Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, yo solo me adjudico la historia. Prohibida su publicación en otros sitios.


Cómo ser un buen padre y no morir en el intento

Capítulo 15: Fiestas infantiles y abuelatzilla.

Mi corazón latía a mil por hora esperando su respuesta. No importaba lo que dijera, siempre iba a estar a su lado.

Edward, yo…yo

Voy a esperar Bella y al final seré lo que tú quieras —le dije besando sus manos como una promesa.

Cada tarde después de salir del trabajo, Bella y Matt pasaban por la casa de mis padres para hacerme una visita rápida, en algunas ocasiones se quedaban a cenar o Bella dejaba a Matt con nosotros mientras hacia algunos recados. Aunque aún me costaba hacer movimientos repentinos, ya era capaz de levantarme y caminar por la casa sin la necesidad de Esme pegada a mi lado, aunque claro ella parecía pensar lo contrario.

Cuando me senté en el sillón de la sala y Esme se retiró de la cocina, la puerta principal se abrió entrando mis dos personas favoritas.

— Jasper, que agradable sorpresa Esme salió de la cocina y saludó a su yerno.

—Hey, estúpido — Giré mi cuerpo para saludarlo como el buen cuñado que soy cuando vi que cargaba a Matt en sus brazos— ¿Dónde está, Bella? — le pregunté alarmado.

— Hola a ti, idiota — Jasper le pasó el niño a mocos a Esme — Y antes de que te alteres, Bella está teniendo una conversación con alguien afuera.

— Jasper, si no quieres que arranque cada uno de tus rizos con mis propias manos empieza hablar en este jodido momento — me levanté del sillón y caminé hacia él.

— Oye, tranquilo. Este cabello me cuesta cientos de dólares de productos al año — levantó sus manos parándome — Mira por la ventana y te darás cuenta tú mismo — dijo mientras se alejaba para proteger sus ricitos de oro de mí.

A pasos lentos caminé hacia la ventana que daba a la entrada de la casa y vi a Bella hablando con Alec, maldito bastardo. Vi cómo se acercaba a Bella y empezaba a frotar sus brazos de arriba abajo. Bella seguía hablando con él y el asentía. Vi todo rojo al ver como el pendejo se sentía tan cómodo cerca de Bella y la tocaba como si le perteneciera. Cuando se acercó más a ella y la abrazó enterrando su cara en su cuello un recuerdo del pasado me asalto.

Ellos habían estado saliendo antes de mi operación, incluso desde antes de que durmiéramos juntos. Me sentí usado y mi estómago se revolvió al pensar que solo había sido un escape para Bella cuando para mí fue mucho más. Bella se separó del enano y miró hacia la ventana donde estaba yo, me sonrió pero no pude regresarle la sonrisa cuando me sentía como un perro de la calle. Supongo que vio algo en mí que hizo que cambiara su semblante pero decidí que ya no quería ver la escena de los tortolitos y cerré la cortina.

Caminé hacia la cocina y me senté en uno de los taburetes de la barra. Niño mocos me sonrió y me ofreció un pedazo de su manzana. Al menos él me quería.

—Edward ¿estás bien? — Esme preguntó preocupada — ¿Te duele algo, hijo mío?

Me quedé en silencio analizando, ¿realmente estaba bien? No, ¿me dolía algo? No lo sabía con exactitud pero en mi pecho sentía una presión que no me dejaba respirar con tranquilidad.

—Bella, querida ¿te quedarás a cenar? — Mi cuerpo se tensó cuando sentí su presencia detrás de mí. Quería voltear y abrazarle, juguetear con ella para que se sonrojara, pero al mismo tiempo quería correr de ahí y esconderme en mi habitación como un puberto y nunca salir. Las emociones que estaba sintiendo me hacian sentir muy nervioso pues nunca las había experimentado.

— Gracias, Esme — sentí como Bella posaba sus manos en el respaldo de mi silla — Hey ¿Cómo te sientes? — Justo había decidido este maldito momento para empezar a tocarme mi cabello cuando nunca había hecho el intento. Ella debía de haber sentido la tensión en mi espalda porque lo dejó de acariciar.

Vi como Jasper pasaba la mirada entre ambos, de Bella hacia mí. Mi madre hacia lo mismo, intentando buscar un tema de conversación que rompiera la tensión que había en la cocina. No sabía qué hacer, al mismo tiempo quería girarme y reclamarle por lo que había visto hace unos minutos pero también quería girarme hacia ella y decirle que me siguiera acariciando y ronronear como un jodido gato.

Estaba tan malditamente confundido que antes de hacer alguna tontería de la que me arrepintiera o arruinara todo decidí salir al patio a tomar un poco de aire fresco. Sentí las miradas de todos tras de mi pero no me importó. Comencé a caminar de un lado a otro tratando de calmarme pero me era imposible.

— Te vas a quedar calvo si sigues jalándote el cabello — Bella se paró frente a mí y detuvó mis movimientos.

— ¿Y a ti que te importa? — le respondí sin siquiera pensar. Bella soltó mis brazos y se separó de mí abrazándose a sí misma. Miré sus ojos y supe en ese momento que había herido sus sentimientos, era la misma mirada que me había dado cuando tomé aquella estúpida decisión de irme de este maldito pueblo y alejarme de ella — Lo siento — Me disculpé inmediatamente intentando acércame a ella.

— Creo que no te he dado ninguna razón para que me hables de esa manera — Bella apartó la mirada de mí y me sentí como el pendejo más grande del mundo.

— Lo siento, de verdad. Soy un pendejo.

— Si lo eres — Me quedé viéndola como un idiota por haber confirmado mi sentencia anterior. Luego la vi sonreír y supe que tal vez no estaba tan enojada conmigo — ¿Por qué estás enojado? ¿Mamá Esme no te dio tu chupete? Por cierto, no he olvidado que hiciste que Matt volviera pedir su chupón, muchas gracias — Caminó hacia una de las bancas que recientemente mi madre había instalado en el patio y yo como un perrito faldero la seguí y me senté a su lado.

— ¿Y bien? —Volvió a preguntar — Soy tu mejor amiga, puedes contarme lo que quieras — Me empujó con su hombro y sonreí ante sus palabras. Apoyé mis codos en mis rodillas sosteniendo la cabeza entre mis manos y miré hacia el infinito.

— Te vi hablando con el pendejo de Alec — solté después de unos minutos de haber estado en silencio. Giré a verla para ver su reacción ante mis palabras. Esperé a que confirmará mis sospechas pero se quedó en silencio — Vi como lo abrazabas, pensé… yo olvidé que estaban saliendo.

— Oh, Edward…

— Y luego recordé que tuvimos sexo y creo que mi cerebro explotó o algo así. Sé que no debí de comportarme como si tuviera algún derecho sobre ti, pero ya sabes…

— Edward, mírame por favor — levanté mi mirada del suelo y vi directo a sus ojos — Recuerdas aquella noche que salí a cenar con él, la noche en la que me besaste — quise rectificar que ella fue la que me beso primero pero decidí que era mejor no interrumpirla — Te acuerdas que me encerré en mi habitación y luego salí con él. Pues mientras estaba en mi habitación decidí que no podía tener nada con él ni con nadie más porque estaba confundida por mis sentimientos por ti.

— ¿Qué? — la interrumpí pero Bella tapó mi boca obligándome a callar.

— Salí con él para decirle que ya no quería nada, que lo nuestro nunca iba a funcionar porque seguía teniendo sentimientos por ti. Pensé que lo había tomado bien pero cuando estacionamos fuera Jasper se dio cuenta que alguien nos estaba siguiendo y cuando salimos del auto nos dimos cuenta que era Alec. Quería hacerme cambiar de opinión pero le dije que no había ninguna posibilidad de eso.

— Entonces, ¿estás diciendo que aun tienes sentimientos por mí? — Bella asintió sonrojándose. Creo que sonreí tanto que creía que mis mejillas se iban a romper.

—Aun no estoy lista para una relación forma —aclaró rápidamente — pero ya sabes podemos ver como todo evoluciona. Claro, si tú quieres.

— Por supuesto que quiero, es la respuesta que había estaba esperando por diez malditos días — Bella rió y apoyó su cabeza en mi hombro. Quería besarla con todas mis ganas, abrazarla hasta que nos fundiéramos en uno solo, pero sabía que aún no era el momento, me conformaba con tenerla junto a mí.

— Si quieres puedes pasar tu brazo por detrás de mí y ser un poco romántico — dijo con aquel tono sarcástico que siempre le caracterizaba.

—Viejo, te juró que yo no sabía que nos iba siguiendo. Luego Bella me dio al bebé y me dijo que entrara. Yo no tengo nada que ver — Fue lo primero que me dijo Jasper cuando nos vio entrar.

— Ya lo sé, estúpido. Bella, me contó todo — rodé los ojos y me senté en mi antiguo lugar. Matt extendió sus brazos hacia mí y estirándome un poco lo saqué de su silla y lo senté en mi regazo.

Bella se sentó a mi lado y bajo la mesa tomó mi mano entrelazándola con la suya. Esme nos sirvió a todos un plato de estofado y mientras comíamos no dejaba de observarnos atentamente, rápidamente negó con la cabeza hablando consigo misma y se integró a la conversación.

— El cumpleaños de mi pequeño nieto se acerca, ¿vas a festejar de algún modo Bella?

—Aún falta casi un año, Esme —Bella se ahogó con la comida.

— Pero mi Edward, no estuvo para su primer cumpleaños. Ni nosotros, por cierto.

— No celebramos ni nada — Esme hizo una cara de horror — tiene un año, no creo que recuerde mucho. De hecho mi padre le compró un pequeño pastel y mientras estuvo con nosotros Matty pasó la mayor parte del rato dormido.

— Edward, di algo — Esme me reclamó indignada ante las palabras de Bella.

— Eh… que quieres que diga. Estoy de acuerdo con Bella.

— ¿Dónde está el teléfono? Necesitó hablar con Carlisle — Jasper se levantó de su asiento nervioso de que a mi madre le diera un paro cardíaco en ese momento y por la mirada que nos estaba dando yo también pensaba que era buena idea buscar el maldito teléfono.

— Edward, hijo mío…. — Esme extendió su mano a través de la isla para que la tomara, al mismo tiempo Bella entrelazo más fuerte sus dedos entre los míos — No puedes permitir que esto siga así, tienes que hacer algo para rectificarlo.

— Mamá, el niño mocos ya cumplió años. Deja el asunto para el otro año — le contesté nervioso. La bomba iba a estallar y aun no sabía de qué lado iba a estar.

— Yo me encargó de todo. Ustedes no tendrán que preocuparse de nada — lloriqueó. Giré a mi derecha para recibir ayuda de Bella pero ella negó con la cabeza. Tragué nervioso, estaba entre la espada y la pared. A mi lado Jasper ya no ocultaba su risa.

— Mamá….

— Yo voy a pagar todo — gritó emocionada.

— Bella… — Me giré hacia ella consternado. La verdad es que ese era un buen trato, hacer feliz a mi madre y yo no gastaba ningún centavo; pero la mirada de Bella me dijo que ella no estaba de acuerdo en absoluto.

Tragué audiblemente tomándome mi tiempo para pensar y responder, debía de encontrar una solución en donde saliera bien librado y todos saliéramos felices.

— Okay, escuchen. Tengo una solución

— ¿Puedo grabar esto? — Jasper nos preguntó desde la orilla de la sala.

— ¡Cállate, Jasper! — Esme y Bella le gritaron al mismo tiempo, pareció no afectarle pues de todos modos sacó su nuevo iPhone y empezó a grabar.

— Muy bien, aquí van las reglas— Caminé frente a Bella y Esme cargando en mis brazos a Matt— Cada una se pondrá en un extremo de la sala cargando uno de los peluches de Matt, yo me pararé del otro extremo y a la cuenta de tres soltaré al bebé para que caminé o gateé hacia algunas de ustedes dos. Si escoge el peluche de Esme, tendremos una fiesta; pero si escoge el de Bella, no habrá celebración ¿entendieron?

— Esto es injusto — Esme hizo un puchero — Es obvio que Matty escogerá a su mamá.

— Es por eso que tu tendrás su peluche favorito y Bella uno regular para que la carrera sea equilibrada — Mi mamá sonrió mientras le pasaba a Bobby el oso y a Bella una jirafa regular.

— Muy bien, todos a sus lugares. A la cuenta de tres empezamos— Me moví hacia mi extremo y las dos mujeres se arrodillaron del otro lado cargando los peluches — uno, dos, ¡tres!

Las dos mujeres empezaron a llamar a Matthew llamando la atención del bebe. Matt sonrió y empezó a caminar tambaleándose hacia Bella quien lo llamaba y le hacía sonidos de besos. A mitad del caminó cayó sobre su trasero y fue ahí cuando escuchó la voz de mi madre

— Mira, Matty. Nana Esme tiene a Bobby.

Bobby — Matt sonrió mostrando los pocos dientes que tenía, se puso en cuatro y empezó a gatear a gran velocidad hacia mi madre.

— ¡No, no, Matty! ¡Ven con mami! — Matty volvió a parar y dobló su cabeza mirando a Bella.

— Mira Matty, Bobby está bailando, ven a jugar con el— Matt, volvió a escuchar la voz de mi madre y siguió gateando hacia ella.

— ¡No, Matty! ¡Mami te ama, ven conmigo! — Bella lloriqueó, mientras mi madre levantaba a Matt en brazos y empezaba a brincar con él.

— Lo siento — le dije acercándole mi mano para ayudarla a levantar del suelo.

— Estás muerto, Edward Cullen — Me dijo tomándome la mano.

Dos horas después Alice y Rosalie habían llegado a la casa para empezar a planear la fiesta de no cumpleaños de Matthew. Las mujeres se encontraban arrodilladas alrededor de la mesita de café de la sala rodeados de agendas, teléfonos y revistas que no conocía. Bella aun no me hablaba pero por lo menos se había sentado a un lado de mí observando a las mujeres.

— Oh, Bella. Será la fiesta más hermosa que hayas visto jamás — Alice nos dijo, mientras anotaba algunas cosas en su agenda.

— Señoritas, basta de charla y más acción. Tenemos una semana para organizar la fiesta de Matty, debe ser espectacular, no debe de haber ningún error, tiene que ser perfecta. Alice, tú te encargas del pastel y del catering.

— ¿Catering? — Bella susurró a mi lado. Lo sé ¡Qué diablos!

— Rosalie, tú te encargas de las invitaciones y de las decoraciones, ah y por supuesto necesitamos una carpa por si este clima del demonio intenta arruinarnos nuestra fiesta — Bufó enojada como si hubiera recordado otro momento de su vida — Yo me encargaré de la diversión, Alice, ¿tienes el volante de la granja de Peter? — Alice le paso un folleto — necesitamos un grupo de animadoras y un área de juegos.

— Hay un negocio en Port Angeles que manejan mini feria con juegos mecánicos — Rosalie le avisó. Demonios esto iba ser una fiesta más grande que la de un famoso.

— Esme, ¿no crees que es demasiado? — Bella las interrumpió. Las tres mujeres la miraron como si estuviera loca.

— Déjame buscar el número y te lo paso, Esme — ignoraron a Bella como si no hubiera dicho nada. Bella bufó a mi lado y volvió a recostarse en el sofá. Pasé mis brazos a su alrededor y acaricié su brazo de arriba abajo dándole mi apoyo.

— Bella, querida ¿A cuántas personas invitarás? Estaba pensando que deberíamos rentar mobiliario para unas cien o ciento cincuenta personas — lo último lo dijo a mi hermana y cuñada.

— Necesito alejarme de abuelatzilla y sus hijas — me habló al oído — Chicas, me despido por esta noche, nos vemos mañana.

Bella se levantó del sillón y yo me paré tras de ella cargando a Matt en mis brazos. Bella me sonrió cuando se dio cuenta que la iba acompañar hasta su auto, le sonreí de vuelta y si no fuera por todas las personas que estaban a nuestro alrededor, ya estuviera besándola.

— ¡Recuerda la lista, Bella! — gritó mi madre desde la sala rompiendo nuestro momento.

— ¡Mañana la tendrás a primera hora!— le gritó de vuelta aunque estoy seguro que no notó el tono sarcástico de ella.

Abrí la puerta principal y tomé su mano entre las mía para acompañarla hasta su auto. No era una distancia muy larga pero no quería desaprovechar ningún momento para tocarla sin los ojos curiosos de los demás. Le pasé a un somnoliento Matt a quien abrochó rápidamente en su sillita.

— Espero que no estés molesta por la fiesta. Traté de ser lo más justo posible — le dije nervioso.

— Por supuesto que no. De hecho, la idea me esta emocionando un poco pero no le digas a tu madre — me advirtió señalándome con su dedo — Además me da un poco de miedo cuando se trata de organizar fiestas — se estremeció.

Me reí con ella y enredé mis brazos en ella acercándola hacia mí hasta que nuestros pechos se encontraran, ella siguió mi ejemplo, abrazándose a mí y enredando sus brazos a mí alrededor. Nunca había estado en esta posición donde disfrutara de la tranquilidad que era compartir un abrazo sin segundas intenciones más que estar cerca de la persona que amas. Bella se apretó más a mí y yo dejé besos en sus cabellos, nunca había hecho esto y estaba agradecido que mi primera vez fuera con Bella.

— Cada vez está más fresco, será mejor que me vaya — Bella levantó su vista hacia mí. No la quería dejar ir de mis brazos, pero tenía que hacerlo.

— ¿Puedo besarte? — Me atreví a preguntarle porque no quería sobrepasar mis límites con ella.

— Realmente me gustaría que lo hicieras — Bella me sonrió y así lo hice.

Nervioso tomé su rostro entre mis manos y me acerqué lentamente a ella. Sus labios chocaron con los míos y una corriente eléctrica atravesó por toda mi columna vertebral haciendo que todo mi cuerpo estallará en llamas. Bella gimió entre mis brazos y mis manos pasaron a su cintura acercándola más a mí, buscando que nos fundiéramos en uno solo. Profundice aún más el beso, Bella subió sus manos a mi cabello y empecé a sentir tirones que me hicieron olvidar todas mis promesas de querer ser un caballero.

Cuando la espalda de Bella chocó contra su espalda, supe que debíamos de parar (por ahora). Con todas mis fuerzas me separé de Bella rompiendo el beso. Cuando abrí los ojos, sabía que iba a guardar esta imagen de Bella para toda mi vida: sus cabellos despeinados, sus labios hinchados y sus mejillas sonrojadas. Yo no debía de estar muy lejos de ese look porque Bella soltó unas risitas nerviosas.

Me acerqué de nuevo a ella y tomé sus manos entre las mías.

— Conduce con cuidado — le dije depositando un último beso.

— Lo haré.

Esperé a que subiera a su auto y emprendiera su camino a casa. Pronto no tendríamos que separarnos más.


Muchas gracias por el aceptar de nuevo esta historia, estoy muy feliz por todos sus comentarios y alertas que dejaron.

Espero que les haya gustado el capitulo y nos leemos muy pronto.