Después de la escuela, decidí dar un paseo por el parque.

Iba caminando, con mi camiseta azul flotando al compás del viento, al igual que mi cabello rubio. Mis ojos azules miraban al frente, perdidos en mis pensamientos, mientras avanzaba hacia el parque que había cerca de nuestro instituto, un poco lejano a nuestra casa. En realidad, eso era lo que buscaba. Alejarme de todo para poder pensar con claridad.

Tan pronto como llegué, me senté en uno de los bancos que había y dejé mi mochila reposando a mi mano. Solté un suspiro, y me llevé las manos a la cara, apoyando mis codos en mis rodillas en una posición exhausta. Bajé mis manos, pero mi cabeza siguió gacha. Tenía que pensar, en todo. En Bubbles, pero sobre todo en Kuro.

Obviamente Bubbles estaba muy cabreada conmigo. Desde hacía mucho tiempo que me había dejado de interesar, incluso antes de conocer a Kuro. Aún así, seguí con ella para dejar de lado la llorera que tendría al ver el final de nuestra relación. Sí, supongo que lo único que hice después de todo, fue retrasar lo inevitable. Pero bueno, ya estaba hecho. Me había librado de ella y de sus malditos caprichos. Me sentía ciertamente libre.

Y Kuro... Ciertamente no sé que pensar. Me gusta mucho, sí. Eso está claro.

¿Pero cómo sé que esto no es algún tipo de jugarreta?

Nunca me ha enseñado su rostro, y estoy convencido de que Kuro no es su verdadero nombre, obviamente. Es tan sospechoso... ¿De verdad me está engañando? ¿No siente nada por mí?

Nah. Nadie llegaría tan lejos por una broma. Conocía a muy pocas personas capaces de ello, y esos eran los patanes de mis hermanos, así que no tenía de qué preocuparme.

Aunque, bueno. Mucho me quejo de ellos, y de Brick con razón, pero... Butch últimamente ha estado muy, muy raro. Ya casi ni me habla, para nada. Ni siquiera bromas o típicos comentarios suyos. Lo peor es que fue de un día para otro. Una mañana, simplemente dejó de hablarme. No era exactamente borde, tan sólo evitaba contacto conmigo, y cuando lograba poder hablar con él, se inventaba alguna excusa mala y huía. Yo creo que no hice nada malo para que se portase así conmigo. Y la verdad, me dolía que actuase así. Al fin y al cabo, es mi hermano, y le quiero. Por mucho que me cueste admitirlo después de lo que pasó.

Bien, mente mía. Supongo que es hora de recordar, ya que es algo que jamás he podido superar. ¿Pensar en eso me ayudará a superarlo? Quiero decir, era tan sólo un crío. Lo sé, sé que no excusa para lo que pasó, pero aún así debo buscar alguna para no sentirme como un auténtico enfermo.

¿Recuerdas cuando me gustaba Butch?

Sólo tenía 10 años, lo sé. Y aunque me gustaría decir que lo he superado, si lo dijese mentiría. No es que me siga gustando, es sólo que aún no puedo olvidarme de los sentimientos que tuve. Eran fuertes para tener tan poca edad. Y sé con certeza que no era un encariñamiento familiar, si no que algo mucho más allá. Por esto empecé a salir con Bubbles, supongo.

En fin, supongo que es algo por lo que me sentiré culpable toda la vida. Por haberme sentido así con mi propio hermano.

Pero ahora todo está mejor. Tengo a otro chico en mi vida, y aunque no lo quiera tanto como quise a Butch en su día, me gusta mucho, y me gustaría tener una relación de verdad con él. No simples escapadas nocturnas como si estuviéramos haciendo algo ilegal.

Me levanté del banco, y agarré mi mochila para ponérmela a la espalda. Comencé a caminar hacia casa, con un mirar decidido.

Muy bien, Boomer Him. Es hora de hablar con Kuro sobre vuestra relación.

BUTCH

Joder, pues mucho me tenía que gustar Boomer para estarme toda la puñetera tarde preparando lo que sería una súper velada para pedirle que viniese conmigo al condenado baile. Obviamente no lo había hecho sólo, y aunque Brick no había ayudado porque prefería quedarse al margen de todo esto (cosa que yo también haría si fuese él), Butter sí que me ayudó con todo, poniendo el escaso punto de vista femenino y romántico que tenía reservado para estos casos.

Al caer la noche, repasé mentalmente todo lo que tenía preparado para nuestra súper velada. Me puse una camiseta negra como la chaqueta y pantalones (todo ropa que no solía usar para no ser tan obvio), y cogía una máscara que tapaba tan sólo mis ojos, una nueva que había robado por ahí. Era genial, como un espejo de doble cara ya que parecía que tenía los ojos vendados en una cinta negra sin posiblidad de ver nada, cuando en realidad veía de puta madre. Soy un genio, lo sé.

También dejé mi pelo totalmente suelto, por eso de que tenía un peinado muy reconocible. No era tan largo, me llegaba hasta tal vez como el cuello.

Me miré en el espejo. Parecía uno de estos idols japoneses de J-Rock. Muy sexy, seh.

Me entretuve con un juego del móvil que tenia recomendado en la Play Store hasta que llegó la hora.

Muy entrada la madrugada, salí de mi cuarto por la ventana, volando, y aterricé justo debajo de la ventana de Boomer, para que pareciese que había escalado y no volado, por si me había visto llegar. Escalé lo poco que me quedaba, y con mi arte criminal, conseguí abrir el cerrojo de la ventana. Me quité los zapatos y los dejé en el suelo para no hacer mucho ruido al caminar, y conseguí llegar hasta su cama sin hacer mucho ruido. Sin embargo, me sorprendí cuando no encontré a mi precioso rubito en su cama.

- ¿...Boomer?- susurré.

Entonces, escuché la puerta del armario chirriar, y antes de que pudiese darme la vuelta, un cuerpo algo más pequeño que el mío se abalanzó sobre mí, tirándome a la cama, con el cuerpo en cuestión encima.

Cerré los ojos, y no los abrí hasta que el dolor de cabeza que el golpe contra el cabezal me había causado despareció. Entonces, sentí unos labios suaves contra los míos, mientras unas manos agarraban mi pelo con los codos apoyados a cada lado de mi cabeza. Las piernas flexionadas, con las rodillas a cada lado de mi cadera. Yo, encantado de ver ese rostro tan cerca del mío, volví a cerrar los ojos, y paseé mis manos por la cintura de Boomer.

Sonreí mientras lo besaba, y comencé a aumentar el ritmo, metiendo mi lengua en su boca, y logrando una danza de lenguas en la que yo marcaba el ritmo. Me levanté un poco, apoyándome en un codo mientras mi otra mano agarraba su nuca, y él pasaba sus brazos por mi cuello, abrazándome como si nunca quisiese dejarme ir. Ante este pensamiento, me senté completamente, y lo abracé aún más a mí, mientras él se acomodaba entre mis piernas, sentándose.

Entonces, recordé lo que había venido a hacer, y decidí que era tiempo de parar. Por lo tanto, y a regañadientes, me separé de él, mientras Boomer soltaba un suspiro quejoso por habernos separado.

- Lo siento, mi príncipe.- susurré yo mientras le daba un pequeño beso en la mejilla.- Pero debemos parar.

- No quiero. Quiero seguir.- susurró, después de hacer un puchero, y restregar su trasero contra mi entrepierna.

Solté un gruñido bajo.

- Ya, bueno. Pero como sigas voy a violarte tan fuertemente que mañana no podrás ni levantarte de la cama.- le dije seriamente, porque la verdad es que ganas no me faltaban. Me acerqué a su oreja, y susurré- Oh, y dudo mucho que quieras perderte la sorpresa.

Como un resorte, Boomer se separó de mí, y me miró con ojos y sonrisa radiantes.

- ¿Sorpresa? ¿Qué sorpresa?- preguntó emocionado, subiendo la voz.- ¿Qué es? ¿Es un regalo? ¿Dónde está? ¡Dámelo, Kuro!

Yo me reí por lo tierno que era, y le puse un dedo en la boca, indicando que se callase.

- Te llevaré hasta ella, ¿vale? Pero calla, tus hermanos nos oirán.

Cuarto de Brick

Tumbado en la cama y totalmente despierto.

- Malditas paredes delgadas. Me vengaré.

Cuarto de Boomer

Boomer se levantó de encima mío y corrió a su armario de nuevo, tratando de no hacer mucho ruido. Entonces, y con un descaro que estoy seguro fue aposta, se cambió de ropa arriba abajo, excepto por los calzoncillos. Una vez estuvo listo, vino hacia mí, me cogió de la mano, y salió por la ventana volando. Yo estuve a punto de empezar a volar, también. pero entonces recordé que yo no era un RRB en ese momento, y me quedé colgando mientras Boomer sobrevolaba la ciudad.

- ¡Tú dime dónde ir, y yo nos llevaré!- me dijo mientras sonreía.

No era la primera vez que le veía sonreir así. Siempre que volaba, lo hacía, incluso cuando íbamos a cometer un crimen. No le importaba qué tan seria fuese la situación, ya que era como si volar le hiciese olvidarse de todo. Se sentía libre. Por eso, cuando le veía así, no podía evitar sonreír también.

- El bosque a las afueras de la ciudad. ¿Ves el árbol grande, el más alto?- asintió- Aterriza a sus pies.

- ¿Una escapada al bosque? Vaya birria de sorpresa.- dijo, pero se notaba que bromeaba en su voz.- Y además, mi querido Kuro, es de noche. ¿Cómo piensas manejarte dentro del bosque sin luz?

- Tú eres toda la luz que necesito.

Se sonrojó muchísimo en cuanto le dije eso. Me agarró de mi otra mano, y haciendo una pirueta extraña en el aire que por poco me manda a volar de verdad, me puso encima suyo y me besó suavemente.

- Eres un cursi.- dijo, aún sonrojado mientras sonreía encantado.

- Lo sé, pero te encanta.- dije yo sonriéndole a su vez.

Un poco más tarde llegamos a los pies del árbol más grande de todo el bosque, que se encontraba en el medio de éste. Boomer, con sorpresa, vio que todo estaba lleno de farolilos, iluminando una especie de camino. Yo, de pie y tratando de peinarme los pelos locos que tenía, vi como se daba la vuelta y me miraba.

- ¿No decías que yo era la única luz que necesitabas?

Me reí ligeramente, mientras avanzaba hacia él, y lo abrazaba por la espalda.

- Un poco de ayuda nunca viene mal.

Me separé de él, y me posicioné enfrente suya. Entonces, me puse de cuclillas, y esperé. Unos segundos de silencio más tarde, Boomer decidió hablar.

- Sí quieres cagar, hay un baño a unos pocos kilómetros de aquí.

- No, idiota. Sube.

No oí nada durante un poco de tiempo, hasta que volvió a hablar.

- ¿Disculpa?- se notaba que estaba sorprendido.

- Tú me has traído hasta aquí, ¿cierto? Ahora me toca a mí devolverte el favor.

Boomer hizo un sonido, como si hubiese abierto la boca para replicar. Pero al final, no dijo nada y tan solo subió a mi espalda. Entonces, me dio un beso en la cabeza.

- Eres increíble.

Me alcé, y comencé a seguir los farolillos que había colocado ahí hace unas horas. Boomer estaba tranquilo, simplemente abrazado a mí.

- Oye, Kuro.- Comenzó a hablar.

- ¿Hm?

- ¿Ya ves algo con esa cosa tapándote la cara?

- Sep. Es como un espejo de doble cara. Yo te veo, pero tú no me ves.

- Eso es algo injusto.- dijo. Hubo unos minutos donde ninguno habló, hasta que él lo hizo.- Aún así, lo prefiero. Esta venda deja más cosas a la vista, y así te puedo besar más cómodamente. Pero, Kuro... ¿Por que cubres tus ojos? ¿Y por qué fuerzas tu voz? ¿Por qué no quieres que te reconozca?

- Boomer, yo...- No sabía que decir. No había nada que no le hiciera sospechar, pero estar en silencio le haría sospechar aún más.

- ¿Qué me escondes, Kuro?- preguntó seriamente.

- Ya llegamos.

Es todo lo que dije. ¿Qué más podía decir, de todos modos? Bajé a Boomer, y él avanzó con cara de sorpresa hacia su regalo. Era una especie de cuarto a la interperie. Había luces, muchas. Una cama, una mesa y espaguetis encima de ésta. Dos platos. También había un sillón, y una especie de capilla donde poder estar. Era realmente bonito, y por la cara de Boomer, estoy seguro de que pensaba lo mismo.

- Oh, por dios.- dijo simplemtene, y me abrazó.- Muchas gracias, es realmente bonito, Kuro.

- No es nada, Boomer. Lo que sea por ti.- le di un beso en la mejilla, y lo conduje hasta la mesa, donde lo senté en una de las sillas, para luego sentarme yo también.

Él, encantado, comenzó a deborar sus espaguetis, con cara de satisfacción.- Oh, que buenos ¿Cómo sabías que me encantan los espaguetis?

- Tienes cara de que te gusten.

Se rio, y siguió comiendo su plato. Yo hice lo mismo, hasta que acabamos los dos. Entonces, le cogía de la mano.

- Oye Boomer.

- ¿Qué pasa?- dijo él sonriéndome.

- Quería hablar contigo sobre lo de antes. Sobre por qué no te muestro mi verdadera identidad.- Él solo soltó un "oh" mientras ponía una cara más seria.- Boomer, no es que no confíe en ti, o que esto sea una broma. Para nada. Es que... Llevo mucho tiempo enamorado de ti hasta las trancas, ¿sabes? Pero tú no lo sabías, y así debía quedarse. Pero, es tan sólo que una noche, yo... No sé qué me pasó. Decidí intentarlo, a mi manera. Si no te muestro mi cara, o no te digo mi nombre, ni tampoco te muestro mi verdadera voz, es porque sé que me reconocerías al instante. Es más, no sé ni cómo no me has reconocido aún.

- Pero, Kuro. ¡A mí me da igual quién seas, podemos estar juntos!- protestó, apretando mi mano.

- Créeme. No dirías eso si supieses quién soy en realidad.

- Lo diría, una y otra vez. ¡No me importa!

- ¡Sí, sí te importa!- dije, elevando la voz y levantándome de la mesa,y dejando callado a Boomer.- ¡Te importa mucho, y te importaría todavía más si supieses quién soy! ¡Te importaría tanto que romperías cualquier lazo conmigo, Boomer! ¡Por eso no te lo digo, porque no quiero perderte! ¡Porque te quiero!- jadeé y di un largo suspiro, para luego volver a sentarme en la silla, mientras Boomer me miraba estupefacto.- Te quiero.- Repetí, en un tono de voz más relajado.

Se levantó de la silla. Ya está, la había cagado. Se iba a ir, me iba a dejar ahí tirado y me diría que me odiaba. Volveríamos a ser simples hermanos, y Kuro desaparecería. Todo volvería a ser igual que antes.

Pero, entonces, noté como Boomer apartaba la mesa de enfrente mía, y se sentaba sobre mi regazo mientras me abrazaba. Yo, sorprendido y tratando de que no se me saltasen las lágrimas, callé.

- Créeme también cuando te digo que me daría igual. ¿Sabes por qué? Porque te quiero, Kuro. Te quiero como a mi primer amor, tal vez más.- ¿Más que a Bubbles?- Si no estás preparado aún para decirme tu identidad, esperaré. Esperaré lo que haga falta por ti. Te quiero, mi amor.

Me dio un beso, un beso dulce y suave, uno reconfortante.

Mientras seguíamos besándonos y volviendo el beso más salvaje, lo agarré del culo y nos levanté de la silla. Él se agarró aún más a mi cuerpo mientras mantenía su lengua ocupada con la mía, y entonces lo llevé hasta la cama. Nuestras caras se separaron un momento mientras dejaba a Boomer sobre la cama, de espaldas, mientras observaba encendido la cara de excitación y deseo con la que me miraba, deseando que nuestras bocas se volviesen a encontrar. No me hice de rogar, y en cuanto estuve posicionado encima suyo, volví a unir nuestros labios y nuestras lenguas en un compás. Mientras bajaba y besaba, mordía y chupaba su cuello, él se dedicaba a quitarme desesperado la camiseta, para luego quitársela él.

Boomer no era virgen, ni yo tampoco. Lo sabía muy bien. Aunque, en términos de chicos, sí que era verdad el hecho de que jamás habíamos estado con uno. Me encantaba que Boomer fuese mi primer y único chico, y me ponía a cien saber que el único que había estado, y que iba a estar dentro de él (por mis huevos que iba a ser así), era yo.

- Kuro...- suspiraba mientras bajaba por su torso, besando y mordiendo, marcando mi territorio. Y, aunque prefiriese que gimiera mi nombre y no mi mote, he de decir que la idea me daba morbo aún así.

Bajaba y bajaba, hasta que llegué a sus pantalones. Entonces, y en un movimiento rápido, se los arranqué junto con sus calzoncillos y su pene erecto quedó al descubierto.

No se cómo explicarlo, pero era muy mono. Monísimo, sí. Y por ello, no pude contenerme, y lo ataqué como un helado en medio de un día de verano. Lo lamía, chupaba y manoseaba a placer. Lo torturaba y le daba placer al mismo tiempo, y los gemidos cada vez más altos de Boomer tan sólo me incitaban a seguir. Cuando lo introduje por completo en mi boca, Boomer soltó un grito ahogado y me sujetó la cabeza con las manos, tenso e incapaz de moverse. Dentro de mi boca, movía mi lengua a la vez que metía y sacaba su polla. Era un sabor dulce, muy distinto al salado que me esperaba. He de decir que fue una sorpresa agradable.

Cuando noté que a Boomer le faltaba poco para acabar, lo saqué de mi boca y me quité los pantalones.

- Boomer, voy a meterlo.- le avisé con voz ronca.

Boomer me miró con la vista nublada por el placer, y distraidamente asintió. Le di caricias y besos por todo el cuerpo mientras una mano trataba de dilatarlo, mientras oía los quejidos que soltaba, en una mezcla de placer e incomodidad que más tarde se intensificaría. Lo besé, y metí mi polla. Boomer abrió los ojos llorosos, y estoy seguro de que habría gritado de no ser porque tenía su boca contra la mía. Me mantuve quieto para que no doliese más y que se acostumbrase, y caí en el cliché de besar sus lágrimas para calmarlo.

- Lo siento, Boom. Dímelo si quieres que lo saque.- le dije.- Pero ya verás que luego se sentirá mejor.

Unos minutos después en los que estuve acariciándolo y masturbándolo, me dio un beso y me dijo "adelante".

A partir de ahí fue un no parar. Lo metía y sacaba, una y otra vez, mientras oía a Boomer gemir y gritar por más. Oía mis propios gemidos, y mordía su piel mientras el arañaba toda mi espalda. También mordía mi hombro de vez en cuando, para acallar sus gemidos.

- No hagas eso. Déjalos salir.

Cada vez íbamos más y más desenfrenados. Yo encima, él cabalgándome, ponerlo con la cara contra el colchón. Ni siquiera sé cuantas veces nos corrimos, y he de decir que unas cuantas fueron en su interior. Es más, en un momento dado se levantó para beber agua y se lo hice contra la mesa. Luego me sentó en el sillón, y me cabalgó de nuevo.

La última vez que lo hicimos fue cuando volvimos a la cama, y acabamos exhaustos. Él se tumbó encima mío, mientras yo lo abrazaba por la cintura.

- Te quiero.- dijimos los dos.

A partir de ahí, no recuerdo más. Supongo que caí dormido por el cansancio.

Esa fue la mejor noche de mi vida.

Valevalevale. LO SIENTO. Sé que tardé, pero tengo tantos problemas encima que os tendría que escribir una especie de Divina Comedia contándoos todo.

Bueno, al menos hemos llegado a lo zukulemtho. Estoy bastante orgulloso de mi obra, dadme vuestra opinión.

No sé cuando actualizaré, sólo sé que tardaré bastante. Sorry.

Supongo que nos leeremos luego. Bye byeeeeeeeeeeee

El Chico De La Esquina