Natsu no me pertenece, para mi mala suerte, FT es completa propiedad de Hiro, yo solamente juego con ese sexy pelirrosa y sus amigos.
Advertencia: Tendrá algo de OoC
Lucy Heartfilia—pensamientos o recuerdos
"Natsu Dragneel"— plática telefónica.
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Herederos
Capítulo 1: Renunciando a todo
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—Te vas a casar con Lucy— el chico observó a su padre como si le acabase de salir una segunda cabeza, claro, tenía que ser una broma, una jodida broma de mal gusto.
Lucy Heartfilia, carajo, no, no y no. No le gustaba esa niñita de papá, ambos eran del mismo nivel económico pero veían todo diferente, a Lucy le gustaban los lujos, la buena vida, a él le gustaba ganarse lo que tenía, su nivel económico no lo hacía mejor que nadie, la señorita Heartfilia era una chica superficial, materialista, educada y a la misma vez malcriada, tenía demasiadas curvas para su gusto, sí, Lucy con 17 años tenía el cuerpo que cualquiera chica podría envidiar, trasero, pequeña cintura, caderas y grandes pechos, no, no y joder que no, le gustaban las mujeres menos voluptuosas, no quería una mujer al lado que para cuando saliese fuera de casa la estuvieren mirando.
—¡¿Te volviste loco?!— fue el gritó del chico a su progenitor, sí, su padre había perdido la cabeza finalmente.
—Te casarás con Lucy, me estoy haciendo viejo, Natsu, quiero disfrutar de algún nieto antes de morirme— perro mentiroso, pensó el chico de cabellos rosas. Igneel era un hombre saludable y de por sí, era joven, con 45 años no parecía su padre, muestra de que lo había tenido a muy temprana edad.
—¿Y quién diablos te dijo que me quiero casar con esa niña?— bramó, aunque no sabía si era por el enojo o el escalofrío de lo que su padre le acababa de decir.
—¿Lo quieres hacer con alguien más?— preguntó sonriendo el hombre, aquella sonrisa burlesca solamente hiso al menor rabiar. —Lucy será la mujer perfecta para ti, de hecho, creo que tú eres quien no eres el chico adecuado para ella.
El pelirrosa soltó una maldición, lo que le faltaba, ahora él era muy poco hombre para esa niñita, genial, simplemente genial.
—Escúchame, Igneel, no me casaré con Luce, es mi vida y escogeré con quien y cuando me quiero casar— llamaba a su padre por su nombre cuando le quería hacer saber su enojo.
—No sabes lo triste que me hacen esas palabras— cínico. Natsu quiso gritarle lo cínico y falso que se veía, parecía querer reírsele en su propia cara. Igneel, su padre, éste no hacía nada sino tuviese un plan de por medio, por eso el imperio Dragon Force estaba en lo alto, compañías grandes y exclusivas de jets privados y aviones. Su padre era una bestia en los negocios, muchos competidores preferían retirarse del campo de batalla sin haber empezado a pelearla, pero no él, sabía los trucos y debilidades de su padre. —Quiero nietos con cabellos rubios y ojos verdes— maldito, Natsu quiso aullarle como lobo salvaje, ni siquiera lo estaba escuchando, solamente se estaba burlando de él, para él todo eso era divertido, su padre se reía en sus narices.
—Entonces cásate tú con ella— espetó al hacer una mueca con la boca.
—Vamos, más respeto por tu padre— dijo divertido el hombre.
—No me casaré con Luce, ya te lo dije, ni ahora, ni nunca— se cruzó de brazos.
—Vete de mi casa— el semblante del hombre se había endurecido, sus ojos verdes miraban con completa seriedad a su hijo.
—¿Qué?— dejó los brazos a los lados de su cuerpo, arqueó una ceja y miró a su padre.
—Lo que oíste, sino te casas con Lucy, tendrás que irte— dijo con simpleza y total seriedad. —No aceptaré otra nuera, si tienes planes de casarte con alguien más, Lucy es la indicada y perfecta para ti, sino lo quieres ver, tendrás que irte de mi casa, no quiero un hijo que no sepa aprovechar lo que tiene ante sus ojos.
Natsu observó a su progenitor con ojos abiertos como platos, no creyendo lo que le estaba diciendo, pero la seriedad en la mirada masculina se lo decía, su padre hablaba con completa seriedad. Miró a su progenitor con dureza y completa decepción, no era un maldito títere, tenía vida y la capacidad de tomar decisiones por el propio; su padre lo quería dominar y mandarlo como lo hacía con sus empleados.
—Bien, como tú quieras, me iré de tu casa— se dio media vuelta con la intención de marcharse.
—Las llaves— las palabras de su padre les detuvieron. —Las llaves de tu auto, lo compraste con mi dinero. Tampoco puedes irte a tu apartamento, fue un regalo cuando cumpliste 17 años pero lo compré yo— le dijo al ver que su hijo no lograba comprender.
Se tuvo que morder la lengua para no soltarle una palabrota, con los ojos fuertemente cerrados llevó una mano al bolsillo de sus pantalones y buscó la llave de su auto, las dejó sobre el escritorio de su padre y entre maldiciones y palabrerías salió de la oficina.
El hombre sonrió complacido al ver como su hijo salía del lugar. Natsu tenía un carácter como el suyo propio, pero muy diferente en cuando a la parte del corazón, Natsu no entendía cómo funcionaba el corazón y sentimiento femenino, con 18 años era hora de que su hijo tomará decisiones y responsabilidades mucho más importante de las que él tenía como un Dragneel. El hombre tomó su celular, buscando entre sus contactos hasta encontrar al indicado.
—"¿Lo hiciste?"— fue la pregunta que recibió del otro lado de la línea.
—Te dije que lo haría— sonrió. —Natsu y tus hijos crecieron juntos, te prohíbo que ellos le puedan extender una mano, mi hijo necesita aprender que hay cosas más importantes en la vida.
—"Esto es una locura"— dijo la voz femenina.
—No es tan difícil, solamente tienes que prohibirles prestarle dinero si Natsu se los pide, no creo que sea tan difícil, Grandine.
—"Veré lo que puedo hacer, aunque no te prometo nada. La amistad que tienen no es como si fueran simplemente amigos, sabes que son como hermanos"— recordó.
—Si Natsu quiere revelarse, tendrá que hacerlo sin el poder y lo que significa ser un Dragneel
—"No puedo creer que te diviertas esto. Eres un hombre insensible"
Aquel comentario por parte de la mujer del otro lado de la línea, lejos de enojarle, lo hizo sonreír, amaba a su hijo pero era siendo hora que sentara cabeza, que tomara por esposa a Lucy Heartfilia y le diese descendencia.
….000….
—¡¿Qué tu padre qué?!— preguntaron ambos chicos a la vez, confundidos y sin poder creerlo.
—Igneel está loco, ha perdido completamente la razón— gruñó el pelirrosa.
—¿Y por qué no lo aceptas?— dijo unos de los chicos pensativo. —Es una buena oferta y la princesa es una chica muy linda.
—¿Qué parte de que no me gusta esa niña nadie entiende?— gruñó entre dientes. Lucy, Lucy y más Lucy; era todo aquello que escuchaba últimamente.
Los chicos se miraron y sonrieron, Natsu siempre se irritaba horriblemente cuando le hablaban de Lucy, no sabían exactamente porqué le desagradaba tanto la princesa Heartfilia, era una chica bastante linda, inteligente, ocupaba el primer puesto de su curso en el colegio, para muchos, salir con Lucy Heartfilia no fuera una obligación, fuera un delicioso placer; Lucy era la prueba de que no todas las rubias eran tontas.
—Vamos hombre, míralo por el lado bueno, tendrás una esposa que te quiere— sí, para nadie en el colegio era un secreto que Lucy solamente tenía ojos para Natsu Dragneel, ella no ocultaba lo que sentía por él, era una especie de: "Gritaré a todos que te amo" porque ella en ningún momento se refería a él como si lo quisiera, sonrojada y avergonzada, le decía que lo amaba.
El pelirrosa se dejó caer con cansancio sobre la mesa, apoyando el trasero contra una esquina y suspirando. Él siempre planeó casarse en un futuro, no le tenía miedo al compromiso, pero Lucy nunca tuvo oportunidad en sus planes, ella le cabreaba, lo ponía de mal humor, le irritaba horriblemente y cuando estaba cerca de ella tomaba un carácter de los mil demonios, los chicos se lo habían dicho y él lo había notado.
—Natsu— el niño miró sobre su hombro, tras él se acercaba una preciosa niña de unos seis años, tenía unos grandes y hermosos ojos chocolates, su rubio cabello estaba amarrado en dos colitas, llevaba una muñeca y estaba sonrojada.
—¡Lucy!— dijo emocionado el niño. Los Heartfilia regresaban a Magnolia, unas de las familias más influyentes de la sociedad y su padre había organizado un elegante evento. —Bienvenida a casa, Lucy— sonrió. —¿Sucede algo?— preguntó el niño confundido al verla toda sonrojada.
—Qui…qui…r…— el pelirrosa frunció el entrecejo, no le entendía, parecía que estaba nerviosa.
Te amo. El simple hecho de recordar lo que le hubo dicho aquella vez, causaba que se le erizara la piel. ¿Cómo diablos una niña de 6 años decía unas palabras tan fuertes a su mejor amigo?. Lucy lo amaba, desde que se lo dejó saber la primera vez, se lo decía siempre que tenía oportunidad y que la vergüenza le dejara, claro, allí hubo entendido porqué siempre estaba sonrojada cuando la visitaba en vacaciones o cuando ella le visitaba.
—Puedes quedarte en el apartamento— le dijo unos de los chicos pero el pelirrosa negó con la cabeza.
—No, sé lo que mi padre planea, él piensa que aceptaré su trato, no lo haré, me iré de la casa, buscaré dónde vivir y un trabajo— esto hizo que los chicos se miraran confundidos.
—¿Y que pasará con tu trabajo en la empresa?
—No seguiré trabajando ahí, es su dinero, no el mío.
—¿Tomarás dinero de tu herencia?
—No, él piensa que no soy capaz de trabajar sin tener que involucrar quien soy, le mostraré que está equivocado.
—Bueno, no creo que sea eso— Natsu lo miró. —Digo, creo que él sabe completamente que no necesitas de tu apellido para hacer dinero, o abrirte paso, se lo has demostrado, creo que esto no es algo que tenga que ver con dinero.
—Sí, creo que mi hermano tiene razón.
—Lo sé— susurró. —Pero no le daré oportunidad de que piense que soy un mantenido o un bueno para nada. Me voy, iré a recoger mis cosas en la casa, tengo que buscar donde vivir— se despidió haciendo un deman con la mano.
Los chicos observaron marchar al pelirrosa, había conocido a Natsu cuando tenían 8 años los tres, fue amistad desde el primer momento.
—¿Crees que se enamore de Lucy?— preguntó sonriendo a su hermano.
—No sé, pero no sé porqué le cuesta tanto, son amigos desde pequeños, él la conoce mejor que nadie.
—Creo que sabe que Lucy es mucha chica para él— sonrió. —Quizás piense que no merece a una chica como ella.
—Espero, sino alguien se le puede adelantar, no creo que Lucy espere toda una vida a que él finalmente se enamore de ella.
….000….
—Aquí tu llave— le dijo la señora. Era una mujer de figura robusta, baja en estatura, de cabellos oscuros y vestía extrañamente.
—¿No deberíamos hacer un contrat….
—Escucha, niño, sé quién eres, eres Natsu Dragneel, te he visto en alguna revista de negocios, da gracias que te cobraré lo que acostumbro y no subiré la renta por ser quien eres— el pelirrosa le miró con cara de póker. —Y como te mencioné ayer, hay agua caliente, aire acondicionado en la habitación, el apartamento está amueblado completamente y son muebles nuevos, hace poco tuvimos una remodelación del lugar, pero no creas que encontrarás cosas a la que estás acostumbrado. La renta es de 525 jewel, cada tercer día del mes, ósea, cada día tres— la mujer lo trataba como idiota y Natsu estaba a punto de mandarla al demonio. —Sino pagas los días 3 o antes de los días 5, te quedarás sin agua y luz hasta que pagues lo que debes.
—Insisto en que deberíamos hacer un contrato escrito.
—Las cosas se hacen oral, sino aceptas te vas, pero sin el dinero que me entregaste ayer, ya lo invertí— y aquello le pareció descarado, tremenda joyita la propietaria, apenas ayer había ido a ver el apartamento.
—Bien, lo tomo— no iba a echar a perder su dinero. Era aceptar las malas mañas de aquella vieja o la proposición de su padre.
La señora se retiró, dejando solo al chico, el pelirrosa suspiró, el lugar no estaba mal, se veía bastante normal, claro, no era como su apartamento, pero lo suficiente bueno donde vivir. Tomó su maleta, dirigiéndose a la habitación, solamente había una recamara, no era tan amplia, pues allí mismo había una puerta corrediza de crista que daba acceso al pequeño closet el cual estaba divido en dos partes, tenía una cama amplía, queen; la propietaria le dijo que habían sabanas en los cajones en la parte baja del closet, les dijo que eran nuevo, aquello lo agradeció, no tendría que comprar ropa de cama tan rápidamente. El baño era limpio, blanco con crema y madera en el lavado, retrete y piso, era pequeño pero no incomodo, tenía una regadera con puerta de cristal. En una muy pequeña habitación esta lo que era el laundry, una lavadora y una secadora.
Apenas estaba terminando de arreglar sus cosas en el closet cuando escuchó unos toques en la puerta, seguramente era aquella vieja. Se había quitado la camisa, quedando en jeans mientras había empezado a arreglar sus cosas.
—¿Qué quiere ahora, señor…— preguntó al abrir la puerta, pero quedó en silencio. Lucy. ¿Qué diablos hacía Lucy ahí? —¿Qué haces aquí?— fue la seca pregunta del chico.
Apretó los dientes cuando ella inclinó el rostro; tan sumisa y altanera, no podía creer que hubiesen chicas con aquel carácter tan volátil.
—¿Puedo pasar?— su voz fue una cálida pregunta. El chico frente a ella levantó una ceja, aunque le dijera que no podía ella lo haría.
Se encogió de los hombros, echándose hacia un lado para permitirle pasar, ella lo hizo rápidamente, emocionada.
—¿Cómo lo haces?— ella lo miró confundida o según él, haciéndose la confundida, pues estaba seguro que sabía de que hablaba. —No te hagas la tonta. ¿Cómo me encontraste?
—No sé de qué hablas— dejó su bolso en la mesita frente a los muebles y recorrió el lugar.
¿Por qué diablos estaba permitiendo que esa chiquilla recorriera su hogar? Inspeccionándolo.
—¿Terminaste?— le preguntó cuando ella finalmente volvió a la sala. —Bien, ahora coloca tu rostro por donde trajiste el trasero y márchate— dijo gruñendo cuando ella asintió con la cabeza.
—Tienes que regresar a tu casa, este lugar es muy pequeño. No es a lo que estás acostumbrado— Natsu la miró, atento. Lucy tenía rasgos finos y delicados, una melena rubia por la espalda de finas hebras, ojos chocolates, adornados por unas largas pestañas, no le gustaban las cejas finas, ella solamente se las limpiaba lo suficiente, su rostro era ovalado, perfecto, y unos labios rosas, mientras que su labio superior era fino, el inferior era lo suficiente llamativo.
—¿Qué sabes tú a lo que estoy acostumbrado?— preguntó con una sonrisa torcida. Retrocedió cuando la rubia se acercó a él, mirándole con aquellos grandes ojos chocolates. Tragó seco, mirándola, su verde mirada se deslizó de sus ojos, mejillas, hasta la sonrosada boca, vio como ella movía los labios, más no logró entenderla.
—¡Natsu!— lo llamó cuando vio que no le respondía.
—¿Eh?— pestañeó, apartando la mirada de la boca de la rubia y volviendo a encontrarse con su mirada. —¿Qué decías?
—Que sí sé a lo que estás acostumbrado— le dijo en un puchero. Ella se cruzó de brazos, dejando estos bajos sus pechos y haciendo que estos se alzaran, la mirada del chico cayó sobre estos y rápidamente volvió a mirarla al rostro. ¿Quién dijo que una chica de 17 años tenía que tener tantos pechos?
—No lo haces, si lo hicieras, vieras lo diferente que somos— resopló. —Ahora, márchate, tengo que terminar de arreglar mis cosas— pero ella negó. Cabeza dura.
—Quiero ayudarte— ella se acercó y él dio un paso hacia atrás, retrocediendo.
Lucy no le gustaba, tenía que estar lejos de ella para que no se hiciese ideas erróneas.
—No necesito tu ayuda, vete, Luce— se acercó a la puerta y la abrió para que ella saliera.
—Natsu…— y ahí estaba. La rubia lo miró, esa mirada que le hacía enojar, sentir un escalofrío recorrerle la espina vertebral. —Te amo— el chico tragó al escuchar esas palabras, siempre era lo mismo, el sólo hecho de escucharla murmurar aquellas palabras era con un golpe entre las piernas.
—Deja de decir esas cosas, pensaba que te había quedado claro que no me amas. Si supieras el peso de esas palabras no las andarías diciendo cada vez que puedes…— suspiró, ella ahora lo miraba con los ojos llameante de enojo.
—Sabes que, jódete— sí, la princesa Heartfilia tenía su carácter, pasó a su lado y al hacerlo, lo hizo tan rápido que la corta falda que llevaba se alzó, permitiéndole al pelirrosa ver las rosadas braguitas apretadas contra el redondo trasero de la rubia.
—Hey— la llamó, ella se detuvo y lo miró sobre los hombros. —Esa falda está muy corta, te acabo de ver las bragas— dijo sin importancia.
El sonrojo que cubrió las mejillas femeninas fue violento, Natsu la miró y no pudo evitar sonreír, Lucy se sonrojaba fácilmente.
—¡Eres un pervertido!— gritó alterada y con el rostro encendido.
—¿Yo?— una sonrisa burlona cubrió su boca, se recostó contra el marco de la puerta y cruzó los brazos bajo el pecho. —Fuiste tú quien me enseñó las bragas— dijo con burla.
—¡No tenías que mirar!— se plantó frente a él, mirándolo con las mejillas sonrojadas y los labios apretados en un puchero.
—A quien le dan pan que niegue comerlo— vio como el sonrojo aumentaba en las mejillas femeninas, ella lo miró sorprendida y él abrió los ojos grandemente al analizar lo que acababa de decir. —¡Diablos, no!— gruñó. —Vete a tu casa, Luce, ahora— y lo último fue una orden.
—Et….— se acercó a él y poniéndose en punta de pies, le plantó un beso en la mejilla antes de salir corriendo hacia las escaleras.
Quedó allí, pensativo. ¿No podía ser Lucy como otras chicas? Sin tener interés amorosos, solamente buscando algo agradable y para pasarlo bien, nada de andar diciendo te amo; pero no, Lucy era completamente diferente a las demás y para su mala suerte, estaba interesada en él, sentimiento el cual no era ni sería correspondido.
Continuará
Dije que no escribiría nada más en este fandom, pero que puedo decir, me encanta el NaLu, lo adoro y es muy irresistible escribir sobre esos dos.
Estoy que bailo en un pie, primero Mashima nos da ese bestial omake con Azuka, claro, me gustó que no se besaran, no me gustaría un beso NaLu en un capitulo aparte, no, así no tiene que ser, yo lo quiero como es; amé el simple hecho que Natsu estaba dispuesto, eso demuestra que si se llega a dar el NaLu, Natsu estaría muy dispuesto para con Lucy, es demasiado, es tan descarado, y Lucy, demasiado linda, comprobado, en una relación entre Natsu y Lucy, él fuese el descarado y atrevido, ella sería la avergonzada y cuidadosa.
Y por último, el anime, Dios mio, veo el capitulo una y otra vez, aunque claro, estoy más contenta por el regreso del anime, y de verdad, de verdad, espero que haya relleno de como Lucy llegó al pasado, las ideas que tuve cuando leí esa parte en el manga, están cobrando fuerzas, y ver que solamente y al parecer, quedan Natsu y Lucy en el futuro, es demasiado para mi imaginación, todo lo que pensé en aquel entonces parece encajar. No me emociona tanto el ending, es totalmente alter, nada que ver con el manga, pero claro, es NaLu, lo disfruté; lo que si me emocionó fue el opening, OMG! –Bravo Mashima, bravo- lo amé totalmente 3333 No puedo esperar para el próximo capitulo