Hola, si alguien lee esto y dice "Dios, ¿para qué mas fics si ya tienes un billón de fics y sin terminar de colmo?" la respuesta es que este fic es regalo de cumpleaños de Kitty-chan, y de todas formas todas mis historias tendrán final, aunque soy lenta~

En fin, aquí está el fic de regalo que te prometí, lamento mucho el trilenio de tardanza ^^, espero que te guste! Es un all (bueno, casi todos los personajes) x Kuroko.

DISCLAIMER: KnB no me pertenece para fortuna dudosa de Tetsu 9: ya que si fuera mío más que basket seria shaoi~ y Tetsu no sale virgen de esta XD

NOTAS DE AUTORA: Hasta que se me hizo subir esto, este fic salió de un sueño que tuve usando mi muy amada almohada akakuro, es tan hermosa, en fin, la idea salió de ella, así que si quieren culpar a alguien que sea a mi estúpida y sensual almohada!

Algo que he de comentarles es que tanto Riko como Momoi aparecerán en su versión male en este fic. La primera solo está allí para ayudar y la segunda seguirá siendo fan de Tetsu, los hice hombres para meter más hombres al harem, espero no molestar a alguien con eso, además de que me gustaron sus males en una imagen que vi u.u

Si no tienen problemas con esto entonces pueden seguir con la lectura.

ENJOY~ 3

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I

Kuroko Tetsuya era un chico un poco bajito para su edad, al menos si lo comparábamos con otros chicos, su piel era blanca y sus ojos y cabello eran color azul cielo.

Kuroko recién se transfería Tokio, para ingresar a un internado como un alumno transferido, no es como si le molestara cambiarse de escuela, de cualquier manera no tenía amigos, pero le fastidiaba un poco que ya no pudiera salir de las instalaciones del colegio, en todo caso ya se las arreglaría después, además que el instituto era solo para varones, no que le molestara, pero tampoco le hacía mucha ilusión tener un compañero de cuarto totalmente sucio y desordenado que decía mil y una groserías, no le gustaba ese tipo de gente, además su compañero podía ser muy ruidoso, Kuroko prefería que la gente permaneciera en silencio, le gustaba más la tranquilidad.

Veía la ventana desde el tren con su inexpresivo rostro de siempre. Kuroko tenía una cara impasible y carente de emociones y una baja presencia, la mayoría de las personas simplemente lo pasaban, no se hacía notar y cuando las personas lo veían era porque chocaban con él y luego gritaban por el susto. Se pregunto una vez más si estaría bien yendo a ese internado para gente súper rica y de la clase más alta de Japón.

Kuroko nació en el seno de una familia de clase humilde, y por tanto se sorprendía de que pudiera asistir a esa escuela. Pero en el último mes se había enterado de muchas cosas que le hacían marear de lo mucho que su cabeza daba vueltas. Después de todo vivir sus 16 años en torno a una mentira no era la poca cosa. Se podría decir que aun permanecía en shock.

Y es que enterarte de que tus abuelos maternos son de las personas más ricas de Japón podría marear a cualquiera.

Kuroko en realidad no conocía a la familia de su madre y ellos parecían no tener interés en él o en su madre. Pero hacia unos pocos meses apareció un hombre de cabello canoso y apacible ojos azules iguales a los suyos, Kuroko lo reconoció en seguida, era el dueño del famoso grupo "Bladow". Un grupo del que Kuroko solía escuchar mucho en las noticias de la televisión.

Pero dejando al grupo fuera, el viejecito se presento ante Tetsuya y le dijo "Te pareces mucho a tu madre", Kuroko siendo quien es decir, la persona más expresiva del mundo (sarcasmo), solo pestañeo y saludo respetuosamente al anciano. La verdad, por dentro estaba sorprendido de que un viejo rico le dijera que se parecía a su madre –cosa que lo hacía feliz-, pero simplemente su rostro no mostraba más que la "poker face".

El anciano hablo tranquilamente con él una vez instalados en la pequeña cocina de su muy humilde casa, donde Kuroko como buen anfitrión sirvió un poco de té, el te mas económico que tenia, y el viejecillo millonario le hablo a Tetsuya de muchas cosas y le pregunto muchas más, Kuroko no sabía cómo tratar con aquella situación. Probablemente su madre le regañaría si supiera que metió a un extraño a la casa y hablan tan normalmente como si fueran abuelo y nieto… cosa que resulto ser cierta.

Ese hombre de edad avanzada sentado en el sillón raido era el padre de su ya fallecida madre. Según él, le había estado siguiendo desde que su querida hija dejo este mundo, y se entero cuando su padre fue llevado a prisión. Así que por ser su familiar más cercano le proponía vivir con él en su lujosa mansión en Tokio.

Cualquiera probablemente se sentiría contento de saber que tenía un multimillonario abuelo que quería consentirlo con todo lo que pudiese desear… pero Kuroko Tetsuya no es una persona cualquiera, aun con todas las riquezas que pudiera ofrecerle a él no le interesaba, le gustaba su apacible vida en ese pueblito agricultor donde todos se conocían, donde debía trabajar duro si quería comida, donde siempre había paz.

Con toda la cortesía que tiene rechazo la oferta del anciano. Este pareció entender aunque realmente estaba sorprendido, es decir, le ofrecía al nieto que tanto se parecía a su mujer una vida de lujos donde no tendría que volver a ensuciarse las manos con tierra y él la rechazaba. Y por un tiempo lo dejo así, pero venia cada fin de semana en compañía de su mujer, la cual se veía bastante bien para la probable edad que cargaba. Ambos ancianos eran agradables, y se ofrecían constantemente en ayudar a Tetsuya con los gastos económicos, incluso le ofrecían una casita si tanto deseaba vivir solo… pero Tetsuya se negó siempre cortes. Aunque esas personas fueran familiares suyos aun eran unos desconocidos a sus ojos, es decir, si tanto dinero tenían y tanto amaban a su hija ¿por qué la abandonaron?, ¿por qué nunca los visitaron?, aunque no es como si les reprochara, aunque no estaba del todo seguro acerca de eso, aun así le hacía agradable tener un contacto amable. Desde que su madre falleció cuando tenía 9 años su padre se había vuelto distante, frio y en ocasiones cruel.

Entonces hacia como dos meses que le llego un aviso de la prisión… su padre había muerto en una refriega entre los reclusos. Kuroko permaneció en silencio durante tres días completos donde a penas y comía.

Con su padre fallecido su abuelo tomo la custodia legal de él, ya que era menor de edad… y le ofreció entrar al maravilloso y más famoso internado de Japón.

La exclusiva Academia Teiko (nombre abreviado) era un internado solo para la elite de la elite. Se encontraba cerca de Tokio, en una isla artificial donde había un largo puente que conectaba la isla y el país. Solo los hijos de las personas más influyentes de Japón podían matricularse en tan privilegiada escuela. Y solían dar becas, dos cada semestre. Una para la persona más inteligente y otra para la más deportista. Era una escuela bastante elitista, otra cosa que le molestaba al peliazul. No le gustaba la idea de estar rodeado de insoportables y consentidos bocchamas. Ya se sentía desencajar en la institución. Es decir, ¿qué se supone que hace un chico que creció en la pobreza en una escuela donde todos crecieron en mansiones, entre lujos y comidas deliciosas, viajes por todo el mundo, etcétera? Sentía que realmente no encajaría, pero bueno, mejor comenzar su nueva vida escolar con una actitud positiva, y si pudiera lo haría con una sonrisa, pero le era muy difícil cambiar sus expresiones faciales, estas siempre estarían en una eterna poker face….

Cuando el tren por fin llego a la estación Tetsuya se encontró con un chofer, su nombre era Tanaka-san, el mayordomo de más confianza de su abuelo, el cual venia a recogerlo.

Llevaba solo una maleta, después de todo no tenía muchas cosas, y subió a la gran limosina, sonrojándose un poco por subirse en un vehículo tan lujoso como ese, casi sentía que pagaba una fortuna nada más de estar allí.

Suspiro constantemente mientras veía Tokio, realmente era muy diferente de su pequeño pueblito, había más y más personas y ciertamente se sentía nervioso de ver tanta gente reunida, caminando por doquier, se pregunto cómo no chocaban los unos con los otros.

Tetsuya solo miraba por la ventana, nunca había estado en la capital del sol naciente, así que solo veía todos los monumentos, los edificios, las calles y las personas que seguían tranquilos sus rutinas mientras algunos veían la limosina. Kuroko agradecía que el vidrio del vehículo fuera negro, no le haría gracia que la gente se fijara en él… pero ahora que lo pensaba era imposible, después de todo gracias a su baja presencia la gente no lo notaria ni sentado sobre la limosina.

Una vez llego a la mansión de sus abuelos se impresiono de lo inmensa que era "¿Realmente estamos en Tokio?" pensó para sus adentros.

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La semana paso rápido y ahora Kuroko se dirigía hacia su destino, la Academia Teiko, la cual realmente era increíble, era bastante grande y le entusiasmaba saber que había una gran biblioteca, si Kuroko amaba algo era la lectura.

Cuando llego por fin al lugar donde iniciaba el puente pudo ver a un montón de chicas rodear una buena parte de la entrada, al acercarse mejor pudo ver que era una reportera entrevistando a un joven de la escuela, lo identifico pues el uniforme era el mismo, camiseta azul, corbata negra a juego con el pantalón y los zapatos y saco blanco. El muchacho era alto, rubio y de ojos dorados, realmente era bastante atractivo, Kuroko pensó que era el hombre más atractivo que había visto hasta ahora. Las chicas no dejaban de gritar como posesas "Kise-kun, Kise-sama, Ryouta-sama" y cosas así, por lo que el peliazul supo que ese era el nombre del chico. Sin prestarle atención a las chicas escandalosas, a la reportera y la cámara y a ese chico tan guapo siguió su camino.

Una vez en el gran edificio uno de los profesores lo llevo hasta el despacho del director de la academia. Espero en una habitación agradable, de paredes color crema, con unos sillones que parecían ser antiguos, mesas con gravados y floreros hermosos con distintas flores adornándolo, había un gran cuadro con un paisaje muy hermoso y un gran ventanal que daba al mar.

La puerta se abrió por donde entro una mujer rubia de ojos azules, se presento como Alex, la secretaria del director Aida y lo invito a pasar al despacho. Paso por las oficinas de las secretarias, habían cuatro mujeres y un hombre. La rubia norteamericana le abrió la puerta y entro al despacho con un decorado similar al de la habitación de espera, solo que había una alfombra más grande, dos grandes libreros, el escritorio que parecía caro y unas ventanas que llegaban del techo al piso y también daban al mar.

El director era un hombre que seguro no pasa de los 35 años (se veía joven) y de cabello castaño y ojos también castaños. Su barbilla descansaba sobre sus manos cruzadas, parecía que él también tenía la capacidad de verlo.

-Buen día Kuroko Tetsuya-kun –le dijo amable el hombre- adelante, toma asiento.

-Gracias, disculpa las molestias.

-Oh, nada que ver, realmente eres un muchacho educado… te pareces mucho a Kaguya-san.

Los ojos de Kuroko se abrieron mucho de la sorpresa, al perecer el director Aida conocía a su madre, de otra forma ¿cómo sabría que su mamá se llamaba Kaguya?

-Disculpe, conoce a mi madre?

El hombre asintió.

-Si, Kaguya era una mujer ciertamente especial, era la mejor amiga de mi querida esposa que en paz descanse… lamento su perdida.

-No, no se disculpe –dijo Kuroko un poco apenado- después de todo usted no tiene la culpa.

El director le sonrió mientras se ponían a hablar de la institución y que debía ir a ver a los miembros el concejo estudiantil y a cualquier duda hablara con ellos o con él.

Kuroko pudo comprobar que el director no era el hombre viejo y estirado con mil y una prohibiciones que había imaginado, en su mente le pidió perdón por pensar mal del señor Aida.

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Cuando el nuevo alumno dejo su despacho Aida Kagetora miro la foto que descansaba en su escritorio, en ella aparecían dos personas, uno era él, usando una pantalón de mezclilla deslavado y una sudadera roja arremangada hasta los codos, abrazando con un brazos a su mujer, su hermosa esposa de cabellos castaño corto igual a sus ojos, llevaba unos jeans azul oscuro con una camiseta de tirantes escotada de color blanco, en ese tiempo era un poco más joven que él, se llevaban casi seis años, y en los brazos de ella sostenía a su querido hijo Riko, de cabellos y ojos castaños, vistiendo un traje de marinero, al lado de su querida esposa Rima estaba una mujer con una ligera sonrisa de piel blanca y ojos y cabellos azul cielo, su largo cabello azul llegaba poco mas allá de sus muslos, llevaba un simple pero hermoso vestido blanco y acariciaba el apenas visible bulto que era su querido hijo y al lado de ella estaba su prometido, un hombre pelirrojo de mirada carmín muy fría, después de todo era una persona muy seria. Y el paisaje que se pintaba a sus espaldas era la del océano, un brillante cielo azul con algunas nubes blancas y algunas gaviotas revoloteando por todo el firmamento. Sin duda esos eran buenos tiempos.

Kagetora suspiro, a veces se sentía que era el único que quedaba de esos cuatro amigos.

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Cuando Kuroko abandono la oficina se encontraba feliz, aunque su rostro no lo demostrara, cuando alguien le decía que se parecía a su mamá le hacía feliz porque de esa manera sentía que al verse en el espejo podría verla a ella, dándole ánimos a seguir con su día a día.

Se paro frente a Alex, la secretaria principal, pero esta pareció no notarlo así que cuando le hablo ella pego un brinco de susto. En cuanto Kuroko se disculpo ella le dio su horario de clases, un pequeño mapa de la escuela donde le indico los salones y otros lugares, un papel para que los maestros le firmaran la asistencia y el número de la habitación donde dormiría, no le facilito el nombre de su compañero de cuarto, y le dijo que tenía que ir a ver al presidente del consejo estudiantil.

Cuando Kuroko salió al pasillo decidió ver el pequeño croquis.
La escuela era bastante más grande, si iba sin cuidado podría perderse sin duda alguna. La escuela constaba de tres edificios, el más grande era el que abarcaba los salones y laboratorios y en la parte más alta el despacho del director y las oficinas de las secretarias, y también estaba allí el salón del consejo estudiantil era de 4 pisos. El segundo edificio cerca del primero era de 3 pisos y era el dormitorio de los estudiantes, el siguiente y más pequeño edificio era el de los clubs. Además las instalaciones contaban con un enorme gimnasio donde estaban las canchas de básquetbol, un auditorio que servía como teatro, una gran piscina y cerca de ella las canchas de baseball, no muy lejos de ellas estaba la de futbol. La escuela parecía estar muy bien pero lo que a Kuroko le interesaba era la biblioteca del segundo edificio (el más pequeño), según su abuelo era de las mejores bibliotecas (sino la mejor) de todo Japón, perfecta para los estudiantes, tanto si necesitabas estudiar como si solo querías entretenerte.

Cuando Kuroko cruzaba el pasillo termino chocando con alguien por estar mirando el mapa, Kuroko se tambaleo y termino por caer de sentón, soltando los papeles.

-¿Estás bien Muro-chin? –dijo una voz.

-Sí, creo que tropecé con algo… o alguien –dijo la segunda voz, ambas, naturalmente, de hombres.

Kuroko alzo la vista y vio a dos hombres, uno de ellos era sin duda la persona más alta que jamás había visto, y él que pensaba que el hijo del amargado dueño del molino era alto, este chico media sin duda más de dos metros, tenía el cabello un poco largo de color morado igual que sus hombros y usaba el mismo uniforme, el segundo hombre, un poco más bajo que el otro pero de todas formas alto tenía el cabello negro con el flequillo tapando su ojo derecho y estos parecían ser de color gris y tenía un lunar debajo del ojo visible, la verdad es que ambos chicos eran atractivos, entonces Kuroko vio que el pelinegro parecía sorprendido y luego le tendió una mano mostrándole una amable sonrisa.

-Vaya, lo siento, estaba distraído.

-No, en todo caso lo lamento yo, también iba distraído.

El más alto de los tres vio intrigado al chico de cabellos azules, ciertamente no lo vio hasta que su amigo le ofreció la mano a lo que parecía la nada, es como si se hubiese dibujado repentinamente, no le tomo importancia, solo se dispuso a devorar otro de sus deliciosos caramelos.

-¿Eres nuevo? Lo digo porque nunca te había visto.

-Sí, soy nuevo, me llamo Kuroko Tetsuya –dijo de manera formal haciendo una reverencia.

-Me llamo Himuro Tatsuya, y el alto es Murasakibara Atsushi.

-Hola –dijo con desgana mientras comía una barra de chocolate sin quitarle los ojos al ojiazul, tenía ganas de ver si desaparecía como fantasma.

-Gusto en conocerles.

-Estás perdido –dijo Himuro mientras ayudaba al más bajo a recoger los papeles que había tirado.

-No, es solo que apenas veía el mapa.

-Hm, vas a la sala del concejo estudiantil ¿cierto? –dijo mientras le entregaba los pocos papeles. El otro asintió- entonces te podemos llevar, Atsushi y yo nos dirigíamos ahora mismo hacia allá.

-Entonces muchas gracias –dijo Kuroko con otra reverencia.

-Oye, ¿tú eres el hijo de Kuroko Kaname, el director de las empresas "Bladow"? –pregunto Murasakibara pues reconoció que ese era el apellido de aquel anciano.

-Me sorprende que recordaras el apellido Atsushi, usualmente olvidas todo.

-Es solo que mi padre me llamo diciendo que estableciera buenas relaciones con Kuro-chin.

"Kuro-chin" pensó Tetsuya mientras seguía a ambos chicos, en todo caso contesto.

-Sí, mi abuelo es Kuroko Kaname –dijo Tetsuya en un suspiro, desde que su abuelo decidiera tomar custodia de él le había dicho que debía llevar el apellido de su madre, no le importaba, después de todo no le gustaba el apellido de su padre, ni siquiera lo podía recordar, además de que en su acta de nacimiento pudo apreciar que fue registrado con su apellido materno.

-Oh, es increíble, mis padres mantienen un trato con la compañía de tu abuelo… ¿puedo llamarte Tetsuya?

El ojiazul concedió el permiso.

El resto del camino hablaron un poco de las familias de cada uno. La familia de Murasakibara poseía una cadena de famosos restaurantes en Japón y varios países en América y Europa entre otros donde las especialidades eran los magníficos postres, los restaurantes Purple Rose eran muy caros y las reservaciones se hacían hasta medio año antes, Kuroko solo había visto tales restaurantes y sus deliciosas comidas en televisión y a decir verdad soñó alguna vez que iba y comía un delicioso pastel de vainilla, ese que había aparecido en el programa nocturno, y que ahora se encontrara hablando con el principal heredero de tales restaurantes le parecía increíble.

La familia de Himuro era una famosa línea de diseñadores de ropa además de ser dueños de la compañía fotográfica más grande de Japón.

Kuroko hablo realmente poco de la compañía de su abuelo, después de todo no sabía de muchas cosas complicadas.

Después de caminar un poco llegaron a un pasillo donde había dos grandes puertas de color marrón, muy elegantes, sin duda el tipo de puertas que cuesta una fortuna, Murasakibara abrió la puerta y Kuroko ingreso. La estancia era bastante grande, había un par de libreros con carpetas y libros, un par de cuadros de paisajes, una foto de la escuela en su fundación; había una gran mesa redonda de cristal con soportes de caoba y algunas sillas que parecían muy cómodas acomodadas en orden. Un poco más a la izquierda estaban dos grandes sillones de cuero negro, uno de 4 plazas y otro de 3 y una mesita ratona de cristal, y en el fondo un escritorio con diversos papeles y una lap top, detrás de este estaba tres grandes ventanales.

En la sala solo había otras tres personas. Un pelinegro más alto que el con el flequillo lo s lados de su rostro y ojos como de color azul verdoso. En una de las elegantes sillas en la mesa estaba otro chico bastante alto, tenía cabello verde y ojos de igual color, usaba lentes y leí un libro recargando su cabeza en la mano izquierda y sosteniendo el libro con la izquierda.

Y la última persona se encontraba sentada en la lujosa silla detrás del escritorio, era el más bajito de la estancia (si no se cuenta él mismo), de cabello rojo y ojos heterocromaticos, uno igual de rojo que su cabello y el otro de color dorado. Solo esos ojos bicolores lo veían, los otros parecían ignorarlo –naturalmente-, pero los ojos azul-verdosos del pelinegro parecieron desviar su vista hacia él por un segundo.

-Atsushi, Tatsuya, ¿quién es el chico detrás de ustedes? –dijo el pelirrojo sin apartarle la vista de encima ni un segundo, haciéndolo sentirse un poco nervioso, aunque su inexpresivo rostro no lo demostrase.

-Es Kuroko Tetsuya, residen transferido.

Midorima levanto su mirada del libro y trato de ver al dichoso nieto perdido de uno de los ancianos más ricos que había conocido, por un segundo pareció no verlo pero de pronto se sorprendió al verlo detrás del alto peli morado, Takao también miro al peliazul, encontrándolo antes que su otro compañero, también estudiando al joven que realmente parecía poca cosa.

-Oh –exclamo Akashi, pero parecía en un tono burlón- ya veo, el director me hablo un poco de ti, adelante, toma asiento en donde gustes.

Kuroko se sintió un poco intimidado por los ojos con parecían estar eternamente enfocados en su persona, pero decidió dejarlo pasar mientras tomaba asiento en la mesa de cristal, procurando no tocarla temiendo romperla, olvidando que podía comprar con el dinero que ya tenía tantas mesas como quisiera, Kuroko en su pensar seguía siendo un pobre hijo de agricultor.

-Bien, te presentare a os miembros del consejo de estudiantes de la Academia Teiko, aunque estoy seguro que Atsushi y Tatsuya ya se abran presentado. Comenzando por el pelinegro, él es Takao Kuzanari –el chico le sonrió de manera juguetona.

-Hola Kuroko-kun, como sabrás mi familia es una famosa compañía comerciante, especialmente de tarjetas.

Kuroko asintió, recordaba vagamente haber comprado una tarjeta "que te mejores2 para un amigo, y recordaba ver un sello de halcón.

-Kuzanari es el tesorero del consejo. El peli verde es Midorima Shintarou –este solo se ajusto los lentes- es el vicepresidente del consejo. Y yo soy Akashi Seijuuro, el presidente del concejo estudiantil.

Kuroko se impresiono de conocer a la alguien de la familia Midorima y Akashi, según su abuelo eran unas familias muy importantes de Japón, la familia Midorima tenían a su cargo los mejores hospitales de Japón, incluso ingresaban muchos extranjeros para curar alguna enfermedad. Y la familia Akashi, según su abuelo esa familia tenía diferentes empresas y compañías igual que la suya, pero comenzaron en el gobierno, por tanto tenían más poder allí, según su abuelo la familia de Akashi era de las tres familias más poderosas de Japón.

Kuroko se sintió mucho más bajito de lo que en verdad era, todos ellos eran los impresionantes hijos de esas impresionantes familias, se sentía realmente insignificante, a comparación de ellos él no… pero luego parpadeo confundido, él ya no era un pobre chico, aunque no le gustaba mucho ahora tenía dinero y por eso estudiaba en esa importante institución… él también era importante, ¿no?, pero no, Kuroko frunció el ceño ligeramente, aunque ahora fuera parte de la familia Kuroko él no gano ni un centavo y tampoco creció entre lujos y maestros particulares. Sabía algunas cosas que aprendía en la escuela y libros, pero no sabía cosas como ellos, como administrar empresas o cosas que las personas ricas hacen. Realmente se sentía pequeño.

-Tetsuya, te estoy hablando, es de mala educación no prestar atención.

Kuroko levanto rápidamente la vista ante esas palabras del pelirrojo. Se sintió avergonzado por perderse en sus pensamientos y no enfocar su atención en el pelirrojo.

-Lo lamento mucho –dijo inclinándose.

Los presentes levantaron una ceja, para ser el heredero de una de las tres familias más poderosas de Japón era sorprendentemente educado, además que parecía bastante inseguro, como si no debiera estar allí.

Akashi entonces comprendió el porqué de que ese chico no hubiese aparecido en sociedad.

Himuro sonrió con algo de compasión, cada uno de ellos sabia que el pelirrojo podría ser realmente intimidador, probablemente también hubiese asustado un poco al chico aunque su rostro siguiera sin expresión.

Se acerco por detrás y le dio unas palmaditas haciendo que diera un brinquito por el sobresalto.

-Tranquilo Tetsuya. No tienes que ser tan formal, solo queremos que puedas adaptarte mejor a tu vida en esta academia.

El ojiazul asintió.

-Bien, como te decía Tetsuya –Kuroko se pregunto por qué el pelirrojo lo llamaba por su primer nombre y sin su permiso- en esta academia hay ciertas reglas…

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Bueno, aquí está el largo primer capi, espero no se aburrieran leyendo, pero es esencial para la trama

Abra mucho yaoi por supuesto, muchos personajes por nuestro Tetsuya, obviamente Kagami y la Kiseki y otros personajes, si quieren pueden nombrar a alguno.

Realmente espero no se aburrieran con esto.

Kitty-chan aquí está tu regalo, me salió bastante largo, pero ya termine el primer capítulo, espero te guste aunque parece un poco aburrido el comienzo. Aparecerán una infinidad de personajes por Tetsuya!, como no sabía qué tipo de fic poner o con quien te gustaría que ukeara a Tetsu decidí que mejor lo ukeo con todos w

¿Qué piensan del fic? Criticas y dudas y también sugerencias son admitidas, por favor dejen me un comentario ^^