In and Out of Love


Lo importante es aceptarte y que me aceptes como humano...

El tiempo pareció transcurrir como un agónico goteo a partir de entonces, donde cada día, parecía recordarle algo que él hacía. Si paseaba por el jardín se acordaba de él, si salía a la terraza, al entrar en la cocina, al ver su moto rallada en el taller todas las mañanas esperando a que alguien se acordara de ella y la pintara... Cualquier cosita, incluso el leer a Neruda, le traía a su recuerdo.

Le dolía mucho que la hubiera utilizado de esa manera sabiendo perfectamente que no quería nada con ella, pero a pesar de todo le seguía queriendo... Y por eso muchas noches las pasaba mirando al cielo desde su ventana, observando las estrellas con expresión desconsolada...

Pero un buen día, cinco meses más tarde del desagradable suceso en su jardín, Bulma decidió que debía dejar de autocompadecerse y volver a la vida. De nuevo comenzó a pasear la sonrisa por la ciudad del brazo de sus nuevas amigas, compañeras de trabajo y solteras como ella, y de vez en cuando hablaba con Chichi por teléfono y se reían juntas de las ocurrencias de Gokuh...

Yamcha se había recuperado rápidamente de sus heridas. Para matar el tiempo a veces iba a su casa a verle. Cuando no estaba Lyl, claro. Cabía decir que tal y como le había perdonado a él por mentirla aún se la tenía guardada a ella. Después de todo las mujeres somos más rencorosas en cuanto a amistades entre nosotras que los hombres...

Así, la mujer había olvidado todo lo que había sucedido. O al menos eso era lo que ella creía...


Se cumplieron cinco largos meses en la infinidad del espacio. Desde que se marchara, Vegeta había realizado todo tipo de entrenamiento en los más diversos planetas. Había retado a combate a aquellos luchadores que le parecían más interesantes, se había enfrentado a todo tipo de adversidades climáticas e incluso había estado inmerso en terribles lluvias de meteoritos en planetas condenados a desaparecer.

Pero nada le sirvió.

La razón fundamental por la que se marchó de Chikyuu fue porque por algún motivo --que tenía nombre y apellidos-- no era capaz de concentrarse en sus tareas. Si quería llegar a ser el más fuerte tenía que apartar de su cabeza todas esas tonterías que había adquirido en el poco tiempo que llevaba en el planeta. Esas tonterías además de a cierta mujer y a cierto gilipollas. Cada vez que le recordaba sentía la sangre hervir en sus venas y el deseo de reducirle a cenizas entre sus manos que tenía que acabar descargando en destruír alguna montaña

Qué es lo que le hacía falta para transformarse en SSJ? Qué le fallaba? Qué?! Le había dado tantas vueltas a lo mismo que ya no sabía ni por dónde buscar. No era cuestión de fuerza física, sino de algo más violento, interno, pero no sabía qué podía ser. Y eso era realmente frustrante para un hombre acostumbrado a conseguir lo que se propone

Eso le llevaba cada vez a imponerse trabajo en situaciones más extremas, cada una más peligrosa que la anterior, a buscarse nuevos retos, nuevos combates.

La noche había caído en un lejano planeta de la Galaxia del Norte y el Saiya, tras cenar el extraño bicho que había cazado, se había tumbado sobre unas rocas y miraba hacia el cielo.

No estaba pensando en nada en especial, sólo miraba mientras escuchaba los ruidos que hacía toda una familia de voladores nocturnos en plena congregación. Hacía mucho tiempo que no mantenía su espíritu en calma como aquella noche

Una estrella fugaz cruzó el firmamento alta en el horizonte y de pronto, en medio de la paz interior y exterior en la que se hallaba encontró algo que le resultaba extraño.

Como si algo le estuviera faltando.

Se sentó en el suelo, aturdido por el descubrimiento y sin entender su causa.

En ese momento sonaron unos cascabeles y al darse la vuelta para mirar algo duro le golpeó la cabeza

"Pero qué cojo...?!" Se calló sorprendido de semejante visita. Era una vieja, muy vieja, andrajosa y encorvada mujer que llevaba una cachaba (Un bastón con la empuñadura redonda) a la que había atado unos cascabeles y que le miraba con extraordinarios ojos negros.

El hombre se extrañó de verla allí, ya que no había visto ningún poblado en los alrededores. Ella sonrió al darse cuenta de ello y dio un golpe al suelo con el bastón haciendo sonar los cascabeles

"Kué tú haces kui?-- preguntó con voz susurrante sin cesar en su escrutinio-- Tú ser guerrero, sí... Kuieres destruir planeta, tú?"

"Si no deja de molestarme tendré que empezar a planteármelo" Gruñó dándose la vuelta, pero la cachaba se colocó en su hombro

"Disturbado está espíritu tuso, sí... Kuoncentrarte puedes no, tú sí?"

"Y tú quién demonios eres? Una fusión entre Yoda y Rafiki?!!" Vegeta se volvió con expresión fulminante a mirar a la vieja, pero ella no se inmutó bajo su fiera mirada, sino que se rió con voz cascada

"Joven tú, sí... Kuompañero miso como tú arrogante era... Miso kuonsejo --La mujer levantó el bastón y señaló al cielo estrellado sobre ellos-- Sielo infinito por kué?"

El Saiya no tenía ninguna gana de hacer caso a la mujer, pero tal parecía que acabaría marchándose antes si la seguía la corriente "Porque no tiene principio ni final"

"No --dijo golpeándole en el hombro con el bastón-- Porkue sielo es uno... es entero... dos kuosas no... Entiendes tú, no?"

"Qué coño voy a entender, señora! El cielo es infinito por no ser dos cosas? Eso no tiene sentido!"

"Sí, sí, sí kue tiene... Busca kui tú, sí, busca kui...--le dijo tocando su propio pecho-- dos kuosas no.... una sí, sí... una infinito, sí... kuoncentrado tú entonces, sí... Sekureto generasiones pasado, sí... Tuyo padre sabía, sí... todos Saiyas sabemos... Ninguno da kuenta, no da... Kuizás cuenta tú des... Tú listo, sí, sí..."

"Eres una Saiya?" Le preguntó totalmente extrañado

"Soy --susurró revelando su rabo peludo y canoso por los años. Luego se llevó una mano a la frente-- Yo kui tusa mente... Yo todas mentes Saiyas... Yo primera SSJ... No difisil, no... busca kui..." Y puso la mano sobre su corazón...

Vegeta abrió los ojos y se encontró tumbado en la piedra. El cielo estaba clareando ya, no tardaría demasiado en amanecer. Se sentó y miró a su alrededor unos momentos, pero allí no había nadie. Ni siquiera la especie de pájaros del planeta cantaban ya

He debido quedarme dormido... Qué sueño más extraño... El cielo es uno y no dos y por eso es infinito... Bah! Bobadas paranoicas...

Se estiró perezosamente antes de levantarse y luego se elevó en el aire, dispuesto a salir de caza para el desayuno

Veinte minutos más tarde estaba de nuevo surcando el espacio dirección al Cinturón de Asteroides


Bulma llevaba ya varias horas dormida. Había sido un duro día de trabajo en los talleres y necesitaba descansar para continuar al día siguiente. Últimamente no podía dormir bien, tenía el extraño presentimiento de que algo iba a ocurrir. Algo que no estaba segura de que fuera bueno.

Ella le restaba importancia, se decía así misma que todos sus delirios eran producto del stress de las últimas semanas...

Unos golpes en la puerta de su cuarto la despertaron de su ligero sueño. Bostezó extrañada y se frotó los ojos "Quién es? Mamá, eres tú?"

Hubo un corto silencio antes de que una voz fría y conocida contestara "Soy yo"

Bulma se sentó en la cama como un resorte y agarró las sábanas con fiereza. No lo podía creer... Había vuelto! Después de cinco meses había regresado! Por qué? Le había costado mucho hacerse a la idea, olvidarle! Por qué tenía que regresar? Acaso no le había hecho suficiente daño ya?

"Qué vienes a buscar?" Le preguntó lo más calmada que pudo y sin dejar entrever una parte de su torbellino interior. Escuchó su mano tomar el pomo de la puerta y girarlo lentamente. Sus ojos no podían apartarse de la imagen de la puerta abriéndose.

La silueta del Saiya se materializó en el interior de la habitación. Sus rasgos apenas eran visibles por el resplandor que entraba desde la ventana, pero aún así ella podría jurar que sus ojos negros la miraban

"A ti"

Esas dos palabras la pusieron más nerviosa que tres jarras de café solo. Ninguno se movió, e incluso el tiempo pareció haberse parado en el dormitorio

"Ve-vete..." Le dijo por fin en un susurro

La inmóvil silueta al fin cobró vida y se acercó hasta donde estaba ella, quedando a contraluz delante de la ventana "Por qué?"

"Porque ahora soy yo la que quiere estar sin ti"

"Qué? No puedo creerlo... Después que vuelvo con lo que eso significa y tú..." La voz del hombre estaba teñida de extrañeza y hasta cierto punto de incredulidad por lo que estaba sucediendo

"Pues qué creías, que iba a estar esperándote toda la vida, Vegeta? Te marchas sin decirme nada y cuando vuelves esperas que yo te recoja con los brazos abiertos? Pues creo que te has equivocado de persona" Le contestó agarrando fuerte la colcha

"Los humanos sois extraños pero a ti soy incapaz de comprenderte" Dijo agitando la cabeza y sentándose en el borde de la cama

"Vete. No quiero nada contigo..."

"No me lo creo" Con estas susurradas palabras el Saiya se volvió y se acercó a ella, mirándola fijamente a los ojos. Bulma se echó instintivamente hacia atrás, apretándose contra la pared tras su espalda, pero eso no la sirvió para librarse de la tenaza que ejercían sus ojos en sus sentidos

"He estado cinco meses entrenando en el espacio, haciendo cosas que ni te imaginas. Todo para conseguir lo que me había propuesto. Y sabes qué? No lo conseguí porque era dos y no uno"

"Qué?" Bulma frunció el ceño intentando comprender sus palabras pero no encontraba ningún sentido al asunto. Lo único que sacó en claro es que debía tener razón respecto a su entrenamiento, pues el traje que le había fabricado estaba totalmente destrozado, incluso los guantes

"Me costó mucho comprenderlo --continuó susurrando, como si hablara para sí mismo en vez de para ella-- Un SSJ tiene que tener un espíritu puro que yo no tenía..."


LLevaba ya días esquivando meteoritos, haciéndolos estallar con su energía como si estuviera jugando a un videojuego demasiado real... Pero seguía sin servirle de nada. Por mucho que elevaba su energía, por mucho que lo intentaba siempre había un maldito muro infranqueable que le cortaba el paso hacia la victoria.

En sus interminables elucubraciones incluso había estado intentando buscarle un sentido a su extravagante sueño y a las palabras de la anciana, pero hasta eso se le resistía

No lograba entender qué quería decir con que el cielo fuera infinito porque no ser dos. Estaba claro que el cielo es infinito y que es uno solo, el asunto venía en la relación que eso tenía que guardar con él.

De pronto sintió que el asteroide donde se encontraba temblaba violentamente. Miró hacia arriba y descubrió un meteorito mucho mayor que el resto enfilando con presteza hacia allí, seguramente atraído por la gravedad del lugar.

Levantó los brazos al cielo y se preparó para detenerlo con su propia energía pero la enorme roca llevaba demasiada fuerza en su haber como para que pudiera detenerla.

Unos minutos más tarde una mano temblorosa y ensangrentada se aferró al borde del cráter, luego la otra, y al final todo el Saiya emergió del hoyo. Estaba tremendamente cabreado.

Ya no era sólo que perdiera contra otros guerreros, es que ni siquiera podía hacer frente a una piedra, maldita sea!! Cómo se podía llegar a ser tan sumamente inútil?!

La derrota que había sufrido a manos del meteorito había sido tan patética y humillante como la de aquél asqueroso humano y su estúpido coche. La sangre le quemaba en las venas al recordar los ojos azules por los que le perdonó la vida. Bulma le pidió que no le matara a pesar de todo lo que la había hecho pasar aquél indeseable y patético Yamcha... Ese maldito que pudo haberla matado la noche anterior! Cómo se había atrevido una rata como él a tenerla durante tantos años? Ese bueno para nada, débil, miserable proyecto de hombre al que Bulma aún tenía cariño...

"Le mataré!!!!" Rugió apretando los puños "Ese bastardo no volverá a ponerle un dedo encima porque ella ahora es MÍA!!!!" Para cuando Vegeta se dio cuenta, el asteroide volvía a temblar fieramente. Pero esta vez no había meteorito, sino un aura dorada a su alrededor que estallaba fiera a las desgraciadas piedras de su alrededor

Se miró las manos, sorprendido. Brillaban con un fulgor que nunca había visto.

El Saiya se sentía más poderoso que nunca y a la vez pleno, como si de pronto alguien le hubiera dado lo que le faltaba

*Busca kui... dos kuosas no.... una sí, sí... una infinito, sí...* En su mente resonaron entonces las palabras de su memoria generacional, y comprendió que era su espíritu el que no era uno por culpa de no aceptar algo tan sencillo como que en realidad le importaba la mujer...


Vegeta se levantó de la cama y controlando al máximo su poder se transformó en SSJ. Bulma abrió la boca sorprendida e incluso admirada por el aspecto que le daba su nueva condición "Es fantástico... Me alegro por ti"

Él sonrió orgullosamente y volvió a la normalidad, dejando la habitación de nuevo a oscuras

"Y bien?"

"Y bien qué?"

"Sigues sin querer nada con el poderoso Príncipe de los Saiyas?"

"Por favor vete. Mañana tengo mucho que hacer y tengo que descansar lo que me queda de noche"

Vegeta dio un tirón a la armadura, que se partió en varios pedazos. La tiró al suelo, a los pies de la cama, y lo mismo sucedió con sus guantes

"No, me oyes? Me niego a que me trates como a una puta! Quién te has creído? Ya no es igual a la primera vez, lo he superado!"

"Estás segura?" Susurró mientras se quitaba la parte de arriba del traje. La luz del exterior perfiló sus músculos y sus facciones. Ella pudo comprobar que sonreía como un niño a punto de hacer una travesura.

"Ve-Vegeta... por favor... no quiero..." Rogó Bulma tragando saliva. No podía negar que tenía miedo... miedo de que tras pasar la noche con él a la mañana siguiente volviera a encontrarse sola. No quería sentirse de nuevo tan estupidamente utilizada como hacía cinco meses. Se negaba rotundamente a volver a hacerse ilusiones porque sabía por sus propias palabras que él no quería nada con ella. Nada más que sexo, claro...

De pronto la luz de la habitación se encendió, sorprendiendo a la pareja que se dio la vuelta en el acto

El Sr. Brief no daba crédito a lo que sus ojos estaban viendo. El Saiya y su niña estaban en la misma habitación, ella en pijama y él medio desnudo!

"Qué... qué está pasando aquí?!" Exclamó con los ojos abiertos como platos

"Nada, papá... Vegeta acaba de volver y quería que echara un ojo a esos raspones, pero ya se iba" Le encubrió Bulma

"Y me vas a decir que pretendías mirarle a oscuras? Me tomas por tonto o qué, Bulma? Y tú qué excusa quieres poner?!"

El Saiya se cruzó de brazos y miró cómo a Papá le temblaba el bigote de lo nervioso que estaba. Entonces llegó Mamá, que se había despertado al escuchar a su marido

"Qué pasa aquí? --preguntó ella también asomándose al interior de la habitación-- Vegeta-kun, has vuelto! Qué alegría tan grande!"Exclamó muy contenta

"Pero mamá! Es que no ves lo que está pasando? Tu hija iba a acostarse con ese alienígena!" Exclamó el doctor perturbado

"Y eso qué tiene de malo? También lo hacemos tú y yo" Respondió ella encogiéndose de hombros

"Pero...! Pero...! No puedo creerlo, él...!"

"Sí, vamos, dígalo, soy un asesino, y qué? Le he matado a usted? No, verdad? Pues entonces déjeme en paz de una maldita vez antes de que lo haga!" Exclamó Vegeta a su vez mientras le miraba con expresión furibunda

"Jamás permitiré que alguien como tú esté con Bulma! Ella se merece alguien mejor!"

"Basta ya! --Exclamó Bulma-- Papá, no estábamos haciendo nada malo! Y aunque así fuera, qué problema tienes, eh? Ya soy mayorcita para elegir a mi pareja y si se diera el caso de que quisiera acostarme con él lo haré te guste o no, oyes?!"

"La niña tiene razón, papá... Además, míralos, hacen una pareja estupenda..."

"No seré yo quien le explique a tus hijos que su padre es un psicópata asesino que viene de otro planeta!"

"Me parece genial, pero qué tal si dejas de sacar las cosas de contexto?! No me has oído decir que quiera tener hijos con él, o sí?!"

"Oh, vamos, chicos, calmaos...!" Dijo Mamá, y luego tomó a su marido del brazo y comenzó a susurrarle al oído. La cara del Dr. Briefs pasó de enfado a sorpresa en unos segundos para luego torcer el gesto y terminar suspirando con resignación al acabar mamá de hablar

"Oh, vale, está bien, haced lo que os de la gana... Me voy a dormir" Dijo con expresión derrotada y, soltándose del brazo de Mamá, se marchó de la habitación para asombro del resto

"Qué... qué le has dicho?"

"Oh, sólo le recordé el día que mi padre nos encontró juntos por primera vez... --se rió la mujer con voz dulce y luego suspiró --Bueno, me voy, hala, continuad con lo que estábais haciendo... Chao" Y saliendo de la habitación los sumió en penumbras al apagar la luz

Ambos dos se quedaron inmóviles unos momentos sin decir nada, acostumbrándose a la oscuridad que de nuevo reinaba allí

Vegeta se acercó a la ventana y la abrió, apoyándose en el alfeizar y mirando al exterior, a las luces de la ciudad tranquila.

"No sabía que le cayera tan mal a tu padre..."

"Bah... no le hagas caso... Con Yamcha le pasó lo mismo..."

Bulma vio el ceño hondo en su expresión y suspiró. Aunque no se la merecía pensó en darle una explicación

"Oye, Vegeta... Me alegro mucho de que hayas vuelto, sabes que nos tenías preocupadas... Quiero que sepas que no te guardo rencor por nada y que sigues teniendo aquí a una amiga..."

Él se volvió parcialmente y se sonrió ladino, como de costumbre, pero ella creyó leer algo de desilusión en su expresión. Ella suspiró "Sabes por qué no quiero que hagamos nada... No es que no me gustes, es que necesito una relación estable, normal, como la de todo el mundo... "

Estuvieron unos segundos en silencio, el Saiya de nuevo mirando por la ventana hasta que al final se pronunció para gran asombro de la chica "No te prometo nada..."

"Lo intentarás?" Preguntó en un susurro ilusionado. Su corazón se aceleró en unos segundos y se odió interiormente por caer siempre en la misma trampa de perdonar a los hombres que amaba una y otra vez

"Hum... --se cruzó de brazos con expresión muy seria-- No vayas a esperar de mí cosas que no son ni tampoco que deje de entrenar, o tonterías como esas..."

Bulma sonrió con una felicidad como hacía mucho tiempo que no tenía. Parecía ser que al fin Dios había escuchado sus ruegos y le había concedido otra oportunidad...

El hombre se dio la vuelta con un rápido giro de porte orgulloso y se acercó a ella. Tenía grandes planes para esa noche, en realidad llevaba todo el viaje de vuelta rumiando la manera de agradecerle su nueva condición de SSJ...

Miró profundamente en sus ojos azules mientras se sentaba a su lado, cada movimiento realizado con exquisita lentitud. Escuchó la respiración de la mujer hacerse más rápida al acercarse a ella y desabrochar con cuidado la parte de arriba de su pijama, recreándose en cada botón, en cada pliege de su ropa mientras la desnudaba

Cuando sintió sus manos finas sobre su duro pecho desnudo sonrió, reafirmándose aún más en su idea de hacerla pasar una noche como ninguna...

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Un rato más tarde, el Saiya miraba al techo con expresión serena, rodeando el cuerpo desnudo de la mujer con uno de sus brazos. Su pelo morado y suave descansaba, al igual que su cabeza, sobre el pecho del guerrero y se movían al compás de su pausada respiración.

Las finas sábanas blancas estaban revueltas y calientes sobre ellos, como un recordatorio del volcán que apenas acababa de dormirse bajo ellas. Sonrió ligeramente al recordar sus avatares nocturnos. Ella tampoco andaba mal en conocimientos sobre la asignatura, no... Aquella noche en la cuneta sólo había sido una prueba, el preliminar de lo que sería... Y en realidad había sido bueno... No recordaba a ninguna mujer tan entregada... aunque quizás se debía a que ella lo hacía por amor y no por lucro....

Pasó una mano por su pelo y siguió recorriendo hasta su pecho y su vientre liso y suave y ella gimió en sueños y acomodó mejor la cabeza en tal improvisada almohada. Vegeta suspiró y cerró los ojos, refugiándose en la corriente de su pelo...

Los primeros rayos de sol les habrían de encontrar dormidos...