Simplemente un miniminimini drabble, escrito para Morgian H. Stone (como casi todo...*ahem*pesada*ahem*), que estaba muy pocha, y que dramatiza mucho ;)

Cincuenta y seis horas, treinta minutos y diecisiete segundos es el tiempo que Sirius Black lleva enfermo, y cinco, cuatro, tres, dos, uno el tiempo que va a tardar en…

- Reeeeemus, ¿qué estás haciendo? ¡Déjalo y ven a colocarme las almohadas!

Sirius, que nunca ha sido capaz de levantarse sin ayuda- un eufemismo para referirse a patadas, tirones de mantas, gatos entre las sábanas y cubos de agua- antes del mediodía, ha adoptado desde que está enfermo la maravillosa costumbre de despertarse a las ocho en punto de la mañana. ¿Y qué hace Remus? ¿Protesta, se tapa la cabeza con la almohada y se niega a escuchar, como lleva haciendo Sirius desde que le alcanza la memoria?

Exacto: se levanta y va a colocarle las malditas almohadas, porque todo el mundo sabe que el resfriado es una afección grave que incapacita el normal funcionamiento de las extremidades. Así que Sirius sigue igual de malcriado, comportándose como si tuviera tuberculosis, y Remus desarrolla todavía más su complejo de mamá gallina.

Se lo advirtió, se lo advirtió muchas veces. Ponte una chaqueta si vas a salir. Y Sirius baaaaah. No duermas con la ventana abierta. Y Sirius baaaaah. Te sentirías mejor si no fumaras tanto. Y Sirius, una vez más, ¡bah!

- Harry no se queja ni la mitad que tú, y eso que tiene varicela. Y que es un bebé- se acerca a la cama empieza a organizar el lío almohadas y mantas retorcidas que Sirius ha organizado en solo una noche.- ¡Por lo menos podrías levantar la cabeza!

- Demasiado…débil…cuello.- suspira con cara de moribundo.

- Ya. Estarás agotado de despertarme a gritos todas las mañanas para que te coloque las almohadas.

- Pues sí.- quién no se conmovería ante esa cara de sufrimiento. ¡Las injusticias y sufrimientos que habrá tenido que padecer el pobre Sirius en su grave enfermedad!- Y ni siquiera las colocas muy bien. Me duele el cuello.

Y Remus se levanta, tira la almohada y se va a seguir durmiendo. Al sofá, por supuesto, porque no querría contagiarte nada, Lunático, no quiero que tengas que pasar lo que yo estoy pasando. Al parecer poder repantigarse a gusto en una cama doble él solo es bueno para evitar el contagio.

Así que se tumba, se tapa la cabeza con la almohada y se niega a escuchar. Cinco, cuatro, tres, dos, uno…

- Reeeeemus, tengo hambre. ¡Tráeme el desayuno!