EPILOGO

Me levante entumecida de la cabeza a los pies, esa pesadilla había sido tan real… porque lo era.

CAPITULO 1

Hoy era lunes, me lo confirmo mi despertador que, puntualmente, ya estaba sonando. Me levante medio grogui aun, pero tenía que poner buena cara a la vida y la vida te sonreirá, o, al menos, es lo que me decía mi madre cada día durante todos mis años de colegio nuevo, o de, ahora, instituto nuevo.

Mi familia siempre se estaba mudando, de un lugar para otro y, yo, era la que paga las consecuencias. Mi padre era militar y siempre le estaban enviando a sitios diferentes, por lo que a mí no me daba tiempo hacer amigas, y la verdad es que no me gustaba mucho tener amigas. En eso mi madre y yo éramos iguales; siempre solitarias. Mi madre no se integraba bien en la sociedad, como ella decía:"ninguna persona está a mi altura excepto tú y tu padre".

Bueno resumiendo, mi familia era una familia de lo más rara.

Yo me llamo Katniss Everdeen, tengo 16 años y voy a 1º de Bachillerato y hoy iba a ser el peor día de mi vida.

Este instituto era el más grande que había visto en todos los que he estado. Fui hacia la puerta de cristal donde estaban unos 20 folios con listas de nombres y clases. Mire hacia las listas de 1ª: 1ªA nada, 1ªB nada, 1ªC nada, 1ª D nada y por ultimo estaba en la clase de…1ªE. Qué bien, daba saltos de alegría.

Entre en el instituto y me recibió una gran sala con tres sofás pegados a la pared de mi derecha; a mi izquierda había una puerta, seguramente llevaría hacia la sala de profesores. También había trabajos expuestos en una mesa al final de la habitación y al lado de esta estaba la puerta que estaba buscando. La abrí y me vi envuelta en una nube de alboroto y gritos de niños que llamaban a sus compañeros de cursos anteriores para decirles con quien iban en clase o para enterarse de quien iba con quien. Me dirigí a una puerta con un cartel en el que rezaba: CONSERJERIA. Llame a la puerta con los nudillos, gire el pomo y entre en otra sala más pequeña que la anterior. Había cuatro mesas atestadas de libros de profesores, hojas, etc. Solo había una persona para atenderme y no me quitaba los ojos de encima, asique tome aire y pregunte formalmente.

-¿Podría decirme donde está la clase de 1ªE, por favor?

-Claro que si bonita- dijo con una voz nasal- dime cómo te llamas - dijo cogiendo unos folios grapados.

-Claro- conteste con una sonrisa falsa pegada a mi cara- me llamo Katniss Everdeen.

-Está bien, Katniss ¿no? Vale estas en el aula A209, ¿podrás encontrarla por ti misma o le digo a algún alumno que te enseñe el camino?

-Gracias, pero no necesito a nadie, me sé el camino perfectamente.

Puede que algunos piensen que soy una tonta por estudiarme el mapa de todo el instituto, pero si no tienes nada que hacer en el viaje de Brasil hasta aquí, un pueblo remoto de Madrid, y puedes meterte fácilmente en los programas de los profesores como en el ordenador del director, puedes hacer lo que quieras.

-Bien vale pues que pases un buen día -dijo con voz alegre, aunque en el fondo estuviera diciéndose que era la chica más rara del mundo.

Supongo que por eso odio tanto a la gente, nunca me toman en serio.

Nunca fui la chica más popular de la clase pero el primer día siempre algunos chicos se paseaban por mi mesa para darme el número de teléfono de su casa o decirme donde viven, si soy sincera yo creo que soy guapa, quien no pensaría eso de la típica chica rubia (aunque debo admitir que no era mi color de pelo natural), alta y delgada. Pero todo cambia cuando ven mis ojos, no es normal en ningún ser humano tener dos tipos de color de ojos, pero eso es lo que me pasa a mí.

Todos se paran a mirarme y yo hago como si no me diera cuenta de lo que hacen o no les prestó atención, por mucho que me duela, esa es la historia de porque con ya casi 17 años no haya tenido ningún amigo. Nunca.

Paseando por el pasillo de las taquillas me encontré rodeada de chicas delgadas hasta el punto de la demacración y a chicos llenos de testosterona que cuentan a sus amigos con que chica ha estado todo el verano o que chica no se le iba de la cabeza por las noches de calor. Pero como no, yo, no pase desapercibida.

Cuando llegue a mi clase asignada resople y no solo por todos los escalones que acababa de subir, si no porque ahora empezaba mi mal día, y con eso mi mal humor.

Me trague mi orgullo y decidí entrar. La clase era grande como para albergar a 40 niños, aunque no se acercaban a los 40 había como 20 mesas más la mesa del profesor. Algunos de los compañeros que tendría ya estaban sentados cerca de sus amigos y otros reservando sitios para los que vengan después.

Las mesas de delante estaban sin ocupar y como solo éramos 18 en la clase, nadie se sentaría al lado mío.

Me dirigí al asiento de adelante cuando un niño de unos 18 años (repetidor) se me puso delante cortándome el paso.

-Hola guapa, ¿eres nueva en el instituto? Porque no te sientas con migo y mis amigos ahí atrás en vez de estar aquí delante tu sola.

-Gracias por la oferta pero prefiero estar sola.

-Anda ya… ala si tienes un ojo de un color y otro de otro. ¿Qué eres, un extraterrestre venido de un planeta raro?

-Peeta deja a Katniss en paz.- mientras nosotros hablábamos no me di cuenta de que todos los alumnos ya habían llegado incluido el profesor.- Katniss no le hagas caso lo dice en broma.- termino la frase con una sonrisa.

Lo malo es que yo ya no estaba para bromas porque mi genio se me iba de las manos y, sin querer, le solté lo que me vino a la cabeza.- estúpido instituto, estúpidos compañeros, estúpida clase,…

Y me fui diciendo todo lo que me parecía estúpido en el mundo y dejando atrás a una clase boquiabierta y asustada.

Al día siguiente estaba otra vez de camino al instituto tras tener una discusión con mi padre (aunque fuera él el que hablaba).

Tenía que disculparme delante de toda la clase y el profesor y para colmo mi padre estaría mirándome para que no vuelva a pasar nada otra vez.

Hacia 10 minutos que había tocado el timbre pero aun había alumnos rezagados que venían a todo correr, eran los típicos que no se esfuerzan gran cosa en los estudios y siempre andan de botellón.

Yo no estoy para tanta historia, aunque parezca raro ya me han llamado de algunas universidades famosas como la de Harvard para entrar por adelantado gracias a mi gran intelecto, pero yo lo único que quiero hacer es que darme en casa sin hacer nada y estar leyendo libros de mi biblioteca personal.

Pero aun no podía dejar el instituto por más que quisiera, un año soborne al director porque me adelantara todos los cursos para poder irme, pero me dijo que tendría que estar en el hasta los 18 y luego podría ir a hacer lo que quisiera, lo malo es que me quedan 1 año para los 18 y hasta que no los tenga me tendré que aguantar aquí.

Entramos en el edificio y como si lo hiciera para llamar la atención mi padre fue alardeando de su uniforme de militar (que no sé porque se lo ha tenido que poner, en principio) subimos las escaleras y giramos a la derecha hacia mi clase y muy reverencialmente, como si se tratara de la puerta de la casa del Papa, toco con los nudillos y seguidamente abrió la puerta.

El profesor era el mismo que el otro día y cuando me miro note entusiasmo en sus ojos, ¿o era que estaba tan ciega como para confundirme? En tal caso mi padre entro en la clase y dijo:

-Hola soy el padre de Katniss.

-O asique usted es su padre, que bien.- dijo el profesor con esa sonrisa suya que de tan mal genio me ponía.

-Si solo vengo para asegurarme de que no se me vuelve a escapar.- Terminó con una carcajada a la que el profesor se unió.

Intente escabullirme por un lado pero la mano de mi padre me retuvo

-Bueno aquí te la dejo, y sise te escapa otra vez llámame al móvil.

-Está bien, lo hare, pero no creo que se vuelva a escapar, ¿verdad?_ dijo mirándome con su sonrisa. Es que este tipejo no puede quitarse su sonrisa de la cara.

-Ya veremos, monstruo.- farfulle por lo bajo.

-Bueno me voy, y gracias otra vez por todo.

Y, con eso, mi padre se fue de la clase cerrando la puerta tras de sí. Y después de un rato, empezaron a farfullar:

-Esta chica es la rara del otro día.

-Esta es un extraterrestre.

- ¿La habéis visto los ojos?

-Tiene uno de color azul y otro verde.

-Katniss, - me dijo el profesor- puedes elegir el sitio que quieras, hay uno junto a Gale, ese de ahí o… bueno hay dos sitios libres aquí delante pero no querrás estar atrás así que ponte…

-No necesito su caridad- le dije con un tono tan desafiante que la sonrisa se le esfumo de la cara- solo estoy en este instituto por orden de mi padre, pero que le quede claro que no pienso hacer ninguna clase, lo único que hare serán los deberes y los exámenes; así que más le vale no molestarme mucho.- concluí sentándome en la primera fila. Sola.

Todos se quedaron mirándome con fingido desprecio, hasta el profesor.

Cogí mi mochila y de ella saque mi portátil, podía sentir las miradas de mis compañeros cuando lo abrí y lo encendí.

- ¿No tendría que dar la clase? ¿Profesor?- dije mirándole por el rabillo de ojo. Se puso tenso y se dirigió hacia su mesa, que estaba repleta de hojas.

- ¿por dónde iba?- susurro- a, si, como os iba contando aparte de vuestro profesor de lengua, también lo seré de teatro, para los que vayan y vuestro tutor, así que si tenéis un problema ya sabéis a quien decírselo.- se paro al ver una mano levantada.

Era la de un chico no más alto que ella, era rubio y sus ojos eran de color azul turquesa, no como el mío que más bien parecía un gris pálido. Tenía una camiseta de manga corta verde y unos pantalones que se le caían por la cintura dejando ver unos calzoncillos de color negro con una ralla roja.

- ¿si, Peeta, que quieres preguntar?

Abrí los ojos asombrada, ¡era el chico del otro día! Claro, con tanto estrés no lo había visto bien.

-Bueno profe, mi pregunta es sobre- fijo su mirada en mi- ¿esa chica de donde es de la Luna o de Marte?

Al terminar con la pregunta todos los alumnos se rieron a coro.

-Peeta he dicho que la dejes en paz. Lo siento por su comportamiento…-se paro en media frase al ver mi sonrisa.

-Muy gracioso ¿Peeta? Pero yo no quisiera estar en tu pellejo si mis guardaespaldas se enteran de lo que dices.

-Guarda espaldas si y una mierda ni que fueras millonaria niña rara.- otro coro de risas.

Sin decir ni una palabra guarde mi portátil (que apenas lo había utilizado) y me dirigí a la puerta, con la mano en el pomo me gire un poco hasta que la mirada de Peeta y la mía se encontraron, volví a sonreír y le señale con el dedo una árbol cerca de su ventana donde uno de mis guardaespaldas lo vigilaba con el ceño fruncido y haciendo equilibrio.

Todos en la clase se quedaron tiesos en sus sillas y con una cara de miedo que hacía pensar que nunca se hubieran reído entes de ella.

-Bueno ya sabéis chicos mejor guardárselo para uno mismo.

Y con esto salí de clase haciendo entender que la primera clase, para mí, ya había terminado.

La segunda la pasamos en el patio ya que la profesora de música estaba en cama con un resfriado.

Ya en el primer recreo me estaba comiendo un bocadillo de jamón cuando sentí más que vi como una de mis sombras(es así como acostumbro a nombrar a mis guardaespaldas), se interponía entre yo y una pelota de futbol del campo que tenía a mis espaldas. Me gire para ver quién me la había tirado y me encontré con unos ojos que me miraban con un azul congelado. Peeta.

Me levante de donde estaba sentada y me dirigí al edificio, mi sombra ya se había ido, pero para mí aun que daban cuatro horas de sufrimiento.

Al terminar las clases me dirigí corriendo al coche que me esperaba en la acera, me iba a meter dentro cuando sentí otra vez es fría mirada que había sentido desde la cuarta clase, me volví y vi de pie mirándome a Peeta, ¿¡es que ese tipo iba a estar acosándome todos los días!? Cuando iba a levantar la mano para sacarle el dedo corazón, me sorprendió que el también levantara la mano solo que para decirme adiós, iba a despedirlo también cuando una chica con cabello oscuro y mas pintada que un payaso se acerco a él y le dio un fuerte beso en los labios.

No sé porque me importaba tanto, pero de repente empecé a ponerme de mal humor ¡tampoco iba a estar de pie mirando como él y esa chica se lo montaban delante de mis narices!

Sin mirar atrás me metí en el coche y le dije al chofer que condujera a casa, el me hizo un gesto con la cabeza y arranco el coche, mientras se iba alejando del instituto no pude remediar mirar atrás, el estaba allí, mirándome.

Hola a todos, sé que no he terminado con mi otra historia pero iré diversificando un poco.

Esta historia la subiré con menos frecuencia ya que los capítulos son más largo y se escriben más despacio, pero no sufráis, lo hare lo mejor que pueda.

Espero que os guste y ponerme reviews para saber vuestra opinión.

XD
R