Hola, aquí traigo una nueva historia, es bastante… explicita.

Es un reto personal y los personajes que encajan son de Crepúsculo.

Además que prometí una historia.

Aquí presentaré una relación dañina con un rango de diferencia de edades bastante grande.

Bella sufrirá un poco, si pero ella se adaptará poco a poco.

Resumen:

Bella es una chica de trece años que por los maltratos de su familia, se va a vivir al otro extremo de la finca de sus padres y tiene como vecino a Edward, su único vecino y la única persona cerca de ese lado de la finca.

Edward, por una maldición a los hombres de su familia, sus instintos primitivos se descontrolan cada cuarto menguante.

Ya saben nada me pertenece solo la trama.

Con ustedes…

Mía, solo Mía

Pov. Bella.

Me levanté de la cama con cuidado.

Rogué a Dios porque el día de hoy fuese igual que el de ayer.

Tranquilo.

Aunque no mucho, dado que hubo un fuerte temblor que me hiso perder mi radio, cafetera y tostadora.

Si, mis cosas.

Vivía en el otro extremo de la finca de mi padre, aunque este espacio de tierra en donde tenía mi casa, era mío. Me lo dejó mi madre, René.

La razón por la cual no vivía en la casa grande con mi padre, era porque Carmen, su mujer, le decía cosas de mí que no eran ciertas, es mas yo trataba de no hablarme con nadie de esa casa a menos que fuese estrictamente necesario.

Mi padre, Charlie, me odiaba por según el causar la muerte de mi madre René al momento de mi alumbramiento.

Ilógico, lo sé.

Pero ya me había acostumbrado a sus desplantes y su odio hacia mí, aunque aun así lo quería mucho. El era mi padre.

Es mas agradecía al cielo, vivir en donde lo hacía, era una casa no tan grande pero tampoco pequeña, tenía tres cuartos, los cuales uno era mi habitación, el otro mi biblioteca y el otro era el multimedia… si, no había cuarto de invitados, a quien traería si no tenía amigos.

Ni nadie que me quisiera, solo tenía a mi padrino, el señor Jenks.

Pero volviendo al tema de la casa, agradecía tener este lugar que por fuera parecía una casa humilde de color blanco, con tejas negras y adentro era todo lujo, que vivir en esa casa, soportando a Tanya, Irina, James y Kate, mis hermanastros.

Vivía aquí desde hace dos años.

Lo que detonó que yo viviese aquí, fue que una noche, James, entró a mi habitación en medio de la noche e intentó abusar de mí.

Yo lo golpee con un jarrón en la cabeza, mi padre no me creyó y me dijo que me largara de sucosa que no soportaba vivir con una mentirosa.

Así que aquí vivo en mi casa, una casa en la que me siento segura y cómoda.

Enderecé tanto el reloj, como el portarretratos con la foto de mi madre para tener una visión perfecta de ella apenas me levantaba por las mañanas.

Me puse de pie y enderecé mi cama.

Caminé hasta el baño y entré en la ducha.

Me lavé el cabello y bañé con mi gel. No usaba jabón en barra ya que recogía muchas bacterias.

Si, era rara, extraña y demás, pero así era yo y estaba feliz con ello.

A pesar de todo, yo era feliz.

Era más o menos independiente, ya que mi padre, me enviaba una mensualidad algo extremista de diez mil dólares.

Según él o eso creo yo, piensa que como soy chica al igual que Kate, Irina y Tanya me deben gustar las comparas y gastar más de lo necesario.

Nada más alejado de la verdad.

A duras penas, me gasto quinientos al mes.

Y eso porque me gustaban las ferias, el cine y el teatro.

Además de las compras de los víveres.

Quizás no me estaba criando bajo la tutela de unos padres, pero creía que no estaba creciendo mal.

Digo, no me gustaba beber, ni las drogas. Me gustaba leer y aprender, iba bien en el colegio.

Me preocupaba por aprender cada día más y no ser irritante.

Trataba de auto educarme.

Y para mi, mi vida estaba bien.

Salí de la ducha, escurrí mi cabello y me envolví en mi albornoz.

Una vez mi cabello seco y perfectamente peinado, la ropa interior puesta- la guardaba en el baño- fui a mi habitación y busqué en mi armario.

Yo no soy amante de las compras pero me gustaba tener lo necesario y adecuado.

Me arreglé con un conjunto de pantalón crema camisa morada y fui a la cocina, para preparar mi desayuno.

Mientras caminaba por mi casa, verificaba y enderezaba los objetos.

Me gustaba la perfección y la limpieza.

Llegué a la cocina y me preparé un poco de fruta, huevos, tortitas y beicon.

Una vez limpia la cocina, lavado mis dientes y tomado mis útiles, salí de la casa, con dirección al porche.

Ahí vi mi autocicleta… un gran nombre.

Fue un regalo del señor Jenks, por mi cumpleaños número trece.

Además me la regaló cuando se enteró de mi resfriado a causa de la lluvia cuando venía de regreso a casa en mi bicicleta.

Por eso en su fábrica de autos, la mandó a modificar, las llantas fueron más gruesas, le colocó un asiento y carrocería con cubierta de acero para que no me mojase cuando llovía.

Tenía pedales ya que no podía utilizar nada a motor ya que no tenía la edad suficiente para tener un auto.

En fin era algo muy importante para mí y lo cuidaba mucho.

Dejé mi mochila en el espacio de atrás del asiento y coloqué los pies en los pedales.

Cerré la puerta y me puse el cinturón de seguridad.

Y así, tranquila, fui a dar mis clases de hoy viernes.

Pov. Edward.

Mierda, mierda, mierda.

Ese maldito temblor solo trajo desgracias, la caja en donde guardaba las ampollas con la medicina que me preparaba Carlisle para poder estar tranquilo y menos agresivo, estos días se cayó al suelo, perdiendo así todo el contenido de las tres ampollas.

Y lo peor de todo, es que Carlisle, estaba de vacaciones con Esme.

Mierda.

Estaba intranquilo, impaciente y deseoso por enterrarme en un coño húmedo y dulce, pero solo sabía que aun no lo tendría, ese paraíso mojado solo le pertenecía a ella. Bella. Mi vecina.

Me senté en la ventana, a esperar a que pasara con su vehículo.

Mientras esperaba a que pasara, miré a mí alrededor.

Mi casa era cómoda, impersonal y elegante.

Todo era blanco o negro, no había intermedio.

Negué con la cabeza. No me agradaba nada mi casa.

Le hacía falta ella.

Con su olor a fresas.

Pero ella estaría aquí en tres años.

Aun era pequeña.

Ya tiene curvas y un coño ardiente en donde hundirte.

Traté de alejar esos pensamientos sacudiendo la cabeza.

Ese era mi instinto, la bestia que habitaba en mí.

Esa que cada vez que se acercaban estos días me pedía que me hundiera en ella y la hiciera mía de una vez por todas, pero mi razón con ayuda de la medicina me la controlaban.

Pero ahora no hay medicinas y mi razón está a punto de esfumarse

Sentía que mi polla estaba despertando.

O más bien ya estaba despierta.

Apuñé mi mano derecha y la presioné contra mi erección.

Gruñí.

Oh mierda, esto dolía.

Debía controlarme, debía poder hacerlo.

No es que puedas, es que no queremos controlarnos, la deseamos. Es nuestra, por qué esperar?

Es muy pequeña.

Tú y yo sabemos que no es cierto, ya tiene lo necesario. O me vas a decir que no quieres deleitarte con su sabor.

Una nena…

Una nena, que ya tiene culo y tetas

Es pura y dulce, no quiero dañarla.

Y no lo haremos.

Es una niña que d seguro aun juega cosas de nenas

Entonces jugaremos a la casita

Es un angelito…

Que probara la dicha de hacer el amor…

La discusión entre mi razón y mi instinto, menguó, al verla pasar.

Estaba tan hermosa.

Vamos, esta solo a diez metros

No…

Terminó de pasar y respiré.

Craso error.

Percibí un olor a Fresas en el ambiente.

El dolor en mi entrepierna era tan agudo, que no pude hacer más que deslizar mi mano y acariciarme.

Me imaginé dentro de su apretado coño, entrando y saliendo, lentamente.

Escuchándola gemir, decir mi nombre, entrar en ella, con más frenesí.

Luego colocando una de sus cremosas piernas sobre mi hombro para poder enterrarme más y más profundo en su paraíso húmedo.

Besando sus pequeños y vírgenes pechos.

Acariciando su perfecta piel.

Seguir entrando una y otra vez y ella estrangularme poco a poco.

Con mis dedos presionar su clítoris empapado, besar sus labios rosados, mientras frotaba circularmente su botón rodado.

Ser estrangulado y exprimido por completo en su interior por un potente orgasmo a la vez que ella se corría a mí alrededor.

Acompasé mi respiración, tratando de tranquilizarme.

La necesitaba, necesitaba hacerla mía.

Pero no debía, no podía.

Pero si queremos.

Nunca será con su consentimiento…

Es mejor pedir perdón que pedir permiso…

Pero es virgen…

Si no nos damos prisa, alguien más puede venir y robárnosla.

Eso nunca ella es mía.

Pero tú dices que aun es muy pronto…

Lo es…

Pero no para el que venga…

Apuñé las manos, me puse de pie.

Mientras caminaba hasta la cocina, la sensación de humedad en mis pantalones me incomodaba.

Llegué al frízer, saqué las tres bolsas de hielo, y las llevé hasta la bañera.

Vacié las tres bolsas, y esperé a que cayera el agua.

Me quité la ropa negra, entré en la tina, y cerré los ojos.

Tenía que calmarme u poco antes de salir de casa y buscar a una de mis amigas y desfogarme con ella.

******BELLA*******

Un aroma a fresas penetró en mis fosas nasales.

Me enderecé de golpe y me pregunté si me había demorado demasiado…

Miré el reloj que había en la pared y me di cuenta de que solo habían pasado dos horas.

Salí del agua, tomé un bóxer limpio, y me enfundé en mis vaqueros.

Caminé hasta llegar a la ventana que daba a su patio.

Y cuando la vi, inclinada dentro de su auto, buscando no se que, con su culo al aire, enfundado en esos pantalones, supe que ya no había vuelta atrás, había perdido la batalla.

Por fin nuestra…

Bella, mi dulce y deliciosa Bella, pronto serás mía…

Bueno aquí está la historia.

Como ya dije es un reto personal.

A los que la leen bueno muchas gracias.

Nos leemos

Danielle Franks. *_*