Este capítulo va dedicado a:

-AlexandraArcher

-J.R

-crazzy76

-sayitta-hinamori

GRACIAS CHICAS/OS! :D

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, sino a JK Rowling. La historia es una adaptación autorizada, espero que les guste.

Hermione Granger... ¿Por qué vi su rostro?

::::::

Reí divertido cuando frenamos frente a su casa. Ella soltó rápidamente las manijas y haciendo que yo me alejara de ella, se bajó.

— ¿Cómo lo sentiste? —le pregunté.

—Tuve miedo —aseguró. Le mostré una leve sonrisa —Pero… fue divertido.

—Lo dije, pronto serás una motoquera profesional.

—Olvídalo —dijo y comenzó a caminar.
Me bajé de la moto y esperé a que ella me invitara a pasar. Vi como detenía su paso y giraba lentamente a verme.
— ¿Qué? —le pregunté.

—Si quieres puedes pasar —me dijo no muy convencida del todo.

—Ya que insistes —dije y me acerqué hasta ella.
Revoleó los ojos y buscó las llaves dentro de su cartera. Nos acercamos a la puerta y abrió. Era un lindo edificio. Siguió caminando hasta uno de los ascensores. Apretó un botón y me miró.

—Por favor, cuando entremos evita tocar cualquier cosa que llegue a llamar tu atención —me advirtió.

— ¿Hay cosas que puedan llamar mi atención? —le pregunté.

—No lo sé, no conozco lo que hay dentro de tu mente. Pero creo que… si.

El ascensor llegó y abrió la puerta para que entráramos. Marcó el piso 6. La caja de metal comenzó a subir. Me dediqué a mirarla fijamente, logrando que se pusiera nerviosa. El ascensor se detuvo y bajamos. Había una sola puerta en ese piso.

— ¿Un solo departamento por piso? —pregunté.

—Exacto —dijo y se acercó a la puerta.

Abrió y entró, sonriendo levemente entré detrás de ella. Un particular olor a jasmín y perfume francés fue lo primero que percibí. Hice un recorrido con la mirada del lugar. Más que un departamento era como un loft, todo estaba a la vista. Ella tiró su bolso en uno de los sillones y se acercó a la mesa que estaba allí para comenzar a hurgar entre los papeles.

—Puedes sentarte si quieres —me dijo sin dejar de buscar.

Seguí mirando, todo estaba estrictamente ordenado, excepto por los papeles que ella buscaba. Me acerqué a la cocina y abrí el refrigerador. Frutas y más frutas. Me agaché para abrir uno de los cajones y seguía habiendo frutas.

—Oye ¿no tienes algo… que no sea fruta para comer? —le dije.
Levantó la cabeza y me miró.

—Fruta o tienes pan de salvado.

—Carne —sentencié. Negó con la cabeza.

—No como carne.

— ¿Cómo no comes carne? —pregunté y tomé una manzana para luego cerrar el refrigerador.

—Hace dos años comencé con esto, estoy tratando de eliminar de mi vida todas las comidas provenientes de algún animal. Aun no lo consigo del todo. Pero es bueno saber que hace dos años que no como un trozo de carne o cerdo.

— ¿Ni leche?

—Ni leche —dijo orgullosa de ella misma.

— ¿Y qué demonios comes?

—Por ahora, me mantengo muy bien comiendo todo tipo de frutas y verduras. Mi madre me obliga a comer una vez por semana pollo, pero pronto lo eliminaré de mi vida también.
Siguió buscando los papeles. Mordí la manzana y me acerqué a ella.
— ¿Qué buscas?

—Unas fotos —dijo en un suspiro.

— ¿Unas fotos?

—Mi madre es dueña de una agencia de modelos, yo saco algunas de las fotos que salen semanalmente en las revistas de moda que salen a la venta.

— ¿Eres fotógrafa? —pregunté realmente asombrado.

—Si —dijo y encontró lo que estaba buscando —Desde chiquita me apasiona sacar fotos a todo lo veo. Entonces mi madre me hizo estudiar.

—Eres bastante completa, cariño.
Sonrió por lo bajo y se acercó a mesa de la cocina. Dejó las fotos ahí y buscó algo dentro de una de las cajoneras. Chocolate.

—Oye, el chocolate tiene leche —le dije.

—Es lo único que no he podido dejar. Los dulces me encantan y… creo que jamás en mi vida voy a poder dejarlos.

—Entonces no eres estrictamente vegetariana.

—No, no lo soy —admitió en un suspiro.

Reí por lo bajo y sin dejar de comer la manzana me acerqué hasta uno de los sillones y me tiré pesadamente en él. Tomé el control remoto y prendí la tele. Alcé mis piernas para estar más cómodo. Ella me miró realmente indignada. Se acercó a mí y con su mano bajó mis piernas del sillón.

— ¿Qué? —le dije ante su acusante mirada.

—Si en tu casa te gusta subir los pies en el sillón es tu problema, pero aquí no lo hagas.
Revoleé los ojos y posé mi mirada en la mesita que estaba frente a mí, había un montón de fotos allí también. Me senté bien y las tomé. Ella se sentó a mi lado.

—Eres buena —dije sin dejar de mirar las fotos.

—Eso intento —dijo.

Giré mi cabeza y miré sus labios
Realmente yo tenía ganas de besar a esta chica, era algo que me estaba volviendo loco.
No recuerdo bien cuando fue la última vez que yo quise besar a alguien tan desesperadamente. Sus mejillas tomaron un poco de color y se puso rápidamente de pie.

—Bueno, vamos. Ya tengo lo que necesitaba.

Vi como juntaba todo y caminaba hasta la puerta. Yo me quedé sentado en el sillón, se giró a verme.

— ¿Vamos? —preguntó.

—Por mí me quedaría —le dije.

—No sé con qué fin, pero tampoco quiero saberlo. Ahora levántate de ahí y vamos antes de que mi madre se ponga como loca —me dijo.

Sonreí y me puse de pie, salimos del edificio y nos subimos a la moto. Ahora ya tenía más confianza, por ende la note menos tensa que antes.
Mientras estábamos detenidos en uno de los semáforos fijé mi mirada en su brazo. Aun su piel estaba algo marcada. No le pregunte porque había sucedido todo.

—Oye —le hablé — ¿Por qué Weasley se puso así?

—Por sus estúpidos celos —contestó con exasperación.

— ¿Celos? —dije.

—Si, Ron es muy celoso. Esa fue una de las principales causas por las que lo dejé. Me trató de cualquiera por estar llevándoles una bandeja con comida a ustedes.

—Oh, pobre imbécil —dije divertido.

—Yo creo que tiene serios problemas, pero gracias a Dios se cómo manejarlo.

—Si, ya lo creo —dije en una pequeña risa — ¿Te gusta actuar como damisela en apuros?

—No seas imbécil, si tú no hubieras llegado con tus aires de súper héroe estoy completamente segura de que yo sola pude haberlo puesto en su lugar.

— ¿No soy increíble como defensor? —pregunté orgulloso de mí mismo.
Soltó una divertida carcajada. Era la primera vez que la escuchaba reír de esa forma. Giró su cabeza y me miró sin dejar de reír.

—Eres demasiado creído, ¿no crees? —me dijo.

—Soy demasiado perfecto cariño, ese es el problema.

—Creo que tus padres tuvieron que haberte puesto Narciso —dijo y volvió su vista al frente.
Pronto llegamos a la puerta de un elegante edificio de oficinas. Ella se bajó y se giró a verme.

— ¿Este es el lugar? —le pregunté.

—Sí, estas son las oficinas de Mónica Granger—dijo.

— ¿Ese no es el apellido de tu padre? —dije.

—Si —dijo ella y una leve sonrisa se dibujó en su rostro —Pero mamá juró que iba a usar el apellido de mi padre hasta el día de su muerte.

—Oh, una mujer de carácter fuerte ¿verdad?

—Más bien yo diría que mi madre es una mujer demasiado perfeccionista y exigente con el mundo entero. Pero bueno, ya puedes irte.

— ¿Me estas echando?

—No, no es eso. Sino que ya no es necesario que te quedes.

— ¿Cómo vas a volver a tu casa? —pregunté.

—En un taxi —aseguró.

—Vamos cariño, déjame ser tu chofer hoy. Ya te dije que no tengo nada mejor que hacer.
Me miró por varios segundos y luego soltó un largo suspiro.

—Bueno está bien, entremos —dijo.
Dejé bien estacionada a Betty y entramos al extravagante edificio.

—Buenas tardes señorita Granger —la saludó una de las recepcionistas.

—Buenas tarde Katie —dijo la castaña —¿Mónica está arriba?

—Sí, está en dando indicaciones en la sesión de Gucci.

—Ya la imagino —dijo divertida.
Entramos en un ascensor y marcó el piso 20.

—Es bastante alto —dije.

—Sí, mamá fue un poco exagerada al comprar esto. Pero ella es así.
Llegamos y bajamos. Miré a mi alrededor y este lugar era el sueño de cualquier hombre sobre la tierra.
Las modelos iban y venían en trajes de baño o vestidos muy cortos. Piernas largas y traseros firmes por todos lados. Nada podía ser mejor que eso.

— ¿Quieres cerrar la boca? Vas a llenar el edificio de baba —me dijo con tono celoso.

— ¿Me pareció a mí o eso sonó como a celos?

— ¡No seas ridículo! —contestó —Solo trata de no resbalarte con tu baba.
Reí por lo bajo y la seguí cuando entró en una de las puertas.

—Al fin llegas, dios mío —dijo una mujer bien vestida, apenas un poco más alta que Hermione. Era muy parecida a ella

—Ya estoy aquí —dijo ella —Y aquí tienes las fotos.

—A ver —dijo y comenzó a revisarlas —Ay eres increíble, por eso eres mi hija —_ revoleó los ojos y por primera vez desde que entramos, su madre, posó sus ojos en mí — ¿Quién es él? —le preguntó. Hermione me miró —Ay, ¿no me digas que me hiciste caso y dejaste definitivamente al imbécil de Ronald y estas saliendo con este niño?

— ¡Mamá! ¿Podrías por favor comportarte? —dijo nerviosa. —No, no estoy saliendo con él. Él es Draco, un… compañero de la Universidad. Se ofreció a traerme.

—Un gusto señora Granger —dije lo más cordial del mundo.

—No me trates de señora. No soy una anciana, dime Mónica —me dijo.

—Está bien, Mónica —dije divertido.

—Bueno, ya está todo. ¿Necesitas algo más? —le preguntó Hermione.

—No hija, nada más. Gracias.

—No es nada. Y por favor, no estés llamando a papá para refregarle que yo hago cosas por ti. Se pone insoportable.

— ¿Desde cuándo yo hago eso? —le preguntó, verdaderamente, fingiendo sorpresa.

—Por Dios mamá, siempre lo haces —la acusó.

—Sabes que tu padre se lo merece. Se cree el dueño del mundo, es un pobre infeliz que se va a quedar solo por el resto de su vida.

—Lo que digas —dijo Hermione y se dispuso a irse.

—Oye niño —me llamó. Ambos nos giramos a verla —Podías ser un muy buen modelo.
Se acercó a mí y palmeó mi hombro derecho. Reí por lo bajo y vi como Hermione se ponía roja de la rabia.

—No lo creo Mónica —dije divertido —No tengo el target para serlo.

—Pero ¿Por qué?

—Yo sé que soy perfecto, lo veo todos días cuando me miró al espejo. Pero el mundo de la moda no es lo mío.

—Ay que modesto eres —dijo riendo por lo bajo.

—Trato de serlo en lo que me concierne.

—Piénsalo bien, podrías ganar mucho dinero. Eres un chico muy bonito.

— ¡No puedo creer que estés haciendo esto Mónica! —Habló Hermione detrás de nosotros —No cambias más.
Salió de allí rápidamente. Me giré a ver a Mónica.

—Fue un gusto conocerte, ahora sé de dónde ha salido tan bonita la muchacha —dije sonriendo.

—Sí, en eso salió a mí. Pero de carácter es igual a su padre.

—Ya lo creo —dije y salí de allí para buscar a Hermione.

La divisé a punto de subirse en el ascensor. Apresuré mi paso y puse mi mano frente a la firme puerta de acero, haciendo que se volviera a abrir. Me miró con ojos venenosos. Me metí y dejé que la puerta se cerrara. No dije nada y ella tampoco lo hizo. Llegamos a planta baja y sin siquiera mirarme salió. La seguí. Salimos fuera del edificio y vi como levantaba su brazo para tomar un taxi. Me acerqué a ella.

—Vamos ¿estás enojada? —le pregunté.

—Déjame en paz —dijo sin mirarme.
Tomé su brazo con cuidado e hice que me mirara.

— ¿Qué es lo que te molesta?

—Que mi madre se comporte de esa manera —dijo nerviosa —Y que personas como tú le sigan el jueguito. Ya no tiene 17 años, creo que es una mujer adulta con varias décadas encima.

—Eres cruel —dije divertido.

—No, soy realista —me dijo.

—Bueno, señorita realidad, no creo que sea necesario que te tomes un taxi. Yo voy a llevarte.

—No quiero.

—Eres caprichosa.

—Sí, y a mucho orgullo.

— ¿Vas a dejar que te lleve? —pregunté.
Me miró fijo por unos cuantos segundos.

—Está bien —dijo soltando un suspiro.

Nos subimos a la moto y pronto llegamos a la puerta de su casa. Se bajó y se giró a verme.

—Sana y salva —dije.

—Muchas gracias por todo, Malfoy —me dijo.

—No, no tienes por qué. Ahora me debes la salida del viernes.
Arrugó levemente la nariz y me miró.

— ¿Tú crees Malfoy, enserio? —dijo como queriendo que eso no pasará —Esta bien, acepto.

—Y si, no te quedaba otra.

— ¿Y a dónde vas a llevarme?

—Podemos ir al cine, luego a cenar y luego…

— ¿Y luego qué?

—Y luego te dejo en tu casa.

—Ah, me parece bien.

—Perfecto, entonces mañana arreglamos todo cariño —dije y le guiñé un ojo.

—Me parece bien —repitió. Sonreí al darme cuenta de que ya no chillaba cuando le decía cariño.

—Oye, ¿ya no te molesta que te llame cariño? —pregunté.

—Sí me molesta, pero creo que es una pérdida de mi tiempo decirte que no lo hagas, cuando igualmente vas a hacerlo —me dijo.

—Estás en lo correcto.

Rió por lo bajo y comenzó a caminar hacia su casa. Vi como entraba y decidí prender marcha hacia la mía. Llegué y entré, eso era lo mejor de vivir solo, nadie estaba allí para molestarme y reprocharme cosas. Me senté en el sillón y prendí la tele. Mi teléfono comenzó a sonar.

— ¿Hola? —dije al atender.

— ¿Dónde estabas? —me preguntó. Me tensé al escucharlo.

—Haciendo unas cosas —contesté.

—Bueno, no importa. Llamo para decirte que el viernes tenemos una fiesta muy importante a la que debemos ir los dos.

— ¿Es necesario Lucius?

—Muy necesario Draco, necesito que la sociedad te vea como el futuro heredero de la firma. Tienes que estar ahí.
Recordé lo de la cita con Hermione y maldije por lo bajo. Suspiré levemente.

—Está bien, no me queda otra. ¿Dónde estás? – le pregunte.

—Mañana llegó, estoy en Paris.

—Mañana te llamo.

—Okey, adiós.

—Adiós —dije y colgué.

Al día siguiente la Universidad se me hizo más tediosa de lo normal, mi padre ya me había arruinado la semana diciéndome que el viernes tenía que ir a la maldita fiesta de la alta sociedad. Ir a ese lugar a aparentar algo que verdaderamente no soy. Ir a soportar a toda esa gente suspicazmente perfecta. Mi cita con la castaña quedó en stand by, ya que a ella también se le presentó un compromiso importante para esa noche.
Hoy es jueves, y adivinen que. Adelanté mi cita de esta semana a hoy en la noche. La chica había aceptado encantada salir conmigo hoy. Y no esperaba menos.

—Oye, ¿Vas a salir esta noche? —me preguntó Theo.

Me giré a verlo mientras nos acercábamos a la mesa en donde estaba sentado Blaise. Nos sentamos y Theo nos miró.

—Si, esta noche tengo acción —dije sonriendo triunfalmente.

— ¿Quién es? —preguntó.

—Muchachos, no voy a decirlo —les dije.

— ¿Y qué pasó con Hermione? —dijo Theo.

— Hermione… tranquilos, antes del martes que viene ya habrá pasado por mi cama.

—De eso no estamos muy seguros, amigo —dijo Blaise palmeando mi hombro.

—Me temo que vas a darnos 400 dólares. Y gracias a eso tendré los cigarros del mes pagos —acotó Theo.

—Ya verán que sí—aseguré. Hermione se acercó a nosotros.

— ¿Qué hacen? —nos preguntó.

—Decíamos que la semana que viene Draco nos tendrá que dar 400 dólares a cada uno de nosotros —le contó Blaise.

— ¿Ah sí? ¿Por qué?

—Porque aposto algo con nosotros y estamos completamente seguros de que no ganará. Ella rió por lo bajo y me miró.

— ¿Se puede saber en qué lío andas? —Me preguntó —Escuche a la loca de Greengrass diciendo que ibas a salir con una tal… Aceto. Estaba como loca.

—No tengo ni la más mínima idea de lo que estás hablando —dije haciéndome el tonto. Blaise y Theo me miraron.

—Tendrías que tener un poco más de consideración. Algún día, alguna de todas las chicas con las que sales va decidir matar a otra por tu culpa —me dijo y se puso de pie —Los veo luego chicos, tengo que hacer unas cosas.
Se fue, dejándonos solos.

—Ella tiene razón Draco —me habló Theo —Algún día vas arrepentirte de todo lo malo que has hecho.

—Y ha hablado el santo de los santos —acotó Blaise.

Reí por lo bajo al ver como comenzaban a discutir. Pero trate de llevar mis pensamientos a otro lado, necesitaba pensar en otra cosa.
La noche llegó llego y la hora de mi cita también. Habíamos quedado en encontrarnos en el restaurante de un lujoso hotel en el centro de la cuidad. Yo tenía algunos contactos por ahí, así que siempre conseguía un buen lugar y la mejor atención.
Moví su silla para que ella se sentara.

—Muchas gracias —me dijo con una leve sonrisa.
Le devolví el gesto y me senté frente a ella.

— ¿Qué quieres beber? —le pregunté.

—Lo que tú quieras —dijo y sentí el roce de uno de sus pies sobre mi pierna.
La miré y me hizo un gesto con las cejas.

—Pidamos champaña —dije.
Uno de los mozos se acercó a nosotros y pedimos la cena y la bebida. Hice todo lo posible por mostrarme lo más interesado del mundo en su vacía platica. Era una tortura tener que pasar por esto.

—Entonces yo le dije que no era necesario que se tiñera de nuevo, porque el color que tenía combinada perfectamente con su color de piel y…

—Aceto —la llamé haciendo que dejara de hablar. Me miró.

— ¿Si? —dijo.

— ¿No te gustaría subir? —le pregunté.
Ya no podía ser cordial y seguir escuchándola. Arqueó una de sus cejas.

— ¿Arriba?

—Si – dije por lo bajo y me acerque un poco más a ella —Es linda la habitación.
Ella mordió su labio y me miró picara.

—Está bien, vamos —dijo y se puso de pie. Yo también lo hice.
Fuimos en busca de las llaves y me detuve antes de subir en el ascensor.

—Ve yendo linda, enseguida te alcanzo —le dije al oído y palmeé su trasero para que caminara.

La vi subirse al ascensor y desaparecer de ahí. Solté un cansado suspiró.
¡Por dios tenía que quitármela un segundo de encima! Me acerqué al mozo y le pedí la cuenta. Luego me dirigí al bar, necesitaba tomar algún trago para tratar de no pensar tanto.
De alguna manera me sentía extraño…..bastante extraño.

—¿Qué le sirvo? —me preguntó el hombre del bar.

—El trago más fuerte que tengas —le dije.
Asintió y se alejó de mí para prepararlo. Enseguida puso un vaso con un líquido color rojo frente a mí. Miré al hombre y miré el vaso.

—Es lo más fuerte que hay. Podría hacerte olvidar hasta cómo te llamas —dijo.

Sonreí y se lo agradecí por lo bajo. Creo que era lo que necesitaba. Cuando acabé el trago, pagué, me puse de pie y me armé de valor para subir y hacer lo que tenía que hacer.
Llegué al cuarto y entré, la luz estaba apagada. No la prendí, no quería hacerlo. Giré y divisé una sombra encima de la cama.

—Pensé que no vendrías más —me dijo.

No dije nada y solo me acerqué a la cama. Ella ya estaba en ropa interior, me encanta cuando me la hacen más fácil de lo que ya son.
Comencé a besar su cuello, para subir por su oreja. Ella comenzó a desabrochar los botones de mi camisa y quitármela lo más rápido que podía. Me alejé de su cuello para mirarla y cuando lo hice me quedé quieto.

La que estaba debajo de mí no era Aceto. Sus oscuros ojos abrazaron los míos. Era Hermione. Me incliné y tomé su boca casi desesperado.
Ella metió sus manos debajo de la camisa y logró quitármela. Bajé mi mano y acaricie una de sus piernas. Gimió levemente.
Sentí como sus manos llegaban a mis pantalones. Me alejé de apenas de su boca.

— Hermione… —susurré su nombre. Me detuve al darme cuenta de que la nombré.
Entonces me alejé de ella para mirarla, y la imagen de Hermione se esfumó en un segundo. La pelirroja era de nuevo la que estaba frente a mí.

—No, no pasa nada. Continuemos, solo fue un… desliz —dijo agitada

y se acercó de nuevo a mi boca y me volvió a besar —Solo quiero darte placer, Draco. Y estoy completamente segura de que tú puedes dármelo.
Me alejé de ella y la miré. La pelirroja jamás diría una cosa así. Repentinamente sentí que no podía seguir con eso. Le sonreí levemente.

— ¿Puedes esperarme un segundo linda? Voy a traer algo especial para ti —le dije mientras me ponía de pie y me acomodaba la ropa.

—Pero… ¿A dónde vas? —me preguntó sentándose en la cama.
—Juro que no me tardo nada, la sorpresa va a encantarte —dije y terminé de vestirme. Tomé mi abrigó y salí de allí.

Bajé por las escaleras y salí a la calle, comencé a caminar sin rumbo alguno. Busqué en mi bolsillo un cigarrillo y lo prendí. Creo que finalmente voy a tener que terminar aceptando que mis amigos tienen razón cuando me dicen que no discrimino a ninguna. Yo no sé qué pasó conmigo, pero simplemente no pude seguir adelante. Fue bastante rara la sensación de imaginarme a Hermione. Creo que el trago me influenció más de lo que debía.
Pero fue más real de lo que pareció. Creo que si ella no hubiera hablado, yo aun estaría allí. Voy a tener que replantearme un poco más mis próximas citas. Creo que andar saliendo solo por un par de horas de placer (si es que a eso se le puede llamar placer) no vale la pena.
Más si eso luego va a traerme más problemas que placeres. Sin darme cuenta llegué a mi casa, y sin seguir dando vueltas me tiré a la cama para intentar dormir.

"—Ay, y ahora sales con tu parte poética. Eres tan predecible. Con razón tienes a todas esas huecas a tus pies. Un par de palabras bonitas, y la noche asegurada ¿No es cierto?

En verdad hermano, no discriminas a ninguna.

Algún día alguien van a darte una lección, Draco."

Sus palabras no salían de mi cabeza y cada vez me hacían pensar un poco más.

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Bueno, gracias por los reviews :D, espero que les haya gustado este capítulo y disculpen los errores.

¿Qué les pareció el cap? ¿Lo que le pasó a Draco fue por el alcohol? ¿o fue por otra cosa? ¿Draco aceptará la propuesta de Mónica? ¿se verá nuevamente Mónica por aquí?

Love always

Yo =D