Sip, aún no termino mi primer fic Elsanna, y ya estoy publicando otro... es que simplemente, no pude resistirlo. Eso sí, este fan fic es hasta ahora, segunda prioridad, por lo cual no será tan frecuente actualizado como 'Celos' (sí, ese lo actualizo el viernes)

Importante: Fic inspirado por 'Tempest' de kaiserklee ( s/9972423/1/Tempest)

Disclaimer: Frozen NO me pertenece, sólo a Disney y sus asociados.


Honor

Por E. Waters

Capítulo I

Elsa de Arendelle, a sus cortos dieciocho años de edad, estaba a cargo de todo el reino de Arendelle, legado de sus padres recién fallecidos, todo debido a una terrible guerra contra los reinos del norte. Los ojos azul hielo de la joven, estaban más fríos que nunca, y tenía un adusto gesto en s rostro.

-Reina, ¿qué hacemos?-

-La gente se muere de hambre, necesitamos urgente reparar nuestro sistema de mercado.-

-Y qué decir de las huelgas…-

Los reclamos cada vez eran más y más, y parecía ser que la muchacha estaba más que en apuros, y sin embargo ella parecía no afectarle en lo absoluto lo que sus ministros le decía, manteniendo una expresión estoica en su bello rostro.

-¿Y nuestras tropas?-

-Pues…-

-¿Qué, ministro Alvar, qué?-

-Bueno, han tenido mucho éxito en reino de Lantz, incluso el Rey de aquellas tierras ha pedido que por favor, termine la guerra con ellos.-

-Y hay que tener en cuenta, que el reino de Lantz es ultra aliado de los otros reinos del Norte, pues todas las hijas del rey, están casadas con los príncipes herederos de esas tierras.-

-No es suficiente.-

-Pero, reina Elsa…-

-Arendelle sólo dejará en paz a Lantz, cuando Lantz me de algo que realmente desee… No le temo a la guerra, y yo aún mantengo en alto el honor de mi familia, el mismo el cual fue mancillado por esos rufianes de Lantz.-

-Sabemos nuestras antiguas rencillas, y cómo olvidar la traición, pero…-

-Pero nada.-La muchacha se levantó de su asiento.-Si me necesitan, estaré en mis aposentos.-

Elsa de Arendelle no olvidaba.

El rey de Lantz, hace sólo tres años atrás, era el más acérrimo aliado de los reyes de Arendelle, mas la ambición del otro rey fue más grande, y traicionó al rey y a la reina, y en el acto provocó la muerte de ambos, boicoteando el barco en donde ellos viajaban, en busca de aliarse con las tierras del Oeste.

Y Elsa de Arendelle, no era una reina común; Había nacido con un gran don, el don de crear y fabricar hielo, poder por el cual era reconocida hasta en las más recónditas tierras, conocida por todos con el nombre de 'La Reina de Hielo'.

Por supuesto, eso a Elsa le daba prácticamente lo mismo. Muy centrada en sus tareas como política, no le interesaba ni un poco las habladurías de la gente, que estaban fuera del reino de Arendelle.

Honor.

Eso era lo que mantenía a la joven en pie, y por ningún motivo cometería un acto deshonroso. En eso estaba pensando, recordando muy las enseñanzas de su padre, cuando alguien tocó la puerta de sus aposentos, los cuales estaban llenos de hielo.

-Una carta del rey de Lantz, mi reina.-Dijo el paje, entregándole un pergamino a la chica.

-Gracias, Koyla, puedes retirarte.-

Elsa entonces se acomodó en su asiento, y aunque estaba premeditada a rechazar cualquier tipo de propuesta del rey traidor, como le gustaba a la joven llamarle, abrió el pergamino y rápidamente lo leyó.

Estaba más que claro, el rey de Lantz estaba poco menos que suplicándole a ella, que cesase los ataques a ese reino, a cambio de lo cualquier cosa.

Un peculiar brillo, apareció en los fríos ojos de la muchacha, y una sonrisa torcida adornó su pálido y blanco rostro.

Quería ver; Quería que ver como ese tal Mitya de Lantz, le pedía perdón, le suplicaba y se arrastraba por el suelo, besando cada paso que ella daba.

-Nos vamos a Lantz.-

-¿A retirar las tropas?-Preguntó esperanzado Alvar, el ministro de exterior.

-Tal vez… tal vez no… Todo depende de lo que su rey me ofrezca.-

-¿No le parece poco la paz, mi reina?-

-Un Arendelle de verdad, no perdona la traición, mi estimado Alvar.-

Y mientras la apodada 'Reina de Hielo', se ponía en camino hacia las lejanas tierras del Norte, sobre todo y específicamente al reino de Lantz, en ese mismo reino el rey pegaba un salto de alegría.

-¿Noticias de Arendelle, padre?-

-Sí, Anna… Aún tenemos la esperanza, de que la paz vuelva a nuestro reino, ¿no es eso fabuloso?-

-¡Claro que sí!-La chica entonces se cruzó de brazos.-Odio a esa tal reina Elsa, es muy caprichosa, y además de egoísta con su pueblo.

-Oh, mi pequeña Anna, no juzgues sin antes conocer todo.-

-¿A qué te refieres, padre?-

-Digamos que yo y tu madre, no nos portamos tan correctamente, con los fallecidos padres de la reina… Pero bueno, esa es una vieja historia, ahora lo verdaderamente importante es el futuro de nuestro reino.-

Anna sonrió. Ella, a sus quince años de edad, era la menor de cuatro hermanas y dos hermanos, y aunque le desagradaba la idea de comprometerse, sobre todo considerando su libre espíritu, ella haría lo que sea por su pueblo.

Los días rápidamente pasaron, y todo estaba revolucionado en el pequeño reino de Lantz. Se decoraron todas las casas, hasta las más humildes, y se pidieron lo más exquisitos manjares, todos para causar la mejor de las impresiones a esa tal reina Elsa de Arendelle, la cual tenía fama de ser extremadamente exigente.

En el salón principal del inmenso castillo de Lantz, estaba el rey Mitya junto a su esposa, la reina Mashka, Anna, en calidad de la única hija soltera de los reyes, y de Hans, el heredero a la corona de Lantz.

Las trompetas entonces comenzaron a sonar, y la comitiva de Arendelle comenzó a entrar al castillo. Primero entró el primer ministro, seguido con los otros ministros del gabinete de aquel reino. Entonces se detuvieron, y el paje de honor, se dispuso a presentar a la invitada de honor.

-¡Elsa, reina de Arendelle!-

Y entonces apareció la esbelta y perfecta figura de la distinguida mujer, ataviada con un bello y sobrio vestido celeste, muy ceñido a su cuerpo, pero al mismo tiempo recatado.

Si bien, Anna pensaba cosas fatales sobre Elsa, cuando la vio no pudo evitar pensar que la chica era la mujer más hermosa que había visto en su vida, incluso más hermosa que cualquiera de sus cuatro hermanas mayores. La mirada azul hielo de la reina, se topó entonces con la verde azulada de la princesa, y esta última desvió avergonzada, la mirada de los ojos de la otra muchacha.

-Saludos, reina Elsa.-

-Saludos, rey Mitya, reina Mashka…-

-Estos son mis hijos, si me permite presentárselos… Él que está sentado a la derecha de mi esposa, es el príncipe heredero Hans… y la joven sentada a mi izquierda, es la princesa Anna.-

-Ya veo… ¿Y quién será la persona quien me escoltará, en mi visita por el pueblo?-

-¿Planea conocer el pueblo, reina Elsa?-

-Usted me ofreció lo que sea, y obviamente visitaré todo lo que esté a mi alcance, para poder decidir que qué es lo que deseo.-

-Pues…-El rey Mitya observó a su alrededor, y sus ojos muy verdes, se toparon con la menuda figura de la princesa Anna.-¡Anna, mi hija, la acompañará!-

-¿Qué?-Susurró la muchacha, evidentemente molesta. Y es que según la joven, Elsa de Arendelle era una mujer malvada, caprichosa y sumamente egoísta. ¿Por qué no firmaba el acuerdo de paz, se llevase todo ese oro que su padre le ofrecía, y se iba de una maldita vez de allí?

-Está bien, mañana la espero a las ocho de la mañana, a las afueras del castillo.-

Y dicho esto último, la comitiva se retiró del lugar. Y una vez, que todos estuvieron en sus respectivas habitaciones, Anna se resolvió a encarar a su padre.

-¡Padre, de todas las chicas nobles, tenía que ser yo! ¿Por qué?-

-Porque tú conoces el pueblo a la perfección, y sé que podrás convencer con tu dulzura, mi pequeña, a la reina de Elsa de firmar la paz, y llevarse uno que otro tesoro.-

-¡Ja! ¿Mi dulzura, derretir ese corazón de hielo, por el cual la reina Elsa es tan famosa? ¡Jamás!-Y Anna miró escéptica a su padre.

-Lo siento, pero ya está decidido.-

Resignada, y en vista que mañana debía de despertarse temprano, la muchacha se fue a su alcoba.

Al día siguiente, Anna llegó justo a las ocho de la mañana, donde Elsa la esperaba con su traje de montar, y la chica pelirroja nuevamente pensó que la reina de Arendelle, era la joven más preciosa que había visto.

Siendo así, la muchacha se montó en su caballo, y le ofreció a Elsa otro, y ambas comenzaron a recorrer las tierras frondosas de Lantz.

Anna entonces habló y habló, como siempre lo hacía, y por el contrario Elsa sólo gesticulaba en su frío rostro, aunque tenía una sonrisa delicada en sus finos y rojizos labios. La compañía de la princesa de Lantz le agradaba… y tal vez mucho.

Llegó entonces el ansiado término de la estadía de Elsa en Lantz, y ella ya tenía una respuesta lista para el rey.

-Muy bien, reina Elsa, han pasado tres días y mi hija, la princesa Anna, le ha mostrado todos nuestros tesoros, nuestra gente, nuestros recursos… ¿Ya ha tomado usted una decisión?-

-Así es, rey Mitya, así es.-

Y una afable sonrisa apareció en la cara de rey, y no sólo en él, sino que en todos los presentes… Después de todo, gracias a la decisión de la reina Elsa, la paz volvería entre las tierras del Norte y Arandelle, y sobre todo, las tropas enemigas se retirarían.

-¿Y dime, qué es?-

-¿Usted ha dicho lo que sea?-

-Por supuesto, reina Elsa, lo que usted quiera.-

-Pues lo que quiero, es a su princesa Anna.-Y en los ojos de Elsa, apareció una extraña chispa.

-¿Disculpe?-

-Eso, rey Mitya, ese es mi deseo… Su princesa, a cambio de la paz.-

-¡No entregaré a mi hija…!-

-Lo acepto.-

Todos ladearon su cabeza, en dirección a la menuda figura de Anna, la cual había alzado la voz, y en el acto se había levantado de su puesto, con una desafiante mirada en el rostro.

-Yo, reina Elsa, a diferencia suyo, sí pienso en mi pueblo.-

La aludida alzó curiosa una ceja, nadie la había desafiado antes, pero en vez de enojarse con Anna, una divertida sonrisa apareció en su cara.

-Pues si Anna acepta…-El rey miró con tristeza a su hija.-Anna, ¿estás segura? Tal vez si conversamos un poco con ella, tal vez…-

-Ella ha decidido, padre, y aunque poco la conozco, sé que no cambiará de parecer.-

-Tranquilo, rey Mitya, su hija no será relegada a la servidumbre, y si sabe comportarse de forma correcta, yo seré benévola con ella.-

Anna entonces sintió un miedo terrible… Sentía la mirada de Elsa sobre ella, una mirada intensa, una mirada que estaba lejos de la frialdad por la cual ella era tan famosa, que sólo le provocaba escalofríos.

¿Para qué fines, la reina Elsa la quería en Arandelle? ¿Acaso como venganza, para humillarla como hija del rey de Lantz? ¿Para qué otra cosa, ella la querría?

En eso pensaba, cuando se embarcó hacia Arandelle, y sólo para no darle el supuesto gusto a Elsa, no derramó ni una sola lágrima. En vez de eso, sonrió, sonrió porque sabía que gracias a su bravura había impedido muertes y guerra, y le había dado la paz a su amado reino.

Estaba ya media dormida en su pequeño cuarto, al interior del barco, cuando tocaron suavemente la puerta, sólo para después sentir pasos aproximarse hacia ella. Anna, asustada que fuese algún marinero de poca monta, abrió los ojos, y se reincorporó, encontrándose con la gélida mirada de Elsa.

-¿Reina Elsa?-

-Prefiero Elsa a secas.-

-Está bien… Elsa.-

Anna lo sabía, si se portaba bien con la 'Reina de Hielo', su estadía en Arandelle tal vez fuese mucho más agradable.

-¿Yo puedo llamarte Anna?-

-Supongo.-La intensa mirada de la reina, ponía incómoda a la princesa.

Y cuando menos Anna pudo preverlo, la otra joven juntó por unas fracciones de segundo, sus labios, sus fríos labios, sobre la mejilla de la otra muchacha, muy cerca de su boca. Seguidamente, la mujer se apartó de la chica, y salió en silencio del cuarto.

Anna, entonces, se cubrió hasta la cabeza, y tenía su pecoso rostro todo enrojecido.

¿Para qué clase de cosas, Elsa la querría?

Y aquella noche, la princesa durmió, pero sus sueños estaban completos y absolutamente dominados por la figura de Elsa de Arandelle… sueños, que a veces parecían pesadillas. Pero con tal que su pueblo estuviese en paz, todo, pero todo valía…

Continuará...


Un review sería genial, ya saben ustedes, me sirven para inspirarme ^^.