Hannibal AU: En Kort En Lang

Notas de la autora: Este fic está basado en la película danesa de Mads Mikkelsen: En Kort En Lang. Este fic lo llevo pensado desde hace un mes y el avance del capítulo 6 de Hannibal s2 me hizo adelantarlo. Estará divido en dos partes: la primera es base a la película y la segunda ajena a ella a partir de su final.

Advertencias: No canibalismo. Cambios de la historia, los personajes y el carácter de Lecter lo hice parecido a Jacob que es el personaje de Mads en la película e igual adapte los espacios de Hannibal con algunas escenas de la película. Algunos parlamentos son tal cual en ella.

Parejas: Hannibloom/Hannigram/Brownham

La fiesta había comenzado, los amigos llegaban uno tras otro. Estaban felicitando al cumpleañero, un "sujeto mayor" como le decían para bromear en su día; se trataba de un hombre elegante, con porte varonil y caballeroso, con una expresión seria que rompía con su sonrisa y actitud alegre; su cabello rubio relamido de lado; vestido con un traje nuevo como el azul cielo, con corbata amarilla y camisa blanca por debajo del saco. Así lucía Hannibal Lecter en su cumpleaños.

Pero su mejor accesorio era su pareja de años estaba a su lado con una sonrisa, vestido de manera simple pero elegante. Un traje sin el mismo corte fino que poseía el de Lecter, por lo que se deducía a simple vista que fue comprado en una de esas tiendas baratas, era de un color café, camisa blanca por debajo con la corbata negra en su cuello, su nombre era Will Graham.

Su labor en este día era de recibir los regalos para dejarlos en una mesa cuadrada cubierta por un mantel largo aguamarina que tenía encima uno más chico y cuadrado de color blanco, encima de este, se encontraba el pastel. Postre color blanco, con detalles de rosas rojas con sus hojas verdes y de chocolate. Las velas que formaban la palabra "Happy Birthday" coronaban el pastel.

Se encontraban festejando en la casa del cumpleañero. Will reía con amigos en común hablando de cuánto tiempo han estado juntos para ser un matrimonio. Alzo la mirada encontrándose con los ojos observadores de Hannibal que escuchaba la conversación aunque no lo pareciera.

–Buenas noches -una mujer de cabellos rubios en un vestido elegante llegó al lugar acercándose a Will para saludarlo-

–Buenas noches, doctora Du Maurier -correspondió-. Ella es la doctora Bedelia, atiende a Lecter en su consultorio.

–Bedelia, me alegra que te hayas decidido por venir -se acercó Lecter-

–Bueno, tu insistencia por fin dio resultado -respondió en un tono tranquilo y agradable para todos-

–Ven, -tomo la mano de Will- con permiso –salieron de toda multitud entrando al closet donde se dieron su primer beso entre bromas-. Siéntate.

–¿A qué me has traído? No es hora de jugar al doctor -bromeo el joven de cabellos rizados obedeciendo, para luego acomodarse al lado de su pareja-

… -Hannibal guardaba silencio y posando su dedo índice sobre los labios de Will. Se quedaron así por unos minutos sostenidos de la mano. Hasta que por fin hablo- ¿te casas conmigo?

Will abrió los ojos lo más que pudo por esa sorpresa tan inesperada, luego guardo silencio sin decir nada solo sonrisa en complicidad con la de Lecter.

–Vamos, nos deben estar buscando -se levantó riéndose por la situación pero no era rechazo era porque pensó que jugarían a los siete minutos en el paraíso-.

Cuando ellos salieron de su escondite, se encontraron con una vieja amiga de ambos que se giró para saludarlos. Se trataba de Alana Bloom que lucía vestido rojo pegado, del mismo color que su labial; su cabello largo, negro y lacio estaba recogido por la mitad de forma elegante, unos aretes de círculos plateados en conjunto con un collar de plata que era la excusa para ver ese atrevido escote en "V" que llevaba. Ambos hombres se acercaron y le besaron su mejilla cada uno al mismo tiempo.

–¿Dónde has dejado a Abigail? -pregunto Will a Alana tras saludarla-

–La deje con su niñera -respondió en un tono dulce y agradable- y por favor no me la recuerdes –se agarró el pecho- que harás que vaya corriendo a verla, al parecer Hobbs estuvo bebiendo… -torció su labio y Will respondió con una mueca-

–Y el Doctor Bloom, ¿nos va a acompañar hoy? -le pregunto

Llegará tarde, tuvo una emergencia en el hospital. –se sostuvo un mechón enredándolo con su dedo-

Mientras ellos dos hablaban Lecter no podría apartar la mirada de Alana, se veía magnifica. Nunca la había visto de esa forma, siempre la veía vestida de forma elegante con sus trajes para sus consultas, colores oscuros combinados con claros pero nunca con uno tan vivo como el rojo.

–¿Ocurre algo? -le pregunto Alana que había notado esa mirada.

–No, nada -se mordió el labio desviando la mirada- no me lo tomes a mal –regreso sus ojos a los de ella- pero te ves muy hermosa.

Esas palabras provocaron un sonrojo en las mejillas de la mujer que destacaban por tanto rojo que tenía encima.

–No -negó con la cabeza sosteniendo su copa- al contrario –sonrió-.

Entonces, no me siento mal por pensar que eres la mujer más hermosa del lugar –agregó Will- bien, vamos a tomar lugares para la cena –se hizo un lado extendiendo su brazo para que pasen-

Todos los invitados se sentaron alrededor de la mesa rectangular, conversando de temas triviales. Lecter estaba a lado de Alana platicando mientras que Will se encontraba en otro extremo de la mesa escuchando como Beverly hablaba de su novio; Price y Zeller de su relación combinado con cosas del trabajo; Jack con su esposa Belle hablando de como la quimioterapia está trayendo a su mujer a la vida; Freddie hablando de los secretos del espectáculo; Bedelia, una rubia elegante guardaba silencio agarrando su copa observando y escuchando todo en silencio.

El doctor Chilton llegaba al mismo tiempo con el doctor Bloom, quien se fue a saludar a su esposa besándola en la boca y felicito a Lecter. Ambos doctores se sentaron juntos porque Bloom no hayo un lugar junto a su esposa.

–Atención por favor -Will se levantó de su lugar golpeando suavemente su copa con la cuchara para llamar la atención de los invitados- quiero decir unas palabras a –miro a su novio- nuestro cumpleañero Hannibal Lecter.

–Todos los invitados guardaron silencio y dirigieron sus miradas a Will. Sobretodo Lecter que lo miraba atento.–

Hannibal, naciste bajo una estrella de la suerte, a pesar que la diferencia de edad es evidente entre nosotros –mira el pastel y tuerce el labio entrecerrando su ojo derecho- y me alegro de no haber puesto las velitas o terminaríamos incendiados –todos rieron ante comentarios mientras que Lecter agachaba la cabeza negando con la cabeza, no porque le ofendió el chiste sino porque nunca le ha importado esos diez años de diferencia con Will ya que se ha equilibrado con los 10 años juntos-. ¿Saben que cree que el sol sale por él? –de nuevo las risas se escuchaban-.

La tía de Lecter, de quien su súper alfafería todos conocemos y amamos, tiene una gran historia sobre él. Aino Murasaky no pudo venir esta noche –Lecter agacho la mirada hacia la mesa- pero eso está bien, ella no fue invitada.

–Yo siempre vengo sin ser invitada -menciono Freddie-

–Callate pelirroja metiche -respondió Zeller.

–No fue lo que me dijiste la última vez -le lanzó una mirada desafiante la pelirroja.

–¡Basta! Will está por contarnos una historia -sentencio Jack para que el joven continúe-

–Gracias, Jack. Bien, continuando con la historia de Madam Murasaky -respiro hondo- Hannibal solía hacer un poco de equitación y como la mayoría de ustedes sabrá, nos conocimos en relación a eso. Yo estaba corriendo en el parque por uno de mis perros… -niega con la cabeza- De cualquier modo, cuando Hannibal tenía 10 realmente quería un caballo. A causo de eso, fueron a la granja de establos –él continuaba la historia ignorando los comentarios chistosos-. En la granja Hannibal vio a dos caballos, y no pudo quitarle los ojos de encima. Uno era un hermoso gelding gris, el otro era una yegua marrón encantadora. Y Madam le pregunto: Hannibal, "¿qué caballo quieres?" Y Hannibal respondió "este… este" –movía su dedo índice como si señalada a los caballos-. Y Así obtuvo a ambos, porque Hannibal siempre obtiene lo que quiere. Y ahora me quiere a mí. –una sonrisa se dibujaba en su rostro cuando se giró hacia Lecter- Y sí, me casaré contigo.

Todos los invitados quedaron mudos por aquella respuesta, sus expresiones de asombro comenzaron a notarse porque ya era hora que esos dos por fin estuvieran juntos de manera formal.

–Estaré contigo para mejor o para peor… -seguía hablando- y cargaré a tus hijos… Bueno, cualquier cosa es posible hoy en día –ahora desviaba su rostro para los invitados-. Tres hurras para mi amado y futuro marido –ya comenzaba a llamarlo de esa forma mientras Lecter le mandaba un beso volado-. ¡Hannibal un brindis por tu vida! ¡Y uno por tu suerte!

Luego de un rato comenzaron a beber y a bailar para celebrar. Hannibal no se separaba de Alana, a pesar que su esposo y Will estaban ahí dispuestos a unirse con ellos al baile. Pasaron las horas y Bedelia Du Maurier se les acerco.

–Me tengo que retirar Hannibal -tenía un comportamiento pasivo como su voz que ponía en duda si estaba ebria o nunca lo estuvo-. Muchas gracias por haberme invitado –se agarró un mechón dorado-. Será interesante lo que me dirás luego de esta noche –miro a Alana por el rabillo del ojo-.

Muchas gracias por venir –respondió Lecter entre risa por la bebida-. No creo que el compromiso me lleve a sentarme contigo al menos que me entren dudas –movió su mano apuntando como si fuera una pistola causando risa a la morena-. Be… Bede… -el alcohol en su sangre le hizo hablar del tú a su doctora- gracias –la abrazo-.

Si… -murmuro la rubia separándose y dándole una palmada en su hombro- mucho gusto señora Bloom –extendió su mano hacia Alana- nos vemos.

–Bye, hasta pronto -se despidió Alana casi perdiendo el equilibrio- jajaja –se rió de sí misma- tengo… tengo que… -movió sus manos como si detuviera algo invisible- iré por un vaso de agua.

Lecter se le quedo viendo cuando se fue y la siguió al baño donde la hayo junto al inodoro. Le sonrió divertido a ver a la elegante doctora Alana Bloom de esa forma.

–Estás ebria -menciono entrando-

–Solo un poco -respondió- y olvide bajar la tapa…

–Alana has tomado demasiado vino -comento mientras sacaba un vaso de cristal para ponerle agua de la llave mientras ella se acomodaba el vestido-. Salud –le entrego el vaso- y gracias por el pastel.

De nada. Estoy tan feliz de que tú y Will se comprometieran después de tanto tiempo –decía de forma alegre-. Él es tan dulce y tú has hecho que él pueda interactuar con otras personas, antes a Will no lo sacabas a bailar, se quedaba en su casa a arreglar sus motores, a hacer sus cañas de pesca o cuidar a sus perros –le pica el hombro-. Y eso te hace más dulce y lindo.

–Tú también eres dulce -se acercó más a ella besando sus labios.

Alana no rechazó el beso, al contrario. Se acercó cuando Lecter lo hizo para corresponder, se volvió a alejar para inclinar su cabeza y dejar ser besada por él, una y otra vez.

–¡Paparazzi! -unos rizos rojos se movieron por un brinco tomando foto de ese beso- … oh..

¡Lounds…! -se separó de inmediato acomodando su cabello-

La pelirroja se quedo impresionada por lo que acababa de hacer que no pudo decir ni una palabra.

–Lounds -la llamó Lecter acercándose a Freddie con una cara seria que parecía de asesino.

Ella tuvo temor y se giró casi corriendo donde se encontraba Brian con Jimmy y Will. Lo tomo del brazo comenzándolo a jalar desesperada y algo palida.

–¿Qué te ocurre? -le pregunto Zeller-

–Pu…puedes llevarme a mi casa –estaba nerviosa observando a su alrededor topándose con la mirada del rubio que salía del baño buscándola-

–Lounds te ves pálida -dijo Will en un tono de preocupación- ¿Quieres descansar? Puedes subir a la habitación –sugirió-

Freddie al oír eso se erizo y se aferró al brazo del moreno al ver a Hannibal a cercarse.

Vamos Zeller, necesito descansar en mi casa. Aquí hace ruído y por favor no me dejes sola hasta que lleguemos… -se escuchaba algo intranquila.

–Ok, vamos a casa -respondio el moreno con una sonrisa e indicó al mayor que se tienen que ir- lo lamento Will y… -Lecter se puso junto a ellos- Hannibal pero Lounds tiene que ir a descansar. Nosotros también, ¿verdad Jimmy? -pudo sentir como su brazo fue extrujado con más fuerza cuando el rubio sonrió.

–Lástima Freddie, te vas a perder de una gran fiesta. Espero que te sientas mejor -le acaricio el cabello y los ojos azules mostraron una mirada rara.

–Bien nos vamos -respondió Jimmy saliendo con Lounds y Zeller.

Will arrugo la frente y se froto la sien mirando cómo se iban luego vio a Lecter. Este se encogió de hombros y torció el labio. "Debe estar ebria" fue la única frase que Hannibal menciono abrazando a su pareja y mirando a lo lejos a Alana que estaba con su marido. Ella correspondió la mirada con una sonrisa de cómplice. Él desvió la vista abrazando más fuerte al joven cuando escucho el "te amo, gracias por elegirme" de sus labios.

En otro lugar la pelirroja estaba en el auto nerviosa mirando a su alrededor, jugando con la cámara entre sus manos.

–¿Puedes detenerte? -pregunto tragando aire.

–Si… -obedeció Zeller- ¿Qué ocurre?

–Necesito fumar -salió del coche agarrando un cigarrillo que traía en su bolso y prendió para estar más tranquila.

–¿Hablas tú o hablo yo? -menciono el mayor mirando a su pareja.

Brian suspiro mientras se desabrochaba su cinturón. Salió del vehículo para colocarse a lado de Lounds que exhalaba el humo.

–Quiero decirme a misma que no es lo que vi... -murmuro mirándolo por encima del hombro- pero mi carrera me ha enseñado que estoy en lo correcto.

–¿Tiene que ver Hannibal en esto? Lo digo porque mi brazo presiente un moretón por ello -levanto una ceja viéndola de frente-

–Brian… -le agarro la mano- tienes que saberlo pero no se lo digas a Will…

Al día siguiente, luego de la fiesta. Will y Hannibal se hallaban desayunando tarde, debido a que no se durmieron temprano. Esperaron a que el último invitado se vaya y con ello empezar a limpiar o Lecter no iba a estar tranquilo; a pesar de haberse dormido casi al amanecer, Lecter se pudo levantar a las 8 am para terminar de arreglar, llevaba un suéter rojo que le daba un aspecto hogareño con un pants negro. Era domingo y se podría dar el lujo de estar desarreglado pero no su casa, o mejor dicho, la de Will. Preparó el desayuno, aun pensaba en esa escena del beso.

–Buenos días… -bajo Will jugando su ojo y bostezando. Llevaba unos boxers azules y una camisa gris- ¿Qué vamos a desayunar? -le abrazo por detrás besándole la mejilla-

–Buenos días. Me sorprende que te hayas despertado antes de tiempo -le sonríe- Bueno, solo hice pan tostado y algo de jugo, ¿quieres empezar con ello?

El joven afirmo y ayudo a su pareja a poner la mesa. Cuando todo estuvo preparado, se sentó a su lado. Había un silencio entre ellos que el ruido del cuchillo contra la tostada de Will contrastaba.

–Llame a Lounds -menciono Will-

–¿Por qué? -pregunto Lecter con la mirada seria-

–Porque me quede pensando en ella -mordió su tostada y trago ese pedazo- ¿no le viste su cara? –Se giró hacia él extrañado- estaba pálida. Como si hubiera visto algo que le causo temor… -el rostro de Will se puso serio posando sus ojos fijos a los de Lecter-

–¿Qué te dijo? -Hannibal inclino su rostro hacia Will-

–Nada -respondió a secas-. Pero pienso que está en problemas por su trabajo.

–No lo dudes querido –Lecter tomo su cuchillo para cortar la mantequilla- pero no te preocupes -miró fijamente la mantequilla- si está en problemas yo me encargo –corto la mantequilla-.

–Por otro lado… -murmuro Will bajando la vista y notando su sonrojo- sé que Madam Murasaky no va a aceptar esto… -suspiro algo decepcionado- por eso no quiero hacer algo grande –tomo la mano de Lecter-. Quiero que sea por el registro y una cena con nuestros amigos.

Lecter no estaba prestando atención a lo que el menor decía. Su mente estaba en otra parte… como unos labios con labial rojo. Asimismo pensaba como hacer que Freddie le entregue la foto y evitar que ella hable con Will.

Hanni… -lo llamaba el castaño-

–¿eh? -Parpadeo al sentir una tostada golpear su cabeza- ¿sí?

–¿Qué piensas? -pregunto Will esperando escuchar su opinión.

–En nada -en un tono serio casi molesto-

–¿Entonces ni si quiera por el registro? -el ojiazul miro triste-

–Re…registro -murmuro Lecter a ver a su pareja de esa forma- Perdón Will, es que aún no puedo creer que nos vayamos a casar y si, si quiero que sea por el registro –esa respuesta le dibujo una sonrisa nuevamente al joven-

Gracias –beso a su pareja en los labios- por un momento tuve el presentimiento –rió- de que tu –negó con la cabeza sin dejar de reírse agarrando su barbilla- me ibas a dejar.

Lecter se quedó en silencio, agacho la mirada y tomo las manos de Will.

–Will… -le acaricio los dedos- quiero que tú y yo lleguemos a casarnos –beso sus manos- necesitas un anillo -sonrió- se ve desnudo tu dedo –Will lo abrazo fuerte estaba alegre que su pesadilla no sea verdad-

En la tarde ya se había arreglado y quedado en ir almorzar en un restaurante con los tíos de Lecter por su cumpleaños festejado el día anterior; esa era la oportunidad perfecta para que ellos cuenten su compromiso.

–Madam Murasaki, ¿quiere que le sirva más? -pregunto Will con la botella de vino frente a su copa a la tía de Lecter: Aino Murasaki, que usaba una elegante blusa china roja con un dragón dorado y su cabello negro recogido.

–No… -tapo delicadamente con su mano la boca de la copa- gracias. No entiendo –miro a su sobrino que ahora se veía arreglado a diferencia de cómo estaba vestido en la mañana. Ahora se encontraba vistiendo un traje azul rey de a cuadros encontraste de la vestimenta de su novio que solo se puso unos jeans azules- ¿Por qué no quieres pasar la navidad con nosotros?

–Porque esta navidad será con los padres de Will y la próxima con ustedes -respondió-. Madam Murasaki, sabe que cada dos navidades vamos con ustedes.

Hannibal observo que ella jugaba con un pequeño moomin de peluche que traía colgando en su bulto. Él quiso tomarlo ya que era suyo o mejor dicho de su hermana Misha.

–Es bueno verte -menciono la mujer tomando la muñeca de Hannibal sonriéndole cuando él intento tomar el muñeco-

–Escuche que se van a casar -menciono el tío de Lecter afirmando con la cabeza a Will para que le sirva-. ¿Tienen algún plan?

–Bueno, así es -respondió Hannibal-. Tal vez lo hagamos en el país o vayamos a otro a realizarlo.

–No hay apuro -comentó la japonesa tomando el mentón de su marido-. Esperemos que pase la navidad primero.

Hannibal solo se quedó mirando a su tío Robert que al parecer no opinaba lo mismo que su tía Aino.

Ya era tarde, las 4 pm para ser precisos. Una chica pelirroja estaba en una sala de espera algo nerviosa al mirar ante ella una puerta de madera que tenía un letrero negro con letras doradas con la frase: "Dr. Lecter".

–Freddie -abrió la puerta el caballero rubio con una sonrisa- perdona la tardanza- pasa –se hizo a un lado para que la mujer de vestido verde y medias negras como sus zapatillas de tacón alto cruce la puerta-. Espero que hayas traído mi encargo.

–¿La foto con tu amante? -menciono Freddie haciendo para atrás su mechón de cabello y tomando una postura firme y directa- Sí, si la traje conmigo –toca su bulto de color negro con adornos dorado- pero esto te va a costar –inclino un poco la cabeza viendo a los ojos del mayor firmente.

–Eso es rudo, señorita Lounds -se acercó Lecter con paso firme hacia ella- Ya que ella no es mi amante. -desabrocho su saco.

–¿Desde cuándo me llamas Lounds? -Pregunto Freddie- Oh, ¿Entonces para que me llamaste y solicitaste la foto? –hizo una sonrisa ladina.

–Porque estamos hablando de negocios -se alejó para sacar un par de copas- y es mejor tratarnos por "usted" –toma una botella de vino que examina para luego destapar-. Tenga –le entrego una copa llena- Por favor, tome asiento -se sentó en su sofá rojo haciéndose un lado para que Lounds se ponga de su lado-.

–¿Me dices que te estoy tratando con rudeza? -levanta una ceja mientras se agarra el faldón del vestido para sentarse cruzándose de piernas- Entonces tu estas siendo gentil conmigo… -rodo los ojos- Si ella no es tu amante ¿por qué quieres la foto? –Se quitó el bolso de su hombro de derecho-

–Por Alana -respondió a secas-. Ella está casada con un hijo y su marido tiene un carácter especial que tomaría a mal un efecto de la borrachera, que por su puesto Will si entendió.

–Bien… -rió bajo negando con la cabeza- suponiendo que te crea -inclino su cabeza hacia él posándola sobre su mano derecha- ¿crees que va ser gratis entregarte la foto?

–Claro que no -correspondió con una sonrisa- todo tiene un precio –toco su bulto con su dedo índice sintiendo la piel sintética negra- y yo te ofrezco un intercambio.

–¿Intercambio? -pregunto Freddie curiosa- ¿qué tienes que puede interesarme?

Guardar el anonimato con Jack –respondió con una mirada ladina- ¿Quieres que Jack se enteré quien fue la que entró a la escena de crimen y arruino una evidencia muy importante? Según recuerdo –tomo un poco de su vino- tú tienes orden de restricción en los casos de homicidio, si te encuentran ahí te mandan a prisión -Freddie agacho la cabeza- ¿me entiendo verdad? –ella solo afirmo sacando la foto y entregándosela-. Te aconsejo que me des el negativo.

–… No lo tengo -agregó Lounds sin verle a los ojos-. Me deshice de el.

–Le conozco señorita Lounds, sé muy bien que no se desharía algo así -miró la foto ahora entre sus propias manos- pero, suponiendo que te crea –respondió del mismo modo que ella- espero que así sea –levanto su copa contra la de ella- ¡salud por el trato!

Más tarde en ese día, Alana se hallaba llegando al consultorio con una elegante falda roja en conjunto con una blusa negra de manga larga y flores rojas. Llevaba el cabello suelto con sus mechones sobre sus hombros. Golpeo la puerta bajo el nombre del "Dr. Lecter" anunciando su llegada a la cita.

–Hola -le recibió con una sonrisa al abrirle.

–¿Tienes cerveza? -pregunto Alana con otra sonrisa en vez de saludo.

–Está esperando por ti -le permitió pasar-. Toma asiento mientras te sirvo –agregó tras cerrar la puerta y dirigirse hasta donde se hallaba sus vinos.

–Entonces, ¿para qué me citaste? -tomo su lugar en ese mismo sofá-

–Hable con Lounds -dijo Lecter desde su nevera donde guardaba la cerveza para ella, claro previamente metida cuando pensó en citarla- sobre la foto.

Alana se giró sorprendida hacia Hannibal que le traía la cerveza

–No te preocupes, yo tengo la foto -sonrió brindando con ella-.

–Menos mal, no quiero arruinar la carrera de mi marido, él lo tomó de juego no dejo de reír en todo el camino –poso su mano sobre la rodilla del hombre-. Pero sabes que Lounds exagera lo que ve -agrego Alana-.

–El doctor Bloom, ¿sabe? -giro su rostro hacia ella con la boca abierta-.

–Jaja te engañe -Alana se rió picando la nariz de Hannibal-

–Ya… ya entiendo -fingió reírse de ese mal chiste de su compañante-

–Te hace falta reírte más ¿Qué le dijiste a Freddie? ¿Qué dijo sobre Will? –Preguntó.

–Le aclaré que solo fue borrachera -Alana suspiro de alivio-. Ella no hablo con él -respondió tranquilo brindando con ella- ni tiene porque saberlo. Es un asunto entre nosotros, somos adultos y sabemos que estábamos pasados de alcohol –menciona en un tono firme-. Al menos que pienses lo contrario.

No. No me gustaría que Will se enteré pero tan poco me gusta ocultarlo… -se notaba su duda y preocupación en su voz.

–Entonces dile -se levantó colocándole frente a ella- menciona que es mi culpa por hacerlo –extendió su mano hacia la mujer-. Dile los detalles o a ti te verá mal por no rechazarme –Alana sabía que Lecter tenía razón-.

… bien no le diré nada –ella torció su labio-. Solo te recuerdo… –se levanta dejando el vaso vació de cerveza en la mesita- como es Will. Una vez que pierda la confianza en alguien… -suspiro- es difícil que la vuelva a recuperar.

Hannibal solo se quedó en silencio acompañándola hacia la puerta, la cual abrió para que ella.

–Ya se eso… -murmuro tras cerrar. Él fue terapeuta de Will un tiempo y sabe cómo él piensa- y no lo quiero -solo en pensar que su prometido puede dejar de quererlo, de tenerle confianza e incluso de perder su amistad. Ya que Will era el único al que consideraba como su amigo y amor-.

William Graham, era profesor de la universidad de Baltimore y era agente especial del FBI bajo el cargo de Jack Crawford. Luego que se terminan sus clases él tenía a quedarse ya sea en su salón a revisar las escenas del crimen que Jack le pedía o se la pasaba en su oficina para eso. Era normal que un estudiante se quede con él para aclarar dudas sobre lo aprendido o por simple curiosidad sobre su investigación pero en esta ocasión fue algo diferente.

Un joven de cabello corto y negro, de piel clara, con jeans azules y camisa blanca que mostraba sus abdominales ya que se encontraba mojada porque momentos antes estuvo nadando en la piscina de la universidad. Se llamaba Matthew y se encontraba con Will para consultar una duda académica.

–Entonces, señor Brown dígame que sucede -mencionaba Will desde unas escaleras bajando sus libros- lo escucho.

Matthew posaba sus ojos en los pantalones vaqueros de su profesor parecía hipnotizado por ellos incluso se relamió los labios ante ellos. Regreso a la realidad parpadeando al escuchar por segunda vez su nombre.

–Si… -le vio bajar de las escaleras acomodándose en frente de él detrás de su escritorio- Bien, me ofrecieron una beca para estudiar en el extranjero -comentó-.

–Eso es perfecto, Matthew -dijo el mayor con una sonrisa- no entiendo porque tienes dudas.

–Es que no hay nada ahí de mi interés como aquí -respondió-. Escuche que a usted le ofrecieron trabajo en el extranjero y lo rechazó, sin embargo, insisten con usted –Will afirmo con la cabeza-. ¿Qué le hizo tomar esa decisión?

… -suspira- lo que me acabas de decir. Todo lo tengo aquí pero tú eres joven puedes conseguir más de lo que a mí me pudo esperar. Además la beca es solo por un tiempo determinado y tú te la mereces.

–Usted igual -se agarró su barbilla inclinándose hacía Will- se merece a algo –hizo énfasis en esa última palabra- mejor de lo que tiene aquí.

La puerta sonó y Lecter se asomó al abrirla.

–Lo siento, ¿interrumpo? -Pregunto viendo a Matthew y luego a su prometido-

–No, ya terminamos -Matthew se levantó torciendo su labio y viendo seriamente a Hannibal- ¡Ah! Matthew –lo llamo Will nuevamente- olvidas tu chamarra –la tomó entre sus manos para entregársela al joven.

–Gracias, profesor -agarró su chamarra rozando los dedos de su mentor- me retiro, con su permiso -le sonrió a su maestro y a Lecter le empujo con un codazo-. Perdone.

Hannibal le observo salir haciendo una mueca de desagrado

–Tiene un lindo trasero y buen cuerpo… -murmuro- pero no más hermoso que el tuyo –lo abrazo besándolo-

–Celoso –murmuro Will a su oído- nunca cambiaras en cuanto a tus celos -le beso la mejilla- eso me gusta.

–Mejor vámonos -lo tomo de la mano- que tengo que hacer la cena para ambos para disfrutar de mi postre especial.

Ya era viernes por la tarde…

–Buenas tardes, Lecter -camino hacia él de forma elegante con ese vestido morado-. Llegas a tiempo para nuestra cita -con una voz delicada como la rosa que era- por favor, toma asiento.

Hannibal correspondió el saludo de su doctora Du Maurier besando su mano como un caballero. Obedeció las indicaciones esperando que ella se siente primero para que él tome el sillón frente a ella.

–No, nos hemos visto desde hace dos días -se cruzó la pierna- después de la fiesta. ¿Todo bien?

–Por supuesto -se acomodó su saco marrón de cuadros-. Will y yo estamos emocionados por el compromiso.

–¿Estás seguro que eso quieres? -menciono la rubia que puso su mechón dorado detrás de sus hombros-.

–¿Por qué no he de estarlo? -respondió con otra pregunta-.

… -ella solo poso sus ojos azules sobre los cafés de él. Tal como lo hizo cuando noto la coquetería hacia Alana- a veces surgen dudas, por ese tipo de compromisos. Es mejor comenzar a reflexionar sobre ellas antes que aparezcan el día de la boda.

–Bueno, -se agarró la barbilla haciéndose para atrás en el respaldo de su asiento- confieso que si tuve dudas en pedírselo pero ahora ya no.

–¿Estás seguro de tus sentimientos hacia Will? -le pregunto-

–Si no lo estuviera, no me estaría casando con él -contesto en un tono serio-.

–Entonces, ¿nada interesante ha ocurrido después del compromiso? -una nueva pregunta que incomodo a Lecter-

–¡No! -alzo la voz sintiéndose molesto comenzando a pensar que puede que Bedelia sepa algo más de lo que aparenta- Parece que supieras algo que ignoro.

–No -dijo tranquila- soy terapeuta y debo hacer preguntas a base de lo que se sobre mi paciente –inclino la cabeza hacia su derecha-. Tu igual lo sabes porque eres mi compañero de profesión.

Lecter se levantó de su asiento abrochando nuevamente su saco.

–Mañana iremos a una cena de recepción de unos amigos -comentó-. Will quiere ir para mirar como son las cosas para la nuestra.

–¿Solo ustedes dos irán? -pregunto desde su lugar sin mirarlo.

–No. Todos nuestros amigos fueron invitados -respondió-

–Amigos ¿Cómo Alana? -por fin llegó al punto que ella quería-

Si, Alana es amiga también… -su tono de voz cambio y camino hacia la ventana- no sé si vaya.

Bedelia lo miro por encima de su hombro y supo que las siguientes terapias van a girar alrededor de Alana y Will.

Era sábado por la noche y todos se encontraban en la fiesta. Celebrando a dos amigas que festejaban su compromiso ya que en dos días se casaban y eso era una cena de ensayo íntima con sus amigos.

Will platicaba a gusto con Beverly, Lecter con Chilton mientras que a lo lejos observaba a Freddie con la que le hizo una señal de salud que ella correspondió.

Alana llegó sola como siempre y se a cerco a saludar a todos. Will la llamó para que este con él y los demás pues ya se le habían juntado Zeller y Prince a la plática. Hannibal noto su presencia, su reacción fue comenzar a tocar su cabello desviando la mirada.

–Hola -dijo Alana cuando se reunió con ellos-

–Hola -menciono Lecter- ¿cerveza? pregunto todos negaron excepto Alana- bien ahora regreso.

Mientras se iba miraba hacia atrás posando su vista hacia ella y hacia Will.

–Regrese -con un vaso de cerveza que Alana observo- perdona, ¿tenía que haberte traído una?

Ella negó con la cabeza ya que pensó que posiblemente con la música él no la escucho.

–Alana nos contó que va estar sola todo el domingo -contó Will a su prometido- el Doctor Bloom tuvo una conferencia de emergencia.

–Ya veo -miro a la mujer- ¡aah! -Bostezo- Creo que hace frío y ya estoy muy cansado –le dijo a su prometido-. Vamos, tengo que trabajar mañana.

–¿Ya se van tan pronto? -pregunto Alana.

–Si tiene trabajo. ¿Te lo deletreo? -dijo Brian- T-R-A-B-A-J-O

–No le hagas caso -toco Will su hombro- esta ebrio –rió-. Nos vemos. ¿Sí? -le beso su frente.

–Adiós -se a cerco Lecter a ella a despedirse de beso que resulto ser dos en la mejilla ya que evitaba tocar sus labios-.

Domingo día de descanso para unos, día de trabajo para otros. Aunque el consultorio era suyo y podría manejar su horario como él quisiera, Lecter siempre terminaba trabajando para Frederick Chilton en su hospital psiquiátrico ayudándolo con algunos de los internos cuando este se lo pedía.

En la tarde cuando se dirigía a su casa en su auto donde Will lo esperaba ansioso tomo una desviación. Estacionándose frente a la casa de Alana. Camino hacia la puerta y pensó unos segundos su motivo de porque estaba ahí y antes de responderse así mismo toco la puerta de la casa.

–¿Hannibal? -dijo ella sorprendida al abrirle la puerta. Acababa de salir del baño pero no se había vestido, solo su bata de baño llevaba encima- ¿qué haces aquí?

–Hola -saludo debajo de la puerta- vine a preguntar sobre el regalo de Abigail.

–Estamos a 8 de diciembre -respondió Alana-

–Sí, pero es sobre su regalo de navidad… -sonrió-

–Pasa… me acabo de bañar como puedes ver -mencionó-

Lecter camino con paso lento pero decidido hacia ella para posarle un tierno beso sobre sus labios que Alana nuevamente no rechazó. Luego dio unos pasos hacia atrás sin dejarla de ver hasta que se giró por completo para salir de ahí en silencio, ella solo lo vio.

Ya estaba a mitad de la entrada de la casa de Alana para regresar a su auto cuando se detuvo. Mordió sus labios. Se giró hacia sus pasos caminando más de prisa quedando de nuevo frente a la mujer que aún permanecía en la puerta por él. La tomó de su nuca para acercarla a él y besarle con más pasión.

–Ouch… -gimió Alana al sentir los dientes de Hannibal sobre sus labios-

–Lo siento… -se separó moviéndose de prisa para subir a su auto mientras Alana lo llamaba por su nombre-.