LA GENERACIÓN PERDIDA

Por Cris Snape


Disclaimer: El Potterverso es de Rowling.

Este fic participa en el minireto de Abril "Doce meses, una historia" del foro Amor de Tercera Generación.


9

Lysander

Perdido en el miedo


A Lysander le gustan los animales en general y las criaturas mágicas en particular. No podría ser de otra manera, habida cuenta de la familia de la que procede, pero tiene un secreto.

A sus quince años no es algo que le guste compartir con los demás. Se siente avergonzado y odia no poder controlar esas emociones que le embargan cada vez que tiene un gato cerca, pero no puede evitarlo: le dan pavor.

No es que sienta un ligero rechazo o que se le pongan los pelos de punta. No. Es algo primario que le paraliza por completo e incluso le impide respirar. Por más que intente razonar y repetirse que sólo es un gato, no consigue calmarse. Y eso le exaspera cada vez que lo piensa. ¡Por Merlín! Si cuando tenía diez años estuvo a punto de ser devorado por un dragón porque se empeñó en acercarse demasiado.

Esa tarde tampoco puede hacer nada para luchar contra su miedo. Muchos de sus compañeros tienen gatos como mascotas, pero normalmente suelen estar en las salas comunes o en compañía de sus amos. Salvo si se trata del gato del conserje o de esa gatita blanca.

Lysander había estado estudiando con Lorcan en la biblioteca, pero le entraron ganas de ir al baño y ahí está, arrinconado entre los urinarios. La gata está sentada frente a él, mirándolo fijamente con sus ojos ambarinos y planeando alguna maldad. Sin duda alguna. Seguro que trata de decidir qué parte de su cuerpo se comerá primero.

—¡Lys! ¿Estás aquí?

¡Oh! ¡Al fin! Posiblemente se burle de él más tarde, pero le encanta que Lorcan haya acudido al rescate.

—¡Ayúdame, por favor!

—¿Qué pasa?

Su voz ha sonado apremiante y la de Lorcan preocupada. Hasta que ve a la gata y frunce el ceño.

—¿Otra vez con esto, Lys?

—Llévate a esa bestia espantosa.

—¡Es un gato! —Lorcan suele ser un buen hermano, pero esa fobia le saca de quicio—. ¿Llevas más de media hora aquí metido por esto?

—¡Quiere comerme!

Lorcan pone los ojos en blanco. Durante un horrible segundo, Lysander cree que no le ayudará, pero termina por espantar a la pobre gata.

—¿Contento?

—Muchísimas gracias. Temía por mi vida.

—Sí, ya. Pues como no apruebe el examen de mañana por tu culpa, sí que tendrás motivos para tener miedo.

Lysander sonríe. Es genial tener a Lorcan a su lado.