hasta que la chica se calmó un poco.

-De acuerdo… -dijo mientras se secaba las lágrimas. -Pero seguiremos siendo amigos, ¿no?

-¿Tú qué crees? Tú eres mi mejor amiga Lis, nos conocemos desde pequeños y seguiremos siendo amigos siempre. –dijo Natsu sonriendo mientras apoyaba su mano en el hombro de su amiga.

-Gracias Natsu. –sonrió tímidamente la peliblanca. Entonces de su bolsillo del pantalón empezó a vibrar su móvil. Lo tomó y contesto a la llamada. -¿Sí? –Calló para escuchar a la otra persona que estaba en el otro teléfono.- ¡Hola hermano! –Saludó con un tono feliz.- ¿Cómo? ¿Pero porque? –preguntó esto en voz alta, preocupando a Natsu.- Pero si aún no… -dijo Lisanna poniendo en puchero. –De acuerdo… -terminó colgando la llamada. –Lo siento Natsu, Elfman me ha llamado para que vaya volviendo a casa.

-¿Quieres que te acompañe? –propuso el pelirosa.

-Tranquilo, estaré bien. Recuerda que ya soy una niña grande. –dijo riendo la chica. Natsu dudó durante unos segundos y después asintió.

-Muy bien, si tienes algún problema no dudes en llamarme.

-No lo dudes. –dijo guiñándole un ojo. –Hasta la vista.

-Adiós. –se despidió Natsu alzando su mano a Lisanna, que se marchaba corriendo entre la multitud. Cuando se alejó lo suficiente, la muchacha aun corriendo sintió como las lágrimas volvían a deslizarse por sus mejillas mientras pensaba:

-Muchas gracias por ser comprensivo conmigo, Natsu. Espero que encuentres a la persona que pueda ocupar tu corazón…

.-*-*-*-*-*-*-*-*-.-*-*-*-*-*-*-*-*-*.

Pasaron 2 semanas hasta que llegó el primer día de escuela, y Natsu estaba vestido con el uniforme de su nueva escuela mientras caminaba hacia allí, hasta Fairy Tail. En donde empezaría un nuevo ciclo educativo. El uniforme estaba basado en una camisa blanca que se ataba a botones, unos pantalones granates oscuros tirando a negros y el calzado. Que en el caso del chico eran unas deportivas negras. Y como siempre, Natsu usaba su bufanda. En su mano llevaba el maletín que debía de llevar a clases.

Ese día los cerezos estaban en flor y los pétalos de estos flotaban con las suaves ráfagas del viento. Y el pelirosa con este paisaje miraba a su alrededor con una sonrisa. Hasta que se paró en seco fijando su vista en alguien que se encontraba a unos metros de él.

Se trataba de una chica más o menos de su misma edad que al igual que él, llevaba el uniforme femenino de su misma escuela. Tenía el pelo rubio que le llegaba hasta los hombros con una parte de su cabello atado en lazo granate y ojos color café. Llevaba una camisa blanca y un jersey color arena por encima. Además de una falda granate oscuro, unos calcetines blancos y merceditas negras. Y en su mano también tenía el maletín obligatorio que había que llevar a la escuela.

La chica se encontraba mirando un árbol de cerezos que no se dio cuenta de la presencia del muchacho, hasta que este piso una ramita y ella miró en su dirección, haciendo que el chico se sonrojara. Y sin darse cuenta, Natsu se había enamorado a primera vista de esa joven rubia…

.-*-*-*-*-*-*-*-*-.-*-*-*-*-*-*-*-*-*.

¡Hola! :3

Aquí un nuevo fanfic NALU. Sé que al principio parece Nali pero no ocurrirá. Va a ser Nalu sí o sí. *^*U

Para aclararos, no soy fan del Nali aunque me caiga bien Lisanna y veo tierno cuando ella y Natsu son pequeños. Pero para pareja sentimental con él… como que no. xDU

Si digo la verdad, el título del fanfic me costó porque no tenía la inspiración necesaria para un nombre. Pero por fin lo logré y estoy feliz. :B

Este fic contará de 3 capitulos en las que me inspiré en 3 canciones de vocaloid que forman parte de una saga. Cuando publique el último capítulo os diré en que canciones. n.n

También quiero deciros que ya tengo escrito mi epílogo de "¿Por qué no me llamas?" pero voy a esperar un día o dos hasta publicarlo. Asi que esperen con paciencia. ^^U

Y si digo la verdad, en mente tengo la idea de un crossover. o.o Se me ocurrió anoche mientras trataba de dormir y en poco tiempo ya tenía la idea pensada. xD También os cuento que tengo un fic que actualmente estoy trabajando, y será largo. :B Pero no lo empezaré a publicar hasta finales de Junio, principios de Julio. Asi que un poco de paciencia por favor.

Y bueno, creo que eso es todo. Asi que hasta el próximo capítulo. :D

Bye~