Este es el primer fic que escribo, me gustaría que lo leyerais,(acepto opiniones y demás), ya que lo hago por amor, tanto a la serie como a los fans. JAJAJAJAJAJA, y bueno. No se que saldrá, pero espero que no sea una historia pesada o aburrida, si no original e innovadora que os mantega aertas.
El sol comenzaba a aparecer por el horizonte del East River. El brillo amarillento se mezclaba con las aguas azules, indicando el amanecer. El tráfico comenzaba a llenar las calles principales, y, a mediados de Abril, el bochorno aumentaba. Con el vaso de café de cartón entre sus manos, la detective Beckett se aproximaba a su víctima número cinco de ese mes. Paso su mano izquierda por la frente para eliminar el sudor que se estaba formando sobre su piel. Resoplo. Dio un trago al café frío, que dejo un rastro refrescante con saber a vainilla, justo lo que necesitaba su acalorada garganta. Conforme avanzaba por el parque, la escena se veía más clara. Dos coches patrulla y el equipo de Medicina Forense ocupaban el lugar.
Se acercó a sus dos compañeros de trabajo que ahora observaban su bloc de notas para poder recolocar los hechos. Uno de ellos era de nacionalidad cubana, alto, brazos fuertes y mirada oscura.
-Ey, Espo.-lo saludo con una sonrisa. Este le respondió con un movimiento de cabeza mientras acababa de apuntar algo con el bolígrafo.-¿Que tenemos?-Esta vez fueron unos ojos azules cristalinos quienes la miraron. Su pelo rubio peinado en punta se movía por la brisa mañanera. Rasgos propios de un irlandés.-Ah, hola Ryan.-Este sonrió complacido cuando reparo en el.
-Varón blanco. De unos 35 años.-respondió el detective de ojos azules, ojeando sus apuntes. Beckett frunció el ceño.
-¿Causa de la muerte?-pregunto mientras se acercaban al lugar del crimen. Justo cerca del estanque yacía un hombre blanco, como había indicado su compañero. La medica forense estaba terminando su reconocimiento cuando levanto la mirada.
-Un simple disparo directo al corazón.-dijo respondiendo a la anterior pregunta de la detective. Le indico el agujero que se había formado en la parte superior de la americana negra.
-¿Franja horaria de la muerte?-la inspectora observaba cada centímetro del cadáver, buscando respuestas, como siempre hacia.
-A juzgar por la palidez del cuerpo y la temperatura...-comenzó a decir la forense. Pasó una página de su libreta y le dio unos golpecitos con el boli.-Entre las once y las tres de la madrugada.-finalizo mirándola. Esta asintió mordiéndose el labio inferior, sin quitar la vista del agujero de bala.
-Espósito, pide los informe de balística.-le ordeno a su compañero mientras se agachaba. Se enfundo en los guantes de látex azul y con cuidado toco la tela rasgada.-A simple vista podría decir que es de bajo calibre.-informo con el ceño fruncido. -¿Algún sospechoso?-volvió a incorporarse.
-Si. El hombre que encontró el cadáver-Ryan señalo a un señor que sujetaba la correa de un pidbull blanco.-Afirma ver a un joven que salio huyendo al verlo. Estaba junto al cadáver.
-¿Ha dado una descripción?-preguntó antes de dar otro sorbo a su Capuccino. Ryan negó.-Llamar al de los retratos robot y que nos consiga algo con lo que poder empezar.-finalizo repasando el parque con la mirada. Deberían recoger e irse, dentro de poco comenzaría a llegar la prensa. Ryan asintio y se dirigio con Espósito al testigo.
-Lanie.-la médica forense de giro.-¿Sabemos quién es la víctima?-Esta asintió rápidamente y saco una cartera de cuero marrón de su bata de trabajo. La abrió ante los ojos de la inspectora, mostrándole el DNI.-Matthew Perkins.-leyo Beckett.
-Aja, y, mira.-prosiguio la forense. Abrio el hueco especializado para los billetes.-Esta todo el dinero, y eso descarta...
-Que no fue un robo fallido.-respondió Beckett con una sonrisa, mientras buscaba la salida por la cual había huido el sospechoso.
La detective observaba la pizarra blanca detenidamente. La foto de la víctima estaba en el medio, y, a su lado la de la autopsia. Beckett destapo el rotulador no permanente y apunto su nombre. Volvió a cerrarlo y comenzó a golpearse el labio inferior con él. Dirigió la mirada hacia el retrato robot que habían conseguido Espósito y Ryan. Se trataba de un chico joven, de unos 23 años. Pelo corto, mandíbula cuadrada y ojos penetrantes. Lo más curioso era la sonrisa rebelde que formaban sus labios. Realmente era guapo, pero, por desgracia, para sus 32 años era un niño. Ando hacia atrás, dando pequeños y firmes pasos hasta llegar a la mesa sin perder de vista el retrato. Cogió de nuevo el café que había comprado horas antes y dio un largo sorbo. Notaba como la camiseta comenzaba a pegarse a su cuerpo gracias al calor. Miro a todos lados. Era la hora del almuerzo, la comisaria estaba medio vacía, solo habían dos o tres policías trabajando. Suspiro. Se cogió la camiseta por los bajos y se la quitó, quedándose con una de tirantes negra. La cadena de oro que colgaba de su cuello repiqueteo en su esternón. Cuando un poco de aire pudo instalarse en su acalorado cuerpo sonrió complacida.
-Beckett.-La voz de Espósito le hizo girarse.-Tenemos al sospechoso.