Vida de Casados

La vida de casados nunca es fácil, mucho menos sencilla.

Incluso los inmortales suelen tener sus crisis.

Infidelidad

Caso 1:

Matthew no lo creía ¡No era cierto, no era cierto, demonios! Sus ojos violeta se aferraron con furia. Eso era una visión, una pesadilla, una máldita pesadilla. Trato de llamarlo. Pero la voz ni siquiera le salió. En su mano izquierda figuraba un anillo resplandeciente y de apariencia bella. Toda su relación lo lució con orgullo, con livianez encantadora, abrumadoramente feliz.

Pero en aquellos momentos en los que Francis besaba a la muchacha castaña, le peso mas que nunca. Ahora aquel aro fino y bello que lució con el mas fiero de los orgullos le pesaba mas de 100 toneladas, y estaba mas frío que cualquier otra cosa. Y cuando quiso llamarlo de nuevo...

Su voz tampoco salió.

Caso 2:

-¡Bastardo, te estoy hablando!..—La voz italiana retumbo por los salones del enorme lugar. Por una vez en toda una eternidad de conocerse, Antonio le había volteado la cara... ¡Volteado la cara! ¡A él!

-Antonio escuchame muy bien maldición...—

-¡No! Escuchame tu a mi. Estoy harto. Estoy harto de tu frialdad, estoy harto de tus cambios de humor, estoy harto de tus celos ¡Estoy harto! No te puedo besar sin que me llames bastardo, no te puedo tocar sin que me llames pervertido, no puedo amarte sin que me taches de imbécil... ¡Estoy harto!

-En estos siglos de conocernos, en estos años de casados, eso jamás había sido un problema...—Escruto Lovino con voz baja, meditando, pensando.—Antonio... ¿Que hiciste?

Los ojos verdes del italiano chocaron con los de su esposo. Y aquellas orbes verdes que se cristalizaron nada mas contemplarlo, le dieron un horroroso escalofrío que le recorrió hasta los confines de su alma.

Caso 3:

Arthur arrojó con ira todo el contenido de su escritorio. Pateó el sillón oscuro y rompió a trozos cualquier papel a su alcance. Pero en su hermoso rostro habían lagrimas surcando sus mejillas pálidas. ¿No era suficiente? ¿Era tan poco? ¿De verdad era tan poco?

Soltó un gritó ahogado cuando se arrojo al suelo como un niño desconsolado, aferrandose a las frías baldosas, sollozando, incontenible. ¿Fue un capricho? ¿El solo fue un capricho? La argolla en su mano indicaba que no... Pero ¿Porque? ¿Porque? ¿Porque Alfred no podía respetar los votos de fidelidad? Daba gracias que fuera con una mujer por lo menos. Pero... Eso no evitó que se le rompiese el fragil y enamorado corazón ¡El que había hecho?!¡Había protegido ante todos a aquel americano! ¡Habia procurado amarlo y respetarlo! ¡Hacerlo feliz!

Pero Alfred era un amante de la belleza. En este máldito caso, la belleza de la oriental lo conquisto. Pero... ¿Porque? ¿Porque a él? Aferro su vientre con fuerza mientras en el suelo, descargaba su tristeza salada contra las relucientes baldosas enceradas de su hogar. ¿Que haría ahora? ¿Perdonarlo? ¿Decirle que no había problema? ¡Imbécil! ¡Pero claro que había problema! Paso largas horas tirado, llorando totalmente despedazado de dolor. Entonces se arrastro hacia la pared en medio de la oscuridad, con la unica luz que la de la luna que se filtraba por los enormes ventanales. Cuando su espalda halló reposo, sonrió, destrozado, mientras que con su mano, daba suaves y delicados trazos a su estómago. Ahí estaba su pequeño heroé. El si era su pequeño heroé... No como ese máldito traidor...

Y tan pronto estos pensamientos ocuparon su mente, rompió en llanto otra vez.

La pregunta le atormentaría hasta mucho después.

¿Porque a mi?

Continuará...

Queridas Criaturas:

Sé que no es mucho, mucho. Pero tengo fe en que podré continuar con mi primer multi-chapter oficial de esta hermosa serie. Si el recibimiento es positivo, me permito en avisarles, va a ser muy drámatico, muy triste y tendrá uno o dos mpreg. Me encantaría que su sinceridad fuese completa, y estoy abierta a sugerencias y otras cosas. De verdad, espero con dedos cruzados de presión que sea de su agrado.

Con mucho y muy tierno afecto, Elisa.