La locura del trueno

Derechos: Los Vengadores, Thor, Loki y los mitos nórdicos no son de mi propiedad.

Resumen: Heimdall se convierte en padre y guardián de la reencarnación de Loki, abandonando por él sus deberes con Asgard. Los Vengadores se convierten en sus aliados en el cuidado del pequeño para evitar que termine en el mal camino, pero para ello todos guardaran el secreto de Thor, pues el pequeño con sólo oír los truenos a lo lejos siente temor y aunque no lo conoce tiene pesadillas con un hombre de grandes espaldas, cabellos rubios y ojos cerúleos.

Nota: He tardado demasiado, pero aquí está el siguiente capítulo, y una doble disculpa por la tardanza y porque el capítulo termino totalmente acaparado por Thor.

Agradecimientos: Como siempre gracias a todos los que me leéis, pero esta vez especialmente a esas personitas que han tenido el detalle de preocuparse por mi salud, estoy bien, sólo me regalaron un gato emperador y hasta hace no mucho me mordía las manos cuando estaba en el ordenador y no podía escribir, en realidad aún lo hace pero menos.

Truenos

El subconsciente puede darse cuenta de aquello que uno mismo niega, si el sueño de Thor se volvió intranquilo cuando sintió la magia de su hermano en la torre y decidió mudarse junto a la mortal, el encuentro con la reencarnación del mismo no ayudo a sus sueños, no, estos se tornaron pesadillas, pesadillas que no eran otra cosa que recuerdos de una vida entera juntos. En Asgard todos conocían las traiciones del Príncipe cuervo, incluso en el cuerpo de su amado Príncipe dorado se podían ver las cicatrices que estas habían dejado, a veces incluso de la propia mano del hombre que él llamó hermano. Pero, ¿conocía Asgard las traiciones que cometieron contra el príncipe Loki?

Los sueños de Thor estaban llenos de sus propias traiciones a su hermano, incluso de las que permitió como lo que en su momento creyó alegres bromas, ahora sabía que todas ellas habían torcido a su hermano, roto su corazón incontables veces y aún por sus sueños tormentosos pasaba el dolor de la perdida ante sus ojos, de cada muerte que creyó real y luego resulto ser únicamente una farsa, volvía al que fue su momento final, el real, aquel que no podía ser cambiado, que los lobos habían aullado en su dolor, incluso el mismo Fenrir había aullado resonando en los Nueve reinos, cuervos y urracas graznaron por él, y la reina de los muertos fue a buscarlo personalmente con lágrimas que ni su máscara verde podía ocultar.

Él grita en sueños por el regreso de su hermano, los truenos hacen ecos de sus gritos y su llanto sin control va acompañado de una tormenta, él quiere que regrese lo que cree que le pertenece, es su hermano, no importa que no compartan sangre y carne, no es capaz de imaginarse la vida sin él, siente que no puede seguir viviendo sin él. Sabe que todo lo que está reviviendo es una horrible pesadilla y tiene que despertar, porque su hermano está esperando por él y cuando esa idea nace en sus sueños se mezcla con la tierna imagen del bebé al que cantó la nana de su infancia, él bebé con la piel de nieve, los cabellos de ébano y los ojos esmeralda.

Thor despierta solo, no está Jane a su lado, ella tenía trabajo aquella noche, pero no le preocupa, él toma a Mjölnir y sale a la azotea del edificio en ropa interior, siente la lluvia que sus sueños han invocado, escucha los truenos de su dolor y como van calmándose, él sabe que tiene que volver a ver a ese lindo bebé, tiene que comprobar si puede ocultar el alma de su hermano en él como una mortal hizo con su madre.

Visitas

El ajetreo empieza pronto en la torre Stark, por no decir que en realidad nunca termina, pero cuando las puertas se abren al público uno de tantos hombres en traje atrae la atención de hasta los guardias de seguridad, y no por su aspecto que es como el de cualquier otro, son sus palabras.

– Quisiera ver al señor Bellman.

Ese apellido da el aviso a todos para la mayor seguridad, se les ha dicho que es porque es la persona encargada de los pisos de los Vengadores, pero alguno con un poco de cerebro y Stark siempre contrata gente inteligente puede darse cuenta de que los cambios en la seguridad y la presencia del hombre imponente de más de dos metros han empezado con la llegada del bebé de los Vengadores como todos lo llaman en sus cabezas, porque sospechan que incluso si lo susurran puede significar su perdición.

Jarvis es el ojo vigilante en la torre, él ha reconocido al hombre y es quien se hace cargo de la situación, su voz de acento inglés sale de uno de los altavoces del ordenador como si realmente fuese un humano el que hablara.

– Estábamos esperando su visita sr. Solvang, pase al ascensor el sr. Bellman le esperara al otro lado.

Solvang hace caso a la voz, está nervioso, al contrario que con Lou Ann a la que lograba seguir la pista y podía controlar medianamente con el dinero del fideicomiso, no es igual con este hombre que trabaja para mantener a su hijo por sí mismo y no ha tocado ni pedido nada de ese dinero, claro que apenas lleva un mes como padre. La culpa sigue resonando en su pecho, haciéndole sentir insignificante al no haber sido capaz de cuidar bien al hijo de su ahijada, pero no va a volver a fallar, si descubre que el niño sufre de alguna forma, por muy torre de los vengadores que sea, por más dinero y poder que puedan tener, el tomara al niño de ellos aunque tenga que mudarse al mismo infierno para mantenerlo lejos de los demonios de los hombres e invocar al mismo diablo para cuidarlo.

Como dijo Jarvis, el señor Bellman le espera con una sonrisa y un apretón de manos que casi le rompe cada hueso incluso cree haber escuchado como crujían, lo invita a pasar y a desayunar con los muchachos, él no entiende en un principio que quiere decir con los muchachos hasta que ve a Los Vengadores desayunando, el mismísimo Steve Rogers, héroe de su infancia está dándole de desayunar a Serrure, quisiera hacer una foto para el recuerdo, en su mente esa escena es como una prueba de que el niño está a salvo y seguro, pero el deber le mantiene estoico.

– No gracias, podría enseñarme el dormitorio de Serrure.

Heimdall asiente y le indica el cuarto, han vaciado el armario de cosas para darle un aspecto más de entrada a un cuarto infantil que a una habitación del pánico, la habitación es amplia, puede ver los peluches de los Vengadores y se sorprende al descubrir en una de las paredes una foto de Angrborda sonriente acariciando su barriga en un embarazo notorio.

– Estaba en la carta. – Explica Heimdall, una carta que no recibió hasta el juicio y a través de un abogado. – Quiero que Serrure la conozca aunque sea por retratos y relatos de otros, ella le quería y se merece ser recordada.

– Puedo conseguirle más fotos si lo desea. – Y al decirlo su tono seguía siendo profesional pero en su mente maldecía a la matriarca Sangreal, ella debió acoger al niño, darle un hogar, protegerlo, pero se hizo la ciega al mundo y declaró que únicamente a su muerte heredaría todo, pero que mientras aún le quedase cordura, no vería al niño nacido de su nieta.

La alarma Raichu se enciende y todos se miran, no es el mejor momento con el abogado revisando, por suerte para ellos Jarvis les informa de que va a ver a la señorita Foster.

– Voy al laboratorio, puedo entretenerlo si pretende subir. – Bruce se levanta de la mesa y se pone su bata blanca limpia y recién planchada, puede oler el suavizante en ella, ese olor y ese gesto le hacen sonreír y mirar a su familia, nunca creyó que volvería a tener una, él va a protegerla con todo lo que tiene.

El príncipe aesir ha decido que era correcto saludar a Jane antes de buscar a Bruce y preguntarle por el bebé, tiene que tener algún tipo de relación con el infante si lo llevaba a clases de natación, incluso le ha comprado un presente puestos a ser amables antes de pedir que le dejen comprobar si está el alma de su hermano oculto en él, tampoco es que este muy seguro de como pedir algo así.

Jane le recibe con un beso, sorprendida de su presencia, es cierto que trabaja en la torre, pero también lo es que Thor no suele visitarla en el trabajo y piensa que debe haberla extrañado porque lleva encerrada con su proyecto desde hace unos días, no está muy segura del paso del tiempo. Van juntos a tomar algo, aunque sólo es a la sala de empleados, y ella sonríe mientras le ve, imponente en sus ropas comunes, realmente agradecida de que vuelva a usarlas en lugar de pasearse por el mundo en armadura. Thor es alguien que atrae las miradas a su alrededor y con la armadura es muy difícil pasar desapercibido.

El rubio deja la bolsa con el regalo en la mesa, es de una librería y Jane enseguida piensa que es para ella, se sorprende por el detalle al ver el libro envuelto con papel de regalo estampado de constelaciones, pero antes de que pueda abrirlo la mano de Thor se coloca sobre las suyas, ella le mira pensando que le va a dedicar palabras de amor.

– No, Jane.

Antes de que Jane pueda pedir una explicación Bruce entra a saludar y Thor se levanta cogiendo el libro envuelto de entre sus manos.

– Quisiera hablar contigo.

– Claro Thor.

– Es para… – Y Thor que es directo y franco con sus palabras, no sabe cómo decirle lo que quiere y pretende, porque él sabe que no es correcto en cierto modo, algo le dice que si dijese en alto sus pensamientos y deseos podría estar en problemas. – el pequeño del otro día, me gustaría ver que está bien.

Bruce toma el libro con una sonrisa triste, sintiendo compasión por su amigo al que todos mienten, y por un instante se da cuenta de lo crueles que son las mentiras blancas, realmente Loki tiene que criarse en la verdad o lo herirán.

– Gracias, yo sé lo daré. Su padre prefiere que no vea nada que le pueda recordar ese día.

– A ti te ve. – Contesta el rubio sin darse cuenta de su tono desafiante.

– Es mi sobrino. – Bruce empieza a ponerse a la defensiva.

– Sólo quisiera darle el regalo. – Explica intentando sonar conciliador.

– No es posible. Su padre no quiere que recuerde ese día. – Repite contando mentalmente.

– Preséntame a su padre. – Pide entonces Thor, pensado que así quizás pueda averiguar algo.

– No… – Ojos que brillan en verde gamma, el otro gruñendo en su cabeza.

Jane no entiende lo que ocurre, pero puede notar los cambios en Bruce, hay un protocolo para esas situaciones, pero cree que aún puede evitarse, ella pone una mano en el brazo de Thor para que deje la conversación, pero este la ignora.

– Necesito verlo.

– ¡NO! – Grita Hulk lanzando un puñetazo contra el suelo.

El protocolo para esos casos está en activo, pero todo termina con dos bestias enfrentadas, una buscando algo que no puede tener, otra protegiendo algo que no quiere perder.

La torre esta sobre aviso, y realmente Jarvis cree que no da muy buena imagen para la custodia de Loki, pero cuando el abogado ve la forma en que primero se ocupan de poner a salvo al pequeño con Heimdall a su lado con ese porte imponente y esa mirada perturbadora que parece estar viendo cada acontecimiento sin perderse nada de lo que le rodea entiende bien la elección de su ahijada y recuerda sus palabras con una sonrisa en el rostro.

"Voy a tener al bebé más hermoso del universo y aunque no esté a su lado le daré la mejor familia del mundo."

El sr. Solvang tenía al pequeño en brazos mientras caminaba por la habitación del pánico sin preocuparse de lo que ocurría fuera, sólo viendo al niño y al padre pidiéndole a Jarvis que pusiese música e imágenes de estrellas en el techo, él le susurro a Serrure creyendo que no sería escuchado, pero Heimdall siempre ha tenido un gran oído.

– Sabes pequeño, tu mamá era una chica muy especial, pasaba desapercibida cuando no la conocías y luego la conocías y sólo podías amarla tal y como era llena de sueños, a veces era como si hubiese comido estrellas y arcoíris, otras veces como si el cielo hubiese caído y una pena muy grande la llenase, pero siempre dijo que tendría al bebé más afortunado y querido del universo. Creo que tenía razón. Nunca voy a perdonarme el haberte dejado con Lou Ann y jamás me oirán decir que era lo correcto, pero en parte creo que fue algo necesario para que llegases a este lugar, ahora estas a salvo, estas protegido y si alguna vez esto falla hay alguien que siempre velara por ti desde el cielo, tu mamá siempre estará contigo rodeándote con su amor.

Cartas

Ha pasado mucho tiempo desde que Odín y Frigga se sentaron en el trono para observar juntos los reinos y aunque a ojos de los demás puede parecer que eso es lo que están haciendo, las nornas saben que no es así, ellas ven más allá, ven las sonrisas cómplices que poco tiene que ver la seguridad de los reinos con lo que sus reyes observan con manos entrelazadas. Ellos miran a su nieto al menos una vez al día, no pueden evitarlo porque saben que los niños crecen muy rápido y al estar lejos intentan no perdérselo de esta manera. Comparten sonrisas y susurros cómplices incapaces de ponerse de acuerdo en cuando es más adorable su nieto, si cuando lanza besos o cuando se enfada por algo y hace un puchero encantador, quizás cuando la música suena y mueve los pies como si fuese a bailar en cualquier momento. No pueden engañarse les gusta cada faceta, incluso las pocas veces que llora desconsolado o cuando se enfada y se niega a mirar al causante de su enfado escondiendo la cabeza en algún abrazo.

La pareja de abuelos primerizos se pierde en todo el amor que sienten por su primer nieto, ellos no ven en el niño a su hijo perdido si acaso es como si este hubiese muerto dejando un hijo tras él. Aunque a veces comparan a su nieto Loki con su hijo Loki, es como la comparación de los padres con los hijos. Ellos también recuerdan los buenos viejos tiempos donde sus dos hijos brillaban ante ellos y el mayor proclamaba orgulloso que su hermanito era el mayor tesoro de Asgard y los Nueve reinos.

Ellos vieron a su nieto en brazos de su hijo y habría sido un motivo de felicidad de no ser por la forma en que se retorcía el pequeño, podían ver que estaba intranquilo y ellos mismos estaban nerviosos apretándose la mano el uno al otro para no hacer ninguna tontería, observan como Thor le canta y lo acuna, pueden ver el cariño en la mirada de su hijo como cuando era niño y sostenía a su hermanito, y es triste porque también ven el rechazo de su nieto, creen ver por un momento el miedo y Frigga recuerda los rayos cuando entro en su mente y se pregunta si acaso era una representación de Thor. Al fin vieron a los tíos aparecer y su agarre se relaja cuando Loki pasa a los brazos de Steve y actúa como cuando alguien no le gusta, aferrándose al cuello y escondiéndose. Odín nota una lagrima perdida en el rostro de su mujer, no tiene palabras para consolarla, porque exclusivamente puede estar agradecido de que el niño le permita ser su abuelo cuando a Thor no le permite ni una mirada, así que en su lugar dice.

– Es digno de temer el tío Hulk.

– Es una pena que aún no lo podamos conocer, pero el tío Bruce tampoco se queda atrás. – Asegura Frigga.

La misiva de Heimdall llega puntual a través del fuego, Clint jura cuando la ve arder que la próxima vez lo hará él, los chicos aún no logran entender cómo puede quemarse una carta en Midgard y llegar a Asgard como si el fuego no la hubiese tocado, Heimdall les explica que es magia y fe, Tony asegura que tiene que haber un truco que él averiguara algún día.

Frigga toma la carta en sus manos con una sonrisa en los labios que la acompaña todo el día, en cuanto su esposo la ve, sabe que ha llegado y desea echar a todos de la sala y quedarse a solas con su esposa para disfrutar con las buenas nuevas, se contiene hasta terminar sus obligaciones del día, sabiendo que su amada hará lo mismo.

Ellos guardan cada carta como un tesoro, en esos momentos Odín se da cuenta de que quiere ceder el mando, disfrutar del tiempo familiar sin las preocupaciones del trono y entonces quisiera poder dejar caer sus obligaciones en alguno de sus hijos, pero no es posible y ha de continuar porque sus sentimientos poco importan frente al deber. Sin embargo se permite el alivio y la paz de disfrutar de las noticias de su nieto.

Su amada está deslumbrante, más hermosa que nunca a los ojos de su esposo, irradia vida y fuerza como no había hecho en tiempo, el regresarla a la vida es algo que nunca dejara de agradecerle a su hijo del que como rey renegó, pero en su corazón nunca fue capaz de ello.

Explicar donde estuvo Frigga cuando murió y cómo fue que pudo regresar cuando debió ir al Valhalla es complicado, porque Odín nunca pensó en que su esposa usaría el seid de esa forma, en el último instante cuando la espada la atravesó por salvar a la mortal que Thor había jurado proteger ella hizo el que podría ser su ultimo hechizo, mandando a su alma Midgard, ocultándola en una midgardiana a la espera de que alguien fuese a buscarla; pero Odín no lo vio, Thor ni siquiera lo pensó, sólo el hijo que adopto su esposo y del que este renegó lo pensó y la busco por los Nueve reinos.

Rene era el nombre de la midgardiana en la que se ocultó, una mujer guerrera que repartía volantes buscando a su hija con desesperación, la policía no la ayudaba y los superhéroes no se ocupan de cosas así, sólo quedaba ella y su fe en que su hija estaba ahí fuera esperando a que la encontrase. Entonces llego aquel hombre de cabellos de ébano y mirada profunda, sujeto el papel entre sus manos y lo miró con autentico interés. Tomó sus manos y le dijo con aquella voz hechizante.

"Usted a cuidado algo muy importante para mí, regrese a casa. Antes de que den las doce sabrá si ha de llorar o de celebrar."

La conciencia de Frigga había estado siempre junto a Rene, no recordaba quien era, pero compartía el dolor de aquella mujer como si fuese el suyo y cuando se vio reflejada en los ojos de aquel hombre y escuchó aquella voz, sintió el cosquilleo de la magia cuando tocó sus manos, intentaba recordar el nombre y no era capaz, sabía que lo había visto antes a la vez que no lo conocía, era como si la conciencia de Rene y de Frigga se estuviesen separando, habían estado unidas por sus emociones la búsqueda solitaria en la que nadie te ayuda, el dolor de ver como aquellos que pueden hacerlo no te ayudan y entonces antes de que se hicieran las doce la puerta sonó. Rene abrió la puerta sin preguntar, sentía el corazón en un puño, el aire le faltaba y temía ese momento como si pudiesen quedarle lágrimas que derramar después de todos los segundos de búsqueda, y entonces lloró y lloró, sus lágrimas no eran las de la desesperación, eran totalmente distintas, mientras se abrazaba a su hija para no volver a soltarla mientras ella lloraba también por todo lo que había pasado hasta que llego aquel ángel de la noche a llevarla a casa, lo miraron para agradecerle entre lágrimas y él extendió una mano con largos dedos y dijo.

"Es hora de volver a casa madre."

El nombre que tanto se había escapado de la mente de Rene llego como que aquel era el final de su sufrimiento en el que se había sabido acompañada de alguna manera y había sentido que le prestaban fuerzas cuando sentía que no podía más, hubo un resplandor dorado y Frigga apareció ante ellas tomando la mano de su hijo, se giró un instante para sonreír a Rene a modo de despedida y desaparecieron los dos.

Desde la muerte de Loki Frigga había sentido ganas de ir a Miggard y hablar con Rene porque de alguna forma sentía que sólo ella podría llegar a entender su dolor, nadie en Asgard lloraba por Loki, nadie era capaz de ver más allá de su faceta de villano a pesar de haber caído como un digno guerrero en el sacrificio por evitar el Ragnarök, entonces había llegado su nieto, Loki, y aquellas cartas que guardaba en un cofre junto al álbum de recuerdos que había empezado desde su primer encuentro.

Antes de que Odín entrase a leer la carta con ella se limpió unas lágrimas por el hijo que perdió y sonrió a su esposo por el nieto que gano.

Sentados juntos la pareja empezó la carta sendas sonrisas en sus rostros y risas que escapaban de sus labios cuando leían alguna anécdota o veían las fotos que acompañaban las líneas.

En la primera foto que hay pegada a la carta de forma que puedan quitarlo se ve a Loki vestido de panda comiendo una galleta, era la primera galleta de su vida, por la foto parecía encantarle mirando con los ojos muy abiertos y gran interés.

La siguiente foto fue justo del tío que les faltaba por conocer, sorprendió mucho a los dos, no sólo porque Loki estaba en su forma jotun vestido como el más lindo de los pingüinos y si alguien decía lo contrario Odín lo desterraría fuera de los Nueve reinos o dejaría que las disir devorasen su alma.

– "El tío Hulk estuvo jugando con Loki y el tío Clint, cuando vio que Loki iba a pasar por dónde estaba el sofá no dudo en levantarlo para que no tuviese que rodearlo." – Leyó Frigga y ambos rieron, el trozo de pie que se veía seguramente sería de Clint, realmente Hulk debía querer mucho al niño por la forma en que lo miraba.

La carta continuó explicándole lo mucho que al bebé le gustaban los dulces, y siempre estaba extendiendo la mano para las galletas de miel, Heimdall había dicho que le daría después de comer, pero cuando Loki se agarró a su pierna y lo miró con sus grandes ojos de rubi y una carita triste termino dándole la galleta, pedía consejos para luchar contra esas caras y no caer en malcriarlo, los abuelos se miraron y Odín dijo:

– ¿Cuánto crees que tardara en darse cuenta de que lo mejor es no mirarle? – Frigga rio al recordar la de veces que Thor incluso de mayor ponía cara de cachorro abandonado para conseguir lo que quería, pero en eso Loki siempre fue mejor, sin embargo un día dejo de hacerlo.

Había una foto del momento en que Loki se puso de pie para reclamar galletas y ambos lo miraron intentando saber de qué iba vestido, parecía alguna especie de bigelsnipe o dragón, por suerte Heimdall les explicó que era godzilla una bestia que dormía bajo el océano y destruía ciudades, normalmente de Japón al despertar.

–¿Crees que debería hacerle uno de bigelsnipe?

– Seguro.

No Thor

Thor y Bruce se disculparon ante sus compañeros por lo ocurrido, por suerte no habían llegado a destruir la calle, pero poco les falto en la pelea que armaron. Dado que había sido Thor el causante de ese ataque de ira, considerando adecuado que estuviese un tiempo sin aparecer por la torre en vista de que su presencia ponía nervioso a Bruce hasta el punto de no ser capaz de controlarse, nada se mencionó sobre su aparente obsesión con el bebé de ojos verdes.

Jane habló con su pareja intentado ayudarle, pero no hubo manera de que Thor le contase lo que realmente pasaba, simplemente sacudió la cabeza y le dijo que iría a ver sus padres un tiempo y ella aprovechó para preguntarle cómo había hecho Frigga para regresar, sin embargo la mirada que le dirigió el rubio la dejo paralizada en el sitio, era como si no la viese a ella, realmente le pareció tener a un dios ante ella y ser una insignificante hormiga que podía pisar sin remordimiento alguno, en su lugar recibió un beso en la frente y vio partir a su novio.

Cuando gritas "¡Heimdall abre el portal!", lo que esperas es ver a Heimdall y no a Volstagg el voluminoso junto a su hija Hilde, Thor llevo la mano a Mjölnir preparándose para un posible ataque, pero lo que llego fue un abrazo de su viejo amigo.

– Te extrañamos, viejo amigo.– Le dijo el pelirrojo levantándolo del suelo.

– Y yo a ti. – Contesto sonriente. – ¿Y Heimdall el que todo lo ve?

– Abandono como un cobarde. – Dijo Hilde repitiendo palabras oídas en el mercado.

– ¡Hilde! – La regañó su padre. – Sera mejor que vayas a casa y ayudes a tu madre. – Hilde rodo los ojos y tras despedirse se marchó a jugar.

– Desconozco los motivos que hicieron a Heimdall abandonar su puesto, pero no hagas caso de las palabras de mi hija, ha sido una insensata por repetir las injurias que dicen algunos.

– ¿Ocupas tu su lugar?

– Ni con toda mi envergadura podría ocupar el lugar de Heimdall. Odín decidió que los Tres guerreros nos repartiésemos la empresa, por las mañanas es mi deber hasta que Fandral venga a ocupar mi lugar y él es sustituido en las noches por Hogun. De esta manera parece que las aventuras de los Tres guerreros han terminado por ahora.

– ¿Dónde se encuentra Heimdall ahora?

– Quizás Lady Sif pueda ayudarte con eso.

La mencionada venía hacia ellos junto a Fandral, los dos parecían estar en una carrera por ver cual llegaría antes al observatorio, en cuanto la guerrera reconoció la figura de su amigo junto a Volstagg, Fandral perdió cualquier oportunidad de ganar que hubiese podido tener.

Sif salta a abrazar a Thor y este correspondió el abrazo, ella siempre sería su mejor amiga.

– Justamente iba a buscarte, hay muchas cosas que tú y mis padres parecéis tener que explicarme.

– Vamos juntos y te contare lo que sé.

Hacen el camino a caballo pero no hay carreras, es como si estuviesen dando un paseo.

– No puedo decir donde se encuentra ni los motivos que llevaron a mi hermano a dejar su deber, tendrás que preguntar a tus padres porque lo aceptaron, pero puedo decirte según sus propias palabras que era algo por lo que merecía la pena vivir. – Le miró intentando ver si él entendía esas palabras, y se sorprendió por la expresión de dolor en el rostro de su amigo. – ¿Thor?

El rubio miró a su amiga, una sonrisa triste en los labios porque había escuchado palabras parecidas aquel trágico día que perdió a su hermanito, dichas por sus labios cuando le reclamó una vez más explicaciones por sus actos.

– Mi amada tu hijo ha venido de Midgard. – Informó Odín cuando vio abrirse el portal.

– No lo digas así, también es tu hijo. – Contestó ella sabiendo por donde iba a ir la conversación. – Y siempre es necesario el consejo de un padre para ayudar a un hijo.

– Querida tu siempre has sido más sabía que yo.

– Me halagas, pero tú tienes la sabiduría de la edad, querido. – Odín suspiro, aquello podía durar mucho.

– Por las disir que parta de cacería con Lady Sif. – Si en algún momento se arrepintió de haber sustituido a Heimdall por los Tres guerreros, seguramente fuese ese.

Frigga rio al escucharlo, al día siguiente era sábado y ninguno estaba por la labor de perderse el día con su nieto, iba a ser difícil explicarle a su hijo la desaparición de los dos por todo el día.

Asgard agradece la lluvia para sus cosechas, ellos no saben que es la melancolía del Dios del Trueno y lo creen un regalo de este.

Thor saludo a sus padres y acordó una cena privada junto a ellos, la comida fue junto a todos, los guerreros se alegraban de tenerlo entre ellos, y la comida como casi todas fue como una fiesta en Asgard, reían y contaban anécdotas, alguien comento que hacía falta Fandral para deleitarles con sus coplas con rima sobre sus propias hazañas y eso hizo a Thor entristecerse pues aunque el ingenio de su amigo era bueno no tenía comparación con el de su hermano, con sus palabras como la miel.

Ocurrió antes de la cena, todo Valaskjálf tembló como si estuviese siendo sacudido por un terremoto, pero no era así, había sido el Dios del Trueno al golpear con Mjölnir las puertas del que habían sido los aposentos de su hermano, estas se negaban abrirse ante él. Por un momento creyó que su hermano estaba vivo y no tardaría en abrirle la puerta molesto por sus acciones, no fue así.

– ¡Thor! – Gritó su madre al verle prepararse para dar otro golpe. – ¿Acaso quieres destruir el palacio entero? – El hombre la miró aún con el martillo en alto, parecía realmente perdido. – Baja a Mjölnir ahora mismo.

– Lo siento. – Se disculpó igual que un niño pillado en una fechoría.

Frigga podía notar la confusión, el dolor y la culpa en su hijo, era como si cargase unas pesadas cadenas con esas emociones y todo terminase en una locura descontrolada aunque él sólo demostrase una enorme melancolía, lo todo de las manos y lo guio a uno de los balcones, desde ahí podían ver su jardín siendo bañado por la lluvia fina que ella reconocía como las lágrimas que su hijo quisiera derramar.

– ¿Hijo mío que aflige tu espíritu? – Pregunta acariciándole el cabello como si aún fuese un niño.

– Añoro a mi hermano, ni siquiera puedo entrar a su cuarto a recordarle.

– Nadie puede cariño. – Acaricio el rostro de su hijo dejando que la barba le hiciera cosquilla en los dedos, para ella aún seguía siendo su niño. – Desde el momento en que tu hermano dejo el mundo de los vivos que su cuarto se cerró a todos, ni siquiera tu padre ha logrado abrir las puertas.

– ¿Por qué?

– El seid así lo quiere. – Se guardó para ella su teoría de que las puertas se abrirían únicamente para su nieto cuando llegase el momento.

Se hace un silencio triste entre los dos, Frigga empieza a trenzarle mechones rubios mientras escuchan la lluvia caer.

– Necesito a mi hermano, sus consejos.

– Entonces reúnete con él, puedo enviarte al limbo unos días y podéis volver a luchar juntos como antes. – Asegura intentando hacerle pensar en otra cosa.

– No a ese hermano, bueno a él también le extraño, pero es diferente. – Frigga entiende, ha sabido todo el tiempo que esa melancolía que arrastra su hijo es por Loki, siempre fue el único capaz de esa hazaña. – Siento que las luchas, las batallas, las perdidas, todo sería más fácil de soportar si lo tuviese a mi lado. Madre tu regresaste a la vida, acaso el alma de mi hermano no podría estar también oculta en algún midgardiano. – Su mirada azul tiene un brillo extraño, mezcla de esperanza y de locura.

– No, Thor. – Ella niega con pesar, no quiere crearle más dolor a su hijo, no desea mentirlo y en realidad no lo está haciendo, pero lo hace. – Desconozco como murió tu hermano – Thor traga saliva, él es el único que sabe lo que ocurrió realmente, único testigo de los actos finales de su hermano. – y no voy a preguntarte por ello. Lo que puedo decirte es que cuando tu hermano cayo del Bitfröst lo busque incansablemente, después fue él quien me busco a mí. Pero cuando tu regresaste de aquella batalla no necesite escuchar de tus labios su perdida, lo sabía, mi corazón dolía mucho antes de oírte, tu perdiste un hermano yo perdí un hijo.

– Lo sé madre, pero podría ser que él estuviese en Midgard sin saber realmente quien es. – Le dice cogiendo él esta vez las manos de su madre, para transmitirle sus sentimientos, su esperanza de que no lo hubiesen perdido para siempre.

– No, él ya no está y si realmente existiera la posibilidad de que su alma hubiese hecho lo mismo que la mía tienes que dejarlo, porque ni un sólo guerrero de Asgard se alegrara por su regreso, sufriría su desprecio y su ira cada día, no le hagas sufrir esa condena por tus propios caprichos, permítele partir en paz.

– No lo entiendes.

– Lo entiendo muy bien Thor, por eso te lo repito olvídate de tus deseos y caprichos. Busca otra forma de sanar tu corazón en lugar de perseguir quimeras. Ahora vamos a cenar, tu padre espera. – Se detuvo un momento más y lo miró directamente a los ojos. – Si llego a enterarme de que intentas regresar a tu hermano no te lo perdonare.

Odín no sabe que palabras han tenido, pero su hijo parece abatido y su esposa enfadada, así que se guarda de decir nada, no vaya a empeorar la situación.

– Querido quería recordarte que mañana tengo un compromiso ineludible y no podré estar con vosotros.

– Entiendo. – Contestó queriendo llamarla tramposa en realidad, él era el rey, acaso eso no debía darle beneficios, por qué no podía irse cuando deseara a jugar con su nieto.

Culpas y traiciones

El sábado fue un día funesto para hablar con el Padre de Todo, todo le molestaba y no ayudaba que su hijo estuviese en un estado parecido, cualquier palabra cruzada con ellos o entre ellos parecía terminar en un enfrentamiento.

Odín se pierde en sus recuerdos al ver a los niños jugar, la imagen ante él le recuerda una hace siglos, cuando contaba historias a sus hijos sobre sus rodillas, él puede ver a Loki caer raspándose las rodillas y como Thor corría a consolarle besando sus mejillas y dando tiempo a que el seid curase el raspón. Recuerda haber reñido a Loki por llorar, un guerrero no llora por cosas así le decía creyendo que así lo endurecería, ahora ve su gran error. Dirige su único ojo a su heredero y reconoce en él lo mismo que carga sobre sus hombros, culpa y traición ocultas bajo la melancolía.

– ¿Podemos hablar? – Le pregunta acercándose.

Thor está tentando de gruñir a su padre una vez más y de verdad espera que no le diga nada sobre el trono o sobre Jane, sin embargo asiente.

– La melancolía es un rasgo raro en ti, más ahora que el Bitfröst fue reconstruido y podéis viajar libremente a ver a la mortal.

– Jane. – Contesta molesto porque su padre siga negándose a llamarla por su nombre.

– ¿Qué puede afligir tu espíritu de guerrero? – Pregunta ignorando la interrupción, respeta a los Vengadores, pero una parte de él tiene cierto rencor hacia la mortal elegida por su hijo, la misma que trajo a Malekith el maldito a su reino para que pudiesen arrebatarle a su amada.

Hablar con su madre no es como hablar con su padre, las palabras que salieron tan fáciles antes se atoran en su garganta y en lugar de decir lo que quiere dice algo totalmente distinto.

– "El hijo de Odín se alzara con la victoria, nueve pasos dará y entonces caerá." – Es miedo lo que vislumbra en el único ojo de su padre cuando escucha sus palabras. – ¿Es cierta la profecía?

– Eso no pasara jamás, ¿quién te ha dicho esas palabras? – Contesta algo irritado y entonces se da cuenta de quien ha podido decirle algo así a su hijo. – Loki.

– Veo que es verdad, entonces debí morir aquel día, merecía morir. – Golpeó la pared con tanta fuerza que su puño quedo marcado.

– ¿De qué hablas insensato?

– Hablo de que eres una vergüenza y yo también, hablo de que la profecía se cumplió y los dos seguimos aquí cuando debimos morir.

Las palabras eran como una bofetada, pero Odín no se derrumbó, su cabeza ato cabos con presteza entendiendo que Loki había logrado lo imposible, había burlado a los hados del destino y no sabía lo acertado que estaba.

– ¿Es eso lo que te tiene así? Comportándote como un niño sujeto a las faldas de su madre, lloriqueando por algo que no puedes cambiar. ¿Es de esta manera en la que piensas honrar lo que tu hermano hizo por ti?

– ¿Ahora es mi hermano? ¿Ya no es Loki Laufeyson una vergüenza para los Nueve reinos?

– Su muerte no cambia sus actos.

– No entiendes nada padre, hablas dignamente, incluso Mjölnir me considera digno de blandirlo cuando soy el más indigno de los Nueve reinos, lo que le hice a mi hermano…

– Tendrás que aprender a vivir con tus actos, fueran cuales fueran, no quiero escucharlos. Pero escúchame bien porque no volveré a mencionarlo y jamás diré que esto salió de mis labios, yo soy el rey aunque quisiera no podría reconocer mis propios errores porque sería entonces reconocer que soy débil y no existe tal cosa para un rey. No importa lo que tu hicieras, no importa la afrenta que cometieses contra él, porque tu villanía no podrá compararse jamás con las que yo cometí, lo que le hice a su cuerpo merecería que las disir devorasen mi alma eternamente. – Es escuchar las últimas frases de su padre que la ira de Thor crece, tanto es así que ni siquiera piensa en sus actos le lanza un puñetazo a su padre y este no lo esquiva, se levanta del suelo con dignidad y su voz suena cansada cuando le dice. – No quiero hablar más, voy a acostarme, retírate.

Thor quiere estrangular a su padre como nunca antes, las ideas de lo que pudo hacerle a su hermano le atormentan, pero Odín golpea con su lanza en el suelo y es expulsado de la sala, no tiene más remedio que ir a entrenar para intentar calmarse, los guerreros tiemblan al verle y aunque más de uno prefería ir a meterse directamente en la cueva de un dragón o entre sus fauces a enfrentarse al Dios del Trueno en ese estado, le enfrentan y pagan las consecuencias con sangre y huesos rotos.

Odín se encierra en la oscuridad de sus aposentos, el rostro oculto por sus manos, el golpe no le ha dolido en comparación a la culpa de sus actos pasados, al recuerdo claro de porque él que estuvo tanto tiempo en el amor con su esposa termino separada de ella por sus actos, como durante mucho tiempo ella no era capaz de mirarle o tocarle por su acto indigno. Las palabras de recriminación nunca le dejaron, ella tenía razón ella podía perdonarle con el tiempo, el tiempo de los siglos, pero él jamás podría perdonarse así mismo cuando se diese cuenta de que era realmente el monstruo que se oculta donde menos te lo esperas. La culpa es como una sombra pegada a él, recuerda la calidez en su corazón cuando adopto al pequeño jotnar, recuerda como cada día se esforzó en moldearlo para que fuera un digno aesir, preguntándose como viniendo de un pueblo de guerreros no era uno en su espíritu, recuerda cada traición cometida contra su hijo no en la sangre y la carne pero si en el nombre y el corazón, recuerda la mirada de dolor cuando lo perdió para siempre.

El brillo de Valaskjálf parece empañado por la tormenta que acompaña la ira de Thor, Lady Sif busca a la reina para pedirle consejo, ayuda para su amigo, hermano en la batalla, lo conoce bien y teme porque toda esa rabia lo transforme en un berserker y entonces si tendrá actos que lamentar como en el pasado. Para su sorpresa Geri y Freki le cortan el paso a los aposentos de la reina, no escuchan sus palabras cuando intenta conseguir una audiencia con la reina, sólo le muestran el camino de salida, pero ella no es una damisela en apuros, en la Diosa de la Guerra y si le reina no está para dar su consejo ella puede dárselo a sí misma.

Vio a Thor luchando contra enemigos imaginarios, sombras de su mente a las que golpeaba en los muñecos de madera para el entrenamiento sin importar que sus manos estuvieran sangrando y se lanzó sobre él sin dudar, lucharon con los puños como iguales. Hubo un único momento en el que Sif temió realmente si había actuado correctamente, cuando se perdió en la mirada tormentosa de su amigo, no quería seguir viéndolo así. Echó la cabeza para atrás y lo golpeo con fuerza en la frente, la sangre comenzó a caer por el rostro del rubio nublando su visión de rojo pero eso no impidió que de un hábil movimiento tirase a la morena al suelo y la impidiera moverse con su cuerpo. Thor la miraba entre la niebla de su mente, una hermosa joven de cabellos de noche, labios rojos manchados por su sangre goteando, los limpio suavemente con dedos torpes, se acercó tanto al rostro ajeno que pudo sentir cuando dejo de respirar y vio los ojos cerrarse delicadamente, ojos azules como el cielo, ojos que no eran del color que debían, igual que la piel o el olor que desprendía el cuerpo bajo él, no era la dama de sus memorias, pero tampoco lograba recordar quién era esa dama y se apartó con brusquedad dándose cuenta de que era Sif y no la sombra de su mente a quien mantenía apresada.

– Sea lo que sea que te tenga así soluciónalo de una vez, ahora mismo no eres más que una bestia. – Le escupió ella incorporándose, herida por su rechazo sin decirlo.

La escuchó en silencio mientras ella esperaba algún tipo de reacción que no llego, él había vuelto a encerrar aquella sombra de su memoria en las profundidades de su corazón, recordando un beso salado por las lágrimas derramadas.

Todo el mundo le decía lo que debía hacer, Sif le reclamaba que lo solucionara; su padre que viviese con ello, pensar en las palabras de su padre le hizo querer volver a golpear algo; Hela que lo dejase ir y su madre vivir con ello y avanzar, entendía a cada uno de ellos, pero ninguno le entendía a él. Necesitaba a su hermano, necesitaba sus bromas, sus juegos de ingenio, sus palabras como la miel, entendía las palabras de su madre, pero él lo protegería, lucharía con cualquiera a su hermano como había jurado en su infancia. Una voz en su cabeza le susurro, "¿Y quién lo protegerá de ti?", pero no quiso escucharla, la mando lejos a la oscuridad junto a la sombra de su dama de cabellos de ébano.

Quería regresar ya a Midgard para buscarle, pero se vio las manos manchadas de sangre seca, noto la que había caído por su rostro y decidió arreglarse, aquella no era la forma de reencontrarse con su hermano, cuando hubo terminado se despidió de todos, Fandral dejaba su turno para dar paso a Hogun el torvo que abrió el portal en silencio.

Mjölnir vs Jörmungard

Fue dejado en el mismo lugar en el que una vez se llevó a su hermano encadenado, las estrellas alumbraban el cielo nocturno en compañía de las luces de la ciudad, le resulto una pena porque sabía lo mucho que su hermano había amado las estrellas, recordó haberlo visto una vez golpeado y cuando reclamó saber quién lo había hecho para hacerle pagar por cada golpe, su hermano había negado con la cabeza diciendo que perdió una estrella.

No importaban las luces, esta noche él iluminaria los cielos con sus rayos para encontrar a su hermano, sobrevoló Nueva York, Mjölnir en alto, vestido para la batalla, su armadura brillaba por los truenos rugiendo a su alrededor.

– ¡Loki! – Llamó con su potente voz y los truenos corearon a su dios. – ¡Ven!

Los cielos temblaron, Heimdall cayó al suelo retorciéndose de dolor ante los ojos de los Vengadores, su mirada brillando como estrellas mientras balbuceaba por la protección de su hijo. Loki lloraba presa del terror, y no había mucho que pudiesen hacer.

La serpiente que rodea Midgard rodeo con parte de su cuerpo la torre de los Vengadores, aunque en realidad nadie lo veía, era energía, energía protegiendo la torre y atacando con sus dientes la que provenía de Mjölnir.

– Retrocede vil martillo de Asgard o te devoraré hasta que no quede ni el recuerdo.– Siseo.

– Cumplo los deseos de mi señor. – Contestó Mjölnir con sus truenos.

– Su deseo es indigno. – Escupió su veneno Jördmungand.

Mjölnir cayó manchado por la sangre del que alguna vez fue su compañero en la batalla y de los guerreros que lucharon a su lado, aquel que espero desde su creación para que le blandiese, al que había acompañado durante diferentes vidas ya no era digno de levantarlo.

A Thor no le importaba, había conseguido lo que deseaba, en sus brazos estaba el bebé de los ojos verdes, el bebé que ahora sabía su hermano.

– Volvemos a estar juntos. – le dijo besándole la cabecita, en respuesta este le pego con sus manitas y tiró de los cabellos con todas sus fuerzas. – Shhh… tranquilo, voy a cuidarte bien. – Le decía dejando tras él a sus excompañeros malheridos, quizás muertos, no importaba.

Esa alerta Amber conmociono al mundo entero, su héroe, el Dios del Trueno había robado un bebé, era como una herida sangrante en cada persona que confió en el guerrero, porque se sentían perdidos inseguros de confiar en el resto de héroes.

Hulk vagaba por las calles destruyendo a su paso, gritando el nombre del traidor sin éxito, cuando se encontrasen el enfrentamiento sería épico. Llevaban más de veinticuatro horas en la búsqueda sin pista alguna, la policía detenía a cualquiera remotamente parecido a Thor, la gente miraba a los bebés como si cualquiera pudiese ser el pequeño robado y todos se apresuraban a regresar a sus casas asustados.

La policía detuvo la furgoneta, apuntaron con sus linternas a la parte trasera para observar la sillita de bebé ocupada por un niño dormido con las mejillas sonrojadas y brillantes por el rastro de las lágrimas. El conductor era un hombre con los hombros caídos, llevaba unas gafas que se escurrían por su nariz y que colocaba con gesto mecánico en su sitio. Entrego toda su documentación sin pegas observando de vez en cuando al pequeño dormido.

– Sera un momento señor Jarlson. – Indica el agente que ha tomado sus papeles regresando al coche para comprobarlos mientras su compañera permanece al lado observándolo todo.

La joven vuelve a apuntar con la linterna al bebé dormido, extrañada por las marcas de lágrimas en sus mejillas, ¿podría ser ese el niño robado?

– Disculpe agente, podría no darle con la luz a mi hijo, no me gustaría que despertara. – Pidió el hombre amablemente, la joven notó que la voz era profunda y fuerte como una tormenta.

– Lo siento. – Se disculpó apartando la luz del bebé.

Como el padre había temido su hijo despertó llorando, el llanto sonaba como roto y el hombre aún con las manos sobre el volante la miró fijamente, ojos azules y cansados tras los cristales de sus gafas.

– ¿Le importa si lo cojo?

– Adelante. – Dijo sintiéndose culpable mientras le abría la puerta y recibiendo una sonrisa de blancos dientes en agradecimiento.

El hombre era mucho más grande de lo que la agente Mirelle imaginaba, tenía el cabello negro como la tinta y lo llevaba recogido en una coleta baja, con cuidado saco a su hijo del coche e intentó calmarlo sin éxito, el bebé se revolvía y le pegaba con las manos sin dejar de llorar, llevaba un pijama de Batman y tenía el cabello de su padre.

– Tranquilo. – le susurraba el hombre antes de cantarle un arrullo mientras lo acunaba.

– Todo correcto señor Jarlson. – Le dijo el otro agente devolviéndole el carnet y los papeles de la furgoneta.

Cogió sin soltar a su hijo que aún se removía en sus brazos y sacaba mechones de pelo de la coleta al tirar de ellos.

– Debe de tener ganas de estar con mamá. – Le dijo Mirelle intentando ver los ojos del bebé, algo en su cabeza le decía que era importante.

– Esta así por la falta de esta, nos dejó poco después de tenerlo.

– Oh, discúlpeme siento su perdida.

– No se preocupe, es la historia de cada día, conoció a alguien con más dinero y nos dejó por él.

Jarlson colocó a su hijo otra vez en la sillita con cuidado, los agentes regresaron a su auto en silencio sin ver como este mojaba el chupete en una sustancia que haría dormir al pequeño en cuanto se lo colocara, este lucho pero poco puede hacer un bebé ante el Dios del Trueno y menos si este le ha puesto unos grilletes que le impiden usar magia, a ojos de todos puede verse como una esclava con su nombre, pero no es más que una mentira más de ese dios enloquecido que le ha arrebatado todo.

– Mi pequeño Loki, pronto se te pasara el enfado y entenderás que sólo somos tu y yo. – Le dijo acariciándole la mejilla.

Regreso al asiento del conductor y se despidió con una sonrisa de los agentes que seguían atentos de cualquier posible sospechoso sin darse cuenta de que lo dejaban ir.

México estaba lejos, y no pensaba dejar de conducir hasta llegar, el cabello negro y las gafas podía estar engañando por ahora a los mortales, pero no estaba seguro de si funcionaria con los espías de SHIELD o sus excompañeros de equipo, quería poner toda la distancia que pudiera entre ellos aunque sabía que SHIELD se escondía en todas partes.

Cada vez que Loki despertaba se encontraba con el rechazo y la resistencia del niño hacía cualquier cosa que viniese de él, agua, comida, juguetes, todo se lo tiraba, si no fuera por los hermosos grilletes que le había puesto podía jurar que la magia le atacaría.

– Loki tienes que ser un buen niño y comer, es por tu bien. – Le hablaba intentando darle un potito, pero el pequeño lo escupía o golpeaba la cuchara con las manos negándose a alimentarse. – Estoy haciendo todo esto por ti, porque te quiero y puede que ahora me odies, pero nadie iba a quererte nunca como yo, además qué ibas a hacer entre mortales incapaces de entenderte por completo. Tenías razón su tiempo de vida es efímero en comparación al resto, entonces quién cuidaría de ti. Esta vez hare las cosas bien, no permitiré que nadie te haga daño y cuando crezcas te llevare a Asgard.

Loki sólo lloró en respuesta, lloró mientras le limpiaba y cambiaba, lloró en el viaje aunque la garganta le dolía y jamás había llorado tanto, pero si lloraba, si lloraba mucho su papá le encontraría, sus tíos le salvarían, al final volvería a casa. Por ello lloraba hasta que el sueño llegaba ya fuese por cansancio u obligado por aquella bestia de luz y truenos.

Thor aceptaba que Loki llorase, de vez en cuando lo drogaba para que descansara, pero no quería recurrir siempre a eso, se lo tomaba como algo pasajero, tarde o temprano su hermano le aceptaría otra vez, se le pasaría en cuanto estuviesen en lugar seguro. Fue entonces cuando frente a él vio la luz del Bitfröst, creyó que podía ser su padre, buscándolos para llevarles a casa, para su sorpresa era Frigga junto a un ejército de valquirias. Recordó las palabras de su madre y supo que debía pagar por haber traído de regreso a su hermano en contra de los deseos de ella. Podía dar la vuelta o intentar huir, pero él era un aesir, un guerrero de Asgard, el Dios del Trueno y además estaba seguro de que su madre le entendería en cuanto cogiese a su hermano en brazos, regresarían juntos a Asgard y volverían a ser una familia.

Detuvo el coche y cogió a su hermano en brazos que había despertado para seguir con su llanto y como todas las veces anteriores le golpeaba con sus pequeñas manitas. Camino con pasos decididos hacia su madre, esta iba a su encuentro dejando a las valkirias tras ella salvo por Brunnhilde. Sonrió en cuanto vio como Loki extendía los brazos hacía su madre y esta correspondía al gesto atrapándolo entre los suyos, observó la escena maravillado por como el lloro cesaba y su hermano se abrazaba a su madre, reprimió el pinchazo de celos porque no fuese así con él y lo achaco no al secuestro si no a la afrenta cometida antes de que fuese un bebé, se dijo que debía ganarse el perdón.

La reina beso la cabeza adornada por cabellos como plumas de cuervo antes de entregárselo a la valkiria.

– Protégelo con tu vida. – Ordenó.

Thor había guardado silencio esperando por hablar con su madre, perdido en la ilusión de su mente hasta que esta le golpeó brutalmente, el golpe le hizo volar hasta impactar contra el suelo, mientras la escuchaba gritarle.

– ¡Indigno, tus actos traen vergüenza a tu casa y al reino!

– Madre… – Trató de explicarse, levantándose del suelo, él jamás levantaría la mano contra su madre pero esta no tuvo problemas en volver a golpearle con fuerza.

– No quiero oír palabras salir de tus labios, no quiero escuchar tu locura. – Le decía ella. – Entrégate sin luchar y podrás tener un juicio justo.

El rubio miró a su madre sin reconocerla, se sentía traicionado por ella, miró a Loki abrazarse a Brunnhilde y como las demás valkirias se acercaban a ellos, decidió una vez más, no iba a perder a su hermano por cuarta vez ante sus ojos sin poder hacer nada, no mientras pudiese luchar y su gritó llamó a los truenos, podía ser que ya no fuese digno de Mjölnir pero él era el Dios del Trueno y el mejor guerrero que Asgard había conocido.

Frigga vio a su hijo con pena, y si antes sólo lo había golpeado con sus manos desnudas rogando a las Nornas que recuperase la cordura, se dio cuenta de que sería ella y su espada la que pusiera fin a la locura de su hijo. Por tercera vez cargo contra Thor antes de darle tiempo a que atacase él y en ese tercer golpe su espada traspaso carne y órganos, la sangre mancho sus manos y la lluvia cayó sobre ellos, vio como la mirada azul y sincera del que fue su niño no la veía a ella si no que se perdía en el pequeño abrazado al cuello de Brunnhilde.

La lluvia volvía a caer sobre ellos, ya no se escuchaba más el llanto roto de Loki. Thor despertó de su locura sintiendo su rostro contra el barro hojas, pero más importante, sentía a Mjölnir en su mano que lo apretaba con fuerza, mientras la sensación de estar siendo asfixiando retrocedía, no estaba seguro si lo que acaba de vivir era real o una pesadilla de lo que podía vivir llevado por su propia locura, pero la lluvia que caía sobre él era tan real como la de su pesadilla y le dolía en el lugar donde su madre lo había atravesado con la espada, aunque en realidad podía ver bajo la suciedad del barro que no llevaba el cabello teñido de negro, no había ningún bebé de ojos verdes a su alrededor y estaba en Central Park y no en una carretera perdida.

Levantó a Mjölnir para asegurarse de que aún podía.

– Si lo que he visto ha sido una visión enviada por las Nornas, les debo mi agradecimiento o habría terminado loco y deshonrado. – Habló más para sí mismo que otra cosa, rascándose el barro de la cabeza y recordando el rechazo del niño en su pesadilla. – Loki, si estás ahí fuera perdóname, que yo no me perdonare nunca.

– Me lo has puesto muy fácil. – Dijo Jörmudgard aun protegiendo la torre.

– Era lo correcto, no creas que será siempre así. – Contestó Mjölnir agradeciendo la visión terrorífica enviada por su enemigo.

Cuando Thor entró a casa podía escuchar las voces de Jane, Darcy y otra voz de mujer extrañamente familiar, hablaban de él y de Loki, de como dejo su cuerpo en aquel mundo oscuro y se preocupó estúpidamente por si Jane veía a otros hombres, porque era más fácil que pensar en lo que sus actos habían causado. Las mujeres se sorprendieron al verlo todo embarrado y aún con hojas en el pelo, Darcy hizo una foto para el twitter, porque bueno alguien tiene que subir fotos de Thor al twitter para disfrute de la humanidad, pero la otra mujer junto a ellas avanzo con un aire digno de una reina, era casi del mismo tamaño que Jane, tenía un rostro de muñeca y parecía mucho más joven de lo que era, pero Thor no vio nada de eso, vio la furia en su mirada antes de sentir su rostro golpeado.

Jamás te perdonare Thor Odinson. – Y tras decir aquello cogió su bolso y se marchó dando un portazo.

Las otras dos mujeres miraban anonadadas la escena, ni tan siquiera habían entendido las palabras de su amiga normalmente toda dulzura y tranquilidad y que parecía haber sido poseída por un demonio comportándose de aquella manera y hablando en una lengua extraña.

Thor se llevó una mano al labio y miró la sangre manchar sus dedos. Preguntándose que podía haberle hecho a aquella mujer para que no le perdonase y ¿desde cuándo una midgardiana podía hacer sangrar a un asgardiano por un simple bofetón?

Continuara...

Nota: No lo he olvidado, iré subiendo vuestros garabatos a mí Tumblr (brujipuh-tumblr) que es un sitio casi vacío actualmente, pero ahora mismo subo el primero de todos. Por cierto recordar que nunca dije que supiera dibujar.